Services on Demand
Journal
Article
Indicators
- Cited by SciELO
- Access statistics
Related links
- Cited by Google
- Similars in SciELO
- Similars in Google
Share
Aquichan
Print version ISSN 1657-5997
Aquichan vol.1 no.1 Bogotá Jan./Dec. 2001
Enfermería en el mundo cristiano
María Clara Quintero Laverde*
* Profesora Asociada y Directora del Programa de Pregrado de la Facultad de Enfermería. Especialista en Administración Hospitalaria.
RESUMEN
La historia de la enfermería es la historia de la humanidad. Las acciones de cuidado han estado presentes a lo largo de la historia y son inherentes a la vida.
El cristianismo expresa su amor a Dios a través del cuidado y el amor a los pobres y enfermos. La enfermería recibe una gran influencia del cristianismo; valores como la solidaridad, el respeto a la vida y el amor son reafirmados por la doctrina de Cristo.
PALABRAS CLAVE
Enfermería, cristianismo, cuidado, órdenes militares, diaconisas.
ABSTRACT
The history of nursing is the history of humanity. Care actions have been present along history and are essential to life. Christian doctrine expresses its love to God through care and love for the poor and sick people.
Christian doctrine has great influence in nursing; values such as solidarity, life respect and love are reaffirmed by Christ's doctrine.
KEYWORDS
Nursing, Christian doctrine, care, military orders, deaconess.
La enfermería es un arte; y si se pretende que sea arte, requiere una devoción tan exclusiva, una preparación tan dura, como el trabajo de un pintor o de un escultor; pero, ¿cómo puede compararse la tela muerta o el frío mármol con el tener que trabajar con el cuerpo vivo, el templo del espíritu de Dios? Es una de las bellas artes, casi diría la más bella de las artes.
Florence Nightingale (1820-1910)
La enfermería es una práctica tan antigua como la vida misma. Tiene su propia historia, arraigada desde el inicio de las civilizaciones, y varía según la época y las circunstancias.
Según J. Hernández, "la enfermería debe pensarse y construirse desde la historia. El análisis de los textos, de los restos arqueológicos y las manifestaciones iconográficas, debe ser para el estudiante de enfermería una dimensión a incorporar en sus coordenadas de pensamiento"1.
Cuidar es y será siempre una actividad inherente a la vida, a la vida en sociedad y a la condición humana. El término cuidado se aplica tanto a los cuidados maternales como a las actividades cotidianas.
Inicialmente los sacerdotes y clérigos regulaban el orden social; de allí se derivan posteriormente otras profesiones, como la medicina, la enfermería y la abogacía. Alrededor de las primeras profesiones se crea un conjunto de organización social, pues la profesión parte de una tradición, creencia o ideología dentro de un orden social. La aparición y evolución de la práctica de enfermería está relacionada con la historia de las mujeres sanadoras, cuya función de cuidar ha sido desarrollada durante milenios.
El cuidado de la persona, la alimentación y protección aseguran la, supervivencia de cualquier grupo social. El cuidado es una función social de la mujer y está íntimamente ligado a la maternidad.
Como lo expresa M. F. Colliere en su libro Promover la vida: "los hombres, como todos los seres vivos, han tenido siempre necesidad de cuidados, porque cuidar es una acto de vida que tiene por objetivo, en primer lugar y por encima de todo, que la vida continúe y se desarrolle, de ese modo se lucha contra la muerte"2.
El mundo cristiano
Durante los primeros siglos del cristianismo, los más necesitados eran amparados en nombre de la caridad cristiana, fundamento de las enseñanzas de Jesús.
El cristiano expresaba su amor a Dios a través del cuidado y amor a los pobres y enfermos. La expansión del cristianismo a la comunidad se caracterizó por una profunda solidaridad entre sus fieles, quienes se ayudaban mutuamente en la enfermedad, en la pobreza y en las persecuciones. A medida que las comunidades cristianas crecen, surge la necesidad de organizar los servicios de caridad, a cargo de los diáconos y diaconisas, quienes se encargaban de visitar a los pobres, para distribuir limosnas y cuidar de los enfermos. Los diáconos visitaban las prisiones para intentar la liberación de los presos y socorrían a las familias cuando estos morían.
Otra forma de ayuda era el hospedaje a viajeros y peregrinos; la caridad cristiana se extiende progresivamente a los paganos.
Diaconisa viene del griego diakonos, que significa servicio. Febe es reconocida como la primera diaconisa y está citada en el Nuevo Testamento (Rom: 16:1-2).
Febe fue considerada la primera enfermera visitadora; atendía a los enfermos en sus hogares y su principal actividad consistía en participar en los bautismos por inmersión, ungiendo el aceite y apoyando las labores del diácono. Visitaba y cuidaba a pobres, desvalidos y enfermos, proporcionando cuidados físicos y espirituales. Desde entonces, la enfermería representa misericordia y caridad.
Generalmente las diaconisas eran mujeres maduras, viudas o vírgenes con experiencia en el cuidado de otros. Se distinguían por sus atuendos blancos, símbolo de virginidad. Eran personas respetadas y consagradas y estaban situadas a nivel del clero.
Las nobles matronas romanas (siglos IV-V d. C.) alcanzaron gran prestigio tras su conversión al cristianismo. Marcela, la más famosa de ellas, convirtió su palacio en un monasterio, que luego se transformó en un convento. Se le conoce como la madre de las monjas, y su misión se centraba en el cuidado de los más pobres y desvalidos. Igualmente, se dedicó al estudio de las escrituras.
Paula construyó numerosos hospitales en el camino de Belén y concibió la enfermería como un arte, diferenciándola del servicio a los pobres y resaltando la caridad como la base fundamental del cuidado.
El creciente auge y posterior desarrollo de la vida en los monasterios, hizo que las diaconisas fueran desapareciendo. Sin embargo, hay un resurgimiento de ellas en otros periodos relacionados con los movimientos religiosos, como es el caso de la Iglesia luterana y otras iglesias protestantes.
La doctrina de Cristo, enmarcada en el amor al prójimo y la fraternidad, contribuyó al desarrollo de la enfermería. Se renueva el concepto de altruismo como ayuda a los demás, derivado de un interés por el otro. La bondad y el servicio al prójimo, sin esperar ningún tipo de recompensa (material o espiritual), son una característica de lo anterior. A partir de este concepto de altruismo se fortalece el cuidado a los desvalidos, pobres y enfermos, y esta acción es vista como una obra de misericordia. Las obras de misericordia cubrían las necesidades básicas de la persona y reflejaban un sentimiento de compasión humana. El significado espiritual se unió a los cuidados físicos, aspecto del cristianismo que ha tenido una gran influencia en la práctica de la enfermería a través de la historia. Cuidar a los enfermos se convierte en una vocación. Los historiadores resaltan la actitud de los cristianos de Alejandría durante la epidemia del año 250 d. C, que cuidaban a los enfermos sin temor al contagio, mientras los paganos huían y abandonaban a familiares y amigos. Se refleja en esta anécdota el concepto cristiano de ayuda.
La incorporación de la mujer a las prácticas de curación estuvo relacionada con la posición social de la mujer romana y la doctrina cristiana de amor y ayuda al prójimo. El cristianismo amplió el campo de trabajo de la mujer en las tareas asistenciales y de enseñanza cristiana, y permitió el acceso de mujeres a asumir con liderazgo las tareas caritativas.
Las actividades de cuidado eran compartidas por hombres y mujeres. Los ricos y poderosos que se convirtieron al cristianismo se dedicaron a ayudar y proteger a pobres y enfermos. Eran personas preparadas cultural e intelectualmente, y se destacan entre ellos los miembros del clero, quienes recibían educación y llegaron en ocasiones a convertirse en eruditos.
La enfermería recibe una gran influencia del cristianismo. Valores como la solidaridad, el respeto a la vida y el amor hacen parte del trabajo de la enfermera. Sin embargo, aspectos como la abnegación, la pasividad, la sumisión y la estricta disciplina, a la vez que la obediencia absoluta a otros, como sacerdotes. y médicos, quienes decidían y ordenaban las acciones de cuidado, obstaculizaron el progreso de la profesión. El criterio individual de la enfermera y la autonomía para la toma de decisiones con relación al cuidado de los pacientes, estuvieron olvidados por mucho tiempo.
La actividad de enfermería durante la Edad Media (término utilizado por los historiadores para referirse al periodo entre el siglo V, caída de Roma, hasta el siglo XV, caída de Constantinopla) era ejercida por personas de la nobleza, y su trabajo era considerado "trabajo de Dios". Esta labor requería oración y penitencia como medio de purificación y perdón. No se esperaba ninguna recompensa terrenal. En la alta Edad Media el mundo entra en decadencia, y prevalecen el caos y la muerte por las permanentes invasiones de tribus bárbaras, grandes epidemias, constantes guerras y desastres naturales. El hospital era una institución eclesiástica, más que médica. Se utilizaba para el cuidado y la oración, más que para la curación; para aliviar el alma, más que para el alivio del cuerpo. La mujer cae en su posición social a una decadencia y subordinación. Surgen el feudalismo, como sistema de tenencia y distribución de las tierras, el monasticismo y el islamismo.
Con las Cruzadas (mitad del siglo XI) suceden cambios políticos y militares muy importantes, como consecuencia del avance de invasores de Oriente Medio. Los turcos ocupan Jerusalén. Las órdenes militares de enfermería, junto con las Cruzadas, aparecen como consecuencia de estos sucesos. Se desarrollan grandes expediciones militares, cuyo propósito principal consistió en recuperar la Tierra Santa y luchar por la defensa de la fe.
El desarrollo de la caballería, la aparición de nuevas órdenes hospitalarias y militares y la creación de nuevos hospitales dan un empuje al desarrollo de la enfermería, que incorpora elementos como la obediencia, la severidad y los conceptos de rangos superiores, algunos de los cuales han acompañado el desarrollo de la profesión durante cientos de años.
Las órdenes militares de enfermería recogían aspectos religiosos, de caballería, militares, de caridad, de servicio al prójimo y fervor religioso.
Los cruzados eran identificados como soldados de Cristo y se colocaban una cruz roja en la cabeza o en el pecho. Este símbolo ha perdurado hasta nuestros días y es el emblema de la conocida organización internacional Cruz Roja.
La motivación de las Cruzadas tiene un fundamento religioso y su objetivo es la detención de la expansión del islam y la recuperación de la Tierra Santa. Con el tiempo se evoluciona en la intención, la fuerza no sirve para convertir, y aparece entonces la idea de la evangelización.
Las órdenes mendigantes, como las de los dominicos y franciscanos, intentan la evangelización de judíos y musulmanes.
La propagación de enfermedades, el temor a la peste y las plagas hacen necesarias las labores de enfermería y el trabajo con los enfermos en las comunidades. El temor a la muerte y a las persecuciones genera un gran fervor religioso, que dé respuesta a las necesidades de salvación del alma. Surgen entonces los misioneros, ejemplo de austeridad y vida en condiciones de pobreza. La enfermería estuvo presente en conventos y hospitales; quienes la ejercían, hacían votos de pobreza y daban sus bienes a los más necesitados, y llegaron al extremo de depender de la limosna para su sustento (mendicidad), de donde viene el nombre de mendicantes. San Francisco de Asís personifica esta forma de vida.
La historia de las Cruzadas en la Edad Media es igualmente la historia de enfermedades y epidemias. La pobreza, el hacinamiento y el hambre producían tantos muertos como los ocasionados por los ejércitos. Los hospitales atendían a los enfermos, al igual que a peregrinos y limosneros, y eran asistidos por personas que realizaban votos de pobreza, castidad y obediencia, cuidando a los enfermos y preservando la fe.
Algunas órdenes militares de enfermería
La protección militar que requería la época de peregrinaciones y cruzadas motivó la creación de las órdenes militares o agrupaciones de laicos, cuya misión era luchar por la defensa de la fe. La orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén (1050 d. C) no fue una orden militar, pues se limitaba a auxiliar a los peregrinos. Se extendió por Europa occidental, fundó hospitales y combatió el islam. La reglamentación de sus hospitales (1182) sirvió de modelo al resto de centros asistenciales, creados en la Edad Media.
Los Caballeros Teutónicos (1151 d. C.) se dividían en tres clases: Guerreros, Enfermeros y Hermanos Espirituales. Asumían deberes y tareas militares y de enfermería, y vestían hábito negro y casaca blanca, con una cruz negra bordada en oro sobre los hombros.
Los Caballeros de San Lázaro es la más antigua de todas las órdenes hospitalarias. Algunos historiadores asocian su origen con la resurrección de Lázaro. La lepra, causante de miles de enfermos y muertos, era el principal problema de salud de la época. Los leprosos eran excluidos de la sociedad y aislados en instituciones llamadas lazaretos. Era una enfermedad incurable.
Al comienzo, los Caballeros de San Lázaro fueron una orden de enfermería. Luego, en el siglo XIII, estuvo conformada por guerreros, y es poca la información de cronistas e historiadores sobre la manera como estos asistían y cuidaban a los enfermos.
1 Hernández, J. Historia de la enfermería, 1995.
2 Colliere, M. F. Promover la vida, 1993.
BIBLIOGRAFÍA
Colliere, M. F. Promover la vida, De la práctica de las mujeres cuidadoras a los cuidados de enfermería Editorial Interamericana, McGraw-Hill, 1993. [ Links ]
Donahue, P. Historia de la Enfermería Editorial Doyrna, 1993. [ Links ]
Duby, G.; Perrot, M., y col. Historia de las mujeres. Edad Media. Mujer en la familia y la sociedad, tomos 3 y 4, Editorial Taurus, 1992. [ Links ]
Hernández C., J. Historia de la Enfermería. Análisis histórico de los cuidados de enfermería Editorial Interamericana, McGraw-Hill, 1995. [ Links ]
Patlagean, E., y Rouche, M. Historia de la vida privada. La alta Edad Media, Editorial Taurus, 1990. [ Links ]