Introducción
En las colecciones científicas se almacenan especímenes, partes o derivados, organizados y protegidos junto con su información asociada. Este material es, a menudo, analizado con varios instrumentos y técnicas, proporcionando nuevos datos para investigaciones científicas, convirtiéndose así en una fuente inagotable, insustituible y de respaldo táctico y confiable de información sobre varios aspectos de la biodiversidad de una región (Darrigran, 2012; Rivera-León et al., 2018; Bakker et al., 2020). Los especímenes de museo son repositorios de información que sirven como material de referencia, para conocer y comprender el entorno actual e histórico, o como elementos de consulta para las generaciones presentes y futuras en estudios vanguardistas, e innumerables campos (Remsen, 1991, 1995; Stiles, 2002; Collar et al., 2003; Martínez-Meyer, 2005; Simmons y Muñoz Saba, 2005; Swing et al., 2014; Rivera-León et al., 2018).
Las colecciones científicas no siempre son bien percibidas, por sensibilidad o por juicios de moralidad (Skutch, 1996; Bekoff y Elzanowski, 1997; Dubois y Nemésio, 2007). Así que en los últimos años varios investigadores se han apoyado en otros medios de identificación y documentación, para la descripción de especies de aves sin requerir un espécimen tipo o testigo (Dubois y Nemésio, 2007; Donegan, 2008). Sin embargo, esta tendencia incrementa la probabilidad de confusiones a nivel taxonómico. Además, niega la posibilidad de que exista material asociado para entender, documentar y compartir información sobre detalles anatómicos y morfológicos (Swing et al., 2014). Debido a esta limitante, los especímenes de colecciones científicas siguen siendo sumamente útiles en los campos de taxonomía, sistemática, biogeografía, anatomía, morfología, ecología, biología de la conservación, manejo de vida silvestre, entre otros (Remsen, 1991, 1995; Collar et al., 2003).
Dada su importancia, las colecciones científicas necesitan herramientas para priorizar gastos y tener medidas cuantitativas de sus diferentes elementos, de la manera más eficiente posible (Favret et al., 2007). Uno de los primeros sistemas para la valoración y gestión de colecciones fue diseñado por McGinley (1993), actualmente denominado Índice de Salud de Colecciones (ISC). Inicialmente, este índice estuvo enfocado en la evaluación de muestras entomológicas, utilizando una escala de niveles del 1 al 10. Williams et al. (1996) lo modificaron para evaluar las colecciones de vertebrados, usando una escala de 1 al 7; ambas escalas cuantifican el estado curatorial de los especímenes evaluados (Fernández, 2000; Favret et al., 2007). Fernández et al. (2005) agregaron un nivel 0 para evaluar los especímenes en colecciones de vertebrados e invertebrados. En todos los casos el nivel de salud de una colección científica puede ser representado numéricamente, indicando el porcentaje de especímenes bien curados y disponibles para ser utilizados (McGinley, 1993; Rivera-León et al., 2018). El ISC es una herramienta que evalúa la efectividad de los procedimientos curatoriales (Rivera-León et al., 2018; Altamirano-González y Riechers-Pérez, 2020), por lo que una evaluación del ISC ideal refleja el equilibrio entre los ejes fundamentales de una colección científica: orden, crecimiento y conservación (Simons y Muñoz-Saba, 2005).
La colección de ornitología del Instituto Nacional de Biodiversidad (INABIO) del Ecuador se originó en 2014, a partir del desaparecido Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales (MECN). Este último, adquirió en 1978 la colección de aves del zoólogo ecuatoriano Gustavo Orcés. En la actualidad la colección de ornitología se nutre de especímenes de diversos orígenes: la mayoría proviene de proyectos institucionales, investigadores asociados y contrapartes institucionales, con científicos nacionales e internacionales. También se reciben muestras de consultores ambientales particulares, previo a la presentación de los respectivos permisos emitidos por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica del Ecuador, y donaciones de especímenes hallados muertos. El INABIO, ubicado en Quito, mantiene los especímenes de aves almacenados en dos sistemas híbridos de compactación, en un espacio de 20 m2, a temperaturas promedio de 1720°C, con iluminación artificial blanca y flujo continuo de aire a través de ventiladores de pared.
La colección también es una fuente de consulta digital, debido a que se han migrado todos los datos asociados a los especímenes hacía la Plataforma de Base Nacional de Datos de Biodiversidad del Ecuador (BNDB). Gracias a este recurso, la colección difunde, comparte e intercambia datos con la comunidad científica mundial, aportando respuestas a preguntas biológicas, ambientales y socioambientales sobre la biodiversidad de aves a escala global. El presente artículo da a conocer la riqueza taxonómica de la colección de ornitología del INABIO y, mediante la evaluación del Índice de Salud de Colecciones (ISC), su estado de conservación, crecimiento y orden.
Materiales y Métodos
Inventariamos detalladamente la presencia física de los especímenes de aves en los sitios de almacenamiento de la colección de ornitología del INABIO, en el catálogo manual de ingreso y en la base de datos digital. Además, revisamos los datos básicos y asociados de cada espécimen y actualizamos la taxonomía con base en Remsen et al. (2019). Con los datos del inventario, evaluamos el estado de salud de la colección mediante el Índice de Salud de Colecciones (ISC), basados en el método aplicado por la colección de mamíferos del Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador–QCAZ (Camacho y Burneo, 2009), mismo que tomó los criterios de McGinley (1993), Williams et al. (1996) y Fernández et al. (2005). Empleamos este método, debido al éxito de evaluación que tuvo en la colección de mamíferos del QCAZ y a la similitud en el tamaño con la colección de ornitología del INABIO. A continuación, se presenta el detalle de cada nivel.
Nivel 0: Presencia de ejemplares o especímenes. El espécimen está presente en la colección o se encuentra en préstamo a otra institución. No supera el nivel si está ausente o no hay registros del préstamo.
Nivel 1: Estado de conservación.
1. Estado físico. El espécimen está en buen estado físico o presenta algún problema que comprometa su estado de conservación y puede ser recuperado con medidas curatoriales mediatas o inmediatas. No supera el nivel si se encuentra en mal estado físico y no puede ser recuperado.
2. Riesgo de daño químico. El espécimen no está afectado o en riesgo de daño. No supera el nivel si está roto, o corre el riesgo de ser afectado.
3. Información de Colección. Presencia de datos obligatorios o básicos. No supera el nivel si no presenta fecha y localidad de colección.
4. Partes suplementarias. Se consideran partes suplementarias elementos como cráneo, esqueleto y tejidos. Las partes suplementarias que se han indicado como existentes, están ligadas al espécimen al que pertenecen. No supera el nivel si las partes suplementarias no están asociadas (no aplica la evaluación en caso de que no se hayan extraído partes suplementarias).
5. Etiquetado. El espécimen, envase o partes suplementarias están correctamente etiquetados; en caso contrario, no supera el nivel.
Nivel 2: Origen de los especímenes. El espécimen tiene el nombre del recolector o recolectores; en caso contrario, no supera el nivel.
Nivel 3: Determinación de especímenes. El espécimen tiene identificación completa y fiable (género y especie), con base a la identificación del curador del museo o de un especialista. No supera el nivel si la identificación está incompleta o potencialmente incorrecta.
Nivel 4: Almacenamiento. El espécimen no está fuera del área de la colección, está en el cajón o recipiente correcto. No supera el nivel si esta fuera del área de la colección, el ejemplar está en el cajón o recipiente incorrecto.
Nivel 5: Información asociada.
1. Consistencia de datos. El espécimen posee todos sus datos consistentes en las etiquetas, recipientes y catálogo; en caso contrario, no supera el nivel.
2. Coherencia de datos. El espécimen posee datos taxonómicos, geográficos, sexuales y morfométricos coherentes. No supera el nivel si presenta datos incoherentes.
3. Datos actualizados. La información geográfica y taxonómica del espécimen ha sido actualizada; en caso contrario, no supera el nivel.
Nivel 6: Registro de base de datos. El espécimen está correctamente ingresado en la base de datos de la colección. Un espécimen no supera el nivel si a pesar de estar correctamente identificado y curado, no está ingresado en una base de datos electrónica.
Nivel 7: Rescate de información para inventario. Este nivel agrupa a todos los especímenes debidamente curados, que se encuentran ingresados en la base de datos, cuyos registros almacenan la información indispensable que puede ser usada para la preparación de inventarios faunísticos y listados a nivel de especies. Esta información deberá ser coherente en la base de datos, las etiquetas del espécimen y en su envase de almacenamiento. Un espécimen sin estos atributos no supera el nivel.
Nivel 8: Información complementaria. Este nivel agrupa a todos los especímenes debidamente curados, que además de información básica de colección presenta información asociada como: detalles de la colección, información ecológica, etológica, climática, etc. Un ejemplar sin estos atributos no supera el nivel.
Nivel 9: Utilidad de la colección para investigaciones. Este nivel agrupa a todos los especímenes debidamente curados, que han sido utilizados para diferentes investigaciones como libros, monografías, disertaciones, tesis y demás. Un ejemplar sin estos atributos no supera el nivel.
Nivel 10: Uso de la colección para artículos científicos. Este nivel agrupa a todos los especímenes debidamente curados, que han sido utilizados en publicaciones científicas para realizar revisiones y descripciones taxonómicas. Aquí se incluye a los holotipos y paratipos almacenados en la colección.
Todos los datos del inventario de especímenes se registraron en formularios y posteriormente fueron pasados a una hoja de cálculo para su sistematización y tabulación. La evaluación del estado de salud de la colección de ornitología se realizó en dos períodos: en el año 2014, cuando la colección pertenecía al MECN, y en el año 2019, en el que la colección ya era administrada por el INABIO. De acuerdo a la evaluación de los niveles del ISC, se obtuvieron las prioridades para el manejo y la administración de la colección. Fernández et al. (2005) proponen cuatro prioridades: Prioridad 1, estado de conservación del especímen, y es la suma de los niveles 0-1. Prioridad 2, organización física, que es la suma de los niveles 2-4. Prioridad 3, material accesible a los usuarios o investigadores, y es la suma de los niveles 5-6. Prioridad 4, inventario de especies, catalogación, listado de especies y uso de la colección para proyectos de investigación, que es la suma de los niveles 7-9.
Resultados
Riqueza y Composición
La colección de ornitología del INABIO aloja 9874 especímenes, agrupados en 28 órdenes, 86 familias, 602 géneros y 1295 especies, incluidas dos aves que no están distribuidas en el Ecuador: Clangula hyemalis y Puffinus lherminieri. Tanto en especies como especímenes, el orden con mayor número fue Passeriformes, seguido de Apodiformes y Piciformes. Solamente tres órdenes (Phoenicopteriformes, Eurypygiformes, Ciconiiformes) presentes en Ecuador, no se encuentran representados en la colección (Anexo 1).
Las familias más representativas en relación con el número de especies y especímenes fueron: Thraupidae (tangaras), Trochilidae (colibríes), Tyrannidae (atrapamoscas), Furnariidae (trepatroncos, horneros, canasteros, limpiafrondas), y Thamnophilidae (hormigueros, batarás). Por otro lado, en la colección faltan 343 especies que han sido registradas en Ecuador, que pertenecen a 64 familias taxonómicas. Dentro de estas familias, siete están ausentes en la colección de ornitología: Phoenicopteridae, Jacanidae, Stercorariidae, Rynchopidae, Eurypygidae, Ciconiidae y Estrildidae. En otras 55 familias representadas en la colección, están ausentes varias especies ecuatorianas, siendo las familias menos representadas, Tyrannidae y Thraupidae, con 40 y 24 especies ausentes, respectivamente. En el Anexo 1 se detalla la presencia y ausencia de especies de cada familia taxonómica dentro de la colección de ornitología del INABIO.
Por otro lado, Molothrus bonariensis presentó 256 especímenes, siendo la especie más abundante en la colección. Solo otras tres presentan más de 50 especímenes: Euphonia xanthogaster, Glyphorynchus spirurus y Geospizopsis unicolor (Figura 1).
Con respecto al número de individuos por cada una de las especies de aves, en la colección son más las especies que tienen de 1-9 especímenes (Figura 2). El número promedio de ejemplares por especie en la colección es de 7.57 individuos (± 0.569, n = 1295).
La colección de ornitología del INABIO inició en 1978, cuando los primeros especímenes fueron catalogados, enumerados y depositados en sus respectivos sitios de almacenamiento. En la primera década de funcionamiento de la colección, se depositó más del 50 % (4990) de los especímenes que actualmente posee el INABIO. En general, el número de especies es directamente proporcional a la cantidad de depósitos de especímenes, lo que se evidencia en las dos primeras décadas de existencia de la colección de ornitología; en contraste, desde el año 2000 hubo un menor número de depósitos de especímenes, por tanto, un menor número de especies (Figura 3). Desde el año 2000 existe un crecimiento promedio anual de 142.24 especímenes y de 78.35 especies. Igualmente, la incorporación promedio anual de especies nuevas para la colección desde el año 2000 es de 3.06 especies.
En la colección reposan especímenes de todas las provincias de Ecuador, siendo Pichincha la más representada, con 1345 ejemplares (13.62 % del total de la colección, Tabla 1). También en la colección se encuentran depositados cinco especímenes provenientes de Perú (Asio clamator, Knipolegus orenocensis, Molothrus bonariensis, Mimus longicaudatus) y dos especímenes de Estados Unidos (Clangula hyemalis). Adicionalmente, existen 664 especímenes y 414 especies recolectadas en Ecuador, que no presentan datos de localidades u otra información asociada (Tabla 1).
En la colección reposan 138 especies que se encuentran en alguna categoría de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) a nivel global (UICN 2020), es decir, el 72.63 % del total de aves ecuatorianas anotadas en la lista de la UICN.
Provincia | Especies | % | Especímenes | % |
Pichincha | 408 | 31.51 | 1345 | 13.62 |
Zamora Chinchipe | 367 | 28.34 | 896 | 9.07 |
Morona Santiago | 365 | 28.19 | 863 | 8.74 |
Pastaza | 317 | 24.48 | 820 | 8.30 |
Esmeraldas | 250 | 19.31 | 727 | 7.36 |
Napo | 339 | 26.18 | 638 | 6.46 |
Orellana | 282 | 21.78 | 633 | 6.41 |
Sucumbíos | 303 | 23.40 | 510 | 5.17 |
Loja | 206 | 15.91 | 481 | 4.87 |
El Oro | 194 | 14.98 | 449 | 4.55 |
Azuay | 89 | 6.87 | 375 | 3.80 |
Carchi | 167 | 12.90 | 228 | 2.31 |
S.D. de Los Tsáchilas | 133 | 10.27 | 205 | 2.08 |
Galápagos | 50 | 3.86 | 166 | 1.68 |
Imbabura | 98 | 7.57 | 162 | 1.64 |
Guayas | 75 | 5.79 | 140 | 1.42 |
Manabí | 102 | 7.88 | 126 | 1.28 |
Tungurahua | 57 | 4.40 | 106 | 1.07 |
Chimborazo | 62 | 4.79 | 105 | 1.06 |
Santa Elena | 52 | 4.02 | 87 | 0.88 |
Cotopaxi | 54 | 4.17 | 85 | 0.86 |
Cañar | 42 | 3.24 | 42 | 0.43 |
Los Rios | 8 | 0.62 | 11 | 0.11 |
Piura* | 4 | 0.31 | 4 | 0.04 |
Bolívar | 3 | 0.23 | 3 | 0.03 |
Wissconsin* | 1 | 0.08 | 2 | 0.02 |
Loreto* | 1 | 0.08 | 1 | 0.01 |
Sin datos | 414 | 31.97 | 664 | 6.72 |
Total | 1295 | - | 9874 | - |
*Especímenes que no fueron recolectados en Ecuador
En las categorías de amenaza (Peligro Crítico CR, En Peligro EN, Vulnerable VU) existen 69 especies dentro de la colección de ornitología. A nivel nacional, en la colección están representadas 272 especies dentro de alguna categoría de la lista roja, que corresponden al 52.51 % de las anotadas para el Ecuador (Freile et al., 2018). De estas, 103 especies están amenazadas (CR, EN, VU). En la colección se encuentran depositadas 133 especies endémicas, de 10 centros endémicos regionales, 54.73 % de total registrado en Ecuador (243 especies) (Stattersfield et al., 1998).
Estado de salud
El Índice de Salud de Colecciones (ISC) se aplicó en los años 2014 y 2019. En el 2014, se evaluaron 8762 especímenes de 1286 especies, mostrando el 24.31 % de especímenes con problemas de curaduría (niveles 0-6) y el 75.69 % de especímenes se encontraban debidamente curados (niveles 7-10). Posterior a esta evaluación, se corrigieron varios problemas curatoriales. En el año 2019 se realizó una segunda evaluación, en la que se redujeron a 12.88 % los especímenes con problemas de curaduría (niveles 0-6) y se incrementaron a 87.12 % los especímenes debidamente curados y aptos para ser utilizados en investigación (niveles 7-10) (Figura 4).
En la colección de ornitología del INABIO se evidencian problemas curatoriales, como especímenes extraviados y sin datos, especímenes sin datos asociados y que no presentan el nombre del recolector (niveles 0-2). Estos problemas se encuentran ligados a especímenes antiguos (más de 40 años de preparación), y a pesar de que se aplicaron varias medidas curatoriales, solo se pudieron solucionar parcialmente. Sin embargo, en estas dos últimas décadas los especímenes que se han ingresado a la colección no presentan estos problemas, debido al establecimiento de nuevos protocolos en el manejo y administración de la colección. En general, desde el 2014 al 2019 se recuperaron 107 especímenes extraviados y se lograron restaurar 37 especímenes, los mismos que subieron a los niveles superiores de la evaluación del ISC (Figura 4).
En los niveles 3 y 4 no existieron mayores problemas curatoriales, se corrigió la información de pocos especímenes que estaban mal identificados y sus sitios almacenamiento fueron los apropiados, tanto en las gavetas (2014) y actualmente en compactadores (2019). En el nivel 5 se solucionaron problemas vinculados con la información asociada de cada espécimen, llegando a tan solo 136 especímenes en este nivel. El repositorio de la información digital (nivel 6) no tuvo problemas curatoriales en los dos períodos de evaluación (Figura 4): todos los datos de los especímenes de aves se encuentran en la plataforma del Symbiota BNDB.
La mayor parte de los especímenes están bien preparados, clasificados, catalogados y con información capturada en la base de datos (niveles 7-10). En el 2014, se contabilizaron 6632 especímenes, de los cuales, 1820 fueron utilizados para mediciones, fotos, tesis, revisiones, monografías, libros, estudios ecológicos u otras investigaciones. Diez especímenes fueron utilizados en publicaciones científicas, dentro de tratados taxonómicos, estudios biogeográficos, de diversidad y descripciones de especies, entre otros. En 2019 se contabilizaron 8602 especímenes (niveles 7-10), de los cuales, 2606 han sido utilizados para diferentes investigaciones y debido a una búsqueda exhaustiva de información ligada a la colección, encontramos 726 especímenes utilizados en publicaciones científicas, principalmente dentro de revisiones taxonómicas, descripciones de especies, holotipos y paratipos, entre otros (Figura 4)
Discusión
En sus 40 años de vida, la colección de ornitología del INABIO ha logrado recopilar el 79 % de las 1636 especies de aves registradas en Ecuador (Remsen et al., 2019). El mayor número de especímenes depositados en la colección provienen de tres provincias de la Amazonía (Zamora Chinchipe, Morona Santiago, Pastaza), una de los Andes (Pichincha) y una de la costa ecuatoriana (Esmeraldas), sugiriendo que, en el siglo XX, estas zonas fueron las más estudiadas (Figura 5). Varias provincias especialmente de los Andes (Chimborazo, Bolívar, Cañar, Los Ríos y Cotopaxi) presentan un menor número de especímenes, coincidiendo con los vacíos de información que actualmente tiene Ecuador y que son consideradas como áreas prioritarias para la conservación (Cuesta et al., 2015). Con base en estos datos podemos priorizar áreas para realizar colecciones, apoyar con información para el establecimiento de áreas protegidas y para la generación de estrategias de conservación, apoyando a los gobiernos locales en sus planes de ordenamiento territorial.
Más del 50 % de los especímenes y 78 % de especies de aves depositadas en el INABIO, fueron recolectadas hasta 1990, es decir, la mitad de los especímenes tienen más de 30 años de antigüedad. Algunos de ellos cuentan con datos insuficientes, datos imprecisos de localidad y carentes de cierta información que se toma en la actualidad. A principios del siglo XXI el ingreso de especímenes bajó sensiblemente. Esto coincide con la publicación de Ridgely y Greenfield (2001) el primer trabajo completo e ilustrado sobre la avifauna del Ecuador, pero también podría atribuirse a la corriente de no recolecta de especímenes, por cuestiones morales y nuevos métodos para la descripción e identificación de especies de aves (Bekoff y Elzanowski, 1997; Dubois y Nemésio, 2007; Donegan, 2008). En la última década, se incrementó el depósito de especímenes (13 % del total de especímenes de la colección del INABIO), debido al advenimiento de técnicas moleculares para estudios de sistemática, genética poblacional y filogenia, basados en especímenes de museos.
Las nuevas colecciones científicas sumarán importante información, dada la acelerada destrucción de los ecosistemas naturales, siendo los únicos testigos de la avifauna original de muchas regiones (Stiles, 2002).
La colección de ornitología del INABIO presenta un bajo número de ejemplares por especie, siendo en algunos casos estos valores ineficaces para determinados estudios. Generalmente, se requieren muestras de más de 20 ejemplares por sexo, especie y población para que los estudios tengan validez estadística (Stiles, 2002). En los últimos 10 años, la colección presenta un promedio anual de ingreso de 135 especímenes de ~43 especies, lo que evidencia la necesidad de incrementar el número de especímenes recolectados e ingresados a la colección. Un escenario casi ideal, sería el ingreso anual de 300 a 400 especímenes, representando ~150 especies, lo que incrementaría la utilidad para investigación y representatividad de la colección de ornitología del INABIO. La renovación de especímenes de la colección no aplica para especies de aves en Peligro Crítico y En Peligro.
Una colección biológica requiere la inspección y cuidados permanentes, para evitar la pérdida de especímenes e información asociada, sobre todo cuando se pretende tener una representatividad en especies a nivel nacional; además, una colección bien cuidada es una herramienta para la generación de conocimiento de la biodiversidad regional y un aporte para su conservación (Altamirano-González y Riechers-Pérez, 2020). Es por este motivo, que realizamos la evaluación del ISC para dar un mejor seguimiento y adecuado manejo de los especímenes de la colección de ornitología del INABIO. La evaluación del ISC en los años 2014 y 2019, evidenció que los especímenes en los niveles 0-6 disminuyeron y se incrementaron en los niveles 7-10. Fernández et al. (2005) proponen un perfil de colección ideal del 30 % de total de especímenes en los niveles inferiores (0-6) y el 70 % de los especímenes en los niveles superiores (7-10). El 30 % representa el grado esperado de entropía de una colección científica dinámica (Camacho y Burneo, 2009). El resultado del perfil de la colección de ornitología del INABIO, en los niveles 0-6 presenta una evaluación por debajo lo ideal y superior en los niveles 7-10, lo que indicaría una colección que ha sido estática (Camacho y Burneo, 2009), a pesar de que se refleja un trabajo de administración adecuado, con una colección ordenada (Figura 6). Este problema se encuentra vinculado al bajo ingreso de especímenes de aves a la colección, debido principalmente al limitado presupuesto y mínimo personal dedicado a la realización de colecciones. La pérdida de especímenes es otro problema que ha afectado la evaluación de la colección, debido a varios factores como: préstamos no devueltos, traslado de las colecciones a nuevas instalaciones y, posiblemente, robo de especímenes. Los especímenes más afectados por estos problemas fueron los ingresados en la década de los 80 y parte de los 90, que coincide con las limitaciones tecnológicas empleadas en la conservación de esa época, y la causa de la mayoría de pérdidas que se presentan en las colecciones científicas (Simons y Muñoz-Saba, 2005).
La colección de ornitología del INABIO se encuentra resguardada en un sistema de compactadores de almacenamiento, el cuál favorece el estado de conservación de los especímenes, y a su vez, influye en una buena valoración del ISC (nivel 4). El repositorio de información de la colección de ornitología se encuentra en una plataforma especializada para el manejo y administración de bases de datos biológicos, lo que influyó con una valoración positiva en el ISC (Figura 6). Cabe mencionar que, sin importar el medio digital con el que se manejen los datos, el que la información esté capturada en una base de datos, da un valor científico con altas potencialidades de consulta y de uso (Martínez-Meyer, 2005). Los sistemas de bases de datos deben ofrecer a los usuarios características de calidad como disponibilidad, eficiencia, escalabilidad, facilidad de uso, fiabilidad y mantenibilidad (Rey et al., 2017). Es por este motivo que el INABIO optó por el manejo y administración de los datos de las colecciones biológicas mediante la plataforma Symbiota. Este software establece portales web de biodiversidad basados en colecciones, listas, registros fotográficos e información de biodiversidad de regiones determinadas, los cuales utilizan el sistema Darwin Core para el ingreso de los datos de forma estandarizada asociados a un espécimen (Wieczorek et al., 2012; Gries et al., 2014). El archivo depurado en formato Darwin Core es publicado en la Base Nacional de Datos de Biodiversidad (BNDB), que es gratuita y de libre acceso.
En el último nivel de evaluación (nivel 10) se encuentran los especímenes tipo: holotipos, paratipos, sintipos y topotipos, que fueron utilizados para descripción de nuevas especies y subespecies de aves para el Ecuador. En total existen 28 especímenes tipo, que representan 17 especies, en la colección (Tabla 2).
La colección de ornitología del INABIO no es extensa y su número de especímenes es manejable, lo que permitió la revisión espécimen por espécimen, obteniendo resultados más detallados sobre su estado de conservación. En colecciones mucho más grandes, este método no es realista y no es tan eficiente, por esfuerzo de personal y prioridades de trabajo (Camacho y Burneo, 2009; Favret et al., 2007). El ISC requiere una inversión importante de dinero, tiempo y personal calificado, por lo que la evaluación de un grupo taxonómico es viable, aunque con una visión parcial de la colección.
La evaluación del ISC ha mejorado sustancialmente la administración y gestión de la colección de ornitología del INABIO, identificando y resolviendo problemas curatoriales e implementando políticas nuevas para evitar problemas futuros. Esto es similar a lo ocurrido en otras colecciones de diferentes museos de América Latina (Moser et al., 2001; Fernández et al., 2005; Camacho y Burneo, 2009; Rivera-León et al., 2018; Altamirano-González y Riechers-Pérez, 2020). Además, el ISC muestra las acciones que se deben tomar para el manejo de una colección (Fernández et al., 2005). Las principales prioridades de la colección de ornitología del INABIO son dos. Prioridad 1 es de conservación, específicamente especímenes perdidos, sin notas de campo o que carecen de información asociada; para esto se requieren protocolos más rigurosos para no perder especímenes o ingresar especímenes sin información asociada. La prioridad 2 es de crecimiento; aunque la colección se encuentra ordenada, los especímenes se encuentran dentro sus gavetas y su información asociada en la base de datos, no existe crecimiento sostenido o ingresos permanentes de especímenes a la colección (Figura 7). Hay un alto porcentaje de especímenes en la Prioridad 4, aunque presenta especímenes catalogados, sistematizados, ordenados y usados para publicaciones, sin embargo, esto no quiere decir que la colección de ornitología presenta una dinámica de un perfil ideal: se necesita un mayor ingreso de especímenes a la colección de ornitología del INABIO. En el caso de la prioridad 3, el material científico de aves de la colección es accesible a los investigadores y para casi todo tipo de trabajos científicos sobre aves.
De acuerdo con la evaluación de los niveles del ISC, se obtuvieron las prioridades para el manejo y la administración de la colección. Fernández et al. (2005) proponen cuatro prioridades (Figura 7).
Los detractores de la recolección de especímenes de aves sustentan que esta pone en peligro las poblaciones, puede causar daño a la dinámica ecológica de los ecosistemas, y exponen asuntos morales y bioéticos sobre el sacrificio de animales (Bekoff y Elzanowski, 1997; Dubois y Nemésio, 2007). Por otra parte, existen varios criterios para la recolección de especies, en su mayoría enfocada con valores supraindividuales, como aumentar los conocimientos de las especies y proponer programas para su conservación (Remsen, 1991, 1995; Loftin, 1992; Stiles, 2002; Collar et al., 2003; Suárez y Tsutsui, 2004; Cuervo et al., 2006, Swing et al., 2014). Estas dos corrientes antagónicas tienen sus justificativos; nosotros no pretendemos marcar un desequilibrio en su permanente debate (Dubois y Nemésio, 2007; Donegan, 2008 y sus referencias), solo remarcamos que este debate ha provocado el detraimiento general de las colecciones científicas. Consideramos que las colecciones científicas deben mantenerse en el tiempo, por lo que es fundamental dar a conocer mecanismos para su gestión y priorizar recursos para su manejo, su aporte al conocimiento científico verificable de la biodiversidad y como una herramienta para generar estrategias de conservación (Cotterill, 1997).
Conclusiones
Se tomaron medidas para solucionar algunos problemas de la colección relacionados con la evaluación del ISC. Estas incluyen, el cuidado al ingresar especímenes sin datos básicos, y el establecimiento de nuevas políticas y protocolos que eviten estos problemas a futuro. También se han buscado algunas estrategias para el incremento y crecimiento de la colección, como contacto con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales para que depositen especímenes de aves al INABIO. Existen muchas aves que pierden la vida por diferentes motivos ya sea en centros de rescate, zoológicos, carreteras, construcciones, entre otros, es así, que no se perderá información y material genético que servirán para futuras investigaciones. Además, en cada investigación de aves que realiza el INABIO se busca incorporar la recolección de especímenes, tanto de especies que se encuentren en áreas con vacíos de información, como para renovación de material biológico antiguo. Actualmente, a nivel mundial se está estableciendo una estrategia de canje de especímenes con otros museos nacionales e internacionales, la cual no se ha implementado en la colección de ornitología del INABIO. Una colección bien curada y con especímenes representativos de las regiones del Ecuador, es un atrayente para que investigadores y especialistas utilicen los especímenes en sus diferentes trabajos de investigación.
El manejo y mantenimiento de la colección de ornitología del INABIO está enfocado en tres ejes: orden, crecimiento y conservación. En general, de acuerdo con el análisis del ISC y de las prioridades de manejo, la colección de ornitología presenta un crecimiento lento, pero de forma ordenada, con énfasis en la conservación de sus especímenes. El ISC de la colección de ornitología mostró un perfil cerca a lo ideal y un buen estado de conservación de los especímenes, lo cual no significa que no se requiera continuar en la atención de la colección. La evaluación depende del movimiento y crecimiento de la colección, y se debería realizar al menos cada cinco años.