Introducción
La universidad como constructo social ha evolucionado a lo largo de su historia. Empero, es en los últimos cuarenta años cuando su transformación ha sido veloz y cualitativamente distinta, pues transmutó de una "torre de marfil" hacia un modelo de "universidad emprendedora o modo 2 de producción de conocimiento" (Gibbons et al., 1998; Chesbrough, 2003).
El cisma provocado por la Bayh-Dole Act (1980) en Estados Unidos, que autorizaba la comercialización de resultados de investigación de proyectos financiados con fondos públicos, provocó que las universidades americanas aumentaran sus actividades emprendedoras, como patentar y otorgar licencias, crear incubadoras de empresas y parques científicos, y generar empresas spin-off universitarias (Mowery et al., 2004; Siegel, 2006).
Estos factores influyeron en la transición hacia una universidad que asume nuevos roles, en la que el emprendimiento, el surgimiento del capital de riesgo, la movilidad de talento y la creación de empresas basadas en tecnología coadyuvaron a la generación de importantes avances tecnológicos en informática, biotecnología y nanotecnología (Mowery et al., 2004; Shane, 2004). En el caso de las universidades europeas (particularmente en Alemania, Italia, Suecia y el Reino Unido), debido a las diferencias en sus respectivos sistemas legales, estas quedaron rezagadas en la transferencia de tecnología (tt) en comparación con sus contrapartes estadounidenses (Rothaermel, Agung & Jiang, 2007).
Los primeros estudios estuvieron enfocados en describir fenómenos, pero conforme creció la literatura se fue formando una teoría (Djokovic & Souitaris, 2008). La proliferación de la literatura sobre el emprendimiento universitario se dio a fines de la década de 1990, coincidiendo con el incremento de la actividad emprendedora en las universidades a nivel global y el aumento en la demanda de innovaciones en la industria. Este cambio en la dinámica de generación y valorización de conociendo provocó la necesidad de explicar por qué los académicos se involucran en el emprendimiento (Rothaermel, Agung & Jiang, 2007). En años recientes la incorporación de técnicas bibliométricas y minería de datos ha dado paso a revisiones basadas en el gran volumen de literatura que se ha producido (Schmitz et al., 2017; Forliano, De Bernardim & Yahiaoui, 2021).
La literatura muestra una metamorfosis de las categorías vinculadas al emprendimiento académico, desde las conceptualizaciones iniciales del papel de las universidades hasta una comprensión más detallada de los procesos de comercialización de la tecnología generada en estas y el papel sistémico que tienen en su entorno.
Este trabajo tiene como propósito hacer un análisis sintético de la literatura en torno al emprendimiento académico, para identificar los vacíos y áreas de oportunidad tanto de investigación como de política pública en Latinoamérica. El documento se compone de cinco secciones: esta introducción, la metodología, los resultados, la discusión y las conclusiones.
1. Metodología
Para la elaboración de este trabajo, primero se evaluaron las ventajas y desventajas de las taxonomías existentes. Se encontró que las revisiones de bibliografía se centraban en artículos publicados en Web of Science y en idioma inglés (Osca-Lluch et al., 2013). En segundo lugar, se realizó una búsqueda exhaustiva de artículos, capítulos y ponencias de congresos hasta el año 2019 con cerca de 800 datos, los cuales incluyen publicaciones en español, portugués e inglés (se usaron las bases de Redalyc, ResearchGate, Web of Science, Scopus, memorias de congresos IAMOT, ALTEC, Triple Helix, Lalics y Ricyt). En un estudio posterior se presentará el contraste de ambas técnicas. En tercer lugar, a diferencia de otras revisiones de literatura, como Djokovic y Souitari (2008), Gutiérrez y Montemayor (2015), Calderón (2017), Schmitz et al. (2017), Forliano, De Bernardim y Yahiaoui (2021), Aparicio, Iturralde y Maseda (2019), Fellnhofer (2019) y López y Álvarez (2018), que tienen su foco en el análisis bibliométrico de la producción de revistas Web of Science, aquí se siguió la estrategia de Rothaermel et al. (2007), por lo que, de manera manual, se categorizaron por tema o hallazgo de la publicación asociado al tema de emprendimiento académico; esto incluyó materias relacionadas, como el emprendimiento en las universidades, perfil emprendedor en jóvenes, educación emprendedora. Se conformó una base de datos con más de 350 observaciones. Finalmente, al delimitar las categorías vinculadas al emprendimiento académico, se encontró que la literatura se ha centrado en cuatro áreas: cambios en el rol de la universidad (universidad emprendedora), comercialización de la tecnología universitaria (detección y explotación de oportunidades), perfil emprendedor de los académicos (factores sociales e individuales) y gobernanza universitaria (incentivos, indicadores, trayectorias organizaciones). Así que se delimitó a 175 publicaciones.
En la literatura latinoamericana identificada se observa que el 52 % son artículos (en inglés predominantemente). En cambio, los capítulos (participan con el 35 %) y las ponencias (aportan 13 %) están distribuidos según el idioma de los autores. También, siguiendo a Forliano, De Bernardim y Yahiaoui (2021) y Pérez y Calderón (2019), la literatura en Latinoamérica presenta dos momentos: 1) cuando los autores más citados, como Etzkowitz, Perkmann, O'Shea, Siegel, Ausdrestsch y Wright, ponen el foco en el fenómeno del empren-dimiento académico en países industrializados y el estudio de los casos emblemáticos; y 2) cada vez más autores, como D'Este, Urbano y Guerrero, han comenzado a tener una creciente presencia en revistas, aunque los estudios monográficos se publican en libros de muy diversos autores, en los que organizaciones como la Cepal, el bid y el cyted tienen un peso relevante. En el caso de congresos, los más destacados son los especializados, entre los que se pueden mencionar iamot, altec, Triple Helix, Lalics y Ricyt.
2. Resultados
La innovación es el motor más importante de largo plazo para la competitividad, el crecimiento y el empleo en el ámbito regional y nacional. Las universidades se están moviendo al centro de la sociedad del conocimiento, pues contribuyen a la capacidad de investigación, desarrollo e innovación (idi) de la economía en una gran variedad de formas. Las universidades son reconocidas como una fuente para la innovación (Von Hippel, 1988; European Comission, 2001; Etzkowitz et al., 2000).
Mientras la interacción entre la industria y la academia no es un fenómeno nuevo, la forma en que se desarrollan estas interacciones sí lo es. La interacción entre la universidad y la industria ha sido guiada por esfuerzos sistemáticos con fines económicos y de trabajo junto con el gobierno y la industria para explotar sinergias para este propósito (Philpott et al., 2011).
2.1. Cambio de rol de la universidad y el surgimiento de la universidad emprendedora
La universidad emprendedora (UE), originada como un concepto analítico en la década de 1980, se transformó en un ideal normativo a inicios del siglo XXI, generando controversia y debate sobre su validez teórica e implementación, dentro y fuera de la academia. La adopción de la tercera misión (TM) no está exenta de riesgos y desafíos. La UE, según Clark (1998), requiere cambios deliberados en la organización y el funcionamiento de la universidad como una institución que responde de manera activa e intencional a los cambios sociales. La transición hacia la UE generó una crisis de legitimidad y definición de objetivos en algunas universidades (Powell et al., 2007). Incluso, más allá de la legitimidad y la aceptación, fueron la viabilidad y las condiciones bajo las cuales florece la innovación (Svensson et al., 2012).
Sin embargo, es poco probable que la UE se revierta en el futuro porque las presiones que impulsan el emprendimiento incluyen: a) aumento de la importancia de la tecnología e innovación para la economía; b) legitimación del desarrollo económico como una función más de alta educación; c) cambios en la legislación de la propiedad intelectual de la universidad; y d) disminución o no crecimiento en el financiamiento universitario (Thursby & Thursby, 2002).
Estas razones contribuyen a afirmar que la ue es un fenómeno global con un camino de desarrollo isomorfo (Etzkowitz et al., 2000). Las universidades que persiguen activamente una trayectoria emprendedora buscan alinear la tm con las misiones de enseñanza e investigación. La UE busca aprovechar la relación sinérgica de capacidades de la universidad al máximo potencial, para lo cual lograr la alineación correcta entre las misiones es crucial (Philpott et al., 2011).
Las universidades producen conocimiento que a menudo no se explota; para llenar este vacío, la comercialización de una nueva empresa o producto es la respuesta. El emprendimiento es un vehículo importante para el derrame de nuevos conocimientos y, por lo tanto, crítico para el crecimiento económico (Acs et al., 2009; Hayter, 2013).
El debate sobre si la valorización de la industria degrada o mejora la investigación académica persiste. Los conflictos de interés tienen que ser manejados, para que no exploten en controversia. Sin embargo, algunos conflictos pueden perder el control e ingresar a sistemas formales de resolución de conflictos, con demandas judiciales presentadas por universidades e inventores (Etzkowitz et al., 2019).
En este sentido, la literatura ha estudiado la transformación de las universidades, a partir de la difusión del conocimiento (Etzkowitz et al., 2000), en intermediarias importantes en el proceso de comercialización de tecnología. Se ha analizado cómo estos modelos exitosos o arquetípicos, como el MIT, Stanford o Cambridge (Graham, 2014), se pueden aplicar a otras universidades menos exitosas comercialmente para promover el emprendimiento académico y lograr un ecosistema emprendedor. Las diferencias en la efectividad entre los ecosistemas se deben al contexto (Fuster et al., 2019).
En consecuencia, se aboga por una evolución de la misión universitaria, en la que las universidades deben ser emprendedoras para cumplir y mantener su papel y propósito en la sociedad, fomentar la creatividad y la capacidad de respuesta al cambio (Grigg, 1994). La adopción del enfoque de la UE es un proceso evolutivo que lleva muchos años de cambio cultural dentro de la institución, así como convencer a sus integrantes de que participen en ella (Philpott et al., 2011).
La capacidad de una universidad para participar eficazmente en actividades emprendedoras está limitada por su contexto, recursos y capacidades. Clark (1998, 2001) refuerza esta visión, pues el desarrollo de una cultura emprendedora fuerte es más fácil dentro de universidades más pequeñas que grandes, en universidades especializadas o en una integral, y en universidades que tienen una estructura centralizada predominante en comparación con una serie de facultades o escuelas autónomas. Una universidad dentro de estas dimensiones influirá en su capacidad para abrazar el ideal emprendedor y la mezcla de emprendimiento con actividades que optimicen su contribución a la tm (Philpott et al., 2011).
También se ha intentado conciliar estas opiniones contradictorias. Hoy se requiere un equilibrio entre los roles tradicionales y empresariales (Etzkowitz et al., 2000; Van Looy et al., 2004), ya que, en realidad, pueden complementarse y reforzarse entre sí. Un desafío clave para el gobierno universitario es apoyar las actividades emprendedoras sin perder el control sobre su misión académica o sacrificar la libertad académica. La gobernanza universitaria debería adoptar una 'estrategia paraguas', es decir, establecer pautas generales y límites de comportamiento, y crear la condición para que la innovación y la estrategia emerjan dentro de esos límites definidos (Grigg, 1994). Por esta razón, hay un consenso que permite afirmar que las universidades tienen diferentes estadios en el tránsito hacia la UE. En la tabla 1 se puede observar cómo el papel de la universidad va cambiando conforme su actividad innovadora sale hacia el espacio local.
Aunque es necesario considerar que las barreras que enfrentan las universidades parecen seguir distintos patrones, en el caso de Europa y Estados Unidos los principales obstáculos radican en la adhesión de todas las partes, internas o externas, al compromiso de la universidad con los bienes comunes intelectuales; mientras que en países asiáticos, como Japón, el obstáculo parece ser la falta de instituciones complementarias e intermedias que puedan facilitar las actividades empresariales (Rothaermel, Agung & Jiang, 2007).
Fuente: elaboración de la autora basada en Jacob et al. (2003), Philpott et al. (2011), Etzkowitz (2017), Singh et al. (2015), El-Katany y Awny (2016) y Fuster et al. (2019).
3. Discusión
En esta sección se analizarán cuatro aspectos: en primer lugar, los avances teóricos y metodológicos de estudios del emprendimiento académico; segundo, se sintetiza la evolución del objeto de investigación; tercero, se compendian los hallazgos que la literatura ha presentado sobre los campos de investigación futuros; y cuarto, la aproximación latinoamericana.
3.1. Avances en el estadio de la investigación del emprendimiento académico
Dice Kuhn (1962) que la transición hacia cualquier paradigma requiere la facilitación desde el interior del sistema para acelerar la difusión de la tecnología. Por ello, no sorprende la proliferación de estudios que buscan resolver cuestiones vinculadas a la UE, pues, como se comentó antes, no hay un solo camino ni fácil para un cambio de paradigma. Resolver los conflictos que surgen a medida que las universidades se vuelven más emprendedoras requiere de capacidades, recursos, intenciones y voluntades.
Éxito, fracaso y casos mixtos, estudios de caso, buscando el tono óptimo, iluminarán este tema. La UE se encuentra en estado de perpetua tensión, en el que el equilibrio entre los roles académico y social induce una búsqueda de compromiso organizacional que permita alcanzar objetivos sociales y económicos. La tensión por la brecha que se genera entre innovación y emprendimiento es una ambivalencia que inspiró organizaciones híbridas que, aparentemente, eran lógicas contradictorias de la academia y los negocios (Etzkowitz et al., 2019).
Como tema de investigación, Kuhn (1962) afirma que las nuevas áreas de investigación aparecen por primera vez al margen de los paradigmas existentes. El emprendimiento académico ha ganado una creciente atención, sobre todo en las revistas de gestión convencionales. La literatura sobre emprendimiento universitario está en la etapa de desarrollo (Rothaermel, Agung & Jiang, 2007).
La literatura sobre emprendimiento académico ha estudiado un amplio espectro de los factores de la comercialización utilizando una variedad de métodos, incluidas entrevistas, métricas disponibles y encuestas. En general, se ha centrado en una pequeña gama de actividades como divulgaciones de invención de académicos, patentamiento de resultados de investigación, formación de nuevas empresas y licenciamiento de resultados de investigación. Hay varias razones de esto: primero, estas son actividades formales que son también las más próximas a las analizadas por la literatura de emprendimiento. Por otro lado, estas actividades son relativamente visibles y fáciles de cuantificar, y su impacto a menudo se puede estimar en contraste con las actividades informales (Abreu & Grinevich, 2013).
Una comprensión más profunda de estos temas requiere un análisis más riguroso, como estudios longitudinales en diferentes universidades y distintos contextos, incluido el papel de las estructuras de incentivos, por lo que se puede concluir que es necesario controlar el efecto de los incentivos, porque algunos de los resultados contradictorios pueden explicarse por la heterogeneidad no observada (Rothaermel, Agung & Jiang, 2007).
Hay una falta de datos sistemáticos y longitudinales necesarios para producir estudios que deriven en teorías y marcos de disciplinas adyacentes. Pese a la escasa disponibilidad de datos cuantitativos y cualitativos (Rothaermel, Agung & Jiang, 2007), la Asociación de Gestores de Tecnología Universitaria (autm, por su sigla en inglés) recolecta datos desde 1991 y con periodicidad anual desde 1996, en Canadá desde 1998 y Australia desde 2000 (Arundel & Bordoy, 2008).
Existen otros ejercicios, por la OECD en 2001 (levantó una encuesta sobre actividades de transferencia de tecnología en universidades en 13 países, incluyendo 8 de Europa), ProTon en 2004 (recolectó información de 172 institutos públicos de investigación en Europa) y en el Reino Unido (Chapple et al., 2005; UNICO, 2005; HEFCE, 2006). Sin embargo, las métricas como patentes y licencias a menudo no son medidas efectivas del conocimiento universitario-industrial ni del intercambio o beneficio económico asociado (Pérez et al., 2015).
Uno de los problemas que surgen entre las antes referidas encuestas es la escasa comparabilidad internacional. Así mismo, es difícil encontrar un denominador común para normalizar los resultados, ya que los sistemas de investigación varían ampliamente en tamaño, dimensión y complejidad (Molas-Gallart & Castro-Martínez, 2007; Bubela &
Caulfield, 2010). Por ello, propuestas como Molas-Gallart et al. (2002) y el Manual de Valencia (Ricyt, 2017) refieren la necesidad de hacer ejercicios que permitan medir capacidades y desempeño al tiempo de mantener la comparabilidad, aunque en Latinoamérica estos esfuerzos aún no han sido adoptados por los institutos de estadística, quedándose en esfuerzos de algunas universidades (Ricyt, 2019).
3.2. Evolución del objeto de estudio
La literatura ha transitado por un cambio desde las conceptualizaciones iniciales en las que se establecen algunas definiciones (Smilor et al., 1993), como la de empresas spin-off universitarias o la definición de emprendimiento académico (Shane, 2004), por nombrar algunos, hasta cambios demostrados por la complejidad del objeto.
Es importante destacar que una gran parte de la dificultad radica en capturar actividades que no son fáciles de medir, como las que no se divulgan a la Oficina de Transferencia de Tecnología (OTT). Fini et al. (2010) muestran que una proporción considerable de los negocios iniciados por académicos se basan en invenciones que son no divulgadas o patentadas. Del mismo modo, Link et al. (2003) encuentran que muchas actividades de tt son de naturaleza informal, es decir, no se divulgan a la OTT, y a menudo se caracterizan por baja protección de los derechos de propiedad, con obligaciones normativas en lugar de legales (Abreu & Grinevich, 2013).
En consecuencia, existe una brecha en la comprensión de cómo y por qué los académicos explotan su investigación, y cómo los factores individuales e institucionales determinan la probabilidad de participación en diferentes actividades emprendedoras.
Se reconoce que otras formas de comercialización son importantes y relevantes, aunque son actividades no tan visibles como las patentes y la licencias. Las actividades emprendedoras de los académicos son complejas y pueden variar en el rango de interacción y nivel de formalidad. Los académicos que recaudan fondos para su investigación son también emprendedores. Además, hay evidencia de que la consultoría es más económica y gratificante para los académicos que poseer acciones en un spin-out empresa o licencias. Si los esfuerzos institucionales apuntan a estimular solo ciertos tipos de actividades formales, existe el riesgo de que otras actividades valiosas, con el potencial de generar riqueza privada y mejorar la sociedad y el bienestar, no se promuevan (Abreu & Grinevich, 2013).
La literatura debe prestar mayor atención al valor intangible, al aprendizaje emanado del emprendimiento y la sostenibilidad de las instituciones durante las recesiones económicas. Louis et al. (1989, p. 110) consideran el espíritu emprendedor del académico como el intento de aumentar beneficio, influencia o prestigio individual o institucional a través del desarrollo y comercialización de ideas de investigación o investigación de productos (Abreu & Grinevich, 2013).
Por ello, cabe hacer un paréntesis y aclarar que en la literatura se identifican tres categorías de las actividades emprendedoras de los académicos (Philpott et al., 2011; Abreu & Grinevich, 2013; Perkmann et al., 2013), a saber:
Actividades comerciales formales o duras, abarca actividades como licencias y spin-outs. Estas actividades se centran en inventos que pueden protegerse utilizando métodos formales de IP (como patentes) y, en consecuencia, se pueden comercializar a través de estructuras institucionales como la OTT (donde los investigadores pueden obtener asesoramiento estratégico, legal y de marketing de expertos, y donde se ejercen los derechos de propiedad de la universidad). Dentro de este grupo hay algunas diferencias de acuerdo con el papel que juega el conocimiento tácito. Por ejemplo, tecnologías que requieren una estrecha participación del inventor pueden resultar en un spin-out en lugar de en una licencia.
Actividades comerciales informales, incluye actividades empresariales que ocurren por medio de transacciones comerciales, pero que se basan en conocimientos que no pueden ser fácilmente protegidos mediante métodos formales. Este conocimiento es por naturaleza tácito, a menudo se organizan con poca o ninguna ayuda de la OTT.
Actividades no comerciales o suaves, basadas en conocimiento altamente tácito y que no puede ser fácilmente protegido por IP, o en las que el académico involucrado no está dispuesto o es incapaz de proteger el conocimiento sobre el que se desarrollan las actividades. Estas actividades a menudo se organizan de manera informal, con poca o ninguna participación de la OTT, y a menudo se llevan a cabo para razones distintas a las recompensas financieras inmediatas, como aumentar la reputación y el prestigio del académico o institución (asesoramiento informal, conferencias públicas, organización de exposiciones y publicar libros para una audiencia general).
Por ejemplo, la literatura ha demostrado que los spin-outs son un mecanismo apropiado para la comercialización en las ciencias de la vida debido a la naturaleza discreta de los inventos y largo plazo de desarrollo de productos (Owen-Smith & Powell, 2001; Shane, 2004). Por el contrario, la investigación en humanidades a menudo se difunde a través de conferencias públicas y libros escritos para una audiencia general; estas actividades son comúnmente aceptadas como emprendedoras. Del mismo modo, la investigación en lo social y en las ciencias usualmente es de interés para el público y los terceros sectores, por lo que las principales actividades externas son consultoría y contratos de investigación, que son más frecuentes en esos sectores (Abreu & Grinevich, 2013).
Cohen et al. (2002) indican que por lo general la mejor manera en que las universidades pueden transferir sus conocimientos a la industria es a través de canales suaves, específicamente publicaciones, conferencias, intercambios informales y consultoría (Philpott et al., 2011). Por otro lado, Mowery et al. (2004) plantean que patentes y licencias son a menudo solo de relevancia marginal para el resto de las áreas tecnológicas, con excepción del software y las biociencias. Esto sugiere que muchas disciplinas pueden ser inadecuadas para emprender tales actividades. Además, en aquellas universidades reconocidas como exitosas, muchas de las patentes ofrecen un valor mínimo a la industria debido a su inmadurez comercial y tienden a no generar regalías significativas. De hecho, para la gran mayoría de las universidades, la rentabilidad de la actividad de patentes y licencias es limitada.
3.3. Hacia una categorización de la literatura
Se identificaron cuatro categorías de la literatura del emprendimiento académico: a) cambios en el rol de la universidad, b) la UE, c) comercialización de tecnología universitaria y d) emprendimiento académico. Cada derrotero se perfiló con base en los hallazgos que propone y su relevancia en la literatura. A continuación, se describe cada uno.
3.3.1. Cambios en el rol de la universidad
Como se vio previamente, a medida que la universidad expande su papel en la sociedad, se proyecta una nueva fuente de innovación tecnológica y desarrollo económico (figura 2). Se observa cómo esta se va posicionando en el epicentro de la sociedad del conocimiento.
Fuente: elaboración de la autora basada en Bell (1993), Similor, Dietrich y Gibson (1993), Mansfield (1998), Lee (2000), Goldfarb y Henrekson (2003), Mowery et al. (2004), Shane (2004) y Etzkowitz (2017).
3.3.2. Universidad emprendedora
Para transitar hacia una universidad que busca resolver los problemas de su entorno, inexorablemente debe encaminarse al desarrollo de capacidades organizativas para trabajar con empresas a fin de solucionar problemas específicos, a través de diferentes formas de arreglos (formales e informales). La figura 3 perfila los distintos temas que se abordan en la literatura.
Fuente: elaboración de la autora basada en Etzkowitz (2003), Friedman y Silberman (2003), Etzkowitz y Klofsten (2005), Debackere y Veugelers (2005), Van Looy et al. (2004) y Siegel et al. (2003).
3.3.3. Comercialización de tecnología universitaria
Los éxitos de las universidades arquetípicas, la búsqueda de imitación de estas, el reconocimiento de las condiciones de cada caso y el estado de la tecnología desarrollada por las universidades son las grandes tendencias en este tipo de literatura, además del desarrollo de metodologías para gestión del conocimiento, portafolios de tecnologías para comercialización, indicadores de desempeño, rankings y participación de las empresas start-ups, spin-outs y spin-off que emanan de la universidad.
Fuente: elaboración de la autora basada en Similor, Dietrich y Gibson (1993), Harmon et al. (1997), Jensen y Thursby (2001), Hicks et al. (2001), Ndonzuau, Pirnay y Surlemont (2002), Laukkanen (2003), Link y Scott (2003), Di Gregorio y Shane (2003), Owen-Smith y Powell (2001), Siegel et al. (2003), Oliver (2004), Shane (2004), Markman et al. (2004), Vohora et al. (2004), Gulbrandsen y Smeby (2005), Saragossi et al. (2003), Moray y Clarysse (2005), Schimiemann y Durvy (2003), Powers y McDougall (2005), Mazzucato (2014), Siegel y Wright (2015) y Rasmussen y Wright (2015).
3.3.4. Emprendimiento académico
La literatura sobre el emprendimiento académico se ha centrado en tres áreas: factores sociales, factores individuales y detección y explotación de oportunidades. La literatura en factores sociales es predominante, los factores individuales le siguen en cuantía y el tercero es de reciente incorporación.
a) Enfoque de los factores sociales, se centra en la importancia de lo local (dentro de la universidad, ya sea en los departamentos de investigación o en LA OTT) y en el contexto social para explicar el comportamiento emprendedor de los académicos.
Fuente: elaboración de la autora basada en Teece (1986), Chrisman et al. (1995), Thursby y Kemp (2002), Thursby y Thursby (2002), Shane (2002), Grandi y Grimaldi (2003), Nicolau y Birley (2003), Lockett et al. (2003), Van Looy et al. (2004), Brouwer (2005), Somaya et al. (2011), Peckmamn et al. (2013), Stuart y Ding (2006), Bercovitz y Feldman (2008), Cohen et al. (2002), Agrawal y Henderson (2002), Clarysse et al. (2005), Rasmussen et al. (2014), D'Esté y Patel (2007), Politis (2012), Graham (2014), Engel y Del Palacio (2011).
b) Enfoque de los atributos individuales, aunque existe una vasta literatura que habla de la intención emprendedora de cualquier tipo de emprendedor, son escasos los estudios que abordan las peculiaridades de los emprendedores académicos.
Fuente: elaboración de la autora basada en Roberts y Peters (1981), Vohora et al. (2004), Clarysse y Moray (2004), Hsu (2007), Louis et al. (1989), Dingy Choi (2001), D'Esté y Patel (2007), Chang et al. (2009), Shane y Venkatramn (2000), Nicolaou et al. (2008, 2009), Lam (2011), Franklin et al. (2001), Fini et al. (2011), Abreu y Grinevich (2013), Siegel y Wright (2015), Rasmussen y Wright (2015).
c) Enfoque de la identificación de una oportunidad de negocio, como predictor de la actividad emprendedora. Las habilidades de reconocimiento de oportunidades pueden, en parte, explicarse por las diferencias genéticas o parcialmente innatas, y, por lo tanto, algo impermeables a las presiones sociales y el contexto.
Fuente: elaboración de la autora basada en Grandi y Grimaldi (2005), O'Shea et al. (2008), Kenney y Patton (2009), Rasmussen (2011) y Rasmussen et al. (2014).
3.3.5. La aportación latinoamericana al emprendimiento académico
En Latinoamérica, aunque existe una tradición en el análisis del papel de la universidad y la vinculación de la mano del triángulo de Sábato (Sábato & Botana), de las implicaciones de las reformas estructurales de los noventa (Dagnino et al., 2000; Casas & Valenti, 2000; Sutz, 2000), de las adaptaciones de las herramientas de vinculación (Solleiro & López, 1993), de la documentación de los primeros esfuerzos por analizar la formación de redes de innovación (Casas, 2001) y la interacción entre la academia (Dutrenit et al., 2010; Villavicencio, 2016), en general hablan de las actividades de vinculación. La excepción es Brasil, donde tienen abundante literatura de casos sobre capacidades (Almeida et al., 2011).
Es hasta la segunda década de este siglo que el tema de UE y el emprendimiento académico empiezan a analizarse, en buena medida porque en la región varios países implementaron políticas explícitas para el fomento de TT de la academia a la industria (con participación de otros países con casos arquetípicos). No obstante, este proceso dista de ser homogéneo y lleva implícitas diferencias sustanciales en un mismo país.
Así, en la literatura se encuentran estudios de casos exitosos de universidades o países (Thorn & Soo, 2006; Guerrero et al., 2014; Cantu-Ortiz, Galeano, Mora-Castro & Fangmeyer, 2017; Dalmarco et al., 2018; Brandao & Rücker, 2019). También existen avances al documentar transformaciones en grupos de investigación que transfieren tecnología (Calderón-Martínez & García, 2013; Merritt & Pérez, 2017; Calderón et al., 2019; Sánchez et al., 2019) o del marco institucional que favorece el emprendimiento académico (Hernández-Mondragón et al., 2016; Pérez & Calderón, 2019). Aún es fragmentario el conocimiento que se tiene de cómo las universidades en Latinoamérica han adoptado la tm.
3.4. Campos futuros de investigación
Para analizar este punto, los campos se desdoblarán, según el alcance, en global y a nivel latinoamericano.
Respecto a los campos futuros de investigación a nivel global:
Progreso de las técnicas y herramientas para el análisis del emprendimiento, en particular se observa en la literatura que la revisión de conceptos está en plena ebullición.
Profundizar en las peculiaridades que tiene el emprendedor académico, quien preserva el doble rol que tiene en la universidad y como emprendedor, y las dificultades y desafíos inherentes a esa condición.
Analizar con más profundidad el emprendizaje (aprendizaje derivado de emprender) y el valor de los intangibles en este proceso (considerando que estos dos elementos son el core de la universidad como resultado de las iteraciones de su comunidad con su entorno).
Determinar el grado de profesionalización del personal dedicado a rr; aunque países como Estados Unidos, Canadá o Japón han avanzado en la profesionalización del personal que se dedica a la tt, y se han creado asociaciones internacionales como autm y les, aún no se puede determinar el grado de avance en el desarrollo de competencias del capital humano que faciliten la tt en las universidades. Si bien existen programas de posgrados y oferta de capacitación y programas de asistencia internacional, los esfuerzos de capacitación generalmente son volátiles y desiguales según el país; además, implican carreras con reconocimiento al desempeño.
Iniciar la evaluación sistemática del proceso e impacto de los programas de emprendimiento (competencias y concursos de planes de negocio y prototipos, eventos de networking), además de promover el incentivo y reconocimiento de estructuras que facilitan la innovación y el emprendimiento, para poder determinar la actividad emprendedora como intención y su consecuente acción e impacto en la sociedad.
Avanzar en el desarrollo y aplicación de estadísticas del grado de avance de la UE; en la medida en que se tengan mejores indicadores, se podrá saber del emprendimiento académico: aportaciones para Latinoamérica el grado de avance para convertir a la universidad en un actor central de la sociedad del conocimiento.
Por lo que respecta al caso latinoamericano, a los antes mencionados campos habría que incluir tres puntos:
Desarrollo, apertura y análisis del rol que diferentes actores tienen en el sistema de emprendimiento (inventores, intermediarios, stakeholders), selección y sensibilización de personas que actuarán como consultores técnicos y directores de empresas de las spin-off universitarias para que también puedan usar los recursos de la universidad y dirijan todos sus esfuerzos a alcanzar el objetivo del emprendimiento.
Generar las bases para establecer redes de colaboración con otros actores del sistema de emprendimiento y favorecer la adaptación de la estructura y de los valores personales, para apoyar el comportamiento de los emprendedores académicos.
Proponer estrategias novedosas sobre la importancia de los emprendedores y la innovación en el desarrollo de cualquier sociedad, considerando las condiciones y capacidades de la región.
Conclusiones
La UE ha abierto sin duda un nuevo paradigma donde la universidad puede contribuir al desarrollo de la sociedad. Más allá de una tendencia, como se dijo antes, se ha asumido como una forma de valorizar el conocimiento generado en la universidad.
El surgimiento de un proyecto de país que demande de manera intensiva ciencia y tecnología no ha ocurrido en Latinoamérica, pero no podemos permanecer a la espera, necesitamos estudiar, formar grupos, hacer ejercicios prospectivos para identificar demandas cognitivas de la sociedad, buscar nichos de oportunidad en el tejido productivo de nuestros países e identificar campos de investigación con capacidad tecnológica para resolver las demandas de la sociedad.
Las ue no deben ser receptoras pasivas de demandas de las empresas, sino todo lo contrario, ya que participan en la definición de las políticas públicas idi y señalan áreas o sectores estratégicos sobre la base de autodiagnósticos de sus capacidades y potencialidades. También, generar una interacción en el análisis del contexto y apoyar a los organismos públicos encargados de definir políticas, con las capacidades reales de las universidades y, particularmente, de sus áreas seleccionadas, resulta un elemento determinante. Eso es la UE, una universidad que se transforma y que no puede quedarse indolente ante los cambios del entorno, sino que ocupa su capacidad más preciada: el conocimiento como herramienta para transformar el futuro.
Es importante notar que, pese a que Latinoamérica no cuenta con resultados tan evidentes de éxito como los países industrializados, la necesidad de colocar estos temas en la agenda de investigación y de política pública es vital para consolidar los esfuerzos que se han venido haciendo por fomentar el emprendimiento académico en la región.