1. Introducción
En Latinoamérica son indiscutibles los esfuerzos realizados para que las mujeres salieran de la subalternidad. Al remitirse al siglo XX se evidencia la lucha de las mujeres por la igualdad de género, dejando atrás estereotipos sociales y religiosos para entrar a formar parte de grupos sociales y partidos políticos, lo que incorporó a la mujer en la vida pública y política, consolidando sus derechos, en particular el derecho al sufragio.
En 1918 en Uruguay por primera vez las mujeres ejercieron el derecho al sufragio, sin embargo desde ahí los casos de mujeres presidentas en el siglo XX en este continente fueron escasos, por ejemplo en Bolivia (con Lidia Gueiler Tejada) y Argentina (con María Estela Martínez Cartas, mejor conocida como -Evita Perón-) se tuvieron mujeres en el máximo cargo de la rama ejecutiva, pero por designación no democrática. Esto abrió la puerta a posteriores postulaciones y elecciones democráticas como la de Violeta Barrios Torres en el año 1990, quien fue la primera mujer presidenta de Nicaragua y Latinoamérica que fue electa por voto popular, dando así inicio a lo que se ha denominado “una oleada de mujeres presidentas”, que consiguieron avances importantes en la sociedad, al reducir la discriminación y al mejorar las condiciones de vida de sus coterráneos (Román & Ferri, 2013).
La presencia de mujeres1 en el ámbito político se ha venido incrementado en países que gozan de regímenes democráticos, por el cumplimiento de cuotas de género y otros estándares, los cuales se basan en asegurar la participación tanto de hombres como mujeres en cargos políticos de elección popular en aras de la igualdad de género. Estos han sido determinantes para la participación política de las mujeres y han generado el surgimiento de liderazgos femeninos, algunos de ellos desvinculados de la herencia política familiar en el ascenso al poder.
En contraste, el surgimiento de estos liderazgos femeninos se han visto opacados por cuestiones explicadas por la metáfora del techo de cristal, la cual evidencia la existencia de barreras invisibles, que constituyen un obstáculo que les impide a las mujeres ejercer sus roles de liderazgo, permaneciendo invisibles a los ojos de la sociedad (Román & Ferri, 2013; Roldán, 2012).
Latinoamérica, a pesar de su reconocido machismo, se ha posicionado como un referente en el acceso de mujeres a la cúspide del poder político. En últimas, la región, ha sido referente para demostrar las cualidades electorales necesarias para incluir mujeres en cargos de peso político, y las muestras de liderazgo que han dado, son la consecuencia de una importante lucha social y política librada por ellas mismas (CEPAL, 2015). A pesar de esto, son escasas las investigaciones académicas sobre el liderazgo político ejercido por mujeres, tema del que sí existen muchas notas periodísticas.
Intentando llenar el vacío encontrado en la literatura, el presente documento tiene como objetivo identificar los estilos de liderazgo ejercido por seis presidentas electas democráticamente en Latinoamérica: Violeta Barrios Torres, Mireya Elisa Moscoso, Laura Chunchilla, Michelle Bachelet, Cristina Fernández y Dilma Rousseff, que aunque con similitudes históricas, lingüísticas, culturales y jurídicas propias de la región, presentaron heterogeneidades en sus casos políticos.
Este artículo se divide en cuatro secciones: revisión de la literatura, metodología, resultados y conclusiones.
El liderazgo político, un acercamiento a la literatura existente
Para Román y Ferri (2013) el líder político es aquel que diagnostica y lleva a cabo un proyecto en beneficio de una sociedad, donde el poder es el instrumento con el cual se hacen cumplir las decisiones planteadas, por medio de propuestas presentadas inicialmente a un grupo.
En este sentido, Blondel (1987) citado en Ruiloba (2013, p. 144) considera que el liderazgo político es “el ejercicio del poder por uno o algunos individuos que dirigen a los miembros de la nación hacia la acción”. Para Weber (1992) existen tres tipos de líder en el ámbito político: el carismático, a quien la gente entregar la confianza por sus cualidades emocionales, contrario a este tipo de líder, está el modelo tradicional, basado en estabilidad y durabilidad, y finalmente está líder racional, quien no se desarrolla por costumbre ni historia, sino que se fundamenta en lo establecido legalmente.
El líder político, se convierte entonces en el prototipo que representa la sociedad, que se respeta, alaba y posee ciertas cualidades como la integridad, la visión y la capacidad inspiradora, que puede inducir o no, a un cambio en el sistema, y que además tiene su actuar directamente relacionado con los conceptos de: influencia, poder y autoridad. En concordancia Miroff (1986) identificó cuatro motivaciones que llevarían a las personas a la política: i) un desinterés personal con ganas de servir al público, ii) deseo de fama, iii) ambición, y iv) avaricia.
En estos términos se hace evidente que los contextos sociales y las características personales de los líderes no son temas que se deban estudiar por separado. Ocurre, más bien, que ambos son expresión de un mismo proceso. El estudio del liderazgo político se debe concentrar en responder a la pregunta: ¿qué factores formales confieren al individuo la capacidad de dirección política y legitimidad en sus objetivos y métodos?
Intentado responder a ese cuestionamiento, se presentan en la Tabla 1 las características vinculadas al liderazgo político que se evidenciaron en la revisión de literatura.
2. Metodología
La metodología está dividida en dos: una parte cualitativa (análisis documental) y otra cuantitativa (modelo Probit). Para la primera parte, se hace énfasis en el contexto social dentro del cual cada mujer resultó electa, se reconstruye cada una de las trayectorias políticas y los estilos de liderazgo de las mujeres.
Para lograr dicha comparación, y dada la magnitud geográfica de la investigación, se recurre a fuentes primarias (documentos sobre análisis sociopolíticos del momento histórico en el que las presidentas estuvieron en ejercicio del poder) y secundarias (notas de prensa) para reconstruir el contexto socio-histórico dentro del cual las seis mujeres pudieron capitalizar sus trayectorias políticas y ejercer sus estilos de liderazgo.
Autor(es) | Características |
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Román y Ferri (2013) | Carisma, entendido como la cualidad para generar confianza en los demás y el estado de necesidad de un grupo para ser liderado. Pasión por cumplir los objetivos grupales. Responsabilidad. No hay vanidad en su actuar. |
Lupano y Catro (2011) | Busca conseguir beneficios sociales e influir sobre los demás. Capacidad estratégica. Instinto de protección. |
Nye (2010) | “Smart power”, comprendido como la combinación entre el “soft power” (que abarca la habilidad comunicativa, la persuasión y el carisma) y el “hard power” (incluye la habilidad política, y la habilidad organizativa). |
Ruiloba (2013) | Una mujer política es más compasiva y cooperativa en comparación con los hombres. Estilo participativo. Trabajo en equipo, sin tantas jerarquías Consenso. Visión de lo que pretende alcanzar. |
Fuente: Elaboración propia
De acuerdo con Bardín (2002) existen dos planos en el análisis de documentos. El plano de referencia en el que se encuentra el emisor y el plano de lo referido, que es en donde se halla el receptor. El emisor hace una selección de datos por el principio de pertinencia y a partir de su estructura cognoscitiva - discursiva se produce un relato o tema discursivo, que se compatibiliza con las estructuras sociales e individuales, y se compara con las representaciones cognoscitivas del receptor. Sucede después de que el relato recibido reemplaza las representaciones cognitivas del receptor, generalmente modificándolas o frecuentemente reforzándolas.
Las categorías de análisis se definen de lo planteado por Hah y Bartol (1983), quienes expresan como elementos claves del liderazgo político: los factores individuales de la personalidad, los motivos de los líderes, la situación, la capacidad de los seguidores, los actos y la actividad política, que combinados con la propuesta realizada por la Confederación Patronal de la República Mexicana, determinan unas características que deben cumplir los aspirantes a la presidencia como son: integridad, convicción democrática, economía de mercado con responsabilidad, subordinación al bien general, visión a largo plazo, objetivos precisos, construcción de consensos, apertura a la crítica, carácter y firmeza, y la rendición de cuentas; variables que se usan para la caracterización del liderazgo político de las mujeres presidentas elegidas para el presente estudio.
De otro lado, para la parte cuantitativa de esta investigación se proponer tres hipótesis:
Ho: Los estilos de liderazgo son iguales entre mujeres y hombres para el caso latinoamericano.
H1: Los estilos de gobierno de las mujeres presidentas en Latinoamérica son transformacionales.
H2: Los estilos de gobierno de las mujeres presidentas son laisserferistas.
Este ejercicio metodológico pretende encontrar la probabilidad de mejora en el Índice de Libertad Económica, con respecto al cambio en los índices que lo componen, a saber: Derechos de propiedad; Integridad del Gobierno; Carga Fiscal; Gasto del Gobierno; Libertad de Negocios; Libertad Monetaria; Libertad de Comercio; Libertad de Inversión; y Libertad Financiera.
El modelo que se efectúa es un Probit y un modelo probabilístico con Datos de Panel. En este último se tienen en cuenta los efectos temporales y por presidenta de toda la serie estudiada. Estos modelos sirven para hacer una estimación de la probabilidad predicha para la variable dependiente (probabilidad de aumento de la Libertad Económica año a año - PLE), con respecto a las demás variables, usando la inversa de la distribución normal.
3. Resultados
Violeta Barrios Torres (Presidenta de Nicaragua 1990-1997)
Barrios Torres llega a la presidencia de Nicaragua después de casi 5 años de campaña política en la oposición al régimen de Anastasio Somoza, en representación de la UNO (Unión Nacional Opositora), considerada como la primera mujer presidenta elegida democráticamente a nivel de Latinoamérica. Favorecida con el 54,7% de los votos, y 51 de los 92 escaños de la Asamblea Nacional, siendo un símbolo de la transición de la guerra a la paz en Nicaragua (CIDOB, 2016)
El primer problema que Barrios debió afrontar fue el de disminuir la hiperinflación, debido a que en 1988 la tasa de inflación acumulada anual era de 33603%, así mismo tenía que recuperar la economía nicaragüense, teniendo en cuenta que al iniciar la década de los noventa la deuda externa era de US $8,064 millones y el volumen de las exportaciones era comparable con el del año 1966. Adicional a eso el producto interno bruto per cápita era similar al registrado en 1945 lo cual situaba al 70% de la población por debajo de la línea de pobreza.
Su reto se basaba en cambiar “una economía de guerra y una sociedad altamente polarizada y desigual, con recesión e hiperinflación, a una economía de paz duradera, con inclusión social y fortalecimiento de los procesos democráticos, con estabilidad de precios y recuperación de la capacidad productiva” (Neira & Renzi, 1996, p. 6).
En 1991 apoyó la despolitización del ejército, se declaró jefe nominal de las fuerzas armadas, garantizó la propiedad privada y modificó la Constitución Nacional pasando el periodo presidencial de6a5años. Este mismo año recibió en Washington, el premio a la democracia otorgado por la NED (National Endowment for Democracy) por fomentar los valores democráticos con la desmovilización de la contra, que se trataba de un grupo de insurgentes impulsados y apoyados financieramente por Estados Unidos durante el gobierno de Ronald Reagan, quienes estaban opuestos al gobierno del frente sandinista de revolución nacional y cometieron numerosos crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Su política se enfocó en dos objetivos: i) la desmovilización de la guerrilla sin tener presente las consecuencias que ello traería, teniendo en cuenta que el desarme no fue total, y la reinserción se dio de manera relativa, aumentando así los índices de inseguridad, y el surgimiento de nuevos grupos armados; el cese de hostilidades, se logró el 15 de Junio de 1990, poniendo fin a una guerra civil de más de diez años con un balance superior a los 45.000 muertos; ii) en cuanto a la situación económica se realizó una recuperación parcial ya que a pesar de los esfuerzos y el positivo rendimiento del Producto Interno Bruto (PIB), Barrios fracasó en la mejora sustancial de las condiciones de vida de un vasto segmento de la población. Se evidenció un incremento en el PIB, pasando de una tasa de crecimiento del -0,1% en 1990 a 6,3% en 1996 según datos del Banco Mundial, además disminuyó drásticamente la inflación hasta dejarla en 9,6% en 1996.
Entre las políticas que implementó en su gobierno, se encuentran la modificación a la reforma agraria, y un procedimiento de rigor contenido en el “Plan de los cien días”, cuyo objetivo era eliminar la inflación, con estrictas medidas de austeridad, surgimiento de una nueva moneda que equiparaba el dólar (el córdoba de oro), un ajuste de las políticas vigentes y la privatización de la propiedad estatal para facilitar las exportaciones mediante una política cambiaria, lo que daba como resultado un crecimiento económico anual de 10% durante los próximos 5 años.
Barrios, apoyó una oportunidad legislativa correspondiente al divorcio unilateral en pro de los derechos de la mujer, modificó la educación en su país por medio del plan escuelas modelo, en pro de la mejora de la enseñanza, brindando a los docentes y estudiantes materiales y textos para el cumplimiento de sus proyectos. Hizo de este un gobierno comprometido 100% con la ideología patriarcal y generó el “plan de conversión ocupacional” el cual fue muy criticado por los movimientos feministas de la época, acusada de no promover la igualdad de género en los distintos ambientes, e inducir a una sociedad conservadora y patriarcal (Palazon, 2007). Para Saldomado y Cuadra (1994) los principales logros de Violeta Barrios, estuvieron encabezados por el desarme y posterior reinserción del principal grupo armado nicaragüense así como la reducción del ejército y la policía, así como también, su interés en la democracia e igualdad, al proclamar la libertad de prensa a los medios de comunicación. Disminuyó la deuda externa como porcentaje del PIB, pasando de 706,5% en 1990 a 183,5% en 1997 (Paz, 2014).
Por otro lado, la inversión social decayó abruptamente incrementando el nivel de pobreza de 31,2% en 1990 a 47% en 1997, como consecuencia, en parte del surgimiento de nuevos grupos terroristas los cuales generaron mayor inseguridad al país; adicional a esto Nicaragua retrocedió en la tabla del Índice de Desarrollo Humano (IDH), hasta situarse en la segunda posición más baja de América Latina, luego de Haití (Rodríguez, 2011).
Su preocupación por mejorar las condiciones de vida de la población, se ven reflejadas en el incrementó de la inversión al pasar de un 1,4% en 1990 a un 2,1 % en 1996 del porcentaje del PIB asignado para educación, en salud de un 0,4% en 1990 a un 1,8% en 1996, pero las condiciones sociales en que se encontraba Nicaragua no hicieron significativa su gestión en estos aspectos.
Aunque era muy receptiva ante los diferentes puntos de vista, se caracterizó por su estilo arrogante y simple al contestarle a la prensa, la seguridad en sí misma la hizo parecer apática a las críticas, de hecho Violeta Barrios fue caracterizada por la prensa nacional e internacional como una mujer de carácter fuerte y comprometida con su país, tal y como lo tituló el Diario El País el 11 de marzo de 1990 en su titular “Violeta Barrios de Chamorro “Aquí mando yo” donde demostró su firmeza en las decisiones y dejo claro que a partir de sus propuestas el país tomaría un rumbo nuevo (Bastenier, 1990) .
Finalmente el 11 de enero de 1997 y luego de seis años de éxitos y fracasos terminó su cargo como Jefa de Estado, siendo sustituida por Arnoldo Alemán, líder de la Alianza Liberal.
Mireya Elisa Moscoso Rodríguez (Presidenta de Panamá 1999-2004)
El 10 de Agosto de 1988 al fallecer su esposo Arnulfo Arias, Mireya Moscoso se encargó de las empresas familiares y participó intensamente en las luchas nacionales que precipitaron la caída de los gobiernos militares liderados por el general Manuel Antonio Noriega, basando su labor política en la oposición.
Según Hernández y Camarena (2005) en 1998 después de 11 años de oposición, consiguió la segunda nominación para optar por la presidencia y obtuvo el triunfo el 2 de Mayo de 1999 con el 44,9% de los votos sobre Martin Torrijos; se comprometió a administrar el canal de Panamá con transparencia, eficacia y responsabilidad, el cual estaba a punto de ser transferido por parte de Estados Unidos.
Como presidenta, logró avances en servicios como la educación con una cobertura nacional de alfabetización de un 95%, con inclusiones de leyes como la N° 2 del 14 de Enero de 2003 que obliga la enseñanza del idioma ingles de manera obligatoria en los colegios, así como la Campaña Nacional de Alfabetización “Leyendo en el Nuevo Milenio”, dirigida principalmente a los indígenas en conjunto con la alfabetización bilingüe y castellanización de mujeres de diferentes comunidades. Durante su gobierno se reconstruyeron 1.839 escuelas, se entregaron 82.289 becas y 5.543 préstamos educativos.
Debido a la situación económica por la cual atravesaba el país en el año 2000 Moscoso creó el “Fondo Fiduciario para el Desarrollo” con destino a servicios sociales. En materia de salud, enfrentó retos con la población más pobre, debido a las distancias para su acceso, por lo cual tuvo que ampliar la red hospitalaria. Así mismo, se impulsó la industria turística y la inversión en tecnología, llegando a alcanzar un crecimiento económico promedio de 1.2%.
Por otra parte dentro de los principales escándalos durante su gobierno se encuentran: el indulto ilegal otorgado el 26 de agosto del 2004 a un grupo de cubanos entre ellos, el terrorista internacional y prófugo de la justicia venezolana, Luis Posada Carriles sancionados todos por los tribunales panameños por su demostrada participación en una frustrada acción terrorista, lo cual llevó al rompimiento de las relaciones con Cuba y Venezuela. Así mismo fue investigada según el periódico “Hoy digital” en su edición del 23 de noviembre de 2004, por el uso de partidas secretas durante su gobierno, Moscoso reconoció que utilizó dinero de la partida de gastos reservados para comprarse lujosos vestidos que utilizó en actividades de gobierno (2004).
Durante su mandato, se evidenció una tasa de desempleo correspondiente al 11,8% de la población, situación notoriamente reflejada en el aumento de los homicidios intencionados del país al pasar de 299 en al año 2000 a 380 en el 2002, así como un nivel de pobreza del 40% en 1999. Para contrarrestar este fenómeno mediante un decreto se realizó un incremento del salario mínimo para ampliar la capacidad de compra de los ciudadanos, pasando de $ 224,90 en 1999 a $ 253.80 en 2004.
El diario “Panamá América” en su artículo del 23 de Junio del 2002 titulado “Una mujer política…sin éxito”, describe como la Asamblea Legislativa que estaba en manos de la oposición, obstaculizaba los proyectos de ley que se proponían para generar el cambio, con el fin de dañar la imagen de la presidenta (2002). Durante su mandato tuvo que soportar los efectos de la globalización, la privatización, y la crisis económica, lo que se vio reflejado en el aumento de la deuda externa de 7.045 millones de dólares en 1999 a 9.294 millones de dólares en 2004. Antes de su salida del poder, lanzó su plan “Mano dura” el cual buscaba generar una mejor percepción de seguridad en el país, con este plan se incrementaba de 7 a 10 años de prisión la pena para los jóvenes infractores mayores de 14 años.
Su propuesta giró en torno a la recuperación de los derechos comerciales del Canal, elemento que favorecía a las clases comerciantes del país; evidenciado en el incremento de la tasa de crecimiento del PIB, el cual paso de 3,9% en 1999 a 7,5% en 2004. A pesar de su preocupación por la democracia, la inversión en el país no tuvo el equilibrio esperado, el porcentaje del PIB invertido en educación descendió durante su gobierno, pasando de 4,8 en 1999 a 3,8% en 2004. Esto dejó como resultado un desequilibrio en su integridad, teniendo en cuenta que descuidó unos sectores por darles prioridad a otros, evidenciado en un mejoramiento económico del país pero un aumento notorio de la seguridad.
Laura 6 -2014)
En el 2008 motivada por los excelentes resultados en los sondeos de popularidad de su país, renunció a todos los cargos públicos, un año más tarde presentó de manera oficial su aspiración para las elecciones presidenciales de 2010 como candidata del Partido de Liberación Nacional (PLN) y donde obtuvo el triunfo el 7 de febrero con un 46,8% de los votos a su favor, 70 años después de que las mujeres ejercieran por primera vez el voto en este país (Rodríguez, 2011).
Su programa de gobierno estuvo encaminado en aras de una Costa Rica segura y prospera, favoreciendo las MiPymes, ampliando la red del tratado de libre comercio TLC al mercado chino y europeo, aumentando la producción nacional, mejorando la educación, disminuyendo la pobreza y aumentando las obras públicas, además trabajó arduamente en la seguridad ciudadana y la seguridad social de la mano con las fuerzas públicas (policía, porque no tenía ejercito desde 1948) brindando bienestar y poniendo en marcha la ley contra la delincuencia organizada, haciendo frente contra las mafias colombianas y mexicanas.
Así mismo, aplicó impuestos específicos para el financiamiento de la policía. Desde el comienzo puso acento en la familia tradicional y mostró su oposición a cualquier cambio que fuera en contra de los preceptos de la iglesia tales como el aborto y la unión homosexual.
El país ocupó el sexto puesto en desarrollo sostenible, sin embargo respecto al ranking de corrupción pasó de estar del puesto 41 en el 2010 al 47 en el 2014. El objetivo de una Costa Rica más segura se vio reflejado al finalizar su gobierno evidenciado en una disminución de la tasa de homicidios donde en el año 2010 se producían 527 y al finalizar su periodo en 2014 la totalidad fue de 477.
Siempre estuvo abierta a la crítica y a responder los cuestionamientos que hacían los medios, en su rendición de cuentas, la presidenta aseguró que los medios de comunicación se encargaron de sobredimensionar los problemas del país y no resaltar los buenos resultados. De manera muy cumplida, Laura Chinchilla cada año en el mes de Mayo presentó su rendición de cuentas, a pesar de no cumplir las expectativas del pueblo costarricense.
En temas de educación, durante el gobierno de Chinchilla se le destinó el 7% del PIB, y el cubrimiento de la educación secundaria superó el 89%, abrieron 90 nuevos programas de educación técnica, así como el programa “Empléate ” que brindaba transferencias condicionadas, mejorando las condiciones de los Costarricenses, y que permitió avanzar un escaño en el ranking de la competitividad global, pasando del puesto 55 en el 2010 al 54 en el 2014; por su parte, el programa “Avancemos” consistió en otorgar becas a estudiantes de escasos recursos.
A pesar de esto, su gestión se vio opacada por las cifras económicas presentadas al culminar su mandato, donde según el Banco Mundial la tasa de crecimiento del PIB disminuyo de un 5% en 2010 a un 3,5% en 2014; así mismo se aumentó la tasa de desempleo de un 7,3% a un 8,3% en 2014, a pesar de un incremento mínimo del porcentaje del PIB invertido en educación (0,2%), se evidenció un aumento en el nivel de pobreza, la cual pasó de un 21,2% en el 2010 a un 22,4% en 2014.
Chinchilla, puso principal énfasis en la primera infancia y los adultos mayores, destinó el 6.8% del PIB para salud, priorizando el bienestar de la población en general; adicional a esto, se entregaron 28.000 bonos de vivienda para los más pobres y se atendieron más de 1.000 adultos mayores. Por otro lado al hablar de seguridad ciudadana, la tasa de homicidios bajó un 26%, logrando desmantelar más de 350 organizaciones criminales. En resumidas cuentas se destinó el 23% del PIB a la seguridad social.
Según un estudio realizado por el periódico “El Financiero” en el 2014, la presidenta realizó 196 promesas durante su campaña política, de las cuales cumplió el 95% es decir 186 (Bermudez, 2014), haciendo principal énfasis en la seguridad Costarricense, a su vez logró disminuir la tasa de homicidios y aumentó el número de policías para ejercer la seguridad del país, adicionalmente logró mejorar en 20 puestos la posición del país en el Doing Bussines cumpliendo su objetivo también de alcanzar los USD $9.000 millones de inversión extranjera, y en cuanto a comercio exterior, las exportaciones superaron los US $17.000 millones. También se aumentó el área marina protegida formulando la política nacional del mar; dentro de las promesas que no se cumplieron, se encuentran la construcción de una sede de la escuela nacional de policía, la reforma para sancionar los delitos contravencionales, el apoyo en crédito para las PYMES, solo se invirtió el 0,57% del PIB en ciencia y tecnología del 1% prometido y la promesa de abrir la embajada de Egipto.
Todo esto influyó directamente en el índice de popularidad de Chinchilla, según un Estudio Nacional de Opinión Pública de la empresa Unimer para el diario “La Nación” realizado en el año 2012, al iniciar el mandato Laura Chinchilla contaba con un 46% de aprobación costarricense el cual se disminuyó al transcurrir los dos primeros años de mandato donde llegó tan solo al 30% (Oviedo, 2013).
Chinchilla tuvo el nivel de aprobación más bajo de los gobernantes de los últimos tiempos, influenciado principalmente por una disminución del PIB, pasando de una tasa de crecimiento del 5% al 3,5% según datos del Banco Mundial, así como el fraude por más de USD$40 millones que se tenían destinados a la construcción de una carretera lo cual provocó la salida del Ministro de Transportes de la época, y el uso por parte de la mandataria de un avión que era propiedad de un empresario sospechoso de narcotráfico en el 2013.
Michelle Bachelet (Presidenta de Chile 2006-2010/ 2014-en adelante)
En 2004 Bachelet renunció a su cargo como ministra de defensa para concentrase en la que sería su candidatura. Desde muy temprano contó con una alta popularidad, en diciembre de 2005 logró imponerse en las elecciones después de derrotar en dos rondas al candidato de la derecha, Piñeros. Durante su gobierno, Bachelet se concentró en mejoras para la infancia y en la crisis económica que vivía su país. Al final de su primer periodo su popularidad era bastante elevada (80%). Durante el periodo posterior a su primer mandato, Bachelet trabajo como directora ejecutiva de ONU Mujeres. Después de abandonar el organismo internacional, hizo pública su candidatura a la presidencia de Chile. Se alzó una vez más con la victoria, después de derrotar en dos rondas a la candidata de derecha Evelyn Matthei (Del Villar, 2012).
Su gobierno se caracterizó por una buena gestión de recursos, que se expresa en la evolución de los macro- indicadores económicos. El PIB, por ejemplo, tuvo crecimientos sostenidos durante las últimas dos décadas, con excepción del 2008 cuando tuvo un leve estancamiento: en el 2006 este mismo indicador mostró un progreso del 5,7% a 5,8%, 2010; una vez Bachelet volvió a la silla presidencial este indicador siguió un crecimiento que se expresa en el 1,9 en 2014 y el 2,3 en 2015. Sin embargo, la deuda pública también creció en este mismo periodo de tiempo aproximadamente 13 puntos porcentuales.
Otro de los puntos altos del gobierno de Bachelet está relacionado con la confiabilidad y popularidad, que expresaron los ciudadanos durante gran parte de su actuar político. La necesidad de llevar las políticas sociales a los lugares más pobres de Chile, por general las regiones a las que beneficios económicos no llegaban, hizo necesaria la re-modernización pensada desde la socialización de algunos servicios como la educación, la salud y la seguridad de todo el país.
Sus actos como mandataria hicieron eco de sus propuestas, el gasto en educación avala el comportamiento de Bachelet; en su primer año de gobierno pasó de invertir 16,16% del PIB a 17,51% (Datosmacro.com, 2016). Del mismo modo, la inversión en salud, uno de los puntos centrales de las campañas de Bachelet, también registra un crecimiento 39,38% a 45,49% del PIB. Otro tipo de políticas públicas, como la cuota de género en las elecciones parlamentarias, también dan cuenta de su predisposición para mejorar las condiciones de vida de las personas pertenecientes a la base social de Chile. Es decir, se fijaron políticas cuyo objetivo principal era favorecer y promover la participación de minorías que no han tenido la oportunidad de acceder a los méritos necesarios para forjar criterios válidos y objetivos (CEPAL, 2015)
Bachelet se mostró como una presidenta dispuesta a luchar por lo que parecía menester para cualquier ciudadano. Los intereses de la ciudadanía eran sus intereses (Del Villar, 2012). Su éxito se logró gracias a la confianza que genera su cercanía al pueblo, tanto su historia de vida, como la forma en que los electores la percibieron en 2006, fueron indispensables, según el mismo autor, para generar una imagen de mujer racional que atiende y comprende cómo debe ser dirigida la ciudadanía.
El mandato de Bachelet se puede entender como un testimonio de carácter y firmeza. En efecto su carrera política demuestra la persistencia de unos objetivos bien definidos, debido a su trabajo en diferentes frentes, para la mejora de las condiciones de vida de las personas.
Cristina Fernández De Kirchner (Presidenta de Argentina 2007-2015)
El 28 de octubre de 2007 fue electa democráticamente como la primera presidenta de la república de Argentina. El 10 de octubre de ese mismo año asumió la primera magistratura, ocupando el lugar de su esposo. Creó los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva, con el que financió y estructuró la labor de más de 1.000 científicos; de Producción, de Agricultura y de Seguridad; y el programa de rescate a la empresa Aerolíneas Argentinas, adquiriendo la mayoría de sus acciones. En el 2008 propuso la ley de Movilidad Jubilatoria, cuyo objetivo era lograr dos actualizaciones de datos por años (Telam.com, 2016). El 24 de Octubre de 2011 fue reelegida por un periodo de otros cuatro años (Ramirez Gelvez, 2012)
Una de las características de la orientación política de Fernández es el norte social. Esto se traduce en la lucha contra la pobreza, resaltada por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). De igual manera luchó contra la crisis financiera entre 2008 y 2009, expresando su descontento con las políticas internacionales de organismos como el FMI, que buscan flexibilizar las economías nacionales. Durante su mandato, Argentina participó en los foros internacionales del G20.
En el terreno de derechos sociales se encuentra la ejecución de la asignación universal por hijo, que beneficia a 3.500.000 niños la cual fue complementada con la asignación universal por embarazo para protección social (AUE), dirigida a mujeres embarazadas con 12 o más semanas de gestación.
En lo que concierne a la protección de derechos del ciudadano, la implementación de la Ley de Matrimonio Igualitario estableció otro punto polémico del gobierno de Fernández de Kirchner, pues posibilitó que aproximadamente 7.000 parejas del mismo sexo se vincularan en matrimonio. Tiempo después esta medida fue acompañada por la Ley de Identidad de Género, por la cual la personas transgénero adquirieron la posibilidad de elegir su nombre y sexo (Telam.com, 2016). Otra medida controversial fue la estatización del sistema de jubilaciones y pensiones, cuyo fin era volver públicas las comisiones que las aseguradoras privadas cobraban a sus inversionistas.
En 2010 implementó el programa “Conectar Igualdad”, con el objetivo de proveer a las escuelas públicas un computador portátil, para facilitar el acceso a la tecnología digital. En términos macroeconómicos, Fernández tuvo un decrecimiento en el PIB desde 2007 hasta 2015, pues en 2007 fue del 9% y en 2015 del 2,6%. Asimismo el gasto público en educación creció el 15% durante los dos periodos de su mando, y el gasto en salud disminuyó del 58% al 53%.
Su discurso se basó en la ampliación del papel del Estado en la economía y la posibilidad de formar una coalición regional para hacer frente a la hegemonía neoliberal de las grandes potencias (Zanatta, 2012). Su primer gobierno se caracterizó, en el ámbito de los medios, por su disputa abierta con el grupo El Clarín. Sin embargo, cuando Cristina llegó a su segunda presidencia, su estrategia discursiva cambió considerablemente, en contra posición, trató de acentuar un carácter más racional y conciliador (Ramirez Gelvez, 2012)
Este cambio puede estar relacionado con el rumbo que tomaron los indicadores de desarrollo social tras su segunda posesión como presidenta. Si bien ítems como la educación estuvieron en constante crecimiento, pues el gasto publico creció en un 10,56%, otros referentes muestran datos poco alentadores (Datosmacro.com, 2016). El gasto en salud, por ejemplo, cayó 15 puntos porcentuales durante el último año de su gobierno, y el ítem de corrupción varió lo suficiente como para asegurar que el gobierno de sus delegados no fue el más trasparente de los posibles. De tener 29 puntos en 2007 pasó a tener 32 en el índice de corrupción. (Datosmacro.com, 2016).Cabe hacer la salvedad, frente a esto, que la presidenta siempre ha negado su vinculación con la corrupción, e igualmente ha sostenido que ha hecho lo posible por contribuir al desarrollo de su país (Ramirez Gelvez, 2012).
Si por firmeza y carácter se entiende la capacidad de defender los puntos de vista propios pese a las diversas críticas, Cristina Fernández de Kirchner podría ser considerada como una mujer de estas características. Después de que asumió el mando presidencial, la presidenta tuvo que afrontar duras críticas a sus propuestas para el sector agrario. Ante este escenario, Cristina propuso la ley de medios para asegurarse la posibilidad de conectarse con los sectores más populares del país. A través de estos medios, la presidenta argentina demostró constancia y firmeza a la hora de defender sus posturas.
Dilma Vana Rousseff (Presidenta de Brasil 2010- 2016)
El 31 de octubre de 2010 Dilma Rousseff logró la presidencia de Brasil al conseguir más del 55% de los votos emitidos, convirtiéndose de esta forma en la primera mujer en alcanzar el cargo. Su más cercano contrincante, el opositor José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), recibió alrededor del 44,78%.
El 26 de octubre de 2014, Dilma fue reelegida presidenta de Brasil con el 51% de puntos porcentuales versus el 49% de su contrincante Aecio Neves. Estos resultados convirtieron a la reelección de Dilma en la más disputada de la historia republicana de Brasil. En realidad, su triunfo tuvo lugar debido a una pequeña ventaja de alrededor de tres millones de votos en contra del candidato opositor.
Por otro lado, el jueves 12 de mayo de 2016, Dilma fue destituida de su cargo después de 21 horas de reunión en el Senado y un efusivo discurso de Dilma Rousseff en el cual declaró que su destitución era un golpe de Estado organizado por quien fuera su vicepresidente. La demanda principal contra Rousseff en el Congreso consistió en la presunta violación de normas fiscales, maquillando el déficit presupuestal. Russeff fue relevada de su cargo por Michel Temer, quien ocupó el cargo de forma interina, inicialmente durante seis meses. Durante su gestión el PIB decreció del 7,5% en 2010, al -3.5 en 2015; el gasto público en educación aumento un 1% y el gasto en salud disminuyó aproximadamente un 10% entre 2010 y 2015 (Datosmacro.com, 2016).
En principio la candidatura de Dilma Rousseff fue presentada al público como la posibilidad de darle continuidad a los proyectos del gobierno saliente y los objetivos del partido laborista. La estrecha relación profesional con Luiz Inácio Lula Da Silva determinó su triunfo como candidata en las elecciones presidenciales por el Partido de los Trabajadores en febrero de 2010. Durante la campaña electoral Dilma se declaró a sí misma como la heredera y continuadora del programa político de Lula Da Silva. En este sentido, su agenda se focalizó: 1) en la lucha frontal contra la pobreza, 2) el mejoramiento de seguridad jurídica para las inversiones extranjeras y la iniciativa privada nacional, y 3) en la creación de relaciones diplomáticas de ayuda económica con las demás naciones latinoamericanas (França & Guimarães, 2012).
La evolución de los macro indicadores de desarrollo puede ser una herramienta relativamente confiable para evaluar la solvencia, continuidad y congruencia de los objetivos propuestos por el partido de los trabajadores. El indicador de gasto público en educación revela que la inversión en este ítem creció en 2012 un 2,98%, lo que representa un 15,57% del gasto público total. Este dato revela que durante la presidencia de Dilma Rousseff el crecimiento en la cobertura educativa siguió la tendencia en alza que ya presentaba en la estadía presidencial de Da Silva.
Algo similar ocurrió con el gasto público en sanidad el cual creció un 1,81% en el 2014, que representó el 6,78% del gasto público total (Datos Macro, 2016). Esta cifra supone que el gasto público en sanidad en 2014 alcanzó el 3,83% del PIB, una subida de 0,41 puntos respecto a 2013, en el que fue el 3,42% del PIB” (Datos Macro, 2016). Pese a los atisbos de destitución y la imputación de cargos a Dilma, la percepción que los pobladores tenían de la corrupción no tuvo significativas variaciones, en el año 2012 la percepción de corrupción en el sector público se ubicó en 43 puntos la cual se incrementó en el 2015 a 38 puntos, manteniendo a Brasil como uno de los países con un alto nivel de corrupción impactado principalmente por el escándalo de Petrobras. (Transparency International, 2017).
Aunque en las últimas décadas Brasil se ha caracterizado por el aumento de partidos políticos que participan de coaliciones políticas sumamente grandes, es preciso reiterar que el tamaño que esta alcanzó durante el mandato presidencial de Dilma Rousseff es el más grande en la historia en este país. Al final de su gobierno 10 partidos políticos sentaron a algún representante en cargos ministeriales y en el senado (Coelho, 2016). Sin embargo, la alta tasa de diversidad política se ve disminuida por la poca participación de mujeres en los cargos ministeriales y en el rígido esquema meritocrático de estos cargos, pues para la fecha de 2016 ninguna mujer estaba ocupando el cargo de ministra. De la misma manera, inmediatamente después de que Dilma fuera reelecta, solamente seis mujeres lograron ocupar cargos ministeriales (Sensoincomun, 2016).
Si bien es cierto, Brasil tuvo un crecimiento del PIB promedio que oscila entre el 7,5% en 2010 y el -3% en 2015, se mantiene en uno de los primeros puestos en desigualdad social con un coeficiente de Gini de 0,490 (Suapesquisa.com, 2016), y el descontento de los grandes sectores económicos llevaron a una crisis de tipo político-económico, que terminó con la destitución de la presidenta. Entre todas las acusaciones que se le hicieron, resalta sobre todo las referentes a un desvío de dinero de unas arcas presupuestales a otras y la violación de las leyes fiscales del país.
En conclusión, se puede afirmar que en temas de intervención económica la postura de Dilma siguió los lineamientos del partido de los trabajadores. Su política económica superpuso la inversión social al libre comercio. Sin embargo, las acusaciones por corrupción en su contra ponen entre dicho su compromiso con el bienestar colectivo.
Otro de los lineamientos fue la fundación del ministerio para la igualdad racial, dirigido por la única mujer de color en el gabinete de Dilma, Nidia Lindo Gomes. A ella se encargó de un proyecto de ley que tenía como objetivo ganar una cuota de raza. Finalmente, la iniciativa nuca tuvo lugar (Sensoincomun, 2016)
Hallazgos modelo probabilístico
El primer resultado destacable recae sobre los signos esperados. Con excepción de la carga fiscal, se esperaría que cuando los demás índices aumentan, también lo hiciera la probabilidad de que aumente la libertad económica. No obstante, la libertad de negocios, financiera y de comercio, mantienen un signo negativo, con coeficientes bastante grandes en el caso del Datos Panel- Probit.
Para entender mejor qué sucede con estos coeficientes, la interpretación básica es que por cada unidad que aumente el índice de “Libertad de Negocios”, la probabilidad de mejora en la libertad económica cae un 71,7%, mientras que el mismo cambio unitario para la “Libertad de Comercio” y la “Libertad Financiera”, disminuyen la probabilidad de mejora en 62.2% y 12.7% respectivamente.
Aunque las variables no son significativas para el modelo, este comportamiento puede dar indicativo de las políticas ejecutadas por cada una de las presidentas durante su mandato, quizá favoreciendo las condiciones tan sólo para las empresas o industrias más grandes o representativas del país, dejando de lado a los demás sectores y por lo tanto al grueso de la economía. Aquí puede radicar que el signo sea negativo en estos apartados, puede que los efectos de los tratados o de las autorizaciones para negociar libremente, no tengan injerencia total sobre la economía.
Por otro lado, los índices relacionados con el tamaño del gobierno, es decir “Carga Fiscal” y “Gasto del Gobierno”, cumplen con los signos esperados, pues entre mayor sean los impuestos, menor será la libertad económica para los individuos dentro de cada economía. Así mismo, la variable que relaciona el gasto del gobierno fue la única significativa al 5%.
Ahora bien, para poner a prueba las hipótesis planteadas, se esperaría que, si las mujeres tuvieron un rol transformacional durante su gobierno, cada una de estas variables resultarían significativas para el mismo, y el valor de probabilidad predicho, sería considerablemente alto o bajo. Pero como se puede observar, aunque en el modelo de Datos Panel, la probabilidad de mejora es considerablemente negativa, los parámetros no fueron significativos; esto mismo se observa en el modelo Probit regular, con la diferencia de que la probabilidad de mejora predicha es considerablemente baja.
Teniendo en cuenta lo anterior, y que el nivel promedio de libertad para todos los países durante toda la época considerada fue en promedio de 63.82, con una desviación típica de 11.15, es decir ubicándose en la franja “algo libre”2, se puede rechazar que el estilo de las presidentas haya sido inclinado hacía el Laissez-Faire, pues el cambio positivo en la probabilidad no se presentó, por lo tanto se puede concluir que la hipótesis Ho se aprueba, y no hay un cambio entre los estilos de gobierno de mujeres y hombres en Latinoamérica, así que puede considerarse que es un estilo transaccional.
4. Conclusiones
Todas las presidentas estudiadas se pueden enmarcar dentro de un perfil de liderazgo democrático, pues cada una de ellas accedió al cargo a través de una contienda democrática electoral. Sin embargo, dadas las evidentes diferencias entre los estilos de liderazgo, vale la pena analizar las especificidades de sus gobiernos y sus vínculos con los diferentes contextos sociales, para así lograr caracterizar sus estilos de liderazgo. Esta forma de proceder cobra relevancia si se tiene en cuenta que la definición de un liderazgo político no depende exclusivamente de las características personales o psicológicas de los dirigentes; también depende de los problemas más acusantes de su contexto socio estructural, de la capacidad de los ciudadanos para juzgar sus actos como pertinentes para determinadas situaciones, y de las disputas de intereses que puedan emerger. Lo cual refleja la conjugación de diferentes variables y una relación compleja entre las intenciones de las mandatarias, los ciudadanos y los integrantes de la élite política.
Contrario a los casos de la mayoría de las presidentas electas democráticamente en América Latina se encuentran como similares los casos de Violeta Barrios y Mireya Moscoso, quienes sin experiencia notoria ni estudio académico orientado a la labor política, lograron ser electas como presidentas de sus países, resaltando en sus discursos principalmente la lucha por la democracia; a pesar de que declararon como objetivo primordial la búsqueda del bienestar social, no demostraron una subordinación total al bien general, al considerar dentro de sus maneras de actuar intereses a favor individual. En el caso puntual de Mireya Moscoso se evidenciaron despilfarros del presupuesto nacional los cuales salieron a la luz pública tiempo después de la rendición de cuentas; En Nicaragua aunque no fueron evidentes grandes desviaciones económicas, la información no fue brindada en tiempo preciso; puntos que implican un cuestionamiento sobre el tipo de liderazgo ejercido y su objetivo real con el ascenso al poder.
Por otro lado, en los casos de Costa Rica, Argentina, Chile y Brasil, las presidencias se eligieron en una etapa de estabilidad democrática, caracterizada por el debate sobre cuál modelo económico era el mejor para el bienestar general. Solo así, propuestas electorales basadas en indicadores de macro desarrollo como la educación, la salud, el empleo y la seguridad pueden ser entendidas como elementos fundamentales para preservar los intereses de la mayoría de una sociedad. Por ejemplo, Costa Rica, Argentina, Brasil y Chile, constituyen casos en los cuales Laura Chinchilla, Cristina Fernández, Dilma Rousseff y Michelle Bachelet lograron ganar las elecciones bajo premisas de un mercado responsable.
La comparación de Costa Rica, Argentina, Chile y Brasil resulta también descriptiva; en cada uno de estos países la discusión ha girado en torno al método más adecuado para mejorar las condiciones de la sociedad en general. Se trata, de saber si la liberación de los mercados de bienes y servicios o el control estatal de los mismos representan alternativas viables para el desarrollo social. Los cuatro países han optado por la segunda opción y en los cuatro países los conflictos se han generado con sectores privados. En Costa Rica, los ejes propuestos por Chinchilla en sus discursos: acciones en seguridad, política social y ambiente, no se vieron reflejados en el cumplimiento de expectativas por parte del pueblo Costarricense. En Argentina, el intento de subir aranceles para los grandes comerciantes agropecuarios devino en un debate sobre las libertades individuales y la libertad de expresión. En Brasil, la destitución de Dilma Rousseff se le relaciona con la presión de sectores privados y en Chille Michelle Bachelet ha tenido que afrontar en los últimos tiempos una baja en su popularidad.
Por los anteriores motivos en los casos estudiados, existen diferencias en aspectos como la apertura a la crítica y la capacidad de construir consensos. A excepción del caso de Michelle Bachelet, donde a pesar de la caída de popularidad en los últimos meses se ha mantenido un consenso sobre la pertinencia social de mejorar los macro indicadores de desarrollo a través de la intervención, en los casos de Costa Rica, Argentina y Brasil los métodos de las presidentas han estado constantemente sometidos a la crítica. En el último de estos países, las diferencias políticas y la imposibilidad de integrar los intereses particulares al consenso común terminó con la destitución de la presidenta.
En contextos sociales caracterizados por una relativa estabilidad de las instituciones democráticas y por el aumento de las interconexiones entre los individuos causadas por las políticas neoliberales acaecidas en los años 90, las candidatas capitalizaron con base en un discurso concentrado en políticas sociales y el control de las fuerzas económicas: específicamente sobre cuestiones como la salud, la educación y el trabajo. Sus propuestas se dirigían al conjunto de la sociedad, es decir, no se basaron en antagonismos políticos entre los distintos sectores, sino en la necesidad de generar un acuerdo sobre la conveniencia de sus propuestas para todo el país.
Para terminar, el modelo probabilístico, que es el estilo de gobierno de mujeres y hombres en Latinoamérica es transaccional, y no cambió cuando unos u otros ostentaron el poder.