INTRODUCCIÓN
El pescado y los productos pesqueros desempeñan un papel fundamental en la nutrición de la población mundial y en el caso particular de los países en desarrollo, constituyen la principal fuente de proteína animal que consumen las poblaciones rurales (Mohan-Dey et al. 2005; FAO, 2018) cuya actividad juega un papel fundamental tanto en la seguridad alimentaria, como en la mitigación de la pobreza (Bundy, Chuenpadgee, Jentoft y Mahon,2008; Jentoft y Eide, 2011; Jentoft y Chuenpagdee, 2015). La falta de atención que sufren las pesquerías de pequeña escala en la mayor parte del mundo se manifiesta en el reporte de estadísticas subestimadas (Pauly, 2006; Zeller, Harper, Zylich y Pauly, 2015), pobre documentación de las poblaciones explotadas y una escasa descripción tecnológica de los artes de pesca como sus principales medios de producción (Dammannagoda, 2018).
Colombia no escapa a la realidad que describe la sobreexplotación de los recursos pesqueros en el mundo. En el caso de la pesquería en la Ciénaga Grande de Santa Marta (CGSM), podría describirse como una de las más importante a nivel artesanal en el país, pero su desarrollo ha sido limitado, entre otras razones, por la carencia de estrategias de manejo pesquero y el deterioro ambiental ocasionado por variados factores naturales y antrópicos (Rueda et al., 2014). Uno de los principales recursos acuáticos explotados en esa laguna costera son las jaibas del género Callinectes, que resultan muy importantes comercialmente y han sido utilizadas como un recurso nutricional en buena parte del Atlántico occidental tropical (Achiadi-Navas y Álvarez-León, 2012). Dentro de este género una de las especies más importantes a nivel comercial es la jaiba azul (Callinectes sapidus), cuyas capturas abarcan un amplio rango de tallas que oscilan entre 70 y 150 mm de ancho de caparazón (Rueda et al., 2018).
A inicios de este siglo el recurso jaiba de la CGSM sustentaba una pesquería artesanal próspera, dado que los productos obtenidos del músculo estaban orientados a la exportación (Escobar, Puentes, Polo y Alonso, 2014). Como consecuencia de una demanda insatisfecha en los mercados de Estados Unidos, se produjo un aumento en el esfuerzo de pesca para satisfacer los volúmenes de producción de las empresas enlatadoras, lo que probablemente originó el colapso de esta pesquería. Como evidencia de lo anterior se detectó una disminución significativa de la abundancia registrada en los desembarcos desde el 2012 (Rueda et al., 2014).
La tecnología de captura utilizada para la extracción del recurso jaiba son las nasas o trampas. Sin embargo, las nasas utilizadas tradicionalmente no poseen ninguna clase de dispositivos exclusores que ayuden a la salida de individuos de tamaños no deseados, propiciando entonces la reducción de la talla media de captura y aumentando la mortalidad en los individuos sin interés comercial (Giménez-Hurtado y Delgado-Castro, 2010). Las malas prácticas pesqueras vienen ocasionando una sobrepesca del recurso, de hecho, los desembarcos se componen de un 40% de individuos juveniles (Rueda et al., 2018).
La disminución en los tamaños de captura y las bajas tasas de abundancia del recurso han generado incertidumbre sobre el futuro de esta pesquería, por tal razón es importante encontrar estrategias tecnológicas para retener los tamaños por encima de la talla de madurez, al tiempo que escapen fácilmente los más pequeños. Estas estrategias deberían incorporar estudios del comportamiento de la especie objetivo frente al arte de pesca que frecuentemente han sido aplicados en peces (Broadhurst, Millar y Hughes, 2018). Un adecuado diseño de nasa capaz de seleccionar los individuos de tamaños apropiados reduciría el tiempo dedicado a clasificar la captura, evitaría lesiones en los individuos más pequeños y aumentarían los rendimientos a través de mayores tasas de captura de especímenes legales (Fogarty y Borden 1980; Everson, Skillman y Polovina, 1992). Considerando lo anteriormente expuesto, este estudio pretende establecer rasgos del comportamiento de la especie objetivo frente al arte de pesca y determinar algunas relaciones morfométricas como insumos claves en el propósito de diseñar dispositivos de escape eficientes (ventanas de escape), que aseguren el éxito de las medidas de manejo pesquero que se deriven de su implementación.
MATERIALES Y MÉTODOS
Área de estudio
El muestreo se llevó a cabo en la Ciénaga Grande de Santa Marta (CGSM), en la margen oriental de la Isla del Rosario (municipio de Puebloviejo). Las muestras provinieron de un sector adyacente a la Boca de la Barra ubicada a 10°59'23.70" N y 74°17'25.64" O (figura 1). La CGSM ocupa un área de 450 km2 constituida por el espejo lagunar, varias lagunas conectadas por canales conocidas como el Complejo Pajarales (120 km2) y una barrera de arena llamada Isla Salamanca (Botero y Salzwedel, 1999).
Arte de pesca
Las nasas que tradicionalmente se utilizan en la pesquería de jaiba en la CGSM están construidas con un armazón en varilla de hierro (diámetro 3/8") de 40 cm de largo, 20 cm de alto y 40 cm de ancho, forradas con una malla cuadrada (3x3 cm) de polipropileno y con dos entradas o bocas de 23 x 7 cm (Gaitán-Quintero, 2003), situada al fondo de un túnel de 8 cm de profundidad (figura 2a).
Previo a la ejecución del diseño experimental, se determinó la ubicación de las ventanas en las nasas para facilitar el escape de las jaibas, para ello se utilizaron dos tanques de 500 L llenados con agua a una salinidad de 25 UPS, similar a la registrada en el ambiente natural donde fueron capturados los especímenes. Dentro de las nasas tradicionales (sin ventanas de escape) se colocó un individuo de Callinectes sapidus y se registró información de su conducta mediante grabaciones de videos con una cámara sumergible para estudiar el comportamiento y los sitios de preferencia de la jaiba dentro de la nasa, los cuales fueron determinados considerando el tiempo de permanencia del individuo en cada uno de los sectores establecidos para la nasa (figura 2b).
Relaciones morfométricas
A partir de muestreos de desembarcos artesanales de 356 individuos, se registraron las siguientes mediciones: ancho a la base de la espina lateral (ABEL), longitud del caparazón (Lc) y altura del cuerpo (Alt) siguiendo el protocolo de captura de información pesquera descrito por Agudelo et al. (2011). Las relaciones morfométricas establecidas fueron: ABEL vs. Lc y ABEL vs. Alt, las relaciones fueron explicadas mejor mediante una ecuación lineal de la forma y=bx+a cuyos resultados permitieron establecer el tamaño de las ventanas.
Diseño experimental
En total se instalaron cuatro ventanas de escape en las esquinas inferiores de la nasa. Las ventanas consistían de un marco en varilla de hierro (3/8" de diámetro). En total se evaluaron cuatro nasas con ventanas (CV) y cuatro nasas sin ventanas (SV). La captura de jaibas provenientes de los tratamientos CV y SV se pesaron y contaron, posteriormente se midieron las tallas desembarcadas para determinar la abundancia relativa o captura por unidad de esfuerzo (CPUE), expresada en kg.faena-1 y la frecuencia de tallas desembarcadas. Para establecer diferencias estadísticas entre las distribuciones de tamaño capturadas y la CPUE de nasas con o sin ventanas de escape, se aplicó la prueba no paramétrica W de Mann-Whitney (Wilcoxon) para comparar las medianas (Sokal y Rohlf, 1995). Para la realización de las pruebas y los gráficos se utilizaron las rutinas de pruebas no paramétricas para comparación de muestras del software estadístico STATGRAPHICS Centurión XVI versión 16.2.04.
RESULTADOS
Se realizaron 16 faenas de pesca (seis horas de inmersión por cada lance) utilizando nasas con y sin ventanas de escape, caladas en una profundidad media de 1 m y siempre en los mismos sitios de pesca. La captura total en el tratamiento SV y CV fue de 29,935 y 24,245 kg, respectivamente. Para el cálculo de la CPUE se utilizaron 556 individuos de Callinectes bocourti (48,1109,75 mm ABEL), 84 de C. sapidus (59,75-106,27 mm ABEL) y ocho de C. danae (65,75-87,35 mm ABEL).
Relaciones morfométricas
Se midieron las longitudes: ancho a la base de las espinas laterales (ABEL), longitud del caparazón (Lc) y altura del cuerpo (Alt) de 356 individuos de C. sapidus, con ellas se estimaron las relaciones morfométricas ABEL vs. Lc y ABEL vs. Alt, que se explicaron mediante una relación lineal según las siguientes ecuaciones: Lc = 0.5938*ABEL + 0.3102 y Alt = 0.3094*ABEL + 0.2934 (figura 3).
A partir de un ABEL estimado en 106 mm (Rueda et al., 2018) que corresponde a la talla de madurez, y utilizando las ecuaciones de las relaciones morfométricas determinadas más el 5% del resultado estimado, se determinó el tamaño de la ventana de escape en 67 mm de ancho por 35 mm de alto (tabla 1).
Comparación de tratamientos
Las pruebas estadísticas realizadas a los tratamientos con ventana (CV) y sin ventana de escape (SV) mostraron que los tamaños capturados presentan diferencias estadísticas (p<0,05). De hecho, las nasas con ventanas capturaron un rango de tallas mayor (62,5 a 109,7 mm) con un promedio de 88,1 mm. Mientras que sin ventana de escape las tallas capturadas estuvieron por debajo del tratamiento CV (48,1 a 103,3 mm) con un promedio de 79,8 mm (figura 4). El porcentaje de individuos capturados por debajo de la talla de madurez en las nasas tradicionales alcanzó el 100%, mientras que en el caso de las nasas con ventana el porcentaje de inmaduros disminuyó al 41%.
Por otro lado, la comparación de las abundancias en número de individuos capturados por cada nasa y la eficiencia del arte en términos de CPUE expresada en kg.nasa-1 (figura 5) no mostraron diferencias estadísticas entre los tratamientos. La abundancia relativa es una variable altamente relacionada con los ingresos económicos del pescador.
DISCUSIÓN
En este estudio la morfología fue clave para aumentar las tasas de escape, este aspecto ya había sido utilizado como una herramienta para mejorar la selectividad, tal como lo señalan Broadhurst et al. (2018), quienes destacan la importancia de considerar estas relaciones para mejorar la selección de tamaños de individuos en la pesquería de nasas de tres especies de cangrejos portúnidos (Callinectes sapidus, Callinectes bocourti y Callinectes danae). De hecho, el uso de las relaciones morfométricas para establecer el tamaño de las ventanas de escape en trampas fue recientemente descrito por Broadhurst et al. (2018), en ese sentido los autores consideraron que al ajustar las aberturas de la base con respecto a la morfología (especialmente el largo de caparazón) es posible reducir las capturas no deseadas (tallas mínimas) de los cangrejos portúnidos, hecho que fue también evidente en los porcentajes de escape obtenidos. Aunque este estudio no consideró la variación del tamaño de las ventanas, Winger y Walsh (2011) sugieren que cambios ligeros en el diámetro de la ventana producen variaciones notables en la probabilidad de retención.
En estudios de pesca con nasas, el comportamiento de la especie es otra característica fundamental en el éxito del escape (Smith y Sumpton, 1989; Vázquez-Archdale, Anraku, Yamamoto y Higashitani, 2003). La estructura de tamaños capturados con las nasas del tratamiento CV permitió el escape de los tamaños más pequeños, situación similar a la reportada por Jirapunpipat, Phomikong, Yokota y Watanabe (2008), quienes detectaron que la tasa de escape de los individuos más pequeños aumentaba a medida que el tamaño de la ventana de escape aumentaba, dado que los cangrejos más grandes dentro de la nasa podrían conducir a los más pequeños hacia las ventanas lo que permitía su escape.
La abundancia relativa en términos de CPUE fue comparada entre las configuraciones evaluadas (CV y SV) mostrando que no hay diferencia estadística significativa entre las CPUE de los tratamientos, caso contrario a los datos registrados por Arana, Orellana y De Caso (2011) para la langosta Jasus frontalis, que fue ligeramente mayor en trampas con ventanas de escape que en las de control, excepto en las trampas que utilizaron ventanas más grandes.
Aun cuando se incorporaron las ventanas de escape, las tallas capturadas por las nasas con ventana y sin ventana estuvieron por debajo de la talla de madurez (ABEL) de 106 mm. Las tasas de inmaduros probablemente siguen siendo altas debido al comportamiento de la jaiba dentro de la nasa. Los estudios del comportamiento de la jaiba dentro de la nasa mostraron que los individuos habitúan caminar de lado, casi siempre en las aristas del fondo de la nasa y cuando encuentran un obstáculo presentan dificultad para realizar un cambio de dirección. En ese sentido, Winger y Walsh (2011), observaron que los tamaños por encima de la talla legal del cangrejo de nieve (Chionoecetes oplilio) que intentaban escapar por el dispositivo de escape no lo lograban debido a la inhabilidad de los cangrejos en orientar el caparazón, lo que siempre terminó en un escape fallido y en consecuencia regresaban al interior de la nasa.
Finalmente, como resultado de estudiar los procesos de capturas, específicamente la incorporación de ventanas, en otras latitudes se han realizado varios intentos por diseñar planes de manejo para las pesquerías de cangrejos con nasas (Boutson et al., 2009; Agudelo et al., 2011; Rotherham et al., 2013). En consecuencia, los resultados obtenidos les permiten a los administradores del recurso tener una aproximación técnica para iniciar un proceso de ordenamiento de la pesquería basada en el control del arte de pesca.
CONCLUSIONES
La incorporación de cuatro ventanas de escape (35 x 67 mm) en la pesquería artesanal que se realiza con nasas, evidenció un aumento en los tamaños de captura de las jaibas sin mostrar diferencias estadísticas entre las abundancias capturadas, por tanto, los resultados se constituyen en un valioso insumo para establecer estrategias de manejo basadas en el arte de pesca, las cuales contribuyan a la sostenibilidad de esta importante pesquería de la CGSM.