Introducción
La cetosis es una enfermedad metabólica que ocurre principalmente durante la lactancia temprana en las vacas dedicadas a la producción de leche 1, cuando las demandas energéticas exceden el consumo dietario de carbohidratos y los mecanismos de adaptación a este balance energético negativo fallan, esto conlleva a concentraciones anormalmente elevadas de cuerpos cetónicos en tejidos y fluidos corporales (acetona, acetato, β-Hidroxibutirato (βΗΒ) 2,3. Las vacas con cetosis clínica presentan inapetencia, marcada pérdida de peso corporal, heces secas, disminución de la producción de leche, y en algunos casos, signos nerviosos como lametear constantemente y aparente ceguera 4-6. Tanto la forma clínica como en la subclínica de la enfermedad puede presentarse la remisión espontánea sin tratamiento; sin embargo, la cetosis afecta el potencial productivo del animal 1.
Se han llevado a cabo un gran número de estudios epidemiológicos, demostrando la alta presentación de la enfermedad bajo distintos sistemas productivos. Así, por ejemplo, la incidencia de la enfermedad en Europa varío entre 4,9% 8 hasta el 72%9, mientras en Estados Unidos y Canadá se ha reportado entre 12,1% - hasta 61%-. Estudios realizados en sistemas de pastoreo, también han reportado una presentación, aunque más baja, entre el 10,3% y 29% 12-14 para Suramérica y del 16,8% para Nueva Zelanda -. En cuanto a Colombia, un estudio desarrollado para determinar la asociación entre la concentración de βΗΒ y la probabilidad de infección intramamaria durante el primer mes postparto, determinó un riesgo de incidencia de hiperce-tonemia del 12%, en dos municipios del departamento de Caldas 16, sin embargo, no se han evaluado los factores de riesgo para el desarrollo de cetosis ni la epidemiología de la enfermedad en otras cuencas lecheras en el país.
Clasificación de la cetosis
La cetosis ha sido clasificada usando como paralelo la diabetes en humanos, dividiéndola en dos tipos (Cetosis tipo I y tipo II) según su origen -
Cetosis Tipo I o primaria
Ocurre cuando las necesidades energéticas del organismo sobrepasan la capacidad gluconeogénica del hígado por insuficiente disponibilidad de los precursores de glucosa 18. Este tipo de cetosis, que ocurre principalmente cerca al pico de lactancia, se caracteriza por concentraciones extremadamente bajas de glucosa e insulina sanguíneas, una relación insulina: glucagón baja, alta actividad de la enzima Carnitil Palmitil Transferasa I, que resulta en la lipólisis del tejido graso y en incremento de la cetogénesis 3,19,20.
Cetosis tipo II o secundaria
Ha sido asociada a la sobrealimentación en el periodo seco, a la presentación de enfermedades concomitantes como metritis o mastitis o a cualquier entidad que produzca reducción del apetito en el postparto. Se caracteriza por hiperglicemia e hiperinsulinemia, además de una movilización grasa excesiva, alta concentración ácidos grasos no esterificados (Agnes) en hígado, que no son transportados a la mitocondria para la síntesis de cuerpos cetónicos sino que son re-esterificados en el citosol a triglicéridos, los cuales se acumulan en el hígado, debido a que su transporte depende de una lipoproteína de muy baja densidad, cuya síntesis y secreción es baja en los rumiantes, lo que conlleva finalmente, a la presentación de hígado graso en estos animales 3,17,21. Estos animales a su vez, presentan un compromiso de la función inmune producida por la resistencia a la insulina, el aumento exacerbado de ácidos grasos no esterificados circulantes y adipoquinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral α (FNT α) 22-24.
Sin embargo, debido a que la categorización de los animales en cetosis tipo I o II no siempre es clara, existe otra clasificación de la enfermedad de acuerdo a la presentación de signos clínicos, definiéndola como clínica o subclínica4.
Cetosis clínica
Típicamente ocurre en vacas de alta producción láctea, entre la 2 y 7 lactancia, siendo infrecuente en animales de primer parto 7. Las vacas con cetosis clínica presentan inapetencia progresiva, marcada pérdida de peso corporal, heces secas, pica y disminución de la producción láctea 4-6 existe además, una forma nerviosa de la enfermedad que cursa con aparente ceguera, anormalidades en el desplazamiento, hiperestesia, déficit propioceptivo, tremores y agresividad, además de lametear constantemente una superficie o una parte del cuerpo 4,6,25, la etiología del cuadro nervioso no está totalmente dilucidada, pero es atribuida principalmente a la producción ruminal de alcohol isopropílico a partir de acetoacetato por la enzima alcohol deshidrogenasa, el cual, en sistema nervioso central tiene un efecto tóxico a nivel celular y nocivo sobre las paredes vasculares, alterando la permeabilidad de los vasos sanguíneos 5,26,27, junto con el efecto de la hipoglicemia sobre la corteza visual, como factor responsable de la ceguera bilateral transitoria con función pupilar normal descrita en la manifestación nerviosa de la entidad El diagnóstico de cetosis clínica se realiza por concentraciones de βΗΒ en suero o en sangre >3,0 mmol/L32.
Cetosis subclínica
Se define como el incremento en niveles de cuerpos cetónicos en sangre, leche y orina, en ausencia de signos clínicos 4,6 también puede definirse como el aumento de cetonas circulantes con una disminución de la salud o de la productividad 4,33 Para el diagnóstico de cetosis subclínica se tiene como referencia valores de βΗΒ en suero o en sangre a partir de 1,0 mmol/L 4 aunque muchos autores la consideran a partir de 1,2 mmol/L 34-36 o de 1,4 mmol/L hasta <3,0 mmol/L 37-32.
Efectos de la cetosis sobre la salud y productividad
Dentro de los principales efectos de la hipercetonemia (βΗΒ >1,2 mmol/L) en la salud o productividad, se reportan disminución en la producción láctea, aumento en el riesgo de presentar enfermedades concomitantes y la disminución en el desempeño reproductivo.
Disminución de la producción láctea
Se ha reportado un descenso en alrededor de 1,88 kg/día de leche, que ajustados a una lactancia de 305 días, se estimaron pérdidas de alrededor de 300 kg de leche por lactancia 40, datos que se acercan a los reportado por Ospina et al., (2010) quienes estimaron una disminución de 358 kg de leche/lactancia en vacas multíparas, pero inferiores a los encontrados en novillas de primer parto, con una estimación de 534 kg 42 Por otro lado, Dohoo y Martin (1984) encontraron en Ontario, una disminución en la producción láctea de 1 a 1,4 kg/día 10, datos muy similares a los encontrados por McArt et al., (2012), donde los animales con cetosis produjeron 1,2 kg/día menos de leche que las vacas negativas a esta entidad 35.
Enfermedades concomitantes
Los animales con cetosis están más predispuestos a la presentación de patologías como desplazamiento abomasal, y metritis, así, vacas con valores de entre 1,1 y 1,7 mmol/L de βΗΒ en las dos primeras semanas postparto tienen 7.8 veces más riesgo de desarrollar desplazamiento abomasal (OR = 7,8, P < 0,001) 36, una probabilidad mucho menor a la reportada por McArt et al., (2012), quienes encontraron que vacas con cetosis fueron 19,3 veces más propensas a presentar desplazamiento abomasal que aquellas que nunca presentaron cetosis dentro de los primeros 30 días en leche (RR = 19,3, P < 0,001) 33.
Con relación a la presentación de metritis, Duffield et al., (2009), reportaron que las vacas con cetosis tenían un riesgo 3,35 veces mayor de presentar metritis, (OR = 3,35, P < 0,05) 40, mientras que, en un estudio realizado en diez países de Europa, se encontró que los animales positivos a cetosis tenían 1.7 veces más de probabilidad de desarrollar metritis (OR=1,7, P <0,001) 33.
En cuanto a la disminución en el desempeño reproductivo, en las vacas con cetosis en la primera semana postparto, hay un 25% de reducción en la probabilidad de concepción a la primera inseminación y del 40-50% de reducción en vacas con cetosis durante las dos primeras semanas postparto con concentraciones de βΗΒ sérico >1400 pmol/L-; Ospina et al., (2010) reportaron una disminución del 0,8% en la tasa de preñez durante los primeros dos periodos de 21 días después del periodo voluntario de espera 42 datos contrarios a los obtenidos por McArt et al., (2012), quienes no encontraron una correlación estadística entre la presentación de cetosis y la tasa de concepción al primer servicio ni con los días a la concepción 35.
Métodos diagnósticos
Los programas de monitoreo para la detección de animales positivos a cetosis sub-clínica deben iniciarse al parto, especialmente durante el primer mes postparto, el cual es el periodo de mayor riesgo para la enfermedad.
El diagnóstico y monitoreo de esta patología se realiza mediante la determinación de cuerpos cetónicos en muestras de sangre, leche y orina. La determinación de otros metabolitos como ácidos grasos no esterificados, son útiles como biomarcadores de balance energético negativo y movilización grasa, sobre todo en el preparto, pero no son útiles como diagnóstico definitivo de cetosis 32,41,42,44.
La prueba de oro es la determinación de la concentración por espectrofotometría de βΗΒ en suero 32,40. Se han utilizado, además, otras pruebas como la razón grasa: proteína, al igual que varios equipos portátiles (cow-side test) que permiten hacer el diagnóstico en campo, obteniendo resultados inmediatos y a menor costo como la determinación de la concentración de βΗΒ en sangre completa (Precision Xtra meter, Optium Exceed), o en leche (Ketolac βΗΒ) o la determinación semicuantitativa de acetoacetato en orina (Ketostrix, Acetest) y leche (Ketostix, Pink Test). En la tabla 1 se resume la sensibilidad y especificidad de los principales métodos diagnósticos utilizados.
*Valor de referencia (βΗΒ), cuantificado por la prueba de oro
**Punto de corte para la prueba diagnóstica
La determinación de las concentraciones de acetoacetato tanto en leche como en orina, son pruebas semicuantitativas, cuyo principio es la reacción química colorimétrica entre el nitroprusiato de sodio y el acetoacetato 50. En cuanto a la prueba en leche, esta tiene una sensibilidad pobre (10-41%) pero una buena especificidad (93-100%) 34,37; por otro lado, la prueba en orina, tiene sensibilidad aceptable (5078%) y especificidad igualmente buena (96-100%) 37,45, aunque en otros estudios, su sensibilidad fue buena (91-100%) pero la especificidad pobre (59-61%) 33.
La concentración de βΗΒ en leche, es también una prueba semicuantitativa cuya sensibilidad es aceptable (27-89%) y su especificidad buena (76-99%), sin embargo, en un estudio realizado por Enjalbert et al., (2001), al comparar la prueba con la determinación cuantitativa del metabolito, la prueba sobreestimó la concentración de βΗΒ en la muestra, por lo cual su sensibilidad fue buena (95,8%) pero la especificidad baja (63,4%) 46.
La determinación de las concentraciones de βΗΒ en sangre, se realiza por medio de un equipo portátil (Precision Xtra meter-Laboratorios Abbott), desarrollado para determinar la concentración de este cuerpo cetónico en pacientes diabéticos humanos, por medio de una tira reactiva que contiene la enzima β-hidroxibutirato deshidroge-nasa, que oxida el βΗΒ a acetoacetato, reduciendo el NAD+ a NADH. Luego, el NADH se reoxida a NAD+, lo que produce una corriente eléctrica que es directamente proporcional a la concentración de βΗΒ en la muestra -. La prueba tiene una muy alta sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de hipercetonemia 38,45, por lo cual, es actualmente el método diagnóstico más utilizado en los estudios epidemiológicos de la enfermedad; este medidor es una prueba rápida, precisa y económica que permite realizar un diagnóstico a nivel de campo cuando la determinación por espectro-fotometría no está disponible, lo que la hace la prueba más confiable y utilizada en el diagnóstico de la enfermedad en los hatos de producción láctea.
Epidemiología
Cetosis clínica
La prevalencia de la cetosis clínica en un estudio europeo entre hatos de diferentes países fue del 1,6%, siendo mayor en Alemania (3,5%) e Italia (2,4%), definida por signos clínicos (disminución en la producción de leche, pérdida notoria de condición corporal, disminución del consumo de alimento, constipación, entre otros), en ausencia de otra entidad 52, resultados similares a los de otro estudio también en Europa donde la prevalencia fue del 3,7%, definida por el mismo criterio que la anterior más una prueba semicuantitativa positiva a cuerpos cetónicos en orina o leche 36 y a lo reportado por Saborío-Montero y Sánchez, (2013), para quienes la prevalencia fue del 3,51% en Costa Rica (βΗΒ en sangre >2,9 mmol/L) 53 Seifi et al., (2011) reportaron una incidencia del 3,7% 54, similar a McArt et al., (2012), para quienes la incidencia durante los primeros 16 días en leche fue del 3,02% 35.
Cetosis subclínica
La epidemiología de la cetosis subclínica ha sido evaluada en muchos países del mundo, estimando una prevalencia entre el 7-32%, con una variación entre hatos del 0-33% y un pico en la cuarta semana de lactancia, durante la segunda y séptima lactancia, siendo infrecuente en vacas de primer parto, con una duración promedio de 16 días 7,10.
Cetosis subclínica en Europa
En ocho hatos lecheros en Holanda durante 1995 y 1996, se encontró una prevalencia de cetosis subclínica del 12% en 190 vacas con dos o más partos dentro de los primeros 38 a 50 días en leche 47. Nielen et al., (1994) reportaron una prevalencia del 14% en Países Bajos en un estudio realizado en 185 vacas de 18 hatos diferentes, durante los primeros 60 días en leche 33, siendo inferior a la reportada en un estudio longitudinal realizado entre el 2011 y 2012 en Alemania, Francia, Holanda, Italia y Reino Unido, en el cual se incluyeron 131 hatos dentro de los primeros 7 a 21 días postparto, hallando una prevalencia global del 39%, siendo más baja en Reino Unido (31%) y más alta en Francia (52%) 52, sin embargo, en el 2011 en 5884 vacas de 593 hatos en Croacia, Alemania, Hungría, Polonia, Portugal, Serbia, España y Eslovenia, entre el 2 y 15 días posparto, se estableció una prevalencia del 21,8%, siendo mayor en Italia (36,6%) y menor en Croacia (14,8%) -. En cuanto a la incidencia de la enfermedad, en un estudio retrospectivo en Escocia, se analizaron datos de 3586 lactancias en vacas Holstein, encontrado una incidencia global del 4,9%, siendo solo del 0,6% en novillas y del 6,5% vacas multíparas 8. Incidencia mucho menor a lo reportando en Alemania en 655 vacas Holstein de 6 hatos comerciales, durante los 4 primeros días en leche, donde la incidencia acumulada fue 48% y 72% para primíparas y multíparas, respectivamente 9, datos similares a otro estudio en Alemania, realizado en 305 vacas de tres hatos comerciales, donde la incidencia durante los primeros 42 días en leche fue del 53,2%, siendo del 42,4% en animales del primer parto, 46,8% en vacas de segunda lactancia y del 62,9% en vacas en tercera o más lactancias 49.
Cetosis subclínica en Medio Oriente
Son pocos los estudios acerca de la prevalencia de la cetosis subclínica en Medio Oriente. Por un lado, en Irán en el 2009, se muestrearon 100 vacas multíparas en 16 hatos diferentes de las cuales se clasificaron con cetosis subclínica a las semanas 2, 4 y 6 postparto el 63, 68 y 59% respectivamente. El 97% de las vacas evaluadas fueron diagnosticadas con cetosis subclínica en al menos una de las semanas y el 30% de las vacas sufrieron de cetosis subclínica en todas las semanas postparto, con un pico en la prevalencia entre la segunda y tercera semana 55. Por otro lado, en Turquía, se muestrearon 78 vacas de cinco hatos entre el 5 a 60 días posparto, con un promedio de producción entre 22 a 36 kg/día, donde se encontró una prevalencia del 33,3% con punto de corte > 1 200 pmol/L y del 25,6% a concentraciones > 1400 μmol/L, siendo mayor durante las tres primeras semanas posparto 48, lo que difiere de lo anteriormente citado por Suthar et al., (2013), donde la prevalencia fue del 11,2% 36, sin embargo, en este estudio, solo se tomaron muestras durante los primeros 15 días en leche, lo que pudo ocasionar una prevalencia aparentemente menor a la reportada en el estudio anterior.
Cetosis subclínica en Canadá
En un estudio realizado en 32 hatos en Ontario entre 1979-1981, la incidencia estimada de la cetosis subclínica fue del 12,1% en los primeros 65 días en leche, por medio del test de Nitroprusiato en leche10. Contrario a lo reportado en un estudio en 2600 vacas de 48 hatos comerciales en Ontario durante las primeras dos semanas posparto, en el cual la incidencia acumulada fue del 61% 11 y a otro estudio, también realizado en Ontario en 1010 vacas de 25 hatos durante las primeras nueve semanas posparto, donde la incidencia fue del 45,1% 56. En cuanto a la prevalencia, en otro estudio también en Ontario en 1333 vacas Holstein de 93 granjas, se obtuvo una prevalencia de cetosis subclínica del 14,1% mediante la determinación de la concentración de βΗΒ sérico 57. Por otro lado, en 796 vacas de 25 granjas diferentes igualmente en Ontario, se determinó la concentración sérica de βΗΒ durante las dos primeras semanas posparto reportando una prevalencia del 13% de cetosis subclínica definida por concentraciones >1400 μmol/L de βΗΒ sérico39, datos similares a los obtenidos en otro estudio en el que se incluyeron 469 vacas de 21 hatos entre 1998-1999, donde se encontró una prevalen-cia del 12% de cetosis subclínica por valores de βΗΒ en sangre >1200 μmol/L 34.
No obstante, en estos estudios realizados en Canadá al igual que los llevados a cabo en Europa, hay una diferenciación entre los períodos de estudio. En los estudios más actuales, se analizó la incidencia y la prevalencia de la enfermedad durante las primeras tres semanas posparto, de acuerdo al pico de presentación encontrado principalmente durante la primera semana postparto 35,56, mientras en estudios anteriores, se evaluó la enfermedad entre la 4 y 8 semana posparto principalmente, lo cual pudo afectar la incidencia o prevalencia de la enfermedad, al no diagnosticar los animales positivos durante los primeros días en leche, ocasionando la alta variación de presentación entre estudios y la mayor prevalencia en los estudios más actuales.
Cetosis subclínica en Estados Unidos
En el 2001 en un hato en Florida, se tomaron muestras de sangre y leche para determinar concentraciones de βΗΒ de 300 vacas suplementadas con monensina ante parto, se definió cetosis subclínica cuando los valores de βΗΒ en sangre fueran >1,0 mmol/L y en leche > 200 μ mmol/L encontrándose una prevalencia global de cetosis subclínica del 20,4% sin diferencias significativas entre las tratadas con monensina y los controles, sin embargo, la prevalencia de la enfermedad a concentraciones >1,2 mmol/L y a >1,4 mmol/L fue solo del 8% y 4% 58 y la incidencia en los animales no tratados fue del 26,6%, similar a lo reportado por Rathbun et al., (2017), para quienes la incidencia en 570 vacas en Wisconsin fue del 19,7% 59, resultados que difieren a lo encontrado en dos hatos en Nueva York y dos hatos en Wisconsin en el 2010, donde se determinó la concentración de βΗΒ en sangre, entre el 3 al 16 día postparto estableciendo como positivas, vacas con valores > 1,2 mmol/L; de las 1717 vacas incluidas en el estudio, el 43,2% fueron diagnosticadas al menos una vez con cetosis subclínica, con una variación en la incidencia entre hatos del 26 y 56% y un pico de incidencia a los cinco días en leche 35, mientras que, en un estudio en 118 vacas en un hato comercial en Michigan, dentro de los primeros 5 a 17 días en leche, en el que se evaluó la concentración de βΗΒ en sangre y en leche, se obtuvo una prevalencia del 33,1% y del 39,8% respectivamente 60. Sin embargo, una prevalencia más baja se reportó en cinco hatos en Colorado en 446 vacas, determinada por las concentraciones de βΗΒ en sangre y en leche, siendo del 12% durante los primeros 14 días posparto61.
Cetosis subclínica en Centro y Suramérica
En un trabajo llevado a cabo en el 2010 en Valdivia, Chile, en 56 vacas multíparas y 18 primíparas desde tres semanas anteparto hasta la octava semana posparto, se encontró una prevalencia del 14,8% en la segunda semana postparto por medio de la cuantificación plasmática de βΗΒ 13, datos similares a los reportados en un hato en Costa Rica, con una prevalencia del 13,9% en 114 vacas Jersey, por determinación de concentración sanguínea de βΗΒ 53 y del 10,3% entre el día 4 al 19 posparto en 114 vacas, en Argentina 12, mientras que en Belo Horizonte, Β^Κ, la prevalencia fue más alta (22,8% en verano y del 19,35% en invierno), durante los primeros 30 días posparto 14. En cuanto a Colombia, se reportó una incidencia de la enfermedad del 12%, en dos municipios del departamento de Caldas, durante la última semana anteparto y las cuatro primeras semanas postparto 16, además se han adelantado algunos trabajos para conocer los perfiles metabólicos en razas criollas 62 y los indicadores bioquímicos de balance energético de las vacas en lactancia63,64.
Factores de riesgo
En las Tablas 2 y 3 se resumen los principales factores de riesgo para la presentación clínica y subclínica de la enfermedad, relacionados con características inherentes del animal o relacionadas con el parto.
El principal factor de riesgo reportado, como se aprecia en las Tablas 2 y 3, es la condición corporal al parto, así animales con condición corporal 3,5 a 3,75 tuvieron un riesgo mayor de presentar cetosis subclínica (OR =2,4) y el riesgo fue mayor para los animales cuya condición corporal fuera 4,5 (OR=2,8) 65, resultados similares a los obtenidos por Vanholder et al., (2015) en cuyo estudio, los animales con mayor riesgo de enfermedad subclínica fueron los de condición moderada (OR= 1,5) y alta al parto (OR= 2,7), además, el riesgo de desarrollar la presentación clínica de la entidad fue aún mayor para los animales con condición corporal moderada y alta al parto (moderada OR=3,6; alta OR=8,7) 66 lo cual ha sido relacionado con una mayor capacidad de movilización grasa consecuencia del balance energético negativo, mayor cantidad de Agne's disponibles para cetogénesis además de un menor consumo de alimento en el postparto 67,6,68.
Como se resume en la Tabla 3, otros factores de riesgo asociados a la presentación subclínica de la entidad son por un lado, la duración del periodo seco mayor a 72 días (OR=1,21) y la edad al primer parto mayor a 24 meses (OR=1,41), atribuido al mayor riesgo de sobrecondición corporal por una sobrealimentación durante este periodo 66,69 La sobrecondición corporal al parto, ha sido descrita también como un factor de riesgo en varios artículos 8,56,65, esto atribuido a que los animales con mayor condición corporal al parto tuvieron una mayor cantidad de depósitos grasos disponibles para movilización y como consecuencia, una mayor concentración de Agnes y βΗΒ al parto además de un menor consumo de materia seca en comparación con vacas con condición baja al parto (< 3) 70-72.
Por otro lado, el número de lactancias es otro factor de riesgo de cetosis, así los animales con 2 y 3 partos tuvieron un riesgo mayor que los animales de primer parto (OR=2,1; 2,8, respectivamente) 66, consecuencia de un balance energético negativo más severo en las vacas multíparas en relación a la mayor producción láctea 67,68 Además, la ocurrencia del parto durante el verano, fue un factor de riesgo tanto para la presentación clínica y subclínica de la enfermedad (OR=4,3; 1,4, respectivamente) 66, lo cual esta principalmente relacionado por la disponibilidad y la calidad del alimento en esta época del año 66,69, un factor que podría ser importante en animales en pastoreo en condiciones tropicales, donde a pesar de la ausencia de estaciones, la disponibilidad de alimento se ve disminuida drásticamente durante las temporadas de sequía, lo que tienen un efecto directo sobre el consumo de materia seca y presentaría un riesgo importante para el desarrollo de cetosis, pero que no ha sido tenido en cuenta en los estudios realizados en este tipo de sistema productivo.
La raza ha sido evaluada como un factor de riesgo para la presentación de cetosis, relacionándola principalmente con el nivel de producción láctea de la misma, estando en mayor riesgo las vacas que tienen una alta productividad, como Holstein y Jersey 69,73 Sin embargo, la variación de este parámetro dependió principalmente de las razas evaluadas en cada estudio, encontrando una alta variabilidad entre estudios.
El sexo de la cría ha sido relacionado como un factor de riesgo, posiblemente ocasionado por el mayor peso de las crías macho al nacer y la mayor presentación de distocias en estos animales, además de un mayor requerimiento energético durante el final de la gestación, exacerbando el balance energético negativo y la hipercetonemia al inicio de la lactancia 74.
El porcentaje de grasa en leche ha sido también evaluado como un factor asociado a cetosis, así un incremento en 1% en la grasa de la leche, aumentaba en el doble el riesgo de cetosis; sin embargo este parámetro, junto con la razón grasa: proteína, han demostrado tener una baja sensibilidad y especificidad (58% y 69%, respectivamente) 57 para el diagnóstico de cetosis, por lo cual, debido al efecto directo que tiene la nutrición sobre estos parámetros, ha sido utilizado más como un predictor de balance energético que para diagnóstico de la entidad como tal 75.
Otro factor de riesgo evaluado ha sido los días en leche al primer diagnóstico de cetosis, encontrando que los animales estaban a mayor riesgo cuando el examen se realizada entre los primeros 14 días postparto 69, esto relacionado a que el pico de la enfermedad ha sido descrito durante la primera y segunda semana de lactancia en sistemas intensivos en confinamiento 35,57, sin embargo, este factor de riesgo, pudiera no ser significativo en sistemas de pastoreo, donde se ha reportado la mayor incidencia de la enfermedad hacia la cuarta semana postparto 15,76.
Por otro lado, las enfermedades del periparto que cursan con la disminución del consumo de alimento, son también factores de riesgo estudiados para el desarrollo de cetosis, principalmente mastitis clínica, desplazamiento abomasal a izquierda, retención de placenta, fiebre de leche 52 y metritis puerperal 12, como se resumen en la tabla 4. Estas enfermedades, que cursan con cuadros clínicos caracterizados por una disminución del consumo de materia seca, exacerban el balance energético negativo, caracterizado por el aumento de Agnes y cuerpos cetónicos 77-72 Así, las vacas con retención de placenta, metritis puerperal (descarga vulvar con mal olor, <15 días postparto, con fiebre u otros signos sistémicos) o incluso metritis crónica (descarga vulvar >15 días sin signos sistémicos), mastitis clínica (inflamación de glándula mamaria y leche de apariencia anormal) o mastitis tóxica (leche visiblemente anormal y signos clínicos sistémicos), consumen 2,9; 3,3; 5,3; 5,8 y 12,4 kg/ día menos de materia seca, respectivamente en comparación con vacas sanas 80 Sin embargo, las enfermedades del periparto son multidireccionales y multicau-sales y no es posible establecer una relación lineal entre ellas, por lo cual, pueden ser tanto causantes de cetosis, como el resultado del balance energético negativo e hipercetonemia 81, junto con otros factores como la hipocalcemia subclínica 82 o la disfunción del sistema inmune 83
En cuanto a las prácticas de manejo de los hatos, los principales factores de riesgo asociados a la entidad, son el tipo 52 y la frecuencia de alimentación 84, además del uso de sistema de ordeño automatizado 69, tal como se aprecia en la tabla 5.
En cuanto a la alimentación, los animales que eran alimentados solo dos veces al día tuvieron un mayor riesgo de cetosis que los alimentados 4 o más veces al día, esto ha sido estudiado con anterioridad, encontrando que animales con una frecuencia de alimentación mayor presentan una menor concentración de Agnes y βΗΒ, además de una concentración mayor de propionato y glucosa en sangre 85.
En cuanto al tipo de alimentación, mientras que para las alimentadas con ración totalmente mezclada (TMR) o con concentrado y forraje por separado, fue un factor protector (OR=0,8 y 0,5 P <0,01, respectivamente) 52, las vacas alimentadas con ración parcialmente mezclada (PMR), tuvieron un riesgo mayor de cetosis. El uso de TMR y PMR ha demostrado que las vacas alimentadas con la primera estrategia presentan mayor consumo de materia seca y de condición corporal al parto, menor pérdida de peso durante la lactancia, además de una concentración menor de Agnes 86,82 En cuanto a las dietas con TMR comparadas con animales en pastoreo con suplementación (estrategia nutricional utilizada en las lecherías colombianas), este último grupo presentó una mayor concentración de Agnes, menor concentración de glucosa y mayor pérdida de peso durante las primeras ocho semanas postparto 88,89, demostrando las ventajas de las dietas TMR en comparación con las otras dos estrategias nutricionales frente al balance energético negativo del periparto.
En cuanto al uso de ordeño automatizado en comparación con el ordeño mecánico convencional, como factor de riesgo de cetosis, esto puede estar relacionado con la frecuencia de ordeño, dado que este sistema permite ordeñar tres veces al día los animales y a su vez estimular una más alta producción láctea, lo que contribuiría a incrementar el balance energético negativo para suplir los requerimientos energéticos de la producción láctea 69, sin embargo, este es el primer estudio que evalúo este parámetro como factor de riesgo para cetosis.
Los factores de riesgo asociados a cetosis han sido en su mayoría estudiados en países estacionales, con dietas total o parcialmente mezcladas y con animales en confinamiento, lo que difiere totalmente de las condiciones de producción en Colombia, por lo cual se hace necesario realizar estudios epidemiológicos que permitan conocer los factores de riesgo en condiciones en pastoreo y en países tropicales. Un estudio sobre factores de riesgo realizado en Brasil, determinó el acceso a la fuente de agua, como un factor relacionado con mayor riesgo de cetosis, donde las vacas con acceso limitado a agua, tuvieron 1,85 veces más riesgo de enfermar en comparación con vacas que disponían de agua a voluntad durante todo el día, relacionado con un menor consumo de materia seca, además se estudiaron otros factores como el acceso a sombra, el número de potreros y el tipo de pasto utilizado, que no fueron factores de riesgo para la presentación de cetosis 76. Otros factores que impactan directamente el consumo de materia seca, por la reducción en el tiempo de pastoreo, el aumento en la inactividad y la permanencia bajo sombra, como lo son la temperatura ambiental por encima de 18 °C, la humedad relativa menor al 20% o mayor al 80% y el efecto de la precipitación anual sobre la calidad y la oferta forrajera 90,91, podrían ser factores de riesgo importantes para los sistemas productivos en pastoreo, pero no han sido estudiados.
Conclusiones
La prevalencia de la cetosis clínica es muy baja en las ganaderías, por el contrario, la presentación de la forma subclínica de la enfermedad tiene una alta prevalencia e incidencia en las lecherías especializadas en diferentes países, aún con distintos sistemas productivos, tipos de alimentación y condiciones medioambientales; siendo esta presentación de la enfermedad de gran importancia por sus repercusiones sobre la rentabilidad de la empresa ganadera por las pérdidas generadas tanto por la disminución de la producción láctea, como por los efectos negativos sobre los parámetros reproductivos, las enfermedades concomitantes y los descartes tempranos. Establecer programas de monitoreo de hato durante las primeras semanas postparto es esencial para la identificación temprana de los animales positivos además del manejo de los posibles factores de riesgo, para minimizar la presentación de la enfermedad como el manejo de la condición corporal al parto, la alimentación durante el preparto y el inicio de la lactancia para suplir las necesidades energéticas de cada etapa y permitir el acostumbramiento paulatino de los animales a la nueva dieta, además de la prevención de enfermedades primarias.