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Anagramas -Rumbos y sentidos de la comunicación-

Print version ISSN 1692-2522

anagramas rumbos sentidos comun. vol.10 no.20 Medellín Jan./June 2012

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

''Voces y sonidos de la madre tierra'': jujunula makuira, la radio que fortalece el tejido social en La Guajira colombiana*

 

''Voces y Sonidos de la Madre Tierra'': Jujunula Makuira, the Radio which Strengthens Social Tissue in ''La Guajira'' (Colombia)

 

 

María Fernanda Peña Sarmiento**

** Candidata a magíster en Antropología Social, especialista en Gestión Regional del Desarrollo, de la Universidad de los Andes, Bogotá-Colombia. Comunicadora Social-Periodista de la Universidad de La Sabana. Actualmente se desempeña como docente-investigadora en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana. Correo electrónico: maria.pena3@unisabana.edu.co

 

Recibido: 20 de febrero de 2012
Aprobado: 27 de marzo de 2012

 

 


RESUMEN

El gobierno colombiano apoyó la creación de radios indígenas comunitarias desde el año 2000 con el propósito de que los pueblos indígenas lograran sentirse más incluidos dentro de los asuntos públicos del país. Este artículo presenta una investigación etnográfica aplicada a la radio Jujunula Makuira ubicada en la Alta Guajira colombiana. La investigación muestra cómo un medio de comunicación local consiguió que la comunidad Wayuu se organizara para pensar su propio medio de comunicación que se convirtió en una herramienta para fortalecer la construcción de tejido social en la región. Facilitó la cohesión comunitaria de la población en torno a un proyecto compartido, posibilitándole a la comunidad repensarse y poder construir mensajes propios que reflejen sus imaginarios.

Palabras clave: radios indígenas comunitarias, tejido social, inclusión, participación, reconocimiento, desarrollo local, comunidad, empoderamiento.


ABSTRACT

Colombian government has supported the creation of community aborigine radio since 2000, intended to make aborigine populations feel themselves more involved in the country's public affairs. This article shows an ethnographic research applied to Jujunula Makuira radio, located in ''Alta Guajira'' (Colombia). The research shows how a local communication medium achieved Wayuu community organization to think about its own communication medium which finally became a special tool for strengthening the construction of a social tissue in the region. It made community cohesion easier around a common project, and this made the community rethink itself and construct own messages reflecting their imaginaries.

Key words: Community aborigine radio; social tissue, inclusion; participation; recognition; local development; community; empowerment.


 

 

Introducción

A las 6 de la tarde con el sonar del Kaasha, la Torompa o el Maasi1, se inicia la transmisión radial de Jujunula Makuira a través del dial 90.2 F. M. recordando los sonidos de la tierra que se convierten en el abrebocas que da paso a cuentos creados por adultos mayores. Ellos cuentan historias con el fin de transmitir su saber ancestral, tradición y cultura a toda la comunidad. Cada uno de los cuentos se acompaña de una Jayeechi2 para darle mayor ritmo y variedad a la transmisión, cuya cobertura alcanza los 80 kilómetros a la redonda de Nazareth, corregimiento3 ubicado en la Alta Guajira.

Por cuatro horas al día, en medio del desierto, dos miembros de la Asociación indígena Wayuu Araurayu, asociación encargada de administrar la radio, se encargan de la transmisión que acompaña a la comunidad todas las tardes. La emisora indígena Jujunula Makuira se convierte en la materialización de un sueño colectivo que la comunidad Wayuu tuvo hace más de diez años.

Debido a los cambios en los contextos sociales y políticos que se gestaron en la nación colombiana durante las últimas décadas del siglo XX, manifestadas en la Constitución Nacional de 1991, donde se reconoce a Colombia como una nación multicultural y pluriétnica, los pueblos indígenas tuvieron la posibilidad de iniciar una búsqueda más activa de participación y acción en la sociedad nacional en la que están inscritos. Los cambios generados promovieron la participación de estas comunidades en procesos políticos, que posibilitaron el reconocimiento de sus comunidades como protagonistas en el ámbito nacional.

La nueva visión de nación promovió un cambio de actitud a las comunidades indígenas pues:

La Constitución desechó la idea de 'nación' entendida como una entidad monolítica fundamentada en una sola lengua, una religión, una identidad y una cultura y adoptó una idea de 'nación' entendida como una entidad que surge del diálogo entre diversas identidades étnicas culturales. (Gómez, 2000, p. 272)

Este contexto promovió la creación y formación de nuevas manifestaciones que motivaron a que los pueblos indígenas continuaran con su trabajo y llevaran a cabo acciones más concretas de participación e inclusión. Ello con miras a reconocerlos como actores clave dentro de la sociedad. Si bien representan el 3,43% (1.392.623 personas) del total de la población colombiana (41.468.384 habitantes en el territorio nacional) (DANE, 2005, p. 27), su capacidad para liderar procesos se evidenció en diversos artículos de la Constitución de 1991.

Dentro de las acciones públicas que se iniciaron y promovieron, se destacó el interés por generar medios de comunicación comunitarios, que permitieran a las poblaciones indígenas contar sus propios relatos e historias, tener la oportunidad de mostrar experiencias de desarrollo local que fortalecieran su cultura e identidad, y a través de ello, empoderarlos en los ámbitos local, regional y nacional, otorgándoles la posibilidad de mostrar sus realidades y visiones de tipo social, económico y cultural. Puntos de vista que nutrirían y enriquecerían el diálogo entre diversas realidades e identidades propias del país.

El Ministerio de Cultura conjuntamente con el Ministerio de Comunicaciones, lanzó su programa ''Comunidad Señal de Cultura y Diversidad'' (CSCD) en el año 2000, con el objetivo principal de promover la construcción de proyectos radiofónicos en los pueblos indígenas del país. Este programa ''no solo [buscaba] proveer infraestructura de radiodifusión y comunicación a aquellos pueblos indígenas interesados en hacer radio, sino también formalizar la legalización y la legitimación de este tipo de proyectos'' (Correa, 2000 p. 24). Para lograrlo se buscó crear 61 iniciativas radiofónicas nuevas y reforzar 5 previamente existentes en el país.

El proyecto se concentraba en respetar y defender la integridad étnica de cada uno de los pueblos indígenas y al mismo tiempo promover la participación, concertación y autonomía de las comunidades para pensar, crear, desarrollar y administrar sus propias propuestas comunicativas. Ello con el objetivo de resaltar la diversidad cultural y regional del país.

Lo que este artículo pretende hacer es mostrar y evidenciar cómo un caso específico de radio indígena comunitaria en la Alta Guajira colombiana, que fue creado en el programa CSCD, aportó a la construcción de tejido social de la región pese a las diversas dificultades que se han presentado a lo largo del proceso que permiten detectar el cuidado que se debe tener a la hora de llevar a cabo este tipo de proyectos en regiones donde se desconoce el contexto de la zona.

 

Marco teórico: la oportunidad de las radios comunitarias

Cuando se habla de medios comunitarios es importante anotar que ''las radios o televisiones locales o comunitarias dan por primera vez acceso a distintos grupos y sectores la posibilidad de hablar de forma no mediatizada, con sus propias voces y a partir de sus propias estéticas e intereses'' (El'Gazi, 2001, p. 20), lo que les permite a las comunidades promover puntos de encuentro y diálogo entre los diversos actores de la sociedad.

La radio es un medio con la posibilidad y oportunidad de llegar a más gente por su relativa facilidad de producción. Se considera, además, una maestra muy eficaz que influye en los oyentes puesto que amplía su visión del mundo y, cuando se trata de ayudar a la audiencia, puede ser un poderoso agente de cambio social (Daudi, 2008, p. 495). El que las comunidades indígenas tengan radios comunitarias facilita que sean ellas mismas quienes construyan sus propias agendas informativas, hagan evidentes sus intereses, gustos y necesidades reales. Esto asegura también una sostenibilidad del proyecto, convirtiéndolo en un elemento necesario e indispensable para el desarrollo local de su comunidad.

Cuando la población empieza a descubrir y comprender la utilidad de la comunicación para el fortalecimiento de sus procesos, de manera paralela avanza en el uso de los medios alternativos, como lo es el caso de la radio comunitaria. Robustecer sus propias realidades y visiones de la vida y del futuro, construidas por ellos mismos en procesos de participación más activos y concretos, viabiliza el conocer y descubrir las exigencias de la comunidad, convirtiendo a la radio en una herramienta útil para generar una resistencia más amplia y precisa frente a procesos que han sido homogeneizadores (Murillo, 2003).

Cuando las comunidades se apropian del medio de comunicación, descubren lo útil que pueden llegar a ser para tejer de manera más sólida sus procesos y lograr visibilizar su realidad y su contexto contados en sus propios términos y significados,

... cuando se fortalece lo púbico desde la comunicación hay mayor diversidad de voces que se oyen públicamente (en términos de género, clase, raza, edad, opciones políticas, oficios, etc). Construir o fortalecer lo público desde la comunicación implica también la apertura de espacios de diálogo que antes no existían en la comunidad. (González, 2008, p. 109)

Esta apropiación genera una vinculación e identificación mayor por parte de las audiencias que escuchan estos medios, quienes se sienten representados en los contenidos que se emiten.

La radio permite construir procesos en conjunto que muestran las experiencias de la población y, a la vez, evidencian las diferencias que existen en la comunidad y la sociedad. Este tipo de medios logran que las comunidades se re-inventen y re-codifiquen su entorno, su cultura, y su futuro y así consigan que identidades alternativas encuentren una manera de surgir en la esfera pública (Rodríguez, 2006).

Por lo tanto, las radios indígenas ayudan a que emerja una construcción de imaginarios en conjunto donde cada individuo se ve como un actor más activo y protagónico dentro de los procesos democráticos de su comunidad, dejando de lado el ser un simple receptor para convertirse en un actor protagónico de su cambio. El escuchar su propia voz, es decir su realidad y su contexto, contada por ellos mismos en su lenguaje y forma de expresarse, genera una autoestima particular que, a la vez, promueve mayor dignidad para la población (Páramo, 2000).

Los medios comunitarios se convierten en sí mismos en procesos de construcción democrática debido a que implican procesos de participación y concertación que resignifican el rol del individuo dentro de la sociedad, promoviendo espacios de diálogo y participación directa de la comunidad.

Surge, por esto, el interés gubernamental en la promoción de las radios comunitarias como una herramienta que permita a las comunidades diseñar, controlar y ejecutar sus proyectos de comunicación y sus procesos democráticos.

 

Estado del arte: Conociendo el Programa Comunidad

La Resolución 912 del año 2000, emitida por el Ministerio de Cultura de Colombia, reconoció el valor de los medios de comunicación, ciudadanos y comunitarios, subrayando que son espacios de creación desde lo local y regional que contribuyen a la manifestación de imágenes plurales de nación. Este es un sustento que motivó a muchas comunidades indígenas a pensar en la posibilidad de crear y administrar sus propios medios de comunicación.

La idea surgió a partir de reconocer que los medios de comunicación públicos y comerciales existentes no incluían dentro de sus agendas informativas las realidades de las comunidades indígenas, lo que generaba que dichas poblaciones no se sintieran representadas ni identificadas pues ''los medios no [eran] aptos para comunicar el conocimiento social, la inteligencia colectiva y la imaginación que poseen los 'pueblos indígenas'... y en general de las personas que no trabajan profesionalmente para los medios'' (González y Arteaga, 2005, p. 49). Para ello se fortaleció el interés de algunas comunidades en construir y crear sus propios medios de comunicación, donde tuvieran la posibilidad de asumir un papel más real, dejando de sentirse parte de una escenografía, para convertirse en protagonistas de sus propias narrativas, haciéndoles contrapeso a aquellos medios que codifican lo indígena como irrelevante o amenazante (Rodríguez y El'Gazi, 2007).

Dentro de los principales objetivos del programa estaba el lograr institucionalizar la comunicación como elemento clave y útil para la diversidad de nación y, a la vez, generar legitimidades públicas que mostraran y resaltaran la nación diversa que se reconoció en la Constitución de 1991. Asimismo, el programa CSCD buscaba apoyar los 'Planes de Vida'4 de las comunidades indígenas e incluir en ellos la utilidad de los medios de comunicación comunitarios como herramientas válidas para promover y fortalecer su identidad y cultura (Correa, 2000, p. 25).

Un ejemplo de ello, es el pueblo indígena Wayuu ubicado en la media y alta Guajira, con una población de 278.212 habitantes, correspondientes al 44,94% de la población total del departamento de la Guajira (Dane, 2007) quien estipula su Plan de Vida como:

Una herramienta con que cuenta la comunidad para preservar la identidad étnica y cultural diseñada por ellos mismos a partir de su cosmovisión y valores con la dirección de sus autoridades tradicionales, con el propósito de crear las condiciones para su desenvolvimiento futuro como grupo social y cultural distinto (Régimen Territorial, 2010).

Los Planes de Vida se convirtieron en elementos esenciales para la realización del Programa para cada uno de los pueblos indígenas. Dentro de estos planes se registró la utilidad de la radio comunitaria como una herramienta clave para reforzar su identidad y empoderar a la comunidad. Apostarle a construir sus propias radios comunitarias permitía abrir una posibilidad muy rica de expresarse desde y para lo local y, a la vez, cosechar la posibilidad de recontextualizarse abriendo alternativas mediáticas diferentes a las comerciales (El'Gazi, 2001).

De la misma forma, el proyecto ''Comunidad Señal de Cultura y Diversidad'' buscaba que las comunidades indígenas lograran sentirse incluidas y partícipes dentro de los asuntos públicos de la región, formando parte de la esfera pública. Esto implicaba generar procesos más democráticos y participativos, en los cuales la conversación y el debate fueran permanentes y en los que la diferencia desvelara derechos a la comunicación de sectores excluidos que pueden compartir y dialogar con los incluidos y con el poder, potenciándolos como protagonistas de cambio (Alfaro, 2008). Este proceso de inclusión se lograría en el momento en que las comunidades empezaran a gestar sus propios medios de comunicación.

Lo loable del programa es indiscutible, y la decisión de las comunidades de tomar parte en él, evidencia que no solo los ministerios adscritos sino las comunidades indígenas mismas, estaban trabajando al unísono. Sin embargo, los retos eran amplios, pues las condiciones sociales, económicas, culturales y de desarrollo de las comunidades implicaban situaciones tan variadas como complejas.

Debido a que la variedad de comunidades indígenas es bastante amplia, y dado que cada una de estas es claramente representativa de distintas visiones de mundo (Rodriguez y El'Gazi, 2007) se hace necesario hacer reflexiones puntuales sobre cada una de las comunidades y sus respectivas emisoras en aras de comprender cómo su desarrollo ha permitido la construcción de tejido social y el fortalecimiento, si lo ha habido, de su identidad cultural.

Por esto, el caso de Jujunula Makuira sirve como punto de referencia para evidenciar al menos algunas de los logros, asimismo como las grandes dificultades de esta empresa, y permite iniciar reflexiones que sirvan para futuros análisis.

 

Metodología: diálogos, entrevistas y observaciones de sus rutinas

La metodología cualitativa dentro del estudio de caso realizado permite comprender la importancia del contexto en el proyecto estudiado y entender las características propias de la región las cuales no se logra conocer por medio de técnicas cuantitativas puesto que son procesos humanos difíciles de calificar y lo que se busca es recopilar y registrar la información para lograr una descripción de los procesos.

Como metodología cualitativa, la etnografía posibilita la representación de realidades que muchas veces no se han podido visibilizar o que se han descrito de manera incompleta, reconociendo realidades y características culturales que no son comunes para toda una población. No se puede partir de certezas a la hora de hacer trabajo de campo sino que, por el contrario, se debe entrar a terreno dispuesto a aprender y a descubrir la realidad en términos que no son propios sino desconocidos. Solo así se logrará obtener resultados más útiles para la investigación social.

Hacer etnografía no es solo ir a campo a investigar sino que es necesario elaborar un esquema de abordaje donde se determine qué tipo de investigación se quiere hacer. Es claro que el terreno y lo que se encuentre en él puede hacerle cambiar al investigador todo lo que llevaba en su cabeza; por eso siempre se tiene que estar dispuesto a aprender y a descubrir. ''El investigador sabrá más de sí mismo después de haberse puesto en relación con los pobladores, precisamente porque al principio el investigador solo sabe pensar, orientarse hacia los demás y formularse preguntas desde sus propios esquemas'' (Guber, 2001, p. 53), pero es el trabajo de campo el que le permite al etnógrafo valorar el descubrir y no creer que en su cabeza ya contiene toda la información necesaria.

Por ello es necesario hacer hincapié en los beneficios proporcionados por el método cualitativo en términos de identificación de dinámicas diarias sumado al descubrimiento y comprensión de las mismas: ''el primero entre los conceptos fundamentales de la investigación cualitativa es el axioma de que el estudio de la vida humana es interpretativo... es la búsqueda de una comprensión subjetiva, en lugar de la búsqueda de predicción y control'' (Servaes, 2008, p.1245), lo que lleva a pensar, aunque suene muy obvio, que no existe una única receta para lograr abordar el trabajo de campo, pero que es necesario realizarlo si la apuesta se centra en entender y reconocer al ser humano, al 'otro'.

Es por todo esto que, con el interés de comprender cómo la radio Jujunula Makuira en la Alta Guajira fortalece el tejido social en la región, se realizó una investigación etnográfica. El etnógrafo puede reportar lo ocurrido o explicar el porqué de los fenómenos sociales, o también tiene la posibilidad de adentrarse un poco más y no solo quedarse en el hecho mismo, sino tratar de comprender cómo esos hechos afectan a los sujetos sociales, ya que ''el investigador debe, pues, aprehender las estructuras conceptuales con que la gente actúa y hace inteligible su conducta y la de los demás'' (Guber, 2001, p. 15).

Para esta investigación se realizó un trabajo de campo en el corregimiento de Nazareth para observar las rutinas de la comunidad y la producción de radio indígena. Se llevaron a cabo cuatro visitas en diferentes períodos durante los años 2008, 2010 y 2011, acumulando casi un mes de trabajo compartido con la población y aplicando una serie de metodologías que permitieron recopilar la información que nutre los apartes de resultados de este exposición.

Las metodologías utilizadas fueron:

Observación participante: Se realizó una observación de los empleados de la radio, su labor en las transmisiones en vivo y en directo los diferentes día de la semana.

Diálogos: Conversaciones informales con empleados de la emisora y miembros de la Asociación indígena Wayuu Araurayu quienes en varios encuentros explicaron el origen del proyecto y el porqué de su importancia.

Talleres de capacitación: Liderados por la investigadora e ideados para personas de la comunidad que querían formar parte del equipo de realizadores y productores de la emisora, compartiendo con ellos durante las diversas actividades de las capacitaciones el impacto de la emisora y el por qué la utilidad de su existencia

Se grabaron en audio todos los diálogos que se realizaron con los representantes de la Asociación Wayuu Araurayu, material que se transcribió para mayor claridad. Se grabaron en vídeo algunas entrevistas y parte de los talleres realizados, y se tomaron fotos de las condiciones de viaje, el corregimiento y las instalaciones de la emisora. Asimismo, se anotó la información que se fue recopilando por medio de la observación.

 

Contexto: conociendo la zona

En el extremo norte de Colombia, en el departamento de La Guajira, a ocho horas a través del desierto desde su capital, Riohacha, se encuentra ubicada la estación radial Jujunula Makuira (Ecos de la Macuira) 90.2 F. M. Es una estación radial ubicada en un pequeño edificio de concreto en el pequeño corregimiento5 de Nazareth.

Jujunula Makuira es una radio creada y pensada por la Asociación ''Wayuu Araurayu'', que, de acuerdo con su documento de fundación, tiene como principio fundamental ''la defensa de la integridad del territorio, la identidad cultural, la conservación del medioambiente y de todos los patrimonios culturales de la etnia Wayuu; así como también, el respeto a los mayores y a los lugares sagrados 'Pulowi''' (2001, p. 2).

Miembros de la población Wayuu de la Alta Guajira consideraron importante crear un medio de comunicación propio que pudiera brindarles información cercana a su realidad y contexto debido a que los medios de comunicación, tanto radio como televisión, a los cuales tenían acceso de manera gratuita en Nazareth eran únicamente aquellos que se emitían desde territorio venezolano lo que dificultaba que los corregimientos que están en los alrededores tuvieran alguna opción de saber lo que pasaba en su región. En la zona existen rancherías que están distanciadas una de otra por un trayecto casi de una hora, hora y media vía trocha en medio del desierto, y el no contar con un canal que los conectara dificultaba el trabajo conjunto de la comunidad. Antes de que existiera la emisora la manera de comunicarse entre un corregimiento y otro consistía en mandar una nota escrita con algún miembro de la comunidad que fuera de viaje y sirviera como mensajero.

La Alta Guajira es considerada una zona especial y mágica para los Wayuu debido a que es ''donde se sitúan casi todos los cementerios familiares de origen, y adonde aún se dirigen muchos a realizar su segundo y definitivo entierro del difunto; y siempre ese cementerio define el asentamiento ancestral de un núcleo familiar determinado'' [sic] (Vásquez & Correa, 1993, p. 232), argumento central dentro de las comunidades Wayuu, debido a que el entierro tiene un valor cultural muy importante dentro de la población.

La necesidad de una radio indígena en la zona, la cual se ve claramente definida dentro de la propuesta conjunta que llevó a cabo la Asociación 'Wayuu Araurayu' para la instalación de la emisora comunitaria en el territorio de Nazareth, justifica su existencia:

La emisora comunitaria será un instrumento y un medio para fortalecer la unidad de las comunidades de la Alta Guajira. Será un motor de la armonía de los pueblos, para que garantice la perpetuación de la etnia a través del tiempo. Debe difundir el pensamiento del pueblo wayuu hacia el resto de la sociedad nacional y las islas del Caribe, para que seamos reconocidos como pueblos indígenas con tratamientos especiales, e ir perfilando la conformación de las ETI (Entidades Territoriales Indígenas), puesto que debe garantizar la participación de todas las comunidades, que sería el primer avance hacia la cristalización de nuestros sueños y aspiraciones como pueblo wayuu. (Asociación Wayuu Araurayu, 2001, p. 9)

Nazareth fue elegido como el lugar ideal para instalar la estación de radio, debido a que este corregimiento se encuentra en la zona céntrica del norte de la Guajira cerca a la Serranía de la Makuira, único Parque Natural6 del departamento, que serviría como fuente de inspiración para bautizar la emisora. No obstante, es importante subrayar que por ser un corregimiento alejado y aislado de cabeceras municipales no cuenta con unas condiciones básicas de desarrollo. El lugar carece de servicios públicos como agua y luz, lo que dificulta que la emisora pueda transmitir más de cuatro horas al día. Jujunula Makuira está encendida de seis a diez de la noche, únicas horas en las que se prende la planta eléctrica del pueblo y la gente logra contar con energía eléctrica.

Sin embargo, estas características no han impedido que la comunidad cuente con un medio propio de comunicación y por eso en la misión que diseñaron dentro del proyecto radiofónico de la emisora (2001, p. 4) quedó consignado que:

La misión fundamental de la Emisora Comunitaria es promover, difundir y defender los principios de la integridad étnica, concienciar a la sociedad nacional en el respeto a la autonomía de los pueblos indígenas de América, la defensa del Territorio Étnico, la conservación de la madre naturaleza, la serranía de la Makuira, que es el único pulmón de esta parte de la península; rescatar los valores culturales que han sido desplazados por la cultura Alijuna7 y fomentarlos en la niñez, para que sean wayuu con conciencia en el mañana.

 

Resultados: una radio para comunicar sueños

Luego de transportarse por ocho horas desierto adentro y ver un territorio desolado con algunas rancherías separadas por varios kilómetros, se logra llegar a Nazareth, un corregimiento con aproximadamente 600 habitantes. El viaje que hay que realizar para poder llegar al corregimiento demuestra la situación que viven con cierta periodicidad los indígenas Wayuu. Los vehículos que entran a la zona tienen que tener unas características singulares, pues el terreno es tan difícil que no cualquier tipo de automotor aguanta el trayecto. Los vehículos todo terreno (generalmente con tracción en las cuatro ruedas) que se utilizan en la zona, aprovechan cada viaje al máximo, por eso siempre van con la ocupación completa, e incluso con sobrecarga (y sobrecupo) transportando a los indígenas junto con carga comercial que necesitan llevar de un lugar a otro. De este modo fungen a la vez como medios de transporte de personas y carga, sin ningún tipo de consideración por la comodidad o la seguridad de sus pasajeros.

Apenas se entra al lugar lo primero que se puede ver es la estación radial Jujunula Makuira, identificada con un letrero que tiene los colores de la bandera de Colombia y una frase que confirma el porqué de la existencia de la radio ''Transmitiendo lo nuestro'' la cual se inauguró en el 2006.

Irma Iguarán, directora de la Asociación Wayuu Araurayu, afirma que desde 2001 la población de Nazareth empezó a soñar con la construcción de un medio de comunicación propio que les posibilitara contar sus propias historias, y mostrar quiénes son ellos, narrado por ellos mismos. Por esto, asegura Irma Iguarán, la comunidad incluyó dentro de su Plan de Vida ''Construyendo una Nación Wayuu'' la radio local como una herramienta clave para el fortalecimiento de su identidad y cultura.

Según lo afirma Francisca Iguarán, uno de los miembros de la Asociación, desde que la emisora comenzó a transmitir su señal, la Asociación ha procurado mantener una programación acorde con la misión que diseñó desde 2001: generar una participación activa de todos los miembros de la comunidad. Dicha participación está promovida desde el organigrama de funcionamiento que tienen diseñado para la emisora. Está compuesto por un director, -un palabrero-8, una junta de contenidos, en la cual pueden participar diferentes miembros de la comunidad aportando con temas relacionados a la educación, el medioambiente, territorio y gobierno propio; corresponsales y por último colectivos, que son grupos que trabajan temas específicos de la región, como: juegos tradicionales, cultura y eventos culturales, en una búsqueda continua por involucrar a las instituciones de la zona y a los diferentes grupos activos de la misma. De ahí que algunos representantes de organizaciones de base del corregimiento se han mostrado interesados en hacer parte de la programación de la emisora y por eso organizaciones de diversos estilos han empezado a diseñar pequeños cuentos radiales. Este es el caso de la Dirección de Parques Naturales quienes han promovido el cuidado y la protección del medioambiente a través de estos espacios.

La radio ha interrumpido su transmisión durante algunos periodos como consecuencia de los daños producidos a los equipos de transmisión por las tormentas eléctricas que ocurren en la Serranía de la Macuira. Remplazar los equipos quemados por la sobrecarga eléctrica no es sencillo, debido a sus elevados costos y considerando la carencia de fondos de la Asociación. No obstante, la organización de la comunidad representada por la Asociación 'Wayuu Araurayu' busca los recursos para poder financiar la reparación de los aparatos de transmisión y permitir que la radio vuelva a sonar en cada una de las casas de los ocho corregimientos que logra cubrir la emisora.

Si bien no se cuenta con una parrilla de programación establecida y definida, existe un espacio que no puede faltar todos los días, el cuento de un palabrero o adulto mayor que logre transmitir el valor y las tradiciones de la cultura Wayuu.

Jujunula Makuira aporta en la solución de algunas necesidades que tiene la población. Alexánder González, coordinador encargado de la emisora, cuenta que una familia indígena perdió todos sus chivos9, después de lo cual acudió a la emisora para que transmitieran un mensaje que le ayudase a encontrarlos pidiendo información sobre su paradero a los radioescuchas, objetivo que se cumplió gracias a la respuesta activa de la comunidad.

Asimismo, la radio ha motivado a diferentes personas de la comunidad a hacer parte del medio y por esto en las capacitaciones que se realizaron durante las visitas de campo se contó con la asistencia de indígenas que venían de corregimientos diferentes a Nazareth quienes tenían que recorrer amplias distancias para poder llegar a la capacitación.

Los productores son conscientes de que la emisora tiene un alcance mayor a Nazareth, y por esto consideran necesario involucrar e incluir también a las poblaciones de los otros corregimientos bien sea en los contenidos o en la producción e investigación de los mismos. No obstante, por las características geográficas y la carencia de infraestructura de la zona, es difícil lograr que la población de estos corregimientos se desplace a trabajar en la radio, puesto que no existe transporte público alguno y la mayoría de la población se moviliza en burro o en vehículos que contratan para realizar viajes mucho más largos, y que implican costos más elevados.

Aunque no se ha realizado un estudio de audiencias que compruebe cuánto escucha la comunidad su radio comunitaria, se logra percibir que la población sintoniza Jujunula Makuira por los comentarios que llegan a la emisora y a la sede de la Asociación 'Wayuu Araurayu' referentes a los programas que se emiten día a día.

Si bien solo dos personas trabajan tiempo completo en la radio, la junta administrativa también permanece pendiente de las necesidades de la radio. Según el coordinador encargado de la emisora, una de las mayores preocupaciones es lograr capacitarse en cómo hacer radio y profundizar en el tema, debido a que los conocimientos son mínimos. He ahí la dificultad de lograr contar con una parrilla de programación establecida.

 

Dificultades en el proceso

Los miembros de la Asociación comentan que desde la creación de la radio, la comunidad no ha contado con asesoría o seguimiento del proyecto. Afirman que ningún representante de los ministerios viajó a la zona para conocer el contexto y saber qué dificultades se le podían presentar a la población en la instalación de la radio.

En el caso específico de Nazareth, la asociación Wayuu Araurayu solicitó hacer parte del programa ''Comunidad Señal de Cultura y Diversidad'' en la segunda fase del proyecto, aunque estuvo desde los inicios del Programa. Para ello, el grupo debía conseguir el terreno para la estación, el gobierno local (municipio de Uribia) y el departamental debían hacer el aporte correspondiente para su construcción, mientras que al Ministerio de Comunicaciones correspondería hacer la entrega de equipos de radio. La organización siguió los lineamientos trazados para llevar a cabo estas tareas a tiempo, pero la lentitud en los procesos administrativos regionales y locales, así como la dificultad para acceder a la población por las malas condiciones de las vías, dilataron la construcción de la emisora, lo que de paso acarreó que el Ministerio pospusiera la entrega de los equipos hasta la fase tres.

Cuando, finalmente, la comunidad recibió en 2006 los equipos y elementos necesarios para grabación y transmisión, el personal de la estación se vio impedido a transmitir por causa de un inconveniente: Nazareth no cuenta con suministro de luz eléctrica. Este detalle, que seguramente no está contenido en ninguno de los anales, había pasado inadvertido por quienes desarrollaban el proceso. La asociación Wayuu Araurayu debió redactar una tutela, que ganó un tiempo después, para obtener una planta eléctrica diésel para la emisora.

Gracias a la consecución de este último recurso –que el Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (Fonade) debió haber previsto como administrador del proyecto– se pudieron llevar a cabo las primeras transmisiones de prueba a finales de 2006. Mientras tanto, Darwin Castañeda, Wayuu residente en Nazareth, tuvo que realizar un viaje al Cauca apoyado por la asociación para capacitarse en captura de audio, creación radial y uso de los equipos de la emisora en general.

Si bien la emisora inició transmisión desde 2006, las emisiones no han logrado ser continuas por el desconocimiento técnico y de producción radial que tiene la comunidad wayuu. Durante los años 2007 y 2008 la radio estuvo fuera del aire debido a que se les quemó un transmisor y una resistencia por una sobrecarga eléctrica generada por la planta que tuvieron que adquirir por los problemas de luz que tiene el corregimiento.

En 2009 la 'Asociación Wayuu Araurayu' logró arreglar los equipos y volvieron al aire con sus cuatro horas de programación al día. Sin embargo, la falta de conocimiento en producción y post producción radial dificultaba la realización de programas que permitiesen el cumplimiento de la parilla de programación diseñada dentro de la propuesta que se presentó a los ministerios de Comunicación y Cultura para el programa 'Comunidad'.

 

Análisis: El poder de la radio comunitaria

La creación de Jujunula Makuira lo primero que le permitió a la comunidad fue la posibilidad de construir un horizonte común de deseo ''una metáfora de lo que es colectivamente deseable y posible construir, que habilite un sentido común de las múltiples acciones colectivas'' (Gutiérrez, 2008, p. 47) debido a que fue un proyecto pensado y diseñado en conjunto donde diversos actores de la comunidad aportaron sus ideas para construir su radio indígena comunitaria, lo que lleva a que el proyecto se sienta más propio y por eso se busque su sostenibilidad.

La comunidad empezó a trabajar para tener su propio medio de comunicación debido a que entendían que esta iniciativa por ser un proyecto local administrado por ellos iba a permitir ''crear nuevas expresiones, poner a circular otras narraciones, ampliar en sus comunidades el 'vivir en el lenguaje' y a través de él construir nuevas miradas'' (Villegas et al., 2007, p. 102), objetivo que muchas veces alcanzan los medios comunitarios en las regiones donde logran salir al aire.

La radio posibilita el control ciudadano de los procesos públicos que afectan directamente a la región motivando al ciudadano a tener un papel mucho más activo y directo dentro de su comunidad. Asimismo, facilita el acceso a una voz pública que muchas veces en diferentes regiones del país ha sido difícil expresar, ''si bien la comunicación en general es un motor permanente en la dinámica de la opinión pública, la lucha de la comunicación ciudadana es la de ubicar al centro de la sociedad de la información y el conocimiento a los grupos históricamente excluidos'' (Villegas et al., 2007, p. 104), lo que se evidenció en la Alta Guajira puesto que la radio se convirtió en una herramienta que le permite a la población contar sus propias historias, relatos de vida y testimonios que llevan a que la comunidad se identifique y se sienta representada en lo que escucha.

Por ser un medio de comunicación más económico de producir, puede ser más sencillo llevarlo a cabo y lograr generar procesos de cambio más directos debido a que la autonomía y apropiación del mismo permiten sentir a la comunidad los cambios planeados y de igual manera evidenciar los avances alcanzados en la región.

La Asociación Wayuu Araurayu que es una organización de base con fines completamente comunitarios y participativos, debido a que todas las decisiones se toman en consultas abiertas, le apostó a construir un medio que fuera ''catalizador de procesos de apropiación simbólica, procesos de recodificación del entorno, de recodificación del propio ser, es decir, procesos de constitución de identidades fuertemente arraigadas en lo local, desde donde proponer visiones de futuro'' (Rodríguez, 2008, p. 12), objetivo que tienen los medios ciudadanos.

Los pueblos indígenas que estuvieron interesados en aprender la utilidad de la radio dentro del programa ''Comunidad'' se interesaron en pensar, planear y crear sus proyectos radiales que les permitieran construir sus propios espacios, donde pudieran promover sus derechos e identidades. Para algunas comunidades, en especial, se convirtió en una herramienta válida para la defensa de su territorio debido a que la radio les permitiría representar la existencia de los pueblos indígenas contando su historia, su vida, su entorno, sus tradiciones y su cultura (González y Arteaga, 2005, p. 65), sirviendo como un elemento de unificación y concertación en la población.

Para la población Wayuu de la Alta Guajira, la posibilidad de contar con su emisora indígena le facilitó encontrar una razón para unirse y poder empezar a construir en conjunto. El medio de comunicación le dio la oportunidad a la comunidad de redescubrirse y empezar a pensar qué contar y mostrar de ellos. El pensar qué querían lograr con la radio les permitió reconocerse y reafirmar su identidad, puesto que ''a un pueblo que le ha sido totalmente ignorado por los poderes nacionales y mundiales en beneficio de la acumulación material se le debe dar la oportunidad de articular y expresar sus sentimientos humanos más profundos acerca de las realidades de la vida'' (Ramírez, 2008, p. 497) y ese es el propósito que tiene la radio Jujunula Makuira en Nazareth.

No obstante, aunque el programa ''Comunidad, Señal de Cultura y diversidad'' promovió la creación de radios comunitarias en diferentes regiones indígenas del país generando un proceso participativo de planeación y diseño de estas, el acompañamiento y la asesoría, por parte de los Ministerios, no han sido suficientes para que estas radios logren un proceso exitoso y sostenible de transmisión.

Paradójicamente, Jujunula Macuira (Ecos de la Macuira) permanece como el eco vacío de una primera transmisión que generó una gran expectativa en la comunidad pero que por la falta de planeación, acompañamiento y asesoría en la construcción del proyecto ha generado que la construcción del sueño comunitario se vea truncada por diversos aspectos que a la comunidad misma se le sale de las manos resolver. La comunidad se enfrenta a un nuevo reto que no está del todo lista para asumir, y es el de administrar sin ningún acompañamiento su radio indígena comunitaria.

 

Retos para el programa ''Comunidad Señal de Cultura y Diversidad''

Aunque las comunidades indígenas, –en su gran mayoría–, aceptaron la propuesta de apoyo y acompañamiento por parte de los Ministerios en la creación de sus proyectos radiofónicos, el programa ''Comunidad Señal de Cultura y Diversidad'' fue consciente de que el proceso era de largo alcance y con varias fases para tener en cuenta; no solo era necesario motivar a las poblaciones para que crearan sus propias radios, sino también para que exploraran el para qué sirve una radio comunitaria, por qué se quiere hacer, con quién se va hacer y cómo se va a administrar. Sin embargo, el seguimiento a las radios no ha sido el más adecuado y casos como el de la Alta Guajira lo sustentan debido a que la población se quedó sola enfrentando el nuevo reto con pocas bases y experiencia.

Los gestores del programa aprendieron de la experiencia que tiene Colombia en la formación de radios comunitarias y por eso este programa fue construido sobre ''la promesa de una propuesta estructuralmente distinta, que [contempló] desde el principio, estrategias de concertación, formación y ejecución'' (El'Gazi, 2000, p. 38). Igualmente, entre los intereses del programa estaba no solo que las poblaciones indígenas dieran un sí, sino que tuvieran la certeza de tener una asesoría permanente la cual serviría para establecer proyectos más sólidos y sostenibles: ''no se trata de dejar a los pueblos indígenas con el problema de la sostenibilidad, una vez construida la emisora. A partir de un tiempo inicial de acompañamiento de 6 meses para la construcción del proyecto, adelantando con la coordinación de equipos regionales, creemos importante abrir nuevas etapas para la consolidación de las radios'' (Correa, 200, p. 27); pero la sistematización del caso se quedó corta y el recuento de los proyectos no permitió evidenciar los resultados de las iniciativas hasta el final, lo que dificultó reconocer los aciertos y fallas de cada uno de los procesos. A la Alta Guajira en los últimos cinco años no ha vuelto ningún representante de los Ministerios para hacer algún tipo de retroalimentación, seguimiento y evaluación, lo que demuestra la falta de asesoría a la población en el desarrollo del proyecto.

El reto para el programa CSCD era grande debido a que la mayoría de las poblaciones no eran expertas en hacer radio, lo que llevaba a que una de las primeras tareas fuera la capacitación para así poder responder las preguntas que el proyecto mismo se planteaba. Pero más aún en términos políticos e históricos, está circunstancia era la posibilidad de darle la importancia al acompañamiento institucional a los procesos comunicativos que se podrían llevar a cabo en cada una de las poblaciones para generar y promover un cambio social que sustentara la validez y utilidad de la existencia de los medios de comunicación comunitarios. No obstante, aunque las comunidades diseñaron de manera participativa su proyecto radiofónico, tal es el caso de Jujunula Makuira, cuando se comenzó la transmisión, los vacíos fueron mucho más notorios y la dificultad para salir al aire impidió que lo que se había registrado en el papel se ejecutará con éxito en el día a día.

''El programa de emisoras indígenas y de apoyo a los pueblos en sus estrategias comunicativas, buscaba hacer efectivo el camino de adecuación, de la institucionalidad en este caso de comunicación, a la diversidad de la nación'' (Correa, 2000, p. 26). La apuesta era posibilitarles a las comunidades indígenas que construyeran sus propios procesos de representación y que a través de la comunicación se logrará incluir a aquellas poblaciones que el país se negó a reconocer antes de la Constitución de 1991, apuesta en la que se está avanzando con radio Jujunula Makuira pero que aún falta mayor sostenibilidad para que el proyecto logre alcanzar una sostenibilidad total.

''La historia del movimiento de radios comunitarias, los procesos de consolidación de las mismas, así como la lucha por la reglamentación que las cobija, abrieron el camino que [permitió] pensar en la creación de las emisoras indígenas'' (El'Gazi, 2000, p. 37), generando así la organización de los pueblos indígenas en torno a proyectos comunicativos. Por ejemplo, la organización del pueblo indígena wayuu fue un factor positivo para lograr la creación del proyecto radiofónico que se propuso para el programa CSCD, debido a que facilitó el diálogo entre organizaciones y comunidad promoviendo la construcción de un sueño colectivo.

 

Conclusiones

La oportunidad de crear una radio indígena comunitaria en la Alta Guajira promovió la interacción de la comunidad con el objetivo de construir una noción de futuro compartido, elemento esencial del tejido social puesto que ''contribuye, en forma determinante a mejorar la calidad de vida de los individuos y las comunidades, viéndose a los actores como agentes protagónicos en la solución de sus problemas y articuladores de la dinámica socio-cultural de la región'' (Pérez, 2006). Jujunula Makuira le abrió la oportunidad a la población Wayuu de crear una conciencia y un sentido comunitario debido a que la población se unió para planear y pensar su medio de comunicación, acordando cómo querían ser representados y qué querían mostrar de su región.

Asimismo, esta radio indígena se identificó con la apuesta de los medios indígenas comunitarios que consiste en ''crear un espacio para el diálogo intercultural y abrirse a la diferencia, porque no solo deben luchar contra el racismo de los no-indígenas, sino también con los prejuicios hacia el ''otro'' más cercano'' (Gasparello, G. 2011, p. 12). Jujunula Makuira ha ayudado a reforzar su idioma y sus tradiciones debido a que las cuatro horas de programación diarias tienen un fuerte componente en wayuunaiki, lengua oficial de los Wayuu, y que incluye cuentos creados por los palabreros o personas de la tercera edad que buscan transmitir su saber a generaciones más jóvenes.

La creación de la radio le permitió a la población Wayuu empezar a generar relaciones de confianza, asociatividad y puntos de encuentro en común que promueven el tejido social puesto que se empieza a apostar por el desarrollo local de la región.

Es evidente que se necesita generar sistematizaciones más claras y rigurosas con proyectos que se realizan en conjunto con instituciones externas a las comunidades para así no repetir errores y poder contar con la evaluación de experiencias anteriores; esto daría mayor sostenibilidad y éxito a los proyectos nuevos.

 

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Notas:

* Artículo de investigación resultado del proyecto de investigación relacionado con Comunicación y Desarrollo financiado por la Universidad de La Sabana.

1 Instrumentos musicales típicos hechos por los Wayuu.

2 Palabra en Wayuunaiki que significa canción. Diccionario básico Ilustrado Wayuunaiki - Español. (2005).

3 División territorial que no alcanza el carácter de municipio y que su administración depende de un representante externo al territorio físico.

4 El 'Plan de Vida' consiste en una proyección participativa que realiza la comunidad indígena, donde se establecen los objetivos, principios y parámetros que debe seguir la población para lograr mayor cohesión comunitaria.

5 Cuya administración política depende del municipio de Uribia, a dos horas de Riohacha, pero a seis de Nazareth.

6 Colombia tiene 15 Parques Nacionales Naturales y 8 santuarios de Fauna y Flora que los administra la Dirección de Parques Naturales la cual depende del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. En la Guajira sólo hay un Parque Nacional Natural y un Santuario de Fauna y Flora.

7 Hombre no indígena

8 Autoridad mayor en los clanes Wayuu

9 Animales que tienen todas las familias Wayuu y representan el patrimonio del hogar.