Introducción
Según la OMS "una persona con discapacidad es aquella que presenta restricciones en la clase o en la cantidad de actividades que puede realizar debido a dificultades corrientes causadas por una condición física o mental permanente o mayor a seis meses" (Organización de las Naciones Unidas, 1998, p.5), por lo que la inclusión de estas personas es de vital importancia. La discapacidad se clasifica en grupos según se encuentre afectada el área motriz, sensorial o intelectual. La discapacidad motora, tal y como reconoce la CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades), hace referencia a cualquier restricción o deterioro en las capacidades físicas para realizar diferentes actividades en el rango considerado normal del ser humano (López, Fernández, & Polo, 2005). No obstante, siempre que sea posible, es preferible utilizar el concepto de diversidad funcional para mantener una ética discursiva positiva (Aparicio, 2018).
Centrándonos en el ámbito infantil, el Gross Motor Function Classification System (GMFCS), cimentado en la clasificación de la salud, funcionamiento y discapacidad, tiene como objetivo describir la funcionalidad de los niños1 con base en sus limitaciones (Palisano, Rosenbaum, Bartlett, & Livingston, 2008). Esta clasificación consta de 5 niveles: Grado I, marcha normal; Grado II, marcha con dificultades; Grado III, marcha con apoyo para caminar; Grado IV, movilidad limitada, requiere de ayudas técnicas para trasladarse; y Grado V, utiliza silla de ruedas para los desplazamientos. En este contexto, existen diversas patologías relacionadas con la diversidad funcional comúnmente evidenciadas en el contexto escolar: parálisis cerebral, espina bífida, lesiones medulares, distrofia muscular, artritis crónica juvenil, amputaciones o traumatismos cráneoencefálicos (Cumellas & Estrany, 2006). Por ello, el niño con diversidad funcional ve afectado su aprendizaje debido a limitaciones o carencias respecto al movimiento, expresión y estimulación. Así pues, es de vital importancia realizar una óptima valoración de las necesidades de estos colectivos, lo que nos permitirá determinar sus carencias y limitaciones, a nivel escolar, según el tipo, grado y severidad de diversidad funcional que presenten.
Gran parte de los programas de intervención fisioterapéutica en niños/as con diversidad funcional se fundamentan en el desarrollo de la psicomotricidad. La psicomotricidad engloba diversos parámetros entre los cuales tenemos la motricidad gruesa y fina.
La motricidad gruesa hace referencia a la globalidad del cuerpo para ejecutar las acciones y movimientos que implican la utilización de grandes grupos de músculos, y está vinculada con el dominio corporal, lateralidad, coordinación global y equilibrio. La motricidad fina, en cambio, hace hincapié en movimientos más finos que demandan mayor precisión y coordinación. El fomento de la psicomotricidad no solo favorecerá el desarrollo de la inteligencia motriz, sino que también estimulará el aprendizaje activo y el trabajo en equipo (Aristizábal, Ramos, & Chirino, 2018). Por otra parte, Martín (2003) alega que la evolución del aprendizaje requiere de una buena motricidad, puesto que el progreso cinético coopera con caracteres sensoriales de vital importancia para que se formen otras áreas motoras que están comprometidas en la lectura y en la escritura. Todo ello incide en la importancia y necesidad de estimular adecuadamente la motricidad en la edad infantil, especialmente en niños/as con diversidad funcional.
Materiales y métodos
Descripción del problema
Actualmente, en el Ecuador, se ha sensibilizado sobre el tema de la inclusión de personas con diversidad funcional. Sin embargo, todavía no existen espacios y profesionales adecuados para la realización de fisioterapia educativa. Por tanto, el alumnado con diversidad funcional es remitido a centros especializados, alejándolo del contexto educativo reglado. Por ello, es necesario estimular su motricidad en las escuelas para favorecer su inclusión social, aprendizaje y desarrollo cognitivo.
Objetivos
El objetivo general es determinar el impacto de un programa de actividad física integral, siguiendo las recomendaciones básicas en este campo (Martín-Caro & Rosa, 2003; Pérez, 2004), respecto a la motricidad gruesa de niños/as que presentan diversidad funcional, atendidos en el servicio de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital General Teófilo Dávila, Machala (Ecuador). El programa de Actividad Física Integral aplicado incidió, fundamentalmente, sobre el componente físico, aunque incluía factores psicosociales y cognitivos que no fueron analizados en esta investigación. Los objetivos específicos del estudio fueron los siguientes:
Evaluar la mejora de la 'motricidad gruesa' de los niños/as participantes en el programa de Actividad Física Integral y, en segundo lugar, valorar la opinión de maestros/as y padres/tutores sobre el efecto del programa.
Hipótesis y pregunta de investigación
H: el programa de Actividad Física Integral provocará una mejora significativa de la motricidad gruesa en niños escolarizados con diversidad funcional. P: ¿cómo perciben los maestros/as y padres/tutores/as de los niños/as escolarizados con diversidad funcional los efectos del programa de Actividad Física Integral?
Diseño
El presente estudio de caso se aborda a través de un diseño cuasi-experimental con un grupo experimental, tomando medidas pretest y postest. La metodología utilizada es cuantitativa descriptiva. Adicionalmente, con el objetivo de enriquecer los resultados de la investigación, complementamos los datos cuantitativos con dos encuestas de valoración, analizando así las opiniones de los colectivos implicados.
Población y muestra
La población del estudio está conformada por la totalidad de pacientes atendidos en el Servicio de Rehabilitación Infantil del Hospital Teófilo Dávila entre abril y diciembre de 2017. La muestra para el estudio (n=12) fue seleccionada intencionalmente, teniendo en cuenta los siguientes criterios de inclusión: edad entre 5 y 12 años; presencia de diversidad funcional y expresión de patologías de diversos tipos; estar vinculados al sistema educativo; y voluntad del padre/madre o tutor de colaborar con el estudio. El único criterio de exclusión aplicado fue el abandono del programa de Actividad Física Integral. Características de la muestra: Sexo: 6 niños (50 %) y 6 niñas (50 %); Edades: 2 niños de 5-6 años (16,67 %), 4 niños de 7-8 años (33,33 %), 4 niños de 9-10 años (33,33 %) y 2 niños de 11-12 años (16,67 %). Media edad 8,5 (± 2,24) años; Patologías: 3 niños (25 %) con parálisis cerebral hemiparética espástica (G80.2), 3 niñas (25 %) con parálisis cerebral diparética espástica (G80.1), 1 niña (8,33 °%) con parálisis cerebral hipotónica (G80.8), 1 niño (8,33 %) con parálisis cerebral cuadriparética espástica (G80.0), 3 niños (25 %) con Lesiones de Sistema Nervioso Central LESNC (G09) y 1 niña (8,33 %) con Traumatismo Cráneo Encefálico (T90.0); Nivel de diversidad funcional: 3 niños (25 %) con una funcionalidad Grado I, 8 niños (66,67 %) con Grado II y una niña (8,33 %) con Grado III; Escolarización: 11 niños (91,67 %%) asisten a escuelas regulares (Escuela Bolívar Guambo, Unidad Educativa la Providencia y Escuela Mixta Fiscal Dr. Camilo Gallegos) y 1 niño (8,33 %) a una escuela especial (Instituto Especial del Oro).
Instrumentos de medida
Se utilizó el test Gross Motor Function Measure (GMFM) para observar y medir la motricidad gruesa en niños/as con parálisis cerebral, patologías neurológicas e incluso síndrome de Down (Russell, Rosenbaum, Wright, & Avery, 2013). Adicionalmente, se utilizó una encuesta para maestros/as y otra para padres/tutores/as, con 5 preguntas de respuesta múltiple cada una.
Procedimiento de recogida y análisis de datos
Previa a la aplicación del programa de Actividad Física Integral se aplicó individualmente el test GMFM 88 (Russell et al., 2013). Dicho test fue aplicado por la fisioterapeuta del centro siguiendo los protocolos determinados. Una vez concluido el programa de Actividad Física Integral se realizó nuevamente el test para contrastar los resultados. De este modo se evaluó el efecto del programa de Actividad Física Integral sobre la variable motricidad gruesa.
Pese a la rigurosidad del estudio, algunas variables como, por ejemplo, la participación en actividades motrices recreativas, escaparon al control de los investigadores. Las distintas pruebas estadísticas aplicadas se realizaron con el software SPSS v.24.0. Principalmente realizamos una comparativa entre la medida inicial y la final (prueba T para muestras relacionadas) y un estudio de la relación entre los resultados de las distintas categorías analizadas (correlaciones). Tras la intervención, también se aplicaron encuestas a los maestros/as y padres/tutores/as de los niños objeto de estudio.
Resultados
Test Gross Motor Function Measure (GMFM 88)
Comprobación de la fiabilidad de la muestra (test de Alfa de Cronbach): α=0.881, por lo que su fiabilidad puede calificarse como muy buena.
Comprobación de la normalidad de la muestra (test de Kolmogorov-Smirnoff): p>0,05 en todos los casos, confirmando que la muestra era normal.
Comprobación de la homocedastidad de la muestra (test de Levene): p>0,05 en todos los casos, confirmando que la varianza era homogénea.
Comparación de las medidas pretest-postest (test T para muestras relacionadas): diferencias estadísticamente significativas en todos los casos, tanto a nivel general, como en cada una de las categorías del test GMFM, en la tabla.
*Mejoras estadísticamente significativas p<0,001
Fuente: elaborado por los autores (Osorio, Pallarès, Chiva, & Capella).
Correlaciones (test de Pearson): 3 casos significativos, entre las categorías posición supino y giro-sedestación; posición supino y giro-bipedestación, con un nivel de correlación alto (0,60≤r p <0,80) en ambos casos; y entre las categorías bipedestacióndeambulación, con un nivel de correlación muy alto (0,80≤r p <1).
Encuesta para maestro/a
¿Considera necesario que un niño/a con diversidad funcional sea vinculado a tratamiento fisioterapéutico? El 58 % de los casos respondió a: Sí; y el 42 % respondió c: A veces, depende del caso. No se registró ningún resultado para la respuesta b : No.
¿Considera que un niño/a con diversidad funcional tendría que trabajar mediante actividades para mejorar la motricidad gruesa? El 67 % de los casos respondió a: SÍ; y el 33 % respondió c: A veces. No se registró ningún resultado para la respuesta b: No.
Como maestro/a ¿ha realizado alguna evaluación a sus alumnos/as con diversidad funcional para conocer su nivel de motricidad gruesa? El 42 % de los casos respondió a: Si; y el 58 % respondió c: A veces. No hubo registros para la respuesta b: No.
¿Si su respuesta a la pregunta anterior es afirmativa seleccione como lo realiza? El 25 % de los casos respondió a: Prueba de patrones básicos de movimiento; el 25 % respondió b: Observación; y el 50 % respondió c: Actividades de motricidad gruesa y fina. No hubo registros para d: Prueba de sensibilidad motriz de Dayton; y e: Otros.
¿Considera que un niño/a con diversidad funcional, que es sometido a un programa de tratamiento de fisioterapia integral con el cual mejorara su postura, lateralidad, coordinación, equilibrio, imagen corporal y todo lo referente a motricidad gruesa, esto le ayuda o influye de alguna manera para que este niño tenga un mejor aprendizaje? El 67 % de los casos respondió a: Sí, completamente; y el 33 % respondió b: Si, en parte. No se registraron resultados en las opciones c: Si, pero muy poco; ni d: No, para nada.
Encuesta para padres/tutores
¿Cómo fue usted vinculado al servicio de medicina física y rehabilitación del Hospital Teófilo Dávila? El 17 % de los casos respondió a: Por otros padres; el 25 % b: Por maestros; y el 58 % c: Por el médico. Sin registros para d: Por otros medios.
¿Manifieste en qué medida ha llenado sus expectativas el tratamiento de fisioterapia integral que está recibiendo su hijo/a con diversidad funcional para mejorar su motricidad? El 67 % de los casos respondió a: Completamente; y el 33 % respondió b: Medianamente. Sin registros para c: Mínimamente; y d: No llena mis expectativas.
¿Ha evidenciado alguna mejoría en las actividades de motricidad gruesa (caminar, saltar,..) en su hijo/a? El 58 % de los casos respondió a: Evidentemente; y el 42 % respondió b: Medianamente. Sin registros, c: Mínimamente; y d: No ha habido mejora.
¿Recomendaría a otros padres con niños/ as con diversidad funcional ser sometidos a sesiones de fisioterapia integral para mejorar su motricidad gruesa y demás beneficios que tiene el tratamiento? El 83 % de los casos respondió a: Sí; mientras el 17 % respondió b: No.
¿Ha evidenciado algún cambio/mejora en su hij o/a en lo que se refiere a su aprendizaje tras haber sido vinculado a este tratamiento de fisioterapia? El 58 % de los casos respondió a: Sí; el 25 % respondió b: Si, en parte; y el 17 % respondió c: Sí, pero muy poco. No se registraron resultados en la opción d: No, para nada.
Discusión
Nuestros resultados están en consonancia con recientes investigaciones (Alotaibi, Long, Kennedy, & Bavishi, 2013; Jooyeon & MinYoung, 2013; Mi-Ra, Byoung-Hee, & Dae-Sung, 2016; Waghavkar, 2015), confirmando el valor de los datos obtenidos. Por otra parte, las respuestas de las encuestas nos permiten responder a la pregunta de investigación planteada de inicio respecto a cómo se percibe el efecto del programa de Actividad Física Integral aplicado. Igualmente, se destaca una opinión mayoritaria en cuanto a la necesidad de implementar este tipo de terapias, así como en el beneficio cognitivo asociado a la mejora en el desarrollo motor de los niños/as.
Conclusiones
Con base en los resultados expuestos podemos afirmar que se cumple la hipótesis planteada y se ofrece una amplia respuesta a la pregunta de investigación sugerida, puesto que el programa de Actividad Física Integral provocó mejoras significativas en la motricidad gruesa de los niños/as escolarizados con diversidad funcional. Esta afirmación se cumple tanto a nivel global, teniendo en cuenta todos los ítems del test Gross Motor Function Measure, como a nivel de categorías, considerando de manera individual las distintas tareas motrices analizadas en dicho test: posición supino y giro, sedestación, gateo y posición arrodillado, bipedestación y deambulación, carrera y salto. Esta situación apunta a una mejora de motricidad gruesa de los/as participantes gracias a su participación en el programa de Actividad Física Integral. Igualmente, se observa, sin lugar a dudas, que la valoración global de ambos colectivos es muy positiva, incidiendo notablemente en la mejora motriz facilitada. Estas valoraciones se complementan a la perfección con los datos cuantitativos, reforzando y reafirmando el valor de los resultados obtenidos y resaltando el efecto beneficioso del programa aplicado sobre la motricidad gruesa de los/ participantes.
La pertinencia de este tipo de estudios está fuera de toda duda, pues resulta imprescindible conocer los efectos específicos de estas intervenciones para mejorar el desarrollo motor y cognitivo de los niños que presentan diversidad funcional.