Introducción
Con el proceso biológico normal del envejecimiento se produce un deterioro funcional de la persona adulta mayor que lleva a la disminución de sus capacidades físicas, cognitivas y funcionales, dependiendo de las condiciones intrínsecas y extrínsecas de cada individuo y de su capacidad de adaptación 1,2. Los adultos mayores, en general, son menos activos físicamente y más sedentarios, y ello influye en la disminución de su condición física saludable, de forma que tareas simples de la vida diaria pueden llegar a exigir el máximo esfuerzo, fenómeno común en todos los países e identificado como un factor de riesgo para el desarrollo de varias enfermedades crónicas 3.
La condición física saludable ha ido adquiriendo importancia para el desarrollo de programas de fomento y protección de la salud, principalmente en la vejez. En el presente artículo se asume la condición física saludable como condición física funcional, según lo planteado por Rikli y Jones 4, quienes la conceptualizan como la "capacidad física para realizar las actividades normales de la vida diaria (AVD) de forma segura e independiente y sin excesiva fatiga"(4. Estas autoras desarrollaron una de las baterías más integrales para evaluar la condición física funcional en el adulto mayor y es el instrumento que se utilizó en esta investigación, la batería Senior Fitness Test (SFT), la cual cuenta con una adaptación transcultural al español, que informó un índice de acuerdo global de 0.948 y una comprensibilidad del 85.2 % 5.
Son diversos los factores que determinan la condición física de las personas mayores, entre ellos las características individuales, como el sexo, la edad o el nivel de escolaridad 6. Varios estudios han demostrado que con el proceso de envejecimiento la fuerza muscular disminuye entre el 1 % y el 2 % anual, tanto en hombres como en mujeres; no obstante, a partir de los 75 años, la pérdida de la fuerza muscular está alrededor del 3.4 % anual, con mayor probabilidad de dependencia funcional y baja calidad de vida en la adultez mayor 7. Igualmente, otros componentes de la condición física funcional, como la flexibilidad y la capacidad aeróbica, se pueden encontrar disminuidos en el adulto mayor de más edad, así como la masa magra, que se traduce en disminución de la fuerza muscular. Algunos estudios reportan que después de los 60 años se pierde el 20 % de la fuerza de prensión, debido, entre otros factores, al declive de la masa muscular. Ahí el descenso de la fuerza de prensión es homogéneo para hombres y mujeres a medida que se avanza en edad, lo cual conlleva adinamia 2. La evidencia muestra que la fuerza de agarre se asocia inversamente con la mortalidad por todas las causas, así lo concluyen García-Hermoso et al. en su revisión sistemática y metanálisis, que niveles más altos de fuerza muscular en los miembros superiores e inferiores se asocian con un menor riesgo de mortalidad en la población adulta 8,9. En este mismo sentido, algunos estudios han encontrado reducción del área muscular en el proceso de envejecimiento hasta del 40 % y reducción de las fibras musculares de hasta el 39 % 10.
Las mujeres adultas mayores presentan una condición física más baja, en términos de capacidad aeróbica y flexibilidad del tren superior. Investigaciones sobre el tema han encontrado que el 95 % de los hombres mayores jóvenes (65-69 años) estuvieron dentro del rango normal vs. el 91.6 % de las mujeres mayores jóvenes (65-69 años) para la primera capacidad física y el 80 % de los hombres mayores jóvenes estuvieron dentro del rango normal vs. el 58.3 % de las mujeres mayores jóvenes para la segunda 11.
Lo anterior es una situación preocupante por los riesgos que implica la disminución de la condición física en un adulto mayor, entre los que se mencionan dependencia funcional, mayor riesgo de mortalidad y elevación del índice de masa corporal (IMC) 12,13. Otros estudios en Colombia han documentado la relación entre el sexo de las personas mayores con la flexibilidad y la agilidad, en cuanto a la flexibilidad de tren inferior. Buitrago González et al. encontraron una media de -7.16 en hombres vs. -7.01 en mujeres; entre tanto, en la prueba de agilidad y equilibrio, un promedio de 5.32 segundos para los hombres y 6.16 segundos para las mujeres 14. Asimismo, los bajos valores de la fuerza muscular de miembros inferiores, en la resistencia aeróbica, en agilidad y equilibrio y en flexibilidad de miembros superiores e inferiores por debajo del nivel considerado adecuado, trae como resultado limitaciones en el funcionamiento físico y la movilidad; además, puede reducir la oportunidad de una vida independiente en la vejez 3,15.
Igualmente, factores ambientales y sociales pueden explicar la condición física de las personas mayores, pues el escenario donde se reside puede contribuir a la capacidad de realizar actividades de la vida diaria con vigor y sin excesiva fatiga, tal como indican Herazo-Beltrán et al., quienes al comparar la condición física funcional entre adultos mayores institucionalizados y no institucionalizados encontraron mejores valores en todas las capacidades en estos últimos 16. Estudios han demostrado que no solo los factores individuales influyen en la práctica de actividad física, sino también los ambientales, como la temperatura y la lluvia. En los países en los cuales existen las cuatro estaciones, los resultados muestran que los adultos mayores realizan mayor actividad física en los meses cálidos que en los fríos; sin embargo, otro estudio no encontró asociación entre la actividad física y el ambiente en una ciudad de clima templado permanente, dado que la caminata recreativa al aire libre es la actividad más reportada de actividad física en los adultos mayores. Lo anterior sustenta la importancia de tener en cuenta el ambiente, los espacios urbanos construidos y las políticas públicas al estudiar la condición física en este grupo etario 17,18.
Por otra parte, resulta interesante comparar la condición física de los adultos mayores en dos ciudades, las cuales, aunque del mismo país, se caracterizan por marcadas diferencias geográficas y climáticas, y hasta donde las autoras conocen, no hay trabajos que contrasten las variables estudiadas en el presente artículo.
Por lo anterior, el objetivo de este estudio fue comparar la condición física funcional de adultos mayores que residen en Barranquilla y en Tunja y su relación con variables sociodemográficas.
Materiales y métodos
Este fue un estudio de corte transversal en adultos mayores de dos ciudades colombianas (Barranquilla y Tunja). La muestra en ambas ciudades se definió teniendo en cuenta un nivel de confianza del 95 %, una potencia del 0.80 % y un error del 5 % en los centros de atención al adulto mayor. La población total fueron 2850 personas mayores de 60 años, 1330 en Tunja y 1520 en Barranquilla. De ellos se seleccionaron 428 participantes finales (191 de Barranquilla y 237 de Tunja), con el uso del software Epidat 3.1. El muestreo fue aleatorio simple estratificado, proporcional a la población de cada centro.
Para la recolección de los datos sociodemográficos se utilizó una encuesta diseñada por las investigadoras, que incluyó las variables: sexo, edad, estrato socioeconómico, escolaridad y tipo de aseguramiento a la salud. La condición física funcional se evaluó a través del SFT 19, que mide los componentes composición corporal, fuerza en miembros inferiores y superiores, flexibilidad en miembros inferiores y superiores, resistencia aeróbica y agilidad/equilibrio, procedimientos descritos en el anexo de la adaptación transcultural de Ochoa-González et al. 5. Esta batería se ha validado en población colombiana y ha reportado un alfa de Cronbach de 0.708 y un valor de p <0.005 en el test-retest 4,20.
Por lo anterior, se excluyeron del estudio los adultos mayores con deficiencias cognitivas, declaradas en los registros documentales del centro. La investigación cumple con las normas referentes a la investigación con seres humanos: Declaración de Helsinki y Resolución 08430 de 1993 del Ministerio de Salud de Colombia, y fue aprobada por el Comité de Ética de ambas instituciones educativas. Asimismo, todos los adultos mayores participantes firmaron voluntariamente el consentimiento informado, previo a la aplicación de los instrumentos.
Para el análisis de los datos se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 24, licenciada por las universidades participantes. Se estimaron las frecuencias absolutas y relativas de las variables categóricas y para cada variable numérica se calcularon las medidas de tendencia central y su desviación estándar. Las diferencias de los resultados entre ambas ciudades se determinaron con la prueba chi cuadrado (X2) para las variables categóricas. En cuanto a las variables numéricas, se realizó la prueba t de Student para comparar la diferencia entre los grupos, con un nivel de significación de p <0.05. Se llevó a cabo una regresión logística bivariada con el fin de establecer la relación entre las capacidades físicas y las variables socio-demográficas por medio del odds ratio (OR) y su respectivo intervalo de confianza del 95 %.
Resultados
La tabla 1 muestra las características sociodemográficas de los sujetos de estudio. Se encontró mayor frecuencia de adultos mayores jóvenes (60-74 años) en ambas ciudades; asimismo, la mayoría de los sujetos estudiados son mujeres: 64.3 % en Barranquilla y 88.2 % en Tunja. En cuanto a la seguridad social en salud, en Barranquilla la mayoría pertenece al régimen subsidiado (87.4 %), a diferencia de Tunja, con un mayor número de afiliados al régimen contributivo (70 %).
Con relación a las capacidades físicas evaluadas con el SFT, según sexo y rango de edad, por ciudad se encontraron datos diversos (tabla 2). Para los adultos mayores jóvenes (60-74 años), los que viven en Tunja tuvieron mejores resultados, comparados con los de Barranquilla, en la fuerza de miembros inferiores tanto para hombres como para mujeres. Los hombres de Tunja realizaron en promedio 17.06 ± 3.08 repeticiones durante la Prueba de Sentarse y Levantarse de la Silla; mientras que los que viven en Barranquilla alcanzaron una media de 12.57 ± 4.38 repeticiones (p = 0.0001). Igualmente, respecto a la fuerza de miembros superiores en las mujeres, las que residen en Tunja alcanzaron en promedio 15.82 ± 3.57 repeticiones; mientras que en la otra ciudad el promedio fue 14.51 ± 4.87 repeticiones (p = 0.024). Aunque no todas las diferencias fueron significativas para la resistencia aeróbica, tanto hombres como mujeres de Barranquilla tuvieron mejores resultados que las que residen en Tunja. Solo fue significativa para las mujeres entre 75 y 90 años, pues las que viven en Barranquilla lograron una media de 87.52 ± 55.09 pasos; en tanto que las de Tunja tuvieron un promedio de 55.33 ± 20.76 pasos en la prueba de marcha estática (p = 0.0001).
En cuanto al equilibrio, en ambos rangos de edad se observaron mejores resultados en los adultos mayores de Tunja. En promedio, los más jóvenes alcanzaron 5.88 ± 1.06 segundos para la prueba; en cambio, los de Barranquilla necesitaron un promedio de 8.63 ± 3.86 segundos para finalizarla (p = 0.0001).
Al analizar en la población general, el porcentaje de sujetos categorizados con nivel bueno o deficiente de cada capacidad física, los resultados coinciden con el análisis de los promedios. Fue mayor el porcentaje de personas con un IMC alto en Tunja (76.8 %), que en Barranquilla (47.1 %; p = 0.0001). Por el contrario, se encontraron mayores niveles deficientes de la fuerza de miembros inferiores, fuerza de miembros superiores, flexibilidad de tren inferior y agilidad y equilibrio en Barranquilla al comparar con los resultados de Tunja (p < 0.05). Llama la atención que la totalidad de los adultos mayores de Tunja presentaron buena flexibilidad del tren inferior (tabla 3).
En la tabla 4 se presentan los OR de las capacidades físicas de los adultos mayores de Barranquilla y Tunja, según las variables sociodemográficas. La probabilidad de un IMC alto es mayor en las mujeres que en los hombres de Barranquilla [OR 2,2 (IC 95% 1,1-4,4)]. Igualmente, para los adultos mayores no tener una pareja marital aumenta 2,6 veces esta probabilidad [OR 2,6 (IC 95% 1,2-5,6)]. Se observa que las personas de Tunja con edades entre 75 y 90 años tienen mayor riesgo de deficiencias en la resistencia aeróbica [OR 2,2 (IC 95% 1,1-4,3)]. Los adultos mayores que residen en barrios de estrato socioeconómico medio tienen menor probabilidad de disminución de la fuerza muscular en miembros inferiores [OR 0,3 (IC 95% 0,1-0,9)] y de la flexibilidad en miembros superiores [OR 0,4 (IC 95% 0,2-0,8)]. Vivir sin pareja incrementa la probabilidad de un IMC elevado [OR 2,2 (IC 95% 1,1-4,7)]. En este mismo sentido, se observa mayor probabilidad de disminución de la fuerza en miembros inferiores [OR 4,3 (IC 95% 1,9-9,6)], miembros superiores [OR 2,6 (IC 95% 1,2-5,3)] y de alteraciones del equilibrio [OR 2,1 (IC 95% 1,1-4)] en las personas que pertenecen al régimen subsidiado.
Discusión
Los resultados del presente estudio en los aspectos sociales y demográficos se relacionan con los reportados en la literatura consultada. Los grupos de adultos mayores se caracterizan por tener mayor número de mujeres, con edades entre 60 y 74 años y de estrato bajo. Estudios como el de Guede et al., realizado en Chile; Figueroa et al., en Colombia, o Milanovick et al., en Serbia, lo corroboran 7,11,21.
Se observan en este estudio promedios más elevados de la capacidad aeróbica en los adultos mayores de Barranquilla, ciudad situada a 82 metros sobre el nivel del mar y con un clima entre 26 y 30 °C, que los sujetos que residen en Tunja, ubicada a 2810 metros y a una temperatura promedio de 12 °C. Aunque ha sido poco estudiada la influencia que tiene el clima sobre la capacidad aeróbica de las personas mayores, Aspvik et al. demostraron que el clima influye en la práctica de actividad física 17. Asimismo, otros autores manifiestan que durante el invierno se incrementa el sedentarismo y se disminuye la práctica de actividad física en comparación con el verano 22. En el estudio de Estela et al., los resultados difieren de los nuestros 23: los adultos mayores que residen en la costa (6 metros sobre el nivel del mar) tuvieron un rendimiento físico menor que los de mayor altitud (3345 metros sobre el nivel del mar), y así resulta una razón de prevalencia de 1.94 y UN IC 95 % de 1.04-3.62.
Aunque la explicación de esta diferencia es multidimensional, desde factores individuales hasta ambientales, la ubicación geográfica de las ciudades podría ser uno de ellos. También, la implementación de políticas públicas que propician ambientes urbanos saludables para la población de adultos mayores puede explicar la diferencia 18. Nuestros resultados muestran que los de mayor edad presentaron menor capacidad aeróbica, lo cual ha sido reportado por otros autores 6,23,24. La disminución de la condición física en los adultos de mayor edad los lleva a disminuir su desempeño durante las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria y a afectar la autonomía funcional 6. En un estudio previo se reportó que entre las variables asociadas con una menor condición física están los mayores de 80 años que, además, presentaron niveles bajos de actividad física, dos situaciones interrelacionadas; es decir, los adultos mayores inactivos físicamente tienen una menor capacidad funcional que, a su vez, disminuye su independencia y autonomía para caminar y acceder a escenarios para realizar actividad física como los parques 24.
En nuestro estudio se observaron más adultos mayores de Tunja con buena fuerza muscular en miembros inferiores y superiores en comparación con los de Barranquilla. Aunque la disminución de la fuerza muscular en las personas mayores está relacionada con la combinación de factores neurofisiológicos y musculares, los hábitos de vida como una mala nutrición e inactividad física también tienen una influencia importante 25. Ambos comportamientos, determinados por el contexto en el cual residen los adultos mayores, así lo expresan otros autores, el entorno del hogar y las características ambientales de la comunidad que lo rodean, influyen en gran medida el desempeño físico y la capacidad funcional de las personas mayores 16,26. El estudio de Pion et al. reporta que los adultos mayores con mayor fuerza en miembros inferiores tenían una mayor capacidad funcional 25.
Se observó en este estudio cómo el tipo de vinculación al Sistema de Seguridad Social en Salud colombiano influye en la capacidad funcional de los adultos mayores. Los afiliados al régimen subsidiado tienen mayor probabilidad de presentar deficiencias en la fuerza muscular de ambos miembros (inferiores y superiores) y en el equilibrio. Aunque la cobertura sanitaria universal es una prioridad de la política de salud de todo país, en algunos es un reto la calidad de la atención en los mayores de 60 años y más, considerados población vulnerable por el incremento de enfermedades crónicas y degenerativas, discapacidad y accidentes, que requerirá un servicio de salud especial que responda a sus necesidades específicas 27. Esta realidad también se evidenció en el estudio de Álvarez et al., donde el 44 % de los adultos mayores respondió que no se le realiza una evaluación funcional durante la atención en salud, lo cual podría contribuir a la pérdida de independencia o autonomía, debido a la falta de un diagnóstico oportuno de las deficiencias y alteraciones funcionales, que impedirían una intervención adecuada que garantice su bienestar y calidad de vida 28. Adicionalmente, el trabajo sobre la condición física a través de la actividad física evidencia efectos positivos en enfermedades como la hipertensión y la osteoporosis, sobre los roles de la calidad de vida relacionada con la salud o los efectos sobre un mejor consumo de oxígeno máximo, que también se asocia a una mejor calidad de vida 29,31.
La evaluación de la condición física funcional es una importante variable en cualquier programa de atención dirigido al adulto mayor, donde las intervenciones multicomponentes que incluyen entrenamiento de fuerza muscular mejoran el estado físico general de las personas mayores y previenen la discapacidad y otros resultados adversos como caídas, hospitalizaciones, discapacidad o muerte 32. Esto coincide con lo expuesto por Chou et al., que reportan efectos del ejercicio en la función física sobre todo en la velocidad de la marcha, en el equilibrio y en el rendimiento en actividades de la vida diaria 33. Por esto, contar con adecuados niveles de condición física (capacidad aeróbica, fuerza, flexibilidad y composición corporal) favorecen la funcionalidad e independencia que decaen desde la adultez y es progresivo 34,35. Por lo anterior, se debe procurar el envejecimiento activo para optimizar el bienestar y calidad de vida 36.
Sin embargo, la evidencia de los beneficios del ejercicio en personas mayores no es conclusiva en relación con las características de este (tipo, frecuencia, intensidad y duración), aunque se resalta la efectividad en el caso de la velocidad de la marcha y el Short Physical Performance Battery 37. En complemento, se encuentra evidencia de mejoría del estado funcional en la capacidad de caminar de forma individual y en la fuerza muscular con el ejercicio de alta intensidad, orientado funcionalmente, de resistencia progresiva y con nutrientes suplementarios 38.
Con el fin de detectar a tiempo condiciones físicas que puedan afectar el funcionamiento y participación del adulto mayor en la sociedad, los resultados en las dos ciudades colombianas evidenciaron similitudes y diferencias que requieren estudios experimentales, con el fin de proponer opciones encaminadas a potenciar programas de intervención basados en la actividad física para esta población específica.