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Pensamiento & Gestión
On-line version ISSN 2145-941X
Pensam. gest. no.33 Barranquilla Jan./July 2012
Una propuesta para la determinación
de la competitividad en la pyme
latinoamericana
María Luisa Saavedra García
lsaavedra@fca.unam.mx
Contadora Pública por la Universidad de San Martín de Porres de Lima (Perú). Especialista en Finanzas, maestra en Administración y doctora en Administración por la Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Contaduría y Administración. Imparte las materias de Seminario de Investigación y de Finanzas en el nivel maestría y doctorado, en el área de las Ciencias de la Administración. Actualmente pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SIN), nivel I, del CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).
Correspondencia: Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Contaduría y Administración.División de Investigación, Cubículo 24. Circuito exterior s/n, Ciudad Universitaria, Col. Santo Domingo, Delegación Coyoacán, México, D.F. C.P. 04510
Fecha de recepción: Abril de 2012
Fecha de aceptación: Junio de 2012
Resumen
El objetivo de este trabajo consiste en proponer una metodología que permita determinar el nivel de competitividad de la pyme, identificando por áreas el nivel en que se encuentra la misma, considerando criterios tanto internos como externos. El método seguido consistió en la revisión de la literatura acerca de la competitividad empresarial, así como de los estudios empíricos que han intentado medirla, con el fin de identificar los indicadores que se utilizarían en la metodología propuesta.
El resultado de este trabajo permite contar con una metodología de fácil aplicación basada en el mapa de Competitividad del BID, que incluye factores tales como: Planeación estratégica, producción y operaciones, calidad, comercialización, contabilidad y finanzas, recursos humanos, gestión ambiental y sistemas de información, y complementada con indicadores externos basados en el enfoque de competitividad sistémica.
Palabras clave: Competitividad pyme, competitividad sistémica, mapa de Competitividad del BID.
Abstract
The aim of this paper is to propose a methodology to determine the level of competitiveness of SMEs by identifying areas where the level is the same, considering both internal and external criteria. The method followed in the review of the literature on business competitiveness as well as empirical studies have attempted to measure the same, in order to identify the indicators to be used in the proposed methodology.
The result of this work, allows for easy implementation methodology based on the MAP of Competitiveness IDB includes factors such as strategic planning, production and operations, quality, marketing, accounting and finance, human resources, management and environmental information systems, and supplemented with external indicators based on the systemic competitiveness approach.
Keywords: SME Competitiveness, competitiveness systemic competitiveness Map of the IDB.
1. ANTECEDENTES
La competitividad es un aspecto que adquiere cada vez mayor relevancia en el campo de las empresas, lo cual se deriva de las exigencias del entorno económico actual enmarcado en el proceso de globalización.
El desarrollo del sector privado, y en particular de las pequeñas y medianas empresas (pyme), es de suma relevancia, ya que, de acuerdo con Listerri et al. (2002), las competencias de estos agentes económicos para asimilar conocimientos y tecnología para producir, para cooperar y para competir en los mercados resultan cruciales para que las naciones hagan un uso eficiente de sus recursos y logren elevados niveles de productividad y competitividad
El Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), La Unión Europea (UE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han coincidido en señalar como objetivo estratégico el aumento en la competitividad de la pyme, para lo cual han formulado una serie de programas y acuerdos (Listerri et al., 2002); corroborando con esto la importancia que tiene este tópico para el desarrollo de las naciones en la actualidad.
Debido al entorno de intensa competencia que viven las empresas se ven obligadas a mantener, incluso aumentar, la participación en el mercado, por medio de una constante innovación de productos y procesos de producción, así como de sistemas de producción flexible, para responder rápidamente a los cambios en el entorno, poniendo mayor énfasis en la reducción de costos y en el aumento de la productividad, la búsqueda permanente de nichos de mercado y el impulso a la mano de obra calificada, todo ello con el afán de insertarse al mercado global (Cervantes, 2005).
Es en este contexto en el que resulta de vital importancia realizar un estudio acerca de la competitividad de la pyme en Latinoamérica.
2. MARCO TEÓRICO
2.1 Caracterización de la Pyme latinoamericana
Zevallos (2007) realizó un estudio acerca de las restricciones del entorno a la competitividad empresarial en América Latina, en las que se incluyeron 8 países de América Latina (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Panamá y Venezuela), cuyos hallazgos más importantes fueron:
- Más del 50% de los empresarios tiene formación universitaria.
- Más del 50% de los empresarios tiene más de diez años de experiencia empresarial.
- La edad promedio de los empresarios supera los 40 años.
- El 70% de los empresarios en promedio pertenecen al género masculino.
Estas empresas han coincidido en señalar como limitantes de su desarrollo aspectos tales como (en orden de importancia):
- Política (Gestión macroeconómica y funcionamiento del estado, política/acciones de fomento)
- Problemas sociales.
- área financiera.
- Comercio exterior.
- Mercado interno.
- Tecnología e innovación.
- Aspectos tributarios y laborales.
- Infraestructura.
- Medioambiente.
Cabe señalar, por un lado, la recurrencia (esperable) en el tema financiero y el funcionamiento del Estado. Sin embargo, los así llamados "problemas sociales" son una sorpresa, en la medida que más allá de lo que sabemos respecto a la corrupción, contrabando, informalidad, etc., hay una alusión directa a la ausencia de cooperación, la desconfianza, la "vocación" por actuar aisladamente, tema mencionado recurrentemente en los estudios (Zevallos, 2007).
2.2 Importancia Económica de la Pyme en Latinoamérica
Barquero (2003) señala que tradicionalmente se creía que la pyme contribuía al desarrollo económico solamente mediante la creación de empleo, una distribución más equitativa del ingreso y la expansión de actividades productivas y generadoras de ingreso en aquellas áreas alejadas de las grandes ciudades. La promoción de estas se realizaba solo como complemento o alternativa de las grandes empresas. Sin embargo, últimamente se ha reconocido que la pyme juega un rol muy importante en la economía de los países, fundamentado esto en: la generación de empleo, contribución al PIB, crecimiento de la productividad, contribución al comercio internacional y fuente de iniciativa empresarial.
Guaipatín (2003) realizó una compilación estadística en la que incluyó 12 países de Latinoamérica, y concluyó que resulta muy difícil contar con información sobre la pyme en esta región y resaltó la necesidad de contar con bases de datos sistematizadas y oportunas y que les sirvan a los gobiernos para implementar políticas de apoyo al sector, pues considera que la información de un sector tan fundamental para la economía de estos países no puede ser objeto de misterio.
Con todo y sus limitantes, se ha podido concluir que la aportación cuantitativa de la pyme en las economías nacionales consiste en el importante papel que juega en la generación de empleos, proporcionando en promedio para Latinoamérica un 64.26% del empleo total, así como en la producción, aportando cerca del 50% del PIB en promedio en Latinoamérica (Saavedra, 2008).
Sin embargo, la importancia cuantitativa de la pyme en Latinoamérica no se limita únicamente a su magnitud con respecto a su relevante participación en el total de empresas existentes. Así, la pyme genera un porcentaje muy elevado de empleo, mientras que su participación en el PIB es menor, aunque obviamente es relevante.
La relevancia económica (aporte al PIB) no es el único parámetro para dimensionar la importancia de la pyme, es necesario también considerar el papel de carácter social que juegan las mismas, al promover el autoempleo. Así, estas empresas sirven a la mayoría de los países latinoamericanos como amortiguadores del alto desempleo que afecta a la región, constituyéndose en un instrumento de "movilidad social". De este modo, en algunos países, entre estos Perú, las microempresas emplean en una proporción mayor que otros tamaños de empresas a personas mayores de 55 años, lo cual facilita la incorporación laboral de este segmento que por su avanzada edad se encuentra en serias limitaciones para conseguir un empleo remunerado (Saavedra, 2008).
En líneas generales, se puede decir que la pyme latinoamericana se caracteriza por una baja intensidad de capital, altas tasas natalidad y mortalidad, presencia de propietarios/socios/familiares como mano de obra, contabilidad no profesionalizada, estructura burocrática mínima, poder centralizado, contratación directa de mano de obra, mano de obra semicalificada o no calificada, bajo nivel de inversión en innovación, dificultades para el acceso a fuentes de financiamiento externas y, finalmente, subordinación a las grandes empresas (Guaipatín, 2003).
Así, también, estudios recientes (Saavedra, 2008) han demostrado que el típico pequeño empresario latinoamericano es joven, con una educación superior, de clase media y de sexo masculino por lo general. La participación de la mujer es limitada, sobre todo en Chile y Costa Rica, pero significativamente alta en El Salvador, donde uno de cada cuatro empresas es dirigida por una mujer (versus el promedio de 1 de cada 10).
2.3 Competitividad
2.3.1 Definición
Solleiro y Castañón (2005) consideran que la competitividad es un concepto complejo y puede ser estudiado desde diferentes enfoques y disciplinas; por lo cual no es posible establecer una definición única; en parte debido a que su utilidad reside en identificar vías para fomentar empresas que contribuyan a elevar los niveles reales de bienestar. Sin embargo, a continuación presentamos algunos conceptos:
La competitividad es definida como el proceso de integración dinámica de países y productos a mercados internacionales, dependiendo tanto de las condiciones de oferta como de las de demanda (Dussel, 2001).
La competitividad está relacionada con la capacidad de incrementar el nivel de vida de los habitantes, de generar incrementos sostenidos en productividad, de insertarse exitosamente en los mercados internacionales, entre otros (Padilla, 2006).
La competitividad refleja la medida en que una nación, en un sistema de libre comercio y condiciones equitativas de mercado, puede producir bienes y servicios que superen la prueba de los mercados internacionales, al tiempo que mantiene e incrementa el ingreso real de su población a largo plazo (OCDE, 1996).
El concepto de competitividad involucra componentes estáticos y dinámicos: aunque la productividad de un país está claramente determinada por la habilidad de sostener sus niveles de ingreso, también es uno de los determinantes centrales de los rendimientos de la inversión, el cual es uno de los factores clave para explicar una economía en crecimiento (World Economic Forum, 2009).
Es necesario establecer que competitividad y productividad no tienen el mismo significado, se puede decir que son complementarios, ya que para que exista competitividad se requieren bases sólidas de productividad en una economía (Suárez, 2005). Así también, de acuerdo con lo expresado en los conceptos anteriores, la competitividad es un elemento necesario para el desarrollo de una nación.
De acuerdo con Abdel y Romo (2004), existe un conjunto de estudios iniciales sobre la competitividad que estuvieron enfocados al análisis del débil desempeño de las empresas estadounidenses con respecto a las de otros países, en especial Japón, en sectores dominados tradicionalmente por los norteamericanos. Estudios más recientes se concentran en el uso de políticas gubernamentales en el nivel microeconómico para fomentar el desarrollo de las empresas que pertenecen a un sector en particular; así es entonces como surge la preocupación por la competitividad empresarial, cuyos aspectos veremos a continuación.
2.3.2 Competitividad empresarial
Porter (1990) y Krugman (1994) han señalado que las que compiten son las empresas no las naciones; a un país lo hacen competitivo las empresas competitivas que hay en este; por lo tanto, son estas la base de la competitividad. A continuación revisaremos algunos conceptos de competitividad empresarial.
"Es la capacidad de una empresa para, rivalizando con otras, alcanzar una posición competitiva favorable que permita la obtención de un desempeño superior a las empresas de la competencia" (Rubio & Aragón, 2006). Para Lall, Albadalejo y Mesquita (2005), el concepto de competitividad proviene de la bibliografía sobre administración de empresas, y viene a ser la base para el análisis estratégico empresarial; "Las compañías compiten para captar mercados y recursos, miden la competitividad según su participación relativa en el mercado o su rentabilidad y utilizan la estrategia de la competitividad para mejorar su desempeño".
Respecto a la rentabilidad, este requisito para ser competitiva lo señala también la Industry Canadá, como vemos a continuación:
Una empresa es competitiva si es rentable. Lo cual implica que su costo promedio no excede del precio de mercado de su producto. Así también, su costo no excede del costo promedio de sus competidores. Si no es así, entonces implica que tiene una productividad más baja o paga precios más elevados por sus insumos, o por ambas razones (Industry Canadá 1995, citado en Solleiro & Castañón, 2005).
Solleiro y Castañón (2005) señalan que la competitividad es la capacidad de una organización para mantener o incrementar su participación en el mercado basada en nuevas estrategias empresariales, en un sostenido crecimiento de la productividad, en la capacidad interempresarial para participar en negociaciones con diferentes instituciones y otras compañías dentro de su ambiente, en un ambiente competitivo determinado por el sector y el mercado de los consumidores y en políticas introducidas por los gobiernos nacionales y alianzas económicas regionales.
La competitividad de las empresas depende de factores en tres niveles: el primer nivel es la competitividad del país, que incluye variables como la estabilidad macroeconómica, la apertura y acceso a mercados internacionales o la complejidad de la regulación para el sector empresarial; el segundo nivel se refiere a la infraestructura regional; un tercer nivel que explica la competitividad de las empresas tiene que ver con lo que ocurre dentro de la propia empresa (Cervantes, 2005).
La competitividad empresarial se deriva de la ventaja competitiva que tiene una empresa a través de sus métodos de producción y de organización (reflejados en precio y en calidad del producto final) con relación a los de sus rivales en un mercado específico (Abdel & Romo, 2004).
Recurriendo los conceptos anteriores tenemos que la competitividad de una empresa depende de la productividad, la rentabilidad, la posición competitiva, la participación en el mercado interno y externo, las relaciones interempresariales, el sector y la infraestructura regional.
Cuando nos referimos a "competitividad" no podemos dejar de lado el trabajo de Porter (1990), quien se refiere a la "Ventaja competitiva" como la clave de la competitividad. Porter (1990) marcó la separación de los enfoques tradicionales basados en el concepto de ventajas comparativas haciendo énfasis en que mientras que las ventajas comparativas se heredan, las ventajas competitivas se crean. A este respecto, estudios empíricos (Cepal, 2001) señalan que rara vez se ha generado un crecimiento sostenido basado puramente en factores heredados; este se ha generado más bien por: la vinculación de factores y actividades tales como las estrategias empresariales y la estructura del rival; la existencia o inexistencia de industrias de apoyo; las condiciones de los factores mismos, como la disponibilidad de mano de obra calificada o infraestructura adecuada y las condiciones de la demanda.
Sin embargo, el diamante de Porter (1990) sigue vigente y es usado hoy en día por corporaciones y organismos internacionales, más cuando se refuerza con su nueva extensión de competencia ambiental, el cual ha sido incluso estilizado por quienes forjan las políticas de la pyme (Paz, 2002).
De este modo, hemos pasado de la ventaja comparativa a la ventaja competitiva (aunque estos no se excluyen sino que se complementan), a la cadena productiva y la revisión del entorno, a la noción de competitividad sistémica, de regionalización, clusters y territorios competitivos. Esta evolución nos permite enfrentar nuevos retos: globalización, internacionalización y desregulación de mercados; aplicar nuevas estrategias basadas en la gestión tecnológica, la gestión del conocimiento, la cooperación; a ver el mercado no solo como local sino también aventurarse al mercado internacional y sus exigencias (Martínez & álvarez, 2006).
Al respecto Krugman ha mencionado que no es válido tratar a una empresa y a una nación en forma indistinta, en especial en lo referente al tema de la competitividad. La obsesión por la competitividad lleva a posturas equivocadas y peligrosas y a resultados simplistas (Krugman, 1994). Entonces surge la necesidad de involucrar a todos los actores que tienen influencia en la competitividad; de este modo desarrollaremos más adelante el enfoque de competitividad sistémica.
2.3.3 Indicadores de la competitividad empresarial
Varios estudiosos del tema de la competitividad empresarial han intentado generar modelos o metodologías con el fin de determinar la competitividad en las empresas.
Los indicadores que han tomado en cuenta se pueden ver en el cuadro 1.
Para Rubio y Aragón (2006), la clave de la competitividad son los recursos críticos1, por lo tanto será indispensable identificar estos en la pyme.
Por otro lado, De la Cruz, Morales y Carrasco (2006) sostienen que el desarrollo de capacidades2 en un sector y sus empresas contribuye a impulsar la competitividad de una gama de productos o servicios; estas también influyen profundamente en las capacidades de crecimiento y diferenciación competitiva de una gama de productos mucho más allá que en el éxito o fracaso de un producto único. Así, también, a través de las capacidades el sector determina directamente el monto de inversiones, la asunción de riesgos y el horizonte temporal necesario para conseguir su posicionamiento en el mercado.
Por su parte, Solleiro y Castañón (2005) señalan que el desempeño competitivo de la empresa depende, en primera instancia, de su capacidad para administrar los elementos internos que se encuentran bajo control; complementario a esto señalan que la competitividad también depende de la calidad de las interacciones que la firma tiene establecidas con una serie de factores tanto internos como externos.
Asimismo, de acuerdo con la OCDE (1992, citado en Solleiro & Castañón), los elementos que influyen a la competitividad en las empresas son:
Gestión exitosa de los flujos de producción, materias primas e inventarios.
Gestión exitosa de los mecanismos de interacción entre planeación, mercadotecnia, investigación y desarrollo formal, diseño, ingeniería y producción industrial.
La capacidad para combinar actividades de investigación y desarrollo e innovación en cooperación con universidades y otras empresas.
La capacidad para incorporar definiciones más exactas de características de la demanda y evolución de mercados en el diseño y producción de estrategias.
La capacidad para organizar con éxito relaciones interempresariales con proveedores y clientes.
Mejora de las capacidades de los trabajadores a través de la inversión en entrenamiento especializado y en la generación de altos niveles de responsabilidad en los trabajadores de producción.
Los elementos anteriores incluyen únicamente aspectos que pueden ser controlados por las empresas, considerando la vinculación con las universidades y la relación cliente-proveedor.
Por último, Quiroga (2003) ha realizado una propuesta de un modelo matemático para determinar la competitividad de la pyme; para lo cual determinó los factores y variables críticas que incorporan elementos internos controlables por las empresas, así como elementos externos que afectan su desempeño.
2.3.4 Mapa de Competitividad BID
El Mapa de Competitividad3 fue desarrollado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y adaptado por la Cámara de Comercio de Medellín y Antioquia para ser utilizado en el diagnóstico organizacional de la pyme; visualiza a la organización como un sistema integrado por nueve áreas que al interconectarse entre sí mejoran el desempeño de la organización (Martínez & álvarez, 2006); estas áreas son:
Planeación Estratégica: Es la que permite establecer la orientación y actividades futuras de las empresas; se encuentra ligada al rol y al trabajo de los altos directivos. Es un proceso continuo de análisis de objetivos y resultados y la adopción continua de medidas correctivas, considerando las fortalezas y debilidades hacia el interior de la empresa y las amenazas y oportunidades del entorno (Mintzberg & Quinn, 1998; Martínez & álvarez, 2006; Estrada, 2010 y Ortega, 2011).
Producción y operaciones: La producción es la creación de bienes o servicios, mientras que la administración de operaciones es el conjunto de actividades que crean valor en forma de bienes y servicios al transformar los insumos en productos terminados
(Anaya, 1998 y Martínez & álvarez, 2006).
Aseguramiento de la calidad: Son todas las actividades que se llevan a cabo con el fin de ofrecer un producto o servicio libre de defectos y que a la vez satisfaga las necesidades del consumidor cliente (Martínez, Sánchez, Santero & Marcos, 2009; Martínez & álvarez, 2006 y Rothery, 1994).
Comercialización: Es el proceso que se realiza con el fin de que
el producto o servicio llegue del productor al consumidor final, teniendo como premisa incrementar la participación en el mercado (Martínez & álvarez, 2006).
Contabilidad y finanzas: Permite la generación de información para la toma de decisiones, y es una valiosa herramienta cuando es utilizada para visualizar el futuro de la empresa a través de las proyecciones financieras (Martínez & álvarez, 2006 y Zeballos, 2001).
Recursos humanos: El manejo de los recursos humanos puede ser concebido como una estrategia empresarial que manifiesta la importancia de la relación individual frente a las relaciones colectivas entre gestores, directivos o trabajadores, propiciando una participación activa de todos los trabajadores de la empresa (Rubio & Aragón, 2005; Martínez & álvarez, 2006 y Estrada, 2010).
Gestión ambiental: La responsabilidad social de la empresa respecto al cuidado del medio ambiente, la coloca en una situación en la que puede mejorar su imagen ante la sociedad (Martínez & álvarez, 2006).
Sistemas de información: El apoyo a las funciones operativas a través de las tecnologías de información resulta de vital importancia para desarrollar una estructura competitiva del negocio (Katz & Hilbert, 2003; RICYT, 2009 y Martínez & álvarez, 2006).
Así pues, el Mapa de la Competitividad incluye aspectos internos que se encuentran bajo el control de la empresa y, por lo tanto, se considera que el nivel de la competitividad de las empresas depende de estos factores.
2.3.5 La competitividad sistémica
De acuerdo con Esser, Hillebrand, Messner y Meyer (1996), la competitividad industrial no surge espontáneamente al modificarse el contexto macro ni se crea recurriendo exclusivamente al espíritu de empresa a nivel micro. Es, más bien, el producto de un patrón de interacción compleja y dinámica entre el Estado, las empresas, las instituciones intermediarias y la capacidad organizativa de una sociedad. En ese contexto, y concordando en este punto con el enfoque neoliberal, es esencial contar con un sistema de incentivos orientados a la competitividad que obligue a las empresas a implementar procesos de aprendizaje y a incrementar su eficiencia. Aunque últimamente la competitividad de una empresa se basa en el patrón organizativo de la sociedad en su conjunto.
Podemos ver entonces que este concepto se caracteriza por reconocer que un desarrollo industrial exitoso no se logra solo a través de una función de producción en el nivel micro, o de condiciones macroeconómicas estables en el nivel macro, sino también por la existencia de medidas específicas del Gobierno y de organizaciones privadas de desarrollo orientadas a fortalecer la competitividad de las empresas (nivel meso). De este modo, la capacidad de vincular las políticas meso y macro está en función de un conjunto de estructuras políticas y económicas y de un conjunto de factores socioculturales y patrones básicos de organización (nivel meta) (Naciones Unidas-Cepal, 2001).
De acuerdo con el enfoque sistémico aplicado a la pyme, se considera que existen cuatro esferas que condicionan y modelan su desempeño (Naciones Unidas-Cepal, 2001):
1. El nivel microeconómico: Procesos en el interior de la empresa para crear ventajas competitivas. Capacidad de gestión de las empresas, sus estrategias empresariales, gestión e innovación.
2. El nivel mesoeconómico: Eficiencia del entorno, mercados de factores, infraestructura física e institucional. Y en general, las políticas específicas para la creación de ventajas competitivas, como la política educacional, tecnológica, ambiental, entre otras.
3. El nivel macroeconómico: Política fiscal, monetaria, comercial, cambiaria, presupuestaria, competencia, que hacen posible una asignación eficaz de los recursos y, al mismo tiempo, exigen una mayor eficacia de las empresas.
4. El nivel metaeconómico o estratégico: Estructura política y economía orientada al desarrollo, estructura competitiva de la economía, visiones estratégicas, planes nacionales de desarrollo.
A continuación se presenta en el gráfico 1 cómo se encuentran integrados cada uno de estos conceptos.
El concepto de competitividad sistémica constituye un marco de referencia tanto para los países desarrollados como para los que están en vías de desarrollo, siendo dos elementos los que lo distinguen de otros conceptos: 1) Diferenciación entre cuatro niveles analíticos (meta, macro, meso y micro) y 2) la vinculación de los elementos pertenecientes a la economía industrial, la teoría de la innovación y a la sociología industrial (Perfecto, 2007).
La inclusión de estos niveles y la importancia que se les otorga a las interrelaciones entre estos nos permiten determinar que la competitividad de la empresa surge al generar un patrón de interacción entre la dinámica del Estado, las empresas, las instituciones intermediarias y la capacidad organizativa de una sociedad, por lo que desde este enfoque resultaría insuficiente considerar únicamente el nivel micro. Lo cual, a su vez, debe entenderse en el sentido de que la competitividad es responsabilidad de toda la sociedad, puesto que depende del esfuerzo responsable de los individuos y de las empresas en un entorno adecuado que les permita optimizar sus procesos y llegar a los mercados internos y externos con las mejores condiciones para ser adquiridas por su demandantes (Membrillo, 2006).
Es así como Maggy y Messner (2002) han señalado que la competitividad sistémica se basa en empresas eficientes (gestión del mercado) y de unas redes densas, aptas para el aprendizaje y encaminadas a mejorar la localización económica, articuladas todas entre las empresas, por un lado, y las instituciones públicas y privadas, por el otro.
2.4 Investigaciones sobre competitividad empresarial
En este apartado se describen brevemente algunas investigaciones que han sido realizadas con el propósito de medir la competitividad en las empresas:
Deniz, Livas y López (2008) realizaron una investigación tomado como base la teoría del diamante de Porter; de este modo plantearon que los factores que determinan la competitividad de una empresa son:
Los resultados de este trabajo demostraron que las empresas colimenses exportadoras del sector agrícola tienen un buen nivel competitivo, ya que como resultado de su evaluación se está por encima de la evaluación estándar que es de 2.5, habiendo obtenido una evaluación de 3.29.
Así, mismo,Santillán (2010) construyó y aplicó un instrumento para la determinación de la competitividad en las empresas de la industria de la construcción el cual considera lo siguiente:
De una población de 413 empresas se determinó una muestra de 64, a las que se les aplicó el cuestionario. Los resultados de esta investigación permitieron determinar que sí existe relación entre la competitividad y los factores internos y externos; en el caso específico de este sector, las dos áreas de oportunidad que se encontraron son: los valores organizacionales y el capital humano.
En 2001, Gómez realizó un análisis competitivo de las pequeñas y medianas empresas de la actividad de panificación en el Distrito Federal, para lo cual utilizó un modelo de seis niveles:
Se aplicó un cuestionario a 24 empresas de la actividad de panificación del D. F. Los resultados de esta investigación permitieron determinar que las empresas con alto puntaje en aspectos tales como: administración y organización de la empresa, importancia del recurso humano, en distintas áreas, y del aporte de empleados clientes y proveedores para el mejor desempeño de su empresa, mayor vigilancia del mercado donde opera, tratando de dar mejor servicio al cliente e implementando aspectos de mejora continua, poseen características y habilidades que mejoran su posición competitiva, y les permiten alcanzar mayores utilidades y tener menor endeudamiento, mayor utilización de capacidad de planta y menor rotación de empleados.
Por su parte, Membrillo (2006) desarrolló un modelo para medir la competitividad de la Industria Farmacéutica Mexicana. Los indicadores del mismo se presentan a continuación:
El resultado de este trabajo permitió determinar que no existe articulación entre los actores que integran la industria farmacéutica mexicana; igualmente es escasa la actividad de innovación, y como consecuencia de esto existe un número muy bajo de ventajas competitivas.
Herrera (2007) realizó una investigación con el fin de proponer un modelo de competitividad para la industria mexicana de software a la medida; de este modo llegó al modelo que se presenta en el gráfico 2.
Al validar este modelo con cinco empresarios del sector se tuvo como resultado que: se busca alcanzar los objetivos, respecto de la producción del software, no se presta mucha atención a los sistemas automatizados de administración de la información, a pesar de que es el giro del negocio. La planeación estratégica se realiza en el nivel de alta gerencia y no se documenta; no están definidas las estrategias de mercadotecnia; los conceptos de gestión tecnológica, investigación y desarrollo y administración del conocimiento son poco conocidos.
Como podemos ver, la aplicación empírica se ha centrado principalmente en medir las capacidades internas de la pyme, lo cual estaría mostrando un resultado parcial de lo que sería el nivel de competitividad para este sector empresarial.
2.5 Limitantes de la competitividad de la Pyme
De acuerdo con Listerri et al. (2002), los factores que limitan la competitividad de la pyme son:
1. Los problemas del marco regulatorio e institucional. Estos incluyen: falta de regulación de la competencia, inseguridad jurídica en el tráfico mercantil, falta de imparcialidad e ineficiencia del sistema judicial, poca transparencia y simplificación del régimen fiscal, la inadecuación de los mercados de factores4, la falta de protección de la propiedad, incluida la propiedad intelectual, leyes de quiebra, barreras burocráticas y desincentivos a la actividad de negocios por la baja calidad de los sistemas de apoyo al desarrollo de las empresas.
2. Las fallas en el comportamiento de los mercados de factores y bienes y servicios finales. La ineficiencia de los canales de distribución, la complejidad de los procedimientos de licitación, la falta de información, la falta de experiencia en la comercialización internacional, la escala reducida, las deficiencias en la calidad y normalización de los productos.
3. Las debilidades en la gestión empresarial. Dificultades para atraer a profesionistas con capacidad gerencial frente a las empresas grandes, que pueden ofrecer mejores condiciones laborales.
3. METODOLOGÍA
3.1 Planteamiento del problema
La pyme es el motor principal de la continua expansión económica y del crecimiento del empleo en la mayoría de los países.
Listerri et al. (2002) han señalado que en promedio la productividad de la pyme latinoamericana equivale a menos del 40% de la productividad de la gran empresa, y también se encuentra rezagada respecto de la pyme en otros países, como los de la Unión Europea, donde la productividad de la pyme es 60%, y en Estados Unidos esta equivale a 62%. Facilitándose así su participación en las cadenas productivas y mejorando su dinamismo y capacidad para competir.
Es así como muchos investigadores (Rubio & Aragón, 2006; De la Cruz Morales & Carrasco, 2006; Solleiro & Castañón, 2005; OECD, 1992; Quiroga, 2003) han propuesto indicadores de medición de la competitividad de la pyme; otros han realizado aplicaciones empíricas para determinar la competitividad de esta (Martínez & álvarez, 2006; Deniz, Livas & López, 2008; Santillán, 2010; Gómez, 2001; Membrillo, 2006 & Herrera, 2007).
Ante la importancia que representa este sector para la región latinoamericana, y ante el reto que representa la competitividad para la pyme, nos permitimos formular la siguiente pregunta: ¿Cuál es la metodología para determinar la competitividad de la pyme en Latinoamérica?
3.2 Objetivo
Realizar una propuesta metodológica para la medición de la pyme latinoamericana.
4. METODOLOGÍA PROPUESTA
El enfoque que se propone para la medición de la competitividad de la pyme latinoamericana comprende aspectos tanto internos como externos a esta.
Para los aspectos internos de la competitividad empresarial, usando la metodología del mapa del BID, tenemos:
Del resultado de este análisis obtendremos:
Mapa de la empresa: Con base en la calificación obtenida por la empresa en cada área de acuerdo con el cálculo que internamente hace la herramienta se determina el nivel de competitividad de la empresa.
Mapa por áreas: Este mapa muestra no solo la evaluación de cada área, sino también de cada uno de los puntos a tratar, pues en el cuestionario un grupo de preguntas evalúa un punto fundamental de cada área.
Componente gráfico: Muestra los resultados de manera gráfica, tanto en términos globales como por cada una de las 8 áreas.
Para los aspectos externos de la competitividad empresarial, con base en el enfoque de competitividad sistémica de la Cepal, tenemos:
Del resultado de este análisis obtendremos:
Una descripción de las oportunidades y amenazas por cada uno de los niveles considerados.
5. CONCLUSIONES
El concepto de competitividad empresarial es muy complejo. La mayoría de los autores han señalado como indicadores de medición únicamente aspectos internos a la organización; así mismo, los trabajos empíricos en la mayoría de los casos han sido aplicados tomando en cuenta solo los indicadores que son controlables por la propia organización.
Sin embargo, la revisión de la literatura nos indica que no es posible manejar la competitividad empresarial sin considerar los aspectos del entorno que afecta a la organización. De este modo, en este trabajo se concluye con la propuesta metodológica para la determinación de la competitividad empresarial que considera tanto los factores internos de la pyme, utilizando el mapa del BID, como sus factores externos, utilizando el enfoque de Competitividad Sistémica de la Cepal.
Notas
1 De acuerdo con Rubio y Aragón (2006), los recursos críticos para el éxito son aquellos que permiten alcanzar ventajas competitivas sostenibles en el tiempo y apropiarse de las rentas generadas.
2 Las mismas que tienen que cubrir tres características: tiene que ser única y difícil de imitar, debe traducirse en un valor significativo para los clientes y debe facilitar la entrada a nuevos mercados.
3 Se le llama mapa porque se logra obtener un puntaje de cada una de las áreas de la empresa, con el cual se realiza un diagrama que muestra las fortalezas y debilidades de esta.
4 Estos son: Financiamiento, mano de obra calificada, tecnología, servicios de desarrollo empresarial.
Referencias
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