Introducción
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, 2014) sostiene que el uso de sustancias psicoactivas ha aumentado en los últi mos años, hasta el punto de haberse convertido en un problema de salud pública alarmante. El consumo cre ce en la medida en que surgen nuevos tipos de sustan cias, formas de uso y comercialización; sin embargo, las cifras son imprecisas, pues resulta difícil conocer los datos, sobre todo en contextos de comercialización como la web. Entre el 3,4 % y el 6,6 % de la población mundial entre 15 y 64 años de edad ha consumido alguna droga ilícita en algún momento de su vida, es pecialmente sustancias del grupo de cannabis (2,6 % y 5,0 %), opioides (0,3 % y el 0,4 %), estimulante de tipo anfetamínico (0,3 % a 1,2 %), heroína (0,3 % al 0,5 %) y cocaína (0,3 % a 0,4 %) (UNODC, 2014).
En un acercamiento al consumo de drogas en América Andina, la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas de la Organización de los Estados Americanos desde la Comunidad Andina (2012) evidenció que la marihuana es la droga de ma yor consumo (69,06 %) en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, al igual que en Chile (Observatorio Chileno de Drogas, 2013) y España (Hernández et al., 2009; Ji ménez, Beamonte, Marqueta, Gargallo & Nerín de la Puerta, 2009; Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías, 2011; Basurto López García & Molina, 2011). No obstante, existe una variación en cada país sobre la segunda sustancia de alto consumo, siendo esta los hongos alucinógenos en Bolivia, Dietilamidade +Ácido Lisérgico (LSD-25) en Colombia, cocaína en Ecua dor e inhalantes en Perú (Comunidad Andina, 2012). Además, Colombia presenta la mayor tasa de consumo y facilidad de adquisición de marihuana (Salazar & Arrivillaga, 2004; Trujillo, Forns & Pérez, 2007; Montoya, Cunningham, Brands, Strike & Miotto, 2009), en tanto que los jóvenes de nuestro país poseen la menor percepción de riesgo sobre el consumo de la droga, contrario a lo que sucede en Bolivia, donde los jóvenes tienen una alta percepción de riesgo respecto el consumo frecuente de la sustancia, aunque de manera irónica, cuentan con la tasa más alta de abuso y dependencia a pesar de tener menor acceso a (Ministerio de Salud y Protección Social, 2011).
Según la American Psychiatric Association (2013), el término droga posee un uso variado, puesto que, en medicina, se refiere a las sustancias destinadas a preve nir o curar una enfermedad y aumentar la salud física o mental; en farmacología, se entiende como un tipo de sustancias químicas que alteran los procesos fisiológicos y bioquímicos de los tejidos que componen un organis mo; sin embargo, las sustancias autoadministradas y uti lizadas con fines no médicos sino por sus efectos en los procesos mentales, se denominan sustancias psicoacti vas, ilegales unas, como marihuana, cocaína, opio, entre otras, y otras legales, como tabaco y alcohol, capaces de producir cambios en la percepción, conciencia, estado de ánimo y comportamiento del consumidor (American Psychiatric Association, 2013).
Villalobos et al. (2011) explican que los efectos de las sustancias psicoactivas son diversos y dependen del tipo de sustancia, como también de la cantidad o fre cuencia de consumo. Eso sí, todas pueden provocar sen saciones placenteras de euforia o desesperación y hacen que el consumidor incremente sus niveles de utilización para eliminar efectos desagradables que provienen del inacceso a ellas.
La Organización Mundial de la Salud (2010) sos tiene que una variedad de sustancias psicoactivas pueden producir efectos relativos según la cantidad consumida; el alcohol, por ejemplo, en dosis bajas, tiene efectos es timulantes que conllevan a la agitación o hiperactividad y agresividad, mientras que a niveles altos produce seda ción. Por otra parte, en cualquier medida y dependiendo de la sustancia psicoactiva, este tipo de drogas produce daños que pueden ser físicos (hepatitis a causa de sus tancias inyectadas) o mentales (episodios de trastorno depresivo), pues los fenómenos conductuales, cognitivos y fisiológicos que se presentan tras el uso de la sustancia desarrollan un fuerte deseo de continuar el consumo.
En la misma línea, en un informe sobre la salud en el mundo soportado en trabajos investigativos sobre el tema, la OMS (2013) manifiesta que el uso de sustan cias psicoactivas se relaciona con factores sociales y de salud, tales como: enfermedades por transmisión sexual, embarazos no planeados, daños contra la propia vida, violencia, maltrato y conflictos en la familia, deserción escolar, accidentes de tráfico, laborales y domésticos, to dos los cuales se intensifican en personas con condiciones económicas vulnerables y bajo acceso a servicios en salud.
Barbieri, Trivelloni, Zani y Palacios (2012) seña lan que las primeras sustancias psicoactivas que consu men los jóvenes son bebidas alcohólicas o cigarrillo, y encuentran nuevas formas de uso a partir de la mezcla de sustancias psicoactivas legales o ilegales, que les per miten obtener mayores y más duraderos cambios en su sistema nervioso central. Estas prácticas modifican las condiciones físicas y químicas del organismo para luego alterar su estructura, dando como resultado anomalías en el procesamiento cognitivo y en funciones de com portamiento.
El Gobierno de la República de Colombia (2013) refiere que en el país el alarmante aumento del uso de sustancias psicoactivas se manifiesta en forma paralela en su formación educativa, pues los diferentes contextos en que se desenvuelven facilitan situaciones sociales y personales, que causan serios problemas, como el uso temprano de licor, tabaco y marihuana, siendo actual mente estas las sustancias de mayor consumo. Así en tonces, al pasar a la universidad, los estudiantes entran en una etapa de alta vulnerabilidad, caracterizada por niveles altos de consumo de alcohol y tabaco (Prieto et al., 2012), sustancias psicoactivas que, solas o combina das, constituyen un factor de riesgo para la transición ha cia el consumo de otras, como la cocaína, cuyo empleo tiende a presentarse a medida que avanzan los estudios superiores (Morales et al., 2011).
Albarracín & Muñoz (2008) confirman que las situaciones para consumir se incrementan con la llega da al ambiente universitario, ya que en estas circunstan cias, las posibilidades de acceso a la compra de bebidas embriagantes, tabaco u otras sustancias son mayores. En estos escenarios se presenta un menor control del tiempo por parte de los padres; las interacciones cultura les, sociales y económicas tienen un impacto directo en estos jóvenes, con consecuencias negativas en el inicio del consumo de sustancias psicoactivas o el consecuente fortalecimiento de uso, que se enmarca en la búsqueda de aceptación social en el grupo de amigos.
En tal contexto y en la búsqueda de una socie dad fundamentada en parámetros de salud y bienestar, resulta relevante considerar a los jóvenes universitarios como población vulnerable, siendo el presente estudio un acercamiento al problema desde los factores que con tribuyen al consumo de sustancias psicoactivas. En co herencia con tal precepto, este trabajo tiene por objetivo describir asociar el consumo de sustancias psicoactivas con factores sociodemográficos en estudiantes de pre grado de una institución privada de educación superior de San Juan de Pasto, en el departamento de Nariño, Colombia.
Método
Diseño
El presente trabajo se ampara bajo el paradigma cuantitativo, fue un estudio de tipo descriptivo de corte transversal no experimental (Hernández, Fernández & Baptista, 2010).
Participantes
La información del presente artículo proviene del proyecto "factores sociodemográficos en el consumo de sustancias psicoactivas en estudiantes universitarios", un estudio transversal realizado en Pasto, Colombia por los tres investigadores que la desarrollaron. Los datos se ob tuvieron de 1.018 estudiantes universitarios, matricula dos financiera y académicamente en cuatro instituciones universitarias, una pública y tres privadas de la ciudad de San Juan de Pasto Colombia. Muestra estimada me diante el llamado muestreo conglomerado proporcional (Leary, 2008). Estos conglomerados se escogieron por conveniencia, esto es, correspondieron a las institucio nes que admitieron su participación en la investigación, y cada institución estuvo representada proporcional mente en la muestra total (5 %).
Para el presente artículo se retoma una de las instituciones privadas, cuya población fue de 5.242 es tudiantes. Se estratificó de acuerdo con el número de facultades y programas académicos, y se encuestó un nú mero de estudiantes proporcional a cada uno de los es tratos definidos, así la muestra fue de 242 participantes.
Instrumento
Se construyó un cuestionario con base en fac tores sociodemográficos que se asocian al consumo de sustancias psicoactivas (Albarracín & Muñoz, 2008); en este se consideraron factores como: sexo, edad, estrato socioeconómico, estado civil, semestre, facultad, tipo de sustancia consumida, y consumo de sustancias psi- coactivas respecto al consumo de alcohol, es decir, si este último se daba antes, durante o después de la ingestión de otra droga. Inicialmente se validó el contenido del cuestionario por parte de tres jueces, quienes valoraron la construcción del cuestionario según los criterios de: pertinencia, claridad, coherencia y grado de compren sión de los ítems. Se continuó con una prueba piloto con 50 estudiantes de diferentes facultades, para verifi car la comprensión de los ítems, el tiempo que tomaba contestarlo y la calidad psicométrica del mismo. El cues tionario final se ensambló con los ítems que presentaron alta confiabilidad estadística, dando como resultado un Alfa de Cronbach de 0,97 para todo el cuestionario.
Procedimiento
La aplicación del instrumento se realizó durante el primer semestre del año 2015 bajo el aval del Comité de Ética de la Universidad de Nariño y permiso de cada institución universitaria participante. Cada estudiante diligenció el correspondiente consentimiento informa do, atendiendo a la confidencialidad del manejo de da tos y participación voluntaria. El cuestionario fue trami tado por los participantes con papel y lápiz, de manera autoadministrada. En el proceso de análisis de datos, se utilizó el programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 19.0 con el fin de describir la población y el consumo de sustancias psicoactivas en la muestra seleccionada. También se utilizó la estadís tica descriptiva en variables como sexo, edad, semestre, número de hijos, programa, facultad, personas que le sostienen, personas que le financian la carrera, estrato socioeconómico, estado civil, personas con quien vive. Para las asociaciones entre variables demográficas y va riables de consumo de alcohol, se utilizó la prueba de Chi cuadrado.
Resultados
Con relación a los factores sociodemográficos (Ta bla 1), se observa que de 242 estudiantes consultados, 135 fueron hombres (55,78 %), 105 mujeres (43,39 %) y dos personas no respondieron (0,83 %). El rango de edad de los participantes osciló entre 17 y 45 años, la media de edad fue 21,35 años y el 87,2 %, es decir, 211 personas se encontraban entre edades de 18 y 25 años. Se destaca la predominancia de: el estado civil de sol tería (92,6 %), el estrato socioeconómico bajo con un 38,8 %, así como el hecho de que el financiamiento de la carrera profesional en su mayoría es responsabilidad de los padres (77,3 %).
Características sociodemográficas | |||
---|---|---|---|
Indicador | % | Indicador | % |
Sexo | Facultad | ||
Mujer | 43,39 | Ingeniería | 7 |
Hombre | 55,78 | Ciencias Administrativas y Contables | 24 |
No respondieron | Ciencias Sociales y Humanas | 42,6 | |
Edad 17 a 45 años (M= 21,35) | Educación | 15,3 | |
Semestre | Arquitectura y Bellas Artes | 11,2 | |
Primero | 14 | Le financia la carrera profesional | |
Segundo | 9,9 | Madre/Padre | 77,3 |
Tercero | 23,6 | Hermanos | 3,3 |
Cuarto | 13,2 | Abuelos | 0,4 |
Quinto | 13,2 | Tíos | 1,2 |
Sexto | 7,9 | Financia él o ella mismo/a | 12,4 |
Séptimo | 1,7 | Pareja | 1,2 |
Octavo | 14,9 | Otro | 4,1 |
Noveno | 8 | Estrato socioeconómico | |
Decimo | 8 | Bajo-bajo | 23,6 |
Tiene hijos | Bajo | 38,8 | |
No | 83,9 | Medio-bajo | 32,6 |
Sí | 16,1 | Medio | 4,5 |
Número de hijos | Medio-alto | 0,4 | |
Cero | 83,9 | Estado civil | |
Uno | 14,0 | Soltero | 92,6 |
Dos | 1,7 | Unión Libre | 5,8 |
Tres | 0,4 | Casado | 1,7 |
Características relacionadas al consumo de sustancias psicoactivas | |||
Indicador | % | Indicador | % |
Consume drogas | Consumo de drogas con alcohol | ||
Sí | 21,9 | Sí | 14 |
No | 78,1 | No | 86 |
Consume drogas respecto a consumo de alcohol | Tipo de droga que consume junto al con sumo de alcohol | ||
Antes | 3,3 | Consumo de cocaína | 9,1 |
Durante | 12,4 | Consumo de ácidos | 5 |
Después | 1,7 | Consumo de marihuana | 11,2 |
Consumo de bazuco | 0,4 | ||
Consumo de éxtasis | 2,5 | ||
Consumo de opio | 1,2 |
En la misma Tabla 1 se evidencia que el 21, 9 % de los participantes, equivalente a 53 personas, consume sustancias psicoactivas ilegales, entre las cuales se destacan: marihuana (11.2 %), cocaína (9.1 %) y ácidos (5 %). De todas estas, 36personas refieren consumirlas antes, durante o después del consumo de alcohol (14,0 %), sien do durante el consumo de alcohol (12,4 %), el momento preferido, es decir, simultáneamente.
Sí | % | No | % | N/R % | Total | % | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Hombres | 42 | 17,4 | 89 | 36,8 | 4 1,7 | 135 | 55,8 |
Mujeres | 11 | 4,5 | 90 | 37,2 | 4 1,7 | 105 | 43,4 |
N/R | 2 | 0,8 | 2 | 0,8 | |||
Total | 53 | 21,9 | 181 | 74,8 | 8 3,3 | 242 | 100 |
De acuerdo con la Tabla 2, los hombres (17,4 %) consumen más sustancias psicoactivas que las mujeres (4,5 %); esta diferencia es estadísticamente significativa al realizar una prueba de Chi cuadrado (p = 0.004).
Edad | Sí | % | No | % | N/R | % | Total | % |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
17 a 20 años | 22 | 9 | 94 | 39 | 5 | 2 | 121 | 50 |
21 a 25 años | 25 | 10,5 | 62 | 25,8 | 3 | 1 | 90 | 37,3 |
26 a 30 años | 6 | 2,4 | 21 | 8,7 | 0 | 0 | 27 | 11,1 |
31 a 35 años | 0 | 0 | 2 | 0,8 | 0 | 0 | 2 | 0,8 |
36 a 45 años | 0 | 0 | 2 | 0,8 | 0 | 0 | 2 | 0,8 |
Total | 53 | 21,9 | 180 | 75,3 | 8 | 3 | 242 | 100 |
La Tabla 3 muestra que los estudiantes con eda des entre 21 y 25 años son quienes mayormente consu men sustancias psicoactivas (10,3 %), sin embargo, esta cifra es cercana a la de los estudiantes de 17 a 20 años, que ocupan el segundo lugar con el 9 % de consumo de SPA, en tanto que el menor consumo lo reportan los estudiantes mayores de 26 años con 6 personas (2,4 %).
Consumo | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Facultad | Sí | % | No | % | N/R | % | Total | % |
Ingeniería | 10 | 4,1 | 7 | 2,9 | 0 | 0 | 17 | 7 |
C. Adm. y Contables | 7 | 2,9 | 50 | 20,7 | 1 | 0,4 | 58 | 24 |
C. Sociales y Humanas | 25 | 10,3 | 74 | 30,6 | 4 | 1,7 | 103 | 42,6 |
Educación | 2 | 3,8 | 33 | 18,2 | 2 | 25,0 | 37 | 15,3 |
Arquitectura y artes | 9 | 3,7 | 17 | 7,0 | 1 | 0,4 | 27 | 11,2 |
Total | 53 | 21,9 | 181 | 74,8 | 8 | 3,3 | 242 | 100 |
Consumo | Estrato | |||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
1 | % | 2 | % | 3 | % | 4 | % | 5 | % | 6 | % | |
Sí | 7 | 2,9 | 18 | 7,4 | 25 | 10,3 | 3 | 1,2 | 0 | 0 | 0 | 0 |
No | 49 | 20,2 | 71 | 29,3 | 51 | 21,1 | 8 | 3,3 | 1 | 0,4 | 0 | 0 |
N/R | 1 | 0,4 | 3 | 1,2 | 3 | 1,2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Total | 57 | 23,6 | 92 | 38,0 | 79 | 32,6 | 11 | 4,5 | 1 | 0,4 | 0 | 0 |
Se evidencian diferencias estadísticamente signifi cativas del consumo de sustancias psicoactivas respecto a la facultad (p=0,001). La Facultad de Ciencias Sociales y Humanas sobresale con el mayor consumo (10,3 %), equivalente a 25 estudiantes, seguida de la Facultad de Ingeniería con 10 estudiantes que reportan consumir al gún tipo de sustancia psicoactiva (4,1 %). Las facultades con menor consumo para este estudio son: la de Educación con 2 estudiantes (3,8 %) y la de Ciencias Admi nistrativas y Contables con 7 de sus estudiantes (2,9 %).
Se encuentran diferencias estadísticamente signi ficativas al considerar el consumo de sustancias psicoac tivas en relación con el estrato socioeconómico (0,004). En este sentido se destaca el estrato medio bajo con 25 personas que consumen algún tipo de sustancia (10,3 %), el estrato bajo con 18 estudiantes (7,4 %), y 7 estudiantes (2,9 %) del estrato bajo-bajo (Tabla 5).
Sexo | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Momento de consumo | Hombre | % | Mujer | % | N/R | % | total | % |
Antes | 7 | 2,9 | 1 | 0,4 | 0 | 0 | 8 | 3,3 |
Durante | 25 | 10,3 | 5 | 2,1 | 0 | 0 | 30 | 12,4 |
Después | 4 | 1,7 | 0 | 0 | 0 | 0 | 4 | 1,7 |
En cuanto al momento preferente de consumo de sustancias psicoactivas en relación al consumo de alco hol, 25 estudiantes (10,3 %) reportan consumir sustan cias psicoactivas durante el consumo de alcohol, mien tras que siete estudiantes (2,9) prefieren el momento previo al consumo de alcohol (Tabla 6). En este mismo sentido, se encontró que la diferencia entre consumo de sustancias psicoactivas durante el consumo de alcohol con la variable sexo es estadísticamente significativa (p=0,001) y con facultad (p= -0,009); asimismo, las variables consu mo de sustancias psicoactivas antes del consumo de alcohol y después del consumo de alcohol , se asociaron significativa mente con facultad (p= -0,064 y p= -0,055). El consumo de sustancias psicoactivas durante el consumo de alcohol fluctúa en función de semestre (0.000).
Sexo | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Tipo de SPA | Hombre | % | Mujer | % | N/R | % | total | % |
Cocaína | 20 | 8,3 | 2 | 0,8 | 0 | 0 | 22 | 9,1 |
Ácidos | 9 | 3,7 | 3 | 1,2 | 0 | 0 | 12 | 5 |
Marihuana | 20 | 8,3 | 7 | 2,9 | 0 | 0 | 27 | 11,2 |
Bazuco | 0 | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 | 1 | 0,4 |
Éxtasis | 5 | 2,1 | 1 | 0,4 | 0 | 0 | 6 | 2,5 |
En la Tabla 7 se observa que los hombres son quienes principalmente consumen sustancias psicoactivas, especialmente cocaína y marihuana, 20 hombres reportan consumirlas (8,3 %). La marihuana es la sus tancia más consumida por las mujeres con un 2,9 %, equivalente a 7 estudiantes. Una minoría reporta con sumir ácidos, 9 hombres (3,7 %) y 3 mujeres (1,2 %). El consumo de cocaína, a su vez, tuvo una asociación significativa con las variables sexo (p=0.001), con quien vive (p=0,020), facultad (p=0,031) y estrato socioeconómico (p= -155).
El consumo de ácidos por su parte presenta di ferencias estadísticamente significativas con la variable facultad (p= -0,062) y programa (p= -0,046). El consumo de marihuana tuvo diferencias estadísticamente signifi cativas con estado civil (p= 0.002) y facultad (p= -0,014), además de asociarse con semestre (0,000). Finalmente el consumo de bazuco y el consumo de opio presentan diferencias estadísticamente significativas con la variable facultad, p= -0,095 y p= -0,061 respectivamente. Para el caso del opio, existe asociación estadística con la variable de estrato socioeconómico (-0,088). En la Tabla 8, se de tallan los valores de las asociaciones estadísticas.
Discusión
A diferencia de investigaciones como la de Cáceres, Salazar, Varela & Tovar (2006), la presente investiga ción encontró que el consumo de drogas en jóvenes es tudiantes universitarios es elevado (21,9 %). Pero, como afirman dichos autores, el problema de salud al respecto es muy grande y amerita una atención especial, teniendo en cuenta los altos niveles de dependencia física y psico lógica, sin mencionar las consecuencias sobre el organis mo y los efectos en la calidad de vida. Esta situación es confirmada por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2014), al referir que el consumo es cada vez mayor, constituyéndose progresivamente en un problema de salud pública.
Consumo de SPA | SPA y alcohol | SPA antes del consumo de alcohol | SPA durante del consumo de alcohol | SPA después del consumo de alcohol | Cocaína | Ácidos | Marihuana | Bazuco | Opio | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
P | P | P | P | P | P | P | P | P | P | |
Sexo | 0,000 | 0,003 | 0,071 | 0,001 | 0,076 | 0,001 | 0,180 | 0,048 | 0,257 | 0,715 |
Edad | 0,805 | 0,222 | 0,522 | 0,111 | 0,213 | 0,307 | 0,665 | 0,632 | 0,210 | 0,014 |
Semestre | 0,006 | 0,000 | 0,472 | 0,000 | 0,348 | 0,278 | 0,074 | 0,000 | 0,720 | 0,382 |
Facultad | 0,001 | -0,010 | -0,064 | - 0,009 | - 0,055 | 0,031 | -0,062 | -0,014 | - 0,095 | -0,061 |
Programa | 0,152 | 0,035 | -0,060 | 0,030 | -0,041 | 0,059 | -0,046 | 0,018 | - 0,090 | - 0,057 |
Tenencia Hijos | 0,539 | - 0,049 | 0,081 | - 0,074 | - 0,031 | -0,096 | 0,100 | 0,013 | 0,028 | - 0,052 |
Número de hijos | 0,961 | -0,018 | 0,075 | - 0,039 | -0,018 | -0,060 | 0,093 | 0,029 | 0,026 | - 0,036 |
Persona que le sostiene | 0,239 | - 0,085 | 0,093 | -0,084 | -0,094 | -0,083 | 0,028 | 0,044 | 0,032 | - 0,036 |
Persona que le financia la carrera | 0,756 | 0,014 | 0,033 | - 0,006 | -0,168 | -0,007 | 0,030 | 0,019 | 0,033 | -0,114 |
Estrato socioeconómico | 0,004 | -0,185 | -0,083 | -0,140 | - 0,088 | -0,054 | -0,155 | -0,130 | -0,104 | -0,088 |
Estado civil | 0,558 | 0,114 | 0,052 | 0,106 | 0,036 | 0,089 | 0,054 | 0,002 | 0,018 | 0,032 |
Vive con | 0,313 | 0,091 | 0,042 | 0,088 | 0,022 | 0,020 | 0,134 | 0,075 | 0,045 | -0,012 |
La sustancia psicoactiva ilegal que más consu men los estudiantes universitarios es la marihuana (11.2 %),dato que coincide con los resultados de varios estudios e informes a nivel nacional (Salazar & Arrivillaga, 2004; Cáceres et al., 2006; Trujillo et al, 2007; Montoya et al., 2009; Ministerio de Salud y Protección Social de la República de Colombia, 2011), como también con estudios e informes a nivel internacional (Hernández et al., 2009; Jiménez et al., 2009; Basurto et al., 2011; Prieto et al., 2012; Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías, 2011; Comunidad Andina, 2012; Observatorio Chileno de Drogas, 2013). Esto co rrobora no solo la existencia continuada del riesgo en los países en desarrollo sino de los efectos negativos asociados en diferentes esferas.
Para los trabajos en mención, las razones por las cuales la marihuana es la sustancia psicoactiva ilícita que más se consume es la creencia de ausencia de nocividad en comparación con otras sustancias psicoactivas ilega les, siendo considerada además como una sustancia na tural, no adictiva y controlable cuando la consumen de manera ocasional o recreativa (Cáceres et al., 2006).
Por otra parte, contrario a lo encontrado en el pre sente estudio, autores como Rodríguez, Hernández & Fernández (2007) plantean que en el consumo de drogas ilícitas no existen diferencias significativas entre hom bres y mujeres. No obstante, la significativa diferencia de sexo respecto al consumo de sustancias psicoactivas en general (p<0.05), incluso con la variable de consumo de sustancias simultáneo al consumo de alcohol, permiten confirmar la asociación. Hallazgos como el de Contreras, Molina & Cano (2012) lo reiteran, al afirmar que el sexo admite diferencias significativas y son los hombres quienes consumen más sustancias psicoactivas ilícitas. Se genera así una situación relevante de tratar, puesto que tanto sustancias psicoactivas legales como ilegales producen daño físico, psicológico y de comportamien to, situación que se agrava al considerar hallazgos reve ladores, como el uso de sustancias psicoactivas ilegales combinadas con el de alcohol, es decir, un policonsumo de sustancias legales con ilícitas, fenómeno que además eleva el riesgo de sufrir problemas físicos y psiquiátricos (Connor, Gullo, White & Kelly, 2014).
En cuanto a la variable semestre, se observó que existe una asociación con varios de los factores analiza dos, así, el consumo de sustancias psicoactivas, especial mente el consumo de marihuana varía en función de estos. Ello concuerda con el hecho de encontrar menor consumo de sustancias psicoactivas ilícitas y lícitas a medida que avanza la carrera o, de acuerdo con otros autores, al encontrar que en el inicio de la carrera es cuando más se consumen, resultado contrapuesto a lo encontrado en investigaciones como la de Morales et al., (2011), cuya relación funcional en esta variable tiene un comportamiento no lineal, a través del desarrollo de la carrera, ya que se comprometen factores como la carga curricular o la jornada de estudio, así como otras varia bles de las áreas funcionales de individuo como el desa rrollo madurativo (Camacho, 2005).
Respecto al estrato socioeconómico, se encontra ron mayores porcentajes de consumo en los estratos me nores y diferencias estadísticamente significativas frente al consumo de sustancias psicoactivas en general, coin cidiendo tal hallazgo con lo afirmado por Quimbayo & Olivella (2013), así como por Vega & Aramendi (2011), quienes encuentran que el mayor consumo se da en los estratos 2 y 3. Igualmente el Ministerio del Interior y de Justicia, el Ministerio de la Protección Social y la Di rección Nacional de Estupefacientes (2009) concuerdan en lo mismo, al mencionar que en términos de estrato socioeconómico, los mayores niveles de "abuso" y "dependencia" se encuentran en los estratos 1 y 2 (p.5).
Con relación a la edad, aunque no se evidencia ron asociaciones con el consumo de sustancias psicoactivas p>0,005, los porcentajes sí evidencian diferencias considerables, de modo que los menores de 25 años son quienes más consumen algún tipo de sustancia psicoactiva. Quizá ello se explica porque el ser humano logra consolidar su personalidad en su etapa de madurez y deja a un lado lo que puede afectarle. Según Cloninger (1998) y la teoría integradora de la personalidad, existen diferencias individuales, que se desarrollan en las dimen siones del temperamento, entre las cuales se encuentran: la evitación del daño, procurando realizar conductas que generen estabilidad para alcanzar los objetivos de vida trazados por el sujeto y, por ende, el alejamiento de aquello que pueda afectarlos de forma negativa; en definitiva, es el proceso de autorregulación comportamental.
Los hallazgos advierten niveles de consumo de sustancias psicoactivas, principalmente de marihuana junto con alcohol, lo suficientemente considerables como para despertar una alerta epidemiológica en la ins titución donde se realizó el estudio. Asimismo invitan a reflexionar sobre la responsabilidad social universitaria como arista ineludible en la formación de ciudadanos responsables y comprometidos con su autocuidado, así como con el cuidado de sus pares y de los miembros de la sociedad a la cual pertenecen (Gaete, 2010), pues, resulta necesario continuar trabajando en el impacto preventivo de programas frente al consumo de drogas pero evidentemente focalizados y diferenciados, como lo señalan los resultados del presente trabajo, por semestre y sexo.
La universidad debe constituirse sin lugar a dudas en un entorno generador de espacios de participación, reflexión y capacitación, orientados a abordar el uso de sustancias psicoactivas; en consecuencia, propender por la disminución del consumo, asumiendo esto como ele mento fundamental en el quehacer de la promoción del bienestar biopsicosocial de los estudiantes.