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Print version ISSN 0124-8693

Tend. vol.14 no.2 Pasto July/Dec. 2013

 

Artículos y ensayos

LA EDUCACIÓN EN EL OTOÑO DE LA EDAD MEDIA. EL NACIMIENTO DE LA UNIVERSIDAD EN EL CONTEXTO DE LA SOCIEDAD MEDIEVAL

THE EDUCATION IN THE AUTUMN OF THE MIDDLE AGES. THE BIRTH OF THE UNIVERSITY IN THE CONTEXT OF LATE MEDIEVAL SOCIETY

Raúl Romero Medina 2  

Bernarda Elisa Pupiales Rueda 3  

2. Doctor en Historia del Arte. Universidad de Cádiz. Mención Doctor Europeo. España

3. Doctora en Formación Inicial y Permanente e Innovación Educativa. Universidad Complutense de Madrid. Post doctorada en Tendencias en la Formación del profesorado europeo después de la implementación del EEES. Universidad de Lisboa, Portugal.


RESUMEN

El artículo da cuenta del contexto de la Edad Media, y aborda los elementos que hicieron posible el nacimiento del evento académico y social más grande de la historia. En él se describen las circunstancias políticas, económicas, sociales y culturales que rodearon e impulsaron entre los siglos XII y XIII la creación de los “Studium Generale”, para la difusión del saber, como base del florecimiento de la cultura. La universidad se convirtió así en un foro en el que se disputaban el poder los diversos representantes del estamento civil y religioso. Ajeno a ello, maestros y alumnos buscaban alcanzar el conocimiento puro, el deseo de aprender y conocer el amor sciendi.

Palabras clave: Universidad; Edad Media; historia; educación y cultura.

ABSTRACT

The article shows the context of Social History of Education. Its objective is to present the elements which made possible the origin of the greatest social and academic event in History. This article also describes the political, economic, social and cultural circumstances which surrounded and promoted the creation of “Studium Generale” in the 12th and 13th Centuries. These were created in order to spread knowledge and as a basis for the culture flourishment of this period. The University thus became a forum in which vied for power the various representatives of civil and religious establishment. Oblivious to this, teachers and students sought to achieve pure knowledge, the desire to learn and know the amor sciendi.

Key words: University; Middle Ages; history; education and culture.

INTRODUCCIÓN

No es exagerado decir que lo más característico de la vida y el pensamiento medievales debió su origen al desarrollo de las ciudades. Dentro de sus murallas, los ciudadanos adquirían un cierto grado de independencia que crecía constantemente (Boyd y Kind, 1977, 117-118).

La Universidad, entendida hoy como institución encargada de la Educación Superior, es una creación de la Edad Media, pues adquirió cuerpo institucional entre los siglos XII y XIII. Su nacimiento se produce en un fuerte contexto de renovación urbana que hizo cambiar por completo el rumbo de la sociedad. La flamante burguesía, enriquecida merced a las incesantes actividades comerciales del burgo, percibió que la universidad era un asidero al que aferrarse para legitimar su ansiado sueño de consolidación política y encumbramiento social. En este sentido, algunos autores han llegado a afirmar que su fundación, equivalió en el dominio intelectual a una nueva carta de franquicia de la burguesía (Ponce, 1993:115).

Desde el contexto de la historia social de la educación, el artículo presenta los elementos que hicieron posible el nacimiento del evento académico y social más grande de la historia. Para ello se tendrán en cuenta las circunstancias políticas, económicas, sociales y culturales que vivieron las principales ciudades medievales de Europa, impulsoras de lo que fueron los “Studium Generale”. La universidad permitió la difusión del saber, a través del noble uso de la razón, y contribuyó al florecimiento de la cultura.

Así las cosas, partimos de una hipótesis inicial según la cual el florecimiento de la cultura dio paso al renacimiento de una de las profesiones más antiguas de la historia, la de maestro, un oficio que exigía ya desde la antigüedad clásica (hablando de Grecia) el cumplimiento de ciertas características que se asumían además con la anuencia social. Pero no olvidemos que ésta no fue posible tampoco sin los universitarios, clérigos en su mayoría, que hicieron que la enseñanza fuera considerada una función eclesiástica (Le Goff, 1996:72). La universidad se convirtió así en un foro en el que se disputaban el poder los diversos representantes del estamento civil y religioso. Ajeno a ello, maestros y alumnos buscaban alcanzar el conocimiento puro, el deseo de aprender y conocer el amor sciendi.

2. EL ORIGEN DE LA UNIVERSIDAD

Las Universidades, como las catedrales y los parlamentos, son un producto de la Edad Media Europea (Haskins, 1959, 1).

En el siglo IX, Europa experimentó el nacimiento de los gremios dando paso a una sociedad más organizada. Estas corporaciones permitían crear un mecanismo de control sobre los diversos oficios y pertenecer a ellas fue requisito para lograr un espacio en el comercio, y por ende, en la sociedad que lo regulaba. Este hecho estimuló a estudiantes y docentes a organizarse y crear su propio gremio, la universitas, lo cual les posibilitó la conquista de algunos derechos con el apoyo de autoridades civiles y eclesiásticas.

Estas corporaciones docentes van a recibir el nombre de Studium Generale, por cuanto agrupan a los individuos encargados de la educación superior. Con posterioridad, se generalizó el uso de la palabra Universidad, universitas magistrorum et scholarium, que engloba al gremio de maestros y discípulos que han obtenido del Papa, del emperador o del monarca el status que les permitía gozar de un cierto número de derechos. Así, como vemos, aunque el nombre está unido inicialmente al carácter universal del gremio, poco a poco denominará a la institución encargada de la enseñanza superior, al hacer explícitamente alusión al carácter universal de la enseñanza en sus más amplias ramas del conocimiento.

Los historiadores de la educación afirman que fueron la Escuela Episcopal y la Municipal las que sentaron la base de la universidad medieval, cuanto más la Episcopal, por ser ella la que tuvo mayor protagonismo. Sin embargo, tal y como hemos visto, la universidad estuvo al margen de dicha escuela. No obstante, el clero apoyó la consolidación de la universidad y se valió de ella con la esperanza de combatir los movimientos heréticos, cátaros, valdenses, que contradecían las creencias y la doctrina de la Iglesia. Esta situación también dio origen a la financiación de la universidad por parte de las autoridades civiles, hecho que aconteció durante los siglos XV y XVI, y que permitió el aumento del número de universidades, convirtiéndose en el fenómeno social de esas épocas.

El apoyo de la Iglesia a través de los pontífices, dio inicio y constituyó una nueva élite para quienes la universidad les abría las puertas. Europa por entonces se encuentra en pleno proceso de Reforma y asume que una elevada formación cultural entre los clérigos conllevaba la aceleración de la misma. Según Le Goff los universitarios eran clérigos y, por tanto, la enseñanza era considerada una función eclesiástica (Le Goff, 1996:72). Se inicia entonces la regulación del funcionamiento de la universidad a través de la creación de normas tales como las promulgadas por Alejandro III, en el Concilio de Letrán de 1179, donde prohíbe a los profesores exigir paga a sus alumnos; o su sucesor, Inocencio III, que va a garantizar a los clérigos universitarios la continuidad de sus ingresos económicos.

3. Las primeras Universidades: Los modelos de Bolonia y París

La bula del papa Víctor III da origen a la fundación de la Universidad de Bolonia, la primera en Europa, en 1088; si bien algunos señalan cómo durante su etapa de Cardenal había forjado esta idea en Salerno (Sicilia), dónde se tiene constancia de una Escuela de Medicina (Llorca, Villoslada y Laboa, 1996: 759). En palabras de Augusto Iyanga, la Universidad de Bolonia destacó porque su studia generali puso las bases de un medio institucional que contribuyó a la difusión del saber (Iyanga Pendi, 1999:36).Pionera por sus estudios de Derecho y Humanidades, fue un modelo teórico e histórico para otros centros.

La Universidad de Bolonia tuvo en su origen tres instituciones educativas, es decir, las escuelas municipales, que se dedicaban al estudio de los temas jurídicos; las escuelas monásticas, en las que se realizaban los estudios de derecho canónico y su antigua escuela catedralicia boloñesa donde se enseñaban artes.

Algo similar ocurrió con la Universidad de París. En este sentido, autores como Reali y Antiseri afirman que, la universidad de París representó una ampliación de la escuela catedralicia de Notre-Dame, que por circunstancias diversas había adquirido a lo largo del siglo XII un lugar de preeminencia sobre todos los demás centros de estudio, atrayendo a estudiantes de todos los lugares de Europa (Reali y Antiseri, 1995: 418). A ella estuvieron vinculados intelectuales de la talla de Pedro Abelardo, Hugo y Ricardo de San Víctor.

La Universidad de París, fundada en 1150 por el Papa Honorio III, se centró fundamentalmente en el estudio de la Teología debido a que, como ya hemos señalado, tuvo un origen catedralicio. Estuvo, por tanto, al servicio de las necesidades doctrinales de la Iglesia Católica. Entre sus más renombrados docentes descolló Abelardo quien implementó un método para citar y analizar doctrinas que fue un referente en otras universidades. Su forma de entender la Teología, la abordada filosóficamente mediante la discusión, y su amor por Eloísa, le obligaron a dejar su cátedra universitaria y refugiarse en un monasterio.

Así las cosas, Bolonia y París dieron origen a dos arquetipos de enseñanza cuyos modelos fueron imitados por otras universidades que fueron fundadas contemporáneamente. Mientras que, por ejemplo, Bolonia influyó en la fundación de la Universidad de Salamanca, París lo hizo en el ámbito de la Europa septentrional.

4. El papel de los docentes en el contexto de la Universidad Medieval

El profesorado tuvo como objetivo satisfacer el ansia de conocimiento del nuevo estudiante, que inició la formación con una visión clara de compartir un nuevo espacio exclusivo para formarse. La demanda creció cada vez más e igualmente el número de docentes. Entre los requisitos a cumplir, por parte de los docentes estuvo el respeto con reverencia a las “autoridades”, que les permitieron ejercer la docencia. Junto a ello, además del dominio del método dialéctico, debían ser seguidores de la universalidad del saber.

Así las cosas, los docentes se concebían como personalidades públicas, por lo cual debían llevar una vida ejemplar, tanto en lo moral (se les exigía el celibato y la castidad, las cuales infringiría Abelardo, preciso es recordarlo) como en lo religioso. Sobresalieron los docentes de la orden de los mendicantes cuyo carisma radicaba en el voto de pobreza, pues subsistían mantenidos por la caridad. Dominicos (como Tomás de Aquino), Carmelitas, Servitas y Franciscanos, fueron las órdenes más destacadas.

Por su parte, otro de los requisitos fue ser eclesiástico, no necesariamente sacerdote, pues era suficiente con haber recibido la tonsura como claro gesto de renuncia al mundo. Los docentes debían usar hábito y cambiarse de nombre, este fue quizá un elemento de un ritual de muerte y de renacimiento que borraba los pecados anteriores. Quienes optaban por la docencia renunciaban también a contraer matrimonio, llevando una vida acorde con su situación jurídica.

Entre el gremio de docentes universitarios hubo dos escalafones, el primero y más alto, constituido por dos tipos de catedráticos, los de la cátedra de prima, y cátedras de vísperas, determinados por la hora en la cual se impartía o ejercía la enseñanza. La segunda categoría estaba integrada por los bachilleres, quienes se desempeñaban como ayudantes en la cátedra del maestro. Dos fueron las órdenes que empezaron a destacarse en París, los franciscanos y los dominicos y entre las dos se disputaron las cátedras de teología, las cuales contaron con verdadero prestigio. El decano generalmente era el docente más antiguo o el de mayor edad y provenía de la facultad de Artes por ser la más numerosa y contar con mayores ingresos, luego se convierte en rector, nombrado por cuatro procuradores regentes, quienes representaban a los diferentes grupos de naciones de estudiantes, (estudiantes que pertenecían a las diversas zonas de la región).

En este ámbito se dieron dos formas de contratación, una financiada por la institución y otra por la municipalidad, siendo un ejemplo de este sistema la Universidad de Bolonia. Ya en siglo XV, se llevaron a cabo las oposiciones o concurso de méritos, fue la universidad de Salamanca la que inició este proceso. Para alcanzar los méritos indispensables, los sacerdotes hicieron gala de todas las acciones llevadas a cabo durante sus estancias en las catedrales e iglesias. Entre las más destacadas se identifican la pintura de la iglesia, y hasta la tala de árboles para fortalecer los muros y uno de los aspectos de mayor peso, fue el hecho de haber descendido de ilustres familiares y que hubieren participado en oficios de la Santa Inquisición. Igualmente, tuvo peso demostrar pureza de sangre, a partir de constancia escrita y otros aspectos relativos a cargos anteriores, como se hace referencia en el listado de méritos del Dr. Don Antonio de Chaves y Lizardi, el cual se describe así:

Señor; el cabildo de justicia y Regimiento de la ciudad de Salvatierra, informa a su Magestad por el Dr Dn. Agustin Francisco de Esquibel, y Vargas, uno de los opositores á la Canoniquia Magistral de la Iglesia Catedrhal de la Ciudad de Salvatierra Michoacan en Indias, con el debido respeto informo a su Magestad, sobre la Idoneidad, Virtud, letras, y demás partes, que concurren al Dr Dn Agustín Francisco de Esquibel, y Vargas4.

Los salarios fueron pagados por los estudiantes directamente, (aportan sólo quienes tienen recursos) el proceso consiste en hacer un contrato por escrito que se denominaba “la colecta”, aparte del salario-colecta, se otorgaba a los docentes beneficios tales como rentas y prebendas eclesiásticas. Con el tiempo la enseñanza se concibe como un don celestial, por lo cual no se debía cobrar por ofrecerla.

5. EL PAPEL DE LOS ESTUDIANTES EN EL CONTEXTO DE LA UNIVERSIDAD MEDIEVAL

Que el Doctor, y Maestro Don Joseph Gregorio Mariano de Elizalde Ita y Parra, Que graduado de Bachiller en Artes, empezó a cursar la Sagrada Theologia, executandolo puntualmente los quatro aços que pide el estatuto, teniendo conferencias, y arguyendo en las de los Condiscipulos, y que hizo Cathedra de Prima de esta facultad doce lecciones de media hora, con puntos de veinte, y quatro, sobre varias distinciones del Maestro de Sentencias, respondiendo en cada una dos réplicas de sus condiscipulos5.

Este documento nos permite conocer el proceso educativo que llevaba a cabo un estudiante en el contexto de la formación medieval. Las etapas por las que pasaba el estudiante fueron las siguientes:

  1. A los catorce años inicia estudios en una facultad de Artes, pues era un requisito obligatorio para poder integrarse en los otros estudios.

  2. Luego debía superar seis cursos anuales y demostrar la sapiencia ante los jurados, en el segundo curso debía defender el “determinatio”, entonces se concluía el bachillerato.

  3. El bachiller iniciaba actividades docentes, bajo la vigilancia del maestro regente o titular de la cátedra.

  4. Al terminar el sexto curso, recibía el Grado de magister/doctor en artes, con la consiguiente licencia docendi (permiso para impartir clases).

  5. Los maestros de teología, tuvieron mayor relevancia, al recibir el título de maestro en teología debía también recibir cátedra, libro, anillo de oro, toga y birrete. Era imposible obtener el título de maestro en teología, antes de tener los treinta y cinco años.

Los estudiantes provenían de todas las clases sociales, tanto de la aristocracia, como de familias humildes, algunos estudiantes llegaban a las universidades rodeados de familiares y criados, incluso tenían profesores particulares, y contaban con contactos que les facilitaba la integración social.

Para entonces obtener un título universitario se convirtió en una marca de distinción social. Los estudiantes con pocos recursos debían hacer todo tipo de trabajos tales como servir a sus compañeros adinerados, dedicarse a la copia de libros, o vendían o alquilaban sus apuntes de clases, se convierten en profesores de sus compañeros menos aventajados o más jóvenes, la situación llegó a ser tan grave para este grupo de estudiantes, que si no lograban que les colaboraban las órdenes religiosas, o no realizaban ninguno de los anteriores trabajos se veían obligados a dedicarse a la mendicidad. Por esta razón nacieron los Colegios Mayores, los cuales dependían de la universidad y tuvieron como objetivo acoger a los estudiantes a cambio de la realización de algunos deberes regulados en los estatutos. Los primeros colegios mayores surgieron en París, a los que siguieron el de Montmorency y el de San Honorato.

6. EL LIBRO UNIVERSITARIO O LA PECIA

Cada universidad constituía una federación de escuelas a las cuales debía integrarse el estudiante y cada escuela estaba dirigida por un maestro que también era director de estudios y responsable de su saber en la universidad.

En cuanto a los libros existió la Pecia, que es la posibilidad de alquilar los libros para utilizarlos durante un determinado tiempo. La copia y el cuidado de los libros se realizó como actividad remunerada, que estuvo regulada mediante una especie de control de calidad. Así, se sabe que el rey Alfonso X establece la necesidad de que los “estacionarios” supervisen la pureza de los libros de texto, “buenos libros, e legibles, e verdaderos de testo, de glosa” para alquilarlos a los estudiantes.

7. LAS FACULTADES Y LAS CLASES

El Doctor, y Maestro Don Joseph Gregorio Mariano de Elizalde Ita y Parra, Presendado de la Santa Iglesia Metropolitana de México, Examinador Synodal de aquel Arzobispado, y Calificador del Santo oficio de la Inquisición de la Nueva Espaça ( ) consta que se graduó de Bachiller en la Universidad de México, defendiendo un acto de veinte, y quatro Casillas, y salió aprobado para ir a todas facultades, ( ) que los jueves y los domingos se defendían Conclusiones, haciéndolo él continuamente6.

Como vemos, no distan mucho de las facultades actuales, constituidas por docentes y estudiantes de una misma disciplina, aunque de distintas escuelas. Cada facultad contaba con sus programas, sin embargo los exámenes y los textos eran idénticos en todas. Las universidades más completas contaban con facultad de artes, derecho y teología siendo este el saber más demandado. En todas las facultades existía un bedel, quien se encargaba de cuidar las aulas, dar informaciones a los estudiantes y citar para los claustros, este fue un cargo característico de la vida universitaria.

El método por excelencia utilizado en el aula universitaria fue el método dialéctico o silogístico, era un método de transmisión oral en latín, caracterizado por una inclinación retórica. El proceso de la clase giró en torno a la “lectio”, la “sententia” y la “quaestio”, pero el más elocuente fue la “disputatio”, que era un ejercicio en público en el cual disertaban sobre un tema complicado y controvertido.

La disputatio ordinaria se llevaba a cabo en días de descanso o fiestas no solemnes, en ella podían intervenir todos los miembros de la facultad y estaba presidida por los doctores, la dirigía un maestro bachiller apadrinado por un regente, el cual desarrollaba un tema que había sido debatido en la “quaestio”, en el se respondía a las preguntas y objeciones sobre el tema. Al día siguiente el maestro realizaba unas conclusiones, “determinatío magistri”, realizaba un resumen de la clase del día anterior y esbozaba una conclusión personal.

La “disputa extraordinaria” dio inicio a las llamadas “questiones quodlibetales” celebradas una o dos veces al año, en las cuales los maestros se sometían a varias preguntas sobre temas variados, se dice que fue un ejercicio de virtuosismo intelectual, ya que los maestros hicieron percibir sus dotes de elocuencia y saber.

8. CULTURA Y CONTEXTO SOCIAL EN EL NACIMIENTO DE LA UNIVERSIDAD MEDIEVAL7

La creación de la universidad transformó la visión de una sociedad dedicada al comercio de bienes materiales para abrir las puertas a la idea del saber como otra forma de espacio laboral. El oficio de maestro constituía otra posibilidad de producción económica, sin embargo no era un oficio de fácil acceso, al contrario estuvo reservado únicamente para algunos. Para entonces la educación universitaria fue una posibilidad para todas las clases sociales, esta característica revolucionó la tradición jerárquica de la época, sin embargo, con el tiempo la universidad y el acceso a ella se convirtió en un bien restringido y en alza. Se puede afirmar que la creación de la universidad dio pasó a la creación del grupo de los llamados “intelectuales”.

De esta manera el concepto de educación se concibió incluso antes de que en Europa se creara la idea de estado. En el año 1000, Europa se encontraba fragmentada en numerosos reinos, principados y condados, y otros como resultado de los asentamientos luego de los combates a los que fueron sometidos casi todos los pueblos, esta fue la época de las invasiones y las luchas por el poder, las cuales fragmentaron cualquier idea de desarrollo y equilibrio.

Durante once siglos Europa fue teocéntrica, el mundo espiritual ejerció una fuerte influencia en la percepción del universo, acercarse a la ciencia no sólo fue prohibido, sino además penalizado. Los árabes fueron los primeros que accedieron a ella y descubrieron el tesoro negado durante siglos para los cristianos occidentales; la ciencia a plenitud les posibilitó una nueva forma de percibir el mundo. En cambio para el resto de la sociedad casi todas las actividades giraron en torno al ritual judeocristiano, los santos fueron ejemplos de buena vida y héroes a seguir. Durante el siglo XII el hombre medieval se rodea de ritos y ceremonias que para él tienen poder mágico o sobrenatural.

La vida del hombre medieval estuvo marcada por las estaciones del año, la primavera era ansiosamente esperada y las actividades iniciadas en esta etapa, culminaban en el otoño, que daba la pauta de la entrada del invierno, época de siembras, igualmente propicio para hilar y segar. El verano fue predilecto para la compra y la venta, y también para la guerra.

Entre las principales ceremonias encontramos, la bendición de los campos, de los alimentos, de los instrumentos de trabajo, los pendones, y las ramas; el Rey es uno de los principales creyentes y asiduo seguidor de los rituales. En esta época tanto la superstición como la religiosidad van de la mano. El Medioevo estuvo influenciado por el cristianismo, con lo cual todas las fiestas paganas fueron sacralizadas. Muchas de ellas identifican la entrada de las estaciones. En las fiestas generalmente había comida y baile, desde entonces la fiesta se convierte en un ritual permanente. Las fiestas marcaron la medida del tiempo de las gentes medievales, entonces se decía “después de la pascua”, por “navidad”, o “por San Miguel”. Entre las principales fiestas se encuentran:

  1. La Pascua, fiesta de ofrecimiento de las primicias del rebaño de la tierra, se ofrecía pan de cebada y cordero, con la pascua se celebra la llegada de la primavera, el primer domingo después de la semana santa.

  2. La fiesta de San Juan que conmemora el solsticio de verano, fiesta eminentemente religiosa, se llevaba a cabo generalmente en la playa, se hace una hoguera, se baila y se comparte alimentos.

  3. La fiesta de San Miguel daba paso al otoño; la Navidad, el solsticio de invierno y celebración de la saturnal romana, con la cual se identifica el comienzo del invierno. Se celebra el 29 de septiembre.

Las abadías tuvieron un papel importante en la vida de los pueblos tanto en la consolidación de la profesión de maestros y artesanos, como en la protección de los textos originales, importantes para la historia, lo cual permitió reescribir la memoria de los pueblos. En la Edad Media sólo una minoría sabía leer y escribir, y un número reducido hablaba o escribía el latín, por ser esta la lengua de la iglesia, esta minoría estuvo constituida principalmente por clérigos y un número reducido de eruditos; la mayor parte de la sociedad era iletrada desde el Rey, hasta el villano.

En la Edad Media, la alta natalidad superó la elevada mortalidad, las familias tenían entre cinco y seis hijos de media, y pocos logran superar los dos años de vida. La mortalidad infantil sobrepasaba el 30%, pasar de los veinte años se consideró un hecho afortunado. Si pasaban del segundo año de vida, tenía probabilidad de alcanzar los 40 años de edad, la esperanza de vida de la época oscilaba entre los veintinueve y treinta y dos años. La niñez y la adolescencia discurría hasta los 14 años, de los catorce a los veintiuno se consideraba la plenitud viril, desde los veintiuno hasta los cincuenta la madurez y a partir de entonces, la vejez. La posibilidad de trabajar dependía de la fuerza y corpulencia que presentaban y no de la edad. Los ancianos carecen de protagonismo político, ya sea por su incapacidad para combatir en la guerra, o para desempeñar un trabajo.

La mujer era un bien escaso, se calcula que un tercio de la población era célibe o estéril, hecho que afectó especialmente a los hombres, debido a la escasez de mujeres solteras. La mujer fue entonces un bien en alza, la mujer “domesticada”, fundamentó el ideal de esposa. Los mercaderes de mujeres, del siglo XI, construyeron un catálogo de esclavas, en el cual se describe las ventajas y defectos de las mujeres según la raza. También se comercio la piel, la miel, la cera y los esclavos.

En general la población fue vulnerable, no existió noción de prevención, si acaso en las poblaciones grandes contaron con un hospital mantenido por la caridad privada, y algún sitio para aislar a los leprosos y las enfermerías de los conventos, que eran más numerosas y al menos constituían buenos lugares donde morir. Los contagios, sobre todo por enfermedades digestivas se hubieran paliado con el uso de agua y jabón, sin embargo, ni el agua tenia buen estado y lavarse no era la costumbre ni estaba bien visto. Se recomendaba, que los hombres se bañaran al menos dos veces al año, en el caso de los monjes por Navidad y Pentecostés y en Pascua de Resurrección, y los hombres del común en la conmemoración de la fiesta de San Miguel; para las mujeres el baño se realizaba únicamente el día de la boda y una vez al mes. Se atribuye que la utilización del ramo de rosas el día de la boda se hacía especialmente para dispersar los malos olores, a los cuales estaban acostumbrados.

Fue una época de constantes y profundas ambivalencias, el interrogante que orientó la vida de entonces fue cómo hacer frente al frío del invierno y a la escasez de alimentos. Una de las penas judiciales más extendida fue la mutilación de manos y pies, en ambos casos los hombres que la sufrían, tenían un largo espacio sin trabajar, o en el peor de los casos quedaban imposibilitados para hacerlo y se veían obligados a recurrir a la mendicidad. La principal fuente de energía fue la fuerza humana y la fuerza animal. El domingo constituía un día especial, las gentes iban a la misa de la iglesia más cercana, actividad de obligado cumplimiento para el cristiano de la época. Las campanas de la iglesia o el monasterio jugaron un papel importante, convocaban a misa, notificaban la muerte o advertían el peligro en caso de que los atacantes iniciaran la entrada a la ciudad, incluso muchos kilómetros antes de acercarse al poblado.

En ese entonces los castigos físicos eran normales, sobre todo de marido a esposas, padres a hijos, de monjes a monjes, de confesores a penitentes. Se mutilaba, castraba o ejecutaba a los delincuentes, era un mundo violento, en el cual los débiles tenían pocas posibilidades de sobrevivir. Se creía en el poder de amuletos y sortilegios para librarse de los malos augurios y de espíritus adversos, estos realizados o creados supuestamente por brujas, a quienes se les atribuía la capacidad de predicción, igualmente se daba credibilidad junto a los símbolos de la naturaleza, tales como la luna nueva, momento propicio para iniciar una construcción o contraer matrimonio.

Un porcentaje mínimo de la población sabía leer y escribir, sin embargo, la gente se desenvolvía en la vida cotidiana, a partir de un conocimiento básico, el cual les permitió comerciar, medir y pesar los objetos que en principio intercambiaron, además de argumentar y relatar mitos e historias vividas tanto por ellos como por sus antecesores. Demostraron conocimiento sobre leyes y lograron interpretar el entorno con riqueza y creatividad, fue la época de los juglares, quienes cantaban las noticias y los eventos de los pueblos, el día de mercado.

La economía giró en torno al feudalismo, la palabra del latín feudum, significa ordenación feudal. La relación que se mantenía era de dependencia mutua entre el Señor y el feudo o vasallo, la cual consistía en un contrato, por el cual los soberanos y los grandes señores, concedían tierras o rentas en usufructo, obligándose al que las recibía a guardar fidelidad de vasallo, y cuyo deber fue prestarle servicio militar y acudir a las asambleas políticas y judiciales que el señor convocaba.

Luego de esta etapa, el reparto de tierras fue un tema que tuvo en vilo a la población, puesto que la tenencia de tierras o bienes les abría las puertas para pertenecer a la alta sociedad. Entrado el siglo XIV el reparto de tierras se realizó como premio por la participación en la conquista, ya sea por haber viajado en los galeones y haber ostentado nombramientos en cargos de representación; tal es el caso de los capellanes, obispos, sacerdotes, evangelizadores o escribientes. Las ciudades tuvieron una planeación particular, todo se construía en torno a la catedral, o iglesia, alrededor de las cuales se formaron aldeas y pueblos. Los artesanos se especializan en distintos trabajos y oficios, se crean los gremios y finalmente constituyen un mercado por concesión real.

La construcción de fortificaciones, fue una respuesta a la necesidad de seguridad, sea por los continuos ataques y los frecuentes saqueos por parte de otros pueblos. Se construyeron murallas, que debían ser custodiadas permanentemente y en las que se invirtió considerables cantidades de dinero, estas fueron el símbolo de la riqueza de la ciudad o el pueblo, por ellas se solicitaba al rey el sello municipal.

En la noche la oscuridad era total, tanto fuera como dentro de las casa, ya que se carecía de energía. Así que toda la vida gira alrededor de la luz del día, tanto para el trabajo, como para lo social. Los delitos iban desde los homicidios, las violaciones en menos medida. En la Europa de la Edad Media la proporción de asesinatos fue mucho más alta que la de las ciudades norteamericanas del siglo XX. La mayor preocupación de los ciudadanos era llegar al pueblo o a la ciudad antes de que cerraran la puerta de la muralla ya que por fuera la noche era sinónimo de inseguridad.

La dieta alimenticia básica o dieta de los pobres, estaba constituida por harina y cereales, pan de harina de trigo integral y cerveza de baja graduación; algo de verduras y hortalizas, complementada con queso y mantequilla cuando las cosechas y el ambiente social transcurría con normalidad. La dieta de las personas adineradas constaba de carnes de caza, pescado y dulces, además del jengibre y la pimienta como aderezo, especies de alto valor económico.

Las casas medievales eran de paja, en ella vivían los padres, los hijos solteros y los ancianos dependientes. En el centro de cada casa había fuego, todas las casas tenían una chimenea para la salida del humo, todo dentro de la casa era desmontable, la mesa, las camas, las colchas (de lana o piel), es decir que se colocaban para ser utilizadas y se guardaban luego. Todas tenían un huerto para el cultivo de frutas, hierbas aromáticas y verduras, también podían instalar colmenas y contar con un gallinero. Los espacios interiores de las casas carecían de separación, todo se compartía, aunque la habitación matrimonial estaba separada del resto de los espacios. Las casas no tenían cristales por lo costosos, incluso los más adinerados no contaban con ellos; para protegerse de los moscos, colocaban tela o pergamino en forma de ventanas o cristales. En función de la categoría u oficio del dueño podía ampliar la casa con un taller, el establo o un almacén. Compartir habitación y cama era normal en casas, hospitales y hospederías, albergues de las catedrales y castillos.

Según la categoría del dueño presentaba variantes, la de los pudientes constaba de un castillo, un monasterio o una casa solariega, con varios pisos que albergaban almacenes y bodegas, además de un salón principal, para llevar a cabo la vida social. En ocasiones contaba con un molino de uso común para los habitantes de la aldea.

9. LOS PERSONAJES DE LA ÉPOCA MEDIEVAL

9.1. Los caballeros

Fueron la institución oficial de la época feudal, estuvieron al servicio de la guerra, siempre a caballo, vivían en los castillos que generalmente se encontraban en lo alto de la montaña, rodeados de terrenos pantanosos o incluso en el centro de un lago. Los caballeros debían cumplir preceptos, ceremonias y reglas lo cual les proporcionó algún tipo de importancia. Para ser caballero debía tener cierto linaje o proceder de padres “caballeros” o provenir de una familia con hidalguía.

Tuvieron como objetivo ganarse la vida a través del uso de las armas, para lo cual debía demostrar su valía. Se formaban en un mundo eminentemente masculino, el proceso se desarrolló así: hasta los siete años permanecía al cuidado de sus padres, luego servía como “muchacho noble” (o paje) en casa de un caballero amigo, o familiar (de la corte real), quien le alimentaba, le educaba, y le proporcionaba lo necesario para subsistir, y aprendía así el trato con las damas e hijas de los Caballeros, es decir aprendía las “costumbres cortesanas”. A los catorce años el mismo caballero al cual había servido como paje, lo tomaba como “escudero” (o doncel) en su séquito personal, a partir de ese momento se convertía en su compañero tanto para la caza, como para la guerra.

Aproximadamente a la edad de veinte años ingresaba en la caballería. Debía, entre otras actividades, participar de un combate luego del cual se le hacía entrega de la espada y si tenía suerte el protector le regalaba un buen caballo de lo contrario debía comprarlo, ganarlo o recibirlo de su familia. La principal ceremonia y quizá la más ansiada consistía en que el rey en persona le diera el espaldarazo o el apoyo al nuevo caballero. Muchos escuderos retrasaban al máximo la ceremonia a la espera de la oportunidad de contar con la presencia del Rey en persona. Luego estaban en condiciones de combatir y comportarse como un “Caballero”. La obra “Don Quijote de la Mancha” gira en torno a la vida romántica de un caballero medieval, escrita en tono de sátira y burla.

Aparte de poseer cierta cortesía y elegancia en las formas, debía cuidar y manejar las armas, al igual que el caballo, conocer y jugar ajedrez, manejar la lanza y la espada, saber de música, y hablar francés, por ser Francia el país originario de las costumbres caballerescas, jurar votos de pobreza, castidad y obediencia y tener habilidad para el auxilio y el consejo.

El salario se determinaba por el estatus de quien recibía los servicios, ya que podía ser un gran señor, gente de la nobleza o el mismo rey en su corte. Generalmente el caballero recibía como pago a sus servicios como mínimo una casa con sala, cocina y un huerto, pero si destacaba en la práctica de la caballería recibía más dones. También podía trabajar para otro señor, sin que el primero se viera perjudicado. Sin embargo, si no conseguía que le asegure la casa podía reclamar un estado digno tanto para él como para su caballo. Entre los premios que proporcionaban el barón o el rey estaba un buen matrimonio, y si fuera posible con una de sus hijas mucho mejor.

Los caballeros franco romanos crearon las órdenes de los templarios o caballeros de María, llamados también los San Juanistas u hospitalarios, se dedicaron a la lucha contra los infieles. Los templarios tuvieron costumbres diferentes de los caballeros rasos, entre las que se identifican, los votos de pobreza, de castidad y de obediencia. Tuvieron poder y contaban con grandes conventos percibidos en su momento fueron como verdaderas fortalezas. Los templarios fueron hábiles para los negocios, contaron con la anuencia de la iglesia y desarrollaron un sistema de bancos que logró conocer las letras de cambio.

9.2. El Clero

Los monasterios se convierten en los centros de la vida intelectual y del desarrollo económico, se encargaron de organizar la mayoría de las actividades comerciales, especialmente las del mercado de domingo, el pago de las primicias y el cobro del peaje en los puentes en el día de feria. Uno de los monasterios, que sobresalió fue el de St. Gallen, en el cual se promovió una peculiar escuela de traductores que tenía entre sus objetivos hacer accesibles las grandes obras, especialmente de los filósofos de la época.

A pesar de una férrea disciplina y de ser una etapa en la cual el machismo se dejó percibir en todas las esferas, algunas monjas que sobresalieron en el ámbito intelectual, tal es el caso de la primera poetisa alemana, Roswitha de Gandersheim, quien inspirada en la vida de los santos y vírgenes escribió obras teatrales.

Los monjes se dedicaban a tareas que pudieran interrumpirse, por su dedicación a las otras actividades tales como la oración, el cuidado de los enfermos, etc. Una de las actividades relacionada con el saber fue la copia y custodia de manuscritos, la iluminación de libros, la carpintería y carpintería sencilla, además de la orfebrería. Tenían el deber de hospedar a quien llegase al monasterio a caballo, durante tres días, sin hacerle ninguna clase de preguntas. Se consideró un sitio neutro en el cual las personas encontraban refugio especialmente los pobres y los perseguidos por la ley, dentro de sus paredes prescribió más de un delito. De esta manera queda claro que la sociedad del Medioevo, estuvo ligada estrechamente a la religión cristiana y retomó de ella las creencias y costumbres para consolidar la cultura que la rodeó e identificó e hizo de ella la antesala de la Universidad y por ello del Renacimiento intelectual de Europa.

El proceso para convertirse en sacerdote o miembro de la curia comenzaba también en los monasterios, el requisito era haber cumplido los quince o dieciséis años, e iniciaban siendo novicios. A los veinte o veinticinco años, debían hacer profesión religiosa. Los oblatos, a diferencia de los anteriores, fueron entregados por sus padres para ser educados en el monasterio (a los 14 años, escogían entre quedarse y continuar la carrera o regresar con la familia). Los monjes se dedicaron primordialmente a la oración, al cuidado de los enfermos, de huéspedes, de pobres y a la formación. También hacían votos de pobreza, castidad, obediencia, silencio, trabajo, oración. La entrada en la oblación fue acompañada de una donación, en especie o en dinero.

Entre ellos había jerarquías de tal manera que si eran hombres no letrados y de origen modesto no accedían al estado monacal y permanecían como hermanos legos, vestidos con traje más corto que el de los monjes. Los espacios estaban diferenciados, tanto para oblatos, novicios y hermanos, además del Abad y del Prior, quienes ostentaban la mayor jerarquía. El Prior se destacaba por su inteligencia y tuvo a su cargo la organización del Monasterio o la orden en todos los aspectos, tanto económico, político y social. El Abad, antes de morir dejaba nombrado a quien le sucedería en este cargo, el cual era escogido entre sus principales colaboradores.

Los cargos a los que accedían fueron: chambelán, sacristán, intendente, maestro de novicios, maestro de invitados, admonitor, cillerero, limosnero, bibliotecario, recaudador, general (tesorero), enfermero, dispensero, bodeguero y cocinero.

CONCLUSIONES

La Edad Media constituyó una de las etapas más importantes para Europa ya que en ella se inició y se consolidó la creación y el desarrollo de los primeros centros dedicados eminentemente a la formación. Dichos centros fueron el resultado de la constitución de los gremios cuyo objetivo se centró en la necesidad de agruparse no sólo para trabajar y comercializar productos, sino como respuesta a la demanda de una sociedad en construcción.

La consolidación de la Universidad en la Edad Media respondió a dos variables, por un lado, a la demanda de saber como respuesta al descubrimiento de nuevos oficios, y por otro, a la búsqueda de apoyo por parte de la Iglesia cuya crisis empezó a ser evidente.

La universidad medieval, fue uno de los gremios con mayor nivel de organización, en ella prevaleció como valor agregado tanto la antigüedad de los miembros, como la pertenencia al clero para asumir cargos jerárquicos y de poder dentro de la universidad.

El saber se convirtió en una fuente de trabajo y fue una necesidad demandada por un buen número de personas para las cuales acercarse a la formación constituyó una posibilidad de mejora personal y social.

La Edad Media acunó la consolidación de la Universidad cuyo objetivo fue el saber, el desarrollo de la ciencia y del pensamiento, sin embargo en principio la ciencia no gozó de buena fama, se percibió como una actividad de herejes, y todo cuanto se alejara de sus principios se convertía en actividad ilícita.

El nombramiento del docente se realizaba teniendo en cuenta varios aspectos, no sólo se tuvo en cuenta la formación, también tuvo peso el desarrollo de infraestructura, además del aumento de feligreses en la misa del domingo lo cual conllevó a la mejorar del monto de la limosna y permitió la construcción y ampliación de las iglesias y de los talleres o escuelas adscritos al clero.

El estudiante de la Edad Media provenía de todos los estratos sociales, se encuentran de estratos altos, como también bajos y pobres, tal es el caso de los estudiantes mendicantes, cuyo sostenimiento dependió de la posibilidad de realizar trabajos, explicaciones y otros oficios tanto para los compañeros, como también para fuera de la universidad.

La valoración del docente se realizó a partir de identificar la importancia de los temas que defendía, la argumentación que desarrollaba, la cual debía tener como referente básico la Biblia, también la hora en la cual impartía la clase; tuvo más peso la Cátedra de primas desarrollada en la hora de la mañana.

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4(A)rchivo (G)eneral de (I)ndias. Indiferente General, 241, nº. 2. En adelante AGI. El archivo de Indias recoge infinidad de documentos en los que se hacen estas relaciones de méritos. Algunos ejemplos pueden verse en los casos del bachiller Nicolás de Otero, AGI. Indiferente General, 226, nº. 1, el doctor Blas Arráez de Mendoza, AGI. Indiferente General, 226, nº. 27) o el doctor y maestro Jerónimo López Llergo y Cicero, presbítero del obispado de Yucatán, AGI. Indiferente General, 241, nº. 20.

5AGI. Indiferente General, 241, nº. 5.

6AGI. Indiferente General, 241, nº. 5.

7Para la redacción de este acápite y el siguiente, nos hemos basado en los autores reseñados en la Bibliografía, especialmente en los estudios clásicos de la Edad Media y Duby y Le Goff.

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