Introducción
La violencia en la pareja implica conductas cuyo objetivo es infligir daño, aislar a la pareja de las redes de apoyo y privarla de su seguridad física, psicológica y económica (Téllez y Walters, 2011), incluyendo actos de agresión, acoso, abuso psicológico, coerción sexual y control que son ocasionadas por la pareja actual. Se trata de un campo de estudio en las relaciones interpersonales que encuentra sus inicios en los años setenta (González, Martínez, Lamarque, Renzetti y Simone, 2016; Santos y Caridade, 2017) enfocándose en el análisis de la problemática en parejas heterosexuales (Hellemans, Loeys, Buysse, Dewaele y De Smet, 2015) y donde recientemente se ha sugerido, cada vez con más fuerza, que la violencia puede experimentarse intercambiando el rol de victimario o víctima (Miltz et al., 2019; Reuter, Newcomb, Whitton y Mustanski, 2017).
Por su parte, la investigación centrada en violencia en parejas del mismo sexo y de hombres que tienen sexo con otros hombres comenzó hasta finales de la década de los ochenta y principios de los noventa (Badenes-Ribera, Bonilla-Campos, Frias-Navarro, Pons-Salvador y Monterde-i-bort, 2016; Barrientos, Rodríguez-Carballeira, Escartín y Longares, 2016), el número de pesquisas se incrementó debido a su consideración como problema de salud (Gómez, Barrientos, Guzmán, Cárdenas y Bahamondes, 2017; Kubicek, 2018; Santos y Caridade, 2017). No obstante, el incipiente corpus teórico y empírico sobre esta problemática ha enfrentado algunos escollos conceptuales y metodológicos que han ralentizado su progreso. Por ejemplo, en aspectos terminológicos, la población objeto de estudio ha sido denominada como gays y bisexuales, aunque también existen otros términos como el de Hombres que tienen Sexo con Hombres (HSH) para referirse tanto a población gay como a aquellas personas que no se identifican con alguna orientación sexual en específico, pero que presentan conductas sexuales con otro hombre (Estrada-Montoya, 2014; Finneran y Stephenson, 2013a).
Tampoco la violencia de pareja en esta población es denominada consensuadamente, por lo que se le ha descrito a partir de conceptos como: violencia doméstica, violencia en parejas del mismo sexo o violencia en parejas gays o lésbicas; aunque existe un cierto acuerdo en que el fenómeno contempla conductas que buscan dominar, controlar, coaccionar o aislar a la víctima (Rodríguez, Rodríguez, Lameiras y Carrera, 2017). En ese sentido, es esperable que conceptualmente aún no exista un acuerdo sobre la definición de la violencia y su tipología (Badenes-Ribera et al., 2016; Kubicek, 2018); en consecuencia, se han usado definiciones implementadas en estudios realizados en mujeres como víctimas o en parejas heterosexuales (Finneran y Stephenson, 2013a; Guadalupe-Díaz y Barredo, 2013).
Por otro lado, existen dificultades metodológicas para identificar la prevalencia debido principalmente a aspectos conceptuales y muestrales (Correia, Sani y Santos, 2019; Finneran y Stephenson, 2013a; Rollé, Giardina, Caldarera, Gerino y Brustia, 2018), algo entendible si se considera que la mayoría de los estudios se ha enfocado en la violencia perpetrada por hombres hacia las mujeres en relaciones heterosexuales (Barrientos et al., 2016; Rojas-Solís, Guzmán-Pimentel, Jiménez-Castro, Martínez-Ruíz y Flores-Hernández, 2019). De ese modo, la violencia psicológica o emocional no ha sido evaluada frecuentemente en HSH, quizás porque la violencia física y sexual son las principales formas experimentadas en esta población (Finneran y Stephenson, 2013a), aunque esto no exenta que otras expresiones de violencia también puedan ocurrir. Pese a ello, algunos estudios han hallado que la violencia psicológica/emocional es la más ejercida en población LGB, lo cual es sustancial para entender la variabilidad en la prevalencia de esta problemática en parejas del mismo sexo (Rodríguez et al., 2017).
Con respecto a los factores asociados a la violencia, la evidencia científica acumulada destaca aquellos que favorecen el riesgo de perpetrarla; es decir, las características sociales o psicológicas que aumentan la probabilidad de cometer acciones de violencia. Dentro de estos, se ha observado que no existen factores determinantes, aunque se destaca el uso y abuso de sustancias, problemas de salud mental, violencia en la familia de origen, roles de masculinidad, conductas sexuales de riesgo, depresión y homofobia internalizada (Badenes-Ribera, Sánchez-Meca y Longobardi, 2017; Davis et al., 2015; Dickerson-Amaya y Coston, 2019; Duncan et al., 2017; Guadalupe-Díaz y Barredo, 2013; Langenderfer-Magruder, Walts, Whitfield, Brown y Barrett, 2016; McRae, Daire, Abel y Lambie, 2017; Miltz et al., 2019; Reuter et al., 2017). Además, se ha sugerido que haber experimentado violencia en la familia de origen aumenta las probabilidades de que las personas, de cualquier orientación sexual, sean perpetradores o víctimas de violencia en sus parejas (Guadalupe-Díaz y Barredo, 2013). Por otro lado, la investigación científica resalta que la población de hombres gay y HSH presenta factores únicos relacionados con su identidad sexual minoritaria que los diferencian de las parejas heterosexuales (Badenes-Ribera et al., 2017; Edwards y Sylaska, 2013; Miller y Irvin, 2017), sobre todo si se considera que la heteronormatividad invalida y denigra cualquier forma de comportamiento, identidad o relación que sea distinta al de este sistema ideológico (Pantoja, Martínez, Jaramillo y Restrepo, 2020), por ello se ha vinculado a esta población con la teoría del estrés minoritario, la cual sugiere que los grupos estigmatizados presentan una tendencia a sufrir estresores adicionales (Carvalho, Lewis, Derlega, Winstead y Viggiano, 2011), o con el continuum de homofobia, discriminación y violencia, causado por prácticas de hostilidad y sexismo derivado del contexto (Pantoja et al., 2020); en consecuencia, estas características podrían propiciar vulnerabilidad en este sector de la población (Longobardi y Badenes-Ribera, 2017).
Por lo anterior, se considera de vital importancia que las personas que han experimentado o ejercido violencia de pareja puedan tener la oportunidad de acceder a recursos de asistencia. No obstante, si para varones víctimas de violencia en parejas heterosexuales es difícil acceder a recursos (Rojas-Solís et al., 2019), para las parejas del mismo sexo es más complicado, debido a que expresar su orientación sexual con amigos o familiares puede representar una dificultad. Asimismo, los hombres homosexuales pueden enfrentar discriminación y violencia de género porque la sociedad resta importancia a que sean violentados, ya que el papel de víctima no está comúnmente asociado al sexo al que pertenecen (Kelly, Izienicki, Bimbi y Parsons, 2011; Zavala-Flores, Esparza-Castillo, Rojas-Solís y Greathouse, 2019), lo que puede originar aislamiento y falta de ayuda. En ese contexto, si bien es cierto que se han originado algunas legislaciones que contemplan esta problemática dentro de la violencia doméstica o de género (en el caso de las personas transexuales), aún es notorio que la exclusión de esta población, aunada al poco reconocimiento y denuncia de este fenómeno, ha desfavorecido y ralentizado el desarrollo de leyes que protejan a estas parejas (Morin, 2014; Murray, Mobley, Buford y Seaman-DeJohn, 2007; Rodríguez y Lara, 2016; Toro-Alfonso, 2012); es por ello que estas personas también adoptarían una postura de resistencia a buscar apoyo en el sistema legal por el temor de ser discriminados, las limitaciones legales y la poca preparación de los programas de violencia de pareja para lidiar con esta población (Carvalho et al., 2011). Esta invisibilización del fenómeno en hombres permitiría incrementar el riesgo de que la problemática aumente y que sean más vulnerables a ser violentados (Zavala-Flores et el., 2019). Cabe agregar que los servicios formales disponibles para hombres gay y bisexuales víctimas de violencia, tales como centros de asesoramiento, policía, organizaciones y profesionales de la salud mental, parecen ser escasos; en consecuencia, las personas recurren a mecanismos informales de afrontamiento como la búsqueda de ayuda en amigos o familia, estrategias personales de afrontamiento y en algunas ocasiones estrategias no sanas como la evitación. Es decir, ignorar el problema o abusar de sustancias (Freeland, Goldenberg y Stephenson, 2018).
Por otro lado, la mayoría de los estudios se han llevado a cabo en Estados Unidos, seguido de países como Canadá o China (Badenes-Ribera et al., 2017; Longobardi y Badenes-Ribera, 2017), en contraposición con el reducido número de pesquisas realizadas en otros contextos (Longobardi y Badenes-Ribera, 2017), lo cual destaca la importancia de ampliar la investigación de este fenómeno a otros contextos distintos a los angloparlantes (Barrientos et el, 2016). Por ende, el objetivo del presente artículo es realizar una revisión sistemática de las investigaciones para conocer las conceptualizaciones de la violencia en parejas en gays y HSH, así como la prevalencia de los tipos de violencia y los factores asociados a la misma.
Metodología
Siguiendo una metodología PRISMA, se realizó una revisión sistemática exploratoria (Manchado et al., 2009) que comprendió un procedimiento de búsqueda en las bases de datos: Scopus, Clarivate, EBSCO, Science Direct, Scielo y La Referencia. La elección de estas bases de datos se debió, principalmente, al reconocimiento, extensión o alcance internacional y regional, así como a la rigurosidad e inclusión de revistas sobre la materia. Para realizar la búsqueda, se implementaron las siguientes cadenas de búsqueda: "intimate partner violence" and "gay" y "violencia de pareja" and "gay". Se seleccionó el término gay y no bisexual u hombres que tienen sexo con hombres debido a que arrojó mayor cantidad de resultados.
En la búsqueda avanzada, se aplicó el criterio de año del 2000 al 2019 para todas las bases de datos y acceso abierto o texto completo. En el caso de Scopus, se realizó la búsqueda solo comprendiendo los campos del título del artículo, resumen y palabras clave. Se ingresó a Clarivate, EBSCO, Scopus y Science Direct por medio de bibliotecas BUAP.
Los criterios generales de inclusión fueron: a) publicaciones realizadas en los últimos 20 años (2000 a 2019), b) con acceso abierto y c) texto completo. La selección del periodo de búsqueda permitió obtener una mayor cantidad de estudios, lo cual favorece, entre otras cuestiones, la actualización de revisiones elaboradas en años anteriores. Por su parte, como criterios de exclusión, se dejaron fuera aquellas investigaciones: a) publicadas antes del 2000, b) consideradas como literatura gris, artículos teóricos o instrumentales, c) que fueran con acceso cerrado, y d) que estuvieran publicados en otro idioma que no fuera español o inglés.
La búsqueda y recolección de estudios se llevó a cabo desde abril hasta julio de 2019. Se obtuvo un total de 292 resultados, los cuales fueron codificados en una base de datos para llevar a cabo el proceso de selección (Figura 1).
Fase 1. Se incluyeron todos los resultados que arrojaron las bases de datos.
Fase 2. Se obtuvieron 204 resultados excluyendo los artículos duplicados de la fase anterior y se seleccionaron como candidatos de lectura parcial para la siguiente fase los: a) artículos empíricos, b) enfocados en la violencia en pareja de hombres gay, bisexuales u hombres que tienen sexo con hombres, c) publicados en inglés o español.
Fase 3. Abarcó 71 resultados en los que se extrajeron los siguientes datos: muestra mayor de 18 años, enfocada en hombres gay u hombres que tienen sexo con hombres, muestra no casada, mención de factores de riesgo, mención de los principales tipos de violencia, futuras líneas de investigación y que sean un tipo de investigación empírica.
Fase 4. Comprendió 19 resultados con los que se hizo un análisis de los artículos seleccionados y se extrajo información de la parte teórica y de los principales resultados.
Aspectos éticos
Este trabajo está sustentado en la Declaración de Helsinki (Asociación Médica Mundial, 2000), ya que consistió en una investigación sin riesgo debido a que se concentró en una muestra conformada por artículos empíricos; además, se tuvieron en consideración los derechos de autor de los estudios analizados al citar las fuentes consultadas o analizadas.
Resultados
Se localizaron 19 artículos publicados entre 2002 y 2018, de los cuales doce fueron cuantitativos, cinco más fueron cualitativos y dos de metodología mixta. De acuerdo con las palabras clave utilizadas, la mayoría de los autores han optado por los términos de intimate partner violence y domestic violence para referirse al fenómeno; por otro lado, en su mayoría han usado los términos de gay men, gay y men who have sex with men para delimitar a la población estudiada.
En cuanto a los conceptos principales, se encontró que siete de los artículos analizados no presentaron una definición sobre violencia. Sin embargo, entre aquellos que sí lo hicieron, tres explicaron lo que es la violencia de pareja o doméstica, tres definieron la violencia psicológica/emocional, cuatro retomaron la violencia sexual y tres la violencia física. Por otro lado, poco más de la mitad de los artículos definieron de forma explícita los términos asociados al fenómeno, en donde resaltaron el estrés minoritario y los estilos de afrontamiento. Con respecto a la procedencia de la muestra, trece estudios indicaron que esta fue reclutada en Estados Unidos y Canadá, seguidos de tres que señalaron que se llevó a cabo en países latinoamericanos y dos que la obtuvieron en Europa, África y Oceanía. En la Tabla 1 se puede observar con más detalle la descripción de los artículos.
Autoría y año | Enfoque | Palabras clave | Conceptos relacionados | Pais de la muestra |
---|---|---|---|---|
Greenwood et al. (2002) | Cuantitativo | S/D | Violencia psicológica/simbólica: haber sido verbalmente amenazado, degradado, ridiculizado por la apariencia o forzado a emborracharse o drogarse, o haber sido acosado, o tener propiedad destruida o dañada. | Estados Unidos |
Violencia física: haber sido golpeado con los puños o a mano abierta, con un objeto, haber sido empujado o pateado, o haber tirado algo hacia él. | ||||
Violencia sexual: haber sido forzado a tener sexo. | ||||
Craft y Serovich (2005) | Cuantitativo | Violence, HIV positive, gay men, family | Relación íntima: una en la cual un participante comparte experiencias físicas y emocionales, y actividad afectiva y sexual. | S/D |
Hellmuth et al. (2008) | Cualitativo | Alcohol, gay, violence, substance abuse | S/D | S/D |
Téllez y Walters (2011) | Mixto | Domestic violence, gay men, intimate partner violence, samesex couples | IPV: la violencia de la pareja íntima incluye infligir daño y aislar a la pareja de las fuentes de apoyo y privar a la pareja de seguridad psicológica, física y económica adecuada. | Cuba |
Finneran et al. (2012) | Cuantitativo | S/D | S/D | Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Sudáfrica y Brasil |
Li et al. (2012) | Cuantitativo | Intimate partner violence, recreational drug use, HIV, men who have sex with men, sexual risk behavior | Violencia de pareja: daño físico, sexual o psicológico infligido por una pareja o cónyuge actual o anterior. | Estados Unidos |
Finneran et al. (2013b) | Cuantitativo | S/D | Violencia emocional: ser llamado gordo o feo, tener destruido algo que te pertenece, ser acusado de ser un amante pésimo. | Estados Unidos |
Violencia física: ser amenazado con ser golpeado o que le arrojen algo, tener algo que podría lastimarlo, ser empujado o empujado, ser golpeado o golpeado con algo que podría doler, ser golpeado contra una pared, ser golpeado, ser pateado. | ||||
Violencia sexual: uso de amenazas en su contra para obligarlo a tener sexo oral o anal. | ||||
De Santis et al. (2014) | Cualitativo | Gay men, Hispanics, qualitative research, sexual risk, substance abuse, intimate partner violence | S/D | Cuba, Puerto Rico, Honduras, Nicaragua, Colombia, Costa Rica, Perú y Chile |
Finneran y Stephenson (2014a) | Mixto | Intimate partner violence, gay men, violence antecedents, triggers of violence, violence, LGBT | S/D | Estados Unidos |
Finneran y Stephenson (2014b) | Cuantitativo | IPV, MSM | Estrés minoritario: exceso de estrés al que están expuestos individuos de categorías sociales estigmatizadas. | Estados Unidos |
Violencia física: empujar, sujetar, golpear con e puño, patear, intentar estrangular y/o atacar con un cuchillo, pistola o cualquier otra arma. | ||||
Violencia sexual: uso de la fuerza física o de amenazas verbales para forzar a tener relaciones sexuales cuando no se quiere. | ||||
Oliffe et al. (2014) | Cualitativo | Intimate partner violence, gay men, masculinities, gender analysis | S/D | Canadá |
Stephenson et al. (2014) | Cualitativo | Men who have sex with men intimate partner violence, Namibia | S/D | Namibia |
Davis et al. (2016) | Cualitativo | Alcohol use, casual sex, intimate partner violence, MSM | S/D | Estados Unidos |
Goldberg- Looney et al. (2016) | Cualitativo | Coping, domestic violence, gender, intimate partner violence (IPV), sexuality | Afrontamiento: estrategias cognitivas y conductuales usadas para manejar estrés. | Estados Unidos |
Woodyatt y Stephenson (2016) | Cualitativo | Intimate partner violence, emotional violence, gay men, bisexual men | Violencia emocional: patrón duradero de comportamientos de control usados para ejercer control y poder. Puede incluir: abuso emocional, verbal, social y espiritual. | Estados Unidos |
Semple et al. (2017) | Cualitativo | Men who have sex with men, sexual violence, childhood sexual abuse, adult experiences of homophobia, Mexico | Violencia sexual: penetración forzada, contacto sexual sin quererlo y experiencias sexuales sin quererlas que no involucran contacto físico (como acoso verbal). | México |
Stephenson y Finneran (2017) | Intimate partner violence, MSM ,minority stress | Estrés minoritario: exceso de estrés al que están expuestos individuos de categorías sociales estigmatizadas. | Estados Unidos | |
Duncan et al. (2018) | Cualitativo | Intimate partner violence, IPV, substance use, sexual risk behaviors, HIV, men who have sex with men, MSM | S/D | Estados Unidos |
Suárez et al. (2018) | Cualitativo | Intimate partner violence, men who have sex with men, internalized homophobia | Violencia de pareja: violencia emocional, física o sexual entre parejas románticas o sexuales, incluyendo comportamiento de monitoreo y control | Estados Unidos |
Nota: Elaboración propia, S/D=Sin Datos IPV=Intimate Partner Violence.
Ahora bien, en relación con la Tabla 2, quince artículos resaltaron el tipo de relación presentada en la muestra, de los cuales ocho retomaron la violencia en relaciones íntimas estables o de pareja, dos en relaciones abiertas y ocho más la abordaron en relaciones sexuales.
Autoría y año | Tipo de relación | Tipos de violencia | Direccionalidad | Prevalencia | Factores asociados |
---|---|---|---|---|---|
Greenwood et al. (2002) | S/D | Psicológica/ simbólica, física, sexual | Unidireccional |
|
VIH |
Craft et al. (2005) | Estable | Psicológica, abuso físico, coerción sexual, lesiones físicas | Bidireccional |
|
Violencia en sus familias de origen, VIH |
Hellmuth et al. (2008) | Estable | Psicológica y física | Bidireccional | S/D | Abuso de sustancias |
Téllez et al. (2011) | Estable | Psicológica, física y sexual | Bidireccional |
|
Abuso de sustancias, violencia en sus familias de origen, diferencias de poder y masculinidades, dificultades económicas |
Finneran et al. (2012) | Sexual | Física y sexual | Bidireccional |
|
Abuso de sustancias, discriminación homofóbica, homofobia internalizada heteronormatividad,VIH |
Li et al. (20I2) | Estable | Física, sexual y psicológica/verbal | Unidireccional |
|
Abuso de sustancias, VIH e ITS relaciones sexuales sin protección múltiples parejas sexuales |
Finneran et al. (2013b) | Sexual | Emocional, física y sexual | Unidireccional |
|
Discriminación homofóbica, homofobia internalizada |
De Santis et al. (2014) | S/D | S/D | S/D | S/D | Abuso de sustancias, discriminación racial, dificultades económicas machismo, aculturación, conflictos de la inmigración, influencia de amigos incapacidad de mantener relaciones íntimas estables, falta de apoyo psicológico |
Finneran et al. (2014a) | Sexual | Física y sexual | Unidireccional |
|
Abuso de sustancias, celos, desacuerdos durante el sexo, desconfianza |
Finneran et al. (2014b) | S/D | Física y sexual | Bidireccional |
|
Discriminación homofóbica, homofobia internalizada, racismo,VIH |
Oliffe et al. (2014) | Estable | Emocional/ verbal/ psicológico, físico y sexual | Bidireccional | S/D | Abuso de sustancias, discriminación homofóbica, homofobia internalizada, diferencias de poder, celos, falta de compatibilidad, inseguridad |
Stephenson et al. (2014) | Sexual | Psicológica, física y sexual | Unidireccional |
|
Discriminación homofóbica, violencia en sus familias de origen, VIH |
Davis et al. (2016) | Sexual | Física, sexual, psicológica, vigilancia, control, relacionada con el VIH | Bidireccional |
|
Abuso de sustancias |
Goldberg-Looney et al. (2016) | Estable y abierta | Psicológica, física, sexual | Unidireccional |
|
Estilos de afrontamiento inadaptados |
Woodyatt et al. (2016) | Estable, abierta y sexual | Emocional | Bidireccional | S/D | Abuso de sustancias, discriminación homofóbica, homofobia internalizada, diferencias de poder, celos, falta de compatibilidad, inseguridad |
Semple et al. (2017) | Sexual | Sexual | Unidireccional |
|
Abuso de sustancias, discriminación homofóbica, violencia en sus familias de origen, VIH, compulsividad sexual, síntomas depresivos, hostilidad, estrés postraumático |
Stephenson et al. (2017) | Sexual | Emocional/ psicológica, física/sexual, a partir de la vigilancia, a partir del control, relacionada al VIH | Bidireccional |
|
Discriminación homofóbica, homofobia internalizada, VIH, racismo |
Duncan et al. (2018) | S/D | Emocional, física, sexual, financiera, a partir del aislamiento, a partir de la intimidación | Unidireccional |
|
Abuso de sustancias, conductas sexuales de riesgo |
Suárez et al. (2018) | Estable | Física, emocional, control, monitoreo | Unidireccional |
|
Abuso de sustancias, homofobia internalizada, amor |
Nota: Elaboración propia, S/D=Sin Datos.
Respecto a los tipos de violencia, la física, sexual y psicológica fueron las más estudiadas dentro de las investigaciones incluidas. Sin embargo, también se pudo observar otros tipos de manifestaciones asociadas a las anteriores, como control, vigilancia, aislamiento, intimidación, violencia específicamente vinculada a las personas que presentan VIH y por motivos financieros. Aunado a ello, nueve de las investigaciones revisadas observaron la violencia de pareja desde una perspectiva unidireccional, mientras que nueve lo hicieron desde una bidireccional.
En cuanto a la prevalência, no hubo consenso en los artículos cuantitativos, ya que no todos investigaron los mismos tipos de violencia. Por un lado, seis artículos establecen que la violencia recibida y perpetrada más predominante es la psicológica, también denominada verbal o emocional. En contraste, se menciona que la violencia sexual es la que menos prevalece. Con respecto a los artículos cualitativos, la violencia emocional también fue constante de acuerdo con las experiencias vividas por los participantes.
Con respecto a los factores asociados, ninguna investigación estudió los factores protectores; por el contrario, 18 artículos se han enfocado en el riesgo para cometer violencia. Dentro de los factores apuntados destacan los relacionados a la historia familiar, tales como el abuso sexual en la infancia o la exposición a la violencia intrafamiliar; estresores a los grupos minoritarios como la homofobia experimentada e internalizada; aspectos de la relación que radican en celos y diferencias de poder; carencia de factores protectores, como lo son los estilos de afrontamiento inadaptados y la falta de redes de apoyo; y factores individuales como el estrés financiero, abuso de sustancias, presencia de infecciones de transmisión sexual y conflictos de inmigración.
Discusión y conclusiones
El objetivo central de este trabajo fue realizar un análisis exploratorio de investigaciones sobre violencia en parejas de gays y HSH, principalmente en la conceptualización, direccionalidad y prevalencia de los tipos de violencia presentados y sus factores asociados.
En la conceptualización se observó que los artículos no definieron uniformemente la violencia, tal vez debido a la aún escasa investigación del fenómeno en esta población, por lo que se ha abordado a partir de definiciones asociadas principalmente a heterosexuales, el uso diversificado de palabras clave para referirse a un mismo objeto de estudio o a la definición de subtipos de violencia, pero no de la violencia como un fenómeno global. Lo anterior ha representado un problema conceptual y metodológico aún pendiente por resolver en el estudio de la violencia en la pareja del mismo sexo, pues investigaciones anteriores ya han apuntado al uso del término "violencia doméstica" para abordar la problemática (Rodríguez et al., 2017) y, por ende, las dificultades que se han presentado en cuanto al consenso de las conductas que la conforman (Richards, Noret y Rivers, 2003).
Por su parte, se observó que no existe una diferenciación conceptual de las formas en las que se manifiesta la violencia; en ese sentido, algunas investigaciones hicieron uso indistinto de términos como, por ejemplo, emocional, psicológica o verbal para referirse a un mismo tipo de violencia (Craft y Serovich, 2005; Davis, Kaighobadi, Stephenson, Rael y Sandfort, 2016; Duncan et al., 2018; Finneran y Stephenson, 2013b; Goldberg-Looney, Perrin, Snipes y Calton, 2016; Greenwood et al., 2002; Hellmuth, Follansbee, Moore y Stuart, 2008; Li, Baker, Korostyshevskiy, Slack y Blankey, 2012; Oliffe et al., 2014; Stephenson, Hast, Finneran y Sineath, 2014; Stephenson y Finneran, 2017; Suárez et al., 2018; Téllez y Walters, 2011; Woodyatt y Stephenson, 2016). Una posible explicación al respecto sería la escasa especificidad en la conceptualización, caracterización y diferenciación de los distintos tipos de violencia, algo ya planteado anteriormente (Barrientos et al., 2016).
En cuanto a la muestra, el país con mayor índice de reclutamiento fue Estados Unidos, una tendencia que parece continuar desde hace ya varios años (Distefano, 2009), lo que implicaría, entre otras cuestiones, la necesidad de ampliar la recolección de datos en otras zonas y regiones.
Entre los principales hallazgos sobre el tipo de relación, se observó que la mayoría de las investigaciones contemplaron relaciones estables, es decir, aquellas en donde destacaron aspectos como la duración y el nivel de compromiso de los miembros, y coitales, las cuales son la principal característica de los HSH.
Con respecto a los tipos de violencia analizados, aquella de naturaleza psicológica fue la más estudiada y la de tipo físico y sexual estuvo en segundo lugar, lo que representa un cambio en el enfoque de las investigaciones pues hasta hace algunos años los estudios se concentraban principalmente en la violencia física y sexual (Finneran y Stephenson, 2013a), por lo que se infiere que en la última década se ha incrementado el interés por la violencia psicológica.
Ahora bien, sobre la dinámica de la perpetración y victimización de la violencia, se pudo observar cómo los estudios cuantitativos plantearon en sus objetivos e instrumentos la bidireccionalidad del fenómeno, mientras que los estudios cualitativos no partieron de ese supuesto, aunque ciertamente la señalaron como parte de los descubrimientos derivados de sus datos. Añadido a ello, se encontró que catorce investigaciones se enfocaron en el análisis de la victimización, mientras que solo cinco artículos se centraron en la prevalencia de la perpetración y victimización de la violencia, algo no sorpresivo pues, como se señaló anteriormente, aún existe cierta escasez de investigaciones centradas en la perpetración de violencia en parejas de gays y HSH (Barrientos et al., 2016; Finneran y Stephenson, 2014b; Rodríguez et al, 2017).
En relación con la prevalencia de violencia en relaciones entre HSH, se observó que la emocional, verbal o psicológica fue la más frecuente, tanto recibida como perpetrada. No obstante, en cuanto a los tipos de violencia menos estudiados, se encontró la presencia de conductas de vigilancia o monitoreo, aunque aún con inferior prevalencia que la violencia emocional o psicológica (Davis et al., 2016; Stephenson y Finneran, 2017; Suárez et al., 2018), tal vez porque dentro de las manifestaciones de la violencia psicológica a veces se integran conductas relacionadas con el control tales como coerción, dominación, intrusión del espacio personal, regulación de los pensamientos, creencias y conducta por medio del castigo y el aislamiento social (Greenwood et al., 2002; Woodyatt y Stephenson, 2016).
Con referencia en los factores asociados, la mayor parte de los elementos ubicados fueron consistentes con los identificados en revisiones anteriores en parejas del mismo sexo (Richards, Noret y Rivers, 2003; Rodríguez et al., 2017). Se encontró que, a pesar de que no todas las investigaciones contemplan los mismos tipos de violencia en sus objetivos, existieron algunas coincidencias; por ejemplo, se señalaron como factores de riesgo al abuso infantil, el cual favorecería a la normalización de la violencia desde la familia (Barrientos et al., 2016) y a tener altas probabilidades de ser perpetrador o víctima (Guadalupe-Díaz y Barredo, 2013), y el abuso de sustancias, el cual estaría relacionado solo con la perpetración (Buller, Devries, Howard y Bacchus, 2014). No obstante, en estudios publicados en años recientes se encontró mayor interés en el estudio de la homofobia internalizada como un factor de riesgo principal en la violencia de parejas en hombres homosexuales (Finneran y Stephenson, 2013b; Oliffe et al., 2014; Woodyatt y Stephenson, 2016), el cual está asociado a la teoría del estrés minoritario en población LGB (Longobardi y Badenes-Ribera, 2017), en donde el individuo puede ejercer violencia hacia su pareja porque incorpora las suposiciones negativas sobre la homosexualidad al concepto de sí mismo y del resto de personas que cumplen con dicha característica. De igual manera, este tipo de estrés puede ocasionar que la víctima se sienta culpable del abuso que recibe (Carvalho et al., 2011), mientras que el perpetrador puede exacerbar intencionalmente los sentimientos de homofobia en la víctima (Kimmes et al., 2017). Cabe destacar que el VIH también ha sido retomado constantemente por los estudios analizados (Craft y Serovich, 2005; Davis et al., 2016; Finneran et al., 2012; Finneran y Stephenson, 2014b; Greenwood et al., 2002; Li et al., 2012; Semple et al., 2017; Stephenson et al, 2014; Stephenson y Finneran, 2017). Es probable que esto se deba a que el VIH ha estado relacionado con los HSH desde el inicio del uso de este término, pues surge de la necesidad de evitar la visibilidad de orientaciones sexuales diferentes a la heterosexualidad, ya que un gran número de casos diagnosticados involucraban a hombres que mantenían relaciones sexuales con personas de su mismo sexo (Estrada-Montoya, 2014). En este orden de ideas, es preciso señalar que la mayoría de los estudios describieron los factores de riesgo enfocándose solamente en un miembro de la pareja, pero en aquellos que sí contemplan a la pareja en conjunto, los factores se reducen a los celos, la falta de compatibilidad y la situación financiera en la que se encuentren (Téllez y Walters, 2011; Woodyatt y Stephenson, 2016). Por otro lado, es conveniente resaltar que ningún estudio se enfocó en los factores predisponentes a la perpetración o victimización de la violencia.
Ahora bien, si el estudio de los factores de riesgo aún parece ser incipiente, no es de extrañar que el análisis de los factores protectores carezca todavía de profundización, lo cual no es baladí, ya que su conocimiento, aunado a la educación en salud sexual y estrategias de afrontamiento (Wei et al., 2019), podría reducir las probabilidades de experimentar violencia, mientras que la ausencia de estos factores se asociaría a la presencia de problemas en salud mental tales como depresión o ansiedad (Miller y Irvin, 2017). En ese sentido, se ha subrayado la necesidad de mayores investigaciones sobre factores protectores, prevención y tratamiento, así como la mejora en el soporte legal, instituciones relacionadas a la salud, en especial con respecto a la transmisión de VIH, y otras dependencias de asistencia relacionadas (Buller et al., 2014; Stephenson y Finneran, 2017; Suárez et al, 2018; Téllez y Walters, 2011).
Dentro de las limitaciones en esta investigación se encuentra el uso de solo seis bases de datos que, pese a ser de gran prestigio, podrían haber incidido en la cantidad de artículos obtenidos. Asimismo, pudo haber influido la rigurosidad de los criterios de inclusión de artículos solamente en español e inglés y el rango de años de publicación elegido. Añadido a ello, es importante recalcar que este estudio solo se enfocó en parejas de hombres, por lo que los resultados no son generalizables en toda la población LGBT+. En adición a lo anterior, otra de las limitaciones existentes es que, tal vez por ser una temática frecuentemente invisibilizada, no fue posible alcanzar la cantidad suficiente de pesquisas que se sugieren para este tipo de revisiones, sin olvidar las limitaciones propias que presentan las revisiones sistemáticas exploratorias (Fernández-Sánchez, King y Enriquez-Hernández, 2020). No obstante, este estudio presenta algunas fortalezas entre las que se destaca que es uno de los primeros antecedentes sistemáticos en español que contempla al fenómeno específicamente en población de gays y HSH a través de una metodología PRISMA; de igual manera, actualiza las revisiones ya existentes sobre este fenómeno al contemplar investigaciones desarrolladas en la última década.
Ahora bien, entre las implicaciones del presente trabajo destaca el impulso a la visibilización del fenómeno en parejas de gays y HSH, así como algunas cuestiones teóricas como la necesidad de desarrollar y unificar aspectos conceptuales y metodológicos centrados especialmente en población homosexual que ayuden a evitar la gran heterogeneidad de palabras clave asociadas utilizadas para describir un mismo fenómeno. Aunado a lo anterior, se necesita especificar el tipo de relación en el que es estudiada la violencia para identificar si hay diferencias en sus formas de manifestación. En el ámbito metodológico resulta necesario el estudio de la violencia en esta población desde diferentes enfoques y evaluaciones metodológicas que profundicen en la causalidad de los factores asociados al fenómeno; además de incluir los riesgos y beneficios de la investigación en los consentimientos informados para favorecer a la participación de la muestra (Edwards y Sylaska, 2016). En este orden de ideas, se considera pertinente aumentar las investigaciones empíricas que se enfoquen en la prevalencia de tipos de violencia distintos a la psicológica, física y sexual, y que a su vez, consideren tanto al perpetrador como a la víctima. Derivado de ello se precisa el desarrollo de la investigación en torno a factores protectores con el fin de promover la prevención del fenómeno por medio de programas e intervenciones tempranas, con especial atención en menores, sobre todo en aquellos que pudieran estar expuestos a situaciones de violencia (Semple et al., 2017), lo cual podría evitar la transmisión generacional de esta problemática y favorecer la reducción de la incidencia en adolescentes y adultos jóvenes (Langenderfer-Magruder et al., 2016).
En ese sentido, futuros estudios podrían acercarse al fenómeno desde otros enfoques distintos al cuantitativo, que se encaucen al estudio de otros tipos de violencia más allá de la física, sexual y emocional. Sumado a ello, la profundización en la investigación de la violencia perpetrada podría favorecer a la comparación con los datos obtenidos de la violencia recibida. Finalmente, se subraya la pertinencia del estudio de la violencia en población hispanohablante y latinoamericana, además del enfoque de la investigación en diadas como unidades muestrales para tener una mejor comprensión del fenómeno desde un punto de vista interaccional y de pareja.