La organización espacial y el diseño arquitectónico de los sitios arqueológicos tendrían un rol activo en la reproducción del orden social, resultando útiles para aproximarse al significado simbólico otorgado por quienes construyeron y habitaron ese espacio (Moore 1996; Vega Centeno 2010). En este marco se presenta el análisis de la configuración espacial de El Pobladito para aproximarse a un espacio culturalmente construido, que brinda información sobre la manera en que se construía el paisaje en relación con la organización social en la segunda mitad del período Intermedio Tardío (c. 1000-1430 d. C) -en adelante, PIT-. Se desarrolló el análisis de sintaxis espacial de los espacios externos a las viviendas (análisis alfa) según la metodología de Hillier y Hanson (1984, 90), quienes propusieron que la organización espacial responde a la solidaridad social del grupo que la creó: al describir y analizar la forma de los asentamientos, es posible acceder a las fuerzas sociales que los generaron. Esta metodología fue aplicada en los Andes por investigadores como Moore (1996) y Vaquer (2010). En Quebrada de Humahuaca, Do Rio (2010) aplicó sintaxis espacial a algunos sitios del sector central, aunque considerando el análisis gamma (Hillier y Hanson 1984, 147) e índices propuestos por Blanton (1989).
El análisis espacial de El Pobladito resulta relevante, ya que se trata de uno de los pocos asentamientos en Quebrada de Humahuaca donde no se ha registrado una ocupación incaica (1430/80-1536 d. C.). En este sentido, el análisis propuesto puede revelar aspectos acerca de la organización social preincaica en los Andes Centro-Sur, así como colaborar al estudio de sociedades consideradas como “jefaturas” o “señoríos” en otras regiones. Esto, a partir de una aproximación de la concepción del espacio y construcción del paisaje de las mencionadas poblaciones quebradeñas. Asimismo, es posible analizar la existencia de jefaturas, tradicionalmente propuesta para la Quebrada en momentos preincaicos (Albeck 1992; Palma 1998 y 2000, entre otros). Desde la perspectiva señalada, se busca evaluar enfoques alternativos que consideran que las sociedades andinas preincaicas habrían estado constituidas a partir de relaciones de heterarquía dentro de una organización corporativa (Acuto 2007; Isbell 1997; Nielsen 2006; Vaquer 2010).
Se comparó El Pobladito con el Pucara de Volcán (en adelante, P.Volcán), el único asentamiento de grandes dimensiones en el sector centro-sur de Quebrada de Humahuaca. Ambos presentan un patrón arquitectónico caracterizado por recintos rectangulares con ángulos redondeados, diferenciándose de sitios de sectores más septentrionales de la Quebrada, donde resultan predominantes los recintos con ángulos rectos. Este estudio comparativo brinda una aproximación a una forma de construir y habitar el espacio, propia de las poblaciones del sector centro-sur. A su vez, la ocupación continuada de P.Volcán del siglo XIII al XVI permite evaluar los cambios introducidos por los incas.
El sector centro-sur de la Quebrada de Humahuaca
La Quebrada de Humahuaca se extiende por más de 130 km en el centro de la provincia de Jujuy. Su sector centro-sur (ver la figura 1) está delimitado hacia el norte por la quebrada de Purmamarca y hacia el sur por el Arroyo del Medio. Esta zona se caracteriza por la cercanía de las unidades medioambientales y geomorfológicas de puna, quebrada y yungas, permitiendo acceder a gran variedad de recursos a corta distancia. La quebrada de Tumbaya Grande, al oeste, y la de Huajra, al este, son pasos directos que conectan el sector con la puna y las yungas, respectivamente. Esta situación facilitó importantes interacciones entre grupos quebradeños y aquellos de otras regiones, generando una dinámica social que permite diferenciarlos de otros más septentrionales.
Las investigaciones que se están llevando a cabo en el sector centro-sur permitieron comenzar a caracterizar su ocupación prehispánica (Scaro 2015). Cerámica de Tradición San Francisco (Ortiz 2007) fue hallada en un perfil expuesto en el área agrícola Raya-Raya. Esta cerámica se suma a la recuperada en P.Volcán, dos metros por debajo de la ocupación del PIT y fechada a inicios de la era (Fumagalli y Cremonte 2002). Este hallazgo permite plantear que en la zona se habrían instalado de forma permanente grupos provenientes de la cuenca del río San Francisco, en la zona de Yungas.
El sitio El Observatorio presentaría una ocupación Isla (ca. 700-1.000 d. C. sensuTarragó 1977), de acuerdo a la cerámica hallada en superficie, indicando que hacia el siglo X habría habido grupos instalados en la entrada de la quebrada de la Mina. El Observatorio se suma a La Junta en la indagación de la presencia Isla en el sector centro-sur (Cremonte et al. 2011) y permitiría contextualizar las pocas vasijas Isla procedentes de P.Volcán halladas, por Gatto (1946).
El PIT en la zona está evidenciado en El Pobladito y en la ocupación inicial de P.Volcán (ver la figura 2). Las similitudes observadas entre ambos en la forma de los recintos, diferente a la registrada en sitios más septentrionales de la quebrada, han permitido considerar desde un inicio su vinculación durante este momento, la cual es discutida más abajo en relación con la arquitectura y configuración espacial. Asimismo, el análisis arquitectónico de Raya-Raya permite considerar que gran parte de las terrazas agrícolas habrían estado en funcionamiento, y probablemente también el sitio La Silleta, ubicado en la entrada de la quebrada de Huajra, cuyo estudio es aún preliminar (Grecco 2017; Scaro 2015). Durante el período Incaico habrían surgido Esquina de Huajra y Las Ventanitas, mientras que P.Volcán y Raya-Raya habrían tenido su mayor desarrollo. Esquina de Huajra pudo haber sido clave en la articulación económica entre zonas ecológicas diferentes, como las áreas bajas orientales, la puna jujeña y el sur de Bolivia. También pudo haber cumplido un rol importante en el control de la mano de obra aportada por la población del P.Volcán en la explotación y distribución de los bienes procedentes de los valles orientales, y quizás también en la estructuración y el sostenimiento de la frontera oriental incaica (Cremonte et al. 2006/07; Cremonte y Gheggi 2012; Scaro y Cremonte 2012).
Perspectiva teórica para el estudio de la configuración espacial
El análisis de la configuración espacial en el sector centro-sur de la Quebrada permite una aproximación a la forma concreta en que sus pobladores habitaban el paisaje, considerando que el asentamiento está inserto en una red más amplia de relaciones espaciales que se hacen presentes a partir de elementos como visibilidad, ubicación y materialidad. Estudiar la configuración espacial y el diseño arquitectónico de los sitios del sector centro-sur permite abordar una manera concreta de habitar el espacio para el PIT, así como analizar las relaciones sociales incorporadas en la arquitectura.
Se concibe al paisaje como un espacio socialmente construido, considerando que el entorno forma una unidad inseparable con los seres que lo ocupan. Las actividades diarias de los actores sociales construyen el paisaje de manera dinámica; así, este se constituye como una red de sitios que han sido gradualmente revelados por medio de interacciones y actividades, sitios que se vuelven significantes a través de acontecimientos o festividades. El hombre transforma espacios físicos en lugares llenos de contenido por medio de sus actividades diarias, creencias y sistemas de valores. El paisaje, en cuanto una entidad física y medible del mundo material se constituye en un espacio social que la gente crea y modifica, siendo un registro durable de las vidas y actividades de generaciones pasadas que dejaron algo de sí mismas en él (Anschuetz et al. 2001; Thomas 2001).
El asentamiento es parte fundamental del paisaje, donde los actores llevan a cabo sus actividades cotidianas, considerando que está inserto en un conjunto de relaciones espaciales que se extienden de este para domesticar el mundo conocido (Fowles 2009). Así, la organización espacial y el diseño arquitectónico de los sitios arqueológicos tendrían un rol activo en la reproducción del orden social, de manera tal que el análisis de estas dimensiones permitiría aproximarnos al significado otorgado por quienes construyeron y habitaron ese espacio (Mañana Borrazás et al. 2002; Moore 1996; Vega Centeno 2010). Por su parte, la configuración espacial y arquitectónica se establece como el contexto en el cual los agentes interactúan, se relacionan y negocian su posición social (Díaz-Andreu 2005).
Diversos autores (Martínez 1989; Platt 2010, entre otros) han propuesto que la espacialidad de las sociedades andinas estaría constituida a partir de la discontinuidad de territorios. Cada comunidad ocuparía espacios interdigitados con los de otras, distribuidos por la amplia gama de ecologías andinas para explotar recursos complementarios. A partir de esta conceptualización del territorio andino, queda claro que un territorio político estaría constituido por las relaciones entre las poblaciones en un espacio determinado, que es conceptualizado, mantenido o alterado por relaciones de amistad, jerarquía o conflicto de manera dinámica (Arkush 2009). Dentro del espacio andino, los cerros de colores, las abras, los angostos, las fuentes de agua y las peñas fueron algunos de los elementos más connotados a nivel simbólico (Bauer 2000 Hyslop 1990). La forma y el color de ciertos elementos del paisaje pueden dar cuenta de distintas marcas que quizás generaron la identificación de un colectivo (Merleau-Ponty 2002).
El análisis propuesto por Hillier y Hanson (1984) resulta útil para considerar la solidaridad social de las poblaciones que habitaron El Pobladito y P.Volcán. Dicho análisis parte de la existencia de distintos tipos de espacios: edificios, un espacio que rodea al asentamiento, límites secundarios que se superponen a los edificios y un sistema continuo de espacios vacíos definidos por los edificios. Cada asentamiento constituye una interfaz entre partes abiertas y cerradas del sistema, por lo que puede ser considerado como un sistema bipolar: los edificios representan el polo más local, mientras que el polo más global corresponde al espacio que rodea al asentamiento. Ambos se corresponden con una distinción sociológica fundamental entre dos tipos de personas que pueden usar un sistema, los habitantes del asentamiento y los extraños, permitiendo comprender las relaciones que pueden establecerse entre ellos.
En el marco de esta propuesta (Hillier y Hanson 1984), la relación entre el espacio construido y el espacio libre puede ser considerada en términos de sincronía, es decir, la cantidad de espacio invertida en cada tipo de espacio. Ella está vinculada con un conjunto de relaciones que se desarrollan y se experimentan en un punto particular en el tiempo. Dentro de este modelo, cualquier punto en la estructura puede ser visto como parte de un espacio extendido linealmente, es decir que las líneas perpendiculares que se cruzan en ese punto marcan la extensión global máxima o axial de dicho punto en una línea recta. El mismo punto forma parte también de un espacio convexo que representa la máxima extensión del punto en la segunda dimensión teniendo en cuenta la primera. El espacio axial puede ser entendido como el “largo” del espacio, mientras que el convexo sería el “ancho”.
El estudio de la sintaxis espacial (Hillier y Hanson 1984), que configura los espacios externos a las viviendas (análisis alfa), inicia con su división en espacios convexos. La condición de convexidad es que ninguna tangente dibujada en el perímetro del espacio salga de este. A continuación, se elabora el mapa convexo, es decir, la expresión mínima de los espacios convexos que cubren el sistema. Posteriormente se confecciona el mapa axial, que representa la expresión mínima de las líneas rectas que pasan por cada espacio convexo determinando vínculos axiales entre ellos. Ambos mapas permiten calcular una serie de índices de utilidad para interpretar el espacio; a partir del mapa convexo se calcula el índice de articulación convexa, que muestra el grado de división del espacio, y se obtiene dividiendo el número de espacios convexos por el número de estructuras. Valores bajos en este índice demuestran una baja ruptura del espacio. El mapa axial permite elaborar el índice de articulación axial, es decir, el grado de articulación del espacio, y se obtiene dividiendo el número de líneas axiales por el número de estructuras. En este caso, valores bajos señalan un alto grado de articulación del espacio.
A partir de los mapas axiales y convexos se construye el mapa-y para representar las propiedades sintácticas del espacio. Este permite calcular los índices de unión axial, de espacio axial y de espacio-edificio o permeabilidad. El índice de unión axial permite calcular el número de espacios convexos que una línea axial extendida puede cruzar, indicando la cantidad de espacios convexos que uno puede percibir desde un punto determinado. El índice de espacio axial revela el número total de espacios convexos con los cuales se vincula un espacio convexo dado. El índice espacio-edificio señala el número de edificios adyacentes y directamente permeables a cada espacio convexo.
El período Intermedio Tardío en la Quebrada de Humahuaca
A inicios del segundo milenio, las sociedades prehispánicas de los Andes Centro-Sur comenzaron a presentar cambios, acentuados hacia el siglo XIII. Tales cambios habrían estado vinculados con nuevos procesos demográficos, políticos y económicos dados por el uso de tecnologías más avanzadas y la intensificación en el manejo de recursos naturales, en el marco de un creciente conflicto (Albeck 1992; Nielsen 2006; Tarragó 2000, entre otros).
En Quebrada de Humahuaca, el desarrollo sociopolítico de este momento se habría basado en un sistema agrícola-ganadero, bien implementado mediante tecnologías que permitieron ampliar y mejorar los campos de cultivos y la rotación de pastizales. El aumento demográfico llevó al surgimiento de grandes poblados conglomerados en altura (Tarragó 2000).
Tradicionalmente, se ha considerado que el proceso de progresiva integración sociopolítica vinculado con el surgimiento de poblados conglomerados dio como resultado entidades políticas centralizadas con una jerarquía observable en y entre los asentamientos. Este proceso habría estado enmarcado en situaciones de conflicto y alianzas cambiantes que generaron relaciones diversas entre las entidades políticas (Albeck 1992; Tarragó 2000).
En la actualidad, han surgido miradas alternativas que discutieron esta visión de centralización política y desigualdades institucionalizadas, proponiendo la existencia de sociedades corporativas basadas en una integración regional (Acuto 2007; Nielsen 2006). Estas propuestas criticaron el enfoque tradicional, por considerar que representa tipos estáticos desde una perspectiva descriptiva sin tener en cuenta el rol del individuo como actor social (Feinman 2000).
Se ha propuesto entonces que los grupos que ocupaban los Andes Centro-Sur respondían a una estructura segmentaria que presentaría características de una sociedad corporativa. Una organización segmentaria supone la yuxtaposición de unidades semejantes que retienen su identidad y autonomía relativa, aunque subordinándose a una estructura mayor, mientras que una sociedad corporativa se caracteriza por la inhibición de estrategias exclusivas de poder, ya que este es compartido por diferentes grupos y sectores de la sociedad. Este tipo de organización está reflejada en el ayllu (Isbell 1997), un conjunto de personas que se reconoce a sí mismo como parte de un grupo social definido, cuyos miembros comparten ciertos recursos que son administrados por los miembros de mayor edad para el beneficio de todos. Los ayllus se agrupan formando niveles de gestión crecientemente inclusivos, cada uno a cargo de sus respectivas autoridades. Cada unidad retiene el control sobre los medios de producción básicos, el derecho a designar autoridades locales y la devoción a sus wak’as (Platt 1987).
Acuto (2007) revisó la interpretación del PIT como un momento de centralización política y desigualdad social. El autor propuso que las evidencias halladas en los sitios apuntan a una integración comunal, donde la vida social se articula a partir de la homogeneidad simbólica y material y del control comunitario sobre el surgimiento de desigualdades. Indicadores materiales como la arquitectura, el uso del espacio y la cerámica llevaron al autor a proponer que la experiencia cotidiana de los poblados prehispánicos tardíos tendía a acercar a los habitantes, propiciando una ideología de igualdad, a la vez que implicó un alto grado de control comunal, restringiendo las posibilidades de centralización de poder.
Emplazamiento y arquitectura de El Pobladito
El Pobladito está localizado en la cuenca de Tumbaya Grande; como ya se mencionó, es una vía de acceso directa que conecta el sector centro-sur de la Quebrada con la puna jujeña. El asentamiento se ubica sobre una terraza aluvional antigua, a 2.436 m s. n. m., y se conforma por 130 estructuras que ocupan la terraza de manera poco comprimida (figura 2). Las estructuras incluyen 106 recintos identificables en superficie que poseen muros dobles, planta rectangular y ángulos redondeados. Además, se registraron 11 recintos circulares y 19 muros aislados (probables recintos derrumbados o defensas contra la erosión).
Las excavaciones realizadas hasta el momento revelaron la existencia de una única ocupación. El análisis de estadística bayesiana de los fechados obtenidos (Grecco 2017) permitió considerar una duración media de 360 años para la ocupación de El Pobladito. A partir de ello, se propone que el asentamiento habría estado en uso desde el siglo XII y abandonado a mediados del siglo XV. De acuerdo con esta hipótesis, El Pobladito habría sido ocupado exclusivamente durante el PIT. Esta hipótesis está sustentada por la ausencia de materiales de filiación incaica, tanto en excavaciones como en superficie, y de grandes basureros monticulares.
Análisis de la configuración espacial de El Pobladito
Como primer paso en la aplicación de la metodología de Hillier y Hanson (1984), y con el propósito de realizar el análisis alfa del espacio exterior a las viviendas de El Pobladito, se configuraron los mapas convexo y axial (ver la figura 3, a y b). Ambos permitieron obtener un total de 84 espacios convexos y 71 líneas axiales asociados a las 130 estructuras relevadas.
A partir de los mapas realizados, fue posible establecer la articulación convexa y axial. La articulación convexa resultó de 0.646, señalando baja ruptura del espacio y alta sincronía, mientras que la articulación axial es de 0.546, revelando una alta articulación del espacio. La articulación convexa indica una mayor sincronía en el espacio externo, evidenciando una mayor inversión en los espacios convexos, que en los recintos. Por su parte, la articulación axial permite considerar la organización global del sistema en relación con el movimiento en él. Los valores obtenidos para El Pobladito indican que la movilidad no es completamente libre en el asentamiento.
Para representar las propiedades sintácticas del espacio externo de El Pobladito se elaboró el mapa-y (figura 3c). Este señala que el sitio corresponde a un sistema distribuido: existen varias rutas que unen los espacios convexos, observándose caminos alternativos para llegar de un punto a otro. Esta situación es más clara en el sector oriental del sitio, mientras que el sector occidental revela una mayor linealidad en la distribución. Respecto de la simetría, si bien algunos espacios convexos se ordenan formando anillos, predomina la linealidad. Esta situación remite a un sitio asimétrico, en el cual es necesario atravesar varios espacios convexos para llegar de un punto a otro.
A partir del mapa-y se calcularon algunos índices útiles para interpretar el espacio externo (ver la figura 4), tales como el índice de unión axial, el índice de espacio axial y el índice espacio-edificio o de permeabilidad. En El Pobladito, los valores del índice de unión axial oscilan entre 2 y 6, existiendo una unión axial más alta en su sector oriental, donde se ubica el acceso, y en su sector central, donde se encuentran la plaza y grandes recintos. Esto es consistente con espacios que poseen una mayor visibilidad de su entorno, ya sea por la necesidad de controlar el acceso al sitio o por la alta visibilidad inherente a espacios públicos. Los valores más bajos se localizan en los extremos del sistema.
Los valores del índice de espacio axial de El Pobladito (figura 4) oscilan entre 1 y 16. Los espacios convexos localizados en el extremo del sistema presentan los valores más bajos, mientras que el mayor valor corresponde a la plaza, vinculada con numerosos espacios convexos, indicando una mayor posibilidad de acceso desde distintos puntos del asentamiento y justificando su probable función como espacio público.
Del mapa de permeabilidad de El Pobladito (figura 4) se desprende que la mayoría de los recintos tiene un acceso directo a los espacios externos adyacentes, indicando poca profundidad en el sistema (sensuHillier y Hanson 1984): las relaciones entre el espacio externo y el recinto son simétricas. Asimismo, existen espacios convexos de alta permeabilidad, es decir que varios recintos tienen acceso a estos. Tal es el caso de la plaza, que posee acceso directo a seis recintos.
Con el fin de plantear hipótesis acerca de la posible funcionalidad de los espacios convexos de El Pobladito se combinaron los mapas de unión axial y permeabilidad. Siguiendo a Vaquer (2010), se apuntó a caracterizar los espacios convexos como nodos e internodos, considerando que los primeros corresponderían a espacios cuya función primaria sería la realización de actividades cotidianas, mientras que los internodos estarían dedicados principalmente a la circulación. A partir de esto, los nodos serían compartidos por varios recintos (poseerían un alto valor de permeabilidad) y tendrían un bajo valor de unión axial. Los internodos poseerían un alto índice de unión axial y un bajo valor de permeabilidad.
Al combinar los mapas de permeabilidad y unión axial fue posible establecer cuatro tipos de espacios: Baja Permeabilidad-Alta Unión Axial, Baja Permeabilidad-Baja Unión Axial, Alta Permeabilidad-Baja Unión Axial y Alta Permeabilidad-Alta Unión Axial (ver la figura 5). Los espacios de Baja Permeabilidad-Alta Unión Axial corresponderían a internodos, es decir que habrían sido utilizados para la circulación. En El Pobladito se trata de un 39.29% de los espacios convexos (en gris oscuro en la figura 5). Estos espacios están localizados hacia el este del asentamiento, donde la conservación de los recintos es menor, pudiendo afectar este resultado. Sin embargo, estos espacios están vinculados con el acceso al sitio y también con el paso hacia la plaza, por lo que su función como lugares de circulación es muy probable, especialmente en el caso de espacios estrechos que se ubican entre recintos. Los internodos localizados en el sector occidental del asentamiento corresponden a espacios de circulación que permiten vincular esta zona con la plaza.
Los espacios de Baja Permeabilidad-Baja Unión Axial (en gris claro en la figura 5) son los más numerosos en El Pobladito, representando un 58.33%. Estos responderían a las dos funciones propuestas de forma indistinta. En el caso de aquellos localizados en el acceso del sitio, estarían dedicados principalmente a la circulación, y quizás a la observación y control de la quebrada de Tumbaya Grande. Esta última actividad se daría en algunos de los espacios externos ubicados en los bordes del asentamiento. Es probable también que estos espacios, localizados en el sector occidental, y más alejados de los lugares de circulación, correspondan a espacios “semi-privados” (Albeck y Zaburlín 2007, 175): lugares poco expuestos a otros sectores del asentamiento, donde la interacción se limitaría a los habitantes más próximos. Esta situación se repetiría en los espacios convexos totalmente aislados y localizados entre conjuntos de recintos, y en aquellos con poca conexión con el sector oriental del asentamiento.
En los espacios de Alta Permeabilidad-Alta Unión Axial es posible llevar a cabo las dos actividades propuestas. En El Pobladito representan el 2.38% (en negro en la figura 5), correspondiendo a la plaza, localizada en el sector central, un espacio público que articula varias vías de circulación en el asentamiento y posee una gran visibilidad de la mayor parte de este. Asimismo, tiene un alto índice de recintos directamente permeables, algunos de los cuales poseerían funciones especiales vinculadas con actividades públicas (Scaro 2015). La segunda área de Alta Permeabilidad-Alta Unión Axial serviría para conectar el sector occidental del asentamiento con el área central.
No se han registrado espacios de Alta Permeabilidad-Baja Unión Axial, es decir, cuya función principal sería solo realizar actividades cotidianas. Esta situación permite pensar que la división tajante entre espacios de circulación y aquellos donde se realizarían diversas actividades no se observa en la realidad.
A partir del análisis de sintaxis espacial (Hillier y Hanson 1984) de El Pobladito fue posible establecer que el sector oriental del asentamiento presenta en general un alto índice de unión axial, revelando espacios con una fácil percepción por los demás habitantes. En contraste, el sector occidental posee una baja unión axial, indicando lugares más resguardados de la vista de los demás, permitiendo pensar que se trataría de espacios “semi-privados” (Albeck y Zaburlín 2007, 175).
La plaza corresponde al espacio central del asentamiento; permite la concentración de un gran número de personas, articula numerosas rutas de circulación de distintos sectores y posee un alto índice de permeabilidad con recintos de grandes dimensiones, considerados también como vinculados con actividades públicas. La posibilidad de articular vías de circulación dentro del asentamiento y la relación con recintos próximos a la plaza, y también vinculados con actividades públicas, son características propias de espacios públicos de otros asentamientos de los Andes Centro-Sur. Tal es el caso de Los Amarillos (Nielsen 2006), Juella (Nielsen et al. 2004), Pueblo Viejo de Tucute (Albeck y Zaburlín 2007) y Bajo Laqaya (Nielsen 2006), entre otros.
Comparaciones con Pucara de Volcán
Pucara de Volcán es un asentamiento próximo ocupado durante el PIT y el Incaico. En este apartado se comparan la arquitectura y configuración espacial de El Pobladito con la de P.Volcán. Esta comparación fue realizada considerando que la aplicación del método de Hillier y Hanson (1984) permitiría identificar algunas pautas tradicionales en el uso del espacio, pero fundamentalmente brindaría dos modelos de configuración espacial para el sector centro-sur, uno correspondiente al PIT y otro para el Incaico, ya que las estructuras actuales de P.Volcán obedecen a remodelaciones incaicas (Cremonte y Fumagalli 1997).
Cremonte y Fumagalli (1997) consideraron que el sector occidental de P.Volcán correspondería a las expansiones realizadas en momentos incaicos, que incluyen la presencia de un camino lineal que recorre el asentamiento de este a oeste, un complejo de plaza-montículo-cementerio, un pequeño basurero de poca potencia fechado en momentos incaicos y también recintos, dos de los cuales fueron excavados y revelaron una única ocupación fechada en el incaico (Cremonte y Scaro 2010, 150). El sector oriental del sitio presenta dos grandes basureros monticulares que comenzaron a formarse durante el PIT. Estas evidencias llevaron a plantear como hipótesis de trabajo que la ocupación inicial de P.Volcán habría estado instalada en su mitad oriental (figura 2), utilizada en esta comparación.
Se realizaron los mapas convexo y axial del sector este de P.Volcán (ver la figura 6, a y b). Ambos permitieron obtener un total de 313 espacios convexos y 235 líneas axiales, vinculados con las 444 estructuras presentes en el sector. De ellos se desprende que la articulación convexa es de 0.71, indicando un espacio altamente fracturado y con baja sincronía. La articulación axial resultó de 0.53, señalando baja articulación del espacio. La comparación con El Pobladito reveló que este presenta valores menores en la articulación convexa, indicando una mayor sincronía en el espacio externo, señalando además una mayor inversión en los espacios convexos que en los recintos. Estos resultados son coherentes con la existencia de remodelaciones en P.Volcán durante momentos incaicos, ya que el índice revela que los espacios convexos fueron subdivididos por nuevas construcciones a lo largo del tiempo. En relación con la articulación axial, observamos los mismos valores para ambos asentamientos, indicando una buena posibilidad de movimiento en el espacio externo en ellos.
Las propiedades sintácticas del sector este de P.Volcán, representadas en el mapa-y (figura 6c), permitieron caracterizarlo como un sistema distribuido asimétrico. Es distribuido, por cuanto existen varias rutas que unen los espacios convexos, siendo posible tomar caminos alternativos para llegar de un punto a otro. Es asimétrico, ya que, si bien algunos espacios convexos se ordenan formando anillos, predomina la linealidad, siendo necesario atravesar varios espacios convexos para llegar de un punto a otro.
A partir del mapa-y se calcularon los índices de unión axial, espacio axial y espacio-edificio (ver la figura 7). Los valores del índice de unión axial del sector analizado oscilan entre 2 y 8; los más altos corresponden a espacios convexos largos y estrechos. Los valores obtenidos para el índice de espacio axial fluctúan entre 1 y 60. Los valores más altos están asociados a puntos ubicados en los extremos de los anillos formados por los espacios convexos, especialmente en el extremo oriental.
El índice espacio-edificio representado en el mapa de permeabilidad señala que la mayoría de los recintos posee acceso directo a por lo menos un espacio externo. Estos datos revelan poca profundidad en el sistema, ya que es posible acceder a la mayoría de los recintos desde un espacio convexo, observándose relaciones simétricas entre ellos.
Al igual que para El Pobladito, se combinaron los mapas de unión axial y permeabilidad (ver la figura 8). Los espacios de Baja Permeabilidad-Alta Unión Axial (en gris oscuro en la figura 8) en el sector analizado de P.Volcán corresponden a 16.61%; no presentan una tendencia en su ubicación y solo corresponden a una parte del camino que recorre el asentamiento. En general, se trata de espacios amplios y no de aquellos estrechos y largos.
Los espacios convexos de Baja Permeabilidad-Baja Unión Axial (en gris claro en la figura 8) son los más numerosos (74.44%) y están repartidos por todo el sector analizado, correspondiendo a parte del camino lineal, a espacios largos y estrechos, y también a espacios amplios entre recintos, incluidos los lugares donde se ubican los grandes basureros monticulares. En el caso de los espacios convexos que forman parte del camino lineal, y también de aquellos largos y estrechos, su función es claramente la circulación a través del sector. Es probable que los espacios amplios entre recintos correspondan a espacios “semi-privados” (Albeck y Zaburlín 2007, 175).
Los espacios de Alta Permeabilidad-Alta Unión Axial (en negro en la figura 8) son lugares donde se podrían llevar a cabo las dos funciones propuestas. En nuestro caso, representan al 1.91% de los espacios convexos, incluidos parte del camino y espacios repartidos por el sector.
Los espacios con Alta Permeabilidad-Baja Unión Axial (en blanco en la figura 8) corresponderían a nodos, es decir, lugares cuya función principal sería la realización de actividades. Representan el 7.02% de los espacios convexos y se distribuyen por todo el sector, correspondiendo principalmente a espacios amplios entre recintos, en los cuales sería posible realizar diversas actividades. Algunos de ellos son alargados y estrechos y habrían sido utilizados para la circulación. Al igual que en El Pobladito, las funciones de circulación y realización de actividades diversas no son excluyentes.
El análisis de sintaxis espacial de El Pobladito y su comparación con el realizado en el sector este de P.Volcán permitió establecer algunas diferencias entre ambos asentamientos. Pucara de Volcán presenta una mayor cantidad de espacios convexos alargados y estrechos, verdaderos pasillos, cuya función es la circulación debido a sus dimensiones. La circulación en P.Volcán resulta más formalizada que en El Pobladito, donde los espacios tipo “pasillo” son escasos, prevaleciendo lugares amplios y polifuncionales.
La relación entre el espacio externo y los edificios es distinta en los dos asentamientos; en P.Volcán se observó mayor inversión en el espacio construido, generando una fragmentación del espacio externo superior, mientras que en El Pobladito la situación es opuesta. Esto indicaría una menor sincronía de los espacios en P.Volcán frente a lo observado en El Pobladito, lo cual es coherente con las remodelaciones introducidas por el incario en P.Volcán, así como con un lapso más largo de ocupación.
Ambos asentamientos corresponden a sistemas asimétricos, ya que, si bien algunos espacios convexos se ordenan formando anillos, predomina la linealidad. Respecto de la propiedad de distribución (Hillier y Hanson 1984, 94), si bien ambos pueden ser caracterizados como sistemas distribuidos, por cuanto existen varios caminos para llegar de un punto a otro, en algunos sectores P.Volcán corresponde a un sistema no-distribuido -es decir que presenta una sola ruta para dirigirse de un punto a otro (Hillier y Hanson 1984, 94)-, en relación con el camino que recorre el asentamiento y desde el cual es posible acceder a distintos espacios convexos.
El Pobladito posee una plaza central de alta unión axial y alta permeabilidad, características que permiten un fácil acceso desde diversas partes del asentamiento, así como una alta visibilidad. En el sector analizado de P.Volcán se observan amplios espacios delimitados por muros que podrían funcionar como espacios de reunión para una baja cantidad de personas. Estos presentan valores de baja permeabilidad y alta unión axial, siendo espacios que se comunican directamente con pocos recintos o con ninguno, pero están vinculados con diversos espacios convexos y son altamente visibles. Asimismo, sus dimensiones posibilitan la realización de actividades de diversa índole y también la congregación de personas. A partir de estas características, consideramos que estos funcionarían como espacios de participación comunitaria menores dentro del asentamiento, correspondiendo a lugares “semi-públicos” (Albeck y Zaburlín 2007, 175), por cuanto serían espacios de congregación compartidos por los residentes de un sector del asentamiento.
Discusión
Siguiendo los lineamientos de Hillier y Hanson (1984), y a partir de las comparaciones realizadas, fue posible establecer que El Pobladito posee un espacio central que habría funcionado como lugar de congregación para los habitantes del sitio, dotado de una gran accesibilidad y visibilidad en relación con distintas partes del asentamiento. Por otra parte, la mayoría de sus espacios externos serían polifuncionales, compartidos por los vecinos próximos, y no se observan limitaciones en la circulación o en la percepción de las actividades realizadas a través del asentamiento. La mayor sincronía de las construcciones y la ausencia de grandes basureros monticulares serían indicadores de un lapso de ocupación limitado, idea reforzada por la ausencia de materiales de filiación incaica en excavaciones y superficie, y por los fechados obtenidos que ubican su ocupación en el PIT.
Las características mencionadas para El Pobladito indican un espacio sin restricciones para la circulación y para la realización de actividades, enfatizándose un sistema de participación social que podría corresponderse con una lógica de corporativismo o descentralización, de acuerdo con lo observado por Nielsen (2006) y Vaquer (2010). Según los autores, una sociedad corporativa se caracteriza por la ausencia de instituciones centrales que eviten la fisión de las unidades constitutivas, siendo necesaria la existencia de prácticas tendientes a reforzar la identidad y cohesión del grupo. Materialmente, estas pueden manifestarse como rituales y códigos compartidos en la arquitectura, la vestimenta y otros elementos de uso cotidiano que refuercen la experiencia de pertenencia a una misma comunidad.
Estas características concuerdan con lo observado por Acuto (2007) al analizar distintos asentamientos del PIT del noroeste argentino. El autor considera que la ausencia de límites en la circulación y percepción entre edificios implica proximidad entre los habitantes, reforzada por la ausencia de construcciones con características que las diferencien en el asentamiento. Estas indicarían que en momentos preincaicos se habría desarrollado un modo de vida determinado por la integración comunal, relacionada con una homogeneidad simbólica y material.
La situación observada en el sector este de P.Volcán contrasta con la de El Pobladito, por cuanto se caracteriza por una mayor fragmentación del espacio externo a los recintos indicando menor sincronía de las construcciones, situación coherente con un lapso ocupacional mayor que el de El Pobladito, fechado entre los siglos XIII y XVI, que incluiría remodelaciones realizadas por la administración incaica (Cremonte y Fumagalli 1997). La mayor parte de los espacios convexos de P.Volcán se caracterizan por ser pasillos largos y estrechos, cuya funcionalidad principal es la circulación. Esto, sumado a la existencia de un sistema poco distribuido y al alto índice de unión axial de estos pasillos, señalaría que la circulación por el asentamiento sería más controlada, especialmente en relación con el camino lineal. Estas características son coherentes con una solidaridad social diferente a la observada en El Pobladito, existiendo un mayor control ejercido probablemente por la administración incaica.
El análisis de sintaxis espacial realizado en los asentamientos del sector centro-sur de Quebrada de Humahuaca permitió una aproximación a la organización social subyacente, considerando las maneras de habitar que se habrían desarrollado en momentos prehispánicos tardíos. Al comparar los resultados obtenidos en El Pobladito con los de un sector de P.Volcán fue posible establecer las diferencias en la organización del espacio entre ambos asentamientos, vinculadas con distintas formas de solidaridad y organización social. En este sentido, más allá de la homogeneidad arquitectónica observada en ambos, el análisis de sintaxis espacial permitió considerar las diferencias introducidas por la administración incaica en la zona.