Introducción
En el orden supranacional existe un escenario de protección en el marco de todos los riesgos laborales, a saber, la Comunidad Andina de Naciones (CAN, 2004), la cual enmarca el desarrollo legislativo a nivel nacional. En este marco legal, a partir del subsistema general de riesgos laborales en Colombia (Ley 100, 1993) se han desarrollado grandes avances en lo normativo, entre los cuales se destaca la política pública para la protección de la salud en el mundo del trabajo (Ministerio de Trabajo y Protección Social, 2001), la cual requiere avances científicos y técnicos interdisciplinarios para todos los riesgos laborales, sumado a un énfasis específico de protección de la salud de los trabajadores. Lo anterior ha llevado a una especial atención en los últimos años por encontrar estrategias de identificación, evaluación, prevención, intervención y monitoreo de la exposición a factores de riesgo psicosocial en el trabajo (Resolución 2646, 2008), de acoso laboral (Ley 1010, 2006), y la detección y calificación de patologías a causa de agentes psicosociales (Decreto 1477, 2014).
No obstante, de acuerdo con el escenario legislativo anterior la naciente psicología ocupacional no ha tenido mucho desarrollo pese a su pertinencia en el sistema general de riesgos laborales y específicamente en las necesidades de gestión del riesgo psicosocial en las organizaciones (Brom, Buruck, Horváth, Richter y Leiter 2015; Dreison et al., 2016; Jaramillo y Gómez 2013; Montgomery, 2014; Moreno-Jiménez, Meda-Lara, Morante-Benadero, Rodríguez-Muñoz y Palomera-Chávez, 2006; Sedlar et al., 2015).
En el contexto colombiano, donde coexisten procesos crecientes y diferentes de atención a personas en el área social, se encontraron pocos artículos sobre la evaluación del síndrome de burnout y el riesgo psicosocial en profesionales del área social como se evidencia en algunas investigaciones (Benevides-Pereira, Moreno-Jiménez, Hernández y González, 2002; Benevides-Pereira, María, Porto-Martins y Basso, 2010; Dreison et al., 2016). En esta área social se desempeñan los profesionales que trabajan a nivel individual, grupal y comunitario con las personas en el marco del postconflicto, la vulneración de derechos humanos y las grandes dificultades individuales y sociales que afronta el país. Sumado a lo anterior, se encuentra una creciente precarización de las condiciones laborales en el marco de la globalización, la incorporación de escenarios tecnológicos que mezclan los espacios laborales, familiares y personales, adicional a la incertidumbre económica y contractual en este tipo de áreas (sociales y de la salud). Estas condiciones llevan a los profesionales del área psicosocial a permanecer en trabajos bajo condiciones adversas, con vulneración de los derechos laborales, con altas cargas de trabajo y funciones (contenidos de la tarea) con elevado potencial de desgaste profesional. De igual manera, estas profesiones presentan un alto riesgo de desgaste emocional debido a la alta implicación emocional que requieren las condiciones de la tarea en que desarrollan su ocupación (Benevides-Pereira, 2002).
En este orden de ideas, conviene indicar que se ha identificado el burnout como una problemática laboral, es decir, específica del ambiente en el cual trabajan las personas, por lo cual requiere atención, toda vez que genera costos sociales, estratégicos y financieros en lo personal y organizacional. Dentro de estos costos, se encuentra la disminución de productividad, el ausentismo, el presentismo, los reprocesos, la alta rotación, la dificultad para resolver problemas, la disminución de salud física y mental, la pérdida de la calidad de vida laboral, así como aumento de costos por enfermedad ocupacional en el sistema general de riesgos laborales, entre otros (Maslach, 2009; Maslach y Jackson, 1981). En consecuencia, las áreas laborales han mostrado estar estrechamente vinculadas con el síndrome de burnout; en esta dirección, es importante reconocer las dimensiones críticas relacionadas con las condiciones de riesgo que afectan la salud laboral. Esto con el fin de identificar las relaciones en la categoria intralaboral que contribuyen al desarrollo del síndrome y constituyen puntos de intervención o de protección claves para el desarrollo de programas efectivos a nivel psicosocial en el trabajo (Brom et al., 2015; Idrovo, 2003; Reinke y Chamorro-Premuzic, 2014; Shirom, 2009).
Lo expuesto lleva a pensar que la labor social que se desarrolla, en ocasiones, en escenarios de desprotección laboral, dinámicas adversas y baja gestión del riesgo psicosocial, no se desarrolle en condiciones dignas sino por el contrario, la condición de ocupación enferma y disminuye la calidad de vida relacionada con la salud laboral, concretamente, la psicosocial. En relación con lo anterior, se reconoce que existe un vacío empírico respecto a: 1) la investigación del síndrome de burnout en profesiones pertenecientes al área social y 2) la relación entre los dominios de burnouty de las condiciones de riesgo psicosocial a nivel intralaboral puesto que existen razones teóricas, conducentes a que los factores de riesgos psicosociales están directamente relacionados con el desarrollo del síndrome de burnout desde dos modelos de estrés. El primero de estos modelos es demanda - control - apoyo social de Karasek y Theorell (1990) y el segundo es desequilibrio esfuerzo recompensa de Siegrist (1996). Así, no es claro cómo se relacionan directa o inversamente los dominios de burnout y los dominios de las condiciones de riesgo psicosocial a nivel intralaboral. De esta manera, comprender cómo las condiciones psicosociales intralaborales inciden o son predictores del desarrollo del síndrome de burnout permite generar herramientas para proponer y desarrollar programas de intervención ajustados a las necesidades específicas en este tipo de ocupación y la comprensión frente a la manera en que pueden gestionarse los factores psicosociales intralaborales (tanto riesgo, como protección) en este tipo de ocupaciones.
En este sentido, los dos constructos que constituyen variables objeto de estudio están conformadas por diferentes dominios. En primer lugar, el síndrome de burnout desde el modelo tridimensional de Maslach y Jackson (1981) incluye los dominios de: agotamiento o desgaste emocional, despersonalización (cinismo) y disminución del desempeño (baja percepción de autoeficacia). Por su parte, las condiciones de riesgo intralaboral incluyen los dominios de demandas de trabajo, control, liderazgo - relaciones sociales en el trabajo y recompensa. Así, y con base en lo expuesto, en esta investigación se planteó la siguiente pregunta: ¿Cómo se relacionan los dominios que indican presencia del síndrome de burnout con los dominios que indican condiciones de riesgo psicosocial intralaboral en profesionales del área social, específicamente, psicólogos y trabajadores sociales?
La hipótesis general (HG) establece que existe una relación entre los dominios que indican presencia del síndrome de burnout y los dominios que indican condiciones de riesgo psicosocial intralaboral en profesionales del área social. Las cuatro hipótesis específicas se plantean a continuación:
H1: Existe relación entre las demandas de trabajo y el agotamiento emocional.
H2: Existe relación entre el dominio nivel de control y el dominio de despersonalización.
H3: Existe relación entre el liderazgo y las relaciones sociales en el trabajo con la baja percepción de autoeficacia.
H4: Existe relación entre el nivel de recompensa y el síndrome de burnout: agotamiento emocional, cinismo (despersonalización), e ineficacia (baja percepción de autoeficacia).
Método
La investigación se desarrolló bajo un diseño no experimental de corte transversal y alcance correlacional (Hernández, Fernández y Baptista, 2014). Esta formulación tuvo en cuenta la naturaleza de los datos en la medición de cada una de las variables a correlacionar (i. e., síndrome de burnout y factores de riesgo psicosocial intralaboral). Para establecer el tamaño de la muestra se utilizó el software G*Power, versión 3.15, que tiene en cuenta el criterio de “potencia” para las inferencias de los resultados. El software determinó, con base en 4 predictores, que el tamaño mínimo de la muestra requerida era 60 personas. Se logró una muestra no probabilista de 76 profesionales que cumplían los criterios de inclusión: dos años de experiencia mínima, tarjeta profesional y desempeño en el área social o psicosocial individual o grupal.
Participantes
La muestra estuvo conformada por 76 profesionales, el 92 % contaba con formación de pregrado en psicología y el 8 % en trabajo social. Todos cumplieron los criterios de inclusión previstos en el diseño de la investigación, el 81.6 % fueron mujeres. En relación con el estado civil, el 47.4 % indicaron estar solteros, el 21.1 % casados, el 27.6 % en unión libre y el 3.9 % separado o divorciado. El 36.8 % indicaron una formación de pregrado, exclusivamente, 63.1 % realizaron algún tipo de postgrado (especialización 44.7 %, maestría 17.2 % y doctorado 1.3 %). Sobre el tiempo de trabajo en el cargo, el 50 % se encontró entre menos de un año y dos años, el 50 % restante se encontraba entre 3 años y más de cinco años; siendo la mayor proporción de los participantes quienes se encontraban en el cargo más de cinco años (19.7 %). Frente a la condición de multitrabajo, el 25 % indicó tener entre dos (2) y cuatro (4) trabajos y el 75 % restante un solo trabajo. En atención al tipo de trabajo que realizan, el 30.3 % indicó realizar los cuatro tipos de trabajo (i. e., asistencial, administrativo, docente y de campo) frente a realizar exclusivamente uno solo (asistencial 28.9 %, administrativo 15.8 %, de campo 22.4 % y docente 2.6 %, respectivamente. En cuanto a la religión el 69.7 % reportó profesar una religión y el 30.7 % el restante reportó no profesar ninguna religión.
Instrumentos y Medidas
Maslach Burnout Inventory Human Services Survey (MBI-HSS). Se utilizó el Maslach Burnout Inventory Human Services Survey (MBI-HSS) (Maslach et al., 1996), adaptado y validado en el año 2010 en Colombia por el Centro de Investigaciones de la Fundación Clínica valle de Lili, quienes concedieron el permiso para utilizarlo en esta investigación con fines académicos en el marco de la cooperación interinstitucional. La consistencia general interna de la escala fue adecuada con un alfa de Cronbach de 0.767 (Córdoba et ál., 2011).
Cuestionario de factores de riesgo psicosocial intralaboral. Se utilizó el cuestionario de factores de riesgo psicosocial intralaboral perteneciente a la batería de instrumentos para la evaluación de factores de riesgo psicosocial, desarrollada en Colombia en el año 2010 por el Ministerio de Protección Social con apoyo de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Ministerio de Protección Social, 2010). Respecto la confiabilidad, esta forma (A) presentó un alfa de Cronbach de 0.954.
Procedimiento
Inicialmente se contactaron los profesionales con formación en pregrado en psicología y trabajo social y se aplicaron los criterios de inclusión y exclusión. Luego se contactó de manera personal a los profesionales a partir de dos fuentes: primero el contacto con profesionales que cumplían los criterios de inclusión en tres instituciones cuya misión está centrada en actividades de tipo social y, posteriormente, por otras fuentes mediante el contacto personal de profesionales que cumplían con la condición de ocupación, no necesariamente en instituciones de con misión social atendiendo los criterios establecidos para estos participantes.
Posteriormente, los participantes firmaron el consentimiento informado y se explicaron los objetivos, los instrumentos, el alcance y confidencialidad de la investigación. Luego, se realizó el montaje de los ítems de los dos instrumentos a emplear mediante captura en línea con la herramienta “formularios de google”, de uso libre, en el mismo hipervínculo se consolidaron las tres secciones de información: datos sociodemográficos, los ítems del Maslach Burnout Inventory Human Services Survey (MBI-HSS) y los ítems del cuestionario de factores de riesgo intralaboral. El instrumento de recolección de información estuvo habilitado por un espacio de cinco meses.
Finalmente, para el análisis y procesamiento de datos recolectados, se ajustaron los puntajes directos obtenidos por los participantes para cada una de las pruebas de forma manual y se analizaron los datos con el Modelo de Ecuaciones Estructurales (MEE) utilizando el software de análisis estadístico IBM-SPSS-AMOS. Al final del análisis, cada participante recibió retroalimentación de sus resultados, tal como fue mencionado en el consentimiento informado.
Resultados
Una vez se identificaron que seis de los dominios presentaron una distribución normal establecida con la prueba Kolmogorov-Smirnov y con la corrección de significación de Lilliefors y que no se encontraron diferencias en el síndrome de burnout en función del tiempo en el cargo mediante la prueba estadística Chi cuadrado (χ2= 0.071; p > 0.05), se realizó un análisis de estructura de relaciones para establecer la relación entre las dos variables estudiadas y sus dominios siguiendo el planteamiento de las hipótesis. Las relaciones de estas variables se establecieron con ecuaciones estructurales, siguiendo las hipótesis expresadas. Así, se analizó la varianza explicada y los pesos de regresión de cada una de las variables y se buscó relacionar todos los dominios de la variable (condiciones de riesgo psicosocial intralaboral) con la variable (síndrome de burnout).
En la relación entre las demandas de trabajo y el desgaste emocional (primera hipótesis), se encontró una relación significativa (r = 0.47, p = 0.,001). De igual forma, respecto a la hipótesis alusiva a determinar una relación entre el nivel de recompensa y el síndrome de burnout (desgaste emocional, despersonalización, y autoeficacia), se encontró una relación significativa entre recompensa y el dominio de desgaste emocional (r = 0.47, p= 0.049) en el síndrome de burnout. De igual forma, se encontraron relaciones significativas entre el desgaste emocional y las demandas de trabajo (r = 0.47, p = 0.001). Por otra parte, no se encontraron relaciones significativas entre los dominios de recompensas con despersonalización y recompensas con autoeficacia (p = 0.327 y p = 0.137), respectivamente). Frente a otras asociaciones posibles entre los dominios de cada una de las variables y algunas no planteadas de manera preliminar en las hipótesis, se encontró una relación significativa entre el control sobre el trabajo con desgaste emocional (r = 0.54, p= 0.001) y en la relación entre las demandas y la despersonalización (r = 0.50, p= 0.001). En consecuencia, en relación con las hipótesis planteadas para la investigación y las puntuaciones obtenidas es posible aceptar la primera hipótesis y parte de la cuarta, únicamente en el dominio de la relación entre recompensa y desgaste emocional. Con referencia a las hipótesis 2 y 3 no se encontraron relaciones significativas.
Asimismo, en relación con las asociaciones posibles entre los dominios de cada variable en el modelo de relaciones predeterminado, se encontró una relación significativa entre control sobre el trabajo y el desgaste emocional; así como, demandas de trabajo y despersonalización, al obtener puntuaciones inferiores (p < 0.05). Tomando en conjunto estos resultados se aceptaron dos de estas hipótesis, a saber, la primera, planteando una relación entre las demandas de trabajo y el desgaste emocional. La segunda, frente a la relación entre recompensa y desgaste emocional.
Con respecto a otras posibles relaciones entre las dimensiones de las variables que no fueron formuladas en las hipótesis, se encontró relación entre control en el trabajo y el desgaste emocional y entre las demandas de trabajo con despersonalización. En este sentido, se encontraron relaciones significativas entre el desgaste emocional con demandas de trabajo, control sobre el trabajo y las recompensas; así como, entre las demandas de trabajo y la despersonalización en el síndrome de burnout, las cuales aportan al modelo.
El modelo de relaciones estructurales también permitió establecer la varianza explicada (R² > 0.18) y los pesos de regresión de cada una de las variables, donde se encontró para el dominio de autoeficacia un 8 %, para el dominio de despersonalización un 26.1 % y para el dominio de desgaste emocional un 26.8 %. Frente a la hipótesis general sobre si existe relación entre los dominios que indican presencia del síndrome de burnout y los dominios que indican condiciones de riesgo psicosocial intralaboral en profesionales del área social, las Tablas 1 y 2 muestran los pesos de regresión y correlación, donde se aprecian una relación significativa y como el riesgo psicosocial intralaboral explica el burnout en un 47.8 %.
Nota:Estimación= Estimación No Estandarizada; S.E.=Error Estándar; C.R.= Razón Crítica; P=Prueba Estadística
Fuente: elaboración propia.
Modelo de Ecuaciones Estructurales
Los modelos de ecuaciones estructurales, según Escobedo, Hernández, Estebané y Martínez (2016), establecen la relación de dependencia entre las variables e integran ecuaciones lineales que indican cuales son dependientes o independientes. Teniendo en cuenta que dentro del mismo modelo las variables que pueden ser independientes en una relación pueden ser dependientes en otra. Se definieron las variables de burnout y condiciones de riesgo psicosocial intralaboral como medidas no observadas o variables latentes del modelo, así como se estableció cada uno de los dominios de dichas variables como medidas (observadas). De esta manera, se buscó establecer si las dos variables globales se relacionaban; es decir, si las condiciones de riesgo psicosocial justifican el síndrome de burnout, dando alcance a la hipótesis general planteada. La figura 1 presenta el modelo de ecuaciones estructurales diseñado.
Por otra parte, frente a los parámetros de identificación, se estableció como base para el modelo, determinar si las condiciones de riesgo psicosocial intralaboral explican el síndrome de Burnout en profesionales del área social. A partir de un modelo dónde cada una de las variables de estudio se asumen como variables latentes y los dominios de cada una de estas como observadas o medidas (figura 1).
Para establecer la exactitud de los datos del modelo se corrieron las medidas absolutas del ajuste (Escobedo et al., 2016). Se revisaron los coeficientes de comparaciones de referencia (CFI), el error de aproximación cuadrático medio (RMSEA), el Chi cuadrado sobre los grados de libertad (CMIN), el índice de validación cruzada esperada (ECVI), y dado que se contó con una muestra pequeña, se utilizó el parámetro de No Centralidad (NCP) como medida alternativa al Chi cuadrado.
Acerca del índice (CMIN), se encontró un valor de 1.88, el cual, al ser inferior a 3, indica ajuste del modelo. Respecto al error de aproximación cuadrático medio (RMSEA), se encontró un valor de RMSEA = 0.10, el cual es superior a 0.08 e indica que el modelo es susceptible de ajuste. El índice de comparaciones de referencia (CFI) obtuvo un puntaje de 0.94 que indicó un adecuado ajuste y el NCP= 11.5 fue superior al índice de ajuste esperado que fue 2. Finalmente, el ECVI = 0.90 presentó un puntaje ajustado. En resumen, el modelo cumplió con los índices CMIN, CFI y ECVI.
Re-especificación del Modelo
Para determinar si el primer modelo obtenido fue el mejor, fue necesario buscar métodos que optimizaran el ajuste del mismo, verificando las relaciones establecidas y ajustando las covarianzas. Se tomaron como base los datos del instrumento MBI-HSS haciendo la trasposición de dimensión en el ítem No 6, el cual se pasó del dominio desgaste emocional al dominio de despersonalización y se excluyeron los ítems (No 15 y No 22) como lo sugiere la validación (Córdoba et al., 2011). Lo anterior para establecer diferencias respecto el primer modelo y buscar un mejor ajuste, se evaluaron varios modelos, a continuación se presenta el que tuvo mejor ajuste. Resumiendo, el modelo cumplió con los índices CMIN, CFI, RMSEA y ECVI.
Nota:CMIN= Chi cuadrado sobre los grados de libertad; RMSEA=Error de Aproximación Cuadrático Medio; CFI= Coeficientes de Comparaciones de Referencia; ECVI = índice de validación cruzada esperada.
Fuente: elaboración propia.
Este modelo aplica para cada una de las variables para la reespecificación del modelo en la versión de ecuaciones estructurales. Se establece la reespecificación de la siguiente manera: con relación al índice (CMIN) se encontró un valor de 1.38, respecto al error de aproximación cuadrático medio (RMSEA) se encontró un valor de RMSEA = 0.072, el índice de comparaciones de referencia (CFI) obtuvo un puntaje de 0.97 y el ECVI= 0.65, todos estos índices indican adecuado ajuste.
Discusión
Los resultados indicaron que se presentaron relaciones significativas entre demandas de trabajo, control sobre el trabajo y recompensas con el dominio de desgaste emocional, así como entre demandas de trabajo y el dominio de despersonalización en el síndrome de burnout. Estas relaciones, al ser significativas, aportaron al modelo de ecuaciones estructurales donde se estableció una relación entre las variables de estudio y que el riesgo psicosocial intralaboral explica el burnout en un 47.8 %, lo cual constituye evidencia empírica que se aporta a los modelos teóricos utilizados (Bakker y Costa, 2014; Benavides Pereira, et al. 2002; Charria, Sarsosa y Arenas, 2011; González Ramírez y Landero Hernández, 2008; Karasek y Theorell, 1990; Maslach; 2009; Siegrist, 1996).
Varios estudios sugieren que las condiciones de riesgo psicosocial intralaboral funcionan como predictores y explican en un alto porcentaje el síndrome de burnout (Freudenberger, 1974; Gil Monte y Peiró, 1999; Maslach, 2009; Maslach y Jackson, 1981). Adicionalmente, se confirma la relación del síndrome de burnout con las condiciones de riesgo en el trabajo y suele enmarcarse en el desarrollo de este en el ámbito intralaboral. Así, resalta la consolidación teórica y confirmación empírica del dominio (desgaste emocional) en el síndrome de burnout, al igual que su relación con otras variables, como la permanencia y el compromiso en el lugar de trabajo (Aslam y Safdar 2012; Díaz Bambula y Gómez, 2016; Maslach; 2009; Zuluaga y Moreno, 2012).
Por otro lado, respecto al dominio de autoeficacia en el síndrome de burnout con nivel de prevalencia alta, el presente estudio sugiere que este constructo podría estudiarse como un mecanismo protector en las condiciones personales frente al estrés crónico, específicamente en este tipo de profesionales, lo cual es corroborado y sugerido por el estudio de Benevides-Pereira et ál. (2002). Por su parte, caracterizan el deterioro emocional en profesionales que laboran en contextos sociales, más aún teniendo en cuenta que la investigación se desarrolló con personas que se desempeñan en el mismo campo ocupacional (profesionales sociales), pero que se encuentran en diferentes lugares de trabajo.
También resalta la complejidad de la dimensión social y psicosocial poco abordada durante esta investigación. En consecuencia, enfatizamos en la necesidad de profundizar en el tipo de ocupación y las condiciones específicas de rol en este tipo de estudios (Aranda Beltran et al. 2004; Benevides-Pereira et al., 2002; Benevides-Pereira et al., 2010; Díaz & Gómez, 2016; Dreison et al., 2016; Innanen, Tolvanen y Salmela-Aro, 2014; Jiménez Barrero, Caicedo Moreno, Joven Arias y Pulido Gil, 2015; Marenco-Escuderos y Ávila-Toscano, 2016; Montgomery, 2014; Organización Internacional del Trabajo, 2010; Poletto et al. 2016; Rodríguez y Rozo 2016; Suñer-Soler et al., 2014; Sedlar et al., 2015).
A partir de los resultados, pudimos conocer cómo se relacionan las variables del estudio sugiriendo un camino de intervención y gestión organizacional alrededor de los dominios de demandas de trabajo, control y recompensa, especialmente en los procesos de estudio de carga laboral y diseño de los puestos de trabajo. Es necesario seguir investigando a profundidad el riesgo de desgaste en los profesionales de asistencia social con alta implicación emocional. De esta manera, pudimos confirmar la necesidad de continuar investigando respecto a los factores de riesgo psicosocial intralaboral y de los riesgos psicosociales emergentes (Gil-Monte, 2012). Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2010), el enfoque de gestión del riesgo es el más utilizado y el más adecuado para la mitigación o eliminación de los riesgos en el ámbito laboral, cuestión que es apoyada ampliamente por otros autores (Bakker y Costa, 2014; Belem et al., 2017; Charria et al., 2011; Gil-Monte, 2012; Londoño, Cardona y Betancur, 2017; Maslach y Leiter, 2015; Ministerio de Protección Social, 2010; Montgomery, 2014; OIT, 2010; OMS, 2010; Pulido, 2016).
En este orden de ideas, en lo que concierne a mecanismos de prevención primaria, resultaría pertinente la promoción de un enfoque basado en derechos y la promoción de política pública específicamente en riesgo psicosocial en el marco del Sistema General de Riesgos Laborales. Lo anterior basado en el cuidado especial para las ocupaciones de alta implicación emocional y en el seguimiento de los trabajadores, especialmente los que trabajan mediante contratación civil de forma independiente. Frente a esto, Colombia aún no ha profundizado más allá de un direccionamiento legal en general (M. Res. 2646, 2008), ya que a la fecha no se cuenta con un direccionamiento específico para este tipo de seguimiento detallado más allá de un enfoque generalizado por sector económico en Colombia, particularmente, en este tipo de labor (Díaz y Rentería, 2017). En consecuencia, teniendo en cuenta la especial atención en los últimos años por encontrar estrategias de intervención y monitoreo de la exposición a factores de riesgo psicosocial en el trabajo (Resolución 2646, 2008), de acoso laboral (Ley 1010, 2006) y la detección y calificación de patologías a causa de agentes psicosociales (Decreto 1477, 2014) como problemas socialmente relevantes en la calidad de vida laboral, el impacto social y en la promoción de trabajo digno, los hallazgos de la presente investigación proponen un camino de intervención en el marco del sistema de gestión de seguridad y salud en el trabajo y los sistemas de vigilancia epidemiológica del riesgo psicosocial a nivel laboral.
Frente a las consideraciones para futuros estudios, teniendo en cuenta la teoría transaccional del estrés (Lazarus y Folkman, 1986), es necesario tomar en cuenta las creencias religiosas como parte de los esquemas valorativos de las personas que constituyen estrategias de afrontamiento, al igual que la noción existencial con orientación al logro que plantea Längle (2006) como clave en el desarrollo de burnout desde la construcción de significado en el trabajo, el sentido de vida y la coherencia de este significado con la realización personal. Estos factores pueden ser parte de futuras investigaciones como variables moderadoras de burnout que pueden estar inmersas en condiciones personales, estilos de afrontamiento en general y la capacidad de control (Maslach, 2009).
Frente a limitaciones de este estudio, es importante mencionar la relevancia de reconocer la comorbilidad que puede existir entre burnout y fatiga por compasión; así como, las implicaciones psicológicas en la fatiga crónica y la adicción al trabajo en ocupaciones de alta implicación emocional. Estas consideraciones podrían ser estudiadas preferiblemente con diseños mixtos para poder extraer particularidades de los diversos contextos de desarrollo y el tipo de ocupación, así como otras variables emergentes de mediación o moderación tales como el estado civil, el multitrabajo, la personalidad, las diferencias de género, las estrategias de afrontamiento cognitivas, las comportamentales, la motivación, la satisfacción, las creencias existenciales y el acoso laboral. Igualmente, sería relevante considerar el estudio del síndrome de burnout desde otros modelos menos estudiados como el de Gil-Monte (2005; citado por Quiceno y Vinaccia, 2007), el cual incluye las variables culpa y expectativa (i.e., ilusión por el trabajo) (Acinas, 2012; Alós, López, San Martín, Urrea-Solano y Hernández-Amorós, 2017; Castro, Orjuela, Lozano, Avendaño y Vargas, 2012; Gil-Monte y Peiró, 1999; Gil-Monte & Moreno, 2007; González-Morales, Rodríguez y Peiró, 2010; Innanen et al., 2014; Lazarus y Folkman , 1986; Längle, 2006; Moreno, Morante, Rodríguez & Rodríguez, 2008; Montgomery, 2014; Maslach y Leiter, 2015; Pulido, 2016; Shirom, 2009).
Finalmente, de acuerdo con el modelo de ecuaciones estructurales, el cual es en esencia un modelo confirmatorio, es de resaltar la pertinencia teórica de las variables planteadas en el diseño metodológico, síndrome de burnout y riesgo psicosocial intralaboral. Lo anterior debido a que se encontró a nivel empírico que el modelo obtenido cumple con los índices CMIN, CFI, RMSEA y ECVI, lo cual indica ajuste del mismo a la realidad y relevancia en la relación teórica frente a la cual se puede continuar investigando.