A nivel mundial, la proporción de personas mayores de 60 se incrementará en los próximos años, lo cual ha influido para que estudiosos de diversas disciplinas orienten sus esfuerzos en el análisis de las condiciones que promuevan bienestar y salud en el envejecimiento. De acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2021), el Estado de México, en donde residen los participantes de este estudio, es la entidad federativa más poblada de México con 16.992.418 habitantes. Para el 2020, el Consejo Estatal de la Población del Estado de México calculaba que residían 1.919.454 personas mayores, que corresponde al 11.30 % de la población estatal, además, se estima que para el 2030, 15 de cada 100 mexiquenses serán personas mayores.
Dado el incremento en las expectativas de vida y en la longevidad, también ha habido un aumento en investigaciones enfocadas a los factores que promueven bienestar en esta etapa de la vida. Foster y Walker (2021) señalan que se han utilizado diferentes términos relacionados con el envejecimiento, y en particular, con la definición de "envejecer bien", por ejemplo, se habla de envejecimiento saludable (Organización Mundial de la Salud, 2015), envejecimiento positivo (Hill & Smith, 2015), envejecimiento activo (Urtamo et al., 2019) y envejecimiento armonioso (Liang & Luo, 2012). Cada uno de estos términos incluyen diferentes aproximaciones hacia el proceso de envejecer y consideran distintos aspectos a medir tanto individuales como sociales.
El término de envejecimiento activo ha sido más utilizado en la investigación europea, mientras que envejecimiento exitoso se cita más en la literatura estadounidense. Pfaller y Schweda (2019) señalan que ambas concepciones han sido criticadas por promover políticas sesgadas que privilegian o simplemente imponen prácticas y estilos de vida particulares, no obstante, se reconoce la importancia que tienen al promover una visión más positiva del envejecimiento, contraria a la visión previa que se enfocaba básicamente en el deterioro de las personas. Los autores proponen investigar las evaluaciones subjetivas de varias dimensiones de una "buena vida" en la vejez.
Al respecto, Fernández-Ballesteros et al. (2010) analizaron el significado de "envejecer bien" que tenían las personas de siete países latinoamericanos -incluido México- y tres europeos, en los cuales encontraron una estructura similar del concepto. Los reactivos que mostraron medias más altas en la mayoría de los países fueron: mantener una buena salud hasta que me muera, ser capaz de cuidar de mí, tener familia y amigos, y sentirme bien conmigo mismo. Estos aspectos han sido de alguna manera citados en la literatura como parte del envejecimiento exitoso y activo. En este estudio se retoman algunos aspectos de salud, apoyo social y sentirse bien consigo mismo, como parte de un buen envejecimiento.
La satisfacción con la vida (SV) es un constructo psicológico que se refiere a la evaluación cognitiva que una persona hace de su vida y refleja necesidades psicológicas y sociales satisfechas. También se denomina bienestar subjetivo, y es un componente importante de la calidad de vida de las personas, ya que se basa en las percepciones de los individuos y, por lo tanto, en lo que la persona cree que es importante para su vida, en función de sus propios estándares (Diener & Suh, 1998). Este constructo se ha estudiado como un posible indicador de la adaptación psicológica a la vejez y como un indicador de envejecimiento exitoso (Lučanin et al., 2017), aunque algunas investigaciones incluyen a la SV como parte del envejecimiento exitoso (Cosco et al., 2014; Depp & Jeste, 2006).
En una revisión de encuestas internacionales, Diener y Suh (1998) encontraron evidencia empírica que demuestra que las personas tienen niveles equivalentes de SV, aún cuando sus circunstancias objetivas son diferentes y señalan que la SV no declina con la edad de las personas a pesar de que ciertos recursos tienden a disminuir, lo cual consideran puede deberse a un ajuste personal en las metas acorde con los recursos y competencias de cada persona, o bien como plantean Baltes y Carstensen (1996), a los procesos que la gente usa para enfrentar la vejez.
Diferentes aspectos demográficos, médicos, psicológicos y sociales se han analizado como predictores de SV en personas mayores. Dentro de los aspectos demográficos, la edad ha sido una de las variables más estudiadas y los resultados no son consistentes, ya que algunos autores reportan que la SV disminuye con la edad (Elmstahl et al., 2020), otros no han encontrado relación (Kutubaeva 2019; Lim et al., 2016) y unos más plantean una relación en forma de "U" (Schwandt, 2016), que también ha sido cuestionada (Bartram, 2021; Hellevik, 2017; Laaksonen, 2018). El sexo es otra de las variables estudiada y los resultados tampoco son consistentes, algunos autores señalan diferencias entre hombres y mujeres (Elmstahl et al., 2020; Kim et al., 2020) y otros no (Gutiérrez et al., 2014). El vivir con pareja o con familia ha mostrado puntajes más altos en SV (Elmstahl et al., 2020; Lim et al., 2016).
En lo que respecta a la salud, se han evaluado diversos indicadores objetivos y subjetivos como actividad física (Parra-Rizo & Sanchis-Soler, 2020); habilidad funcional o capacidad de realizar actividades de manera autónoma (Liu et al., 2020); estado general de salud (Lim et al., 2016), los cuales se asocian de forma positiva con SV. Varios autores señalan que la autopercepción de salud es un predictor de SV (Celik et al., 2018; Kutubaeva, 2019; Lučanin et al., 2017; Ng et al., 2017). Además, hay amplia evidencia empírica que muestra es más probable que las personas altas en bienestar subjetivo adopten estilos de vida saludables (Diener et al., 2018).
Algunos aspectos psicosociales relacionados con SV son el apoyo social, la soledad y la vulnerabilidad. Respecto al apoyo social, Kocalevent et al. (2018) señalan que no existe consenso en la conceptualización y medición del apoyo social, en general, se hace referencia al apoyo estructural y funcional. El apoyo funcional se relaciona con la experiencia de contar con algunas personas (familia, amigos, vecinos) que proporcionen ayuda cuando se requiere, mientras que el apoyo estructural hace referencia al tamaño, tipo de red y la frecuencia de contacto. Siette et al. (2021) indican que el apoyo social generalmente se divide en tres tipos: emocional, instrumental e informativo y se refiere a la disponibilidad que un individuo percibe de la ayuda de otros.
Existe amplia evidencia empírica que demuestra la importancia del apoyo social en la satisfacción de vida de personas mayores, por ejemplo, Khodabakhsh (2021) hizo una revisión de investigaciones que analizan los factores que se asocian con la satisfacción de vida de personas mayores de Asia y encontró que el apoyo social es el factor más importante que afecta la SV. Otros autores han encontrado que las personas que tienen mayores puntajes en SV son las que perciben más apoyo de la familia y los amigos (Chen, 2021; Sahin et al., 2019), más apoyo económico, instrumental y emocional (Huang & Fu, 2021) y apoyo global (Papi & Cheragi, 2021).
Así mismo, se ha estudiado la relación entre apoyo social y soledad, por ejemplo, Wang et al. (2018) hicieron una revisión de la relación entre apoyo social y soledad con problemas de salud mental en adultos y encontraron que existe una relación negativa entre apoyo social y soledad, y la soledad, a su vez, se asocia con enfermedad mental. Otros estudios indican que las personas mayores que perciben mayor apoyo social reportan menos sentimientos de soledad (Ayla & Kanwal, 2018; Simbala-Esperilla & Neira-Mendoza, 2021) y mayor SV (Farriol-Baroni et al., 2021; González-Zabala, 2021); incluso se ha encontrado que la percepción de soledad media el efecto de las redes de apoyo social (familia, amigos y ayuda de otros) en la SV, es decir, el apoyo social de la familia y de los amigos tiene efectos indirectos en la SV, a través de la percepción de soledad (Bai et al., 2018; Hombrados-Mendieta et al., 2013).
Con respecto a la vulnerabilidad, de acuerdo con la definición del Diccionario Panhispánico del Español Jurídico de la Real Academia Española (2020), se considera que una persona es vulnerable cuando con mayor riesgo que el común, puede ser herido o lesionado física o moralmente. Las personas mayores se han considerado como un grupo vulnerable en función de diversas características demográficas, sociales, económicas y políticas que incrementan la susceptibilidad al daño (Tate, 2012).
No obstante, Brocklehurst y Laurenson (2008) señalan que la vulnerabilidad es más que el impacto de daño físico, emocional o mental, ya que también es resultado de una construcción social y un contexto histórico, y no puede ser entendida sin analizar las categorías, causas y efectos de esta desde la percepción de las personas mayores (Bajotto et al., 2017), lo cual permitiría buscar estrategias para enfrentarla de acuerdo a las condiciones de cada persona.
Sarvimãki y Stenbock-Hult (2016) señalan que la vulnerabilidad frecuentemente se toma como sinónimo de fragilidad, sobre todo cuando se trabaja con personas mayores, sin embargo, estos autores indican que la fragilidad es uno de los determinantes de la vulnerabilidad, pero no son lo mismo. Ser vulnerable debido a la fragilidad o debilidad se refiere al tipo de vulnerabilidad que generalmente se asocia con la enfermedad y la disminución de la capacidad funcional, pero es importante considerar que la vulnerabilidad es un constructo multidimensional en el cual las condiciones conductuales, socioculturales, económicas y políticas interactúan con procesos biológicos a través de la vida de una persona (Barbosa et al., 2019; Cappelli et al., 2020).
Existe evidencia empírica que señala que la vulnerabilidad social -física, social, mental y económica- afecta el bienestar y la calidad de vida de las personas mayores (Montoya & Martínez, 2018; Shin et al., 2021); también se ha relacionado el apoyo social con la vulnerabilidad y se ha encontrado que las personas insatisfechas con el apoyo y los recursos sociales presentan mayor vulnerabilidad social (Lozano et al., 2017). Cabe mencionar que la mayoría de los estudios hacen referencia a factores demográficos y de salud de las personas, y pocos consideran la vulnerabilidad percibida por las personas mayores.
Desde un enfoque psicosocial y con base en los postulados del modelo de Baltes y Carstensen (1996) el éxito de la vejez no debe ser medido contra un estándar y que la satisfacción de vida se refiere a lo que la persona cree que es importante para su vida, basado en sus propios estándares (Diener et al., 2018). En ese sentido, el objetivo de la presente investigación es analizar los efectos directos e indirectos del apoyo social, la soledad y la vulnerabilidad percibida en la satisfacción de vida de dos grupos -uno de 60 a 69 años de edad y el otro de 70 a 99- de personas mayores mexicanas. El criterio para conformar los dos grupos de edad fue básicamente estadístico (MD=69) y para fines comparativos, ya que como se señala en el Informe Mundial sobre el Envejecimiento y la Salud, "el envejecimiento solo se relaciona vagamente con la edad cronológica de una persona" (Organización Mundial de la Salud, 2015, p. 3).
Método
Participantes
Se realizó un muestreo no probabilístico intencional de 4.433 personas mayores de 56 municipios del Estado de México, México. Inicialmente, los participantes fueron 4.785 y se eliminaron 352 porque en el apartado de datos generales no se especificó el sexo o edad del participante o faltaba la respuesta en alguno de los reactivos. El 61.8 % (2.741) fueron mujeres y el 38.2 % (1.692) hombres.
Los criterios de inclusión que se consideraron en el estudio fueron: (1) tener 60 años o más, (2) ser residentes del Estado de México, y (3) aceptar participar en el estudio de manera voluntaria. El criterio de exclusión tomado en cuenta en la presente investigación fue que la persona mayor presentara alguna complicación cognitiva, que no le permitiera comprender adecuadamente las instrucciones y el sentido de cada uno de los reactivos, lo cual, se evaluó a través de preguntas de ubicación tempo-roespacial -fecha y lugar de residencia.
En la tabla 1 se muestran algunas características sociodemográficas de la muestra dividida por grupos de edad: personas de 60 a 69 años y de 70 a 99 años de edad.
Características | 60 a 69 años (N = 2.398) % f | 70 a 99 años (N = 2.035) % f | |
Sexo | |||
Hombres | 35.7 (855) | 41.1 (837) | |
Mujeres | 64.3 (1.543) | 58.9 (1.198) | |
Edad | m = 64.62 | m = 76.76 | |
d.e. = 2.90 | d.e. = 5.8 | ||
Estado civil | |||
Soltero | 8.3 (200) | 5.9 (121) | |
Casado /unión libre | 70.5 (1.688) | 54.3 (1.103) | |
Divorciado / separado | 7.9 (190) | 4.7(96) | |
Viudo | 13.2 (317) | 34.8 (709) | |
Otro | 0.1 (3) | 0.3 (6) | |
Persona con quien vive | |||
Solo | 10.3 (247) | 16.6 (337) | |
Con pareja | 52.8 (1.267) | 41.5 (844) | |
Familiares o amigos | 34.6 (830) | 39.1 (795) | |
Otras personas | 2.3 (54) | 2.8(59) | |
Grado académico | |||
Sin estudios | 7.2 (172) | 23.3 (475) | |
Primaria | 52.5 (1.258) | 56.7 (1.524) | |
Secundaria | 22.7 (544) | 10.7 (218) | |
Carrera Técnica | 5.5 (131) | 3.9 (80) | |
Bachillerato | 5.3 (127) | 1.7 (35) | |
Licenciatura | 6.1 (147) | 3.4 (69) | |
Posgrado | 0.8 (19) | 0.2 (5) | |
Ocupación | |||
Trabajo de tiempo completo o medio | 24.4 (585) | 12.8 (261) | |
Ama de casa | 48.5 (1.163) | 49.1 (999) | |
Jubilado | 8.0 (193) | 10.3 (210) | |
Desempleado | 10.4 (249) | 18.7 (381) | |
Otro | 8.7 (208) | 9.0 (184) | |
Cuenta con afiliación al servicio médico | |||
Instituciones públicas | 70.1 (1.681) | 71.8 (1.462) | |
Instituciones privada | 4.7 (112) | 3.5 (72) | |
Ninguna | 25.2 (605) | 24.6 (501) | |
Características | 60 a 69 años (N = 2.398) % (f) | 70 a 99 años (N = 2.035) % f | |
Cuentan con jubilación | |||
Sí | 26.9 (644) | 38.0 (773) | |
No | 73.1 (1.754) | 62.0 (1.261) | |
Ingresos | |||
Lo desconozco | 7.3 (175) | 8.3 (169) | |
Menos de $4.000 | 53.8 (1.289) | 61.6 (1.254) | |
De $4.001 a $9.000 | 31.5 (755) | 24.4 (496) | |
De $9.001 a $18.000 | 5.2 (125) | 4.4 (89) | |
De $18.001 o más | 2.2 (54) | 1.2 (27) |
Instrumentos
Se utilizó la escala de soledad de la Universidad de California (UCLA, Loneliness Scale) la cual fue desarrollada por Russell et al. (1978) y consta de 20 reactivos en formato tipo Likert con cuatro opciones de respuesta: "A menudo me siento así" hasta "Nunca me siento así". Es un instrumento ampliamente utilizado en distintas poblaciones, entre ellas las personas mayores, y los autores reportan un confiabilidad de 0.96 (alfa de Cronbach). Es importante mencionar que en México solo se encontró el trabajo de Serrano (2018), el cual menciona la adaptación de la UCLA, no obstante, la autora no reporta datos psicométricos de la escala.
Además, se empleó la escala de Red Social de Lubben (en inglés, Lubben Social Netwoerk Scale: LSNS-6), la cual fue desarrollada por Lubben et al. (2006) para evaluar el apoyo social percibido en personas mayores en función del tamaño de su red social, de la confianza que estos vínculos generan y de la frecuencia de los contactos que tiene la persona con quienes le rodean. El instrumento se conforma de seis preguntas divididas en dos dimensiones: familia y amigos. Es una herramienta que ha sido adaptada y utilizada en diferentes contextos debido a que es breve y sencilla, para población mexicana fue adaptada por Bustamante et al. (2018), sin embargo, los autores no proporcionan información psicométrica del instrumento; no obstante, la LSNS-6 ha sido utilizada en estudios con personas mayores en México y no ha mostrado problemas de funcionamiento (Bustamante et al., 2018; Moreno-Tamayo et al., 2019).
Se aplicó la Escala de Vulnerabilidad Percibida (PVS por sus siglás en inglés, Perceived Vulnerability Scale) de Myall et al. (2009), la cual se conforma de 22 reactivos que buscan valorar los sentimientos de vulnerabilidad en personas mayores, donde se les pide que para cada uno de los reactivos piensen, "¿hasta qué punto se sienten vulnerables?" en aspectos tales como la pérdida de independencia, deterioro físico y mental, aislamiento social y aspectos financieros. De acuerdo con lo que reportan los autores es un instrumento que se conforma de un solo factor, con una alfa de Cronbach de 0.95. El instrumento cuenta con un formato Likert con cuatro opciones de respuesta que van de "Nada vulnerable" hasta "Muy vulnerable". Cabe señalar que no se cuenta evidencia del funcionamiento psicométrico en población mexicana de la PVS.
Para evaluar la SV se utilizó el instrumento de Diener et al. (1985), el cual fue revisado y reducido por Pavot y Diener en 1993. Es un instrumento que se conforma de cinco reactivos que permiten medir las valoraciones globales sobre el grado de satisfacción con la vida, cuenta con un formato tipo Likert con cinco opciones de respuesta ("Totalmente de acuerdo" a "Totalmente en desacuerdo"), y los autores indican una confiabilidad de 0.87 (alfa de Cronbach). Es un instrumento que se ha empleado en diferentes poblaciones con buenos indicadores psicométricos, entre ellos población mexicana (e.g., Martell et al., 2018; Padrós et al., 2015).
Procedimiento
Se contó con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Social del Estado de México, a través de la Dirección del Bienestar Social para Personas Adultas Mayores, cuyo personal, conformado por psicólogos en su totalidad, fue capacitado para la aplicación de los instrumentos con la finalidad de poder resolver las dudas o inquietudes que surgieran durante la aplicación, así como determinar el procedimiento de contención y apoyo psicológico, en caso de que esto se presentara como consecuencia de la verbalización de alguna respuesta o situación evocada por el participante, al responder los reactivos -lo cual no se presentó durante la aplicación-. Los encuestadores asistieron al domicilio de las personas mayores, donde les explicaban el objetivo del estudio y se les pedía su participación voluntaria, además se les explicó que la información recabada era confidencial y para fines de investigación. La aplicación de los instrumentos se realizó en forma de entrevista y posteriormente, cada uno de los encuestadores capturó las respuestas en un formato electrónico (Google forms). La recolección de información llevó aproximadamente tres semanas durante el mes de marzo del 2020.
Consideraciones éticas
Se siguieron todos los principios de la Declaración de Helsinki. Los participantes recibieron información sobre los objetivos del estudio, el propósito de las preguntas, la participación voluntaria, y las instituciones involucradas en la implementación del estudio. Se obtuvo también el asentimiento informado de cada uno de los participantes. Cabe señalar que no se cuenta con la autorización de algún Comité de Ética, debido a que el estudio no representa algún tipo de riesgo considerable para la población, al tratarse solo de información sobre la percepción que las personas mayores tenían respecto a las variables de estudio.
Análisis estadísticos
Para conocer si las características psicométricas de los instrumentos eran las adecuadas, se llevaron a cabo Análisis Factoriales Confirmatorios de las cuatro escalas con el programa estadístico AMOS versión 5. Para la escala de soledad de la Universidad de California, la Escala de Vulnerabilidad Percibida (PVS) y la escala de Satisfacción con la Vida de Diener se analizó el ajuste de modelos unifactoriales como lo proponen los autores. En el caso de la escala de Red Social de Lubben (LS-NS-6), a pesar de que originalmente se proponen dos dimensiones, en esta investigación se obtuvo un mejor ajuste con un modelo unifactorial. Se analizó la invarianza de los instrumentos por grupo de edad utilizando los citerios propuestos por Cheung y Rensvold (2002): ΔX2: p≥.05, ΔCFl: ≤ 0.01 y ΔRMSEA: ≤0.015.
Con el programa estadístico SPSS versión 24 se calcularon pruebas t de Student para muestras independientes, y determinar las diferencias por grupos de edad en SV, vulnerabilidad, soledad y apoyo social. Además, se calcularon correlaciones de Pearson entre las variables estudiadas por grupo de edad. Para analizar los efectos directos e indirectos de las variables en la satisfacción de vida se diseñó un modelo de ecuaciones estructurales y se probó el ajuste a través del programa AMOS versión 5 y el método de estimación de máxima verosimilitud. Se utilizó la paquetería G*Power versión 3.1.9.7 para calcular el poder estadístico.
Resultados
En la tabla 2 se pueden observar los indicadores de ajuste de cada instrumento utilizado en la presente investigación y sus coeficientes de consistencia interna (alfa de Cronbach). De acuerdo con Browne y Cudeck (1992) y Hu y Bentler (1999), los puntajes de los índices son adecuados cuando el CFi (Comparative Fit Index) y el TLI (Tucker-Lewis Index) tienen un valor > .90, el RMSR (RootMean Square Residual) tiene un valor < .05 y el RMSEA (Root Mean Square of Aproximation) un valor de < .08. Los instrumentos mostraron índices de ajuste y confiabilidad adecuados.
Instrumento/Escala | X2(gl) | CMIN | CFI | TLI | RMSEA | RMSR | α |
Soledad de la UCLA | 1.733.974(144) | 12.041 | .984 | .979 | .050 (.048-.052) | .010 | .980 |
Red social de Lubben | 63.697 (3) | 21.232 | .994 | .970 | .068 (.054-.082) | .063 | .771 |
Vulnerabilidad percibida | 1.892.884(155) | 12.212 | .934 | .939 | .074(.071-.077) | .042 | .968 |
Satisfacción con la vida | 8.407 (3) | 2.802 | 1.000 | .999 | .020(.004-.037) | .004 | .902 |
Se efectuó el AFC multigrupo para probar la in-varianza de medición de los instrumentos: Escala de Soledad de la UCLA, Red Social de Lubben, Escala de Vulnerabilidad y Escala de Satisfacción con la Vida. Se probó la invarianza de los instrumentos por grupo de edad, para personas de 60 a 69 años y de 70 a 99 años (véase tabla 3). Los índices mostraron que los cuatro instrumentos presentan invarianza estricta dado que el ACFI fue = <.001 y el ARMSEA resultó < .015. No se cumplió en todos los casos con el criterio de que el ΔX2 fuera no significativo (p<.05), no obstante, dado que la X2 es sensible al tamaño de la muestra y a la no normalidad en la distribución de los datos (Hair et al., 1999), se consideró el criterio de Cheung y Rensvold (2002), quienes proponen que si la diferencia entre los CFI de los dos modelos es igual o menor a .01, los modelos comparados son equivalentes.
Nota. M1. Invarianza de configuración (Línea base); M2. Invarianza métrica o débil (X restringidas); M3. Invarianza escalar o fuerte (X y T restringidos); M4. Invarianza estricta (λ, T y θ restringidos).
Al comparar las medias de puntajes en las variables medidas solo se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de edad en la variable vulnerabilidad, soledad y apoyo social (tabla 4). El grupo de participantes de 70 a 99 años tuvo medias más altas en vulnerabilidad y soledad, mientras que el grupo de 60 a 69 años tuvo una media mayor en apoyo social. En ambos grupos la media de satisfacción con la vida se encontró por arriba de la mediana. La media de apoyo social se encontró por abajo de la mediana. La variable soledad se encontró cerca de la mediana y la vulnerabilidad ligeramente por arriba.
Variable | 60 a 69 años | 70 a 99 años | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
M | DE | M | DE | t | d de Cohen | |
Satisfacción con la vida | 18.69 | 3.77 | 18.53 | 3.79 | 1.46 | 0.04 |
Vulnerabilidad | 44.70 | 16.40 | 47.95 | 17.03 | -6.45** | -0.19 |
Soledad | 30.56 | 13.04 | 32.56 | 14.57 | -4.82** | -0.14 |
Apoyo social | 2.34 | 0.91 | 2.27 | 0.93 | 2.40* | 0.07 |
Nota. El rango de la escala de satisfacción con la vida fue de 5 a 25, vulnerabilidad de 22 a 88, de soledad de 20 a 80, apoyo social de 0 a 5. ** diferencia significativa p ≤ 0.01, * p ≤ 0.05.
En los dos grupos de edad todas las correlaciones entre las variables fueron estadísticamente significativas (véase tabla 5). La soledad y la vulnerabilidad presentaron correlaciones más altas con SV que el apoyo social en ambos grupos. En el grupo de 70 a 99 años, la correlación entre soledad y SV, así como entre el apoyo social con soledad y vulnerabilidad fueron ligeramente mayores.
SV | AP | S | V | |||||
G1 | G2 | G1 | G2 | G1 | G2 | G1 | G2 | |
SV | - | - | .26* | .28* | -.35* | -.42* | -.39* | -.39* |
AP | - | - | -.22* | -.26* | -.13* | -.17* | ||
S | - | - | .42* | .42* | ||||
V | - | - |
Nota. sv= satisfacción con la vida, AP= apoyo social, v= vulnerabilidad, s= soledad, Gl=Grupo de 60 a 69 años, G2=Grupo de 70 a 99 años. *Correlación significativa p < 0.01.
En cuanto a la bondad de ajuste de los modelos de SV para personas mayores de 60 a 69 años y de 70 a 99, se encontró que los índices de ajuste son adecuados para ambos grupos de edad (véase tabla 6).
Modelo | Xi 2 / gl | CMIN | CFI | TLI | RMSEA |
De 60 - 69 años | 7.918.408/1.275 | 6.211 | .942 | .937 | .047 (.046-.048) |
De 70 - 99 años | 7.577.361/1.275 | 5.943 | .940 | .936 | .049 (.048-.050) |
Para ambos modelos la potencia estadística fue de 1-β=1.00, lo que significa que es muy baja la posibilidad de cometer un error de Tipo II (Cárdenas & Arancibia, 2014).
En las figuras 1 y 2 se observan las varianzas explicadas por cada variable dentro del modelo de SV. La variable apoyo social predice mayor porcentaje de varianza de vulnerabilidad y soledad en el grupo de 70 a 99 años y de SV en el grupo de 60 a 69 años.
Al comparar los modelos explicativos (figura 1 y 2) de SV de los dos grupos de edad se puede observar que para ambos grupos es mayor la varianza explicada de SV al relacionar apoyo social con soledad y vulnerabilidad, que si se mide el efecto directo del apoyo sobre SV. La variable apoyo social relacionada con vulnerabilidad explica similar porcentaje de varianza de SV en ambos grupos de edad; y el apoyo social relacionado con la soledad explica más varianza de SV en el grupo de 70 a 99 años.
Discusión
El objetivo de la presente investigación fue analizar los efectos directos e indirectos del apoyo social, la soledad y la vulnerabilidad percibida en la SV de dos grupos de personas mayores, uno de 60 a 69 años de edad y el otro de 70 a 99. Los resultados mostraron que para ambos grupos es mayor la varianza explicada de SV al relacionar apoyo social con soledad y vulnerabilidad, que si se mide el efecto directo del apoyo sobre SV, lo que confirma lo reportado por otros autores (Bai et al., 2018; Hombrados-Mendieta et al., 2013) en lo que respecta al papel mediador de la soledad; sin embargo, no se encontraron datos previos acerca del papel mediador de la vulnerabilidad, que también mostró un efecto directo en la SV.
Es claro que hay algunas diferencias estructurales en las personas de mayor edad, ya que un mayor porcentaje son viudos, viven solos y tienen menos escolaridad; además, un menor porcentaje tiene trabajo remunerado y aunque otro porcentaje está jubilado, los ingresos para ambos grupos son bajos. No obstante, el promedio obtenido en SV es similar y se podría considerar medio-alto a pesar de que la percepción de soledad y vulnerabilidad es más alta en el grupo de mayor edad. Este resultado confirma que no necesariamente la SV disminuye con la edad como lo reportan algunos autores en otros países (Kutubaeva, 2019; Lim et al., 2016) y que de acuerdo a lo que sugiere Laaksonen (2018), a pesar de que las personas presentan una pérdida o disminución de ciertos recursos (e.g., físicos, económicos, psicológicos) a medida que avanza la edad, es probable que también realicen un ajuste sobre sus propias metas, lo que permite que la SV no decremente con la edad.
Otra posible explicación de que la sv en ambos grupos haya sido similar, concuerda con los postulados de Baltes y Carstensen (1996), quienes señalan que, a través de los procesos de selección, compensación y optimización, las personas mayores pueden enfrentar las distintas pérdidas y ganancias propias de esta etapa de la vida. Sería conveniente que en futuros estudios se analizaran estos procesos con el fin de conocer las estrategias que las personas mayores utilizan para mantener su SV, a pesar de las pérdidas físicas, económicas y sociales que enfrentan.
Es importante señalar que, a mayor apoyo social percibido menor percepción de soledad, lo cual coincide con lo que mencionan otros autores (Ayla et al., 2018; Simbala-Esperilla & Neira-Mendoza, 2021; Wang et al., 2018). No obstante, la forma en que se midió el apoyo social en esta investigación fue con un puntaje global acerca del apoyo de la familia y los amigos, pues a pesar de que la escala de red social de Lubben et al. (2006) -ampliamente utilizada en la literatura- propone dos dimensiones, estas no se corroboraron con la muestra de este estudio, por lo que se sugiere para futuros estudios diseñar una escala más amplia que permita evaluar el apoyo social de la familia y los amigos, e incluso de los vecinos, además de considerar diferentes tipos de apoyo como el emocional, instrumental, económico e informativo como lo refieren Siette et al. (2021).
Además, no se consideró la satisfacción que la persona percibe de esos apoyos ni el tipo de soporte que notan como lo han hecho otros autores (Hombrados-Mendieta et al., 2013), quienes señalan que si bien existe una relación negativa entre apoyo social y soledad, es importante utilizar medidas multidimensionales de ambos constructos para profundizar en el análisis de la relación de las variables, pues ellos encontraron que la satisfacción con el apoyo tiene mayor efecto que la frecuencia de este en la percepción de soledad.
En cuanto al efecto del apoyo social en la vulnerabilidad, también se encontró una relación negativa, lo cual coincide con lo reportado por otros autores (Lozano et al., 2017). La percepción de vulnerabilidad individual se ha asociado principalmente con problemas de salud, ya que se considera como sinónimo de fragilidad especialmente en personas mayores (Sarvimäki & Stenbock-Hult, 2016). Sin embargo, es importante considerar que se trata de un constructo multidimensional en el que las condiciones conductuales, socioculturales, económicas y políticas interactúan con procesos biológicos (Barbosa et al., 2019). En este estudio la vulnerabilidad se evaluó como un constructo unidimensional, y aunque la escala contiene reactivos que hacen referencia a diversas condiciones tanto físicas como sociales y económicas, sería conveniente utilizar un instrumento que evaluara diferentes aspectos de esta con el fin de analizar de manera más específica el impacto de cada dimensión en la sv.
En resumen, se puede afirmar que el apoyo social percibido por las personas mayores influye en su percepción de soledad, vulnerabilidad y SV, aunque se requiere de más investigación en este grupo de la población que genere conocimiento de la importancia de estas y otras variables que aporten al bienestar de las personas mayores para desarrollar programas y políticas públicas que contribuyan al buen envejecimiento.
Limitaciones
Es importante mencionar algunas limitaciones del estudio, entre ellas, las características de los instrumentos utilizados para evaluar las variables, ya que los análisis confirmatorios de las escalas presentaron índices de ajuste apenas aceptables, en los cuales fue necesario recurrir a la correlación de errores para mejorar los índices, lo cual limita la validez del constructo (Paramio-Pérez et al., 2016). Otra limitación es la no generalización de los datos, ya que aunque el tamaño de la muestra es grande esta no fue aleatoria.