Introducción
La psicología del deporte es una disciplina aplicada que se enfoca en el estudio e intervención de aspectos psicológicos intervinientes, como control atencional y de concentración, motivación, manejo de las emociones y autoconfianza, estrategias grupales de liderazgo, comunicación y cohesión grupal, entre otros, en las personas que practican un deporte (Sánchez-Jiménez y León-Ariza, 2012). En consecuencia, el mejoramiento de habilidades que potencien el afinamiento de los procesos psicológicos básicos (Jodra, Galera, Estrada y Domínguez, 2019), el manejo de las emociones asociadas a la competencia (Weir, 2018) y el desarrollo sistemático del talento (García-Naveira, 2010), pueden ser determinantes para que el deportista rinda al máximo (Ureña-Bonilla, Blanco-Romero, Sánchez-Ureña y Salas-Cabrera, 2015).
Por su parte, el éxito deportivo está sujeto al equilibrio entre los aspectos físicos, fisiológicos y psicosociales que afectan el bienestar y el desempeño del deportista, sugiriendo un abordaje interdisciplinario durante los procesos precompetitivos y competitivos (Costa, Oliveira, Sena, Lima y Silva, 2018; Marsters, 2017). Ante la presión por mejorar continuamente su rendimiento, los deportistas pueden experimentar emociones como ansiedad, temor, alegría, tristeza, enojo y sorpresa, así como otros procesos psicológicos antes, durante y después del entrenamiento o competencia, que afectan sus resultados y la percepción subjetiva de su esfuerzo (Campo, Mackie y Sánchez, 2019). Por otro lado, el nivel de los deportistas se clasifica de acuerdo con su rendimiento, las particularidades de cada deporte y su naturaleza competitiva (Sabato, Walch y Caine, 2016). Esto, a su vez, puede tener alguna relación con los estilos interpersonales tanto del deportista como del entrenador, en cuanto a la autoconfianza, la motivación y la ansiedad precompetitiva (Pineda-Espejel, Morquecho-Sánchez y Alarcón, 2020).
Entre algunas investigaciones que han aportado evidencia al respecto, se encuentra la de Reigal, Delgado-Giralt, Raimundi y Hernández-Mendo (2018), quienes evaluaron el perfil psicológico de un grupo de triatletas amateur y los compararon con deportistas de otras modalidades. Sus resultados mostraron que el grupo de atletas tuvo mayores puntuaciones en control de afrontamiento negativo y positivo, nivel motivacional y control atencional-actitudinal, en comparación con otros deportistas. Por su parte, González-Reyes, Moo-Estrella y Olmedilla-Zafra (2017) encontraron relaciones significativas entre la cantidad de lesiones en deportistas con la percepción de las causas de las lesiones, así como con alta ansiedad competitiva y control de afrontamiento negativo en los atletas encuestados. De igual manera, Olmedilla, García-Mas y Ortega (2017) identificaron las características psicológicas de jugadores de fútbol, rugby y baloncesto, y encontraron que los futbolistas puntuaron más alto en control de estrés, motivación y cohesión de equipo, mientras que los jugadores de rugby lo hicieron en influencia de la evaluación del rendimiento y habilidad mental. Por otro lado, sus hallazgos revelaron que, desde la perspectiva de los deportistas, aspectos como la motivación, la capacidad de superación y la disciplina (Filgueira, 2015), así como la autoeficacia percibida (Guillén-Rojas, 2007), son considerados relevantes para optimizar su rendimiento en competencia.
Aunque estos resultados son relevantes, es necesario contar con procesos de caracterización psicosocial de los deportistas, que permitan identificar los aspectos psicológicos implementados para el manejo de sus emociones en el ámbito deportivo, la optimización del desempeño esperado y el reconocimiento del psicólogo en el contexto deportivo (Puig, 2012; Ureña-Bonilla et al., 2015). Si bien en Colombia se han realizado algunos trabajos de caracterización de practicantes de deportes de conjunto (Arias, Cardozo, Aguirre-Loaiza y Arenas, 2016), futbolistas (Aguirre-Loaiza y Ramos, 2011; Orrego-Ramírez, Velásquez-Restrepo y Uribe-Lopera, 2010) y atletas de liga de combate (Castaño y Acevedo, 2014), particularmente en este país, y más específicamente en el departamento del Huila, no se cuenta con ejercicios de caracterización integrales (socioculturales, contextuales, de demandas psicológicas y de percepciones hacia el psicólogo deportivo) con muestras de practicantes de diversos deportes, por lo que esta investigación pretende responder a dicho vacío en el conocimiento.
Método
Diseño
Para este estudio se empleó un diseño transversal, de tipo descriptivo correlacional (Hernández, Fernández y Baptista, 2014).
Participantes
Se contó con la participación de 817 deportistas pertenecientes a la Liga Departamental del Huila, obtenidos por muestreo no probabilístico, intencional y a conveniencia. El 72.3% de los participantes eran hombres y el 27.7% mujeres, pertenecientes en su mayoría a estratos socioeconómicos bajos. La edad promedio de los participantes fue de 17.26 años (DE = 4.28).
Instrumentos
La información fue adquirida con un cuestionario ad hoc conformado por 45 ítems, 27 de ellos relacionados con aspectos sociodemográficos, educativos, físicos, ocupacionales, familiares y de las experiencias vividas relacionadas con el deporte; mientras que los últimos 18 ítems se referían a las demandas psicológicas de los deportistas, procesos psicológicos (PP) de atención, concentración, motivación, activación, autoconfianza y cohesión grupal, a las emociones (EMO) como temor, ansiedad y alegría, y al conocimiento sobre el perfil y las labores del psicólogo deportivo. El formato de respuesta del cuestionario fue dicotómico (Sí/No), para facilitar la comprensión y el diligenciamiento de las encuestas.
El cuestionario fue sometido a dos jueces expertos, un especialista en Psicología Deportiva y un metodólogo psicómetra, quienes evaluaron la validez del contenido en una plantilla dispuesta para tal fin, a través de la calificación de cada uno de los ítems de manera independiente, así como el posterior cálculo de concordancia, siguiendo las recomendaciones de Escobar-Pérez y Cuervo-Martínez (2008). Los coeficientes estimados para el instrumento se consideran adecuados (tabla 1), de acuerdo con las especificaciones establecidas por Campo-Arias y Herazo (2010).
Procedimiento
Inicialmente se efectuó una revisión de literatura que permitiera identificar cuestionarios validados, cuyo propósito fuera indagar acerca de las características psicosociales de los deportistas. Aunque se encontró un instrumento que podría servir para la recolección de la información (Gimeno y Pérez-Llantada, 2010), su contenido no respondía a las necesidades contextuales que se pretendían indagar con la muestra, por lo que se determinó, por consenso del equipo de investigadores, el desarrollo y validación del cuestionario ad hoc descrito.
Acto seguido, se establecieron alianzas con el Instituto Departamental del Deporte en el Huila (Inderhuila) y la coordinación de los juegos nacionales, entidades que aprobaron la propuesta y la socializaron con presidentes y entrenadores de la Liga del Huila, para lograr el acceso a los deportistas. A los participantes se les informó sobre las especificidades de la investigación y se obtuvo la firma tanto del consentimiento como del asentimiento informado respectivo. Este último, particularmente, con los deportistas menores de edad, atendiendo a las consideraciones éticas dispuestas por la Resolución 8430 del Ministerio de Salud de Colombia (1993), el Código Ético y Deontológico del Psicólogo - Ley 1090 (Congreso de la República de Colombia, 2006) y la Declaración de Helsinki (World Medical Association, 2013). Se garantizó la confidencialidad y el anonimato de los encuestados y se resolvieron las dudas que surgieron del proceso de recolección de la información. Se verificó que los cuestionarios fueran contestados en su totalidad para facilitar la sistematización y reducir la potencial pérdida de datos.
El proceso de recolección de información comprendió desde junio hasta noviembre de 2018, y se les envío un informe de resultados individualizado a quienes lo solicitaron a través del correo electrónico reportado.
Análisis de datos
Los datos sociodemográficos, de percepción hacia el psicólogo deportivo y de necesidades psicológicas reportadas fueron registrados como variables ordinales y nominales, por lo que el análisis descriptivo fue plasmado en términos de frecuencias y porcentajes. Para efectos de la asociación entre las mismas, se utilizaron pruebas chi-cuadrado, tomando como criterio de significación estadística para la prueba de hipótesis de asociación un valor p < 0.05. El análisis de datos se realizó con el software SPSS ® versión 24.
Resultados
La muestra se analizó en función de los grupos configurados. Se pudo apreciar que no existían diferencias en los participantes, por lo que la muestra se consideró pertinente (tabla 2).
Por otro lado, se recogió información sobre lo que los deportistas conocen acerca del psicólogo deportivo y sus labores, así como de las emociones que ellos refieren cuando compiten (tabla 3).
En la tabla 4 se describen los procesos psicológicos y las emociones que los deportistas consideran que deben fortalecer a través de la consulta con el psicólogo deportivo. En términos generales, se encontró como prioritario el trabajo en sus niveles de autoconfianza, concentración y motivación, así como el manejo de la ansiedad y mayor alegría.
Con relación a lo anterior, es evidente que la mayoría de deportistas interrogados consideraron la necesidad de fortalecerse en algunos aspectos psicológicos que les permitan un mejor rendimiento en su plan de entrenamiento y en competencia propiamente dicha. Además de dichos aspectos, fue posible evidenciar las siguientes asociaciones: (a) las mujeres tienden a manifestar más miedo que los hombres; (b) haber sido intervenido quirúrgicamente puede mermar la autoconfianza, la cohesión y aumentar la ansiedad, mientras que dichos procesos se mantienen más sólidos conforme a una mayor tiempo en el mismo club deportivo; (c) el psicólogo deportivo contribuye a incrementar alegría y reducir el temor, así como interactuar con estos profesionales destaca más la necesidad de autoconfianza, cohesión y concentración, así como menor ansiedad; (d) el apoyo psicológico efectivo se relaciona con menor temor y ansiedad, mayor concentración, motivación, autoconfianza, activación y alegría; (e) contar con técnicas de manejo de sus emociones refieren mayor atención y alegría, así como menor ansiedad y temor; y (f) participar en competencias promueve más motivación y alegría (tabla 5).
Por otro lado, se identificaron los siguientes hallazgos: (a) el estrés generado en las competencias tiende a activar estrategias de atención, cohesión y concentración, y a mitigar las emociones de ansiedad y temor; (b) la alegría se asocia con nulos estados de estrés precompetitivo, mientras que la ansiedad precompetitiva tiende a activar estrategias de concentración y a mitigar el temor; (c) las conductas supersticiosas se asocian positivamente con estrategias de activación y cohesión, y negativamente con temor y concentración; (d) la pérdida de control presente al perder una competencia se asocia con mayor ansiedad; (e) el rendimiento deportivo se asocia con mayor alegría y menor ansiedad en competencia; y (f) las técnicas implementadas en psicología deportiva se asocian con mayor alegría y menor ansiedad ante triunfos obtenidos (tabla 6).
Como síntesis de lo anterior, se pudo establecer que las situaciones de competencia activan algunos estados emocionales y conductas ante las cuales los deportistas practican estrategias psicológicas para su gestión, admitiendo la importancia de las mismas y la necesidad de su entrenamiento a la par con las habilidades físicas para optimizar su rendimiento.
Discusión
Este estudio tuvo como propósito efectuar la caracterización psicosocial de un grupo de deportistas del departamento del Huila, así como identificar su percepción acerca del psicólogo deportivo.
En cuanto a la caracterización psicosocial, la gran mayoría de los encuestados eran hombres y pertenecían a estrato socioeconómico bajo, con familiares también deportistas, aspecto característico de los deportistas colombianos (González, Sarmiento, Lozano, Ramírez y Grijalba, 2014). Muchos de ellos percibían el deporte como una manera de acceder a una mejor calidad de vida objetiva para ellos y sus familias, así como una forma de escape de la marginalidad (Jaitman y Scartascini, 2017). Se encontró también que un gran porcentaje de ellos no consumen sustancias como el alcohol y el cigarrillo, situación que puede estar asociada a la edad de la muestra, mayormente joven, pero también a la disciplina y el compromiso con el mantenimiento de condiciones físicas óptimas para rendir en la competencia (Lamoneda, 2015).
Asimismo, se halló que casi el 60% de los deportistas abordados no cuentan con el apoyo de un psicólogo deportivo, aun cuando destacan la importancia de dicho profesional y de sus funciones. Sin embargo, llamó la atención que solo un poco más del 30% de los deportistas refirieron que las técnicas implementadas por el psicólogo deportivo les han servido para mejorar su rendimiento deportivo, lo cual invita a fomentar un mayor acceso de estos deportistas a psicólogos profesionales idóneos en el área, así como al desarrollo de acciones con mayor impacto en el rendimiento real de los deportistas (García-Naveira, 2010).
Fue notoria la importancia que los deportistas participantes le asignaron al psicólogo deportivo en aspectos como el manejo de la ansiedad y la alegría, así como al fortalecimiento de factores como la autoconfianza, la concentración y la motivación, aunque no para el fortalecimiento de la cohesión. Esta última percepción puede estar sesgada por incluir dentro del estudio a una gran mayoría de participantes que practican deportes de conjunto (Olmedilla et al., 2017). Tal observación sugiere la necesidad de evaluar si esta cohesión manifestada evidentemente es un factor posibilitador de otras variables, como el aumento en la autoeficacia percibida (Guillén-Rojas, 2007) y en el rendimiento deportivo efectivo (Leo, García, Sánchez y De la Vega, 2011).
En cuanto a las asociaciones estadísticas obtenidas, se encontró que las emociones temor y ansiedad son proporcionalmente más típicas de las mujeres deportistas con relación a su contraparte, lo cual correponde con los hallazgos de Arbinaga (2013), Arias et al. (2016) y Ponseti, García, Cantallops y Vidal (2017), aun cuando se debe tener presente una distinción más específica de acuerdo con el tipo de deporte practicado, individuales y por equipo. Asimismo, en coherencia con lo expuesto por González-Reyes et al. (2017), se hallaron asociaciones entre mayor ansiedad y haber estado en el quirófano a causa de lesiones deportivas. Esto último contrasta con lo reportado por Liberal, Escudero, Cantallops y Ponseti (2014), quienes encontraron que no existe una relación entre el haber presentado una lesión deportiva y un mayor estado de ansiedad.
Pertenecer al mismo club por varios años y ser asesorado por un psicólogo deportivo, así como tener rutinas de entrenamiento y gestión de las emociones antes, durante y después de la competencia, así como ante la pérdida de torneos, son factores que reducen la ansiedad manifestada. No obstante, posteriores estudios deberán enfatizar cuál tipo de ansiedad es la mejor gestionada (cognitiva, somática o motora), y cuál es la magnitud que aporta dicha gestión en el rendimiento deportivo (Núñez-Pratz y García-Mas, 2017). También llamó la atención la asociación identificada entre las conductas supersticiosas y la reducción de estados ansiosos. La explicación parece estar centrada en un efecto placebo (Rekhviashvili y Gupta, 2015), que aparentemente es frecuente en deportistas (Dömötör, Ruiz-Barquín y Szabo, 2016). No obstante, esta afirmación debe ser sometida a mayor comprobación empírica en posteriores estudios.
De acuerdo con las asociaciones halladas, es posible que los procesos psicológicos de atención y concentración sean favorecidos por el tiempo de permanencia en un mismo club y un acompañamiento psicológico efectivo. A su vez, los procesos psicológicos referidos se pueden ver comprometidos por el estrés y la ansiedad generados por la competencia. Al respecto, conviene promover la antigüedad en el vínculo con los clubes deportivos y el acceso a profesionales competentes para el fortalecimiento de rutinas precompetitivas cognitivo-conductuales que permitan la reducción del arousal, el mejoramiento de la concentración en el aquí y el ahora, el control atencional, así como la reducción del significado místico o mágico atribuido típicamente a las conductas supersticiosas (Dömötör et al., 2016).
Se encontró también que la participación en competencias, el estrés que generan las mismas, trabajar actualmente, contar con apoyo psicológico y las conductas supersticiosas se asocian con mayor activación y motivación, situación que corresponde con lo hallado por Filgueira (2015) y Reynaga-Estrada et al. (2017). Estos autores sostienen que la participación en competencias es un fuerte motivador para los deportistas, y resaltan la importancia de contar con un buen soporte construido en la interacción con el psicólogo deportivo, para procurar una mayor motivación en los deportistas y, por ende, mejorar su desempeño (García-Naveira, 2010; Weir, 2018). Sin embargo, no es clara la relación entre la condición de trabajar actualmente y las conductas supersticiosas como posibles motivadores, por lo que se sugiere que estudios posteriores profundicen sobre esta relación.
Fue evidente que otras variables, como la alegría, se asocian con la posibilidad de participación en competiciones, como técnica para la gestión de las emociones negativas y un mejor rendimiento deportivo percibido. Este puede ser un campo en el área de la psicología deportiva que vale la pena abordar, dados sus beneficios en el bienestar y la salud mental de la población, como lo documentan los trabajos desde la psicología positiva salutogénica (Barragán-Estrada y Morales-Martínez, 2014; Mora y Quintana, 2010). Dichos beneficios también pueden generar efectos significativos en el mejoramiento del rendimiento deportivo.
La cohesión se mostró asociada a la cirugía por lesión, a la permanencia en el mismo club, a la reducción del estrés precompetitivo, al uso de técnicas para mejorar el rendimiento deportivo y a las conductas supersticiosas. Al respecto, no se logró discriminar si dicha cohesión es más relevante para aquellos encuestados que practican deportes de equipo, en contraste con los que practican un deporte individual, pues no necesariamente tendría que existir una diferencia real entre estos dos perfiles, ni menos una asociación estadística con el rendimiento deportivo, por ejemplo, al final de una temporada (Navarro-Patón, Mecías, Basanta y Lojo, 2016).
En cuanto a la autoconfianza, se encontró que se ve reducida por cirugías ante lesiones, pero se relaciona de forma positiva con el tiempo de pertenencia al mismo club y el acceso al plan de entrenamiento de técnicas de la psicología deportiva. De ahí que sea pertinente que se propicie su desarrollo desde edades tempranas para favorecer el alcance de un alto rendimiento deportivo (Fradejas, Espada y Garrido, 2016), dado que permite un mejor control del estrés y de la ansiedad precompetitiva (González-Campos, Valdivia-Moral, Zagalaz y Romero, 2014).
En cuanto a las limitaciones del estudio, se pudo identificar que, si bien se usó un instrumento ad hoc validado por expertos, es posible tomar instrumentos construidos previamente y validarlos en el contexto local. Asimismo, aun cuando se pudiera conformar una batería larga e, incluso, agotadora en su diligenciamiento tanto para el encuestador como para los participantes, esta podría aportar información de mayor calidad. Por otro lado, incluir medidas psicofisiológicas técnicamente es más costoso, pero más preciso que los instrumentos de autorreporte, por lo cual se recomienda su uso en investigaciones futuras, conforme a lo expuesto por Aguirre-Loaiza, Parra, Bartolo, Cardona y Arenas (2019).
Si bien se afirma que la muestra es pertinente, no es lo suficientemente homogénea, por lo que algunas de las conclusiones pueden ser sesgadas y retratar mejor a un segmento particular de la población deportista de la región. De igual manera, al corresponder con una investigación transversal, no permite establecer un análisis de tendencias en un determinado lapso.
A futuro, conviene el desarrollo de más caracterizaciones en otras regiones del país, para así contrastar sus resultados con los hallazgos expuestos en el presente estudio. Asimismo, se sugieren investigaciones que permitan identificar relaciones predictivas con estadísticos más robustos y ejercicios explicativos que refieran relaciones causales entre las variables psicológicas observadas y el rendimiento deportivo registrado, siguiendo todas las consideraciones éticas y metodológicas de la práctica basada en evidencia (Ramis, Torregrossa, Pallarés, Viladrich y Cruz, 2019).
Se puede concluir, entonces, que los deportistas de la región reconocen la labor y las potenciales ventajas de incorporar las técnicas de la psicología deportiva para la gestión de procesos psicológicos que subyacen a un mejor rendimiento. Dicho análisis aporta elementos para que las instituciones facilitadoras y patrocinadoras auspicien el desarrollo de políticas que permitan la implementación de programas conducidos por psicólogos deportivos que favorezcan las condiciones tanto para una mayor obtención de logros deportivos como para la construcción de una cultura deportiva que aporte a la consolidación de procesos de formación de ciudadanía, prevención de situaciones con alta prevalencia en salud pública y contribución a la implementación de los acuerdos de paz, entre otras prioridades de la agenda pública estatal colombiana.