1. Introducción
Partir de la premisa de que la realidad se construye socialmente (Berger y Luckmann, 1968), posibilita comprender cómo las prácticas cotidianas son naturalizadas en la interacción social, en la que confluyen las esferas políticas, culturales y sociales (Hacking, 2001). Por lo tanto, según el momento histórico y social, los seres humanos desarrollan pensamientos, sentimientos, deseos y comportamientos que agrupan a las personas de acuerdo con características comunes en grupos que se han denominado generaciones (Lüscher et al., 2015, p.84).
Una generación se entiende como una construcción social y relacional que distingue a los grupos humanos según sus maneras de interpretar la realidad y sus prácticas diarias, permitiendo que dichos grupos compartan características que los identifican y diferencian en comparación con otras generaciones (Ojeda y López, 2017). Por consiguiente, de acuerdo con cada generación, la construcción social va a ser muy específica, en este caso, en determinadas generaciones las categorías como el género y la orientación sexual van a cobrar significados muy particulares, lo que indica el carácter cultural y político del control del cuerpo y los deseos, a través de la producción de un tipo de discurso sobre la sexualidad; de modo que dichos significados obedecen a una postura socialmente aceptada en un lugar y momento histórico (Foucault, 1998; Acosta, Zambrano y Martínez, 2015).
Según Correa (2017), la orientación sexual homosexual ha presentado particulares definiciones y reacciones, por ejemplo, en Grecia clásica, esta categoría careció de problematización, y sólo se hablaba del comportamiento sexual entre hombres con cierta censura moral de acuerdo al estatus económico y social. Más adelante, su concepto se asoció a conductas sexuales condenadas, identificándose a estas personas como sodomitas y pederastas. Posteriormente, hacia 1969, por primera vez se habló de homosexualidad, término que abordó una práctica sexual y aspectos propios de una personalidad con defectos innatos (Correa, 2017).
En este sentido, se puede mencionar que las definiciones citadas anteriormente son construcciones de determinadas sociedades históricas desde discursos médicos modernos y occidentales; producto de una convención social heredada (Núñez, 2016; Núñez, 2001). Así, el término de homosexualidad inicialmente posibilitó la construcción de diferentes estudios y movimientos sociales para reivindicar los derechos de las personas diversas e identificar categorías de análisis como género y orientación sexual. Sin embargo, es importante mencionar que el concepto de homosexualidad que se acerca a interpretar las relaciones (principalmente sexuales) entre personas del mismo sexo, puede discrepar de la diversidad de prácticas, significados y posiciones subjetivas que los sujetos elaboran; es así, como la literatura y demás textos científicos se han centrado en indagar la orientación sexual heterosexual y homosexual, como identidades eróticas homogêneas y estables ligadas al sistema patriarcal (Núñez, 2001). De ahi la importancia de realizar una revisión sistemática desde estos términos tradicionales, que permitan entrever las posiciones de investigadores, acadêmicos y actores políticos.
A su vez, la historia habla de una tendencia hetero patriarcal que en la mayoría de casos, no reconoce, ni mucho menos, acepta y respeta expresiones que se aparten de la norma, considerando la homosexualidad como una tendencia antinatural en los diferentes contextos religiosos, legales, políticos, sociales y educativos, entre otros; lo que provoca la construcción de prejuicios, estereotipos y homofobia; formas de discriminación que afectan la integridad física y psicológica de las personas homosexuales (Zambrano, Ceballos y Ojeda, 2017).
Lo anterior se comprueba en el Informe de Homofobia de Estado del año 2019 (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex [ILGA], 2019), que para 123 Estados miembros de la ONU, los actos sexuales consentidos entre adultos del mismo sexo son legales, mientras que en 70 Estados, se continúa penalizando dichos actos, mediante disposiciones explícitas en las leyes. Igualmente, la pena de muerte por actos sexuales consentidos entre personas del mismo sexo se impone en seis Estados y 32 Estados, tienen leyes que restringen la libertad de expresión en cuestiones de orientación sexual e identidad de género. Además, es preocupante la ausencia de información estadística exhaustiva sobre los índices de violencia que afectaron a las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, intersexual, queer u otros (LGBTIQ+) en el mundo, identificándose algunos datos producto de masacres y asesinatos por odio (ILGA, 2019). En el año 2020, debido a la pandemia de Covid-19, los derechos humanos de las personas LGBTIQ+ se han visto aún más vulnerados, por cuanto han experimentado violencia física y psicológica a causa de la inestabilidad socioeconómica, dificultad para salir de contextos abusivos y por el aumento de enfermedades de salud mental (Naciones Unidas, 2020).
En la última década se reportan estudios en relación con la orientación sexual homosexual (Shin, 2019; Garcés, 2019; Batten, Ripley, Anderson, Batey, White, 2020), que entre sus resultados más importantes abordan los prejuicios, estereotipos, actitudes negativas, discriminación y homofobia que enfrenta la población homosexual, y los factores de riesgo en su salud física y psicológica como depresión, eventos vitales estresantes y victimización; que obstaculizan el proceso de reconocimiento de la orientación homosexual a nivel personal y social (Williams, 2017; Wilson, Asbridge, Langille, 2018; Zambrano, Hernández y Guerrero, 2019). Situaciones que se presentan de manera particular, según el momento, lugar y tiempo en el que interactúan los grupos generacionales conformados por diferentes seres humanos.
Por lo tanto, en cada generación van intervenir factores como el nivel de educación, normas sociales, socialización religiosa, características del país de origen, experiencias personales y sociales frente a la homosexualidad (Wei-Lin, 2018; Zhang, 2019; Caceres, Jackman, Ferrer, Cato, Hughes, 2019). Es así, que pensar una perspectiva generacional en temas referentes a la orientación sexual homosexual, brinda la posibilidad de acercarse a los diversos escenarios donde las personas aprenden, y permite leer categorías como la homosexualidad, que cada individuo ha elaborado de acuerdo a la influencia de diversas instituciones y el encuentro con el otro; que en palabras de Núñez (2016), la discusión sobre los significados y usos de los conceptos son fundamentales, puesto que se develan las distinciones sociales, los poderes que se ejercen, las resistencias o subversiones que se presentan, que delimitan el lugar y formas de actuar en el mundo.
Considerando los anteriores elementos, el objetivo de la presente investigación fue analizar investigaciones sobre orientación sexual homosexual desde una perspectiva generacional entre los años 2010 a 2020, utilizando una metodología de revisión sistemática descriptiva de literatura. La revisión sistemática en cuestión, sintetiza y analiza los resultados de los estudios disponibles y actualizados sobre homosexualidad y generación, información que a su vez, puede ser tomada como base para futuras investigaciones e intervenciones sobre la situación que enfrenta la población homosexual según la evidencia, y más, cuando se contemplan aspectos históricos y culturales entre generaciones, que permiten identificar vivencias y experiencias particulares para entender a las personas y tomar decisiones contextualizadas en pro del bienestar colectivo (Vidal, Oramas y Borroto, 2015).
2. Método
Se realizó una revisión sistemática descriptiva de literatura a partir de estudios originales y fuentes primarias (Ferreira, Urrutia y Alonso, 2011; Velásquez, 2014), con el objetivo de analizar investigaciones sobre orientación sexual homosexual desde una perspectiva generacional en los últimos 10 años.
Los estudios consultados se exploraron en áreas del conocimiento como las ciencias sociales y humanidades, artes, ciencias de las salud y médicas, ciencias económicas, ciencias de la educación, de acuerdo a las opciones presentes en: a) Dialnet, que presenta literatura científica centrada en los ámbitos de las ciencias humanas, jurídicas y sociales; b) EBSCO, que ofrece textos, índices y publicaciones periódicas acadêmicas que cubren diferentes áreas de las ciencias y humanidades; c) ERIC, base de datos especializada en educación; d) SciELO, biblioteca electrónica que incluye una colección de revistas científicas en todas las áreas del conocimiento; e) ScienceDirect, uno de los índices especializados en búsqueda científica y médica, y f) Scopus, base de datos bibliográfica, de resúmenes e índice de citas de artículos de revistas científicas en diferentes temas.
Se establecieron los siguientes criterios de inclusión y exclusión de la información. Para los criterios de inclusión se tuvo en cuenta: a) artículos de investigación científica, revisiones sistemáticas, estados del arte y metaanálisis finalizados; b) documentos publicados durante enero de 2010 a octubre de 2020; c) artículos disponibles en las bases de datos EBSCO, ERIC, SCIELO, SCIENCEDIRECT y SCOPUS; d) artículos que mencionen en el título y resumen las palabras clave: homosexualidad y generación (homosexuality and generation), y e) que se tuviese acceso al texto completo. Con respecto a los criterios de exclusión: se exceptuaron artículos de reflexión, encuesta corta, noticias, resúmenes de congresos, cartas al editor, o estudios que no correspondieran con el objetivo planteado.
Con las palabras clave de búsqueda, homosexualidad y generación - homosexuality and generation, se encontró 196 artículos. Una vez aplicados los criterios de inclusión y exclusión se identificó 99 artículos que se organizaron en una hoja electrónica (matriz) creada para el estudio, que incluyó la siguiente información: base de datos, referencia formato APA, título, resumen, idioma, año de publicación, país, objetivo, metodología y resultado principal.
Posteriormente, se siguió las directrices de la declaración PRISMA, recomendada para la realización de revisiones bibliográficas, sistemáticas y meta-análisis (Huttona, Catalá-López y Moher, 2016), al asegurar que los artículos incluidos fueron revisados de forma clara y rigurosa. Para este propósito se implementó 6 ítems de la lista de control a partir de su pertinencia y detalle de los requisitos de selección para cada sección: Sección Introducción: Justificación y Objetivos; Sección Métodos: Criterios de elegibilidad, Fuentes de información, Proceso de recopilación de datos y Síntesis de resultados.
Así, se aprobó 47 artículos de la lista de control sugerida, puesto que 52 artículos no detallaban la relación entre homosexualidad y generación (homosexuality and generation), sino que se presentaba una comprensión de la categoría generación como acción, lejos de una perspectiva generacional; además, no se identificaba el proceso de recopilación de datos, y algunos artículos trataban sobre textos literarios, ensayos y películas (Figura 1).
Con el propósito de analizar los resultados de las investigaciones encontradas se utilizó el Mapeamiento Informacional Bibliográfico (MBI) (André, 2009), estrategia metodológica que permite el desarrollo de la competencia informacional al sintetizar (mapear) un contenido; tarea que implica una adecuada búsqueda de información, lectura crítica, comprensión e identificación de ideas principales de la documentación (Molina, 2012; Molina, et al., 2013; Porras y Pérez, 2019).
En consecuencia, la información de los 47 artículos fue analizada en dos momentos: El primero se llevó a cabo mediante el programa SPSS 25.0 (IBM, 2018), se obtuvo las frecuencias (Fi) correspondientes a algunos criterios establecidos en la matriz de vaciado de la información, y el segundo, a partir de una lectura minuciosa de los documentos se registró, clasificó y estableció categorías de análisis de acuerdo a los enfoques y campos temáticos (análisis cualitativo de contenido). En seguida, se estableció códigos cromáticos, un cuadro analítico con los hallazgos (Enfoque conceptual y Campo temático), y se construyó un esquema que presenta la síntesis del mapeamiento.
3. Resultados
Los resultados se presentan teniendo en cuenta la base de datos consultada, idioma, año, continente y país de publicación de los artículos analizados. Posteriormente, se expone las categorías organizadas en enfoques y campos temáticos de acuerdo: a) trabajos sobre población con diversidad sexual, y b) trabajos con población en general sobre temas relacionados a la homosexualidad.
Base de datos, idioma, año y país de publicación
Con los documentos seleccionados, se estableció la frecuencia (Fi) de los mismos, según su recurrencia de acuerdo a la base de datos, idioma, año, continente y país de publicación. De las seis bases de datos consultadas, un artículo se repite en Scopus y ERIC, dos artículos en DIALNET y Scopus, y tres artículos en Scopus y EBSCO. De los 47 artículos revisados, la mayoría (Fi: 31) se encontraron en Scopus (Tabla 1).
Del total de los artículos (Fi: 47), 44 corresponden al idioma inglés (93,61%), dos al idioma portugués (4,26%) y uno al idioma neerlandés (2,13%). En cuanto a fechas, en los años 2014 y 2015 se presenta la mayor cantidad de artículos (Fi:7), correspondiente al 14,89% cada uno. Asimismo, las investigaciones organizadas por continente, se encuentran en: América con el 57,44% (Fi:27), Europa con el 23,40% (Fi:1l), Oceanía con el 10,63% (Fi:5), Asia con el 6,38% (Fi:3) y en un estudio no se identifica el continente al tratarse de una revisión documental (2,12%).
Al clasificar los estudios por país, se encontró que el 40,44% se realizaron principalmente en Estados Unidos, con el (Fi: 19), seguido de Australia 8,53% (Fi: 4), Reino Unido 6,39% (Fi:3), Brasil 4,27% (Fi: 2), México 4,27% (Fi:2) y Canadá 4,27% (Fi: 2). Países como Amsterdam, China, Espana, Francia, Holanda, Italia, Japón, Nueva Zelanda, Trinidad y Tobago, Turquía, cada uno con un 2,12% (Fi: l). Asimismo, se destaca, que un artículo trabajó con varios países de América Latina (2,12%), tres con diferentes países de Europa (6,39%) y en uno se identifica el país al ser una revisión documental (2,12%).
Trabajos sobre población con diversidad sexual
De los 47 artículos revisados, 24 abordan exclusivamente población con diversidad sexual. Especificamente, el 43,47% de los artículos trabajan con hombres homosexuales (gais) (Fi:10), el 43,47% se desarrollan con la comunidad LGBTIQ+ (Fi:10), el 8,69% trabajan con población homosexual gais y lesbianas (Fi:2), y el 4,24% no aplica, al ser un estudio de revisión sistemática (Fi:1).
De los estudios consultados, 52,17% (Fi:12) no reportan un paradigma, enfoque, tipo o diseno de investigación, el 13,04% (Fi:3) son predominantemente cualitativos, el 8,69% cuantitativos (Fi:2), mixtos (Fi:2), revisión sistemática (Fi:2) u otro (enfoque del curso de vida e historia oral) (Fi:2), respectivamente.
En cuanto a la aplicación de instrumentos y técnicas en las investigaciones, se utilizan en un 43,47% (Fi:10) encuestas; 21,73% (Fi:5) diferentes herramientas en un mismo estudio, tales como la observación y entrevistas, archivos y medios, grupos focales y entrevistas, interpretación de la historia, biografía y ubicación del curso de vida, entrevista e historia de vida; un 13,04% (Fi:3) emplea la lista de verificación PRISMA y matrices; un 13,04% (Fi:3) únicamente entrevistas, y 8,69% (Fi:2), otros, como los relatos narrativos y estrategia del drama: "Role on the Wall"
En relación al mapeamiento de los estudios, se encontraron cuatro enfoques (Figura 2).
Auséncia de derechos: A través del tiempo se identifica cómo la definición y comprensión de la homosexualidad en los diferentes contextos, ha implicado la ausencia de derechos humanos y en muchos casos, la vulneración de los mismos. En cuanto a lo Legal, las personas que nacieron entre 1940 tuvieron que enfrentar la homosexualidad como algo ilegal que estaba fuertemente vigilada en muchos países (Reynolds y Robinson, 2016). Respecto a Salud, entre 1941 a 1956 (a finales de la década de I960), se destaca la patologización y medicación de la homosexualidad, destinadas a "corregir" la sexualidad, puesto que el deseo entre personas del mismo sexo se enmarcaba discursivamente como una enfermedad mental, y la comunidad homosexual era invisibilizada (Reynolds y Robinson, 2016; Hammack, Frost, Meyer y Pletta, 2018). Asimismo, desde 1957 a 1966 (en otros textos se refiere hasta la década de 2000: la era del SIDA) la homosexualidad se asoció a contraer la enfermedad de VIH/SIDA y la certeza de la presencia de la muerte en la vida de las personas diagnosticadas, con la constante incertidumbre de los limitados recursos y controles médicos para combatir a la enfermedad (Reynolds y Robinson, 2016; Hammack, Frost, Meyer y Pletta, 2018; Simões, 2018).
En relación a la Educación, durante el periodo entre 1967 a 1984, la mayoría de personas crecieron durante y después de las consecuencias de la epidemia del VIH/SIDA, generándose diferentes movimientos políticos para combatir la enfermedad, con una ausencia en educación sexual entre la población y por ello, limitadas opciones para prevenirla (Reynolds y Robinson, 2016; Lozano-Verduzco y Rosales, 2016; Clarke, Cover y Aggleton, 2018). En efecto, en el aspecto Social, se acentúan alrededor de 1990 las campanas contra la homofobia que buscaban rechazar los símbolos estereotipados de sexualización de la homosexualidad (Lozano-Verduzco y Rosales, 2016; Clarke, Cover y Aggleton, 2018), que junto con avances en las tecnologías de tratamiento y prevención del VIH/SIDA, permitieron plantear la asociación entre esta enfermedad y muerte en otros términos; no obstante, aún se percibía a los homosexuales, personas con diversidad sexual e individuos contagiados con la enfermedad como ciudadanos de segunda categoría (Simões, 2018).
Construcción de la identidad homosexual: Ante el panorama presentado, el proceso de construcción de una identidad homosexual libre y empoderada se encontró muy limitada. Inicialmente, las personas homosexuales alrededor de 1940 y en adelante, tuvieron que Restringir y controlar su sexualidad homoerótica tanto en la vida privada y en especial en público (Reynolds y Robinson, 2016; Lozano-Verduzco y Rosales, 2016). Con el objetivo de reivindicar derechos humanos, entre 1957 a 1966 se instaura algunos Movimientos de liberación gay, que en la década de los 90 se acentúan (Reynolds y Robinson, 2016; Lozano-Verduzco y Rosales, 2016). Antes de 1984, en algunos países, se reconocen las primeras generaciones de hombres homosexuales que "salieron del armario", pese a que en el colegio y la familia se restringían y controlaban expresiones homosexuales, es así, que generaciones como la Silenciosa (1928 - 1945) y Baby Boomers (1946 - 1965) percibieron barreras para el uso de servicios, la divulgación de su identidad, experiencias de violencia y victimización (Jenkins, King, Hiler, Coopwood y Wayland, 2014; Lozano-Verduzco y Rosales, 2016).
Los nacidos entre 1985 y 1994, viven en la era "post-gay", presentándose dos panoramas, aquellos que no tienen un fuerte sentido de "cultura gay" y aquellos muy adheridos a la idea y práctica de la comunidad gay, redefiniendo su identidad; puesto que en este momento se presenta mayor conocimiento e información sobre la orientación sexual homosexual, incluida una mayor aceptación pública y personal de su sexualidad, mayor confianza y autoestima. Ahora bien, dichas percepciones también dependen del contexto donde se encuentren las personas, mostrando mayores cambios positivos en algunos países de Europa o América del Norte en comparación con países de Asia (Nakamura, Chan y Fischer, 2013; Lyons, Croy, Barrett y Whyte, 2015; Reynolds y Robinson, 2016).
En particular, el estudio de Giddings, Nunley, Schneebaum y Zietz (2014), muestra cómo la brecha de especialización en actividades del hogar y laborales entre parejas del mismo sexo a medida que pasa el tiempo es menor, al comparar entre la generación Baby Boomers (1946 - 1965), la generación X (1966 - 1979) y la generación Y (1980 - 1993), debido a los cambios sociales y legales que permiten que la comunidad homosexual pueda contraer matrimonio y adoptar hijos; de esta forma, las parejas del mismo sexo generalmente tienen más probabilidades de participar en la fuerza laboral y en actividades del hogar.
A partir de 1995, la generación Z, parece aceptar más las diferencias y se encuentra más dispuesta a explorar su Sexualidad y preferencias sexuales (Wilkinson y Johnson, 2020), junto con la llegada de la Internet que facilitó las relaciones sociales y una "comunicación más abierta" con amigos y comunidades (Lozano-Verduzco y Rosales, 2016). Por esto, aproximadamente desde 2003 hasta el presente, se la considera la era de la igualdad, caracterizada por el Reconocimiento gradual de las identidades y comunidades de minorías sexuales, como legítimas y dignas de igualdad de trato y protección ante la ley, generando con la sociedad, amigos y familia una dinámica de superación de los prejuicios a partir de los conflictos y consensos/negociaciones intergeneracionales frente a la diversidad sexual, para que la persona homosexual sea un potencial demandante de derechos ciudadanos con espacios definidos, que permitan la configuración de su identidad y la visibilidad de la comunidad homosexual (Fobear, 2012; Ocampo, 2014; Hammack, Frost, Meyer y Pletta, 2018).
Apoyo social: El apoyo social es un factor protector para las personas homosexuales, sin embargo, éste es particular de acuerdo a la generación en que viven, haciéndose notoria la diferencia de experiencias académicas y curriculares entre los estudiantes de los años 1944 y 2013, de manera que quienes se graduaron más recientemente tuvieron percepciones más altas en seguridad percibida, comodidad, sentirse bienvenidos en el aula, gozaron de un plan de estudios inclusivo, que aquellos que se graduaron en años anteriores.
En las mismas circunstancias, los estudiantes LGBTIQ+ que se graduaron de instituciones urbanas tuvieron experiencias generales más positivas en el campus que aquellos que estudiaron en un entorno rural (Garvey, Taylor y Rankin, 2014; Garvey, Sanders y Flint, 2017). En lo que respecta a las Experiencias institucionales y sociales, las personas homosexuales que conocían a más profesores, personal e individuos LGBTIQ+, también tuvieron experiencias más positivas en la universidad u otros contextos; puesto que establecer un grupo social y relaciones positivas con companeros, ayuda a desarrollar un sentido de propósito y fortalecer la autoestima (Garvey, Sanders y Flint, 2017), facilita la comunicación y proporciona lecciones importantes para los hombres homosexuales más jóvenes (Lozano-Verduzco y Rosales, 2016), reduciendo el riesgo de salud que pueden enfrentar estas personas (Wilkinson y Johnson, 2020).
Es necesario reconocer que el apoyo social no sólo debe enfocarse de las personas heterosexuales a las homosexuales, sino entre los mismos homosexuales o personas con diversidad sexual, a través de un diálogo intergeneracional que permita identificar, confrontar e interrumpir los estereotipos históricos, para propiciar un diálogo sobre hechos sociales, culturales y educativos (Houseal, Ray y Teitelbaum, 2013).
Salud física y mental: Existe una fuerte relación entre las consecuencias en la salud de las personas homosexuales a causa del sistema heteronormativo, es así, como la aparición repentina delVIH/SIDA se presentó principalmente en grupos pobres y rechazados como los homosexuales Hammack, Frost, Meyer y Pletta, 2018). sin embargo, con el avance de la tecnología y el sistema de salud, se encuentra hoy en día que las generaciones más jóvenes pueden tener más conocimientos sobre las estrategias de Prevención del VIH en comparación con sus predecesores, aunque continúan preocupadas por contraer la enfermedad, puesto que las prácticas y experiencias sexuales son el resultado del deseo homoerótico, que la cultura heteronormativa obliga a mantenerlas ocultas; llevando a los homosexuales a contextos de riesgo como prácticas sexuales sin protección, que a su vez, provocan emociones como culpa, vergüenza, miedo y tristeza que afectan su salud mental (Verduzco, 2014). En tal sentido, se reconoce la necesidad de generar y difundir mensajes de prevención y programas de intervención del VIH en diferentes lugares y medios (internet, bares/clubes, medios impresos, clínicas/consultorios, centros/ agencias comunitarias e instituciones educativas) de acuerdo a la cohorte generacional y a la edad (Knussen, Flowers, McDaid y Hart, 2010; Kingdon, et al., 2013; Sharma, Kahle, Sullivan y Stephenson, 2018).
Como medida de prevención se encuentra la Profilaxis de prexposición (PrEP), que al comparar su uso en tres grupos etarios: (l8-25 años; 34-4l años; 52-59 años), los más jóvenes la aprobaron positivamente, ya que tiene un impacto positivo en la salud pública al controlar la transmisión del VIH y disminuir la ansiedad al tener relaciones sexuales (Hammack,Toolis, Wilson, Clark y Frost, 2019). De la misma forma, la edad se asoció a menudo con la repetición de la Prueba de VIH/SIDA, puesto que las personas más jóvenes buscan la prueba con más frecuencia que las personas mayores de 25 años (Redoschi, Zucchi, Barros y Paiva, 2017). Es importante citar el estudio de Méthy, Velter, Semaille y Bajos (2015) que comparó las respuestas de las personas en el periodo comprendido entre 1985 al 2011, encontrando cómo los comportamientos sexuales de los hombres homosexuales fueron cambiantes, disminuyendo prácticas de sexo oral y anal, y aumentando prácticas de masturbación en generaciones más viejas (contrario a las más jóvenes).
Asimismo, resulta necesario ampliar los estudios con generaciones que enfrentaron violencia, discriminación y la aparición del VIH/Sida (como la generación Baby Boomers, actualmente en su vejez), teniendo presente el grado de discriminación, homofobia internalizada y la asociación con otros procesos de estrés y resultados de salud, incluyendo sus hechos históricos, biografía personal, vínculos sociales y comunitarios (Rosenfeld, Bartlam y Smith, 2012; Wight, LeBlanc, Meyer y Harig, 2015).
Trabajos con población en general sobre temas relacionados a la homosexualidad
Se reportan 24 artículos que indagan en población en general y heterosexual, temas relacionados a la homosexualidad. De dichos estudios, el 70,8% no especifica la orientación sexual de los participantes, puesto que se habla de muestras generales como población británica, norteamericana, holandesa, universitaria o migrante (Fi:17). Asimismo, 29,2% de los artículos se focalizan en trabajar con hombres y mujeres heterosexuales (Fi:7). De las investigaciones consultadas, 75% (Fi:18) no reportan un paradigma, enfoque, tipo o diseno de investigación, el 16,67% (Fi:4) son predominantemente cuantitativos, el 4,17% es predominantemente cualitativo (Fi:1) y el 4,17% es mixto (Fi:1).
En lo que respecta a la aplicación de instrumentos y técnicas, en las investigaciones se utiliza en un 75% encuestas y escalas (Fi:18); 12,5% únicamente entrevistas o grupos focales (Fi:3), y 12,5% diferentes herramientas en un mismo estudio como encuestas y entrevistas a profundidad, observación participante y entrevistas en profundidad, cuestionarios y entrevistas (Fi:3).
Frente al mapeamiento de los estudios, se identifican dos enfoques entre los artículos (Figura 3).
Cultura, educación e interacción: Se presenta un panorama cambiante respecto a la masculinidad y la sexualidad (MacDonald, 2018) entre las generaciones, puesto que la aceptación de la homosexualidad representa principalmente un efecto de cohorte, inducido no sólo por el aumento de los niveles de educación, sino también por un cambio cultural más amplio en las actitudes (Janmaat y Keating, 2019), logrando que los estilos de masculinidad de los hombres sean más relajados, liberales e inclusivos en razón a la interacción, vinculación física y emocional con personas homosexuales (Adams, 2011).
Muis, Sieben, Reeskens y Halman (2019) refieren cómo las diferencias entre cortes recaen en un nivel de educación, normas sociales, expectativas en función al matrimonio y la vida familiar, vivir fuera de una ciudad importante y no vivir con ambos padres biológicos (Smith, 2016), las características del país de origen (Röder, 2015), practicar un deporte tradicionalmente masculino (Magrath, Anderson y Roberts, 2015), asistencia a una iglesia y socialización religiosa. En este último aspecto, las personas más religiosas tienen puntos de vista más conservadores sobre las relaciones entre personas del mismo sexo, al igual que los hombres en comparación con las mujeres y las personas con menos educación (Becker y Scheufele, 2011; Sherkata, Powell-Williams, Maddoxa y Vries, 2011; Soehl, 2016; Caceres, Jackman, Ferrer, Cato y Hughes, 2019) . Se ratifica que las personas con un mayor nivel de educación expresan más Tolerancia social por la homosexualidad y la Aceptación homosexual, puesto que el efecto de la educación sobre la tolerancia social de la homosexualidad ha aumentado continuamente a lo largo del tiempo (Twenge, Carter y Campbell, 2015; Wei-Lin, 2018).
De la misma manera, contar con Experiencias personales y sociales como tener amigos homosexuales, gozar de información y educación sexual, conocimiento sobre eventos LGBTQ+, actividades universitarias o sociales relacionadas con temática LGBTQ+, vivir por mucho tiempo en un país más inclusivo (aculturación intergeneracional), tiene efectos positivos en las actitudes hacia la homosexualidad y diversidad sexual (Becker y Scheufele, 2011; Chadee et al., 2012;Van y Bart, 2014; Röder, 2015; Song, 2015; Magrath, Anderson y Roberts, 2015 Zhang, 2019). En especial, cohortes más jóvenes poseen más probabilidades de aceptar relaciones homosexuales en comparación con las cohortes de mayor edad a lo largo del tiempo (Wei-Lin, 2018).
Actitudes hacia la homosexualidad: Las actitudes hacia los grupos sociales que tradicionalmente han sido marginados o discriminados han cambiado notablemente en las últimas tres décadas. Este cambio es particularmente marcado en las actitudes hacia la homosexualidad que a menudo se atribuye a que las generaciones más viejas, conservadoras y menos tolerantes son reemplazadas por cohortes jóvenes que son más inclusivas y de mente abierta en sus actitudes hacia la diversidad sexual (Bertone, 2013; Song, 2015; Janmaat y Keating, 2019). Se observa, que en Gran Bretana se presenta una diferencia entre actitudes desfavorables antes de la década de 1980 y de actitudes favorables después de esta (Janmaat y Keating, 2019). Así como también, en Espana las percepciones sobre la homosexualidad del personal que atiende a personas ancianas cambian de acuerdo a la época, el personal de mayor edad muestra ser más restrictivo y menos solidario ante temas homosexuales (antes 1970) y el personal de menor edad es menos restrictivo y más solidario (después 1970) (Villar, Serrat, de Sao José, Alfonso y Tirro 2019). En Estados Unidos, la desaprobación hacia la homosexualidad incrementa con las cohortes de mayor edad, comenzando con la cohorte nacida entre 1938 y 1946, y alcanzando un máximo nivel en las nacidas antes de 1920. Por su parte, la cohorte a partir de 199l, muestra actitudes más favorables hacia la diversidad sexual (Keleher y Smith, 2012).
Con respecto a la aprobación del matrimonio gay en Estados Unidos, los nacidos entre 1956 y 1964 se destacaron como precursores de la liberalización sexual, y entre 1988 al 2006 (2010) existen avances significativos en derechos homosexuales y mayor tolerancia hacia diferentes grupos con diversidad sexual (Sherkata, Powell-Williams, Maddoxa y Vries, 2011 ; Twenge, Carter y Campbell, 2015).
A pesar de lo anterior, es importante destacar que no siempre una generación se puede entender desde una cohorte de edad, puesto que depende de las interacciones entre las personas, las ideologías, la religión y la política del momento, que producen múltiples unidades generacionales que se relacionan con características como la raza, la clase y la geografía, así, haber crecido en el pasado en una sociedad en la que la homosexualidad fue construida como desviada, los individuos en general se comportaron en coherencia a dicho concepto (Hart-Brinson, 2014).
Se puede inferir, que las Actitudes negativas respecto a la homosexualidad se asocian a grupos de mayor edad, puesto que estas presentan pensamientos más conservadores y son menos permisivas en lo ético sexual a partir de los 30 años (Hart-Brinson, 2014; Soehl, 2016; Caceres et al., 2019; Muis, Sieben, Reeskens y Halman, 2019; Zhang, 2019), y las Actitudes favorables con grupos más jóvenes (entre 18 y 29 años) (Caceres et al., 2019), cohortes que son más permisivas y tolerantes en lo ético sexual (Muis, Sieben, Reeskens y Halman, 2019; Zhang, 2019).Tal es el caso que Özyurt y Duyan (2016) encontraron en abuelos que tenían las actitudes más negativas hacia los gais y las lesbianas, los padres tenían actitudes más negativas que sus hijos, los hijos actitudes más positivas; las mujeres jóvenes tenían actitudes más negativas hacia las lesbianas que hacia los gais, y los hombres jóvenes tenían actitudes más negativas hacia los hombres gais que hacia las lesbianas.
Es importante mencionar, cómo las actitudes pueden modificarse positiva o negativamente, de acuerdo a la edad, cultura, educación, información e interacción que establecen las personas, es así, como Sexton (2016) en su estudio pudo observar cómo los participantes parecieron modificar su relación entre la escuela, su autoimagen y actitudes a medida que progresaban en su educación. Los estudiantes de 7 y 8 años empezaron a comprender las convenciones sociales de su escuela, los de 9 y 10 años eran conscientes de las expectativas de la escuela sobre el comportamiento masculino (heteronormativos), los de 11-13 años evidenciaron "retraso cultural", con el uso de un lenguaje como "eso es tan gay" que privilegia la heterosexualidad, aunque para ellos el uso de esta frase no fue indicativo de homofobia, afirmando que se trataba solamente de una expresión. Similar fue el estudio de Chadee et al. (2012) que mostró cómo la información en cuanto a temas relacionados a la homosexualidad, genera una actitud más positiva en diversidad sexual entre estudiantes universitarios.
4. Discusión
En la sexualidad humana está presente el poder como una relación que se establece entre las personas, que permite reproducir e instaurar en la interacción cotidiana y la cultura, modos de ser, pensar y comportarse, los cuales son naturalizados y controlados por medio de condiciones institucionales, que favorecen la circulación de dicho poder mediado por el patriarcado. En este punto, la clasificación de la sexualidad se organiza entre lo normal y lo anormal, en la que esta última categoría encaja para aquellos individuos diversos, entre los que se encuentran los homosexuales que han enfrentado históricamente prácticas discriminatorias y violentas (Rubín, 1996; Foucault, 1998). Por consiguiente, el poder nombra y clasifica la realidad, que en el marco heteronormativo, expresiones como sodomita, perverso, sátiro, hombre, mujer, normal, anormal, heterosexual, homosexual, entre otros, han sido elaboraciones de determinadas sociedades en momentos históricos para provocar control, y a su vez resistencia (Núñez, 2001; Núñez, 2016).
Ante el panorama anterior, uno de los importantes acontecimientos del siglo XX para la comunidad LGBTIQ+ se presentó el 28 de junio de 1969 en Estados Unidos, provocado por los disturbios de Stonewall, que permitió la consolidación del Frente de Liberación Gay, lo que más tarde se convertiría en el día internacional del orgullo. Con estos movimientos, diferentes instituciones y países aprobaron cambios profundos en cuanto a la reivindicación e igualdad de derechos para la comunidad homosexual (Collazos, Carmona y Ospina, 2019), que se demuestra en la productividad académica e investigativa en idioma inglés, desarrollada en países como Estados Unidos, Australia y Reino Unido, durante los años 2014 y 2015, como se evidencia en el presente artículo.
Hablar de homosexualidad invita a entender la construcción que esta categoría implica, no sólo para las personas gais y lesbianas, sino para la familia, amigos y sociedad en general, reconociendo que la generación, historia y cultura brindan una concepción muy particular; puesto que "La sociedad es un producto humano" (Berger y Luckmann, 1968, p.82), reafirmando que la vida cotidiana y la realidad se construye a partir de los significados compartidos por la comunidad (Rizo, 2015).
En el presente estudio se reconoce que conceptos como homosexualidad, al lado de otras categorías en relación a la comunidad LGBTIQ+, pueden resultar clasificatorias y limitantes, al estar naturalizadas en el marco de un sistema hegemónico heterosexual que brinda las herramientas para legitimar las identidades sexuales binarias y fijas (masculino y femenino), y que pueden excluir otros aspectos inherentes a la condición humana como la clase, el color, la edad, la religión, la orientación sexual, etc. (Butler, 2009).
Más aún, para fines del estudio, resulta necesario ver la tendencia de las investigaciones frente a la definición y aplicabilidad del concepto más conocido en diferentes contextos como es la homosexualidad. Sin embargo, no se puede excluir un término que resulta novedoso y de resistencia para trabajar la multiplicidad de formas de ser, que es la diversidad sexual, puesto que incluye a hombres, mujeres u "otres", que transgreden los límites de lo masculino o femenino, desde la pluralidad de configuraciones cromosómicas, gonadales o genitales, entre otras (Núñez, 2001; Núñez, 2016).
Por lo anterior, los artículos revisados en esta investigación, al consultarse a partir de las palabras clave homosexualidad y generación (homosexuality and generation), no limitaron aquellos análisis que se enfocaron a verificar como en algunos casos, que ya no se habla únicamente de homosexualidad, gay o lesbiana, sino que se incluye otros grupos que hacen parte de la diversidad sexual. Es así, como los resultados se clasificaron en trabajos desde dos grupos a saber: a) trabajos sobre población con diversidad sexual, y b) trabajos con población en general sobre temas relacionados a la homosexualidad.
Las investigaciones sobre población con diversidad sexual, evidencian la regularización, control del cuerpo y la sexualidad, puesto que las personas homosexuales o con diversidad sexual, al "desviarse" de la norma de género heterosexual han tenido que enfrentar históricamente los poderes médicos, psiquiátricos, legales, educativos, entre otros, con discursos que justifican la exclusión (Butler, 2004). En otras palabras, se encuentra la ausencia y vulneración de derechos humanos relacionados con la penalización e ilegalidad a prácticas sexuales homosexuales (en el pasado definidas como sodomía o desviación sexual) que implicaban pena de cárcel, cadena perpetua o pena de muerte.
Seguidamente, la patologización y medicación de la homosexualidad evidenciado en 1952 en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, clasificando a la homosexualidad como un trastorno sexual y con esto, las diferentes explicaciones acerca del origen y cura de la enfermedad, ya sea desde una perspectiva de perturbación genérica y desequilibrios hormonales, desviaciones inconscientes o factores sociológicos que conducen a la anormalidad ciertas conductas sexuales (Correa, 2017; Hammack, Frost, Meyer y Pletta, 2018; Collazos, Carmona y Ospina, 2019). En concreto, en Colombia, Gallego, Giraldo, Jaramillo yVasco (2016) refieren cómo hasta los años sesenta del siglo XX, la homosexualidad se relacionaba con la pérdida de la moral y de las buenas costumbres, recurriendo a las autoridades para ejercer el correcto control del orden. En la década de los setenta surge un "nuevo" personaje, el travesti, transgrediendo el género y asociándolo a la criminalidad. Más adelante, entre los años 1985-2011, se institucionaliza la vida erótica y afectiva diversa, evidente en la proliferación de bares gais y las redes sociales a través de la internet, como medio de interacciones socio-sexuales (Gallego, Giraldo, Jaramillo y Vasco, 2016).
Sin dudas, el contexto anterior afectó la salud física y metal de las personas homosexuales, muestra de ello, la aparición del VIH/SIDA, asociándose el ser homosexual con padecer esta enfermedad, que en realidad afectada a la mayoría de grupos sexualmente diversos, marginados y excluidos (Reynolds y Robinson, 2016; Hammack, Frost, Meyer y Pletta, 2018; Simões, 2018). Además, sumado a la ausencia de mecanismos de promoción, prevención e intervención debido a una limitada educación sexual entre la población (Lozano-Verduzco y Rosales, 2016; Clarke, Cover y Aggleton, 2018), se generó desconocimiento frente a las causas y tratamiento de la enfermedad.
A su vez, discursos religiosos, médicos y políticos que ahondaron en la discriminación asociada al VIH y a ser homosexual (Bran, Palacios, Posada y Bermúdez, 2017), convirtieron a la enfermedad en un nuevo argumento para vulnerar socialmente el cuerpo (Butler, 2006), puesto que optar por una sexualidad diversa al margen del deseo implicaba asumir el pecado, el rechazo y la muerte. Así, se despliegan discursos y prácticas supremacistas denominadas como homofobia, que se basan en el poder y benefícios de quienes la ejercen, al sentirse sanos, normales o superiores, en contextos sociales, educativos, económicos, médicos y políticos, excluyendo al otro diverso (Núñez, 2016).
En específico, con el VIH/SIDA, se relacionan otras enfermedades que afectan la salud metal de las personas homosexuales, como: depresión, estrés, ideación suicida y suicidio (Zambrano, Hernández y Guerrero, 2019; Garcés, 2019; Batten, et al., 2020). En consecuencia, el apoyo social se convierte en un factor protector para las personas, que de acuerdo al grupo generacional la experiencia de violencia y soporte va a ser muy específico sobre percepción de seguridad, comodidad, inclusión y facilidad de comunicación, en los diferentes escenarios educativos, laborales y sociales (Garvey, Taylor y Rankin, 2014; Lozano-Verduzco y Rosales, 2016; Garvey, Sanders y Flint, 2017).
Es importante referir que el apoyo social debe estar presente entre personas heterosexuales a las homosexuales (o diversas sexualmente), y entre las mismas personas homosexuales (o diversas sexualmente), por medio de un diálogo intergeneracional, que brinde un acercamiento entre generaciones y promueva encuentros entre grupos etarios y roles sociales (Houseal, Ray y Teitelbaum, 2013; Ojeda y López, 2017), puesto que las causas y consecuencias relacionadas a la homofobia, aparición del VIH/Sida y demás enfermedades físicas y psicológicas, estuvieron influidas por hechos históricos, personales, sociales y comunitarios (Rosenfeld, Bartlam y Smith, 2012; Wight, LeBlanc, Meyer y Harig, 2015), por lo cual, la reproducción de programas de prevención e intervención deben focalizarse a grupos poblacionales y cohortes de personas según las condiciones sociales, educativas, edad, gustos e intereses (Knussen, Flowers, McDaid y Hart, 2010; Kingdon, et al., 2013; Sharma, Kahle, Sullivan y Stephenson, 2018).
En el marco anteriormente expuesto, y considerando que a lo largo de la vida las personas transitan por una serie de etapas que llevan a consolidar su identidad, ocurre de la misma forma el proceso de reconocimiento de la orientación sexual homosexual. Así, Rueda (2015), expresa que la trayectoria de desarrollo de la identidad con la orientación sexual varía entre los individuos, aunque existan algunos procesos cognoscitivos, emocionales, comportamentales y relacionales en común. En concreto, en la trayectoria de vida, las personas homosexuales y bisexuales, primero afirman su orientación sexual, segundo, la orientación sexual hace parte de la definición de sí mismo, y tercero, se alcanza la consecución del bienestar psicológico, subjetivo y social (Rueda, 2015).
Sin embargo, el proceso de reconocimiento de la orientación sexual y trayectoria de vida de los homosexuales, puede verse obstaculizado debido al contexto de violencia, evidenciado con mayor fuerza en el pasado y aún en ciertos escenarios en la actualidad (Zambrano, Ceballos y Ojeda, 2017; Zambrano, Hernández y Guerrero, 2019). Lo anterior, se representa en la restricción y control de la sexualidad (Reynolds y Robinson, 2016; Lozano-Verduzco y Rosales, 2016), origen de los primeros movimientos de liberación gay (Reynolds y Robinson, 2016; Lozano-Verduzco y Rosales, 2016), espacios condicionados para brindar conocimiento e información sobre la orientación sexual homosexual (Nakamura, Chan y Fischer, 2013; Lyons, Croy, Barrett y Whyte, 2015; Reynolds y Robinson, 2016), la exploración de la sexualidad y preferencias sexuales (Wilkinson y Johnson, 2020), y el reconocimiento gradual de las identidades de las minorías sexuales como legítimas y dignas de igualdad de trato y protección ante la ley (Bertone, 2013; Ocampo, 2014; Hammack, Frost, Meyer y Pletta, 2018).
Por su parte,las investigaciones encontradas respecto a la población en general sobre temas relacionados a la homosexualidad, es crucial retomar la categoría de análisis sobre género, que no sólo evidencia las diferencias construidas entre hombres y mujeres, sino también entre personas heterosexuales, homosexuales y diversas sexualmente, a partir de una repetición de la violencia que la normaliza y habitúa; propia de un sistema de poder dirigido por el patriarcado, que entrena a la sociedad con prácticas masculinas asociadas a la guerra, crueldad y distanciamiento; en efecto, las relaciones de género se institucionalizan entre hombres heterosexuales opresores, y mujeres y grupos disidentes víctimas del sistema, a través de prácticas legitimadas que el poder las justifica para que lleguen a ser objetivamente disponibles y subjetivamente aprobadas, transmitidas de generación en generación (Berger y Luckmann, 1968; Segato, 2003; Segato, 2018).
Las investigaciones consultadas refieren que de acuerdo a los grupos generacionales se presenta un panorama distinto concerniente a la masculinidad y a la sexualidad (MacDonald, 2018), quizás porque en el sistema patriarcal se han modificado algunas estrategias de control y dominación del cuerpo, que sumado a los esfuerzos y luchas de algunos grupos sociales que desnaturalizan la violencia con prácticas de igualdad y reivindicación de derechos; en particular, las generaciones más viejas y menos tolerantes son reemplazadas por cohortes jóvenes que son más inclusivas en las diferencias sexuales (Song, 2015; Janmaat y Keating, 2019), puesto que una generación es colectiva y no individual. Es así, como las generaciones nacen unas de otras, las nuevas reciben lo vivido por la anterior generación (ideas, valoraciones, instituciones) y fluyen en su propia espontaneidad (Ortega y Gasset, 1966; Ortega y Gasset, 1970; Caballero, 2014).
Por consiguiente, en cada generación intervienen factores como el nivel de educación, normas sociales, expectativas en cuanto al matrimonio y la vida familiar, asistencia a una iglesia y socialización religiosa, características del país de origen, entre otros (Smith, 2016; Caceres, et al.. 2019; Wei-Lin, 2018).También en estudios de Becker y Scheufele (2011); Chadee, et al., (2012) Van y Bart (2014) intervienen, las experiencias personales y sociales que pueden tener los heterosexuales con los homosexuales, en correspondencia a una amistad, mayor información y educación sexual, conocimiento sobre eventos LGBTIQ+, actividades universitarias o sociales relacionadas con temática LGBTIQ+, vivir en un país más inclusivo (Song, 2015; Magrath, Anderson y Roberts, 2015; Zhang, 2019).
La anterior perspectiva, permite que las personas construyan actitudes hacia la homosexualidad que se han transformado notablemente en las últimas décadas y de acuerdo a las cohortes, en particular, los individuos mayores presentan actitudes más desfavorables en comparación con los jóvenes, puesto que las generaciones y los significados que se construyen cambian simultáneamente en coherencia a las situaciones históricas y contextuales (Villar, Serrat, de Sao José, Alfonso y Tirro 2019; Muis, Sieben, Reeskens y Halman, 2019; Zhang, 2019).
En este aspecto es necesario mencionar, siguiendo a Mannheim (1952), que una generación puede ser comprendida a partir de unidades generacionales, grupos que elaboran las vivencias recibidas de formas distintas. En particular, las actitudes en relación a la homosexualidad no sólo se pueden asociar con la edad de las personas, sino cómo determinados grupos sociales reaccionan unitariamente al mundo exterior creando ideas y actitudes muy específicas, sea a favor o en contra a la diversidad sexual. Es decir, las interacciones humanas en el marco de unas ideologías políticas, religiosas, educativas y médicas producen múltiples unidades generacionales que interpretan y accionan en diferentes aspectos como el género, la raza y la clase, permitiendo entrever que las actitudes se construyen y pueden modificarse positiva o negativamente (Hart-Brinson, 2014).
5. Conclusiones y recomendaciones
Con la investigación se puede reconocer que las personas independientemente de su orientación sexual, construyen diferentes actitudes y significados compartidos hacia la orientación sexual homosexual, de acuerdo a la generación a la que pertenecen y a las situaciones contextuales e históricas que enfrentan.
Las investigaciones sobre población con diversidad sexual, muestran cómo las personas gais y lesbianas transitan por una serie de etapas que las llevan a consolidar su reconocimiento de la orientación sexual, más aún, cuando históricamente la sociedad ha dificultado este proceso a través de discursos y prácticas que justifican la exclusión y la vulneración/ausencia de derechos, evidenciado con mayor fuerza en el pasado y en ciertos escenarios de la actualidad. Es fundamental reconocer, la necesidad del apoyo social en los diferentes contextos en los que está inmersa la persona homosexual, lo cual previene posibles dificultades en su salud física y mental, como se documenta en variados estudios.
Es importante anotar que de la búsqueda realizada, los estudios en relación a la población con diversidad sexual, la mayoría de estos, trabajan con hombres homosexuales (gais) y en menor grado con miembros de la comunidad LGBTIQ+, abordando en los artículos la perspectiva tradicional de orientación sexual homosexual, desde una mirada masculina y femenina, en el marco del sistema hetero patriarcal. Así, cabe la posibilidad que estudios de género, de orientación sexual, de identidad de género, etc., puedan desconocer a sujetos que pertenecen a otros modos de ser y vivir dentro de la amplia categoría de resistencia y reconocimiento que implica la diversidad sexual.
Las investigaciones con población en general sobre temas relacionados a la homosexualidad, muestran variadas actitudes positivas y negativas construidas sobre la categoría de género, respecto a lo masculino y femenino, y sobre la orientación sexual homosexual y heterosexual. Se encuentran prácticas históricas heteronormativas establecidas por la cultura, la educación y la interacción humana, que invalidan la diferencia y reproducen pautas de violencia que se normalizan y habitúan a través del tiempo.
De los artículos que indagan en población en general y heterosexual temas relacionados a la homosexualidad, la mayoría de los participantes de dichos estudios no especifican su orientación sexual, al hablarse de muestras generales como población británica, norteamericana, holandesa, universitaria o migrante. Este aspecto es interesante, al comprender que en la diversidad sexual convivimos todos, todas y "todes"; sin embargo, sin una clara perspectiva de género, se puede invisibilizar al otro diverso, a través de un discurso heteronormativo naturalizado orientado a pensar que los sujetos participantes de estos estudios son hombres y mujeres heterosexuales adscritos a una determinada institución o país, que opinan sobre temas de la población homosexual.
Los resultados refieren cómo las generaciones humanas y los significados que se construyen respecto a la orientación sexual homosexual se transforman a través del tiempo, así, las prácticas y actitudes de los individuos pueden modificarse positiva o negativamente de acuerdo a las ideologías políticas, religiosas, educativas y médicas. Por lo tanto, es necesario comprender las unidades generacionales, para identificar las vivencias que elaboran determinados grupos sociales sobre categorías como género, homosexualidad y diversidad sexual, y por consiguiente, se puedan proponer investigaciones, programas de promoción e intervención contextualizados, con perspectiva generacional y desde una lectura histórica temporal.
En cada generación humana van intervenir factores educativos, sociales, familiares, políticos, culturales, entre otros, así como las experiencias personales y sociales que pueden tener las personas en relación a la diversidad sexual. Lo anterior, desencadena la construcción de actitudes hacia la homosexualidad y la diversidad sexual, que, en los estudios revisados, se muestra la importante transformación en las últimas décadas y de acuerdo a las cohortes (en especial de los más jóvenes), acerca del respeto y reivindicación del otro diverso.
De la búsqueda e identificación de artículos en bases de datos, se reportaron al inicio 196 artículos, de los cuales, de acuerdo a los criterios metodológicos establecidos se analizaron 47, la mayoría de los estudios se realizaron entre los anos 2014 y 2015, en idioma inglés y en países como Estados Unidos, Australia y Reino Unido. Lo que refiere la necesidad de continuar investigando temas respecto a género, homosexualidad y diversidad sexual desde una perspectiva generacional, focalizados en la actualidad y en contextos latinoamericanos, debido a que la realidad de cada país muestra una tendencia muy específica sobre la problemática y el trabajo con la población gay y lesbiana.
Gran parte de los estudios consultados, no especifica un paradigma, enfoque, tipo o diseno de investigación, pese a que en su descripción metodológica se induzca al lector a pensar en alguna investigación cualitativa, cuantitativa o mixta, de acuerdo a la selección de los participantes, unidad de análisis o muestra, y con la aplicación de instrumentos y técnicas. Esto instiga la necesidad de que futuros estudios puedan desarrollar detalladamente aspectos metodológicos, que brinden un panorama más claro, respecto a los procedimientos implementados para cumplir con los objetivos propuestos.
Finalmente, con la presente investigación se reconoce la importancia de leer categorías como la homosexualidad desde una perspectiva generacional, al reconocer que no hay un único tipo de sujeto homosexual (gay o lesbiana), y que este, se construye de acuerdo a un momento y tiempo. Más aún, se reconoce la importancia de continuar estudiando desde una perspectiva generacional nuevas categorías de análisis, como la diversidad sexual; partiendo de la necesidad de deconstruir, nombrar, significar y visibilizar otras formas de ser de los sujetos humanos, desde su sexo, género, étnica, clase social, etc.