INTRODUCCIÓN
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de mortalidad y morbilidad mundial, pero su incidencia podría reducirse mediante un cambio en el estilo de vida 1. La inflamación crónica de bajo grado es un mecanismo fisiopatológico subyacente en enfermedades crónicas, entre ellas la obesidad, la sarcopenia y las ECV 2. En la fisiopatología de la ECV, la inflamación persistente y no resuelta de la pared vascular se asocia con la aterosclerosis, un proceso que, en general, presenta alteraciones subclínicas o manifestaciones clínicas de la edad adulta 3. La aterosclerosis subclínica es un predictor de riesgo cardiovascular (RCV) 4, que puede detectarse con una estrategia costo-efectiva de forma no invasiva mediante la determinación del área total de la placa carotídea (ATP) por ultrasonido 5.
En relación con la contribución de la obesidad al RCV, la presencia de lípidos ectópicos, obesidad central y sarcopenia parece tener mayor relevancia que el peso corporal total o el tejido adiposo periférico o subcutáneo en el proceso inflamatorio 6. La obesidad central se asocia con una alteración en el perfil secretor, tanto del tejido adiposo como del adipocito, con mayor producción de adipoquinas proinflamatorias 7, mientras que la sarcopenia, definida principalmente por baja fuerza muscular (FM) que se confirma con la presencia de baja cantidad de masa muscular, es una condición que contribuye a la acumulación de tejido adiposo, a las conductas sedentarias (CS) y a un bajo nivel de actividad física (AF) 8. En ese sentido, la AF insuficiente se ha considerado en forma clásica como un factor de riesgo para ECV; sin embargo, en los últimos años se evidenció la importancia de ponderar las CS en forma independiente del nivel de AF, debido a su aumento en el estilo de vida actual y su relación con la ECV 9. Estudios recientes sugieren que personas que permanecen en posición sedente más de 6-8 h/ día presentan mayor riesgo de obesidad, ECV, diabetes y cáncer, independiente de su nivel de AF, con biomarcadores de resistencia a la insulina e inflamación más elevados 10,11.
Así, el propósito del presente estudio fue indagar la relación entre la AF y las CS con la presencia de obesidad, obesidad central y sarcopenia en el RCV de personas adultas de ambos sexos, partici pantes en un programa de prevención de ECV de la provincia de Córdoba, Argentina.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño del estudio
Se realizó un estudio observacional, de corte transversal, con abordaje descriptivo y analítico.
Diseño muestral
El muestreo fue aleatorio e incluyó a todas las personas adultas de ambos sexos residentes en la provincia de Córdoba, Argentina, que asistían a consulta médica cardiológica durante el período 2015-2016 y participaban en el programa de prevención de riesgo cardiovascular de la institución Blossom. Del total de 120 personas incluidas en el programa, 110 personas (91,6 %) proporcionaron su conformidad para participar en la investigación. Se excluyeron los participantes que no asistieron a la entrevista para estimar RCV o mediciones antropométricas y aquellos que informaron cualquier historia personal de enfermedad cardiovascular definida por infarto de miocardio previo o revascularización coronaria/periférica o cualquier síntoma actual potencialmente sugestivo de angina, definido por autoinforme de dolor torácico, presión torácica, opresión torácica, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal crónica, lo que dejó finalmente constituida la muestra por 95 participantes que cumplieron los criterios de inclusión y completaron el estudio.
Variables
Se indagó sobre variables demográficas (sexo, edad) y de estilo de vida (nivel de actividad física y conductas sedentarias). Se determinó el riesgo cardiovascular mediante score de Framingham (SF) y SF corregido por área total de placa aterosclerótica. Se realizaron mediciones antropométricas (peso, talla, circunferencia de cintura), el porcentaje de grasa corporal por bioimpedancia y se utilizó la dinamometría como indicador indirecto de FM. Se recolectó, a partir de las historias clínicas, la presencia de factores de riesgo cardiovascular (diabetes, hipertensión y hábito tabáquico).
Fuentes de información y proceso de recolec ción de datos
Se utilizaron fuentes de información secundaria (historias clínicas) y mediante profesionales entrenados, médicos especialistas y licenciados en nutrición se realizaron las mediciones de área de placa carotídea y antropometría y de estilos de vida, respectivamente. Las determinaciones y mediciones se obtuvieron durante una visita al servicio de cardiología en la institución Blossom de los pacientes pertenecientes al programa de prevención de riesgo cardiovascular.
Evaluación del riesgo cardiovascular
El RCV se estimó por el SF y el SF corregido por área total de placa aterosclerótica carotídea (SFP). Para SF se utilizó una puntuación por factores de RCV según sexo, que permiten predecir el riesgo general de ECV a 10 años 12. El SF considera en su cálculo tanto características no modificables (edad, sexo) como factores de riesgo modificables (tabaquismo, dislipemia o IMC, diabetes e hipertensión).
El SFP considera, además de la puntuación de riesgo según SF, el valor incremental de la combinación de la medición del área total de placa carotídea, con la probabilidad posterior a la prueba para la clasificación de RCV 5. El área total de la placa carotídea se midió utilizando un escáner de ultrasonido dúplex de alta resolución TL HDI 5000. La placa se definió como un engrosamiento local de la íntima > 1 mm de espesor. Las mediciones se realizaron en vistas longitudinales ampliadas de cada placa observada en las arterias carótidas comunes, internas y externas, derecha e izquierda. La suma de las áreas transversales de todas las placas vistas entre la clavícula y el ángulo de la mandíbula fueron tomadas como placa total carotídea. El área total de la placa se dividió entre dos y este valor se utilizó para el análisis posterior a la prueba 5.
Para clasificar SF y SFP, los individuos fueron divididos en tres grupos según el riesgo de presentar una ECV en los próximos 10 años: bajo riesgo (≤ 10 %), riesgo intermedio (10-20 %) y riesgo alto o elevado (> 20 %) 12.
Evaluación nutricional y de la composición corporal
El estado nutricional se valoró por medio del IMC; la adiposidad central, mediante la circunferencia de cintura (CC); la composición corporal, por medio del porcentaje de grasa corporal (GC) por bioimpedancia; y la FM, por dinamometría. Se determinó IMC por fórmula peso/talla². El peso (kg) se midió en balanza OMRON HBF-510LA; con la persona sin calzado y con ropa liviana. La talla (m) se determinó con tallímetro de pared marca Seca escala 0 a 200 cm, con talones juntos; cabeza, hombros y glúteos erguidos. La medición de la CC (cm) se realizó con cinta antropométrica metálica Lufkin, con el abdomen descubierto, en posición erecta y relajada, en el punto medio entre el reborde costal y la cresta ilíaca. El IMC y la CC se ajustaron a las técnicas de medición y los criterios de clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) 13.
La GC (%) se estimó con un analizador OMRON HBF-306 de grasa corporal, con un ayuno previo del sujeto, de pie y sin haber realizado ejercicio físico previamente; se consideraron como valores deseables menos de 30 y 20 % en mujeres y varones respectivamente según criterios de Bray et al., 1988 14. La FM (kg) se midió con el sujeto de pie y ejerciendo la máxima presión palmar sobre el instrumento, utilizando dinamómetro Smedley Baseline 12-0286; se consideraron valores deseables aquellos mayores a 20 kg en mujeres y de 32 kg en varones 15.
Actividad física y conductas sedentarias
Se utilizó el cuestionario internacional de actividad física (IPAQ, 2003) propuesto por la OMS, para relevar el nivel de AF y las CS 16. La AF se clasificó en tres niveles: bajo, moderado y alto. Se consideró CS a la cantidad de tiempo (horas/día) que el individuo permanece en posición sentada o reclinada y en vigilia 17.
Análisis estadísticos
Para la descripción de los datos, se calcularon estadísticos y medidas resumen de posición y de dispersión, estimando diferencia a través de la prueba t de Student. Se realizaron análisis de correlación entre las variables utilizadas para indicar el RCV y las variables antropométricas estudiadas, estimando los coeficientes de correlación de Pearson y sus respectivos valores de p.
El análisis confirmatorio se abordó ajustando modelos de regresión logística múltiple, se estimaron así los OR y sus intervalos de confianza asociados, ajustados por las variables de confusión 18. Todos los análisis se realizaron con el software estadístico STATA 14.0.
Consideraciones éticas
El presente trabajo fue aprobado por el Comité Institucional de Ética de la Investigación en Salud del Hospital Nacional de Clínicas, Córdoba, Argentina, e inscrito en el Registro Provincial de Investigaciones en Salud (RePIS, N.° Registro 118/12 y 119/12) del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba. Cada individuo proporcionó su conformidad para participar en la investigación mediante un consentimiento informado.
RESULTADOS
El grupo estudiado estuvo conformado por 49 mujeres y 46 varones, 51,6 % y 48,4 % respectivamente, con una edad media±DE de 69,2±10,9 años. El RCV por SF y SFP fue de 69,3 % y 89,4 % respectivamente, con diferencias significativas entre sexos solo para SF (p=0,02). Respecto a los factores de RCV para SF y SFP, el 84,2 % presentó hipertensión arterial; el 49,4 %, diabetes mellitus; el 51,5 %, obesidad; y el 50,5 % era un grupo de fumadores actuales o exfumadores, con un área total de la placa carotídea media (DE) de 124,1(102,1) mm²; la proporción de varones fumadores o exfumadores fue significativamente mayor que la de mujeres (p<0,01) (Tabla1).
Variables | Mujeres | Varones | Total | Valor p |
---|---|---|---|---|
n=49) | (n=46) | (n=95) | ||
n (%) | n (%) | n (%) | ||
RCV elevado por SF | 31(63,2) | 42(91,3) | 73(69,3) | 0,02* |
RCV elevado por SFP | 47(95,9) | 45(97,8) | 92(87,4) | 0,95 |
Hipertensión arterial | 39(79,5) | 41(89,1) | 80(84,2) | 0,07 |
Diabetes | 24(48,9) | 23(50,0) | 47(49,4) | 0,91 |
IMC (≥30 kg/m²) | 23(46,9) | 26(56,5) | 49(51,6) | 0,46 |
Fumador o ex fumador | 11(22,4) | 37(80,4) | 48(50,5) | <0,01* |
Fumador actual | 2(4,1) | 4(8,7) | 6(6,3) | 0,61 |
ATP (mm²) | 119(110,1) | 129,7(93,6) | 124,1(102,1) | 0,61 |
RCV: riesgo cardiovascular. SF: score de Framingham. SFP: score de Framingham corregido por área de placa carotídea. IMC: Índice de Masa Corporal. Media (DE). ATP: área total de placa aterosclerótica carotídea.
* T-test para diferencia de proporciones estadísticamente significativas entre sexos (α=0,05).
Con respecto al estado nutricional, el 88,4 % de la población presentó exceso de peso (IMC ≥ 25 kg/m²), y dentro de estos el 51,5 %, obesidad (IMC ≥ 30 kg/m²). Por otra parte, con relación a la composición corporal, el 95,5 % presentó obesidad central (CC aumentada) y el 96,8 % GC total elevada, mientras que el 47,3 % de los individuos estudiados presentó FM disminuida. No se observaron diferencias estadísticamente significativas para ninguno de estos indicadores entre sexos (Tabla 2). El 70,5 % reportó un bajo nivel de AF y el 64 % permanecía en posición sedente más de 6 h/día. La media de equivalentes metabólicos de la AF fue de 543 equivalentes metabólicos/ semana y declararon pasar un promedio de 5,6 h/ día sentados. No se observaron diferencias significativas entre mujeres y varones (Tabla 3).
Variables | Mujeres | Varones | Total | Valor p |
---|---|---|---|---|
(n=49) | (n=46) | (n=95) | ||
n (%) | n (%) | n (%) | ||
IMC (kg/m²) Media(DE) | 30,5(6,0) | 31,6(5,6) | 31,1(5,8) | |
Normal | 8(16,3) | 3(6,2) | 11(11,6) | |
Sobrepeso | 18(36,7) | 17(36,9) | 35(36,8) | 0,369 |
Obesidad | 23(46,9) | 26(56,5) | 49(51,5) | |
CC* (cm) Media (DE) | 99,2(11,5) | 110,5(15,7) | 104,8(14,8) | |
Deseable | 1(2,0) | 3(6,5) | 4(4,2) | <0,001 |
Aumentada | 6(12,2) | 11(23,9) | 17(17,9) | |
Muy aumentada | 42(85,7) | 32(69,6) | 74(77,9) | |
Grasa Corporal* (%) Media (DE) | 41,4(6,9) | 34,5(6,1) | 37,9(7,4) | <0,001 |
Deseable | 2(4,1) | 1(2,2) | 3(3,1) | |
Aumentada | 47(95,9) | 45(97,8) | 92(96,8) | |
Fuerza* (kg) Media (DE) | 19,6(5,1) | 33,4(9,4) | 26,5(10,2) | <0,001 |
Deseable | 25(51,0) | 25(54,3) | 50(52,6) | |
Baja-Intermedia | 24(48,9) | 21(45,2) | 45(47,4) |
* T-test para diferencia de medias estadísticamente significativas entre sexos (p<0,05) IMC: Índice de Masa Corporal. CC: circunferencia de cintura.
Variables | Mujeres | Varones | Total | Valor p |
---|---|---|---|---|
(n=49) | (n=46) | (n=95) | ||
X±DE | X±DE | |||
Actividad Física | ||||
(METs/semana) | 513,2(786,4) | 578,1(945,7) | 543,6(860,3) | 0,720 |
Conducta Sedente | ||||
(horas sentado/día) | 5,2(3,5) | 6,1(3,8) | 5,6(3,6) | 0,335 |
METs: equivalentes metabólicos; X±DE= promedio±desviación estándar.
El análisis de correlación de Spearman indicó una asociación positiva significativa entre el RCV por SF y la CC (rho=0,26; p=0,024). No hubo asociación significativa entre la FM y el RCV por SFP (rho=-0,04; p=0,684). El análisis de riesgo determinó que la CS tuvo un efecto promotor del RCV, y se observó que cuando las personas permanecían más de 6/h día en posición sedente tuvieron cuatro veces más probabilidad de presentar RCV elevado (OR=3,90; IC:1,11-13,67) (Tabla 4).
OR (Odds Ratio) | IC 95% | Valor p | |
---|---|---|---|
Edad | 1,06 | 0,99-1,13 | 0,052 |
Sexo | |||
Masculino | 1 | ||
Femenino | 0,11 | 0,02-0,53 | 0,006 |
Actividad física | |||
Baja | 1 | ||
Moderada | 1,68 | 0,37-7,56 | 0,494 |
Intensa | 1,08 | 0,14-8,13 | 0,930 |
Conducta sedente | |||
No sedente | 1 | ||
Sedente | 3,90 | 1,11-13,67 | 0,033 |
Circunferencia de cintura | |||
Adecuada | 1 | ||
Elevada | 0,99 | 0,95- 1,04 | 0,988 |
Fuerza muscular | |||
Baja | 1 | ||
Intermedia | 2,60 | 0,36-18,44 | 0,337 |
Normal | 1,16 | 0,30-4,46 | 0,825 |
T-test para diferencia de medias estadísticamente significativas entre sexos (p<0,05) IMC: Índice de Masa Corporal. CC: circunferencia de cintura.
DISCUSIÓN
El presente trabajo estudió 95 personas adultas de ambos sexos que asistían a un programa de prevención de riesgo cardiovascular de la provincia de Córdoba, Argentina. La mayoría de los individuos estudiados presentó RCV elevado, obesidad y obesidad central; además de un bajo nivel de AF y una CS elevada. Considerando los resultados de la última encuesta nacional de factores de riesgo realizada en el año 2018 en Argentina 19, en mayores de 18 años la prevalencia de exceso de peso (IMC>25 kg/m²) fue de 66,1 %, prácticamente la mitad correspondía a sobrepeso (33,7 %) y la otra mitad a obesidad (32,4 %), mientras que en el presente estudio, aunque no es el mismo grupo etario, es importante resaltar que casi la totalidad de las personas estudiadas (88 %) presentaron exceso de peso, porcentaje que incluye 51 % de obesidad, con solo un 6 % de los varones y 16 % de las mujeres con IMC adecuado, lo que evidencia así el elevado riesgo de la población estudiada en comparación con la población general.
Con respecto a la obesidad central, estimada por la CC, solo el 2 % de las mujeres y 6 % de los varones presentaron valores normales; se observó una asociación entre el RCV y la obesidad central (rho=0,26; p=0,024). Estudios previos reconocen un mayor impacto del tejido adiposo visceral, en lugar del IMC o el tejido adiposo periférico o subcutáneo en el proceso inflamatorio 20,21. La obesidad abdominal o central es un factor de riesgo establecido para ECV y mortalidad por todas las causas; se asocia con mayor producción de adipoquinas proinflamatorias y con una menor sensibilidad a la insulina 6,21. El tejido adiposo, particularmente el visceral, se considera un marcador de lípidos ectópicos, secretor de compuestos proinflamatorios que contribuyen a la injuria vascular, resistencia insulínica y aterogénesis 20,21, lo que se considera de gran relevancia en la población estudiada, pues casi la totalidad (95,5%) presentó obesidad central.
Con respecto a la presencia de sarcopenia, el 47 % de la población presentó valores de FM disminuida, valor superior al hallado en otros estudios en los que las tasas de prevalencia se extienden de 2 a 34 % según el criterio diagnóstico utilizado 22.
Si bien en el presente estudio no se observó asociación significativa entre la FM y el RCV, es conocido que la FM se asocia inversamente con el riesgo de mortalidad en diversas patologías agudas y crónicas 23. Por lo tanto, el RCV aumentado en individuos con baja FM es motivo de interés en los últimos años, en particular en el grupo estudiado, cuya edad promedio fue de 69 años y la presencia de baja FM afectó a casi la mitad de la población 8,24.
Además, es importante considerar los hallazgos en el presente estudio -en el que se combina un alto porcentaje de personas que presentaron obesidad y baja FM-, pues son respaldados por evidencias recientes sobre las consecuencias del exceso de adiposidad corporal y la acumulación de lípidos ectópicos en el tejido muscular, que podrían favorecer la disfunción muscular y la disminución de la FM 25. Así, estas características, y en conjunto con la obesidad, son consideradas síndromes interconectados que se agravan mutuamente 26, que se asocian con trastornos metabólicos y con un mayor riesgo de ECV 25.
Con respecto a la AF, el presente estudio no encontró asociación significativa con el RCV. Sin embargo, es importante considerar que los mecanismos involucrados en la obesidad y la falta de FM comprenden el aumento del tejido adiposo ectópico, la infiltración grasa en el músculo esquelético, la inflamación crónica de bajo grado, la disfunción mitocondrial y la menor fuerza y función muscular, que indirectamente limitan la realización de AF adecuada y promueven las CS, lo que nuevamente aumenta la adiposidad corporal, y retroalimenta el problema 24.
Por último, una limitación que se debe considerar en el presente estudio es la evaluación de AF y CS mediante autoinforme, que, por lo tanto, está sujeta al sesgo del recuerdo. La mayoría de los individuos (70 %) presentó un nivel de AF bajo o insuficiente y solo el 8 %, intenso. No fue posible evaluar en este grupo la función protectora de la AF según su volumen y tipo, que se consideran adecuados para producir respuestas favorables en la prevención del RCV. El ejercicio físico de alta intensidad produciría efectos positivos sobre el estrés celular y las señales metabólicas necesarias para la biogénesis mitocondrial; también, en la reducción de la adiposidad corporal 27. En ese sentido, incrementar el nivel de AF, respetando dosis e intensidad apropiadas, se considera una herramienta terapéutica eficaz. En el presente estudio, las CS se asociaron con el RCV elevado, por lo que adquieren relevancia debido a las características de riesgo de la población. Las CS son cada vez más universales y motivadas por el entorno económico, social y físico, lo que se puede observar en el presente estudio en el que la media de CS al día fue de 5,6 horas y los equivalentes metabólicos (METs) de la AF reportada fueron de 543 METs/semana, inferiores al punto de corte de 600 METs que indica nivel de actividad física bajo. Es conocido que las CS en conjunto con la obesidad y el bajo nivel de AF se asocian con un mayor RCV 28; sin embargo, estudios recientes sugieren que las personas sedentarias presentan un perfil metabólico con biomarcadores de resistencia a la insulina e inflamación más elevados, independientemente de la AF realizada 10.
En el presente estudio se identificó un umbral de 6/h día de CS, valor por encima del cual aumenta el RCV, en concordancia con estudios previos, en los cuales más de 6-8 h/día total de CS y 3-4 h/día de ver televisión aumentaron el riesgo de mortalidad por todas las causas y ECV 11,29. Incluso entre las personas que cumplen con las pautas de AF adecuada, las CS excesivas puede tener implicaciones metabólicas y pronósticos adversos, particularmente en adultos mayores, y contribuir al sobrepeso y a la obesidad por medio del aumento de la ingesta de energía y la disminución del gasto energético 30.
Se han sugerido mecanismos biológicos para explicar las asociaciones independientes de las CS, en particular para las enfermedades cardiometabólicas, mediante los efectos sobre el metabolismo de los lípidos y la glucosa en los grandes músculos esqueléticos involucrados en la postura y en la hemodinámica vascular 11. La pérdida de la estimulación contráctil local inducida al sentarse conduce a la reducción de la actividad de la lipoproteinlipasa del músculo esquelético, que se encuentra involucrada en la captación de triglicéridos, la producción de colesterol HDL y el metabolismo de la glucosa 31. Así mismo, estudios de laboratorio han demostrado los efectos beneficiosos de interrumpir las CS sobre el metabolismo de la glucosa e insulina posprandiales, y en menor medida en los biomarcadores cardiovasculares clásicos, como triglicéridos y colesterol 32.
En la población estudiada, el comportamiento sedentario representó un factor de RCV inde pendiente del nivel de AF, ya que no se encontró asociación significativa entre RCV y AF, pero sí se evidenció cuatro veces más posibilidades de presentar alto RCV con elevada CS. Así, en el presente estudio se observa la interacción entre las CS y el aumento de la masa grasa visceral, en concordancia con estudios recientes, en los que se destaca la sinergia entre los factores del estilo de vida, la composición corporal y el RCV 24,33.
Las principales debilidades detectadas en el presente estudio se relacionan con el reducido tamaño muestral, la técnica de entrevista que apela al recuerdo y la exactitud de las técnicas antropométricas para medición de las variables. Se consideran fortalezas del estudio la visión integrada de la salud en adultos mayores que contempla, además de mediciones de riesgo cardiovascular (área de placa carotídea y score Framingham), aspectos del estilo de vida potencialmente modificables como la alimentación, la actividad física, el tejido graso y la FM.
En conclusión, los datos del presente estudio confirman observaciones previas en las cuales la obesidad central y las conductas sedentarias son factores asociados al riesgo cardiovascular. El equipo profesional debería implementar estrategias integrales en salud tendientes a mejorar la composición corporal y disminuir el tiempo de permanencia en posición sedente, para revertir estas condiciones; adicionalmente, promover la formación específica de recursos humanos que deberían buscar estos objetivos.