Introducción
Organizaciones como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) (2019) afirman que la tasa de reincidencia delictiva actual en diferentes países es superior al 70 %; a la vez, se ha encontrado, en investigaciones que analizaron los índices de reincidencia a nivel mundial, que esta suele oscilar entre el 30 % y 60 %. Los niveles varían de acuerdo a la medida sancionatoria y el tiempo en que los individuos se encontraron privados de la libertad (Bravo et al., 2009; Yukhnenko et al., 2019); es así como la reincidencia delictiva se ha convertido en un problema de política pública debido a sus altos índices y al impacto que genera en la sociedad. Al respecto, Garzón et al. (2018) manifiestan que la dificultad de obtener una cifra exacta de este fenómeno inicia desde la falta de consenso mismo sobre su definición.
Para la Real Academia Española (2019), la reincidencia se define como: “1. f. Reiteración de una misma culpa o defecto. 2. f. Der. Circunstancia agravante de la responsabilidad criminal, que consiste en haber sido el reo condenado antes por un delito análogo al que se le imputa”. Asimismo, algunos autores conciben la reincidencia como la posibilidad que existe de que un individuo que se encuentre dentro de un proceso jurídico vuelva a realizar un acto punible, hasta el punto de crear una carrera delictiva (UNODC, 2019; Pérez, 2017).
De acuerdo con Capdevila y Ferrer (2009), la conceptualización y la diferenciación entre los tipos de reincidencia permiten realizar una aproximación más real sobre los índices de esta; por lo anterior, estos autores proponen que existen cinco tipos de reincidencia: (a) reincidencia por autoinculpación, comprendida como la declaración de una nueva comisión de un delito por parte del autor, (b) reincidencia policial, entendida como una nueva detención policial a una misma persona, (c) reincidencia penal, que hace referencia a dos o más procesamientos judiciales a un mismo individuo, (d) reincidencia judicial, que es entendida como dos o más condenas a un mismo sujeto, y (e) reincidencia jurídica, entendida como dos o más procesamientos a un mismo individuo por conductas punibles de la misma categoría.
Por otra parte, con el objetivo de segmentar la población de estudio es preciso mencionar que los estudios sobre reincidencia vienen realizando la distinción entre adultos y adolescentes, debido a la importancia de variables como la edad, el historial delictivo y el tipo de medida impuesta por el sistema judicial (Ozkan, 2016; Spruit et al., 2017). La normativa internacional en torno a la justicia juvenil está fundamentada en la Convención sobre los Derechos del Niño y el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos; a su vez, Naciones Unidas ha establecido cuatro instrumentos esenciales para el abordaje de la justicia penal y la prevención del delito en menores infractores: las Reglas de Beijing, las Directrices de Riad, las Reglas de las Naciones Unidas para Menores Privados de su Libertad y las Directrices de Acción sobre el Niño en el Sistema de Justicia Penal (UNODC, 2013).
Algunos autores afirman que la reincidencia en los adolescentes no puede ser explicada exclusivamente desde la aplicación de los sistemas judiciales, pues es necesario contar con un marco teórico que permita la compresión de todos los factores que inciden en esta, y que por ende deberían abordarse en los programas derivados de la ley para mejorar su efectividad (Ortiz, 2014; Bravo et al., 2009). Frente a esto, el modelo de riesgo-necesidad-responsividad (RNR) postula que el comportamiento delictivo es el resultado de la combinación del componente genético con el sistema de recompensas personales, interpersonales y comunitarias, con sustento en los principios de la psicología social y conductual; también plantea tres apartados: el principio de riesgo (alto-bajo), la importancia de evaluar las necesidades criminógenas (factores de riesgo dinámico); para este segundo apartado establece los ocho grandes (cogniciones antisociales, patrón de personalidad antisocial, historial del comportamiento antisocial (estático), abuso de sustancias psicoactivas, asociaciones antisociales y el estado de los dominios familia-escuela/trabajorecreación); finalmente, en el último apartado plantea que existe una responsividad que permite al delincuente aprender de los programas y que estos pueden fortalecer sus habilidades (Andrews et al., 2011).
De acuerdo con lo anterior, la prevención y abordaje de la reincidencia requiere, para que sea eficaz, una compresión de las necesidades o factores que influyen en esta y que dificultan la reintegración social de los menores infractores; algunos de estos son dinámicos, es decir, se pueden modificar; otros son estáticos, lo que significa que son históricos y no son susceptibles de modificación ni intervención (sexo, edad, etnia, entre otros). La importancia de la diferenciación de los factores permite que los programas se centren en variables que puedan abordar y el nivel de riesgo que estas puedan generar, y a la vez permiten la identificación y el fortalecimiento de los factores protectores (Basanta et al., 2018; UNODC, 2019; Van der Put et al., 2014).
La distinción entre factores dinámicos y estáticos permite comprender que la reincidencia es un fenómeno multifactorial (Valencia, 2015) en el cual convergen factores de riesgo como el bajo rendimiento académico, inadaptación social, problemas económicos-familiares, consumo de sustancias psicoactivas, condiciones del vecindario, abandono de los padres, contexto social, grupo de pares antisociales, absentismo escolar, entre otros; y como factores protectores se pueden identificar el apoyo familiar, el grupo de pares prosociales, la inteligencia y la motivación por la escuela (Van der Put et al., 2014; Denney y Connor, 2016; Bravo et al., 2009).
Los factores de riesgo no solo son importantes para la prevención de la reincidencia y la delincuencia en menores infractores, sino que son eje esencial para la estabilidad de la sociedad, pues el impacto que tiene este fenómeno no es únicamente económico, sino también social, y se convierte en una de las principales preocupaciones dentro de las políticas públicas, debido a que estos costos van desde la saturación del sistema judicial hasta el hacinamiento en las cárceles, la percepción de inseguridad en las comunidades, la afectación en las víctimas y la pérdida de confianza en el sistema judicial (Ortiz, 2014; Garzón et al., 2018; UNODC, 2019).
Para Garzón et al. (2018), la reincidencia es un indicador de la ineficacia del sistema judicial en resocializar a los individuos que han cometido un delito, es decir, es una reintegración fallida que evidencia que existe la necesidad de formular programas eficaces (UNODC, 2019). Generar una reintegración eficaz de los delincuentes es una tarea compleja que requiere de programas específicos (UNODC, 2019), orientados a la intervención de factores a los que actualmente los sistemas judiciales no tienen respuesta y en donde es necesario que exista una articulación entre la familia, el Estado y sociedad (Ortiz, 2014; Valencia, 2015). En este sentido, las Reglas de Beijing (ONU, 1985), en su apartado treinta establecen que la investigación debe ser la base de las políticas y programas orientados a la atención de menores infractores, con énfasis en que son necesarias para establecer intervenciones eficaces en esta población.
En concordancia con lo anterior, existen diversos estudios que han abordado la reincidencia en menores infractores (Cuervo-Gómez et al., 2017; Miura y Fuchigami, 2020; Sharlein, 2016); algunos de estos se centran en la eficacia de los programas de intervención que reciben de los sistemas judiciales (Baglivio et al., 2018; Kretschmar et al., 2018), en los instrumentos para predecir la reincidencia (Genovés et al., 2017; Gomis- Pomares y Villanueva, 2019; García-García et al., 2016; Horcajo-Gil et al., 2019) y en los factores de riesgo (Vilariño et al., 2013); no obstante, estas investigaciones no realizan una discriminación entre factores estáticos y dinámicos de la reincidencia (Garrido et al., 2017; Fernández, 2018; Molina-Sierra, 2018), y estos últimos son susceptibles de modificación y por ende de relevancia para los programas de intervención. A la vez, se ha encontrado que muchos de los estudios que poseen énfasis en los factores dinámicos fueron realizados en países como Estados Unidos, Ghana y Corea (Cuevas et al., 2018; Van der Put et al., 2014; Boakye, 2020; Lee et al., 2019) y en menor medida en Iberoamérica.
Debido a la necesidad de crear un marco de referencia teórico sobre los factores asociados a la reincidencia, esta investigación tiene como objetivo analizar la evidencia empírica que aportan estudios sobre la influencia de los factores dinámicos asociados a la reincidencia de menores infractores en contexto español y portugués, partiendo de la siguiente pregunta problema: ¿Cuál es la evidencia empírica que aportan los estudios enfocados a la influencia de los factores dinámicos sobre la reincidencia de menores infractores dentro del contexto de España y Portugal?
Metodología
Búsqueda de estudios
La revisión incluye estudios disponibles entre el 2015 y el 2020, rango que permite conocer las tendencias que existen sobre trabajos que han abordado la asociación entre reincidencia y menores infractores. Primero, se realizó una búsqueda en las bases de datos electrónicas Scopus, ScienceDirect, Web of science, Dialnet, Scielo y ProQuest. En esta búsqueda se utilizaron las siguientes combinaciones de palabras claves: Juvenile delinquency* OR juvenile offenders* AND recidivism* OR Risk factors *.
Con el objetivo de maximizar la validez interna del estudio, se excluyeron todos los artículos que no cumplieran con un nivel de 3 a 5 de acuerdo a la SMS (Scientific Methods Scale) elaborada por Sherman et al. (1997). El diagrama de flujo de acuerdo a la Declaración PRISMA (Urrútia y Bonfill, 2010) seguido para la búsqueda puede verse en la figura 1. A los estudios cribados se les aplicaron los siguientes criterios de inclusión:
Los estudios cuya población fueran adolescentes entre 14 y 18 años.
Estudios de metodología aplicada (nivel de 3 a 5 en la SMS).
Estudios realizados en España y Portugal.
Se excluyeron aquellos estudios con población con problemas psicológicos severos (García-Andrade et al., 2018) (criterio de exclusión) y estudios que no aportaran información sobre los factores dinámicos (Dam et al., 2005; Walker y Herting, 2020).
Codificación de los estudios primarios
La búsqueda inicial resultó en 105 653 estudios; después de la aplicación de los criterios de inclusión y exclusión quedó un total de 20 estudios primarios, y solo tres de estos cumplieron los requisitos para el metaanálisis. La hoja de codificación se realizó siguiendo los lineamientos propuestos por Lipsey y Wilson (2001). Tres investigadores codificaron por separado los estudios recabados en las siguientes categorías: (a) Referencia del estudio; (b) Fuente; (c) Características de la muestra (i. e., tamaño, género); (d) Instrumentos de evaluación utilizados; (e) Tipo de reincidencia y (f) Factores dinámicos. Para garantizar la confiabilidad entre evaluadores, a alrededor del 60 % (n = 12) de los estudios incluidos se les realizó una doble codificación por los tres autores. El porcentaje obtenido de acuerdo general fue del 93.3 %, lo que es un indicador de una alta fiabilidad general entre evaluadores.
Análisis de datos
Se sacaron las desviaciones y las medias de los factores dinámicos y el nivel de riesgo total de la reincidencia de los artículos seleccionados; se procedió a realizar la prueba de normalidad Shapiro-Wilk, con la cual se halló que no había normalidad en los datos. Posteriormente se realizó un análisis de la varianza para datos no paramétricos y la prueba de Kruskal-Wallis para muestras independientes.
Resultados
Caracterización de las producciones
El primer dato sobre los artículos revisados es el periodo de publicación. El análisis reveló que durante el periodo 2015-2016 se publicaron tres artículos (15 %), en el periodo 2017-2018, ocho artículos (40 %) y durante el 2019-2020, nueve artículos (45 %). El desarrollo de la producción tuvo sus puntos más altos en los años 2017 y 2020, con cinco artículos cada uno, equivalentes al 50 % de la producción analizada (tabla 1). En general, de los 20 artículos considerados en este análisis, el 60 % se publicaron durante los últimos tres años.
En cuanto al idioma original de los artículos revisados, se encontró que cuatro fueron escritos en español (20 %) y 16 en inglés (80 %). En relación con la información metodológica de los estudios, debido a los criterios de inclusión y exclusión, los 20 artículos fueron empíricos (100 %). El 40 % (n = 8) de los artículos presentaron un diseño mixto, combinando diversas técnicas de recolección de datos como la aplicación de instrumentos estandarizados y entrevistas; el 60 % (n = 12) de los estudios fueron cuantitativos, identificándose una clara tendencia metodológica en el estudio de la reincidencia criminal de menores infractores. El cuestionario estandarizado más utilizado fue el Youth Level of Service/Case Management Inventory (YLS/CMI) con 65 % (n = 13), seguido del Structured Assesment of Violence Risk in Youth (SAVRY) con 10 % (n = 2), y otros cuestionarios con un 20 % (n = 4); solo un 5 % (n = 1) de los estudios utilizaron simultáneamente el YLS/CMI y el SAVRY. Las entrevistas fueron utilizadas principalmente para complementar la información de los cuestionarios.
En relación con la población de los artículos, el total fue de 6377 menores infractores, 1130 mujeres (18 %) y 5247 hombres (82 %). Se encontró que 214 menores (3 %) residían en Portugal en el momento del estudio y 6163 (97 %) en España; respecto a estos últimos, 5019 (81 %) eran de nacionalidad española y 1144 (19 %) eran extranjeros. El rango de edad más utilizado fue el de 14 a 18 años con el 50 % (n = 10), seguido del rango de 14 a 17 años con un 15 % (n = 3).
Uso del componente teórico e identificación de factores dinámicos
El análisis de los artículos revisados permitió identificar que el 85 % (n = 17) tenía como fundamento teórico el modelo de los ocho factores de Andrews, Bonta y Wormith (2006), quienes postulan que el historial delictivo, el patrón antisocial de la personalidad, la cognición antisocial, la relación con grupo de pares antisociales, la familia, la escuela/empleo, el ocio/ recreación y el abuso de sustancias psicoactivas se configuran como los factores dinámicos y estáticos de mayor nivel predictivo de la reincidencia. El restante 15 % (n = 3) de los estudios integraron factores que no hacen parte de este modelo, como lo son el razonamiento prosocial, el apoyo social, la regulación emocional y las habilidades sociales. El 100 % (n = 3) de los estudios analizados en el periodo 2015-2016 utilizaron el modelo de los ocho factores; a partir del 2017 el 82 % (n = 14) continuó empleando este modelo, y solo el 12 % (n = 3) integran factores que no hacen parte de este.
Es preciso mencionar que el abordaje de los factores difiere entre algunos autores; así, el 80 % (n = 16) los evaluó desde un enfoque de riesgo, es decir, el factor de relación con el grupo de pares mediante la presencia de amigos con comportamientos disruptivos, en contraste con el 10 % (n = 2) que abordan los mismos factores por medio de la perspectiva de factor de protección. Dicho de otra manera, el factor de relación con el grupo de pares mediante la presencia de amigos prosociales. Solo el 10 % (n = 2) de los artículos subdividieron sus factores, utilizando simultáneamente algunos desde el enfoque de riesgo y otros desde protección.
En cuanto a los factores que reportaron mayor capacidad predictiva de la reincidencia, nueve artículos reportaron resultados significativos en el factor de educación, ocho en el de relación con el grupo de pares, cinco en el consumo de sustancias psicoactivas, cuatro en familia, tres en actividades de ocio y cinco en otros factores (apoyo social, habilidades sociales y emociones). Lo anterior permitió identificar que los factores más significativos en el estudio de la reincidencia de menores infractores son la educación, que fue reportada en el 45 % de los estudios analizados, y la relación con el grupo de pares, con un 40 %. En el 10 % (n = 2) de los estudios no se encontraron diferencias significativas en los factores dinámicos, entre menores infractores reincidentes y no reincidentes, así como evidencia empírica que sustente que estos factores son los más adecuados para predecir los niveles de riesgo de reincidencia; en el 90 % (n = 18) de los estudios restantes sí encontró resultados significativos.
Datos cuantitativos
En cuanto al metaanálisis (tabla 2), se encontró que solo el 15 % (n = 3) de los estudios brindaba en sus resultados información como las medias y desviaciones en cada uno de los factores (artículos 2, 19 y 20 de la tabla 1). Por lo anterior, el análisis se realizó con tres artículos y se identificó que los datos de las medias son sensibles para identificar la varianza entre los grupos reincidentes, no reincidentes y general. Sin embargo, por el tamaño de esta muestra, no fue posible identificar en qué grupos específicos se encuentran las diferencias. Los factores en los que se encontraron diferencias significativas (p = .030) entre los grupos de estudio fueron: el de relación con el grupo de pares, consumo de sustancias psicoactivas, actitudes y nivel de riesgo total; los factores que no presentaron diferencias significativas (p = .459) fueron los de educación, familia y actividades de ocio.
Discusión y conclusiones
Este artículo tuvo como objetivo analizar, a partir de una revisión sistemática, la evidencia empírica que aportan los estudios sobre los factores dinámicos asociados a la reincidencia delictiva de adolescentes dentro de los contextos español y portugués. A continuación, se describirán los puntos más relevantes identificados a partir de los resultados, comenzando con la caracterización de las producciones.
Los datos revelan que el periodo de producción se ubica principalmente en los años 2017 y 2020. De hecho, desde el año 2017 ha existido un crecimiento considerable en los artículos que continúa hasta este momento.
No obstante, pese al crecimiento de la producción, el 100 % de los artículos analizados se ubicaron en países pertenecientes a la península Ibérica; existe poca o nula producción sobre este tema en países de Latinoamérica. Cabe decir que en los estudios incluidos se identificó una clara tendencia hacia la metodología cuantitativa; a la vez, los estudios de corte mixto se caracterizaron por la combinación de diversas técnicas donde prevalecen el uso de entrevistas e instrumentos estandarizados.
En relación con lo anterior, se halló que los principales instrumentos estandarizados para la evaluación de la reincidencia delictiva de menores infractores son el Youth Level of Service/Case Management Inventory (YLS/CMI) y el Structured Assesment of Violence Risk in Youth (SAVRY), lo cual coincide con los resultados de otras revisiones donde estos fueron los más citados entre los estudios que se analizaron, debido a su buen nivel predictivo, sus características psicométricas y que se encuentran adaptados al español (Schwalbe, 2007; Horcajo-Gil et al., 2019; Pueyo y Echeburúa, 2010).
Finalizando con el apartado de caracterización de las producciones, se encontró que el 82 % de la población de los estudios analizados correspondían a menores de sexo masculino; en relación con este hallazgo, varios autores afirman que existe una fuerte asociación entre la reincidencia delictiva y la variable de sexo, es decir, los hombres poseen mayores niveles de riesgo de reincidencia en contraste con las mujeres (Cuervo et al., 2017; Garrido et al., 2017; Buil-Legaz et al., 2019; Schwalbe, 2008), lo que explicaría por qué este tipo de investigaciones se caracteriza por poseer un mayor número de participantes masculinos.
En el apartado de uso del componente teórico e identificación de factores dinámicos, los datos revelan que el 85 % de los estudios tenía como fundamento teórico el modelo de los ocho factores de Andrews, Bonta y Wormith (2006), que deja como evidencia una clara unificación y consenso teórico sobre cómo abordar esta temática. Es importante señalar que a partir del año 2017 empezaron a emerger algunos estudios que integraban variables que no hacen parte de este modelo, por ejemplo, el razonamiento prosocial, lo que permite vislumbrar que existe una reciente necesidad de integrar nuevas variables que permitan tener una visión más holística de este fenómeno, y que trascienda la clásica perspectiva de estudio que se ha implementado hasta este momento. Al respecto, autores como Arce (2017) y Garzón (2016) realizaron estudios y hallaron que otras variables, como la autoestima, también aumentan los niveles de riesgo de reincidencia, y concluyeron sobre la importancia y el impacto social que tiene el poder identificar todos los factores que influyen sobre este fenómeno multicausal.
Es preciso mencionar que en los resultados de este análisis se encontró que el abordaje de los factores dinámicos difiere entre algunos autores; es así que un gran porcentaje de los estudios parten desde una perspectiva de factor de riesgo; entre tanto, otros desde una visión de factor protector o una combinación de los dos. Con relación a lo anterior, Cuervo et al. (2007) manifiestan que un mismo factor puede ser considerado de protección y de riesgo dependiendo de la forma en la que influya en la conducta de los menores, es decir, lo que debe determinar la postura del investigador sobre qué factores son de riesgo o de protección es el comportamiento de estos sobre la reincidencia delictiva.
Por otro lado, de acuerdo con los resultados del apartado de uso del componente teórico e identificación de factores dinámicos, los factores de educación y relación con el grupo de pares fueron los que reportaron un mayor nivel de predicción; es así que autores como Campos et al. (2012) en el estudio que desarrollaron encontraron que el grupo de amigos era uno de los factores con mayores niveles de asociación. Asimismo, algunos autores afirman que la presencia de conocidos o amigos delincuentes, la ausencia de modelos positivos y la presión del grupo de amigos constituyen un alto factor de riesgo de la reincidencia (Monteiro, 2018; Leverso et al., 2015). Por otra parte, Fuentealba (2016) expone que la marginación que tienen que afrontar los menores infractores termina por desencadenar aislamiento escolar o deserción, lo que aumenta hasta un 77.8 % las probabilidades de reincidir en la conducta delictiva. Lo anterior deja en evidencia la importancia de la identificación de estos factores en los programas de intervención direccionados a menores infractores, los cuales para poder generar un impacto positivo en la resocialización de estos adolescentes deben considerar las causas del delito y las consecuencias que deja este en sistemas como el educativo y el social.
Otros factores dinámicos identificados con buenos niveles de capacidad predictiva son el consumo de sustancias psicoactivas, la familia y las actividades de ocio. En relación con el factor de consumo de sustancias psicoactivas, se ha logrado reconocer que, además de ser un factor que aumenta las probabilidades de reincidencia delictiva, también incrementa los niveles de riesgo de otros factores dinámicos (Van der Put et al., 2014; Denney y Connor, 2016). Por otra parte, con relación al factor de familia se ha encontrado que la tipología familiar, el historial de abandono, los conflictos familiares, los estilos de crianza, los familiares con historial delictivo y los procesos de separación y divorcio influyen en el riesgo de reincidencia de los adolescentes (Navarro-Pérez y Pastor-Seller, 2017; Arce, 2017; Apaza y Chávez, 2019). En cuanto al factor de actividades de ocio, se ha hallado que los menores que presentan buenos niveles tienen un 44 % menos de probabilidades de reincidir (Gómez, 2007). En este sentido, es importante reconocer que la reincidencia delictiva es multicausal, que todos los factores influyen y se encuentran en interacción; por lo tanto, modificando algunos factores dinámicos se pueden generar cambios en la vida de los menores y reducir los niveles de riesgo de otros factores (Cuervo et al., 2009; Apaza y Chávez, 2019).
Así mismo, en los resultados arrojados en el apartado de datos cuantitativos se halló que factores como el grupo de pares, consumo de sustancias psicoactivas, actitudes y nivel de riesgo total presentan diferencias significativas entre menores reincidentes, no reincidentes y general; en contraste con factores como el de educación, familia y actividades de ocio, que no presentaron diferencias significativas entre grupos. Es así que en el estudio de los factores dinámicos es posible identificar autores que afirman que no existe una fuerte evidencia empírica que sustente que estos factores son los más adecuados para predecir los niveles de riesgo de reincidencia, y que no existen diferencias significativas entre grupos (Pechorro et al., 2020; Ortega-Campos et al., 2020), mientras que otros sustentan que existe una superioridad de estos sobre los estáticos (Pallarés, 2016; Cuervo et al., 2009; Andrews y Bonta, 2003; Simões et al., 2008).
Pese al anterior debate sobre si existen diferencias significativas o qué factores poseen un mejor nivel de predicción, el desarrollo de los programas y políticas orientados a la atención de esta población debe realizarse desde una base de investigación científica como lo postulan las Reglas de Beijing (ONU, 1985). Es ahí donde se hace necesario que haya un mayor número de estudios de investigación aplicada y un consenso en la comunidad científica que permita el acceso a los datos de investigación, que a su vez favorezca la construcción de modelos integrales de predicción de la reincidencia, que no solo incluyan los ocho factores propuestos por Andrews, Bonta y Wormith (2006), sino también las últimas tendencias en cuanto a las variables que se pueden relacionar con la reincidencia delictiva. Esto contribuiría a la prevención de la violencia, al desarrollo de procedimientos adecuados para la evaluación del riesgo de reincidencia y al planteamiento de procesos de atención e intervención eficaces (Pueyo y Echeburúa, 2010).
En conclusión, se puede afirmar que los factores dinámicos son los objetivos de intervención de primer nivel, puesto que su abordaje reduciría la conducta delictiva, y así el porcentaje de reincidencia se constituiría como la base de los programas de prevención e intervención (Cuervo et al., 2007; Andrews y Bonta, 2003). Por lo anterior, es necesario hacer hincapié en la relevancia de todos los niveles que posee el estudio de los factores que pueden incidir en la reincidencia delictiva de menores infractores. Una de las pruebas de ello es el desgaste que genera en los planos económico, social y legal, a su vez, el impacto en la percepción de seguridad, la saturación del sistema judicial y la afectación de las víctimas (Garzón et al., 2018; UNODC, 2019). Con todo, surge la necesidad de centrarse en el desarrollo de programas de intervención eficaces que no se centren en un sistema penal severo, sino en el fortalecimiento de las habilidades sociales, culturales y psicológicas de los adolescentes (García-López y Morales, 2014).
Limitaciones
Las conclusiones que se manifiestan en este artículo deben ser interpretadas a la luz de algunas limitaciones como la consideración de estudios escritos únicamente en inglés, español y portugués. A la vez, investigaciones solo de metodología aplicada, con lo que se excluyen estudios escritos en otro idioma y revisiones sistemáticas, las cuales podrían contener información que resulte relevante en la discusión sobre los factores dinámicos asociados a la reincidencia delictiva de menores infractores. También se prescindió de documentos provenientes de la literatura gris, también llamada no convencional 1.