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Pensamiento Psicológico

Print version ISSN 1657-8961

Pensam. psicol. vol.10 no.1 Cali Jan./June 2012

 

Identificación de los estereotipos sobre envejecimiento femenino, presentes en un grupo de mujeres jóvenes1

Ara Mercedes Cerquera Córdoba2
Carolina Meléndez Merchán3
Claudia Bibiana Villabona Galarza4

Universidad Pontificia Bolivariana Bucaramanga (Colombia)

1Proyecto: Imaginarios Sociales sobre el Envejecimiento en las Mujeres. COD: A01912208. Proyecto AECI 2009. Universidad de Granada, España.
2Docente tiempo completo. Facultad de Psicología. Universidad Pontificia Bolivariana, Bucaramanga. Especialista en Psicología Clínica. Universidad de los Andes. Especialista en Investigación Social. Universidad Industrial de Santander.
3Psicóloga. Universidad Pontificia Bolivariana, Bucaramanga. Correspondencia: caro_psicologa@yahoo.es
4Psicóloga. Universidad Pontificia Bolivariana, Bucaramanga.

Recibido: 01/12/2011 Revisado: 21/03/2012 Aceptado: 16/04/2012


Resumen

Objetivo. El presente estudio busca identificar los estereotipos sobre envejecimiento femenino, presentes en un grupo de mujeres jóvenes de la ciudad de Bucaramanga. Método. Se recolectó información mediante dos instrumentos (Estereotipos del Envejecer en la Mujer y Estereotipos del Envejecer en la Mujer bumanguesa, CABI) aplicados a 40 mujeres con edades entre los 20 y 30 años de edad, seleccionadas a partir de un muestreo no probabilístico por conveniencia. Resultados. Se identificaron 14 estereotipos positivos, tales como: 1) las mujeres mayores tienen un mejor control sobre el gasto del dinero que los hombres y 2) existe una asociación de belleza física y salud con un alta estima; divididos en cinco categorías: física, intelectual, roles de personalidad, roles sociales y gestión doméstica. Conclusión. Se concluye que el proceso de envejecer no solo conlleva pérdidas, como ha sido estereotipado por la sociedad, también supone ganancias en aspectos como la imagen corporal, la actividad cognitiva y los contactos interpersonales; y que desarrollar estilos de vida saludables durante la juventud permite la vivencia de un envejecimiento exitoso.

Palabras clave: Envejecimiento, estereotipos, feminidad, mujeres.


Abstract

Objective. This study aims to identify aging female stereotypes presented by a group of young women from Bucaramanga (Colombia). Method. A population of 40 women aged between 20 and 30 years were tested by two data-collection instruments: Aging female stereotypes and Aging female stereotypes of women from Bucaramanga (CABI). Results. Fourteen positive stereotypes, such as middle-aged women who manage better money than men; beauty and health associated to high self-esteem were identified and divided into five categories: physical appearance, intellectual, personality traits, social roles and housework. Conclusion. It was concluded that the aging process is understood not only as a process that involves losses as has been stereotyped by society, but may also provide some advantages related to women's life experiences such as body image, cognitive activity and interpersonal relationships. Having healthy lifestyles during youth may lead to successful aging.

Key words: Old age, female aging, stereotypes.


Resumo

Escopo. O presente estudo procura identificar os estereótipos sobre o envelhecimento feminino presentes num grupo de mulheres jovens da cidade de Bucaramanga. Metodologia. Foi coletada informação mediante dois instrumentos (Estereótipos do Envelhecer na Mulher e Estereótipos do Envelhecer na Mulher Bumanguesa CABI) aplicados a 40 mulheres com idades entre 20 e 30 anos de idade, selecionadas a partir de uma amostragem não probabilístico por conveniência. Resultados. Foram identificados 14 estereótipos positivos, tais como: As mulheres maiores têm um melhor controle sobre o gasto do dinheiro que os homens e existe uma associação de beleza física e saúde com uma alta autoestima; divididos em cinco categorias: Física, Intelectual, Papéis de Personalidade e Gestão Doméstica. Conclusão. Está incluído que o processo de envelhecer não só trai perdidas, como tem sido estereotipado pela sociedade, também supõe ganancias em aspetos como a imagem corporal, a atividade cognitiva e os contatos interpessoais; e que desenvolver estilos de vida saudáveis durante a juventude permite a vivencia de um envelhecimento exitoso.

Palavras chave: Velhice, envelhecimento feminino, estereótipos.


Introducción

A lo largo de la vida, el desarrollo de cada individuo se presenta de diferentes maneras y en muchas direcciones; es generado por diversos factores como los personales, sociales, económicos y políticos (Gusdorf, 1997); supone un sinnúmero de afrontamientos en las diferentes esferas física, social, cognitiva, afectiva, entre otras. El desarrollo es, por tanto, multidimensional, multidireccional y multicausal. Dichos procesos de cambio no afectan de la misma manera ni en el mismo momento a todos los seres humanos, puesto que mientras algunas de nuestras capacidades y dominios de funcionamiento pueden crecer en determinado momento de la vida, al mismo tiempo otros pueden mantenerse estables o incluso declinar.

Según Aristizábal-Vallejo (2009), "la imagen y el estatus de la vejez en la historia ha sido diverso, las posiciones han sido extremas, desde la idealización hasta la estigmatización; en ello, han influido factores sociales, culturales, políticos, económicos, religiosos y demográficos" (p.97).

En este orden de ideas, diversos han sido los planteamientos teóricos que intentan explicar los procesos que comprende el ciclo vital en el ser humano, teniendo en cuenta que el individuo se percibe, según Bronfenbrenner (1986), como "un sistema muy complejo en el que los elementos biológicos, cognitivos, emocionales y sociales están fuertemente entrelazados" (p.1223). A comienzos del siglo XXI, las generaciones consideradas viejas en Colombia son las personas que han cumplido 65 y más años. Esta población suma algo más de dos millones (2'602.508) de personas de ambos sexos, equivalentes al 6.3% de la población total del país. El 54.6% de las personas mayores de 65 años son mujeres. Las actuales generaciones viejas tienen la posibilidad de vivir, en promedio, 19 años después de su cumpleaños número 65, cerca de 19 años si son hombres y algo más de 21 si son mujeres.

La perspectiva poblacional para el 2050 se construye a partir del incremento de la longevidad humana. En los últimos 50 años, gracias a los avances en los conocimientos médicos y tecnológicos, la esperanza de vida ha aumentado en todo el mundo en unos 20 años, hasta llegar a los 66 años. Aproximadamente, un millón de personas llega a los 60 años todos los meses, 80% de ellas habita en los países en vías de desarrollo (Centro de Psicología Gerontológica [Cepsiger], 2004).

Para el caso de Bucaramanga, por ser una ciudad en desarrollo, considera a las personas mayores a partir de los 55 años de edad, lo que corresponde a 50.939 habitantes, que equivalen al 3.13% de la población total del área metropolitana (Departamento Administrativo Nacional de Estadística [DANE], 2005).

A medida que han ido surgiendo conceptualizaciones respecto al envejecimiento, en general y de manera particular, se han estudiado las influencias que éste ejerce tanto en el hombre como en la mujer y en los estereotipos que se entretejen sobre este periodo de la vida. Con respecto al envejecimiento en la mujer o entendido también como feminización del envejecimiento, Bonita (1998) señala que el curso de la vida de las mujeres que envejecen tiene distintos niveles de desarrollo; mientras en algunas sociedades consideran la menopausia como el comienzo del envejecimiento de la mujer, en otras, está relacionado con el nacimiento de su primer nieto o con el comienzo de la jubilación laboral. Anota, además, que la edad fijada para definir la mujer como persona mayor ha venido siendo cinco años menor que en el caso de los hombres, sin tener en cuenta que la esperanza de vida de las mujeres es mayor, y que dichas definiciones tiene muy poco significado a nivel biológico, social o cultural.

Por otro lado, Sennott-Miller (1993) señala que en la calidad de vida de la feminización del envejecer se presentan dos cuestiones: 1) la primera está relacionada con la menor cantidad de tiempo libre de que dispone la mujer mayor para actividades basadas en el cuidado personal y la satisfacción de necesidades, ya sean educativas, lúdicas, laborales, entre otras, con respecto al hombre mayor, y 2) la autonomía de la que dispone la mujer mayor para realizar lo que desea con su tiempo de ocio es tres veces inferior a la capacidad de la que disfrutan los hombres mayores, puesto que las mujeres mayores están más condicionadas por las personas con quienes comparten sus vidas: esposo, hijos, nietos, entre otros y, generalmente, ponen en primer lugar lo que tienen que hacer con respecto a lo que quisieran hacer. En esta misma vía, Moragas (1998) manifiesta que se debe tener en cuenta que la mujer posee un mayor potencial de funcionalidad social y económica que el varón, y afirma textualmente que "la mujer nunca se jubila", ya que una vez termina su responsabilidad activa en el ámbito laboral (si es que la tuvo), sus responsabilidades domésticas están a la espera.

Oddone (citado por Krzemien, 2001) describe a las mujeres mayores como las más vulnerables, desde el punto de vista de la calidad de vida, porque continúan siendo destinatarias de estereotipos negativos y el prejuicio del "viejismo" sigue vigente. Si bien, las mujeres presentan mayor esperanza de vida con respecto a los hombres, sufren un doble prejuicio: como mujeres y como viejas.

Diversos estereotipos circulan sobre el envejecimiento a partir de la asociación que se hace de la juventud con la salud, la belleza, la inquietud, las ganas y la fuerza; y de ahí, la relación de la vejez con la desidia, la inactividad, la pobreza y la enfermedad; aunque cifras internacionales aseguran que más del 90% de los miembros del grupo etario entre 60 y 75 años no presentan ningún tipo de discapacidad.

Según Tajfel (citado por Alvaro y Garrido, 2003) "los estereotipos son creencias compartidas de que determinados rasgos son característicos de un grupo social" (p.379).

De igual manera, Livson y Matlin (citados por Martínez-Benlloch y Castaño, 1990), plantean que el envejecer en las mujeres mayores está relacionado con asumir el deterioro físico que interviene en la autopercepción como sujetos sexuados, la frustración personal al no poder sostener la imagen de "súper mujer" que la sociedad les exige, la ambivalencia con que vive, si es que la vive, su sexualidad y la de su pareja, y aceptar la imagen negativa que la sociedad tiene sobre la vejez, particularmente la femenina.

En contraste con los estereotipos negativos, en una investigación realizada por Serpa y Ramírez (2009), en Bogotá, con 423 mujeres, se encontró que gracias a la revolución sexual, las mujeres mayores "No se sienten atadas a las antiguas normas y patrones de comportamiento que durante épocas fueron el leitmotiv de su conducta, y que condicionaron la expresión de su sexualidad" (p. 94).

El estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS, citado por Sánchez, 2004) , se refiere a la forma como los "estereotipos negativos de la vejez influyen en determinados aspectos de la salud mental de la población anciana, de forma que acaban convirtiéndose en profecías de autocumplimiento para muchas personas mayores" (p.9), por lo que sería entonces muy difícil para la población mayor conseguir una vejez saludable si estos estereotipos negativos son compartidos por el grupo social, en general. Así mismo, la teoría del contacto de Allport (citado por Mastro, Burton, Rosendahl y Sherrill, 1996) establece que "Los estereotipos que se manejan de las personas mayores son el resultado del contacto sociocultural, frecuentemente influenciado por creencias y expectativas, manifestadas en respuestas como segregación, devaluación estigmatización o discriminación" (p.205).

Conforme a lo anterior, es importante identificar los estereotipos acerca del envejecimiento femenino, que se entretejen alrededor de un grupo de mujeres jóvenes de la ciudad de Bucaramanga.

Método

Muestra

La muestra no probabilística por conveniencia estuvo conformada por 40 mujeres jóvenes entre los 20 y 30 años de edad, residentes en la ciudad de Bucaramanga, pertenecientes a los estratos socioeconómicos 2, 3, 4 y 6. Su escolaridad oscila entre bachillerato, técnico y universitario, la mayoría de participantes conviven o han convivido con personas mayores y su criterio de inclusión fue por accesibilidad poblacional.

Instrumentos

Se aplicó la prueba Estereotipos del Envejecer en la Mujer (Rubio, Marín, De la Fuente, Cerquera y Prada, 2009), adaptación del Cuestionario de Valoración de Estereotipos sobre el Envejecimiento entre Jóvenes Universitarios (Cuvaeseju) elaborado por Marín (2003); validada por jueces de la Universidad de Granada-España para el estudio: "Colombia, Imaginarios sociales sobre el envejecimiento en las mujeres", adscrito a la Universidad de Granada-España y con apoyo de la AECI (Agencia Española de Colaboración Iberoamericana). El cuestionario Estereotipos del Envejecer en la Mujer (Rubio et al., 2009), tipo Likert, consta de 26 ítems y cada una de las preguntas puede ser respondida de acuerdo con cuatro criterios: muy en desacuerdo, desacuerdo, acuerdo, muy de acuerdo. Distribuidos en cinco categorías de la siguiente manera:

  1. Físico: 6 ítems (longevidad, arrugas y su influencia, canas, movilidad, salud...).
  2. Intelectual: 4 ítems (memoria, razonamiento, resolución de problemas..).
  3. Roles de personalidad: 9 ítems (introversión, tristeza, iniciativa.).
  4. 4. Roles sociales: 5 ítems (participación social, etc.).
  5. Gestión doméstica: 2 ítems (limpieza, cocina, ropa y otra gestión de aspectos económicos, recibos, banco.).

Procedimiento

En primera instancia, se reunió un grupo poblacional de 40 mujeres jóvenes, seleccionadas aleatoriamente, con edades que oscilaron entre los 20 y 30 años, quienes firmaron el consentimiento informado y mediante el cual se les informó que la investigación no tenía ningún riesgo, según las consideraciones éticas establecidas en las normas de la Resolución 8430 de 1993, Capítulo 1, artículo 11 del Ministerio de Salud de la República de Colombia, que definen las investigaciones sin riesgo, como aquellas que emplean técnicas y métodos de investigación documental restrospectivos y en los que no se realiza ninguna intervención o modificación intencionada de las variables biológicas, fisiológicas, psicológicas o sociales de los individuos que participan en el estudio, entre los que se consideran la revisión de historias clínicas, las entrevistas, cuestionarios y otros en los que no se identifiquen los participantes ni se traten aspectos sensitivos de su conducta.

Seguido a esto, se aplicó el Instrumento Estereotipos del Envejecer en la Mujer (Rubio et al., 2009).

A continuación, se construyó la entrevista Estereotipos del Envejecer en la Mujer bumanguesa (CABI), a partir de los resultados obtenidos por medio del cuestionario Estereotipos del Envejecer en la Mujer (Rubio et al., 2009). Con este propósito, se determinaron los ítems con mayor puntuación de cada una de las categorías para elaborar la entrevista, tomando como referencia la "Guía de tópicos y preguntas para entrevistas individuales a profundidad sobre imaginarios frente a la vejez" (Álvarez, 2009), para profundizar cada una de las afirmaciones. Se realizó una entrevista a 10 de las 40 participantes. Las entrevistas se transcribieron y analizaron con el apoyo del programa Atlas ti, el cual arrojó las diversas categorías y subcategorías, permitió corroborarlas, y de su análisis de discurso surgieron los estereotipos tanto positivos como negativos.

Una vez recogidos los datos del estudio, se realizó un análisis descriptivo de los datos obtenidos, para lo cual se empleó el software SPSS, versión 12. En la descripción de los datos se tuvo en cuenta la frecuencia relativa y frecuencia acumulada en cada pregunta.

La entrevista individual se desarrolló a partir de los resultados obtenidos por la prueba: Estereotipos del Envejecer en la Mujer (Rubio et al., 2009), la cual se utilizó como medio de profundización de cada una de las categorías trabajadas en el cuestionario.

Resultados

Categoría físico

Esta categoría está relacionada con los estereotipos en torno a la vivencia de la satisfacción sexual en las mujeres mayores. En este aspecto se refleja una división de creencias, manifestadas en la tabla 1, dado que para algunas de las participantes es normal que las mujeres aún en este periodo del ciclo de vida experimenten sentimientos de placer y deseo sexual, además, relacionan esta satisfacción con la posibilidad de sentirse amadas, valoradas y respetadas, lo cual se denota en sus respuestas:

"Todas las mujeres sin importar la edad podemos sentir satisfacción"; "es importante que una mujer a su edad avanzada se sienta amada, cuidada, protegida y que tenga una plena satisfacción en el momento del acto"; "existe y es muy normal" y "todos los seres humanos tenemos sentimientos y sensaciones iguales".

Y comentarios como este: "no solo las mujeres jóvenes lo pueden vivir", dan cuenta de que las participantes creen que la vivencia de la sexualidad no es solo una situación que acompañe a las mujeres jóvenes, sino que también las mujeres mayores pueden tener una vida sexual plena.

La población restante no considera usual que las mujeres mayores puedan sentir satisfacción sexual, dado que, dicha vivencia sólo se adjudica y es aceptada en mujeres jóvenes: "no es muy usual que las mujeres de edad avanzada tengan relaciones sexuales".

Lo mencionado en la tabla 2, corresponde a la subcategoría de autoestima, donde la población entrevistada estuvo en total acuerdo con que el cuidado personal, la belleza física y el deseo de sentirse jóvenes conlleva un fuerte impacto tanto en la vida de la mujer mayor como en las personas que conviven a su alrededor en su realización personal y en un alto grado de su estima, manifestado por medio de las siguientes afirmaciones:

"saber quién es y qué tiene y en su valoración personal"; "si se sienten bien, saben que atraería al sexo opuesto"; "como te ves, te sientes"; "el aspecto físico es muy importante para el autoestima, sentirse bien para todas las mujeres es fundamental"; "quieren sentirse lindas y cada vez más jóvenes"; "ellas siempre quieren verse jóvenes y llenas de vida"; "quieren verse bellas y sobretodo atractivas para su pareja si la tienen" y "hace sentir a la mujer más joven".

Categoría intelectual

Con base en lo expuesto en la Tabla 3, el 47.5% de la población estudiada considera que en la persona mayor de 60 a 65 años se produce un deterioro significativo de su memoria, expresado en lo siguiente: "la capacidad de memoria disminuye con los años", conjetura resultante de las vivencias entre la población joven y mayor, y de la falta de información sobre el fenómeno de envejecimiento diferencial y progresivo de los individuos.

Se acentúa la capacidad que tienen las mujeres mayores al recordar los acontecimientos del pasado en respuestas como:

"Ellas recuerdan cosas que uno no cree que después de tanto tiempo se pueden recordar"; "Los mayores dicen que todo tiempo pasado fue mejor, por eso ellos lo recuerdan, de pronto ellos olvidan lo reciente porque la capacidad de su memoria disminuye con los años"; si le haces una pregunta a una abuelita no te contesta con el presente, sino refiriéndose al pasado, por eso dicen... recuerdo tanto que..."; "uno recuerda lo que queda grabado en el pasado".

Con esto se reafirma la idea de que las mujeres mayores tienen afianzada la memoria retrógrada.

En un punto neutral, se pudieron identificar respuestas que tienen que ver con factores externos, como la calidad de vida, que hacen que la memoria falle o prevalezca al llegar a la adultez mayor, expresado de la siguiente manera:"influye mucho en cada persona y la forma en que han vivido".

En cuanto a la capacidad de aprendizaje, las respuestas de la población estudiada fueron:

"La capacidad de memoria no es la misma que en la juventud"; "se vuelve más pasiva"; "la capacidad de pensar y de responder no son las mismas que las de una persona joven"; "se les dificulta aprender más rápido"; "ya no aprenden con tanta facilidad" y "con el tiempo a veces se olvidan algunas cosas y recordarlas es más complicado".

Estas afirmaciones permiten observar que existe un porcentaje bajo de mujeres jóvenes que están de acuerdo que el aprendizaje en la adultez mayor es sinónimo de pasividad y dificultad, y que, a veces, conlleva la disminución de destrezas para realizar aprendizajes novedosos; contrario a lo que piensa el 90% restante, las cuales manifiestan que "nunca es tarde para aprender cosas nuevas" (ver Tabla 4).

Categoría rol personal

Como se muestra en la tabla 5, para el 57.5% de las mujeres jóvenes las personas mayores tienen un carácter de serenidad al enfrentar las situaciones diarias, pensando siempre en su bienestar físico, emocional y mental.

La categoría emergente fue soledad, identificada debido a la idea reiterativa de que las mujeres se deben sentir solas y que en muchos casos no son incluidas en eventos familiares y/o sociales.

"A veces por la edad no las incluimos en muchos eventos o cosas así". "Es importante que ellas se sientan amadas y que no consideren que son un estorbo para su familia". "Con la edad se siente sola, abandonada y que nada es como cuando se era joven". "Uno mismo moldea su núcleo familiar y de ello depende que más adelante no se presenten casos como el abandono y falta de amor".

En la tabla 6, el 40% de las mujeres jóvenes establece que las personas mayores son seres muy generosos dentro de la convivencia con sus pares y otros.

En este aspecto sobresale la categoría sobre la afectividad, dada la idea de que las mujeres mayores son como niñas, que tienen la necesidad de recibir afecto y expresiones de cariño. Esto se vio reflejado tanto en la prueba cuantitativa con un 47% de acuerdo, así como en respuestas de la prueba cualitativa en:

"Se vuelven especiales y uno debe tener más cuidado con ellas ya que se comportan como niños"; "son personas que como todas necesitan amor y cariño"; "Hacer sentir bien a las personas mayores, queridas y aceptadas es muy importante para el desarrollo de éstas".

En la tabla 7, se demuestra que la tristeza no es un factor que corresponda a las mujeres mayores, dado que el sentimiento de felicidad en la población evaluada se considera determinada por la medida en que las mujeres han vivido su vida y en factores como la calidad y el amor de las familias; además, realizan una asociación con el nivel de autoestima que se ve claramente en estas respuestas:

"Depende de sus valores desarrollados a nivel personal y su estado de autoestima" "Son personas felices dependiendo del entorno que las rodee"; "hay felices que se aceptan como son. Y hay otras que no"; "Depende de la situación en la que se encuentren o de la vida que estén llevando" "Feliz y para ellas la comprensión, el amor y el respeto son valores importantes para que la felicidad persista a través del tiempo".

Categoría rol social (Rs)

Con un porcentaje del 55% en desacuerdo, se reconoce que para las mujeres jóvenes es claro que no existen límites entre las personas para establecer vínculos de amistad y que tanto ellas como las personas de más edad tienen el derecho y la oportunidad social de ser entes activos en comunidad (ver Tabla 8).

Fue posible identificar el gran valor que se les da a las personas mayores dentro de la sociedad a través de la socialización; con calificativos como:

" Su experiencia y compañía es beneficiosa en una familia" "Es maquiavélico tratar de olvidar a seres tan especiales, eso es inhumano" "Damos nuestra vida por la familia y queremos estar con ellos hasta el final" "Todas y todos merecemos un lugar y respeto no importa la edad".

De igual manera, es importante mencionar que, para la población joven, las mujeres mayores juegan un papel crucial con respecto al conocimiento que han adquirido a través de los años, así como el respeto que se merecen por el solo hecho de ser seres humanos, observado en expresiones como: "su experiencia y compañía es beneficiosa en una familia".

De acuerdo con los resultados presentes en la tabla 9, se pudo inferir que el respeto que se le tiene a las personas mayores no por su edad ni por el hecho de ser mujeres, sino por ser seres humanos que merecen, al igual que otras personas, reconocimiento social, trato con afecto, comprensión y valoración por su ser, sus intereses y necesidades, y sobretodo un lugar en la sociedad sin discriminación, lo cual puede verse claramente en lo manifestado por las mujeres entrevistadas, quienes dijeron:

"Todas y todos merecemos un lugar y respeto no importa la edad"; "Todos somos seres humanos y merecemos ser tratados como tal, sin importar edad, raza o estrato social" "Ellas siguen siendo seres humanos como nosotros que merecen respeto y mucho amor".

Categoría gestión doméstica (Gd)

En la Tabla 10, se puede ver que para el 47.5% de la población estudiada las mujeres mayores son personas dulces, es decir, mujeres especiales, tiernas, amorosas y cariñosas, es por ello que en sus familias, las mujeres mayores juegan un papel crucial para las diferentes actividades que se realizan. Son vistas como seres llenos de sabiduría y afectividad que deben tener la misma participación que cualquier integrante del núcleo familiar. Esta idea se ve reflejada en la opinión frente a la participación familiar, en donde las jóvenes evaluadas se expresan así:

" Incluyéndola en todos los eventos familiares, sin importar de qué se trate, para que ellas no se sientan mal" "Dándoles el lugar que les corresponde como cabeza de hogar y por consiguiente con sabiduría" "Teniéndola en cuenta para tomar decisiones y escuchar sus opiniones"; "Llevándolas a cursos como manualidades y haciendo sentir a la mujer mayor parte importante y fundamental de la familia"; "Deben participar y ser tenidas en cuenta para cualquier decisión".

En la categoría del manejo de las finanzas y el patrimonio, la idea de la población entrevistada es que las mujeres mayores son autónomas, creativas, responsables, lógicas y ahorrativas (ver Tabla 11).

Estas respuestas lo describen claramente:

"Manejan mejor las finanzas porque gastan en lo que realmente se necesita" "Las mujeres somos muy lógicas y muy críticas aunque algunas veces impulsivas en las compras pero en conclusión mejor que los hombres" "Se vuelven más ahorrativas" "Son personas capaces de hacer las cosas por sí solas" "Son personas con experiencia y ahorrativas" "Han aprendido a tomar sabias decisiones y siempre saben qué es lo mejor para su familia" "Saben ahorrar y pienso que son muy creativas".

Discusión

Con base en los resultados obtenidos en la prueba cualitativa (CABI), se identificaron estereotipos positivos en la categoría físico, relacionados con la sexualidad en las mujeres mayores, caracterizados principalmente por la creencia de una vida sexual plena y satisfactoria, ya que para ellas el placer, el deseo y el sentirse amadas, valoradas y respetadas no sufre ningún cambio con el paso de los años. Este estereotipo puede corroborarse con los datos arrojados por la investigación Sexualidad y Menopausia, desarrollada por Serpa y Ramírez (2009), en donde las mujeres mayores expresaron vivir su sexualidad "sin ataduras a antiguas normas y patrones de comportamiento que durante épocas fueron el leitmotiv de su comportamiento" (p. 94).

Contrario a lo anterior y en oposición al mencionado estudio se pudo identificar el estereotipo: "No es muy usual que las mujeres de edad avanzada tengan relaciones sexuales", en donde es posible identificar que aunque no existe una limitante social para que las mujeres mayores experimenten una sexualidad satisfactoria, todavía se presentan ideas negativas y posibles tabús sobre este tema en la población seleccionada.

Otro de los estereotipos encontrados en la entrevista, en dicha categoría, se liga el aspecto físico con el aprecio de sí mismo, Asociación de belleza física y salud con un alta estima y La influencia del arreglo personal en la atracción del sexo opuesto, por lo que pudo verse una clara noción de belleza y cuidado personal, puesto que para las mujeres jóvenes el verse bonitas y con buena salud al llegar a la adultez mayor es signo de juventud y realización personal encaminándose hacia la vivencia de un envejecimiento con éxito, planteado por Baltes (1987), quien lo define como la posibilidad de que las mujeres mayores experimenten un envejecimiento que implique pocas pérdidas, y una baja probabilidad de presencia de enfermedades, a través de la promoción de la salud (física y psicológica) y el desarrollo de hábitos de vida saludables.

Dentro del aspecto del arreglo personal, expresado en la siguiente afirmación: "Siempre quieren verse bellas y sobretodo atractivas para su pareja si la tienen", está implícita la creencia de que el llegar a la vejez no implica necesariamente sólo pérdidas, como las de los dientes, que perjudiquen el estado físico y, por lo tanto, la autoestima.

En cuanto al funcionamiento intelectual, el aprendizaje y la memoria, las mujeres participantes creen que "La capacidad de aprendizaje se vuelve mucho más lenta con los años", lo que indica que existe la posibilidad de que las mujeres mayores aprendan cosas nuevas, pero para lograr dicha finalidad se requiere de la educación, programación y entrenamiento que facilite la obtención de nuevas capacidades y habilidades de funcionamiento intelectual en esta población.

El estereotipo que frente a la memoria manejan las mujeres jóvenes refleja que para ellas llegar a la vejez implica el recuerdo de eventos del pasado y pocos del presente o un pasado cercano: Fallas en la memoria anterógrada atribuidas a la calidad de vida y la vejez. Este tipo de fallas están relacionadas, según las mujeres jóvenes, con el estilo de vida que las personas mayores han desarrollado a través de los años. Cabe señalar, que la plasticidad cerebral juega un papel crucial en este tema pues existen estudios en donde se han encontrado que aquellas personas con mejor educación y nivel más alto de inteligencia al principio de la vida adulta ejecutan mejor diferentes tests cognitivos, proporcionando evidencia sobre el papel desempeñado por estos factores en la denominada "reserva cognitiva" ( Zec citado por Redolat y Carrasco, 1998, p. 50).

Por otra parte, en la categoría de roles de personalidad, se identificaron tres subcategorías: La primera de ellas fue soledad, en la que se cree que La familia es el motor fundamental para hacerles sentir (a las mujeres mayores) que no están solas, de esta forma, podemos comparar este estereotipo con la propuesta realizada por Conde (2000), quien describe las características de la mujer, mencionando la capacidad de involucrar todas las esferas de su persona en todo lo que realiza y su habilidad para captar los valores humanos, poniendo en primer lugar sus seres queridos y luego las cosas; su tolerancia ante las imperfecciones de la vida, la capacidad que poseen las mujeres de lograr un clima de unión, paz y armonía entre los individuos; su atención y delicadeza en las relaciones sociales; por lo que gracias a estas características, y según las mujeres evaluadas, la mujer mayor pone en un primer plano a la familia convirtiéndola en la herramienta fundamental para no sentirse sola.

Este estereotipo se puede relacionar con lo que plantea Lehr (citado por Dulcey y Uribe, 2002), tomando en cuenta los estudios realizados por la Psicología social, donde establece que la concepción sobre el envejecimiento femenino, la imagen y los roles de las mujeres mayores en los diferentes entornos sociales, tiene que ver con la denominada percepción social, puesto que la percepción de otros influye en el concepto que cada persona tiene de sí misma, de la imagen que se construye del envejecer y de las personas mayores, y que las situaciones, más que las condiciones objetivas de las mismas, es lo que lleva a que las personas se comporten como lo hacen con determinadas personas vinculares o no, y en espacios específicos de convivencia.

La segunda subcategoría encontrada fue afectividad, en donde se hallaron dos estereotipos muy interesantes. El primero de ellos: Las mujeres mayores son como niños, expresión que se ha popularizado a través del tiempo y que de alguna manera se relaciona con la discriminación de la mujer. A este respecto se cita lo mencionado en el estudio realizado por la OMS (1998), titulado "Mujeres, Envejecimiento y Salud", donde se planteó la fuerte discriminación que recibe la mujer mayor, en cuanto a la actitud que todavía se maneja en muchos países industrializados frente a la importancia de la presencia de la mujer, ya que las principales discriminaciones están relacionadas con la edad, el género, las etiquetas de ser personas débiles, dependientes, vulnerables, infantiles, con falta de feminidad y sexualidad, imágenes negativas que contribuyen a hacer invisible a la mujer mayor y anulan su significativa diversidad e iniciativa.

El segundo de los estereotipos encontrados en la categoría de roles de personalidad, fue: Las mujeres mayores necesitan sentirse queridas y aceptadas, estereotipo que se relaciona con el anterior mencionado sobre la familia, pues, según Hernández (2001), ésta es la primera instancia en donde surge este tipo de afecto y en ella es en donde se generan sentimientos de aceptación. De la misma forma, este estereotipo tiene que ver también con el afrontamiento de las mujeres mayores, pues debido a los cambios y situaciones de crisis o pérdidas que generan desajustes psicosociales y que conllevan a desequilibrios en el proceso vital de las mujeres, ellas necesitan sentir esa aceptación.

De igual manera, en la investigación desarrollada por Martínez-Belloch y Castaño (1990), sobre el "Envejecimiento en la mujeres", señalan que la mujer ha perdido credibilidad, que se encuentra en una posición baja y su supuesto poder social no existe, debido a la prioridad que se le ha otorgado al hombre como figura de dominio y porque sobresale lo masculino de lo femenino, lo cual ha conllevado a que las mujeres de más de 50 años reciban una desvalorización, que solamente las sitúa como cuidadoras, amas de casa y educadoras de sus nietos, tareas que las ha reducido a tener una proyección personal y social. Es un estilo de vida limitado, que conduce a que la mujer mayor padezca del Síndrome de la Generación Atrapada, que se manifiesta en las pocas o nulas oportunidades que tiene la mujer de sobresalir en sociedad.

La tercera subcategoría trabajada, la de felicidad, en donde pudo determinarse el estereotipo: La felicidad depende del estilo de vida que lleven las mujeres mayores, sobre esta idea Baltes (1987) hace referencia al envejecimiento con éxito, en donde las mujeres fomentan su autonomía, entrenan sus capacidades cognitivas, mejorando su autoestima, manteniendo hábitos de vida saludables, de forma que eviten, en la medida de lo posible la dependencia y el aislamiento con el establecimiento, por ejemplo de redes sociales.

En cuanto a la categoría de roles sociales, la socialización fue una de las subcategorías señaladas, encontrándose el siguiente estereotipo: La experiencia juega un papel importante en la aportación de la mujer mayor en la sociedad. Este puede corroborarse con el estudio de Oddone (citado por Krzemien, 2001), en donde se podría hablar de diferentes formas y grados de participación social de la mujer, las cuales supondrían dos modelos de envejecimiento femenino: el primero, conformado por aquellas mujeres mayores orientadas a la interacción social, cumpliendo así su rol en el medio como actor social, y el segundo, representado por las mujeres que se adhieren a su papel tradicional de amas de casa y abuelas, donde predominan las relaciones sociales restringidas al círculo familiar.

En esta misma categoría, surge el respeto como otra de las subcategorías, el cual fue expresado por las jóvenes en el estereotipo: Sociedad para todas las edades, pues las mujeres evaluadas expresaron la necesidad que existe en tratar a las mujeres mayores con las mismas oportunidades para todos. Este concepto ha sido divulgado por algunos autores, quienes han pretendido impulsar dicha idea en la sociedad, con el objetivo de generar espacios de participación dentro de las comunidades, dirigidos a todas las personas, independientemente de su edad y de sus condiciones físicas, mentales, entre otras.

Por último, en la categoría de gestión doméstica, fueron identificadas dos subcategorías. La primera relacionada con el manejo de las finanzas y el patrimonio, se concluyó con el estereotipo: Las mujeres mayores tienen un mayor control sobre el gasto del dinero que los hombres, la cual hace referencia a la forma responsable en que las mujeres gastan el dinero, como en alimentación y vivienda. Esta idea puede corroborarse con el estudio de Moragas (1998), quien manifiesta que "se debe tener en cuenta que la mujer posee un mayor potencial de funcionalidad social y económica que el varón, y afirma textualmente, que la mujer nunca se jubila, ya que una vez termina su responsabilidad activa en el ámbito laboral (si es que la tuvo), sus responsabilidades domésticas están a la espera" (p.177).

A diferencia de los resultados anteriores, se encontró un contraste con la afirmación: "Las mujeres mayores a medida que envejecen no pueden hacerse cargo de sus finanzas y patrimonio, por lo cual deben ser asesoradas" (Rubio et al., 2009), puesto que un 37.5% de las mujeres evaluadas se encuentran de acuerdo con la afirmación, pero al mismo tiempo un 30% en desacuerdo, por lo que podría también afirmar el estereotipo encontrado.

En la segunda subcategoría, participación familiar se identificó el estereotipo: La mujer mayor es el eje central de la familia, el cual se encuentra estrechamente relacionado con el estereotipo sobre roles de personalidad, en el que se mencionó que la familia es la primera instancia donde se encuentra el afecto y, por consiguiente, la teoría corresponde a la afirmación de este estereotipo, la cual indica que la mujer mayor pone en un primer plano a la familia, convirtiéndola en la herramienta fundamental para no sentirse sola.


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