Introducción
Los últimos decenios han traído consigo grandes cambios en la cosmovisión imperante en el mundo occidental, generando diversas transformaciones en los ámbitos del macro y micro contexto vital de las personas (Lyotard & Rato, 1989; Senett, 2000).
En cuanto a las transformaciones en el macro-contexto, pueden señalarse algunos aspectos relacionados, por ejemplo, con el mundo laboral, en el que, de una lógica económica de tipo Fordista/Taylorista (Cattacin 2014; Scatolini, 2011; Tenório, 2011) se ha pasado a una de procesos productivos descentralizados y orientados a la oferta, que se destacan por la inestabilidad y precarización del trabajo; en tanto la perspectiva del empleado/obrero se ha reorientado hacia una más propia del "self made man", capaz de adaptarse continuamente a las exigencias de los tiempos y, con ello, de ser responsable de sus propios procesos productivos (Bauman, 2009; Harvey, 1998; Lipovetsky, 1986). En este mismo contexto se encuentra la revolución en las comunicaciones, aceleradas de manera exponencial tras la creación de la World Wide Web, que ha traído altos niveles de conectividad global; como muestra de ello, el acceso a teléfonos celulares llega hoy a un 95% de penetración a nivel mundial (Radio y Televisión Española -RTVE-, 2016).
Por su parte, en el micro-contexto -entendido como aquellos aspectos más cercanos a la vivencia de los sujetos- también se han vivido grandes transformaciones, entre las que se destacan aquellas relacionadas con los procesos identitarios y relacionales (Galimberti, 2013). Si hasta los años setenta del siglo XX parecía clara la existencia de dos géneros (masculino y femenino), en los últimos veinte años esta tipología se ha diversificado y ampliado sus posibilidades hasta límites insospechados: a la fecha pueden encontrarse hasta once tipos de identidades diferentes (National Geographic, 2017; Univisión Noticias, 2015).
De la mano de esta multiplicidad de identidades, han emergido gran cantidad de fenómenos que han afectado directamente la noción de familia, pues si hasta hace algunos años se le entendía como la unión de un hombre y una mujer, quienes tenían descendencia con el único fin de cumplir con el deber de conservar la especie, en los últimos decenios este modelo ha sufrido profundas transformaciones (Golombok, 2016), hasta el punto que tan solo una de cada veinte familias en Europa, una de cada cinco en África y una de cada tres en Colombia, responde a dicha descripción; emergiendo nuevos tipos de familia que, progresivamente, entran a competir como modelos aceptados (Tobón, Vega, & Cuervo, 2012; Universidad de la Sabana, 2014).
Por supuesto, los efectos en la salud mental generados por estos cambios en el sujeto, la familia y el contexto, no se han hecho esperar, de modo que muchos diagnósticos han alcanzado altos índices de incidencia y prevalencia, convirtiéndose en verdaderos peligros para la salud pública. Ante la configuración de nuevas subjetividades aparecen nuevos marcos relacionales y nuevas problemáticas, generando para la psicología clínica una serie de exigencias de tipo epistemológico, conceptual y metodológico que la confrontan con sus supuestos básicos (Gergen, 1 989, 2007, 2011; Snyder & Elliott, 2005; Tudela, 2010).
Respecto a los índices de incidencia y prevalencia, la Encuesta Nacional de Salud Mental realizada en Colombia en el año 2015, reportó que entre un 36,1% y un 51,5% de la población colombiana ha tenido algún problema de salud mental en el último año, el 43% de los adolescentes ha sufrido síntomas medios/altos de depresión, mientras que el 7% de los adultos entre 18 y 44 años han tenido síntomas de algún tipo de psicosis (Posada, Gómez, & Gómez, 2005).
Ante la configuración de nuevas subjetividades aparecen nuevos marcos relacionales y nuevas problemáticas, generando para la psicología clínica una serie de exigencias de tipo epistemológico, conceptual y metodológico que la confrontan con sus supuestos básicos (Gergen, 1989, 2007, 2011; Snyder & Elliott, 2005; Tudela, 2010).
Frente a esta realidad, desde el año 2013, el Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) en Colombia cubre, en el ámbito de la salud mental, la atención de urgencias y la psicoterapia ambulatoria en servicios debidamente habilitados. En estos casos, son amparadas por la ley hasta 30 sesiones anuales de psicoterapia individual, grupal, familiar y de pareja, que pueden ser ofrecidas por las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud -IPS- (Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia -MINSALUD-, 2015), lo que ha abierto la posibilidad de creación de centros de atención en salud mental en todo el país.
Así mismo, los estudios sobre características, funcionamiento y fundamentos epistemológicos de la psicoterapia se encuentran en crecimiento; no obstante, la situación en el contexto de las instituciones de salud aún requiere mayor investigación (Labrador et al., 2016). En Colombia, de manera incipiente, ha surgido interés investigativo sobre la relación psicoterapéutica en el marco institucional y la influencia de la institución sobre dicha práctica (De la Portilla Montoya, Dussán, & López, 2016; Jiménez, 1999; Obando-Posada et al., 2017; Red de Instituciones de Servicios Universitarios de Atención Psicológica - ISUAP-, 2007), y más aún en el contexto universitario, donde se integran procesos de docencia y de prestación de servicios (Jaramillo, Londoño, & Lubert, 2015; Narváez & Aguirre, 2016).
En esta línea, surgen una serie de inquietudes respecto a la atención clínica en psicología en contextos institucionales, relativas a sus condiciones administrativas, características, demandas y exigencias de los sujetos propios de la contemporaneidad, y los elementos teórico/técnicos en los cuales se soporta el psicólogo clínico para responder a las mismas (Bedoya, 2006; Campo-Arias & Miranda, 2008; Holman, Jaffee, & Brendel, 2007; Molinari, 2011).
De acuerdo con ello, la presente investigación tiene como propósito caracterizar la atención psicoterapéutica ofrecida en la IPS CES Sabaneta (Colombia) durante el periodo 2014-2015, teniendo en cuenta las principales características sociodemo-gráficas de las personas atendidas, así como los aspectos administrativos de la IPS y los elementos teórico-técnicos asociados al inicio del proceso y cierre de la atención psicoterapéutica. Esto se lleva a cabo con miras a mejorar los procesos de intervención psicoterapéutica, de modo que sean más pertinentes de acuerdo con las características de la población atendida, sus demandas y necesidades específicas.
Método
Diseño: Se realizó un diseño cuantitativo, no experimental, de tipo transversal, descriptivo y con datos obtenidos en contextos de intervención natural para dar cuenta de las características de la atención en psicología de la IPS CES Sabaneta (Colombia).
Muestra: Se incluyeron dos niveles de datos: 9140 Registros Individuales de Prestación de Servicios de Salud (RIPS) correspondientes a 1521 pacientes. En segunda instancia, y dado que se trata de un estudio de corte descriptivo, se eligió aleatoriamente una submuestra de 532 historias clínicas pertenecientes a los pacientes registrados en los RIPS con el fin de profundizar algunas variables específicas. Toda la información incluida en el estudio está constituida por datos secundarios.
Recolección de datos: En primer lugar, se integraron los RIPS correspondientes a los años 2014 y 2015; posteriormente, se revisaron las historias clínicas de acuerdo con las variables definidas en el estudio: información sociodemográfica (rango de edad, nivel socioeconómico, género, residencia, nivel de escolaridad, ocupación, número de hermanos, estado civil, acompañante), aspectos administrativos (características de los profesionales, tipo de aseguramiento, remisión, número de citas asistidas) y aspectos teórico-técnicos (orientación teórica de los profesionales, motivo de consulta, diagnóstico, comorbilidad, características emocionales de los pacientes, razón de finalización de proceso). La información de algunas variables cualitativas (motivo de consulta y razones de finalización de proceso) se categorizó en códigos estándar.
Análisis de datos: Se realizaron análisis de frecuencia, medidas de tendencia central, de dispersión y de forma mediante el software SPSS. De esta manera se llevó a cabo el cálculo de las características predominantes de la población atendida en la IPS CES Sabaneta.
Consideraciones éticas: Se siguieron los lineamientos definidos en la Resolución 8430 de 1993 de la Republica de Colombia para estudios sin riesgo. El consentimiento informado de los pacientes para el acceso y utilización de las historias clínicas con objetivos de investigación fue firmado por ellos al inicio de sus respectivos tratamientos en la IPS. Dicho consentimiento determina que la información recolectada será utilizada de manera libre y confidencial sólo para fines de investigación y de docencia especializada. Además, se pidió autorización a la Gerencia de la IPS para acceder a la información de las historias clínicas y el estudio fue aprobado por el Comité Institucional de Ética para Investigación en Humanos (CIEI) de la Universidad CES. Finalmente, con el fin de garantizar la confidencialidad en el manejo de la información los investigadores firmaron un acta de compromiso antes de comenzar el proyecto.
Resultados
Aspectos sociodemográficos
De los 9140 RIPS, 3416 (26,79%) correspondían a atención de pacientes del género femenino y 5724 (73,21 %) al masculino. De acuerdo con la edad, entre 1 y 18 años se presentó un mayor número de registros de atención en hombres (78%, entre los 6 y 18 años) y desde los 19 años en adelante la población que recibió mayor atención psicológica fue la femenina (96,66%, entre 81 a 89 años).
Como se observa en la Figura 1, los rangos de edad que presentaron la mayor concentración de consultas según los RIPS fue entre los 6 y 18 años, con un 59,77% del total de registros analizados.
En las 532 historias clínicas analizadas, con relación al estado civil, se encontró que el 16,54% de los consultantes eran casados, 3,38% divorciados, 2,44% vivían en unión libre, 2,25% viudos, 71,99% solteros y 3,38% no presentaron información al respecto.
Además, el 53,59% de los consultantes residían en la ciudad de Medellín, 1,46% en algunos corregimientos2 y 38,91% en otros municipios del área metropolitana3. El 4,68% residían en otros municipios del departamento de Antioquia4, mientras que el 0,02% fuera del mismo. Además, no fueron encontrados datos del 1,31% de los consultantes.
Según lo analizado en las 532 historias clínicas, el 51,09% de los consultantes eran estudiantes, 18,79% desempleados, 5,63% empleados, 4,6% amas de casa, 0,75% estaban desescolarizados y 3,75% pensionados o jubilados; y el 25,75% no especificó la ocupación de los consultantes.
Respecto al número de hermanos, el 31,01% de los consultantes eran hijos únicos, 33,45% tenían un hermano, 10,52% dos y sólo el 5,8% de los pacientes tenía más de dos hermanos.
Finalmente, se consideró a la persona o personas que acompañan al consultante a las citas, en tanto puede ofrecer información relativa a las características de sus redes de apoyo primarias. Al respecto, se encontró que el 48.87% de los consultantes fueron acompañados por la madre, 13,15% por otro familiar, 4,88% por el padre, 3,57% por ambos padres, 1,5% por otra persona que no pertenece a la familia; y 28.3% no reportó la presencia o ausencia de acompañante.
Aspectos administrativos
Respecto a los aspectos administrativos se tuvieron en cuenta algunas características de los profesionales que atendieron en la IPS, el tipo de aseguramiento en salud de los pacientes, la procedencia de la remisión y la asistencia a las citas por parte de los usuarios.
En relación con las características de los profesionales, de los 17 psicoterapeutas, el 89.8% de las atenciones registradas en los RIPS fueron realizadas por psicólogos, de los cuales el 29,41% cuentan con nivel de maestría, 23,52% de pregrado, 11,76% de especialización, 29,41% cursaba una maestría y 5,88% una especialización durante el periodo analizado. El 5,4% fueron realizadas por estudiantes en práctica de pre-grado y el 4,31% no presentaron reporte de este aspecto.
De los psicólogos que atendieron las consultas, el 11,76% eran hombres y 88,24% mujeres. Según el reporte de la Institución, el 52,94% tienen preferencia por la orientación dinámica, 41,17% cognitiva y 5,88% psicoanalítica. Además, el 64,7% de los psicólogos se encontraban dentro de un rango de cero a cinco años de experiencia como psicoterapeutas, 23,52% entre seis y diez años, 5,88% entre once y 15 años y 5,88% 16 años o más.
Por otro lado, de acuerdo con los RIPS, el tipo de aseguramiento que poseían las personas consultantes corresponde en un 80,3% a Empresas Prestadoras de Servicios de Salud (EPS)5 o algún otro tipo de aseguramiento; y 16,2% de manera particular. No se encontró registro del tipo de aseguramiento en el 3,5% de los consultantes.
Con relación al tipo remisión, en las historias clínicas revisadas el 38,15% provenían de interconsulta de neuropsicología, 8,2% consulta de manera particular -por demanda propia-, 5,26% psiquiatría, 4,69% neurología, 2,2% psicología, 1,31% neuropediatría, 1,12% medicina general y, por debajo de 1% se encontraron remisiones provenientes de las instituciones educativas (0,93%), pediatría (0,37%), fonoaudiología (0,37%), dermatología (0,37%), comisarías de familia (0,18%) y fisiatría (0,18%). No fueron encontrados datos de remisión o interconsulta en el 35,52% de las historias clínicas.
Al analizar las historias clínicas con relación al número de citas asistidas por proceso, se encontró un promedio de 11,17. En los diferentes rangos de edad dicho promedio se distribuyó de la siguiente manera:
Con relación a esta variable, también se encontró que et 25,9% de tos pacientes dejan de asistir a psicoterapia antes de la cuarta cita, 48,9% antes de la séptima y 69,5% antes de la onceava. Antes de la cita número veinte, et 82,9% de tos pacientes no continuó en tratamiento. La trayectoria del número de citas asistidas por paciente se puede observar en la Figura 2.
De acuerdo con la orientación teórica de los terapeutas , el número de citas promedio fue de 9,8 (DE: 11,12) para los de orientación cognitiva, 9,1 (DE: 7,89) dinámica y 14,4 (DE: 15,41) psicoanalítica.
Aspectos Teórico-Técnicos
De acuerdo con el análisis descriptivo realizado a las 532 historias clínicas, los resultados de los aspectos teórico técnicos básicos fueron los siguientes: Con relación a los motivos de consulta, en los niños y adolescentes se encontró una clara predominancia de los problemas emocionales de la atención y el comportamiento (56,5%), mientras que en el caso de los adultos se presentaron en mayor medida los problemas del ánimo (29%). Los demás motivos de consulta se distribuyeron de la siguiente manera:
Para realizar el diagnóstico se utilizó la clasificación de enfermedades del CIE-10. Teniendo en cuenta 5326 historias clínicas, el diagnóstico con mayor peso fue “Trastornos emocionales y del comportamiento de comienzo habitual en la niñez y la adolescencia”, en el que se agrupó el 45% del total. En la Tabla 2 se observa la distribución de las categorías diagnósticas teniendo en cuenta el rango de edad y género:
En relación con la comorbilidad, las enfermedades mentales-neurológicas fueron las que se presentaron en mayor porcentaje con un 15,63%. Le siguen desórdenes neurológicos (12,75%), respiratorios (10,69%), mentales (10,69%), endocrinológicos (9,05%), inmunológicos (6,99%), cardiovasculares (6,99%), intestinales (6,58%), reumatológicos (6,17%), osteomusculares (3,70%), genitourinarios (2,43%), ginecológicos (1,64%), oftalmológicos (1,23%), dermatológicos (1,23%), y por debajo del 1% de prevalencia: infecciosos, hepáticos y hematológicos (0,41%).
Acerca de las características emocionales que los consultantes reportaron, y que se consignaron en un apartado estructurado en las historias clínicas, se encontró que las más prevalentes en los niños y adolescentes fueron: ansiedad (13,17%), irritabilidad (12,25%), mentiras (10,3%), negativismo (10,08%), agresividad (7,78%), temores (7,56%), llanto (6,64%), reticencia (5,72%), euforia (5,61%), pataletas (4,58%), inestabilidad motora (4,23%) y alteraciones en el sueño (3,6%). En los adultos, las características emocionales más prevalentes fueron: ansiedad (15,05%), irritabilidad (12,37%), reticencia (12,04%), negativismo (10,03%), alteraciones en el sueño (8,36%), temores (8,35%), timidez (8,02%), agresividad (6,68%), llanto (6,02%), mentiras (5,35%), euforia (4,34%), inestabilidad motora (3,01%), pataletas (0,33%).
Finalmente, las razones que llevaron al cierre o finalización del proceso fueron reportadas solamente en el 27,6 % de las historias clínicas de los niños y adolescentes atendidos y en el 47,77% de las de los adultos. En los niños y adolescentes, el 0,32% de los casos presentó mejoría sintomática, pero no se cerró el proceso. El 0,64% refirió dificultades económicas, 0,64% reportó suspensión del proceso por parte de los pacientes, 4,22% remisión a otro psicólogo, 6,16% abandonó el proceso, 6,49% finalizó el proceso de acuerdo con los criterios del terapeuta, 7,5% abandonó el proceso luego de solicitar la aprobación de más citas por parte de los Comités Técnico-Científicos -CTC-7 y 72,4% no presentó información al respecto. En el caso de los adultos, se encontraron las siguientes razones para finalizar el proceso: remisión a neuropsicología (0,44%), cambio de residencia (0,44%), dificultades económicas (1,44%), suspensión del proceso por parte del paciente (1,78%), remisión a otro psicólogo (4,46%), abandono después de autorización del CTC (8,48%), finalización del proceso de acuerdo con los criterios del terapeuta (12,5%), abandono del proceso (15,62%) y sin información (52,23%).
Discusión
Con respecto a los aspectos sociodemográficos de los pacientes atendidos en la IPS CES Sabaneta (Colombia) en el periodo de 2014 a 2015, se destaca la diferencia en el número de consultas de personas según su género masculino/femenino (3 a 1); dato que coincide con los resultados de otros estudios (Obando Posada et al., 2017) y que además puede explicarse gracias a que en la IPS en la que se adelantó la presente investigación, existe una alta concentración de remisiones de niños y adolescentes desde las diversas disciplinas del campo neuropsicológico con diagnósticos relacionados con trastornos de tipo disruptivo, los cuales son mucho más prevalentes en el género masculino (Carvajal-Castrillon et al, 2014); lo que a su vez, también explicaría el mayor porcentaje de consultas encontrado en el rango de los 6 a los 18 años.
Casi la mitad de los pacientes atendidos (51,09%) eran estudiantes, y fueron remitidos principalmente a través de interconsultas desde el área de neuropsicología o afines (44,15%); además, presentaban diagnósticos relacionados con el espectro de problemas de comportamiento, hallazgo que concuerda con estudios previamente realizados en la ciudad (Hurtado et al., 2001; Carvajal Castrillon et al., 2014). Esta situación genera interrogantes sobre la lectura que desde el ámbito clínico psicológico y desde las neurociencias se realiza de los síntomas contemporáneos; y la necesidad de brindar herramientas a las instituciones educativas para la detección temprana y la diferenciación de comportamientos propios de los nuevos contextos, que no necesariamente son patológicos, de aquellos que sí lo son; en consonancia con el planteamiento de algunos estudios que consideran los factores psicosociales como elementos significativos en el desarrollo de trastornos de la conducta (Tirado-
Hurtado, Salirrosas-Alegría, Armas-Fava, & Asenjo-Pérez, 2012; Rivas-Juesas, de Dios, Benac-Prefaci, & Colomer-Revuelta, 2016).
El tipo de remisión se constituye además en un ítem de especial importancia en tanto el sistema de seguridad social en Colombia limita el acceso directo al psicólogo clínico, dado que únicamente admite la asistencia al mismo a través de procesos de remisión e interconsulta.
En la presente investigación se encontró que el 33% de los pacientes atendidos eran hijos únicos, situación que responde a las nuevas formas y estructuras familiares que existen en la contemporaneidad (Puello, Silva, & Silva, 2014) y que, por tanto, se constituyen en fuentes de interés para investigaciones sobre nuevas alternativas conceptuales y de intervención y, sus implicaciones en la psicoterapia y en las estrategias de trabajo con el sujeto y su familia.
En cuanto a los aspectos administrativos básicos asociados al inicio, proceso y cierre de la atención psicoterapéutica es importante señalar que cuatro de cada cinco atenciones psicoterapéuticas analizadas estaban cobijadas bajo por el sistema de aseguramiento del Estado colombiano, lo cual es coherente con las directrices de la ley 1616 de Salud Mental, que prioriza la cobertura y atención para la población colombiana (Congreso de la República de Colombia, 2013).
El promedio de asistencia a las citas por parte de los pacientes correspondió a 11,17, similar a lo encontrado en estudios como el de De la Portilla et al. (2016). Otras investigaciones señalan que el porcentaje de abandono en centros terapéuticos y hospitales está entre un 20% y 50% después de la primera sesión, y el 70% dura menos de 10 sesiones en terapia (Erekson, Lambert, & Eggett, 2015), o que después del primer contacto el 50% de los pacientes abandona su tratamiento, entre el segundo y tercer contacto deja de asistir un 10%, ausentándose un 10% adicional en cada una de las sesiones siguientes, configurando una curva de adherencia en decaimiento rápido (Jimenez, 1999). En esta misma línea, otros estudios reportan que aproximadamente dos tercios de los pacientes asisten a menos de 10 sesiones, que la mayoría asiste a menos de 8 sesiones, y que entre 14 y 44% asisten sólo entre1 y 2 sesiones (Mueller & Pekarik, 2000; Pekarik & Wierzbicki, 1986). Esta situación lleva a pensar en los límites y posibilidades de la atención, y genera interrogantes sobre los motivos de deserción y la efectividad de la psicoterapia de corta duración (Rondón, Otálora, & Salamanca, 2009; Moreno, Rozo, & Cantor, 2012). Si a esto se suman los aspectos administrativos relacionados con el sistema de salud colombiano, que, en ocasiones, obstaculiza el acceso y continuidad de los procesos, habría que pensar en terapias focalizadas o de solución de problemas en vez de psicoterapias prolongadas centradas en perspectivas propias de la modificación de estructuras.
El motivo de consulta más recurrente manifestado por los adultos atendidos fue el de problemas del ánimo (29,01%), el cual fue diagnosticado posteriormente por los profesionales como trastornos neuróticos secundarios a situaciones estresantes (39,28%), resultados similares a los hallados en un estudio realizado en la ciudad de Medellín (Hurtado et al., 2011) (vecina a Sabaneta). Sería interesante comprender las razones de dicho desplazamiento del diagnóstico, articulándolas con lecturas de tipo contextual y propias del proceso terapéutico, cuestión que podría ser objeto de futuras investigaciones.
Para el caso de los niños y adolescentes, los motivos de consulta principales fueron problemas emocionales, de la atención y el comportamiento (56,52%) y se diagnosticaron por los profesionales como trastornos del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia y adolescencia (73,05%). Aunque estas cifras concuerdan con las arrojadas en diferentes investigaciones, la alta prevalencia de estos trastornos reportada invita a una profunda reflexión en torno a las vías y sustentos a través de los cuales se realiza su diagnóstico y como se deriva la intervención (Vectore, Rebello, Vectore, & Dias, 2018). De manera particular, es necesario evaluar cómo se traduce este tipo de demanda en un diagnóstico al interior de la IPS CES Sabaneta, los objetivos de trabajo planteados y el impacto alcanzado; aunado a ello, realizar una obligada lectura del fenómeno y las respuestas dadas en términos de comprensión o generación de trabajo interdisciplinar; máxime, si se tiene en cuenta que las enfermedades mentales-neurológicas fueron las que presentaron un mayor porcentaje (28,38%) de comorbilidad.
Con relación al cierre de los procesos psicoterapéuticos analizados a través de las historias clínicas, un 12,5% se efectuó luego de haber alcanzado los objetivos propuestos; información que concuerda con lo hallado en otros estudios en el país (De la Portilla S, 2016; Obando-Posada, 2017), mientras un 7,5% de ellos no regresó a consulta después de la solicitud de renovación de citas a través del CTC de las entidades aseguradoras. Estos resultados llevan a preguntarse por la manera cómo se están evaluando y registrando los procesos, así como también la necesidad de fortalecer los procesos de formación en psicología en logro de objetivos, medición de impacto y de procesos de cambio terapéutico en los diversos contextos de atención. Estos elementos, no solo favorecen el proceso de los pacientes, sino que a su vez permiten al campo de la salud identificar la efectividad y pertinencia de la intervención en psicología, además de identificar elementos administrativos propios del sistema que pueden influir en la continuidad del proceso, como, por ejemplo, la articulación de las IPS y las EPS en función de mejorar este factor.
Conclusiones
Un alto porcentaje de los pacientes recibidos para psicoterapia en la IPS CES Sabaneta consultan a través del sistema de seguridad social en salud, con un marcado énfasis en remisiones desde el área de las neurociencias. Como característica primordial, el grueso de esta población se encuentra ubicada entre los 6 y 18 años, presentando un marcado énfasis diagnóstico dentro del espectro de los problemas del comportamiento en infancia y adolescencia. En los adultos, los trastornos del ánimo tienen un peso significativo, mientras que los problemas de personalidad tienen baja prevalencia.
En cuanto al proceso psicoterapéutico, es destacable el hecho de que el promedio de citas por proceso es de 11,17, siendo bastante similar en cada una de las orientaciones teóricas consultadas. Este aspecto es relevante en tanto señala la importancia de lograr una formación o cualificación más orientada a psicoterapias focales o breves.
No se describen los motivos de cierre, aunque los procesos terminados por logro de objetivos tienen un bajo porcentaje y el abandono posterior a la solicitud de CTC tiene un gran peso. Este es un aspecto administrativo que debe revisarse al interior de la IPS y con las EPS con el fin de disminuir los índices de deserción y de consulta crónica.
Emergen como posibilidades de investigación futura, asuntos relativos a la forma como se lleva a cabo el proceso terapéutico, pues existen condiciones particulares (tiempos de terapia, tipo de diagnóstico, formas de pago, número de citas permitidas, relación costo beneficio en las intervenciones, etc.) que modifican algunos supuestos básicos de la psicología como las disposiciones del encuadre; lo cual conduce al planteamiento de algunas preguntas como: ¿De qué manera afectan los procesos terapéuticos estas nuevas condiciones? ¿Cómo planean las terapeutas sus intervenciones y evalúan su impacto a la luz de estas exigencias? ¿Cómo son registradas en las historias? ¿Cuál es la experiencia que tienen los pacientes en este tipo de intervenciones? ¿Qué esperan los pacientes de las intervenciones psicoterapéuticas? ¿Cómo mejorar los tratamientos para alcanzar mejores resultados y mayor adherencia en contextos institucionales?
También queda pendiente el inicio de formulaciones de atención específicas para las poblaciones y problemáticas aquí caracterizadas, a lo cual se suma la necesaria revisión de algunos aspectos administrativos como aquellos relativos al impacto del CTC en los procesos terapéuticos.