Introducción
El consumo de sustancias psicoactivas se ha convertido en un problema crítico; en primer lugar, por el aumento sistemático evidenciado con el paso de los años, pero también por las serias repercusiones que tiene en la salud pública y a nivel social en todo el mundo. Dicha problemática aumenta cada día no solo porque más personas las consumen, sino porque el mercado de sustancias es cada vez más amplio y diverso (Brito, 2020).
Según el Ministerio de Salud y Protección Social (2016), las SPA se clasifican de tres formas: (1) según los efectos que generan en el cerebro (estimulantes, depresoras o alucinógenas); (2) según su origen (naturales, sintéticas o semisintéticas) y (3) según la normatividad (legales o ilegales). Sin embargo, independientemente de su clasificación, todas estas drogas representan daños en la salud del individuo que las consume y en la sociedad.
Teniendo en cuenta lo anterior, se ha dado especial relevancia al estudio de grupos de riesgo según el sexo, la edad, entre otros y se ha evidenciado que existe un mayor riesgo de consumo en la adolescencia (Molero-Jurado, Pérez-Fuentes, Gázquez-Linares y Barragán-Martin, 2017). Es importante mencionar que esta etapa está marcada por múltiples cambios psicosociales y búsqueda de la autonomía que, a su vez, se pueden combinar con eventos negativos como: falta de apoyo familiar y social, presión de los pares, condiciones socioeconómicas precarias, desventaja educativa, entre otros factores. Esto aumenta la vulnerabilidad al uso de SPA (Silva et al., 2014). Además, el consumo de cualquier droga en la adolescencia se considera uno de los principales comportamientos de riesgo para el desarrollo de problemas como abuso y dependencia a las SPA, deterioro cognitivo y otros trastornos mentales (Sánchez et al., 2019).
En coherencia, se han evidenciado cifras preocupantes frente al uso de diferentes drogas por parte de este grupo etario, ya que para el año 2017 el Informe Mundial de Drogas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, 2018) reportó que un cuarto de billón de personas con edades entre los 15 y 64 años consumió drogas por lo menos en una ocasión en 2015. Por su parte, el Instituto Nacional de Abuso de Drogas (2004) menciona que algunos niños inician el uso de sustancias entre los 12 o 13 años, lo que probablemente significa que algunos comienzan a una edad aún más temprana. Por lo anterior, varios estudios se han esforzado por realizar procesos de prevención del consumo de SPA, y se comprende la prevención como todas aquellas medidas que logran reducir factores de riesgo y así retardar o evitar la aparición de una enfermedad. Estas medidas también permiten detener el avance y atenuar las consecuencias de problemáticas de salud.
En la actualidad, se han desarrollado e implementado diferentes leyes, planes y programas para prevenir el consumo de drogas a nivel mundial; sin embargo, existe un vacío en cuanto a las investigaciones de carácter científico que demuestren los resultados obtenidos a través de la implementación de dichas estrategias. Por lo tanto, el objetivo del presente estudio es sintetizar los hallazgos sobre programas de prevención del consumo de SPA en contextos escolares.
Método
Fuentes de información
La búsqueda de artículos científicos se realizó en las bases de datos PubMed, Redalyc, Portal regional de la Biblioteca Virtual de Salud (BVS), Wiley Online Library, Ebsco, Lilacs, Scopus y Scielo.
Como parámetros de búsqueda, se ingresó en cada base de datos todas las posibilidades que surgieron con las palabras: program OR programa OR políticas OR politics OR estrategias OR strategy AND prevención OR prevention AND consumo OR consumption AND sustancias psicoactivas OR psychoactive substances AND colegio OR school OR escuela
Criterios de elegibilidad
Los criterios de inclusión para los estudios fueron: tener acceso a texto completo, que el artículo haya sido publicado entre 2010 y 2019, que su idioma sea inglés o español y que en el resumen contenga las palabras: programa, estrategia o política, promoción o prevención y consumos de SPA.
Los criterios de exclusión fueron: que el tema central del artículo se desarrollara de forma colateral a la implementación de un programa, política o estrategia; que el estudio no sea empírico (ensayos, revisiones de la literatura, entre otros); que se hayan realizado en un contexto diferente al escolar y que el estudio esté incompleto.
Síntesis de los resultados
Para realizar el análisis de datos se tuvieron en cuenta las siguientes variables:
☐ Países de implementación de los programas de prevención
☐ Población participante
☐ Implementación de la estrategia, política o programa: nivel de intervención, objetivo de la estrategia, descripción de la estrategia (actividades y temas abordados), principales resultados y conclusiones sobre su efectividad.
Resultados
A partir de la búsqueda en bases de datos, se identificaron 268 artículos, de los cuales se aceptaron 29 estudios para la presente revisión sistemática. Las fases para la selección de artículos se evidencian en la Figura 1.
Países donde se implementaron los programas
En cuanto al país de implementación, se evidencia que una gran cantidad de estudios fue realizada en Europa. Los hallazgos detallados de encuentran en la Tabla 1.
Participantes
En cuanto a la población participante, se evidenció que el 100% (n=28) de los estudios revisados interviene en población estudiantil, y el 60% (n=17) de ellos incluyen la participación de otro tipo de población. A continuación, en la Figura 2 se encuentra un mayor análisis de esta categoría.
Implementación del programa
La Tabla 2 permite evidenciar los hallazgos sobre los programas implementados. Es importante mencionar que solamente tres programas (Climate Schools y Programa de Prevención del consumo de Alcohol (PAS)) fueron implementados en más de un artículo, mientras que uno de los estudios incluidos, se encargó de comparar el impacto de tres programas de prevención (Barbacana, Saluda y Construyendo Salud). Por lo tanto, el total de programas encontrados en los diferentes estudios fue 27.
Respecto a los objetivos, se encontraron 16 programas (57%) con la finalidad de prevenir y disminuir el consumo de SPA; 6 programas (21%) con el objetivo de fomentar estilos de vida saludables y otros factores protectores frente al consumo de SPA; 2 programas (7%) buscaron fortalecer habilidades para la vida, relacionadas con competencias para prevenir el riesgo de consumo; 1 programa (3.5%) tuvo como objetivo minimizar los daños por consumo de SPA; 1 programa (3.5%) se encargó de mejorar la educación con respecto a las SPA; y, finalmente, 1 programa (3.5%) tuvo como propósito alentar a los adolescentes a abstenerse de consumir SPA.
Por otra parte, se encontró que son pocos los programas que tienen como base algún modelo teórico, entre los cuales se destacan el modelo de influencia social, utilizado en cinco programas, el modelo de minimización de riesgos, utilizado en dos programas y el modelo de aprendizaje cooperativo utilizado en un programa.
Con respecto a los principales temas abordados, se encontraron habilidades sociales y habilidades para la vida en un 40% (n=11) de los programas, los cuales manifestaron tener resultados positivos y estadísticamente significativos en sus objetivos. De igual forma, otro tema importante a implementar fue el conocimiento y la información que los adolescentes tienen sobre las SPA, el cual se abordó en el 21% (n=6) de los programas y se logró evidenciar que proporcionar información solo representa resultados eficaces cuando se implementa en conjunto con temáticas como habilidades sociales y/o para la vida. Otros temas abordados, en menor cantidad de programas, pero con resultados eficaces fueron: influencias sociales, consecuencias e implicaciones del uso de SPA, actitudes propias y de los compañeros frente a las SPA e influencias sociales. También se evidenció que tan solo seis estudios incluyeron temáticas y actividades para involucrar a los padres de familia, cuatro de ellos demostraron tener resultados efectivos. Finalmente, es importante mencionar que todos los programas se desarrollaron a partir de actividades lúdicas y creativas.
Discusión
En cuanto a los países en los cuales se ha investigado el impacto de programas de prevención del consumo de SPA. Los resultados arrojaron que más del 50% de estudios fueron realizados con población del continente europeo, lo cual se relaciona con la actitud de regulación del consumo de drogas que existe en los países europeos, dado que, aunque en la actualidad se desarrollan debates de interés sobre la autorización del cannabis para el consumo personal y su dispensación para el tratamiento de algunas enfermedades, también se destacan los modelos restrictivos y de prevención del consumo. Adicional a lo anterior, es importante resaltar que en varios países europeos se ha fomentado la innovación y el desarrollo de productos, como soluciones líquidas y productos comestibles, lo cual, ha subrayado la importancia de desarrollar programas de promoción de estilos saludables, así como de prevención del consumo, la dependencia y las adicciones (Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, 2019).
De igual forma, se destaca el continente oceánico, ya que en Australia se encontró el 17,24% del total de estudios. En coherencia, el Departamento de Salud del Gobierno Australiano menciona que en dicho país se ha incrementado el consumo de drogas y por ende se han desplegado múltiples estrategias y planes intersectoriales, fundamentados en investigación científica con el fin de prevenir el consumo y reducir los efectos negativos que el uso de drogas puede ocasionar, especialmente en los jóvenes (Australian Goverment-Health Department, 2020).
Finalmente, entre los hallazgos, se destaca el vacío de investigación sobre el impacto de programas preventivos en países de América. Si bien, muchos países de este continente cuentan con programas de salud relacionados con las drogas, creados desde por instancias gubernamentales, son pocos los estudios de investigación científica que se encargan de evaluar su impacto y, en general, se encuentra más investigación sobre prevalencia, incidencia y factores psicosociales relacionados con dicha problemática.
Por otra parte, teniendo en cuenta que la presente revisión se enfoca en el contexto escolar, todos los estudios revisados involucraron estudiantes como parte de la muestra. Sin embargo, también se resaltó la importancia de incluir a otros actores claves para la prevención del consumo de SPA en adolescentes escolarizados, tales como docentes, padres de familia y personal escolar. En coherencia, según el Plan Nacional para la Promoción de la Salud, la Prevención, y la Atención del Consumo de Sustancias Psicoactivas (2017), se establece que los actores involucrados en el consumo no son únicamente los estudiantes, padres de familia y docentes, sino que también es un fenómeno que involucra al gobierno nacional y entes territoriales quienes se encargan de garantizar los mecanismos, espacios, instrumentos e indicadores de seguimiento. De igual forma, Zapata (2011) afirma que es indispensable que el círculo familiar, así como los docentes, se involucren en la recuperación de los adolescentes que presentan esta problemática, constituyéndose como un soporte para los mismos. Adicional a lo anterior, se reconoce la importancia de un entrenamiento en habilidades dirigido a los padres, que permita la modificación de ciertos comportamientos, y la visualización del adolescente como un sujeto competente que necesita apoyo más no protección.
En los artículos revisados, se evidencia una mínima utilización de los modelos teóricos, teniendo en cuenta que solo ocho programas hicieron uso de una base teórica específica; sin embargo, es importante recalcar la necesidad de emplear los modelos teóricos en la implementación de un programa de intervención, dado que estos permiten sustentar la intervención en una base de conocimientos lógicos, aumentando su eficacia, pues contribuye al diseño del programa, organización de la información, identificación de los cambios o resultados, a la evaluación de las necesidades y al reconocimiento de las prioridades; por el contrario, los programas de intervención que no se basan en un modelo teórico afectan su eficacia, dado que no se conoce a profundidad las necesidades del contexto, y la construcción e implementación de un programa preventivo se verá carecida de conocimientos previos necesarios (Arbex, 2013).
Teniendo en cuenta los aportes favorables de los modelos teóricos a los programas de intervención, en la revisión realizada, se destaca con mayor frecuencia, el modelo de influencia social, el cual, según Llano et ál. (2017) tiene como objetivo primordial identificar las razones de inicio y prolongación de consumo de sustancias a partir del contexto sociocultural. También, aunque con menor prevalencia, se encuentra el modelo de minimización de riesgos, el cual presenta una perspectiva más neutral frente al consumo de sustancias, es decir, el objetivo principal de este modelo no va dirigido hacia la abstinencia, sino a la minimización de consecuencias negativas que pueda traer consigo el consumo de SPA, aceptando el consumo y promocionado el respeto y la aceptación, el apoyo y promoción de las capacidades personales del consumidor, con el fin de prevenir o reducir los riesgos por consumo (Arbex, 2013).
El modelo de aprendizaje cooperativo utilizado en un programa presenta su sustento teórico desde al ámbito educativo, contrario a los anteriores modelos que se basan en teorías de las ciencias humanas y de la salud. Este modelo se basa en el trabajo en grupo, en los cuales, los estudiantes trabajan en conjunto para potenciar el aprendizaje propio y el de los demás, contrastando así con el aprendizaje individualista y competitivo (Johnson, Johnson & Holubec, 1999).
Dentro de los programas de intervención desarrollados en los estudios revisados, se identifican una serie de temáticas abordadas por los investigadores y que guardan relación con el consumo de sustancias psicoactivas y la prevención. Entre ellos, se encuentra la relación marcada entre las habilidades sociales y habilidades para la vida y el consumo de sustancias psicoactivas, relación que, según Díaz y Mejía (2017), requiere un mayor nivel de análisis e investigación al respecto, sin embargo, se enmarca entre las habilidades de autogestión, autoestima y autocontrol necesarias para rechazar el consumo.
Adicional a esto, se reconoce que la información clara y verás acerca del tema puede contribuir al manejo de esta problemática, como lo manifiesta Arbex et al. (2002) quienes reconocen que una de las dificultades más comunes al momento de intervenir en el consumo de drogas es la falta de conocimiento objetivo que existe al respecto, además de un desconocimiento de las consecuencias que estas sustancias generan y la ausencia de percepción del riesgo que se presenta.
Entre los elementos que guardan relación con el consumo se reconocen los estilos de vida y el tiempo de Ocio, los cuales pueden constituirse como factores protectores al momento de consumir, siendo esta relación inversa, es decir que, si la persona presenta un mayor grado de tiempo de ocio y un mejor estilo de vida, entonces el consumo será menor (Bustamante et al., 2018).
Limitaciones y recomendaciones
Entre las limitaciones encontradas en el desarrollo del presente estudio, gran cantidad de estudios presentaban vacíos de información al momento de explicar el programa de intervención utilizad en la investigación o la teoría empleada para definir el consumo, así como también aquellos que no cumplían los criterios de inclusión establecidos, lo cual dificultó la investigación reduciendo los artículos abarcados.
Adicional a lo anterior, la imposibilidad de acceso a bases de datos que requieren una suscripción y pago económico limitó el acceso a gran cantidad de estudios que pudieran contribuir en la revisión.
Se recomienda en revisiones posteriores y, si es posible, incluir bases de datos que conlleven un pago económico. De esta manera, abarcar mayor cantidad de estudios a la revisión y así indagar en aquellos que presenten información más completa.
De la misma forma, se recomienda la implementación de programas que ya se han desarrollado e implementado en otras instituciones educativas, con el fin de continuar con el proceso de investigación científica que permitan evidenciar la eficacia y replicabilidad de un mismo programa.