INTRODUCCIÓN
Antecedentes históricos
La República de Venezuela fue durante muchos años (1950-1990) un ejemplo de sistema democrático en Hispanoamérica cuando otros países de su entorno se encontraban inmersos en dictaduras militares como la de Pinochet en Chile, la Junta Militar en Argentina, Stroessner en Paraguay, etc. (Llosa, 2017, p.15). Sin embargo, el sistema empezó a entrar en problemas asociados a la corrupción política de los partidos democráticos junto con el estancamiento económico de un sistema "rentista" generado por la gran dependencia hacia el gobierno y el sector petrolero (Rallo, 2018, p.1). En el año 1992, en la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez, el militar Hugo Chávez dio un "golpe de Estado" fallido en una situación de grave crisis política cuyo acontecimiento más relevante fue la protesta ciudadana de 1989 conocida como "El caracazo".
Después de la presidencia de Carlos Andrés Pérez hubo tres mandatarios, pero solo el último, Rafael Caldera, tuvo tiempo para implementar reformas, aunque estas se mostraron insuficientes. Sin embargo, los problemas económicos se agravarían con el siguiente gobierno.
Hugo Chávez Frías fue elegido presidente en 1999 y mantuvo el cargo hasta su muerte en 2013. Durante su gobierno, de corte socialista, empezó una serie de políticas económicas que posteriormente, con el gobierno de Nicolás Maduro, se mostrarían desastrosas. Venezuela tiene una gran dependencia económica del petróleo ya que cuenta con la mayor reserva de crudo del mundo y es uno de los principales productores de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). En el año 2012 más del 90% de las exportaciones del país estaban relacionadas con el petróleo, sector que se basa en un monopolio estatal a través de la empresa pública Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA). Esta es la fuente principal de obtención de los dólares necesarios para poder importar los bienes de consumo y de capital que el país no produce. El gobierno de Hugo Chávez se benefició de los altos precios de las materias primas durante esos años y emprendió un programa de elevado gasto público y crecimiento del poder estatal (Rallo, 2016, p. 1).
Un ejemplo de esto es que el gasto público real se duplicó desde 1999 hasta 2013 como muestra la siguiente gráfica.
En el momento en que se produjo la caída del precio del petróleo (2014 en adelante) el modelo entró en una profunda crisis pues el gobierno carecía del acceso a los dólares necesarios debido a la excesiva dependencia hacia este sector. Las autoridades reaccionaron erráticamente emitiendo deuda en los mercados internacionales y recurriendo a una excesiva emisión monetaria por parte del banco central, lo que generó una gran devaluación de la moneda nacional. Esto nos muestra que el desajuste fiscal del gobierno es la causa directa del alto endeudamiento y de la elevada inflación, que cerró el año 2017 con una tasa acumulada del 2616%, según datos de la Asamblea Nacional.
Además, según (Cordeiro: 2016) en esos años se optó por alterar los controles de cambio de divisas que se empezaron a crear en los años ochenta y que constituyen la principal causa de la enorme corrupción política y del desabastecimiento de dólares, al fijar un precio artificialmente bajo para la moneda extranjera. El corolario de estas medidas fue la existencia de un mercado negro o paralelo donde el tipo de cambio era mucho más elevado (alcanzó 687 bolívares por dólar en 2014). La corrupción era inevitable pues se abría la posibilidad de comprar dólares a un precio muy bajo, mediante ayudas políticas, y venderlo en el mercado informal. De esta manera, además del narcotráfico, según (Hausmann: 2018) muchas personas vinculadas al gobierno se han enriquecido en los últimos años. Este complejo sistema cambiario se fue modificando en los siguientes años.
El control de cambio es un caso particular de control de precios los cuales siempre han existido en el país, aunque en menor grado que en la actualidad. Los precios máximos para productos de consumo masivo desalientan la producción de los mismos y generan una profunda escasez en los centros comerciales, largas colas en los supermercados para conseguir los productos y un amplio mercado negro. (Ruiz, 2015, p. 1). Más adelante veremos cómo cuando los precios de mercado no son libres el sistema económico deja de funcionar racionalmente (Mises, 1980, p. 53).
Otro problema de la economía venezolana es la enorme inflación que padece (la más alta del mundo) el valor de la divisa local es cada vez menor y los agentes económicos se deshacen en cuanto pueden de ella comprando bienes duraderos - huida hacia valores reales- o cualquier otro activo monetario. Este fenómeno ya fue estudiado por el economista de la Escuela Austríaca Ludwig von Mises (1881-1973). Mises, a la sazón jefe de la Cámara de Comercio de Austria, propuso una serie de reformas para revertir la situación que podrían adaptarse al contexto actual para el caso de Venezuela y que estudiaremos con detalle a lo largo del artículo.
Precio del petróleo, ingresos públicos y la "enfermedad holandesa"
La principal fuente de obtención de ingresos públicos procede de Petróleos de Venezuela (PDVSA) pero la producción ha caído en los últimos años y actualmente es una empresa quebrada que se ha visto obligada a importar gasolina cuando el país es uno de los mayores productores de crudo del mundo. Esto se debe a que los costes de producción son tan altos que resulta más rentable comprarlo a otros países como EE.UU o Nigeria. Esto contrasta con el aumento de la producción de petróleo en EEUU que, gracias a la técnica de fracturación hidráulica (tracking), está en camino de ser independiente energéticamente por primera vez en su historia (Lacalle, 2014, p. 10). Hay que señalar también como indican (Montaner., et al: 2014) la ingente cantidad de petróleo que se ha entregado al régimen cubano por motivos exclusivamente ideológicos ya que agravan la situación del sector. Como consecuencia del declive de este sector y del resto de la economía nacional el PIB ha caído un 34% en los últimos cuatro años (Rallo, 2013, p. 1).
El control de precios: precios máximos y control de cambios.
En Venezuela han sido frecuentes los precios máximos5, concretamente, la Ley de Costos y Precios Justos (LCPJ) aprobada en el año 2015 establecía una gran cantidad de precios máximos que supuestamente iban a contener la espiral alcista de los precios, protegiendo a los consumidores y castigando a los empresarios (se prohibieron márgenes de beneficio por encima del 30%). Sin embargo, los precios máximos generan escasez y desincentivan el espíritu empresarial y la producción nacional. Ludwig von Mises indica los efectos de la fijación de precios con el siguiente ejemplo:
«The government believes that the Price of a definite commodity, e.g., milk, is too high. It wants to make it possible for the poor to give their children more milk. Thus it resorts to a Price ceiling and fixes the Price of milk at a lower rate than that prevailing on the free market. The result is that the marginal producers of milk, those producing at the highest cost, now incur losses. As no individual Farmer or businessman can go on producing at loss, these marginal producers stop producing and selling milk on the market»6
Siempre que se establece un precio por debajo de lo que el mercado libre establecería se genera un exceso de demanda que se materializa en escasez y en procedimientos alternativos de distribución del producto. El más característico es el sistema de colas (First-Come, First-Served, los primeros solicitantes adquieren el producto) que impera en Venezuela y el saqueo violento de las tiendas y negocios, pero en muchos países después de conflictos bélicos (un ejemplo es España tras la guerra civil de 1936-1939) y en Cuba, con la dictadura de Fidel Castro, se ha utilizado el sistema de racionamiento de los bienes. La solución al problema de la escasez radica por tanto en la eliminación del control de precios. El caso de Alemania es muy ilustrativo ya que tras la Segunda Guerra Mundial las potencias occidentales decidieron establecer precios máximos que generaron una gran escasez y que únicamente se eliminó cuando un ministro de economía, Ludwig Erhard, decidió establecer el mercado libre, dando inicio al milagro económico alemán (Wirtschaftswunder) (Hueta de Soto, 2004, p. 86).
De acuerdo con nuestro análisis Venezuela tendría que abandonar el control de precios ya que este sistema es el responsable de la incipiente hambruna7. La eliminación de los controles pondría de manifiesto la inflación reprimida que existe para muchos bienes y servicios generando un sinceramiento de la actual situación económica.
Un caso particular de fijación de precios: el control de cambios.
Venezuela ha tenido en su historia varios controles de cambio después de abandonar los tipos de cambio fijos y entre ellos destacan el Régimen de Cambio Diferencial (RECADI) que estuvo vigente desde 1983 a 1989 y la Junta de Administración Cambiaria (JAC) que operó entre 1994 y 1996. En el periodo que estamos analizando destacan los tres tipos de cambio (Sicad-1, Sicad-2 y Simadi) que ya hemos descrito y que fueron sustituidos por un sistema con dos tasas de cambio en marzo de 2016. En enero de 2018 se unificó el sistema cambiario eliminando la tasa Dipro y manteniendo el proceso de subasta de la tasa Dicom -aunque referenciado al euro y no al dólar-. A 31 de enero de 2018 el precio estaba en 3.345 bolívares por dólar, una cantidad muy alejada del mercado paralelo donde ha llegado a cotizar a 228.000 bolívares por dólar según información de Dolar Today, página web censurada por el gobierno de Venezuela. El objetivo de los controles de cambio, que han sido muy frecuentes también en Argentina - con el famoso "cepo cambiario"-, es frenar la salida de capitales y contener la inflación, pero no han logrado ninguno de esos objetivos. En el caso de Venezuela han provocado un proceso muy burocrático de aprobación y liquidación de divisas perjudicando al aparato productivo y estimulando el mercado negro donde el tipo de cambio se ha elevado desproporcionadamente con relación al tipo de cambio oficial. Una consecuencia de esta política indica (Ruiz: 2015) es que, entre 2003 y 2015, la fuga de capitales superó los 180.000 millones de dólares. Los economistas de la escuela austriaca ya advirtieron de los efectos negativos de los controles de cambio. Así, Mises señala que:
«Cuando las autoridades se lamentan de la escasez de divisas, de lo que en verdad se quejan es de otra cosa, del efecto que provoca su política de fijación de precios. Al precio oficial fijado arbitrariamente, la demanda excede a la oferta»8
El siguiente cuadro recoge el historial de los distintos sistemas cambiarios de los gobiernos bolivarianos.
Fecha | Organismo Regulador | Tipo de cambio Bs F/$ | Observaciones |
---|---|---|---|
2003 | Cadivi | 1,60 | Para todos los productos |
2004 | Cadivi | 1,92 | Para todos los productos |
2005 | Cadivi | 2,15 | Para todos los productos |
08-01-2010 | Cadivi | 2,60 y 4,30 | El primero para alimentos y el segundo para el resto de productos. |
08-06-2010 | Sitme | Tipo de cambio permuta (5,30) | |
30-12-2010 | Cadivi | 4,30 | Unificación para todos los productos |
05-02-2013 | Cencoex | 6,30 | Se sustituye Cadivi por Cencoex |
08-02-2013 | Cencoex-Sicad | Tipo de cambio permuta (12) | |
2014 | Cencoex- Sicad II | 51,86 | Se elimina el Sicad I |
2015 | Cencoex-Simadi | 198,99 | |
2016 | Cencoex- Dipro-Dicom | 10 y mecanismo de subasta | Dipro a 10 para productos prioritarios y Dicom por subasta para el resto. |
2018 | Dicom reformado | Se elimina Dipro |
Fuente: Elaboración de los autores con datos del BCV.
La emisión monetaria, la inflación y la propuesta de dolarización
El banco central de Venezuela (BCV)9 fue reduciendo progresivamente la convertibilidad al oro de los billetes de banco, primero al 50% y luego gradualmente hasta que finalmente quedó sin efecto en 1974. Con el fin del patrón oro se estableció un tipo de cambio fijo de 4,30 bolívares por dólar que dio cierta estabilidad monetaria pero que se eliminó en 1983 ante la caída del precio del petróleo y la pérdida de reservas internacionales pasando a sistemas de control de cambios (1983-1989,1994-1996,2003-Actualidad),tipos de cambio flexibles (1989-1992), minidevaluaciones (1992-1994), bandas cambiarias (1996-2002) y flotación controlada (2002-2003) cuyos resultados han sido desastrosos en términos de deterioro del poder adquisitivo de la moneda (Ruiz: 2015).
La Escuela Austriaca de Economía sostiene que inflación es un fenómeno monetario generado por una emisión excesiva de dinero por parte del BCV que es una de las instituciones más cuestionadas del país. La emisión monetaria se realiza para financiar el elevado déficit público que acumula el país que en gran parte se ha cubierto también recurriendo a un excesivo endeudamiento público que ha hecho que Venezuela tenga el mayor Riesgo País de la región10.
En el año 2008 el gobierno de Chávez recurrió a cambiar de divisa, sustituyendo al Bolívar viejo por un Bolívar nuevo, llamado "fuerte" y eliminando tres ceros de la unidad monetaria. Esta medida no frenó en absoluto la inflación que es ahora mucho más elevada11y ya alcanza los cuatro dígitos12 en un proceso de distorsión de los precios relativos de los bienes que imposibilita un cálculo económico racional (los precios de los productos cambian cada pocas horas). Un dato que refleja la gran creación monetaria es el aumento desproporcionado de la liquidez monetaria. Según (Ruiz: 2015) en 1997-2016 hubo un crecimiento del 72.903,02 % de este indicador y en el periodo 2013-2016 creció un 435,87%. La causa de la enorme depreciación del Bolívar radica en esa emisión sin respaldo del BCV para financiar el elevado gasto público del país. En este contexto los agentes económicos intentan deshacerse de la moneda ya sea mediante la compra de moneda extranjera o criptomonedas como Bitcoin13 o mediante la adquisición de bienes no perecederos. Este proceso se conoce como la «huida hacia valores reales» y fue analizado por Ludwig von Mises con relación a la hiperinflación de la República de Weimar. Así, Mises señala:
«En cuanto la opinión pública se da cuenta de que no hay razón para esperar un fin en la inflación, y que lo precios continuarán creciendo, aparece el pánico. Nadie quiere mantener su dinero, porque su posesión implica pérdidas mayores y mayores de un día para el otro; todos se apresuran a intercambiar dinero por bienes, la gente compra cosas que no necesita demasiado sin considerar el precio, tan solo para deshacerse del dinero. Este es el fenómeno que ocurrió en Alemania y en otros países que siguieron una política de prolongada inflación, conocida como la "huida hacia valores reales". Los precios de los productos crecen aceleradamente como también los tipos de cambio de las monedas extranjeras, mientras que el precio de la moneda doméstica cae casi a cero. El valor de la moneda colapsa, como fue el caso en Alemania en 1923»14.
El siguiente gráfico muestra la evolución de la inflación acumulada en Venezuela para el período de 2000-2017.
Fuente: Elaboración de los autores con datos del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Comisión de Planificación y Finanzas de la Asamblea Nacional de Venezuela.
Una característica típica de los procesos de hiperinflación es la gran escasez de dinero, ocasionada por la gran creación monetaria por parte del banco central. En este sentido, el profesor Juan Ramón Rallo, señala que:
«La multiplicación de la oferta de dinero da lugar al hundimiento de su demanda como activo financiero y, por tanto, a una multiplicación de los precios muy superior al aumento previo de la oferta. ¿Consecuencia? El dinero escasea para efectuar muchos de los pagos que antes de multiplicar su oferta podían practicarse con normalidad. La escasez de dinero en Venezuela no es una prueba de que el gobierno ha impreso muy poca moneda, sino de que ha impreso demasiada y, sobre todo, de que se espera que vaya a imprimir mucha más»15
Es decir, los comerciantes se protegen de la expectativa de inflación subiendo los precios de los productos, que se incrementan a un ritmo más rápido del que el gobierno es capaz de imprimir los billetes por lo que hay una enorme falta de efectivo para las actividades diarias.
Venezuela se encuentra en una hiperinflación16 por lo que es relevante estudiar la propuesta de dolarización que fue la salida adoptada por Zimbabue después de la hiperinflación que padeció en 2008. De hecho, según (Cordeiro: 2016) la mayoría de los costes de la economía venezolana ya están dolarizados, pero no los salarios de los trabajadores. El dólar es la moneda necesaria para la compra de viviendas, automóviles y para las adquisiciones a plazo por lo que la economía del país ya está dolarizada de manera informal (dolarización de facto).
Otros países que han dolarizado oficialmente su economía son Ecuador y El Salvador. Ecuador se dolarizó a principios del año 2000 tras una crisis financiera y altas tasas de devaluación de la moneda local, el sucre, algo similar a lo que ocurre actualmente en Venezuela. Desde entonces, Ecuador ha tenido una gran estabilidad monetaria y se puede afirmar que la dolarización ha evitado que la crisis económica que tiene el país haya derivado en estanflación (crisis con inflación). El caso de El Salvador es algo distinto pues dolarizó en el año 2001, mediante la Ley de Integración Monetaria, sin estar en una crisis inflacionaria y con una situación macroeconómica estable. El principal beneficio que ha traído la dolarización a este país es la reducción de las tasas de interés que ha supuesto un ahorro financiero muy importante para las familias y empresas (Hinds, 2010, p.1). La dolarización es el proceso por el cual se sustituye la moneda nacional por el dólar y el banco central pierde la capacidad de emitir moneda y controlar las variables monetarias. Dolarizando la economía del país se eliminaría el riesgo cambiario reduciendo las altas tasas de inflación de forma drástica y permitiendo que los agentes económicos vuelvan a confiar en el valor del dinero. De esta forma se fomentaría el ahorro y la inversión en mayor grado (aún quedaría pendiente un gran conjunto de reformas políticas, legales y económicas). La dolarización oficial fomentaría la repatriación de capitales en cuanto la situación política mejore. Además, la dolarización reduciría los costes de transacción pues el principal producto de exportación, el petróleo, se cotiza en dólares, que es la moneda de reserva internacional17.
En Venezuela hay algunos estudios que analizan la posibilidad de un cambio monetario. Uno de los principales centros de investigación es Cedice Libertad, un think tank dedicado a la defensa de las libertades económicas que lleva varios años proponiendo la dolarización de la economía nacional. El principal impulsor de esta medida a nivel académico es Jose Luis Cordeiro que publicó en 1998 un libro al respecto titulado "La segunda muerte de Bolívar... y el renacer de Venezuela" aunque en ese momento se centraba más en la propuesta de la Caja de Conversión o Currency Board, un modelo que adoptó Argentina en los años noventa para salir de una hiperinflación.
La alternativa más compatible con el libre mercado sería la libertad de elección de moneda como propuso a finales de los años setenta el economista de la Escuela Austríaca Friedrich Hayek en su obra La desnacionalización del dinero (1978). De acuerdo con esta teoría no habría leyes de curso forzoso que obligasen a utilizar un determinado signo monetario y la base monetaria no sería emitida por los bancos centrales sino por empresas privadas en libre competencia. Aunque sea una propuesta alejada de los actuales sistemas financieros cabe destacar el caso de Panamá, un país sin leyes de curso legal (se utiliza el dólar de forma natural) ni banco central. En Panamá existe una gran integración financiera y las casas matrices de los bancos internacionales operan como prestamistas de última instancia en caso de que se produzca una crisis de liquidez. De hecho, según (Moreno-Villalaz: 2010) Panamá ha tenido varias crisis económicas, pero nunca una crisis cambiaria.
La ausencia de libertad económica
Si Venezuela quiere superar la situación política y económica en la que se encuentra debe acabar con la mentalidad socialista, rentista y mercantilista que se remonta a décadas pasadas pero que se ha agudizado con el modelo del socialismo del siglo XXI. El profesor Jesús Huerta de Soto define el socialismo como: «toda restricción o agresión institucional contra el libre ejercicio de la acción humana o función empresarial»18.
En efecto, en Venezuela no hay respeto por la propiedad privada y el sector productivo se haya completamente intervenido. En el mercado laboral los gobiernos de Chávez y Maduro han aprobado aumentos constantes del salario mínimo que, según la teoría económica como indica (Hazlitt: 1946), perjudican a los trabajadores menos productivos, inducen rigidez y pueden generar un gran volumen de desempleo si el salario mínimo está muy por encima del mercado libre.
Además, las subidas de los salarios nominales siempre están por debajo del ritmo de depreciación de la moneda por lo que los salarios reales se han desplomado en los últimos años. En el ámbito fiscal es necesario un ajuste drástico del gasto público para que el sector privado tenga más capacidad para generar riqueza y se reduzca la corrupción política.
La falta de respeto a la propiedad privada genera inseguridad jurídica y desincentiva la inversión nacional y extranjera en el país. Durante años se han realizado expropiaciones forzosas de forma arbitraria. Un ejemplo de este tipo de leyes fue la Ley de Tierras de 2002 que provocó una gran conmoción en el país y fue el principio de una serie de reformas socialistas. La pérdida de libertad económica de Venezuela es la caída en el índice elaborado por la fundación Heritage, que sitúa al país en el puesto 179 para el año 2017, sólo por encima de Corea del Norte.
Las reformas en el ámbito económico que hemos señalado son necesarias para la recuperación de Venezuela, pero no suficientes pues es aún más relevante un cambio político para que el país recupere las libertades que ha venido perdiendo (represión política de manifestaciones públicas, falta de libertad de expresión, etc.). Esta crisis política junto con la crisis económica ha provocado que millones de venezolanos emigren hacia otros países y que la pobreza se haya generalizado en un país que hasta hace pocas décadas contaba con una clase media muy importante.
MATERIALES Y MÉTODOS
La metodología se basó en la interpretación de los datos macroeconómicos de Venezuela en base a la teoría económica de la Escuela Austríaca.
RESULTADOS
De acuerdo con la Escuela Austríaca, la crisis económica en Venezuela es consecuencia de un modelo económico basado en la planificación central. La emisión monetaria descontrolada por parte del banco central genera un proceso inflacionario que se agrava con los controles de precios sobre los bienes de consumo y el dólar. La dolarización de la economía permitiría revertir la inflación pero son necesarias muchas reformas de liberalización para superar la crisis actual.
DISCUSIÓN
Una de las mayores dificultades de la investigación fue el acceso a datos oficiales pues el banco central no publica información macroeconómica desde el año 2015. Por ese motivo se ha recurrido a datos de otras organizaciones nacionales e internacionales. En el año 2017, la Asamblea Nacional- entonces en manos de la oposición- publicó el índice de inflación acumulada que hemos utilizado en el gráfico II. En cuanto a las reformas señaladas hay que indicar que no deberían tomarse de forma aislada, sino que tienen que formar parte de un programa de reajuste económico muy profundo y cuyos resultados no serían inmediatos dada la extrema situación en la que se encuentra el país.
CONCLUSIONES
El análisis de la situación económica de Venezuela nos muestra que el socialismo es un modelo fracasado que genera pobreza y grandes distorsiones allí donde se aplica. La excesiva dependencia del estado, la fijación de precios máximos, las nacionalizaciones de empresas, la política inflacionista del banco central y los controles de cambio han sumido al país en una profunda crisis humanitaria. Los precios máximos sobre los bienes de consumo generan una gran escasez de productos básicos y no contienen la inflación de precios cuyo único responsable es un banco central dependiente del gobierno y que lleva a cabo una política monetaria muy expansiva para financiar el elevado gasto público de Venezuela. Existe también una gran dependencia del sector petrolero que constituye la principal fuente de obtención de dólares junto con el endeudamiento externo por lo que los futuros gobiernos tendrían que plantearse establecer un marco jurídico confiable que permita a los agentes económicos diversificar la estructura productiva del país.
Es importante realizar un diagnóstico correcto de las causas de los problemas económicos si se quieren plantear buenas soluciones y achacar la crisis a shocks externos como la caída del precio del barril de petróleo o a la especulación (la supuesta "guerra económica") es confundir los síntomas con las causas de la crisis. La caída del precio del petróleo ha sido el detonante de una crisis que ya venía gestándose desde hace muchos años y que no ha afectado en gran medida a otros países productores de petróleo debido a que han desarrollado políticas más responsables. Las reformas que deben adoptarse son muy numerosas y requieren de un gran compromiso político pues suponen reemplazar la mentalidad estatista y rentista por un modelo de apertura comercial y libertad económica.