Introducción
Para lograr una comprensión profunda de los determinantes del desarrollo de competencias e intenciones emprendedoras de los estudiantes universitarios, es necesario analizar la educación a nivel universitario; de igual manera, estudiar e interpretar las definiciones relevantes de emprendimiento en un sentido amplio; y mirar la educación empresarial de los estudiantes universitarios desde una perspectiva macro, asumiendo una conexión estrecha e inseparable con las competencias e intenciones de emprendimiento de los estudiantes al egresar de la educación universitaria.
Al respecto, Marín de Rivera et al. (2015) considera que, la gestión del conocimiento, la experiencia y el desarrollo de competencias de los estudiantes, en conjunto, promueven el espíritu empresarial. Para facilitar la aplicación de los conocimientos teóricos de los estudiantes en la práctica empresarial, es necesario construir un sistema razonable de educación orientada al emprendimiento, desempeñar el papel de enseñanza teórica y combinar orgánicamente esta formación con la práctica (Krishnamurthy, 2020; Senali et al., 2022).
Por ello, una de las misiones más importantes de los sistemas de educación superior y las universidades en la actualidad es preparar a los estudiantes para el proceso de trabajo, teniendo en cuenta factores como la globalización, el continuo avance tecnológico y la falta de recursos. En tales situaciones, los jóvenes necesitan diferentes habilidades mentales, emocionales y técnicas para desarrollar actividades de emprendimiento (Chiru et al., 2012; Citrawandi & Susanto, 2020; Creed et al., 2022).
Al respecto se han pronunciado varios autores: "las universidades deben adoptar modelos de enseñanza orientados al emprendimiento empresarial, con el fin de que adquieran un panorama más estructurado del sector empresarial al egresar de sus carreras" (Echeverri et al., 2018, p. 2); "la intención emprendedora está influenciada por la actitud de los estudiantes y el control de la conducta, además de que las ventajas y los obstáculos impactan sobre la actitud de emprender al igual que la norma subjetiva" (Contreras Cueva et al., 2020, p. 1); y "las actitudes emprendedoras que fueron significativas en el desarrollo empresarial de los estudiantes universitarios fueron: la motivación de logro, la motivación por emprender y la actitud emprendedora universitaria" (Carrera Sánchez et al., 2021, p. 84).
Los jóvenes de hoy necesitan una variedad de competencias y actitudes que promuevan sus intenciones emprendedoras. De allí que surgen los interrogantes de investigación: ¿Cuáles son los factores que se relacionan con el desarrollo de competencias emprendedoras de los estudiantes universitarios? y ¿Cuáles son los factores que se relacionan con las intenciones emprendedoras de los estudiantes universitarios?, planteando como objetivo general del estudio: analizar los factores que se relacionan con el desarrollo de competencias e intenciones emprendedoras de los estudiantes universitarios. La investigación se estableció bajo la metodología de revisión sistemática de literatura científica, basada en un enfoque cualitativo-interpretativo, aplicando la técnica de análisis de contenido. Para el procedimiento de análisis de información se utilizó el propuesto por Martínez (2015), para generar las teorías, y el modelo Prisma para la selección de fuentes de información (Hutton et al., 2016). Las unidades de análisis se obtuvieron de las bases de datos Scopus, Web of Science, Scielo y Redalyc, seleccionado 30 artículos científicos por su pertinencia, relevancia y elegibilidad con el tema de estudio.
Marco teórico
El presente estudio se fundamentó en teorías y marcos conceptuales que sustentan el desarrollo de competencias de emprendimiento en los estudiantes y las intenciones emprendedoras de los mismos.
Los pilares de las competencias para el emprendimiento, de acuerdo con la teoría de las habilidades de Robert Katz -cuyo enfoque está orientado a las tres habilidades de un liderazgo efectivo- son: habilidades técnicas, humanas y conceptuales. La habilidad técnica se refiere a la competencia en una actividad específica o tipo de trabajo. La habilidad humana se refiere a la capacidad de trabajar con personas y la habilidad conceptual se refiere a la capacidad de trabajar con conceptos e ideas amplias (Rojas, 2008). Para Ovalles-Toledo et al. (2018) existen cuatro elementos que forman el patrón básico del espíritu de emprendimiento verdadero y noble: a) actitud mental, b) liderazgo, c) gestión y d) habilidades, lo cual coincide con la teoría de las competencias de Robert Katz. De esta manera, los emprendedores deben tener ciertas características o rasgos para que puedan ser llamados emprendedores.
En atención a los señalamientos expresados se puede decir que, un emprendedor debe ser seguro de sí mismo, orientado a tareas y resultados, dispuesto a asumir riesgos, tener cualidades de liderazgo y orientado al futuro (Boz & Ergeneli, 2014; Olofinyehun et al., 2022). Así, en el contexto de la educación superior, el impulso del emprendimiento es un factor decisivo para ayudar a establecer un sistema de actividades institucionales que permita el desarrollo de habilidades y destrezas en los estudiantes para la innovación y el emprendimiento (Martínez, Badenes et al., 2021). Por consiguiente, la mayoría de los motores de cambio, innovación y progreso en la dinámica de las actividades universitarias provendrán de profesores con espíritu emprendedor (Blimpo & Pugatch, 2021; San Martín et al., 2021).
Ante esta formulación, Martins et al. (2022) afirman que emprender es crear algo de valor indirectamente, un emprendedor es alguien que tiene la visión y la capacidad de ver oportunidades para crear valor, desarrollando sus ideas y convirtiéndolas en nuevos productos o servicios. El conocido sociólogo alemán Max Weber vio el espíritu empresarial como un factor importante para explicar cómo surgieron la civilización industrial y el capitalismo en occidente (Rodríguez Vega et al., 2018). Los emprendedores son personas que tienen la energía y el deseo de embarcarse en aventuras innovadoras y requieren un impulso como el generado por un sistema educativo abocado al desarrollo de competencias empresariales.
Dentro de esa perspectiva expresada por el referido autor, dichas competencias pueden incluir una amplia gama de habilidades diferentes, como habilidades técnicas, habilidades de liderazgo, gestión, negocios y pensamiento creativo (Ollarves et al., 2018). Las habilidades empresariales se pueden utilizar en muchos roles de trabajo en las industrias y también se pueden desarrollar, por ejemplo, para tener un negocio exitoso, por ello, es posible que se deba desarrollar habilidades de gestión empresarial; así mismo, para crear y mantener equipos de proyectos exitosos, se debe mejorar las habilidades de liderazgo y comunicación.
Ahora bien, la Comisión Europea estableció que es necesario desarrollar competencias empresariales transversales para el desarrollo sostenible y la resiliencia. Por lo tanto, se debe desarrollar habilidades relacionadas con el espíritu empresarial, el pensamiento crítico, la comunicación, la innovación y la transformación digital para preparar a los estudiantes para enfrentar el mercado laboral y desarrollar nuevas oportunidades (Portuguez & Gómez, 2021).
En virtud de lo anterior, la intensión emprendedora de los estudiantes universitarios se sustenta en la Teoría del Comportamiento Planificado de Ajzen (1985-1991), la cual establece que los factores motivacionales inciden en la intención son: la conducta, la norma subjetiva y el control percibido, en este caso, en la intención emprendedora que tienen los estudiantes universitarios (Conradie et al., 2021; Romero & Reyes, 2022). Esta teoría es un modelo basado en la intención que se utiliza para predecir la intención empresarial. Esta teoría está diseñada para predecir y explicar el comportamiento humano en contextos específicos, asumiendo que cada comportamiento requiere una cierta cantidad de planificación y esto es predicho por la intención del individuo de tomar acción (Tommasetti et al., 2018; Vamvaka et al., 2020).
Otra tarea prioritaria es comprender que la intención misma tiene preliminares que se consideran predictores. Existen tres determinantes de la intención: (1) las actitudes hacia el comportamiento, que indican la evaluación favorable o desfavorable del comportamiento de un individuo (Blanco et al., 2013; Diez & Guevara, 2020); (2) el factor social, llamado norma mental, que se refiere a la presión social percibida para hacer o no hacer un comportamiento (Araya, 2022); y (3) el control de comportamiento percibido, que se refiere a la facilidad o dificultad de realizar un comportamiento y se supone que refleja experiencias pasadas, así como barreras anticipadas (Bravo et al., 2021; Valencia et al., 2022). De esta manera, se puede decir que, la intención empresarial o de emprender es el comportamiento de iniciar un nuevo negocio, siendo un proceso mental consciente, que precede a la acción y dirige el deseo de la persona de iniciar un nuevo negocio (Contreras Cueva et al., 2020; Salamzadeh et al., 2022).
Partiendo de los supuestos anteriores, se puede decir que, las habilidades requeridas para el emprendimiento van más allá de las habilidades relacionadas con el trabajo, estas habilidades incluyen habilidades de comunicación, pensamiento, ética, personales y grupales, como flexibilidad, creatividad e innovación, negociación, liderazgo, responsabilidad y habilidades comerciales (Martins et al., 2022).
Por último, la gestión del conocimiento a través de una mejor gestión de las ideas, el aumento de la capacidad de producir y liderar de forma efectiva el espíritu empresarial, mediante la inyección de información y conocimiento en los programas educativos universitarios, ayuda al emprendimiento en el proceso de toma de decisiones, planificación, establecimiento de metas, así como la puesta en marcha de diversas ideas de emprendimiento (Escorcia Guzmán & Barros Arrieta, 2020; Hernández Chacón, 2021; Romero Medina, 2018).
Metodología
El presente estudio se realizó con base en una revisión sistemática de literatura científica, utilizando para la búsqueda de unidades de análisis palabras clave como: emprendimiento, espíritu empresarial, intención de emprendimiento, estudiantes universitarios, sistema educativo universitario, gestión del conocimiento, emprender, educación empresarial; generando combinaciones entre ellas para obtener mejores resultados a través de operadores booleanos como estrategia de búsqueda.
Se encontraron en la fase de identificación, según el modelo Prisma, un total de 265 artículos en las bases de datos Web of Science, Scopus, Scielo y Redalyc; así como también en Google académico. Se revisaron y se seleccionaron mediante el método de análisis de contenido (Lucas & Noboa, 2013); se excluyeron 235 y se incluyeron 30 artículos (unidades de análisis) por su pertinencia, relevancia y elegibilidad con el tema de estudio siguiendo el modelo Prisma (Hutton et al., 2016). Del mismo modo, se excluyeron los documentos con duplicidad de citas verificadas en el gestor de referencias Zotero. Adicionalmente, se utilizaron diversas fuentes de información en el proceso de fundamentación teórica y discusión.
En la figura 1 se presentan las acciones llevadas a cabo para selección de las fuentes de información, tomando en consideración algunos de los criterios del modelo Prisma.
Nota: la figura, representa el recorrido realizado para la selección de documentos de estudios relacionados con el tema de investigación según el modelo Prisma (Hutton et al., 2016). Adaptado por los autores del estudio.
Derivado del proceso de selección de fuentes de información, se construyó la tabla 1, en la que se describen los principales elementos característicos de cada unidad de análisis: el autor o autores de la investigación, la base de datos de donde fue obtenido el artículo, el idioma y las palabras clave usadas para ubicar las unidades de análisis.
Nota: se describen las unidades de análisis incluidas para la síntesis cualitativa.
Fuente: Calanchez & Chávez (2022) adaptado por los investigadores.
El método de teorización propuesto por Martínez (2015), que se utilizó para procesar la información y construir categorías y teorías, consta de cuatro fases: categorización, estructuración, contrastación y teorización (figura 2). El objetivo final es estructurar una imagen representativa o modelo teórico coherente del fenómeno estudiado. Para facilitar este proceso, se utilizó el programa de computación Atlas.ti versión 9. Este software permitió manipular, ordenar y organizar los datos cualitativos de manera efectiva, lo que facilitó la tarea de interpretación y teorización.
Nota: la figura describe el recorrido en el proceso de teorización planteado por Martínez (2015) y adaptado por los autores de la investigación.
Resultados
Fase integrada de categorización y estructuración
En esta fase se toman las conclusiones y los hallazgos encontrados por los autores de las unidades de análisis para dar respuesta a los interrogantes planteados en la investigación, de las cuales se derivan las categorías menores o más específicas, y así, poder crear categorías más generales a través del análisis de contenido y la codificación axial para la fase de estructuración con el programa informático Atlas.ti.
Nota: la tabla muestra los aportes obtenidos de cada unidad de análisis para responder al interrogante planteado, señalando el autor y año de publicación.
Elaboración propia.
Nota: representación de las categorías menores o más específicas y su interrelación, se utilizó el programa de computación Atlas.ti versión 9.
Elaboración propia.
Nota: la tabla muestra los aportes obtenidos de cada unidad de análisis para responder al interrogante planteado, señalando el autor y año de publicación.
Elaboración propia.
Fase de Contrastación y discusión de resultados
En esta fase se relacionaron y contrastaron los resultados obtenidos con otros estudios paralelos o similares al tema de estudio, en función de sus categorías previas y derivadas, dando respuesta a las preguntas planteadas, para la pregunta 1: ¿Cuáles son los factores que se relacionan con el desarrollo de competencias emprendedoras en estudiantes universitarios?, se obtuvieron las siguientes categorías emergentes, como factores de desarrollo de las competencias emprendedoras:
a) La vinculación de los estudiantes universitarios con otros actores del ecosistema emprendedor es fundamental para promover el emprendimiento en las universidades.
Según Tassara (2021), la sociedad demanda que las universidades cumplan una tercera misión, la cual consiste en fomentar el emprendimiento. Por lo tanto, es necesario profundizar en los factores que influyen en la creación de un ecosistema emprendedor universitario (p. 145). Los resultados del estudio de Mora et al. (2019) indican que un ecosistema universitario adecuado "motiva y refuerza la intención para llevar a cabo emprendimientos sociales, así como la aprobación por parte de familia, amigos y profesores para que el universitario emprenda" (p. 3).
b) Según Liu et al. (2022), los estudiantes se benefician de un entorno de aprendizaje desafiante y relaciones de apoyo entre maestros y estudiantes con competencias de emprendimiento. Krumm (2015) también menciona que todas las competencias necesarias del docente se disponen para entender y colaborar con la formación de un estudiante, que deberá enfrentar un futuro distinto al del docente. Por lo tanto, los docentes necesitan oportunidades para generar confianza, conocimiento y capacidad para desarrollar experiencias de aprendizaje de educación emprendedora efectivas que sean relevantes para los desafíos futuros de la vida de los estudiantes de hoy (Hardie et al., 2020).
c) Un plan de estudios complementario puede ser beneficioso para enseñar el espíritu empresarial. Según Al-Atabi y DeBoer (2014), el uso de una plataforma adecuada puede proporcionar herramientas para el aprendizaje colaborativo y mejorar los aspectos empresariales clave afectivos de los individuos, como el reconocimiento de oportunidades y la adquisición de recursos para el emprendimiento. Además, Ahmad et al. (2018) sugieren que la combinación de varios métodos de enseñanza puede proporcionar a los estudiantes una amplia gama de habilidades requeridas y un conocimiento actualizado del proceso empresarial, lo que puede motivar el espíritu empresarial.
d) Desde la perspectiva de Dubey y Sahu (2022), los aspectos personales y los factores demográficos, sociales y ambientales influyen en las competencias e intención emprendedora de los estudiantes. Sin embargo, la edad y la ocupación no predicen su intención de trabajar por cuenta propia. Sesen (2013) establece que la personalidad es el factor dominante en la intención emprendedora y en el desarrollo de competencias de los estudiantes. Sin embargo, según los resultados de su estudio, el ambiente universitario no tiene un impacto significativo en las intenciones emprendedoras. Por otro lado, Omerzel y Kusce (2013) sugieren que los rasgos personales y los entornos comerciales son apropiados para tener efectos beneficiosos sobre el desempeño percibido del emprendedor.
e) Para la categoría emergente de actitud de apoyo para iniciar un negocio, se ha determinado que las normas sociales, los rasgos personales de apertura a nuevas experiencias, extraversión, escrupulosidad y actitudes positivas afectan directa e indirectamente la intención emprendedora de los estudiantes (Phuong et al., 2021). Además, Setiawan et al. (2022) encontró que la educación emprendedora, tanto la competencia percibida del educador como el apoyo social percibido, son impulsores importantes para la creación de autoeficacia en los jóvenes. Sin embargo, solo el apoyo social percibido está directamente relacionado con una mayor orientación a la actitud emprendedora.
f) El conocimiento del espíritu empresarial puede ser mejorado a través de la gestión del conocimiento, lo cual puede fomentar la creatividad y motivación de los estudiantes y, en consecuencia, hacer que la educación empresarial sea más sostenible (Frolova et al., 2021). Según Mónico et al. (2021), es importante incentivar e invertir en la educación emprendedora en las instituciones de educación superior para aumentar el nivel emprendedor de los estudiantes. Esto puede tener un impacto positivo tanto directo como indirecto en las motivaciones y la intención emprendedora de los estudiantes.
g) La formación universitaria ha evolucionado hacia un nuevo paradigma emprendedor que busca fomentar las competencias y el espíritu emprendedor de los estudiantes. Según Schimperna et al. (2022), se requiere un currículo más integral, que potencie tanto las dimensiones cognitivas como afectivas, y que entregue una formación más práctica y vinculada al ámbito empresarial (networking) (Araya & Avilés, 2020). Asimismo, se recomienda apoyar el desarrollo de la competencia empresarial de forma sistemática en todos los niveles de la educación, incorporando la competencia empresarial en los planes y programas de estudio de diferentes materias y procesos de aprendizaje en general (Venesaar et al., 2022).
Para la pregunta 2: ¿Cuáles son los factores que inciden de las intenciones emprendedoras de los estudiantes universitarios?, se generaron las siguientes categorías emergentes y subcategorías:
a) Antecedentes familiares emprendedores: según Xanthopoulou y Sahinidis (2022), los antecedentes familiares emprendedores, especialmente la ocupación del padre, tienen un fuerte impacto en la mentalidad emprendedora y en la intención de los estudiantes, así como en su vida social. Sin embargo, Cano y Tabares (2017) encontraron que el entorno familiar no es determinante para las intenciones de ser un emprendedor. A pesar de que más de la mitad de los estudiantes tienen uno o ambos padres que trabajan por cuenta propia, se evidencia un comportamiento similar en la intención de ser sucesor.
b) Oferta de cursos adicionales al plan de estudios: según Lechuga et al. (2022), los programas educativos enfocados en la transferencia de conocimientos y el desarrollo de habilidades empresariales fortalecen la relación entre la intención y el comportamiento a nivel universitario. Los estudiantes que han tomado un curso de emprendimiento tienen una intención emprendedora significativamente mayor (Krzelj & Beran, 2021).
c) Educación empresarial: entre los factores que impulsan la intención emprendedora de los estudiantes destacan las metodologías activas de enseñanza, la pasión del profesorado y los contenidos del programa de estudio (Purwati et al., 2020). Sin embargo, no se encontró que la educación empresarial influyera en la deseabilidad de emprender (actitud hacia la conducta y norma subjetiva) (Bravo et al., 2021).
d) Rasgos de personalidad: según Araya (2022), la norma subjetiva y el control conductual percibido, aunque presentaron una relación directa, no fueron relevantes en el estudio realizado. Por otro lado, Castro (2017) concluye que los sistemas educativos deben diseñar sus programas basándose en la autoeficacia y el empoderamiento emprendedor de los estudiantes, de acuerdo con los valores familiares y sociales convencionales, para que sean efectivos en el logro de la meta de promover el emprendimiento estudiantil.
e) Amigos y personas a las que admiran: en relación con este factor, Marulanda-Valencia et al. (2018) encontraron en su estudio que los "aspectos externos, compuestos por programas de fomento y acompañamiento al emprendimiento, financiación, imagen e influencia de amigos y familiares, no son tan importantes en la intención emprendedora" (p. 171).
f) Según Krzelj y Beran (2021), el género tiene un efecto significativo en la intención emprendedora, siendo mayor en estudiantes varones que en estudiantes mujeres. Sin embargo, el nivel de estudios no tiene un efecto significativo sobre la intención emprendedora. Los estudiantes que tuvieron la materia de emprendimiento en secundaria no tienen mayor intención emprendedora que los estudiantes que no tuvieron educación emprendedora en secundaria. Por otro lado, Durán et al. (2021) encontraron en su investigación que el género no influye en la deseabilidad, la factibilidad y la intención emprendedora en las universidades públicas, pero en la muestra privada, el género sí tiene relación de dependencia con la intención emprendedora.
Esto revela que, en este entorno, el nivel de valoración social del emprendimiento está dado por el género. Además, se destaca que muchas características fomentan la intención emprendedora de los estudiantes, como el género, la edad, tener padres emprendedores, la autoeficacia, la tolerancia al riesgo y las características ambientales, que pueden considerarse como los principales impulsores del espíritu empresarial de los estudiantes. En cuanto a la última característica, es posible destacar el papel de la universidad en el fomento de las habilidades y la intención de emprender de los estudiantes (Schimperna et al., 2022).
Conclusiones
Se puede afirmar que las habilidades y el espíritu empresarial de los estudiantes universitarios son una actividad basada en la práctica social, que requiere una rica experiencia empresarial, incluyendo conocimientos teóricos generales y específicos de dirección empresarial. Por lo tanto, se han identificado varios factores en la revisión teórica relacionados con la generación de habilidades empresariales.
La vinculación de los estudiantes universitarios con actores del ecosistema emprendedor es fundamental para el desarrollo de habilidades emprendedoras. Estos contactos brindan conocimientos, recursos y apoyo clave en el camino hacia el éxito empresarial. La vinculación con actores clave del ecosistema emprendedor es decisiva para el éxito de los estudiantes emprendedores.
Las competencias docentes para la enseñanza del emprendimiento es un aspecto cada vez más relevante en la formación de los estudiantes, y para que esto sea efectivo, es necesario que los docentes posean competencias específicas para que impartan estas materias y adapten los conocimientos a las necesidades de los estudiantes. Es fundamental que los docentes estén actualizados y capacitados en temas relacionados al emprendimiento, y que conozcan las últimas tendencias y herramientas adecuadas para la enseñanza. Además, es importante que tengan habilidades para enseñar de manera creativa e innovadora, adaptándose a las necesidades específicas de cada estudiante y motivándolos en su proceso de aprendizaje y desarrollo como emprendedores.
Un plan de estudios complementario con una plataforma adecuada y variedad de métodos de enseñanza puede motivar el espíritu empresarial en los estudiantes, proporcionando herramientas para el aprendizaje colaborativo y mejorando aspectos clave del emprendimiento, como el reconocimiento de oportunidades y la adquisición de recursos.
Los factores demográficos, sociales y ambientales influyen en la intención emprendedora y el desarrollo de habilidades de los estudiantes, mientras que la edad y la ocupación no son buenos predictores de su intención de trabajar por cuenta propia. La personalidad es un factor dominante en la intención emprendedora y el desarrollo de competencias, y aunque el ambiente universitario no tiene un impacto significativo en las intenciones emprendedoras, los rasgos personales y los entornos comerciales son factores importantes para el desempeño percibido del emprendedor.
Las normas sociales, rasgos personales y actitudes positivas influyen en la intención emprendedora de los estudiantes. La educación emprendedora es esencial para crear autoeficacia en los jóvenes y el apoyo social percibido impulsa la actitud emprendedora.
La gestión del conocimiento es útil para fomentar la creatividad y motivación del alumno en la educación empresarial, haciendo que sea más sostenible. Invertir en la educación emprendedora en las instituciones de educación superior es efectivo para aumentar las motivaciones y la intención emprendedora de los estudiantes.
Se necesita un nuevo modelo de universidad emprendedora para fomentar las competencias y el espíritu emprendedor de los estudiantes, que incluya un currículo integral con formación práctica y vínculos con el ámbito empresarial. Además, se debe apoyar el desarrollo de la competencia empresarial en todos los niveles de la educación, mediante la incorporación de la competencia empresarial en los planes de estudio y procesos de aprendizaje.
En cuanto a los factores que inciden de las intenciones emprendedoras de los estudiantes universitarios, se puede concluir que:
El ambiente familiar y la ocupación del padre pueden influir en la mentalidad emprendedora de los estudiantes, pero no son factores determinantes. Lo mismo ocurre con la intención de ser sucesor, a pesar de que uno o ambos padres trabajen por cuenta propia.
Los programas educativos pueden fortalecer la relación entre la intención y el comportamiento emprendedor en el ámbito universitario. Los estudiantes que han realizado cursos de emprendimiento tienden a tener una intención empresarial significativamente mayor. Aunque la educación empresarial no influye en la deseabilidad de emprender, sí pueden influir las metodologías activas de enseñanza, la pasión del docente y los contenidos del programa de estudios.
Los rasgos de personalidad, la influencia social y familiar, el género y el nivel de educación pueden influir en la intención emprendedora de los estudiantes. La universidad tiene un papel importante en fomentar las habilidades y la intención de emprender de los estudiantes. Aunque el género parece tener un efecto significativo en la intención empresarial, hay otros factores que también pueden impulsar el espíritu emprendedor de los estudiantes. Es importante que los sistemas educativos diseñen programas enfocados en la autoeficacia y el empoderamiento emprendedor de los estudiantes, basados en los valores familiares y sociales convencionales. Además, hay aspectos externos que no son considerados tan relevantes en la intención emprendedora, como los programas de fomento y acompañamiento al emprendimiento, la financiación, la imagen y la influencia de amigos y familiares.