Introducción
La adolescencia es una etapa evolutiva del ser hu mano caracterizada por una gran inestabilidad emocio nal debida a los múltiples cambios que se enfrentan, los cuales aumentan el nivel de estrés y pueden repercutir en desajustes psicológicos con consecuencias presentes y futuras. Por ello es de gran importancia identificar los factores de riesgo que pueden afectar la salud mental de los adolescentes (Kirchner, Ferrer, Forns y Zanini, 2011).
Asimismo, se trata de una etapa del ciclo vital en la cual los jóvenes afrontan numerosos obstáculos y de safíos, y se pueden llegar a producir transformaciones sustanciales, además de definirse la identidad y comen zar la elaboración de un proyecto de vida (Romero, Zapa ta, García-Mas, Brustad, Garrido & Letelier, 2010).
Fantin, Florentino y Correché (2005) señalan, de manera general, que los adolescentes varones tienen ma yor dificultad para controlar sus impulsos y para respetar las normas sociales vigentes, lo cual puede convertirse en un factor que incida en su adaptación social, así como en su rendimiento escolar. Sin embargo, es importante explicar que dichas conductas se consideran característi cas de esta etapa del desarrollo (Erikson, 1986). Por su parte, Millon y Everly (1985) consideran que durante la adolescencia no es posible hablar de una personalidad totalmente conformada y estable debido a que se trata de una etapa crítica, definida por fuertes cambios tanto hormonales como físicos que influyen directamente en los estados afectivos, normalmente oscilantes y frágiles, por lo que pueden llegar a causar malestar e incompren sión en las personas que rodean al adolescente.
Frente a situaciones generadoras de estrés, las perso nas suelen poner en marcha una serie de mecanismos que reciben el nombre de afrontamiento. Lazarus y Folkman (1986) lo definen como "aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarro llan para manejar las demandas específicas externas y/o in ternas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo" (p.141).
Romero et al. (2010) explican que la aparición tan to del estrés como de otras reacciones emocionales está influida por un proceso de evaluación cognitiva que la persona realiza acerca de la situación que afronta. Dicho proceso consta de dos fases: en la primera, la persona evalúa las consecuencias que la situación puede tener para ella (evaluación primaria); y en la segunda se eva lúan los recursos con los que se disponen para evitar o reducir las posibles consecuencias negativas de la situa ción, la cual por lo regular significa una amenaza o un desafío para la persona. De esta manera, la valoración secundaria propone la estrategia de afrontamiento que se llevará a cabo ante el estímulo, entendiéndose como un proceso psicológico que se realiza cuando la situación resulta amenazante para el bienestar físico o emocional de las personas. Es necesario aclarar que dicho proceso es cambiante y adaptativo, ya que las personas y el con texto interactúan de manera constante, lo que da como resultado que las estrategias de afrontamiento varíen en función del tipo de situación a resolver.
Kirchner, et al. (2011) mencionan que las estrate gias de aproximación (especialmente la de resolución de problemas, de reestructuración cognitiva y la de reeva luación positiva), así como las que se focalizan en el pro blema (estrategias más activas), están menos asociadas a la psicopatología. Por el contrario, las estrategias que se basan en la retirada (evitación cognitiva y conductual, aceptación resignada, descarga emocional, pensamiento basado en ilusiones y culparse a uno mismo) y las que se focalizan en la emoción están más asociadas a sintomato logia patológica. En este sentido, los autores piensan que los adolescentes con déficit en las estrategias de afronta- miento y baja autopercepción de las propias capacidades para manejar situaciones estresantes se asocian más con pensamientos suicidas.
Compas, et al. (1988) indican lo conveniente que es preparar a los adolescentes, especialmente a las mujeres, en el uso de estrategias de afrontamiento más efectivas (directas al problema) y sustituir las de tipo evitativas (a menudo ineficaces y que pueden incrementar el malestar psicológico). Los autores señalan que seria especialmente conveniente efectuar entrenamientos en técnicas de resolución de problemas -estrategia poco utilizada por adolescentes con ideación suicida-, ya que este tipo de intervenciones psicológicas también contri buye a la disminución de las estrategias de aceptación- resignación, una de las más frecuentes en el caso de las mujeres y que no resuelve las situaciones.
Que las mujeres tienden a compartir sus proble mas, buscan más apoyo en su resolución, se preocupan y experimentan más miedo al futuro que los varones, son elementos que argumentan Fantin, et al. (2005). Asimis mo, indican que el buscar soporte en personas e insti tuciones cuando se está en una situación de tensión es considerado algo positivo y adaptativo para afrontar los problemas, puesto que, en palabras de Cohen & Wills (1985), esto implica el manejo directo del problema a través de la orientación que otros puedan proveer y el control de las emociones negativas generadas.
De manera general, el apoyo social se encuentra relacionado con la salud y el bienestar del individuo por que ayuda a disminuir la tendencia a huir o evitar el problema. Los autores de referencia encontraron en su investigación que, comparados con las mujeres, los hom bres adolescentes tendían con mayor frecuencia a igno rar el problema a través de la distracción física; lo que revela también que tienden a negar la existencia de los problemas y buscan sentirse mejor y distraerse realizan do actividades deportivas. En cuanto al apoyo espiritual (religión), comparadas con los hombres, las mujeres tien den a utilizar más dicha estrategia cuando experimentan conflictos.
Por otro lado, Fantin, et al. (2005) sugieren que los adolescentes con un estilo de afrontamiento improducti vo, es decir, que tienden a preocuparse, autoinculparse y reservarse los problemas, pueden ser frágiles emocional mente y exhiben marcados cambios de conducta, lo cual genera desconcierto en los círculos de personas que les rodean. Otra característica que muestran es la descon fianza en sus propias capacidades, lo cual es evidencia de un sentimiento de inseguridad y desamparo.
En cambio, continúan, los adolescentes que pre sentan estilos de afrontamiento dirigidos a resolver sus problemas (que buscan ayuda profesional y se esfuerzan y comprometen en su resolución) suelen ser más eficien tes y conscientes de las normas sociales y evitan así situa ciones impredecibles. Su comportamiento y estado de ánimo suele ser estable y equilibrado, además, pueden ser extrovertidos, emocionalmente expresivos, tienden a buscar estímulos y experiencias novedosas e interesantes.
Romero et al. (2010) postulan que no existen es trategias de afrontamiento mejores ni peores en sí mis mas. Debido a su complejidad, se tendría que analizar su éxito o fracaso en función de diversos factores como el contexto, las características de la situación generadora de estrés, el momento vital del joven, los objetivos que se persiguen con determinado comportamiento y el apoyo social, entre otros.
Adolescencia y miedo
El miedo es una reacción emocional ante la pre sencia de un posible daño, lo cual activa una respues ta conductual. En otras palabras, hay un estímulo y se da una respuesta (Lynch & Martins, 2015). Se trata de una emoción negativa que puede llegar a cambiar tanto el comportamiento como las actitudes de las personas (Liew et al, 2014).
El miedo es natural y es un compañero del ser hu mano desde el inicio de su existencia (Delumeau, 2005; Marina, 2007; Michalcáková & Lacinová, 2009). Su in cremento a lo largo de la vida es complejo, se trata de una emoción básica que, si se extiende, puede convertirse en un miedo patológico y en fobia (André, 2005; Muris & Gobel, 2002; Liechtenstein & Annas, 2000; Ollendick, Langley, Jones & Kephart, 2001), lo cual podría llegar a entorpecer el desarrollo tanto personal, social como académico de los jóvenes (Orejudo, Fernández-Turrado y Briz, 2012).
Con relación a este último aspecto, en un estudio realizado por Liew, Lench, Kao, Yeh & Kwok (2014) en contraron que algunos de los estudiantes universitarios que tenían bajo rendimiento académico reportaron una alta intensidad de miedo al fracaso y miedos sociales en comparación con sus compañeros con alto rendimiento académico. Resultados similares encontraron Catlina, Stanescu & Mohorea (2012) y concluyeron que la efica cia académica, la inteligencia emocional y el logro aca démico están relacionados. Asimismo, encontraron que aquellos estudiantes que afrontaban de manera efectiva sus emociones negativas tenían mejor desempeño acadé mico que aquellos que no resolvían dichas emociones.
Por su parte, Putwain, Sander & Larkin (2013) mencionan que aquellos estudiantes que reportan tener emociones negativas de baja intensidad tienen un mejor desempeño académico.
Históricamente, la adolescencia ha sido relacio nada con cambios biológicos, psicológicos y sociales, además de un incremento en los conflictos entre padres e hijos, hechos que pueden marcar esta etapa con sen timientos de inseguridad y ambivalencia (Michalcáková & Lacinová, 2009), resultando en el incremento de mie dos. Los autores subrayan que los adolescentes rusos, por ejemplo, tienen miedo, en primer lugar, a perder a alguien (muerte de amigos y/o familiares), en segundo lugar se ubica el miedo al fracaso y al futuro, le siguen los miedos relacionados con la escuela. Los autores precisan que existen diferencias en la intensidad por género, ya que las mujeres reportan intensidades más elevadas que los hombres.
Desde otro ángulo, Haddad, Lissek, Pine & Lau (2011) refieren que muchos miedos sociales emergen de estímulos inicialmente neutrales, pero estos pueden cambiar al estar asociados a un aprendizaje a lo largo de la historia de la persona. Por ejemplo, hablar con pares puede empezar como una experiencia positiva, sin em bargo, si se es humillado en el encuentro social, la expe riencia puede convertirse en una que provoque miedo. La respuesta emocional está condicionada al estímulo social; los adolescentes desarrollan percepciones negati vas o positivas de sus relaciones sociales basados en el aprendizaje de sus experiencias pasadas.
En cuanto a este tema, Allwood, Bell & Horan (2011) plantean que los adolescentes que han experi mentado estímulos sociales, emocionales y/o cognitivos negativos, pueden estar afectados en su desarrollo psi cosocial, y que estas experiencias negativas inciden de alguna manera en sus futuras relaciones limitándolos en el establecimiento de redes sociales. En un momento dado, estos adolescentes podrían desarrollar trastornos como la fobia social.
García-López, Ingles & García-Fernández (2008) postulan que la fobia social es el desorden mental más común en los adolescentes. En su forma más negativa in cluye el incremento sustancial en la depresión, intentos suicidas, abuso de sustancias, poner poca atención a las clases, abandono escolar y victimización, entre otros. En algunos estudios se encuentra que el desorden de ansie dad social durante la adolescencia continúa durante la adultez y es más prevalente en las mujeres.
Leen-Feldner, Zvotensky & Feldner (2004) seña lan que existe la posibilidad de que se puedan desarrollar fobias sociales a partir de situaciones angustiosas repeti tivas. Mencionan que algunos pacientes diagnosticados con dicho trastorno cuentan cómo fueron marginados, humillados y martirizados por sus compañeros de escue la o que alguno de sus padres, o ambos, les menosprecia ban habitualmente. La ausencia de control sobre estas pequeñas situaciones traumáticas siempre supone un factor agravante en el desarrollo de una fobia social.
Considerando lo anterior, el objetivo del presente trabajo es identificar las estrategias de afrontamiento a las cuales recurren los adolescentes mexicanos ante si tuaciones que generan miedo.
Método
Diseño
El diseño fue no experimental con múltiples va riables continuas (Pedhazur & Pedhazur, 1991). En con secuencia, no hubo manipulación de las variables.
Participantes
La muestra quedó constituida por 400 adolescen tes mexicanos que viven en el Distrito Federal y estudian en escuelas secundarias (públicas o privadas): 50 % fue ron hombres y 50 % mujeres, la franja de edades osciló entre los 12 y 16 años (M = 13.90, DS = 0.96).
Instrumentos
Se utilizaron dos instrumentos. El primero, Inten sidad emocional ante situaciones que provocan miedo, mide el grado de miedo en nueve factores: a la violencia, a los animales, a estar solo, médicos, sociales, a lo des conocido, a la violencia doméstica, en la escuela y a la muerte (Reyes y Sierra, 2014). Está conformado por 52 reactivos con escala tipo Likert que va del cero al cuatro (nada, poco, regular, y mucho), cuya medida de adecua ción muestral (Kaiser-Meyer-Olkin [KMO]) fue de 0.93, y explicó el 49,32 % de la varianza y un coeficiente de Alfa de Cronbach de 0.93. El segundo fue un cuestio nario de preguntas abiertas en donde los participantes respondían qué harían ante cada una de las situaciones que componían la primera escala.
Procedimiento
Para la aplicación de los instrumentos se acudió a escuelas de nivel secundaria (públicas y privadas) de la Ciudad de México; se solicitó el consentimiento infor mado de las autoridades, así como de los padres de fami lia. Las aplicaciones se realizaron en los salones de clase, en los horarios establecidos por las autoridades escola res. El grupo de aplicación estaba conformado por tres integrantes, uno de ellos leyó las instrucciones en voz alta ante el grupo y puso un ejemplo. Se respondieron las dudas que surgieron, y los participantes comenzaron a responder los instrumentos, los cuales eran revisados al momento de la entrega por miembros del grupo de aplicación con la finalidad de comprobar que todos los reactivos estuvieran contestados. Una vez que todos los alumnos entregaban los instrumentos se agradecía la participación, tanto de los alumnos como de los profe sores. Cabe mencionar que se hizo entrega de un reporte con los resultados a las autoridades de las escuelas que participaron en la investigación.
Análisis de datos
Las estrategias de afrontamiento se clasificaron en seis categorías de acuerdo a lo propuesto por Lazarus (1991) y Losoya, Eisenberg & Fabes (1998). Las defini ciones de cada una se muestran a continuación en la Tabla 1, en la cual se observan las definiciones de las estrategias de afrontamiento.
Tipo de estrategia | Definición |
---|---|
Directo al problema | Cambiar la situación problemática. Se realiza alguna acción constructiva para cambiar el ambiente. |
Evitación | Evitar una situación problemática. Se abandona la situación estresante. Permanecer lejos o escapar. |
Agresión | Regular la emoción a través de agresiones físicas o verbales. Agredir físicamente o verbalmente, o tratar de herir. |
Distracción | Mantenerse ocupado para no pensar en la situación. Entretenimiento, jugar, comprometerse en una activi dad solitaria (leer, ver TV, escuchar música, etcétera). |
Desahogo emocional | Se realiza una acción para liberar la tensión con la finalidad de atraer la atención de otras personas y ob tener su ayuda (llorar, gritar, etcétera). |
Búsqueda de apoyo | Buscar apoyo de amigos, familiares o conocidos, es decir, de alguien que consideran puede ayudarlos a resolver el problema, ya sea para discutir o encontrar una solución o buscar ayuda espiritual (rezar). |
Fuente: Lazarus (1991) y Losoya, Eisenberg y Fabes (1998)
Para cada participante se calculó el número de veces que hacían uso de un tipo de estrategia de afrontamiento.
Posteriormente, se realizó una Prueba t para muestras independientes con la finalidad de comprobar si existían diferencias estadísticamente significativas en tre hombres y mujeres en las situaciones que provocan miedo y las estrategias de afrontamiento de las que se valen.
Después, se realizaron regresiones lineales (con el método paso a paso) por género, en las cuales se con sideró como variable dependiente las situaciones que provocan miedo (a los animales, violencia doméstica, a la muerte, violencia social, etcétera) y como variables in dependientes las estrategias de afrontamiento.
Resultados
En las tablas, a continuación, se muestran los principales hallazgos. En la Tabla 2 se muestran tanto las diferencias por sexo en la intensidad de las situaciones que provocan miedo como en las estrategias de afrontamiento.
En lo que respecta a la intensidad del miedo se en contraron diferencias estadísticamente significativas en todos los factores y fueron las mujeres quienes reporta ron las medias más altas en ocho de los nueve factores. Únicamente en miedo en la escuela los hombres reporta ron una media más alta.
Por lo que corresponde a estrategias de afrontamiento, las mujeres reportaron las medias más altas en desahogo emocional y búsqueda de apoyo. Los varones, por su parte, tuvieron las medias más altas en estrategias di rectas al problema, agresivas y de distracción. Cabe precisar que en cuanto a las estrategias evitativas no hubo diferen cia estadísticamente significativa.
En la Tabla 3 se presentan los resultados que se obtuvieron en el análisis de regresión lineal con respecto a las estrategias de afrontamiento que utilizan tanto los hombres como las mujeres ante el miedo a la muerte.
En el caso del miedo a la muerte (muerte de un familiar, morirte, perder a tu familia, etcétera), los hom bres utilizan estrategias evitativas y de distracción , mien tras que las mujeres realizan acciones directas al problema y de desahogo emocional , reportando en menor grado estra tegias de distracción y agresivas.
En la Tabla 4 se muestran las estrategias de afrontamiento a las cuales recurren los participantes (hom bres y mujeres) ante el miedo a lo desconocido.
Hombres | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | B | ß | IC 95 % | Variable | B | ß | IC 95 % |
Constante | 1.44 | [1.26, 1.61] | Constante | 0.20 | [-0.49, 0.91] | ||
Evitativas | 0.08 | 0.65 | [0.07, 0.09] | Directo al problema | 0.13 | 0.97 | [0.11, 0.15] |
Distracción | 0.36 | 0.56 | [0.30, 0.43] | Desahogo emocional | 0.07 | 0.87 | [0.05, 0.08] |
Búsqueda de apoyo | 0.10 | 0.46 | [0.08, 0.13] | Búsqueda de apoyo | 0.09 | 0.48 | [0.06, 0.11] |
Evitativas | 0.03 | 0.20 | [0.00, 0.05] | ||||
Distracción | -0.29 | -0.32 | [-0.37, -0.20] | ||||
Agresivas | -0.19 | -0.39 | [-0.24, -0.14] | ||||
R2 | 0.82 | R2 | 0.71 | ||||
F | 157.05** | F | 79.16** |
Nota: **p<0.01
Hombres | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | B | ß | IC 95 % | Variable | B | ß | IC 95 % |
Constante | -5.52 | [-6.32, -4.72] | Constante | 0.70 | [0.48, 0.92] | ||
Distracción | 0.76 | 0.84 | [0.67 , 0.85] | Desahogo emocional | 0.08 | 0.96 | [0.07, 0.08] |
Agresivas | 0.59 | 0.63 | [0.51, 0.67] | Directo al problema | 0.05 | 0.37 | [0.04, 0.06] |
Directo al problema | 0.18 | 0.60 | [0.15, 0.21] | Agresivas | -0.24 | -0.49 | [-0.28, -0.21] |
R2 | 0.82 | R2 | 0.80 | ||||
F | 160.38** | F | 308.50** |
Nota: ** p < 0.01
En lo que respecta a las estrategias de afronta- miento ante el miedo a lo desconocido (fantasmas, panteo nes, ruidos extraños, películas de terror, etcétera), los re sultados muestran que son las estrategias de distracción , las agresivas y las directas al problema las preferidas por los hombres.
Las mujeres, por otro lado, recurren más al desaho go emocional y las estrategias directas al problema , mientras que las estrategias de las que menos se valieron fueron las agresivas .
En la Tabla 5 se presentan los resultados obteni dos en el análisis de regresión lineal con respecto a las estrategias de afrontamiento que reportan utilizar los hombres y las mujeres ante los miedos médicos.
Ante los miedos médicos (doctores, enfermeras, dentistas, hospitales, inyecciones, etcétera), los hombres prefieren estrategias de distracción , agresivas y, en menor medida, las de búsqueda de apoyo.
Hombres | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | B | ß | IC 95 % | Variable | B | ß | IC 95 % |
Constante | -0.28 | [-0.46, -0.10] | Constante | 1.84 | [1.65, 2.03] | ||
Distracción | 0.43 | 0.66 | [0.38, 0.48] | Desahogo emocional | 0.06 | 0.60 | [0.05, 0.07] |
Agresivas | 0.44 | 0.65 | [0.39, 0.50] | Búsqueda de apoyo | -0.05 | -0.24 | [-0.08, -0.03] |
Búsqueda de apoyo | -0.15 | -0.67 | [-0.17, -0.13] | Agresivas | -0.33 | -0.54 | [-0.38, -0.27] |
R2 | 0.76 | R2 | 0.56 | ||||
F | 112.32** | F | 81.23** |
Nota: ** p < 0.01
Las mujeres refieren que utilizan más estrategias de desahogo emocional sobre las de búsqueda de apoyo y las agresivas.
En lo que respecta al miedo a los animales, en la Tabla 6 se muestran las estrategias de afrontamiento a las cuales recurren los hombres, por un lado, y las mu jeres por otro.
Ante el miedo a los animales (ratas, alacranes, ara ñas, serpientes, abejas, etcétera), los hombres mencio nan que buscan apoyo , realizan acciones para resolver el problema y no hacen uso del desahogo emocional. Caso contrario el de las mujeres, quienes privilegian la estra tegia del desahogo emocional y, como segunda opción, la de resolución del problema -al igual que sus compañeros varones, ellas también relegan las estrategias de distrac ción y evitativas -.
Ante la violencia doméstica los hombres reportan utilizar tres estrategias de afrontamiento, mientras que las mujeres reportan el doble. Estos resultados se mues tran en la Tabla 7.
Hombres | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | B | ß | IC 95 % | Variable B | ß | IC 95 % | |
Constante | -0.13 | [-0.77, 0.51] | Constante | 2.41 | [2.06, 2.76] | ||
Búsqueda de apoyo | 0.19 | 0.81 | [0.16, 0.22] | Desahogo emocional | 0.04 | 0.56 | [0.03, 0.04] |
Directo al problema | 0.07 | 0.31 | [0.04, 0.10] | Directo al problema | 0.05 | 0.43 | [0.03, 0.06] |
Desahogo emocional | -0.14 | -0.38 | [-0.19, -0.10] | Distracción | -0.20 | -0.26 | [-0.27, -0.13] |
Evitativas | -0.04 | -0.32 | [-0.06, -0.02] | ||||
Agresivas | -0.25 | -0.58 | [-0.28, -0.21] | ||||
R2 | 0.76 | R2 | 0.68 | ||||
F | 106.48** | F | 80.37** |
Nota: ** p < 0.01
Hombres | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | B | ß | IC 95 % | Variable | B | ß | IC 95 % |
Constante | -3.75 | [-4.60, -2.90] | Constante | 1.54 | [0.52, 2.56] | ||
Búsqueda de apoyo | 0.23 | 0.79 | [0.19, 0.26] | Evitativas | 0.10 | 0.55 | [0.06, 0.13] |
Directo al problema | 0.20 | 0.71 | [0.16, 0.23] | Búsqueda de apoyo | 0.07 | 0.32 | [-0.03, 0.10] |
Distracción | 0.25 | 0.30 | [0.15, 0.36] | Desahogo emocional | 0.02 | 0.26 | [0.00, 0.04] |
Directo al problema | -0.02 | -0.15 | [-0.05, 0.00] | ||||
Distracción | -0.27 | -0.26 | [-0.39, -0.15] | ||||
Agresivas | -0.26 | -0.47 | [-0.33, -0.19] | ||||
R2 | 0.75 | R2 | 0.53 | ||||
F | 105.74** | F | 36.49** |
Nota: ** p < 0.01
Hombres | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | B | ß | IC 95 % | Variable | B | ß | IC 95 % |
Constante | -1.89 | [-2.96, -0.82] | Constante | 0.27 | [-0.14, 0.69] | ||
Distracción | 0.58 | 0.58 | [0.42, 0.74] | Desahogo emocional | 0.84 | 0.87 | [0.07, 0.09] |
Agresivas | 0.37 | 0.36 | [0.20, 0.54] | Directo al problema | 0.06 | 0.38 | [0.04, 0.07] |
Búsqueda de apoyo | 0.11 | 0.33 | [0.04, 0.18] | Búsqueda de apoyo | 0.06 | 0.30 | [0.04, 0.08] |
Directo al problema | 0.05 | 0.15 | [0.00, 0.09] | Agresivas | -0.26 | -0.45 | [-0.30, -0.21] |
R2 | 0.74 | R2 | 0.72 | ||||
F | 73.09** | F | 124.87** |
Nota: ** p < 0.01
En el caso del miedo a la violencia doméstica (que te peguen tus papás, que te regañen, que haya peleas en tu casa, que se peleen tus papás, etcétera), los hombres (al igual que en el miedo a los animales) prefieren estrate gias de búsqueda de apoyo y directas al problema.
Las mujeres, por su parte, primero optan por es trategias evitativas , seguidas de búsqueda de apoyo y de des ahogo emocional .
Ante el miedo a estar solo, tanto hombres como mujeres mencionan que recurren a cuatro diferentes es trategias de afrontamiento, las cuales se muestran en la Tabla 8.
En cuanto al miedo a estar solo (salir solo a la calle, quedarte solo, estar solo, etcétera.), los hombres repor tan más acciones de distracción , seguidas de estrategias agresivas y de búsqueda de apoyo .
Las mujeres, por su parte, escogen más las estrate gias de desahogo emocional, seguidas de acciones directas al problema y de búsqueda de apoyo.
A continuación, se presentan las estrategias de afrontamiento a las cuales recurren los participantes ante el miedo en la escuela.
Ante las situaciones que provocan miedo en la es cuela (que te pregunten en clase, leer en voz alta en cla se, que te peguen tus compañeros, etcétera), los varones reportan que realizan estrategias agresivas , seguidas de acciones de distracción y de búsqueda de apoyo .
En el caso de las mujeres, son las de desahogo emo cional las estrategias más usadas, y las agresivas y evitativas las menos seleccionadas.
Hombres | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | B | ß | IC 95 % | Variable | B | ß | IC 95 % |
Constante | 4.83 | [3.78, 5.87] | Constante | 1.70 | [1.31, 2.08] | ||
Agresivas | 0.87 | 0.87 | [0.71, 1.04] | Desahogo emocional | 0.04 | 0.54 | [0.03, 0.05] |
Distracción | 0.60 | 0.62 | [0.45, 0.76] | Agresivas | -0.09 | -0.19 | [-0.14, -0.04] |
Búsqueda de apoyo | -0.24 | -0.71 | [-0.31, -0.17] | Evitativas | -0.03 | -0.22 | [-0.05, -0.12] |
Directo al problema | -0.24 | -0.75 | [-0.28, -0.20] | ||||
R2 | 0.74 | R2 | 0.47 | ||||
F | 74.08** | F | 57.79** |
Nota: ** p < 0.01
Hombres | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | B | ß | IC 95 % | Variable | B | ß | IC 95 % |
Constante | -5.03 | [-6.05, -401] | Constante | 1.19 | [0.53, 1.85] | ||
Directo al problema | 0.22 | 0.88 | [0.19, 0.26] | Desahogo emocional | 0.06 | 0.76 | [0.05, 0.07] |
Distracción | 0.62 | 0.81 | [0.51, 0.73] | Búsqueda de apoyo | 0.10 | 0.49 | [0.07, 0.12] |
Búsqueda de apoyo | 0.14 | 0.53 | [0.10, 0.17] | Evitativas | 0.07 | 0.40 | [0.04, 0.09] |
Evitativas | 0.06 | 0.43 | [0.04, 0.08] | Directo al problema | 0.02 | 0.16 | [0.00, 0.04] |
Distracción | -0.33 | -0.35 | [-0.41, -0.25] | ||||
Agresivas | -0.30 | -0.58 | [-0.34, -0.26] | ||||
R2 | 0.73 | R2 | 0.78 | ||||
F | 69.60** | F | 111.65** |
Nota: ** p < 0.01
En la Tabla 10 se presentan las estrategias de afrontamiento ante el miedo a la violencia social que utilizan los hombres y mujeres.
En el caso de los miedos a la violencia social (asesi natos, pistolas, drogadictos, que te asalten, que te secues tren, las balaceras, etcétera), los hombres señalan más las estrategias directas al problema y las de distracción . Las mujeres, por su lado, reportan llevar a cabo acciones de desahogo emocional y de búsqueda de apoyo; y en mucho menor grado, acciones de distracción y agresivas .
Finalmente, en el caso de las estrategias de afrontamiento ante los miedos sociales, tanto hombres como mujeres reportaron utilizar cuatro diferentes estrategias.
cir el nivel de miedo. La permanencia en el tiempo de un alto grado de esta emoción básica contribuye de for ma importante al desarrollo de trastornos de ansiedad y fobias, que pueden afectar el desarrollo psicosocial de quienes los padecen. Esto puede alcanzar niveles riesgo sos en la adolescencia al tratarse de una etapa en el cual los jóvenes enfrentan muchos obstáculos y desafíos.
Debido a los diversos cambios que se presentan en esta etapa, es común que los adolescentes generen en las personas que los rodean malestar e incomprensión,
Hombres | Mujeres | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | B | ß | IC 95 % | Variable | B | ß | IC 95 % |
Constante | 1.82 | [1.45, 2.20] | Constante | 3.02 | [2.45, 3.59] | ||
Búsqueda de apoyo | 0.15 | 0.58 | [0.11, 0.19] | Desahogo emocional | 0.02 | 0.31 | [0.01, 0.04] |
Evitativas | 0.03 | 0.25 | [0.01, 0.05] | Búsqueda de apoyo | -0.05 | -0.26 | [-0.08, -0.02] |
Distracción | -0.13 | -0.18 | [-0.25, -0.02] | Directo al problema | -0.04 | -0.27 | [-0.06, -0.01] |
Desahogo emocional | -0.19 | -0.45 | [-0.25, -0.13] | Agresivas | -0.30 | -0.56 | [-0.36, -0.23] |
R2 | 0.60 | R2 | 0.41 | ||||
F | 38.07** | F | 32.94 |
Nota: ** p < 0.01
En el caso de los miedos sociales (quedarse sin ami gos, no tener amigos, perder a tu novio, que se burlen de ti en la escuela, etcétera), los varones prefieren buscar apoyo y evitar , no realizan acciones de distracción . En tan to, las mujeres acuden al desahogo emocional , no buscan apoyo ni realizan acciones directas al problema.
Discusión
No existen estrategias de afrontamiento buenas o malas, más bien todas ellas ayudan a las personas a redu pero es importante tomar en cuenta que dichos cambios también pueden llegar a afectar su adaptación social.
Por ello, es necesario saber el tipo de estrategias de afrontamiento que usan los adolescentes ante situa ciones que les provocan miedo o, si por el contrario, su repertorio se limita a unas cuantas de ellas, ya que, como lo establecen Compas, Malcarne & Fondacaro (1988), se debe preparar a los adolescentes en el uso de estrategias efectivas de acuerdo a la situación que se les presenta porque, aun cuando el miedo es natural y un compañero del ser humano desde su nacimiento (Michalcáková & Lacinová, 2009), si no se resuelven las situaciones que lo originan, se corre el riesgo de que se convierta en patoló gico (King, Muris & Ollendick, 2002), obstaculizando el desarrollo psicosocial de los adolescentes.
Los resultados obtenidos en esta investigación mostraron que los hombres presentan una mayor fre cuencia en cuanto a la selección de estrategias de afrontamiento de distracción ante situaciones que provocan miedo, es decir, se mantienen ocupados para no pensar en la situación y realizan acciones como jugar, ver televi sión, escuchar música y, en un menor porcentaje (7 %), leer. Dichas estrategias fueron seleccionadas sobre todo en casos como el miedo a lo desconocido, a la violencia doméstica, a estar solo y miedo a la violencia social.
Las estrategias que ocuparon un segundo lugar para este grupo fueron las de búsqueda de apoyo. Los hombres recurren con mayor frecuencia a sus amigos en busca de ayuda, apareciendo maestros y familiares en un segundo plano. Estas estrategias fueron citadas ante situaciones de miedos médicos, estar solo, miedo a los animales y miedos sociales.
Las acciones directas al problema fueron las terce ras en ser preferidas como una alternativa para afrontar las situaciones ante el miedo a lo desconocido y a los animales, principalmente.
Afrontar la situación con acciones agresivas fue la estrategia que ocupó el cuarto lugar, y se aplicó ante mie dos en la escuela y miedos médicos. Destaca que, ante las burlas de sus compañeros, los adolescentes dijeron que "golpearían, insultarían y se vengarían" de estos.
Por último, aparecen acciones evitativas ante si tuaciones de miedo a la muerte y de violencia social. En cuanto al miedo a la muerte, evitar pensar en ello fue la estrategia más usada; mientras que la estrategia de alejar se, seguida de evitar el lugar en donde saben que puede llegar a ocurrir la situación, fueron las estrategias de uso ante el miedo a la violencia social.
En cuanto a las estrategias de desahogo emocio nal, estas son las menos probables a ser utilizadas por los varones. Caso contrario el de las mujeres, quienes recurren con mayor frecuencia a las estrategias de afrontamiento de desahogo emocional en situaciones de mie do a la muerte, a lo desconocido, a los animales, a estar solas; en la escuela, a la violencia social, a los miedos sociales y a los miedos médicos. La estrategia que fue reportada con más frecuencia fue "llorar", seguida de "gritar".
Las estrategias que resaltan en segundo lugar son las directas al problema, las cuales eligen en situaciones como miedo a la muerte y a los animales, principalmente.
En lo que se refiere a la búsqueda de apoyo, la res puesta de las mujeres enfatiza que recurren a las amigas, rezan y, después, a la familia, ante situaciones como la violencia social y doméstica.
Finalmente, las mujeres señalan que las acciones evitativas son las más utilizadas ante el miedo a los ani males, la violencia doméstica y la muerte. La mención de que se alejarían o se irían aparece en segundo término y en menor medida que se "escaparían" de ese lugar.
Las estrategias agresivas y de distracción son me nos usadas por las mujeres en situaciones de miedo a los animales, estar solas, miedo a la violencia social y miedos domésticos.
Es necesario considerar que en ocasiones los mie dos surgen de situaciones o estímulos que son inicial mente neutrales, pero que pueden cambiar y pasar de un miedo normal a uno patológico que impida el desarrollo psicosocial de los adolescentes, quienes en algunas oca siones pueden llegar a desarrollar algún tipo de adicción o trastorno.
La principal función del miedo es la protección del organismo (André, 2005). Esta emoción funciona como una señal de alarma, pero cuando se encuentra mal calibrada y se activa ante un estímulo menor, en lu gar de preparar a las personas, las mantiene en un cons tante estado de alerta, lo que puede llegar a provocar el desarrollo de trastornos de ansiedad. Debido a esto, es preciso resolver las situaciones que provocan miedo, y el poseer una amplia variedad de estrategias de afrontamiento ayudaría a los adolescentes a resolver de mejor manera dichas situaciones, apoyándolos en el desarrollo de un proyecto de vida más sano.