Introducción
Se puede entender por resiliencia “una capacidad y proceso dinámico que vence la tensión y adversidad mientras mantiene un funcionamiento psicológico y físico normal” (Rutter, 2012; en Reche, Tutte y Ortín, 2014, p. 269), de tal manera que el individuo que la experimente puede superar eventos traumáticos y salir fortalecido, incluso con más herramientas de afrontamiento (recursos) ante eventos adversos (Jaramillo-Moreno, 2018).
La resiliencia como campo de estudio en el deporte, es relativamente novedoso (Galli y González, 2015) pues los estudios reportados se encuentran centrados principalmente en las áreas de la pediatría (Werner y Smith, 1982), la vulnerabilidad en niños, niñas, adultos y comunidades expuestos a conflictos, crisis políticas, desastres naturales (Werner y Smith, 1982), su aplicación a la educación (Melillo, 2004), las organizaciones (Veliz Montero, 2014) y la psicología clínica, social, familiar (Jaramillo-Moreno y Cuervo, 2016; Jaramillo-Moreno y Cuevas, 2019).
Específicamente en el deporte, se destacan algunas iniciativas en la última década del siglo pasado, dentro de las que se indagó inicialmente por las estrategias de afrontamiento en patinadores (Gould, Finch y Jackson, 1993), la motivación y el desempeño (Chantal, Guay, Dobreva-Martinova y Vallerand, 1996), la relación entre el uso del deporte para fortalecer la resiliencia en niños (Bell y Suggs, 1998), o la exploración de características psicológicas resilientes en los deportistas campeones olímpicos (Gould, Dieffenbach y Moffett, 2002).
Sin embargo, y a pesar de que existen aportes desde diferentes perspectivas investigativas y temas de abordaje más recientes como la relación entre los pensamientos y creencias de los atletas que han superado con éxito la adversidad y su relación con el desempeño (Mummery, Schofield y Perry, 2004), la respuesta al estrés (González, Newton, Hannon, Smith y Detling, 2018), y la validación de escalas (Gonzalez, et ál., 2016). Sin embargo, lo que requiere ser constatado es la existencia y evolución los de estudios para identificar en qué estado de desarrollo se encuentra el estudio de la resiliencia en el deporte.
En el ámbito deportivo, la resiliencia no solamente hace referencia a la capacidad de resistencia que se puede desarrollar ante una experiencia negativa, sino que es susceptible de afectar positivamente a la recuperación física, y más aún al desempeño deportivo en general (Mummery et ál., 2004). Es así como en los deportes de conjunto, por ejemplo, se ha evidenciado que ser resiliente es fundamental para responder favorablemente a las situaciones adversas que se presenten (Morgan, Fletcher y Sarkar, 2013). De igual manera, llama la atención que la resiliencia no es una consecuencia de características congénitas en el individuo; por el contrario, es una capacidad que se puede desarrollar (Castro-Sánchez, Zurita-Ortega, et. ál., 2016).
Por otra parte, el devenir resiliente no es un acto exclusivo de un instante particular en la actividad deportiva, sino que puede ocurrir ante situaciones de riesgo como sobrellevar una lesión deportiva, problemas de adaptación en equipo o fracasos deportivos (Trigueros, Aguilar-Parra, Álvarez, Cangas y López-Liria, 2020) o cómo el estrés generado por este tipo de situaciones disminuye sus efectos negativos cuando la persona es resiliente, y al mismo tiempo incrementa sus niveles de recuperación y mejora el afrontamiento (Codonhato, Vissoci, Andrade do Nascimento Junior, Mizoguchi y Fiorese, 2018).
Una mirada alterna de la resiliencia en el deporte, pero no contradictoria sino consecuente, se observa en estudios donde el actor principal no es un deportista sino su entrenador. Para Ruíz, et ál. (2012) los entrenadores deben afrontar niveles de presión e incertidumbre importantes, y constantemente deben superar adversidades y barreras que obstaculizan alcanzar objetivos prestablecidos, especialmente si están a cargo de procesos con deportistas élite.
La incidencia de la resiliencia en el afrontamiento y superación de las adversidades ha posibilitado que se gesten programas para fomentar esta práctica. Según Lyoka (2011), los programas que se fundamentan en ejercicios físicos tienden a incrementar la estabilidad emocional, la autoconfianza, y ayudan a fortalecer las funciones cognitivas, así como también a facilitar el trabajo con otras personas. Esto demuestra el amplio espectro que puede alcanzar el entendimiento de un concepto que, por sus características, pareciera ser más susceptible de ser estudiado desde la transdisciplinariedad que de manera segmentada o incluso aislada. Por supuesto, el espectro se cierra cuando se hace referencia únicamente al ámbito deportivo, pero no por esto pierde su esencia de ser abordado desde diferentes perspectivas.
Por lo anterior, describir, analizar y comprender las diversas maneras en que un individuo, o un colectivo, en el deporte, puede llegar a superar situaciones adversas en el ejercicio de su práctica, parece despertar el interés de muchos investigadores. Sin embargo, al revisar la literatura sobre este tema se encuentra la necesidad de ampliar las indagaciones que permitan reconocer de manera amplia los tipos de investigación realizados, los propósitos trazados, los recursos metodológicos implementados, las diferentes poblaciones participantes, y, por ende, se desconoce el estado de organización de información en torno a la resiliencia en el deporte.
Adicionalmente, no se puede descontar la necesidad de describir factores o habilidades, atributos o competencias del ser resiliente, en tanto la resiliencia es más que un gran rasgo. En este sentido, los factores promotores o facilitadores de la resiliencia en el deporte, considerando el interés para la psicología deportiva desde los factores psicológicos relacionados, y no menos importante la proyección investigativa inherente, se constituyen como bases de un proceso que potencia las posibilidades de un(a) deportista de superar situaciones comprometedoras y adversas dentro de su práctica, resaltando el hecho de que estas experiencias son susceptibles de trascender el campo deportivo para tener repercusiones en otros ámbitos de su vida, llegando incluso a representar un enorme potencial para el desarrollo social, comunitario y psicológico en campos como el social, educativo, organizacional o de la salud.
Además de las habilidades, atributos o competencias resilientes; de los factores promotores de resiliencia; y de los fenómenos psicológicos asociados a la resiliencia y el deporte, se ha planteado una cuarta categoría de análisis relacionada con el tipo de deporte al que se hace referencia en cada artículo; se ha denominado clasificación y orientación deportiva. Existen diferentes perspectivas de abordaje cuando de clasificar al deporte se trata (Bouet, 1968; Durand, 1968; Matveiev, 1975; Blázquez y Hernández, 1984; Parlebas, 1988; García Ferrando, 1990; Devís y Peiró, 1992; en Robles, Abad y Giménez, 2009). Actualmente se considera la perspectiva de Blázquez y Hernández (1984) la más apropiada, en tanto permite un entendimiento integral de las características inherentes a cada uno de los deportes en que se basaron los diferentes artículos revisados. Es lo que Pierre Parlebas (2008) considera como la lógica interna de una situación motriz particular, al afirmar que se trata del “sistema de los rasgos pertinentes de una situación motriz y de las consecuencias que entraña para la realización de la acción motriz correspondiente” (p. 302). La esencia de cada deporte (que es un tipo de situación motriz) puede ser mejor explicada a través del análisis de su lógica interna. A partir de ese principio, el deporte se puede entender como un “conjunto de situaciones motrices codificadas en forma de competición e institucionalizadas” (Parlebas, 2008, p. 105), que a su vez se divide en situaciones motrices de carácter psicomotriz y situaciones motrices de carácter sociomotriz (Blázquez y Hernández, 1984; en Robles, et ál., 2009). En otras palabras, el deporte corresponde a aquellas situaciones motrices de tipo competitivo, que se fundamentan en un reglamento particular, y que están regidos por una organización (pública o privada) que lo representa (por ejemplo, una Federación o una Liga).
Tomando como referencia a Parlebas (2008), un deporte psicomotriz es aquel en el que la persona que lo ejecuta actúa de manera solitaria y es autodependiente en la consecución de un resultado (por ejemplo, la natación o el atletismo, sin contar las pruebas por relevos). Por otro lado, un deporte sociomotriz se caracteriza por requerir y expresar de manera necesaria interacciones motrices recurrentes, es decir, que la consecución de un resultado positivo no depende de una sola persona sino del trabajo cooperativo entre los miembros de un grupo o equipo, que buscan superar las estrategias y tácticas de otro (por ejemplo, el voleibol o el fútbol). Si bien lo anterior podría ser simplemente entendido como deportes individuales y deportes colectivos, lo interesante de esta propuesta1 (Blázquez y Hernández, 1984) se centra en la subdivisión que desprende a partir de aquellas dos formas de deporte (la psicomotriz y la sociomotriz). Es así como desde la propuesta de estos dos últimos autores, el deporte se puede clasificar en:
Deportes psicomotrices o individuales, caracterizados porque su ejecución depende de la persona que lo realiza (triatlón, ciclismo, natación -no de relevos-,entre otros).
Deportes de oposición, caracterizados por el enfrentamiento ante un oponente (tenis de campo, tenis de mesa, entre otros).
Deportes de cooperación, caracterizados por la participación de dos o más compañeros que no establecen contacto directo (interacciones esenciales) con los rivales (relevos en natación y atletismo, natación sincronizada, entre otros).
Deportes de cooperación/oposición, caracterizados por enfrentar a dos equipos que combinan interacciones motrices de cooperación (entre los miembros del equipo) y de oposición (contra los rivales). Ejemplo de estos es el baloncesto, voleibol, fútbol, entre otros.
Respecto a la orientación deportiva, Robles, et ál. (2009) presentan al deporte como un concepto que responde al propósito que se plantea una comunidad determinada, y no a la exclusividad del rendimiento y el espectáculo. De esta manera, el deporte puede aludir a los siguientes ámbitos:
Deporte escolar: corresponde al deporte practicado en las clases de educación física de la escuela.
Deporte en edad escolar: hace referencia a las actividades deportivas que practican niños y niñas en edad escolar, sin que correspondan a las sesiones escolares de educación física.
Deporte para todos: a este pertenece el deporte desde la perspectiva del esparcimiento, la socialización y la salud.
Deporte recreativo: muy relacionado con el anterior, pero con la premisa de que el resultado es completamente irrelevante.
Deporte competitivo: a esta esfera pertenece el deporte de rendimiento y de alto rendimiento. El desempeño llega a niveles superiores, en busca de los mejores resultados posibles en competencia.
Deporte educativo: busca desarrollar los aspectos cognitivos, emocionales y motrices del practicante, es decir sus cualidades psicomotrices, a cualquier edad.
Deporte de iniciación o iniciación deportiva: corresponde a la etapa que antecede al deporte competitivo, en la que las personas se forman con miras a llegar a esta instancia.
Deporte adaptado: hace referencia a las disciplinas que sufren modificaciones, con el ánimo de hacerlas inclusivas a personas en situación de discapacidad física, psíquica o psico-física.
El análisis de los artículos a la luz de las cuatro categorías y subcategorías mencionadas, permite establecer el grado de evolución de los estudios sobre resiliencia en el deporte, con el fin de determinar qué aspectos del campo están siendo abordados con mayor extensión, en qué aspectos puntuales se debería profundizar, y qué tipo de estudios están siendo recurrentes, lo que consecuentemente lleva a identificar temas dentro de este campo del conocimiento que no estén siendo investigados y puedan ser susceptibles de ser desarrollados.
Desde esta perspectiva, caracterizar los estudios que sobre la resiliencia en el deporte se han publicado, resulta ser un aporte fundamental para entender el grado de evolución en esta área del conocimiento, lo cual lleva a plantear la pregunta ¿cuál es el estado del arte de la resiliencia en el deporte en los últimos 10 años (2010-2020)?
Metodología
Se realizó una revisión sistemática de literatura desde el modelo del Estado del Arte (Grant y Booth, 2009), donde se tuvieron como criterios de inclusión: publicaciones seriadas disponibles en bases de datos abiertas o por suscripción, que hayan sido publicados entre 2010 y 2020. Dentro de estas se seleccionaron: artículos originales, de revisión, investigaciones cualitativas, cuantitativas o mixtas, trabajos de grado o tesis y capítulos de libro que tuvieran cualquier país de procedencia; se utilizaron como palabras clave en español: “Psicología”, “Resiliencia” y “Deporte”, y en inglés; “Psychology”, “Resilience” y “Sports”.
La recolección de datos y análisis se realizó determinando categorías previas primarias y secundarias. Las primarias obedecieron a cómo se desenvuelve el fenómeno de la resiliencia deportiva, esto es: a. Habilidades, atributos o competencias resilientes, b. Factores promotores de resiliencia, c. Clasificación y orientación deportivas, y d. fenómenos psicológicos asociados a la resiliencia y el deporte.
Las secundarias respondieron a la identificación y caracterización de los artículos; estas fueron: año, nombre de la publicación, país de procedencia, tipo de estudio, diseño de investigación, tipo de artículo, población, disciplinas relacionadas a la resiliencia y el deporte.
Se realizó un procedimiento consistente en: 1) búsqueda y selección de los artículos acordes a los criterios de inclusión; 2) construcción de base de datos para la realización del cribado y posterior análisis de categorías secundarias o descriptivas; 3) organización de los artículos a partir del gestor de referencias RefWorks®; 4) la información se analizó con base en la metodología PRISMA (Urrutia y Bonfill, 2010); 5) descripción de categorías secundarias; 6) análisis interpretativo de categorías primarias desde la metodología cualitativa comparativa constante (Glaser y Strauss, 1967; citados por Taylor y Bogdan, 1987), de codificación abierta, axial y selectiva para “integrar y refinar la teoría” (Strauss y Corbin, 2002, p.157), y que permitieran la elaboración de los resultados, discusión y conclusiones.
Resultados
A partir de los criterios de inclusión, se encontraron inicialmente 264 artículos, número que se redujo a 239, ya que los descartados referían fechas anteriores a 2010, no respondían a los criterios de inclusión, o no se referían directamente al campo de la psicología deportiva o el deporte, o no respondían a factores delimitados en el cribado como: año, tipo de documento (artículos, libros, capítulos de libro, trabajos de grado o tesis), fuentes consultadas, bases de datos, publicación, país de procedencia del estudio, diseño metodológico, población variables o categorías adicionales relacionadas.
Posterior a esto se realizó el análisis o codificación abierta desde las categorías primarias y la codificación axial o la relación entre las categorías primarias y subcategorías definidas cómo: a. Medición de la resiliencia en el deporte; b. Coaching o acompañamiento deportivo mediado por la resiliencia; c. Desarrollo psicológico, social y comunitario facilitado por el deporte en el marco de la resiliencia; d. Resiliencia, práctica deportiva y salud mental; e. Exploración de la resiliencia en lesiones y recuperación a nivel básico y aplicado.
Por último, se realizó un análisis de codificación selectiva, en el cual, se refinó la teoría que vinculaba los hallazgos del análisis descriptivo emergente de las categorías secundarias, primarias y las subcategorías.
Las bases de datos consultadas fueron PubMed, Ebsco Host, Science Direct, Scopus, PsyINFO, Elsevier, Proquest y el buscador Google Académico. Considerando las categorías secundarias, se observó que el año de mayor publicación fue el de 2019 con 48 artículos. Así mismo, se observó que desde el 2015 hasta el 2019, la investigación sobre la resiliencia en el marco del deporte, ha tenido un crecimiento relativamente estable con un marcado ascenso en 2019 y 2016, particularmente en este último año, pues concordó con los juegos olímpicos de Rio en Brasil.
De acuerdo con los países de procedencia (Figura 1), el mayor número de publicaciones se encuentran en: España, Reino Unido y Canadá, y los restantes se distribuyeron en países ubicados en América Latina, Europa y Oceanía.
La totalidad de publicaciones fueron estudios empíricos, y considerando que en los criterios de inclusión se tuvieron en cuenta artículos de revisión, en tanto respondieron a documentos que implementaron metodologías de investigación bibliométrica o revisiones sistemáticas de literatura, y que fueron publicados en revistas especializadas o fueron investigaciones para aspirar a títulos universitarios o postgraduales (figura 2).
Frente al interés y difusión del conocimiento acerca de la resiliencia en el deporte, se observó una difusión repartida en diferentes publicaciones, aunque las revistas que publican artículos relacionados son especializadas en deporte y en psicología del deporte (Tabla 2). Con respecto a las revistas que más socializan en este tópico, se encuentra la revista Cuadernos de Psicología del Deporte.
En complemento, se quiere destacar que las revistas que más difunden las temáticas son revistas angloparlantes, pero que se encuentran dispersas con una o dos publicaciones. En la siguiente tabla se relacionan las revistas que mayor cantidad de artículos publican al respecto.
De acuerdo con los tipos de investigación, incluyendo el artículo de revisión de literatura (Figura 3), se encuentra principalmente un desarrollo desde las perspectivas cuantitativas, cualitativas y mixtas respectivamente.
Las publicaciones encontradas (Tabla 3) responden a diferentes diseños de investigación, aunque los más frecuentes fueron los descriptivos (cualitativos, cuantitativos y mixtos). Se destaca también, como se afirmo antes, el interés en las revisiones de literatura, lo cual podría sugerir el valor de explorar preliminarmente la resiliencia y sus campos de aplicación e indagación en el deporte para posteriormente implementar estudios de corte exploratorio, correlacional o transversal, aunque nuestra interpretación no se refiera en este orden, como lo ilustra la tabla 3.
Frente a los participantes, una gran proporción fueron realizados con deportistas adultos, seguidos por jóvenes, niños, adultos mayores, y se observaron estudios que realizaban comparaciones o evaluación de distintos participantes en diferentes momentos del ciclo vital como se observa en la tabla 4.
En cuanto al interés disciplinar (Tabla 5), se observa que la resiliencia en el deporte es abordada en el marco del estudio de las ciencias sociales y seguida por las ciencias naturales.
De acuerdo al análisis de las competencias o habilidades resilientes se destacan: dureza mental, resistencia, capacidad de recuperación, resiliencia psicológica, competencia personal percibida o capacidad de afrontar la competencia y sus demandas, perfeccionismo, estabilidad psicológica -ecuanimidad- capacidad para evaluar situaciones estresantes, disponibilidad de diferentes estrategias de afrontamiento, capacidad de monitoreo, comunicación, manejo, expresión y regulación emocional.
Ahora bien, asociado a las características que representan la resiliencia deportiva, estas se asocian al afrontamiento de las adversidades (Brown, Butt, y Sarkar, 2020; González-Lázaro, Frutos de Miguel, Arribas Cubero y Rodríduez-Marroyo, 2020; Loriga Madera, Pérez Madera y Rodríguez, 2020), reducción de la vulnerabilidad (Kegelaers y Wylleman, 2019), recuperación en competencia o entrenamiento en adultos, jóvenes (Olivari, 2019) y en niños (Espíndola Vega, 2019), el desarrollo de la fortaleza mental (Altay, Baştuğ y Arıkan, 2018; Muñoz Carvajal, 2019), la prevención del declive del rendimiento deportivo (Hill, et ál., 2018), la resistencia del equipo (Gorgulu, Senel, Adilogullari y Yildiz, 2018), y llaman la atención estudios que trasladan el estudio de la resiliencia psicosocial a los estudios básicos y comparados en atletismo de Montaña (Martos Santamaría, 2018).
Frente a los factores promotores de resiliencia se destacan fundamentalmente: la disponibilidad de redes de apoyo social y fundamentalmente las familiares, además del valor del entrenador y su rol más allá del entrenamiento físico. Esto desde la contención, recuperación y resignificación de los obstáculos o adversidades en competencia, o lo también denominado coaching (Do Valle, 2018; Kowal, 2016; Sarkar y Hilton, 2020; Reivich, Selligman y McBride, 2011; White y Bennie, 2015).
Así mismo, un factor protector es el deporte en sí mismo, puesto que per se puede mejorar el proceso resiliente y que representa un fenómeno psicosocial con enorme valor educativo (Brito Armas, 2017).
Se destaca también el papel del psicólogo deportivo y el entrenamiento que implementa con los deportistas y su impacto en el rendimiento, recuperación en competencias, afrontamiento de las adversidades y la prevención e intervención del burnout (Adam y Cogan, 2019; Ellis, 2017; Galli, y Gonzalez, 2015; García-Parra, González y Garcés de los Fayos, 2016; García Secades, et ál., 2014; González Campos, 2012; Kegelaers y Wylleman, 2019; Yamada, Kawata, Kamimura y Hirosawa, 2017).
En cuanto a la clasificación deportiva se observaron tendencias de indagación, descripción y la relación de la resiliencia con el desempeño, recuperación y resistencia en diferentes prácticas deportivas, que incluían deportes por cooperación/oposición, cooperación, oposición e individual.
Ante esto, es importante mencionar que aquí se agruparon prácticas que partían del atletismo de calle (León-Guereño, Tapia-Serrano y Sánchez-Miguel, 2020) de montaña (González-Lázaro, et ál., 2020), la escalada, ajedrez y boxeo (Loriga Madera, et al., 2020; Tarazona Meza, Maitta Rosado y Cevallos Alcívar, 2020), y natación, (Veliz Salinas,2020) que pueden ubicarse con deportes de oposición, pasando a deportes como el fútbol (González Campos, Valdivia-Moral, Zagalaz Sánchez y Romero, 2014), cricket (Brown, et ál., 2020), rugby (Edwards, et ál., 2019) y bádminton (Adam y Cogan, 2019) que podían considerarse de cooperación o cooperación/oposición.
De esta manera, se observó una tendencia a comparar diferentes deportes de forma simultánea (varios), seguidos por estudios de oposición, cooperación/oposición, individual y cooperación (ver tabla 11).
En cuanto a la orientación de los deportes, los estudios fueron preponderantemente orientados hacia el deporte competitivo, seguido por deporte recreativo, agrupación de varias orientaciones (escolar, educativo, de iniciación o adaptado), y llama la atención que no se reportaron estudios dirigidos al deporte en edad escolar (Tabla 7).
De forma aclaratoria, se clasificaron estudios como deporte educativo aquellos que tenían un propósito de, a través de estas prácticas, alcanzar metas, formar a los participantes en habilidades para la vida, resolución de problemas entre otras, donde el deporte fomentó el desarrollo de la resiliencia y se orientó a la formación humana y social en los contextos educativos.
Así mismo el deporte recreativo se prestó para indagar las características de estas prácticas, en el desarrollo de resiliencia en la salud, salud mental, y lo que más adelante se podrá comprender como desarrollo social, comunitario y psicológico.
En cuanto al deporte de iniciación o adaptado, se realizaron estudios donde se indagó la influencia del deporte en personas en condición de discapacidad (Durán Navia y Morales Parra, 2015), bien desde la intervención con deportistas que tenían prácticas recreativas, educativas y de alto rendimiento (Salinas Arango y Gallego Agudelo, 2019), o personas que han experimentado incidentes como accidentes, traumas médicos y que desarrollaron una discapacidad motriz (Benítez Corredor, Bermúdez Osorio y Vásquez Clavijo, 2019), hasta la experiencia de adversidades vitales más allá del deporte (Cox, Neil, Oliver y Hanton, 2016).
Si bien la resiliencia podría considerarse una macro categoría de análisis compuesta por diferentes características o factores, las investigaciones en psicología, actividad física y del deporte refieren la asociación de la resiliencia con variables que pretenden mejorar y sostener el rendimiento o promover la recuperación en el desempeño. Sin embargo, se aprecian estudios orientados a explorar la relación con la motivación (Chacón-Cuberos, et ál., 2019), motivación social (Bonk, Leprince, Tamminen y Doron, 2019) y su asociación con el afrontamiento del estrés (Trigueros, et ál., 2020), la resistencia del equipo (Gorgulu, et ál., 2018), el auto concepto (Ramírez-Granizo, et ál., 2020), autoconfianza, autogestión, autopercepción, autoestima y autorregulación (Gupta, y Sudhesh, 2019; Quito Tapia, et ál., 2018; Ospino Díaz, 2020; Tarazona Meza, et ál., 2020; ).
En otro grupo, se destacan las relaciones asociadas a la salud y recuperación de situaciones adversas dentro y fuera del deporte como la orientación a la tarea (Veliz Salinas, 2020) la satisfacción o frustración de necesidades psicológicas (González, Castillo y Balaguer, 2019), estilos de personalidad, lesiones y estrategias de afrontamiento (Mohammadi, 2019), competencia personal y aceptación positiva del cambio (Chacón Cuberos, Puertas Molero y Pérez Cortés, 2017), creencias irracionales (Deen, Turner y Wong, 2017), la ansiedad precompetitiva (Cascales García, 2019) y afrontamiento del estrés (Hosseini y Besharat, 2010; Yamada, Kawata, Kamimura y Hirosawa, 2017).
De igual manera, se destacan variables que desde una lectura generativa y positiva se asocian a la resiliencia, como la inteligencia emocional (Gallardo Peña, 2019), bienestar psicológico (Sahin, et ál., 2017), y el sentido vital (Muñoz Galíndez y Montes Mora, 2017).
Dentro de los hallazgos hasta aquí descritos, llama la atención observar como la relación deporte en cualquiera de sus campos y modalidades, y su relación con la resiliencia, trasciende el desempeño, la recuperación o el afrontamiento de las adversidades emergentes en la competencia y el entrenamiento.
Muestra de esto se observa en la recuperación de lesiones y la jubilación temprana de la práctica deportiva, (León-Guereño, et ál., 2020; Mohammadi, 2019; Solis, y Moo, 2019), la resiliencia a nivel orgánico en lesiones deportivas (Davydov, et ál., 2015), estrés asociado a la recuperación de las lesiones (Codonhato, 2017), y la disminución del agotamiento (Ueno y Suzuki, 2016; Zurita Ortega, et ál., 2016).
Sumado a lo anterior, se destacan los aportes del estudio de la resiliencia en prevención e intervención del burnout en deportistas (García-Parra, et ál., 2016; Livingston y Forbes, 2016; Saquero, Jaime y Ortín, 2018; Serrano Serrano, 2018; Terán Jaramillo, 2018; Tutte Vallarino y Reche García, 2016) y jueces (Arbinaga, et ál., 2019), y el mejoramiento de la calidad de vida y el bienestar psicológico en las comunidades que rodean a los deportistas (Wagstaff, Fletcher y Hanton, 2012; Sahin, et ál., 2017).
Otro eje de interés fue la relación del deporte a nivel educativo o recreativo y su mediación con procesos relacionados con el desarrollo social, comunitario y psicológico en procesos como el desarrollo de la prosocialidad (Buch Sánchez, 2019; Emre Eryücel, 2019), la empatía y competencia social en jóvenes (Caldarella, et ál., 2019), discapacidad, sentido comunitario y ajuste personal (Benítez Corredor, et ál., 2019; Salinas Arango y Gallego Agudelo, 2019), la construcción cultural de la paz (Guerrero Moreno, 2019), desarrollo de habilidades para la vida (Cox, 2016), la educación (Cabrera, Cid y Irisarri, 2016; Ruiz Coro, 2017), el deporte educativo como intervención terapéutica (Gómez, 2017), la participación familiar y resiliencia familiar mediada por el deporte (Cho, 2014), el abordaje de la violencia y extremismo (Johns, Grossman y McDonald, 2014), y la satisfacción con la vida (López-Suárez, 2014).
Por último, se observó otro campo de indagación relacionado con la evaluación y medición de la resiliencia en el que resaltaron estudios como la validación y aplicación de las escalas de Connor-Davidson Resilience Scale CD-RISC (2003), y la Escala de Wagnild y Young (1993), así como también la validación de la Resilience Scale for Adults (RSA) en tenistas profesionales (Cowden, Meyer-Weitz, y Oppong Asante, 2016a; 2016b).
Al respecto, se observó la relación del desempeño del levantamiento de pesas con la resiliencia desde la primera escala (Galli, et ál., 2019), la validación de la escala CD-RISC en el contexto de atletas de elite (González, et ál., 2016; Zurita Ortega, et ál., 2017), y la escala de Wagnild y Young en esgrima (Reche y Ortín, 2013).
Discusión
El inicio de la indagación sobre la resiliencia en el deporte se da en la inscripción del fenómeno con variables como el afrontamiento de las situaciones propias de la competencia, la motivación, la aplicación al trabajo con niños y la exploración de características de este orden en campeones olímpicos.
Lo anterior, con el fin de extrapolarlas a diferentes prácticas deportivas, usualmente de orden competitivo de alto rendimiento, con la expectativa de si “funciona en situaciones de enorme adversidad” como desastres, condiciones de vulnerabilidad social sería aplicable al ámbito deportivo.
A pesar de que el crecimiento es exponencial, solo se tomaron para el presente estudio 10 años, de tal forma que se tuviera una visión actual del fenómeno, y considerando varios criterios de inclusión es difícil determinar los límites de la aplicación de la resiliencia al contexto deportivo, pues se observó cómo solo entre 2014 y 2019 hubo un crecimiento mayor a 100 publicaciones referidas al fenómeno resiliente y su relación con el deporte. Lo que si es de resaltar es que en 2016 por motivo de los juegos olímpicos de Rio hubo un aumento significativo, es posible que esta tendencia se repita no solo con los siguientes, Tokio 2021, o con otros eventos de gran envergadura como el mundial de futbol, rugby, las grandes vueltas ciclísticas, juegos de invierno, entre otros.
Ahora, si bien el campo de indagación es diverso, muchos de los estudios fueron de orden descriptivo, cualitativos o cuantitativos, y se observan vacíos en cuanto a la evaluación y la medición de la resiliencia, pues solo se destaca la adaptación de tres escalas (Connor-Davidson, 2003, Cowden, et al., 2016; Wagnild y Young, 1993) y que si bien son válidas y confiables, estas provienen de áreas como la psicología clínica y su aplicación a fenómenos que les son propios como el estrés, y no hay escalas directamente diseñadas para la resiliencia en el deporte, y las variables propias en este campo, tales como, motivación intrínseca (Trigueros, et ál., 2020), motivación de grupo (Bonk, et ál., 2019), orientación a la tarea (Veliz Salinas, 2020), ansiedad precompetitiva (Arnau, Esquiva y Bohórquez, 2018), resistencia en equipo (Gorgulu, et ál., 2018), así como también se advierten vacíos relacionados con la adaptación de estas a grupos etarios como los niños y adolescentes.
Si bien la resiliencia ha sido un fenómeno unitario y ha sido explorado en otras disciplinas, en el deporte se ha suscrito a un mayor rendimiento, recuperación y afrontamiento o copying (Gould, et ál., 1993). Se observa cómo de forma amplia se han empezado a destacar los análisis factoriales de esta variable.
En contraste con Mrazek y Mrazek (1987), quienes enunciaron factores como la disociación del afecto, rápida respuesta al peligro, habilidad para distanciarse de intensos sentimientos, búsqueda de información, generación y utilización de relaciones para sobrevivir, anticipación para proyectos futuros, tomar decisiones de riesgo, la convicción de ser amado, idealización de las competencias del agresor, restructuración cognitiva de eventos dolorosos, ofrecer y recibir perdón, curación relacional, crecimiento en los vínculos con la familia de origen, hoy podemos ver su extrapolación proporcional en recuperación psicológica (no solo corporal), dureza y resistencia mental, perfeccionismo, ecuanimidad o en la versión clásica “disociación del afecto”, capacidad para evaluar situaciones, amplio repertorio de habilidades de afrontamiento, capacidad de auto monitoreo, i.e., metacognición, comunicación y regulación emocional, siendo estas esenciales para el entrenamiento, competencia y recuperación, lo que resulta novedoso es la inclusión de la resistencia, cohesión y capital social de los equipos como factores resilientes (Morgan, 2016; Morgan, Fletcher y Sarkar, 2015; Morgan, Fletcher y Sarkar, 2019).
Retomando las formas para construir resiliencia, si bien se destaca el valor de las experiencias previas, o dentro del deporte de iniciación, se considera que la resiliencia es un fenómeno emergente, es decir que se co-construye en las relaciones y que se puede promover a través del entrenamiento psicológico (Adam y Cogan, 2019; Sarkar y Hilton, 2020), pero es de resaltar el valor de las relaciones humanas, cálidas y comprometidas (Adam y Cogan, 2019) o lo que hoy en día estaría incluido en la práctica del coaching (Kegelaers y Wylleman, 2019; Castro-Sánchez et ál., 2016).
Frente a las situaciones o eventos donde la resiliencia emerge, si bien ha sido estudiada como una cualidad desarrollada que emerge en competencia, se debe señalar que esta se construye en la adversidad misma, y no solo comprenderla como un tipo de factor protector en el sentido de que se presenta como un proceso en el cual los deportistas aceptan positiva del cambio, el control, toleran la adversidad y desarrollan la espiritualidad (Chacón Cuberos, et ál., 2017) al punto de descubrir valores conducentes a visibilizar y afirmar el propósito y satisfacción con la vida (Muñoz Galíndez y Montes Mora, 2017), motivados y apoyados por los vínculos con pares (Perim, et ál., 2015), entrenadores (Sarkar y Hilton, 2020), familia (Cho, 2014), y las comunidades que los rodean (Sahin et ál., 2017).
En complemento, es notable reconocer las características intrínsecas del deporte, en tanto, este puede representar estabilidad emocional, autoconfianza y fortalecimiento en funciones cognitivas, además del desarrollo de actitudes pro sociales (Buch Sánchez, 2019), sentido de comunidad (Salinas Arango y Gallego Agudelo, 2019), ajuste personal (Benítez Corredor, Bermúdez Osorio y Vásquez Clavijo, 2019), al punto que afirmaría los imaginarios del deporte como salud, o lo que sería lo mismo, como un escenario de desarrollo o de intervención terapéutica (Gómez, 2017; Peris Chiva, 2017).
Conclusiones
Con respecto a los avances de investigación en la resiliencia y el deporte, las investigaciones han ido aumentando en los últimos cinco años y posiblemente se deba a eventos deportivos de gran impacto a nivel mundial, como juegos olímpicos o campeonatos mundiales de futbol, rugby o grandes competencias ciclísticas, siendo España, Reino unido, Canadá y Estados Unidos los países que más promueven la indagación al respecto.
En cuanto a los estudios, predominaron los de corte empírico, cualitativos o cuantitativos y las revisiones sistemáticas de literatura, lo que deja entrever que aún el campo de indagación está por explorar y consecuentemente en crecimiento.
En los enfoques de investigación primaron los estudios de corte correlacional, exploratorio, transversales o cualitativos de tipo participativo, etnográfico, dados los alcances que pueden representar el conocimiento cultural, social y transformador de la resiliencia y el deporte, sin descontar la exploración de las subjetividad frente al conocimiento ideográfico de la resiliencia y los aspectos que la promueven, bien desde el interés formativo a nivel de pregrado y postgrado en psicología, ciencias de la salud, la actividad física y el deporte.
Emerge con foco de interés la relación entre resiliencia, deporte y desarrollo, social, comunitario, educativo y psicológico; lo anterior socializado desde la investigación difundida en revistas especializados o trabajos socializados en eventos de difusión del conocimiento.
Si bien las publicaciones están distribuidas en diferentes revistas, la literatura angloparlante tiene mayor difusión particularmente en revistas como: Psychology of sports and exercise, Sport, exercise and performance psychology, Journal of applied sport psychology, Journal of sport psychology in action; y en segundo lugar las hispanoparlantes con las revistas: Cuadernos en psicología del deporte y Retos: Nuevas tendencias en educación física, deporte y recreación.
Si bien los estudios están orientados prioritariamente a adultos y jóvenes, se destaca la necesidad de ampliar los estudios dirigidos hacia la edad escolar y primera infancia, dados los aspectos positivos del deporte recreativo, educativo y en edad escolar, como promotores de desarrollo, bienestar y prevención de alteraciones en la infancia y adolescencia, adicionales al deporte escolar o competitivo en categorías inferiores.
Se destaca la emergencia de estudios que exploran los factores que componen la resiliencia y que no se limitan a subrayarla como gran rasgo o factor sino como se propuso al inicio del presente documento, como un conjunto de habilidades o competencias resilientes que se podrían clasificar como cognitivas, afectivas, de personalidad, metacognitivas, comportamentales y prosociales.
Las anteriores competencias están relacionadas al afrontamiento de la exigencia competitiva como las situaciones extra competitivas que pueden interrumpir el desempeño o su declive, reducción de la vulnerabilidad, y la recuperación en competencia como frente a lesiones, o la jubilación en deportistas.
Las competencias resilientes son co-construidas históricamente, fuera de la competencia y en la fase formativa de los niños y desplegada en la adolescencia. Sin embargo, esta se facilita gracias a las redes de relaciones y apoyo familiares, de compañeros de equipo, entrenadores y organizaciones que rodean a los deportistas, adicional al papel constructivo, generativo e implícitamente en el deporte.
En cuanto a la clasificación deportiva, los deportes de cooperación/oposición, cooperación y oposición son los preponderantes; sin embargo, esto representa un potencial de indagación a considerar. Así mismo, la orientación, si bien contiene varias categorías de forma simultánea, es el deporte competitivo el que mayor indagación representa. Esto puede representar un factor motivacional para continuar con las investigaciones, pero cubriendo vacíos como los tipos de estudios, diseños, participantes, al punto de extenderse al deporte recreativo, educativo y fundamentalmente, dado el poco desarrollo, al deporte adaptado y su interés con la discapacidad y el deporte paralímpico.