Introducción
El departamento de Nariño es una entidad territorial, política y administrativa colombiana fundada en 1904. Se ubica en el suroccidente del país, y ocupa una extensión de 33.268 km2, donde convergen costa, sierra y Amazonía, formando un ecosistema de gran diversidad y riqueza natural. Es considerada una zona estratégica privilegiada por su condición de frontera con el Ecuador, y por poseer una amplia zona costera bañada por el Océano Pacífico.
Las proyecciones de población 1985-2020 del DANE describen que la mayor parte de la población del departamento de Nariño habita en el sector rural, lo que explica que su principal vocación económica es la agricultura, actividad que se explota, en su mayoría, aún de un modo premoderno, perpetuando su condición de aislamiento y ruralidad (Viloria de la Hoz, 2007). Este atraso económico y productivo se ha visto afectado desde finales del siglo pasado por la agudización del conflicto armado entre el Estado y grupos al margen de la ley, cuya consecuencia más importante ha sido el crecimiento del desplazamiento forzado, que ha diezmado la estructura demográfica, social y productiva de este sector del departamento.
Por su parte, la población urbana se ha incrementado de modo importante en los últimos años, especialmente en Pasto, la capital del departamento, así como en otras ciudades de la región como Tumaco, Ipiales y Túquerres, centros donde se percibe que los progresos que trae la urbanización, como el mejoramiento de las condiciones de vida de la población, se abren camino, paradójicamente, en medio de altos índices de pobreza, desempleo, informalidad laboral y desigualdad social.
En este contexto, caracterizado por la articulación, atraso y desarrollo socioeconómico, la dinámica de las migraciones internas en Nariño ha sido poco investigada, y escasamente tenida en cuenta por los organismos de decisión regional. Los pocos estudios que se han producido últimamente se han concentrado, principalmente, en el desplazamiento forzado por la violencia, visión “negativa” de la migración, como la denomina Granados (2010). Sin embargo, a pesar de esta dificultad, los datos arrojados por las fuentes oficiales de información demográfica nacional y por algunas investigaciones recientes realizadas en otros contextos del país permiten realizar una aproximación a la problemática de la migración interna del departamento en los últimos años.
Por las estimaciones de migración calculadas por el DANE para el período 1985-2020, y por algunos datos extraídos de los censos 1993 y 2005 se observa que Nariño se caracteriza por ser expulsor de población, hecho que no es extraño, pues esta es una cualidad demográfica que poseen el país y otras regiones similares a Nariño, como lo exponen algunos estudios que abordan indirectamente el tema (Murad, 2003; Pérez, 2006; OIM, 2012; Carmona-Fonseca 2005; Dulcey, 2006; Banguero, 2005); tampoco es un fenómeno nuevo, ya que regionalmente se tienen evidencias de este suceso desde mediados del siglo pasado (Chávez et al., 1959; Cerón, 1985).
Si bien, en la actualidad, los datos arrojados por el último censo permiten identificar los principales factores3 que explican estos procesos, dentro de los cuales se identifican las razones familiares, las dificultades para conseguir empleo y, en un mínimo porcentaje, las amenazas contra la vida, no existen en la región investigaciones recientes que analicen y discutan estos hechos con una visión de contexto, y desde los marcos teóricos y conceptuales de las ciencias sociales y económicas. Las investigaciones consultadas no concuerdan con el panorama emitido por el censo, dado que de acuerdo con sus observaciones, la principal causa de los movimientos migratorios en el país, y especialmente en esta región, es el conflicto armado (Pérez, 2003; Bodnar et al., 2007; Castro, 2012). Según estos referentes, las emigraciones que no son explicadas por la violencia son producto de diversos factores que van más allá de las características económicas tradicionales de las regiones receptoras, como el mejoramiento de la calidad de vida y la modernización urbana. También se deben a la precariedad económica y social del campo, la cual está asociada con la concentración de la tierra en pocas manos, las dificultades crediticias y la fuerte presión demográfica sobre la tierra, que hacen que departamentos predominantemente rurales como Nariño se caractericen por ser expulsores de población.
Estos hallazgos brindan una explicación tentativa y temporal de las causas de la emigración de población oriunda y residente de Nariño hacia otras regiones del país. Sin embargo, en ellas no se encuentran referencias sobre las causas que explican la inmigración hacia este territorio; lo que convierte este problema en un asunto por investigar.
Así mismo, se desconocen las consecuencias que dichos movimientos de población producen en la estructura económica y social del departamento. Por estos referentes, se sabe que la migración trae efectos positivos y negativos: positivos, ya que el arribo de población, especialmente en edades productivas, estimula el crecimiento económico y el mayor dinamismo del consumo, lo que implica un aumento de los empleos y los ingresos; efectos estos que en conjunto contribuyen a disminuir el influjo de la desocupación, la informalidad laboral y la pobreza (Bodnar et al., 2007). De la misma manera, en algunas ocasiones, la emigración viene acompañada de un mejoramiento de las condiciones de vida para la familia de quien cambia de residencia, debido a las remesas, como lo sostienen Arango (2004) y Sandoval (2007).
Sin embargo, la migración no todas las veces produce progreso. Para Murad (2003), Sardi (2007) y Castro (2012), el arribo de poblaciones desplazadas por la violencia y por la precariedad económica de su lugar de origen agudizan las desigualdades socioeconómicas, la pobreza, la marginalidad y la informalidad laboral del lugar de destino, especialmente de ciudades que por sus desarrollos económicos y sociales han sido catalogadas como receptoras, como Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla, ya que todo este flujo de población no logra incorporarse al mercado de trabajo que ofrecen estas capitales; además, la mayor parte de este agregado no logra acceder a los beneficios y oportunidades que otorgan los programas gubernamentales destinados a promover su reparación y desarrollo (Oviedo y Villamarín, 2013). De igual manera, la emigración implica para una región, su despoblamiento, lo que reduce sus oportunidades de modernización y desarrollo, por la disminución de sus efectivos y su potencial económico.
También hay un desconocimiento del tipo de migración interna que es prevalente en la región, y de la distancia y el alcance que la caracteriza. Las investigaciones recientes que pueden ayudar a entender lo que sucede en Nariño con este fenómeno demográfico denuncian la predominancia de la migración interurbana de alcance local y de corta distancia. De igual manera, exponen que la migración rural urbana sigue siendo importante en el país, ya que explica, en una medida significativa4, el crecimiento de los grandes centros urbanos, debido a la llegada constante de grandes flujos de población procedentes de zonas cercanas a estos.
En el caso colombiano, las capitales tienen un poder de atracción nacional, y las ciudades intermedias tienen un poder de atracción regional y local. Sobre Bogotá y Medellín, polos del desarrollo económico nacional, giran los procesos migratorios de todo el país; mientras que ciudades como Pereira ejercen una atracción regional de corta distancia; en tanto que ciudades pequeñas como Pasto solo tienen incidencia a escala departamental, y en municipios cercanos del Cauca, Putumayo, Caquetá, Huila y el Valle del Cauca (Pérez, 2003; Castro, 2012).
Por último, en momentos en que los dos últimos censos permiten hablar de migración reciente y migración de toda la vida5, es preciso decir que en la región no se ha explorado este fenómeno demográfico desde estos dos ámbitos de análisis. Por algunos referentes consultados, se sabe que tanto las emigraciones de toda la vida como las recientes tienen como destino las grandes urbes del país, ya que en ellas se encuentran mayores posibilidades de ascenso social y económico para quienes deciden realizar este cambio de residencia (Pérez, 2003; Granados, 2010). De igual manera, dichas fuentes sostienen que las migraciones de toda la vida son más frecuentes que las recientes; sin embargo, estas últimas presentan un ritmo rápido de crecimiento, especialmente en Bogotá, Medellín, Cali y Pereira (Pérez, 2003).
Sin embargo, como se ha venido comentando de manera recurrente, el panorama producido por los estudios nacionales y regionales, el cual ha sido descrito de forma breve en este apartado, no se ha revisado, ni discutido, ni criticado de forma científica y disciplinar en nuestro contexto; tampoco ha sido contemplado en los diagnósticos que orientan la planeación del desarrollo en esta entidad territorial. Se trata de una problemática sobre la cual existe un profundo vacío de conocimiento.
El propósito de este artículo es comenzar a llenar este vacío a partir de la exploración y el análisis de la dinámica de la migración interna en el departamento de Nariño, a partir de la información contenida en las matrices de migración interna del sistema de migración interna en América Latina y el Caribe (MIALC) del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), las cuales han sido calculadas a partir de los dos últimos censo realizados en el país (1993-2005).
1. Método
La técnica de investigación aplicada fue el análisis secundario de información estadística y demográfica, proveniente de las matrices de migración interna diseñadas por el Celade de la Cepal a partir de la información arrojada por los censos 1993 y 2005. Estas matrices se encuentran disponibles en la página web de este centro de investigación poblacional6.
Los instrumentos se encuentran disponibles en hojas de cálculo de Office Excel 2010. Con la ayuda de este programa se pudo calcular el número de inmigrantes, emigrantes, nativos no migrantes, los residentes anteriores y los residentes actuales, así como algunas medidas relativas: como las tasas brutas de inmigración y emigración interna y las tasas de migración neta tanto para la migración de toda la vida como para la migración reciente en los dos períodos de observación (1993-2005).
Para conocer la dinámica de la migración interna en el departamento de Nariño, se compararon estos indicadores en los dos momentos censales (1993-2005), y para conocer el ritmo y la velocidad de estos cambios, se calcularon tasas de crecimiento total para el período considerado7.
La interpretación de los datos observados fue descriptiva y morfológica. Posteriormente, en las conclusiones, dicha interpretación se articuló con la bibliografía revisada, con el fin de corroborar o falsear algunos patrones y panoramas arrojados por la investigación nacional e internacional, especialmente de aquella que, dentro de sus análisis, hace mención al comportamiento y características de la migración interna en Nariño. Dicha articulación también permitió generar nuevos interrogantes y posibles hipótesis para continuar las investigaciones de este fenómeno demográfico, económico y social en esta región.
1.1. Matrices de origen - destino o matrices de migración interna y su lectura
En demografía las matrices de origen-destino, o matrices de migración interna consignan los datos de las inmigraciones y las emigraciones ocurridas entre las diferentes provincias o departamentos de un país en un período determinado, gracias a la información que arrojan los censos de población.
Para el Celade/Cepal la matriz de migración interna de toda la vida se obtiene del cruce de la variable lugar de residencia habitual (censos de hecho) o código de empadronamiento (censo de derecho) con la variable lugar de nacimiento; en su diseño se excluyen personas nacidas en el extranjero. Por su parte, la matriz de migración interna reciente resulta del cruce de la variable lugar de residencia habitual con la de lugar de residencia 5 años antes del censo. Se excluyen de esta matriz personas residentes en el extranjero cinco años atrás, y a los menores de 5 años8.
Para los censos disponibles en América Latina estas matrices han procesado información tanto para divisiones político administrativas mayores (DAM) como también para divisiones político administrativas menores (DAME). Esta denominación cambia para cada país; en Colombia las DAM (divisiones políticas administrativas mayores) son los departamentos; es decir, la información que contienen estas matrices está disponible en estas áreas geográficas9.
Desde el punto de vista operativo, dichas matrices se pueden leer de forma horizontal y vertical. En algunos casos en las filas (orden horizontal) se ubica a los emigrantes y en las columnas (orden vertical) a los inmigrantes. En otros, en cambio, en las filas se ubica a los que llegan de diversas regiones a residir a un lugar en particular, en tanto que en las columnas se sitúan a los que se van de un sitio para residir en otro departamento, provincia o municipio. Las matrices que diseña el Celade/Cepal corresponden al segundo orden descrito.
En las matrices de toda la vida, en las filas se ubica a quienes tienen su residencia habitual en una región particular según su lugar de nacimiento. Este orden permite calcular la proporción de los mismos que se mantienen en su lugar de origen (nativos no migrantes), y la proporción de aquellos que provienen de distintas regiones de origen (inmigrantes) (González, 2007). El total de las filas indica el número de personas que residen actualmente en una región observada, es decir, el resultado de sumar los nativos no migrantes más los inmigrantes (Tabla 1).
En las columnas se ubica a los nativos de una región determinada según su lugar de residencia actual. El cruce permite establecer el número de los nacidos en ese lugar que no han migrado, y el número de ellos que se han desplazado a residir a otras regiones (emigrantes). En el total de las columnas se indica el número de los nacidos en ese territorio (es decir, el resultado de sumar los nativos no migrantes más los emigrantes) (González, 2007).
Para el caso de las matrices de migración reciente, se conserva el orden de las distribuciones de las inmigraciones en las filas y de las emigraciones en las columnas, con sus respectivas identificaciones: población no migrante, población residente anterior y población residente actual, lo único que cambia es que ya no se tiene en cuenta el lugar de nacimiento, sino los cambios del lugar de residencia realizados cinco años antes del censo; es decir, para el censo 1993 los cambios de residencia realizados en 1988, y para el censo 2005 los realizados en el 2000 (Tabla 2).
1.2. Precisiones para el cálculo e interpretación de tasas de migración interna de toda la vida y reciente
Según Alejandro González (2002), experto colombiano en análisis demográfico, para el cálculo de la migración interna de toda la vida y reciente se deben hacer algunas precisiones, con el fin de disminuir los errores provocados por la dificultad que genera la existencia de diversas poblaciones de referencia o denominadores para relativizar los movimientos de entradas y salidas de población observados desde un sitio en particular. Para el cálculo de tasas de migración de origen - destino, hay por lo menos tres opciones de comparación: población de residencia actual, población de nacidos en una región particular y población censada en un período específico.
Según este experto, “no existen reglas universales para la elección de los denominadores (...) [su elección] depende (…) por una parte de las necesidades del estudio, y por otra de la disponibilidad de información” (González, 2002, p. 38). Esta circunstancia hace que el investigador deba tomar precauciones tanto en la construcción de estos indicadores como en su análisis.
1.3Precisiones para el cálculo de tasas de migración de toda la vida
Con el fin de asegurar una mayor precisión en la construcción y en el análisis de las tasas de migración, inmigración, emigración y migración neta de toda la vida, González (2002) propone las siguientes fórmulas y recomendaciones:
Tasa de migración total de toda la vida (TMTV): relaciona el resultado de la suma de inmigrantes más los emigrantes de una región y la población residente en el momento del censo. Su resultado siempre será positivo, y describe la intensidad del fenómeno sin hacer precisiones sobre su dirección y sentido. (TMT = inmigrantes de la región de observación + emigrantes de la región de observación/población residente actual) * 1000.
Tasa de migración neta de toda la vida (TMNTV): relaciona el saldo resultante de la diferencia entre inmigraciones menos emigraciones y la población residente en el momento del censo. El resultado puede ser negativo o positivo. Si es positivo indica un crecimiento de la población motivado por las inmigraciones, mientras que si es negativo expresa un decrecimiento por efecto de las emigraciones. TMNTV = (inmigrantes de la región de observación - emigrantes de la región de observación/población residente en el momento del censo) * 1000.
Tasa de inmigración de toda la vida (TI): relaciona el total de inmigrantes de toda la vida que residen en la región de observación pero que nacieron en otro departamento con el total de residentes en la región de observación. Su resultado es una proporción y una probabilidad; una proporción que muestra la media de cuántos inmigrantes hay por cada mil personas censadas en la región de observación; y una probabilidad que mide el riesgo de la población de recibir personas foráneas. Sin embargo, como dice González (2002), se trata de un indicador que hay que tratar con cuidado, ya que mide la migración en ausencia de la mortalidad; y la mortalidad, según su opinión, es selectiva según la condición de migración (González, 2002), hecho que puede subestimar el comportamiento de este fenómeno. TI = ((inmigrantes de la región de observación/sobre la población censada residente en la región de observación o (nativos de esta región + foráneos))* 1000.
Tasa de emigración de toda la vida (TE): Si se cuenta con la información del total de nacidos en la región de observación al momento del censo, con esta población de referencia se puede relativizar el total de emigrantes de dicha región, lo que daría lugar a la siguiente fórmula: TE = (emigrantes nacidos en la región de observación/población nacida en la región de observación censada) * 1000. Sin embargo, esta población de referencia es difícil de obtener, salvo si se aplica un censo de población. Además, la tasa de emigración así construida no puede compararse con la tasa de inmigración de toda la vida, ya que las dos se calculan sobre diferentes denominadores, lo que impide medir el saldo migratorio resultante.
Para salvar esta dificultad, y permitir la comparación entre las dos tasas, González (2002) propone calcular este indicador relacionando el total de emigrantes de toda la vida nacidos en la región de observación y el total de residentes censados en la región de observación. TE = ((emigrantes de toda la vida nacidos en la región de observación/población censada residente en la región de observación o (nativos de esta región + foráneos)) * 1000. Este cambio permite interpretar la TE como una razón de emigración, ya que los foráneos del numerador no corrieron el riesgo de emigrar.
1.4 Precisiones para el cálculo de tasas de migración reciente
Estas tasas se pueden calcular siempre y cuando el censo recoja información de las migraciones ocurridas cinco años antes de su realización (González, 2002).
Tasa de migración reciente (TMR): relaciona el resultado de la suma de inmigrantes más los emigrantes recientes de una región de observación y la población residente registrada al final del período. (TMR n-5 = ((inmigrantes de la región de observación + emigrantes de la región de observación) n-5/población residente al final del período) * 1000.
Tasa de migración neta Reciente (TMNR): relaciona el saldo resultante de la diferencia entre inmigraciones menos emigraciones recientes de la región de observación y la población residente de esa región en el momento del censo. El resultado puede ser negativo o positivo. TNMn-5 = (inmigrantes de la región de observación - emigrantes de la región de observación)n-5/población censada en la región observación) * 1000.
Tasa de inmigración reciente (TI): establece la relación entre el total de inmigrantes recientes que residen en la región de observación y el total de población residente al momento del censo. Se asume como una proporción y no como una probabilidad, ya que el denominador está compuesto por dos poblaciones, una de las cuales ha estado en riesgo de emigrar (González, 2002). TIn-5 = (inmigrantes de la región de observación n-5 /población censada residente en la región de observación al momento del censo) * 1000.
Tasa de emigración reciente (TE): Por lo general esta tasa se calcula tomando como referencia la población de residencia de la región de observación cinco años antes de la aplicación del censo. Pero para asegurar su comparabilidad con la tasa de inmigración reciente, y asegurar la obtención del saldo migratorio resultante de su diferencia, se relativizan las emigraciones recientes de la región de observación sobre los residentes de esta región al momento del censo, o población al final del período, que al igual que la tasa de inmigración no es una probabilidad sino una proporción. TEn-5 = (emigrantes de la región de observación n-5/población censada residente en la región)* 1000.
2. Análisis de las migraciones internas en Nariño a partir de las matrices de migración origen - destino
Antes de conocer la dinámica que reportan las migraciones internas en el departamento de Nariño desde la doble perspectiva que ofrecen los últimos censos realizados en el país (migración de toda la vida y migración reciente), es oportuno explorar las características de este movimiento demográfico para cada período (1993 y 2005), con el fin de analizar y caracterizar los departamentos de procedencia de los residentes en este territorio, y los departamentos hacia donde han trasladado su residencia permanente o temporal los emigrantes de la región.
2.1.Migración de toda la vida 1993
En el Gráfico 1 se observa el peso porcentual de los inmigrantes de toda la vida que residían en la región en 1993, de acuerdo con su departamento de nacimiento. Se percibe que la mayor parte de ellos nacieron en el Valle del Cauca (31,87%), Cauca (18,11%) y Putumayo (13,55%), lo que indica que 63,53% de las inmigraciones de este tipo que se realizaron en este período proceden de departamentos cercanos a Nariño. También se evidenció que 36,43% procede de departamentos más lejanos, principalmente de Bogotá (8,18%), Antioquía (4,57%), Tolima (4,16%), Caldas (2,33%), Huila (2,21%) y Cundinamarca (2,07%). Los arribos de población procedentes de los 23 departamentos restantes son inferiores a 2%.
Desde el punto de vista de las emigraciones, se destaca un hecho importante: en 1993, un poco más de la mitad de los emigrantes nacidos en esta región trasladaron su residencia permanente al departamento del Valle del Cauca (53,59%); 14,11% emigró a la capital del país, y 11,36% se trasladó al departamento del Cauca. Los cambios de residencia hacia estas regiones representaron, en conjunto, aproximadamente 80% de las emigraciones de toda la vida (Ver Gráfico 2).
La Tabla 3 y la Tabla 4 presentan las cifras y los indicadores de las migraciones de toda la vida desde y hacia Nariño en 1993. Por una parte, las cifras muestran que la migración afectó a aproximadamente una quinta parte de la población censada, pues del dato oficial de 1.195.359 personas registradas, solo 253.361 cambiaron de residencia. De igual manera, se observa que las inmigraciones son inferiores a las emigraciones, diferencia que arroja un saldo negativo, que indica que el departamento acumula una pérdida de 167.157 personas nacidas en este territorio que se fueron a residir a otras zonas del país, especialmente al Valle del Cauca, Bogotá y Cauca. Este último comportamiento es corroborado por la tasa de migración neta de toda la vida, que indica que por cada mil personas censadas en Nariño en 1993, la diferencia entre inmigraciones y emigraciones arrojó una pérdida acumulada de -139,83 personas.
2.2. Migración de toda la vida 2005
El panorama que describe la inmigración de toda la vida en Nariño, según el censo del 2005, muestra que la mayor parte de este movimiento proviene del Valle del Cauca, Putumayo, Cauca, Bogotá y Antioquia; movimientos que sumados conforman aproximadamente tres cuartas partes de los flujos de población que arribaron a esta región para quedarse (76,36%) (Ver Gráfico 3).
Por otra parte, en lo referente a las emigraciones de toda la vida (Gráfico 4), los datos observados describen que un poco más de la mitad de los emigrantes (55,06%) eligieron como destino de residencia permanente el Valle del Cauca. Siguen a esta proporción, los nativos que optaron por trasladarse a Bogotá (15,14%) y Cauca (10,84%). La suma de los nativos que cambiaron su lugar de residencia de forma definitiva a estos departamentos alcanza 81,04% del total de emigraciones de toda la vida registrados en este censo.
Las cifras y los indicadores de la migración de toda la vida en el 2005 muestran el siguiente panorama: por una parte, es muy bajo el número de migrantes (inmigrantes más emigrantes) reportados con respecto al total de residentes actuales de este período de observación (21.3%) con respecto a los residentes actuales. Por otro lado, la diferencia entre inmigraciones y emigraciones arroja una migración neta negativa de -175.269 personas que, con mucha seguridad, no volverán a residir en Nariño (Ver Tabla 5). Este último dato es ratificado por la tasa de migración neta, que en este periodo continúa arrojando un saldo negativo, como lo describe la Tabla 6.
2.3. Migración reciente 1993
El arribo de población en los cinco años anteriores al año censal 1993 se caracterizó por que 75,63% de estos movimientos procedían de departamentos cercanos como el Valle del Cauca (35,49%), Putumayo (14,35%), y Cauca (11,05%); movimientos que suman 60,89% del total de los ingresos recientes a Nariño en este período. Otra región que aportó inmigrantes de este tipo fue la capital del país, Bogotá, con 14,74%. Los ingresos recientes procedentes de los departamentos cercanos más los ingresos originarios de Bogotá, alcanzan 75,63% de las inmigraciones recientes registradas en esta región (Ver Gráfico 5).
Un poco más de la mitad de las emigraciones recientes procedentes del departamento de Nariño se dirigieron al Valle del Cauca (53,70%). Otros porcentajes inferiores se trasladaron a Bogotá (15,79%), Cauca (10,03%) y Putumayo (5,31%); porcentajes que vistos en conjunto suman 85,33% del total de estos movimientos observados en 1993. De este consolidado, aproximadamente 70% son emigraciones recientes realizadas a Valle del Cauca, Cauca y Putumayo (Ver Gráfico 6).
Las cifras e indicadores de la migración interna reciente indican que 80.389 de los 1.056.319 residentes del Departamento de Nariño realizaron movimientos desde y hacia esta región cinco años antes de la realización del censo. La diferencia entre inmigraciones y emigraciones muestra que el departamento se comportó como expulsor de población; es decir, el arribo de personas de otras regiones en los últimos cinco años no compensó las pérdidas ocasionadas por el éxodo de residentes, como lo describe la tasa neta de migración reciente (Tabla 7 y Tabla 8).
2.4. Migración reciente 2005
En el Gráfico 7 se describe el comportamiento de la migración reciente según el departamento de procedencia. El 56,64% de estos flujos demográficos arribaron de departamentos cercanos, como Valle del Cauca (28,34%) y Putumayo (28,30%); otro 19% de estos movimientos son originarios de Bogotá (9,51%) y Cauca (9,49%). La suma de los movimientos provenientes de estos cuatro departamentos o regiones, tres cercanos y uno lejano, reúne un poco más de las tres cuartas partes de estos movimientos en este año censal.
Con respecto a las emigraciones recientes del año censal 2005 (Gráfico 8), se observa que la mayor parte de las mismas se dirigen al Valle del Cauca (42,12%); otro 31,93% tuvo como destino Bogotá (16,32%) y Cauca (15,61%); un 13,15% se trasladó a residir a Antioquia (4,85%), Cundinamarca (3,19%), Putumayo (2,92%), Caldas (2,77%) y Huila (2,34%).
En las cifras y los indicadores de la migración reciente del año censal 2005 se observa que un 4,17% de los residentes en el departamento realizaron este tipo de movimiento demográfico, que expresado en tasa indica que se presentaron aproximadamente 42 migraciones por cada mil habitantes residentes en esta región. Por otro lado, la migración neta indica que bajo la óptica de este tipo de migración, el departamento de Nariño se comportó como expulsor de población (Tabla 9 y Tabla 10).
3. Comparación migración de toda la vida 1993-2005
En este apartado se explora y se analiza la dinámica que describen las migraciones de toda la vida y las migraciones recientes en el período intercensal 1993-2005. Con este ejercicio se exploran los principales cambios y transformaciones que reporta este fenómeno demográfico en estos años.
3.1.Inmigración de toda la vida 1993-2005
En lo referente a los cambios que describe la inmigración de toda la vida en Nariño en el período intercensal 1993-2005, se observa que aunque las inmigraciones procedentes del Valle del Cauca reportan el mayor peso porcentual de dichos movimientos, el mayor incremento de foráneos residentes permanentes en este territorio lo aportó el departamento de Putumayo, con 6.303 personas, registrando un ritmo y velocidad de crecimiento mayor a la del Valle del Cauca (Ver Tabla 11).
Por otro lado, la dinámica que describen estos movimientos migratorios demuestra que vienen disminuyendo las inmigraciones procedentes de departamentos y regiones con altos niveles de desarrollo económico, social y urbano, como el Valle del Cauca y Bogotá, excepto las que proceden de Antioquia; el caso más significativo es el de Caquetá, cuyas inmigraciones pasaron en 1993 de 369 a 1381 en 2005, reportando una tasa de crecimiento en estos 12 años de 130,34%; a esta región la siguen Córdoba, Cesar, Meta, Guaviare y Vaupés.
Por su parte, la dinámica de las emigraciones de toda la vida muestra los siguientes cambios: los departamentos y regiones con mayor presencia de nativos de Nariño son, en su orden, el Valle del Cauca y Bogotá. Sin embargo, mientras el Valle del Cauca describe una leve disminución, las emigraciones a Bogotá reportan un ligero incremento porcentual, y una tasa de crecimiento mayor.
Llama la atención el crecimiento de las emigraciones de toda la vida hacia Antioquia, polo de desarrollo económico y social que se encuentra distante de Nariño, y que pasó de tener 3.335 nariñenses residiendo en su territorio de forma permanente en 1993 a 5.413 en el 2005, lo cual describe una tasa de crecimiento en este período de 47,5%. Esta dinámica es seguida por el crecimiento de las emigraciones al departamento del Cauca, que por su cercanía y por las facilidades económicas y académicas que ofrece su capital, Popayán, es uno de los destinos preferidos por los oriundos de Nariño para establecer allí su residencia permanente (Ver Tabla 12 y Tabla 13).
Las cifras, y su conversión a tasas de crecimiento total, muestran que el Nariño no ha cambiado su condición de departamento expulsor de población, como lo indican las variaciones de las tasas netas de migración de estos dos años censales (Tabla 13). Sin embargo, a pesar de que las cifras de las emigraciones son prevalentes, describen una tendencia decreciente, como lo reportan la tasa de emigración; en contraste, las inmigraciones vienen reportando un incremento en la intensidad y velocidad de crecimiento, como lo expresan las transformaciones en las tasas de migración interna y el crecimiento del período estudiado (Ver Tabla 14).
Otro aspecto que hay que considerar es que el fenómeno migratorio en Nariño no es preponderante, pues afecta a menos de la quinta parte de los residentes registrados en los dos censos de población; comportamiento que no presenta mayores variaciones en este período intercensal.
3.2.Comparación migración reciente censos 1993 y 2005
El Tabla 15 describe los cambios de la dinámica de la inmigración reciente según el departamento de procedencia. En general, se observa que en los últimos 12 años han decrecido las inmigraciones de este tipo, describiendo una tasa negativa de -6,6%, que indica que dejaron de entrar a Nariño 1.614 personas procedentes de diferentes regiones del país.
Esta pérdida es explicada, principalmente, por las bajas en las inmigraciones procedentes de departamentos cercanos, como Valle del Cauca y Cauca y de otras regiones un poco más lejanas, como Bogotá, Tolima, Chocó y Antioquia. Las bajas más importantes se reflejan en las inmigraciones procedentes del Valle del Cauca y Bogotá, que muestran que dejaron de entrar a esta región, procedentes de estos dos lugares, 2.254 y 1.496 personas respectivamente. Aunque el Valle del Cauca reporte un mayor número de personas que dejaron de entrar a Nariño, Bogotá presenta una tasa mayor de decrecimiento. También llama la atención el ritmo de decrecimiento de las tasas de inmigración interna reciente que presentan Antioquia, Tolima y Chocó.
En contraste, los mayores crecimientos de la inmigración reciente en el departamento los aportan Putumayo, Caquetá, Huila, Meta y Cundinamarca. La tasa de inmigrantes procedentes del Putumayo creció en este período a 59%, lo que significa que en esos doce años entraron a Nariño 3.050 personas oriundas de ese departamento. El otro crecimiento significativo de inmigrantes recientes lo aporta el departamento del Caquetá, con movimientos demográficos que pasaron de 304 inmigrantes en 1993 a 880 en el 2005. Aunque el volumen de foráneos recientes procedentes de Putumayo sea mayor, no lo es su velocidad de crecimiento, la cual es inferior a la del Caquetá.
Al igual que la inmigración, la emigración reciente de personas procedentes de Nariño hacia otras regiones del país ha decrecido en este período, pasando en 1993 de 55.241 movimientos de este tipo a 30.191 en el 2005, diferencia que muestra que dejaron de salir 25.050 personas de este territorio. La baja más significativa de este movimiento la representan las 16.936 personas que dejaron de dirigirse al Valle del Cauca. De igual manera, las emigraciones hacia Bogotá, Putumayo, Cauca, Huila, Quindío, Caquetá, Tolima y Bolívar, también presentan caídas notables en este período, como se describe en el Tabla 16.
Por el contrario, las emigraciones recientes de personas residentes en Nariño hacia Antioquia son las que presentan el mayor incremento, pasando de 960 en 1993 a 1.464 en el 2005, que describe una tasa de crecimiento en esos doce años de 42%. Este crecimiento es seguido por los incrementos en las emigraciones hacia Sucre, Caldas, Meta y Córdoba.
Las cifras y las tasas referentes a la migración reciente del departamento de Nariño en el período intercensal 1993-2005 presentan una visión sintética de sus principales cambios. Como se ha venido mencionando, las caídas de las inmigraciones y las emigraciones recientes se ven reflejadas en el decrecimiento que reporta el número de migraciones, el cual describe que en este período 26.644 personas dejaron de entrar a este departamento y salir de él; caída que también la expresa el importante descenso de la tasa de migración reciente, la cual pasó en 1993 de 76,1 migrantes por cada mil residentes en Nariño a 41,79 en 2005.
Desde la panorámica que describe la dinámica de la migración reciente, se observa que, al igual que la migración de toda la vida, Nariño se comporta como expulsor de población, debido a que las emigraciones son mayores que las inmigraciones. Sin embargo, estos movimientos describen una tendencia decreciente, que es mucho más marcada en las emigraciones, como se puede observar en las tasas que miden estos fenómenos demográficos (Ver Tabla 15).
Como en el caso de la migración de toda la vida, las migraciones recientes afectan una mínima parte de los residentes registrados en los dos censos de población en el departamento, siendo un poco más baja en el 2005, por la fuerte caída de las emigraciones recientes, como se describe en el Tabla 17 y el Tabla 18.
4. Conclusiones
Este ejercicio empírico exploró las características y la dinámica de la migración interna que tuvo como origen y como destino el departamento de Nariño en el período intercensal 1993-2005. Con este acercamiento se corroboraron algunas hipótesis y explicaciones tentativas que las investigaciones nacionales han formulado sobre este fenómeno en el departamento.
Con respecto a las características, el departamento del Valle del Cauca ha sido determinante en los procesos migratorios de Nariño, tanto los de toda la vida como los recientes10. En este departamento reside el mayor porcentaje de nativos y residentes anteriores procedentes de la región nariñense. Esto se debe quizá al poder de atracción que ejerce Cali, su capital, que por su desarrollo económico y social, se ha convertido en un destino importante para acceder a las oportunidades de mejoramiento de las condiciones de vida, trabajo, ingreso, formación y seguridad que no ofrece Nariño. De igual manera, de ese departamento proceden los mayores flujos de población que han venido a residir a Nariño de forma permanente o temporal. Para Castro (2012), estos no provienen en su mayoría de Cali, sino de otros municipios de ese departamento.
Otras características observadas son las siguientes: por una parte, la exploración de las migraciones de toda la vida y las migraciones recientes indica que aproximadamente una quinta parte de la población registrada en los dos operativos censales en Nariño ha sido afectada por este proceso demográfico. Desafortunadamente, la información trabajada no permitió identificar las poblaciones más vulnerables a la emigración, especialmente las que tienen mayores probabilidades de abandonar el departamento.
Así mismo, con esta experiencia se exploraron los principales cambios y transformaciones que reportó la migración interna desde y hacia Nariño en el período de estudio. Por una parte, se observó que tanto las inmigraciones de toda la vida como las recientes describen una tendencia decreciente; especialmente aquellas que provienen de regiones con importantes desarrollos socioeconómicos, como Valle del Cauca y Bogotá; mientras que crecieron los arribos de personas nativas y procedentes de regiones precarizadas y azotadas por la violencia armada, como Putumayo y Caquetá.
En lo referente a las emigraciones, por su parte, se evidenció que hacia el Valle del Cauca vienen disminuyendo, en tanto que las salidas a Bogotá reportan un leve incremento. Si bien el número de personas nativas y residentes que se trasladaron al Valle del Cauca son mucho más voluminosas en comparación con las que se trasladaron a Bogotá, la tasa de crecimiento de los flujos que se dirigen a la capital es más rápida.
La comparación de las tendencias que la inmigración y la emigración describen en este período mostró que aunque estas últimas sean más frecuentes, describen una tasa de crecimiento descendente. Mientras que si bien las inmigraciones son menos numerosas, vienen presentando un leve crecimiento, con ritmos y velocidades que no se pueden perder de vista.
Por otro lado, este ejercicio permitió aportar evidencia empírica a algunas hipótesis y explicaciones formuladas por las investigaciones nacionales e internacionales revisadas. Sin embargo, algunas de ellas no fue posible comprobarlas en esta oportunidad, debido al carácter general y estructural de la información analizada.
Frente al primer grupo de hipótesis, los datos observados corroboran la condición de departamento expulsor revelada por algunas fuentes investigadas (Murad, 2003; Pérez, 2006; OIM, 2012; Carmona-Fonseca, 2005; Dulcey, 2006; Banguero, 2005). Los saldos negativos reportados por la migración de toda la vida y la migración reciente, y su relativización en tasas netas, confirman esta característica.
El análisis de las matrices MIALC del Celade/Cepal para los censos 1993 y 2005 corroboran que las inmigraciones y las emigraciones, tanto las de toda la vida como las recientes, tienen como origen y como destino departamentos cercanos, como el Valle del Cauca, Cauca y Putumayo (Castro, 2012; Pérez, 2003). Una parte importante de estos movimientos también la explican las migraciones desde y hacia otra región más distante, pero con un fuerte poder de atracción, como Bogotá.
Además la evidencia observada ratifica lo que vienen anunciando algunas fuentes que han observado este fenómeno en Colombia (Pérez, 2003; Granados, 2010), que las migraciones de toda la vida son más voluminosas y acumulativas que las migraciones recientes, especialmente las emigraciones; aunque, hay que anotar que las inmigraciones presentan tasas rápidas de crecimiento.
La evidencia no pudo soportar algunas hipótesis planteadas. Los hechos observados, por su calidad, naturaleza y alcance, fueron insuficientes para dar cuenta del contexto de causas y consecuencias que rodean los procesos migratorios en la región, el cual ya ha sido referenciado por algunas fuentes (Chávez et al., 1959; Cerón, 1985; Pérez, 2003; Arango 2004; Sardi 2007; Sandoval 2007; Bodnar et al., 2007, Castro, 2012; OIM, 2012).
Tampoco se pudo comprobar si son más prevalentes las migraciones interdepartamentales que la migración rural urbana. No obstante, se puede hipotetizar que como Nariño es predominantemente rural, las emigraciones típicas sean de tipo rural urbano; y por el carácter rural de regiones cercanas, como Cauca y Putumayo, las inmigraciones también tengan esta característica. Sin embargo, no se puede perder de vista que las migraciones interurbanas estén creciendo, debido a los intensos procesos de urbanización que vienen exhibiendo los principales centros urbanos de Nariño y de departamentos vecinos.