Introducción
El maltrato a las personas de mayor edad es un problema altamente invisibilizado, que genera repercusiones negativas sobre la salud, calidad de vida y derechos humanos de las personas víctimas (Organización de las Naciones Unidas-CEPAL, 2008), por lo cual se ha convertido en un fenómeno que reclama mayor atención por parte de la comunidad y actores sociales (Gobierno Federal de México, 2013). El maltrato al adulto mayor está constituido por acciones (o falta de acciones) que se presentan de forma única o repetida, generan daño o angustia y se inscriben en una relación de confianza, dependencia o expectativa (Iborra, 2008). La Declaración de Almería (Kessel et al., 1996) define el maltrato como cualquier acto que vulnera la integridad, que puede ser percibido o no por la víctima, independiente de la intencionalidad o el medio en que se desarrolle.
Estas acciones de maltrato hacia las personas mayores han sido clasificados en cinco tipos principales (Iborra, 2009; Muñoz, 2004): a) físico, agresión que provoca lesión, enfermedad o trastorno (Muñoz, 2004) y pone en riesgo el desarrollo físico del adulto;b) psicológico, conductas de rechazo, degradación, terror o actitudes que afectan la dignidad y generan angustia, vergüenza o malestar (Muñoz, 2004); c) económico, uso indebido de los recursos económicos o bienes del adulto mayor (Gobierno Federal de México, 2013); d) sexual, contacto sin consentimiento que atenta contra el pudor (Muñoz, 2004); y e) negligencia, falta de cuidados que pueden desencadenar daños físicos o psicológicos (Muñoz, 2004). Iborra (2009) identifica factores individuales y sociales que aumentan la probabilidad de que un adulto mayor sea maltratado, tales como ser mujer, tener más de 75 años, presentar dependencia funcional, aislamiento social y disfuncionalidad familiar.
Los malos tratos hacia este grupo poblacional son un problema a nivel mundial, influenciado por patrones culturales, el momento histórico y el valor que se da a la vejez (Bover, Moreno, Mota, & Taltavull, 2003). Aunque la familia se ha considerado como el lugar donde se proporciona cuidado, afecto y seguridad a los adultos mayores, con frecuencia es en este espacio donde se ven privados socialmente, excluidos, ignorados, maltratados y olvidados (Organización de las Naciones Unidas, 2000). A pesar de que el maltrato al adulto mayor no ha tenido históricamente el mismo eco que el dado a los niños y las mujeres, en los últimos años ha emergido como un fenómeno de interés social (Bover et al., 2003).
El maltrato en la vejez es una realidad cada vez más frecuente (Centers for Disease Control and Prevention CDC, 2016; Cooper, Selwood, & Livingston, 2008). En Colombia son pocos los estudios realizados para mostrar su magnitud: la Encuesta de Salud, Bienestar y Envejecimiento -SABE- (Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, 2016), realizada en el año 2015, encontró una prevalencia de maltrato al adulto mayor en el país de 12,3%, siendo más frecuente en mujeres, para todos los tipos de maltrato, y en personas menores de 70 años, separadas y de bajos ingresos económicos. Dicho estudio, encontró que los adultos con edades entre 65 y 69 años reportaron principalmente maltrato psicológico (14,0%) y físico (3,6%); además la tipología más frecuente fue el maltrato psicológico con un 12,3%, seguido del físico (3,4%), financiero (1,5%) y sexual (0,3). En el Departamento de Antioquia (Colombia), un estudio realizado en el año 2012 encontró que el maltrato al adulto mayor más reportado fue el psicológico con un 5%, siendo Medellín la ciudad con la mayor prevalencia (6,3%) (Cardona, Segura, & Garzón, 2013).
La situación en la ciudad de Pasto (Colombia) no ha sido muy estudiada, se conoce que hay un alto porcentaje de víctimas de maltrato que corresponde a población mayor y se han adelantado campañas para generar conciencia frente a esta problemática (Gobierno de Colombia, 2017). Pasto, capital del departamento de Nariño, ha tenido un crecimiento poblacional con tendencia progresiva lineal entre el 2005 y 2015 de aproximadamente un 13,1%; y una tendencia al envejecimiento, dado que según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE, 2015), las personas mayores de 60 años de Nariño representaron el 10,7% en el año 2016, y para el 2020 este porcentaje incrementará a un 11,5% (2015). Según el Análisis de Situación de Salud, para el año 2016 la ciudad de Pasto contaba con alrededor de 445.409 habitantes, de los cuales el 83,3% habita la cabecera municipal y el 48,3% corresponde a hombres (Instituto Departamental de Salud de Nariño, 2016).
El Informe Mundial sobre el envejecimiento y la salud (Organización Mundial de la Salud -OMS-, 2015) resalta la necesidad de incluir cambios en la forma de concebir y afrontar el aumento de la población mayor, principalmente en las acciones que se realizan para resolver los problemas y asumir los retos que conlleva esta situación, entre los que se encuentran la reducción de conductas violentas contra las personas mayores; en este orden de ideas, la identificación de posibles víctimas es el primer paso.
El presente estudio se plantea con el objetivo de determinar la prevalencia de maltrato en el adulto mayor de la ciudad de Pasto y su asociación con factores sociodemográficos y familiares.
Método
Se realizó un estudio de diseño transversal, bajo un enfoque observacional descriptivo con intención analítica en la búsqueda de factores no causales asociados al maltrato al adulto mayor de la ciudad de Pasto (Colombia) para el año 2016. La fuente de información fue primaria; la muestra fue seleccionada por muestreo probabilístico, por conglomerados, bietápico, según la distribución geográfica y administrativa. No respondieron la encuesta el 32,4%, debido, principalmente, a que el adulto mayor no se encontraba disponible en el momento de su realización o se negó a contestar; finalmente, la muestra quedó constituida por 506 personas mayores.
La información se recolectó mediante una encuesta que contenía preguntas sobre aspectos demográficos, familiares y sociales. Las variables demográficas contemplaron el estrato, que es un estimador del nivel socioeconómico de la vivienda habitada por el adulto mayor, siendo el estrato 1 el que representa la clasificación más baja, hasta el estrato 6, la más alta (para los análisis, esta variable fue categorizada en estrato bajo (1-2), medio (3-4) y alto (5-6)); también la edad, el sexo, el estado civil, los ingresos económicos y la capacidad funcional del adulto mayor. Entre las variables sociales se incluyó el apoyo social. En cuanto a los aspectos familiares se indagó por malos tratos entre los miembros de la familia, funcionamiento familiar y la tenencia de cuidador.
La encuesta fue aplicada por encuestadores capacitados y estandarizados en el uso de los instrumentos utilizados; previa prueba piloto. Como criterios de inclusión se consideraron adultos de 60 años y más, residentes en el área urbana que aceptaran participar y firmar el consentimiento informado. Y como criterios de exclusión se consideraron adultos mayores con deterioro cognitivo de acuerdo con Mini Examen de Estado Mental (MMSE) y que estuvieran bajo efecto de sustancias psicoactivas. El estudio fue considerado como de riesgo mínimo y aprobado por el Comité de Ética de la Universidad CES.
Para la detección del maltrato se utilizó la Escala Geriátrica de Maltrato (GMS), que evalúa cinco tipos de maltrato (físico, psicológico, económico, sexual y negligencia), y con una sola respuesta afirmativa a cualquiera de las 22 preguntas que contiene se considera que la persona ha sido maltratada; su validación fue realizada en adultos mayores de México (no institucionalizados) (Giraldo & Rosas, 2013). Para determinar la capacidad funcional, se utilizó el índice de Barthel (Cid-Ruzafa & Damián-Moreno, 1997; Solís, Arrioja, & Manzano, 2005), que incluye 10 ítems acerca del desarrollo de actividades básicas de la vida diaria (ABVD). Para valorar el funcionamiento familiar, entendido como la ausencia de perturbaciones o situaciones estresantes que comprometen el equilibrio físico o emocional de los integrantes (Minuchin & Fishman, 1985) se usó el APGAR familiar que permite evaluar la percepción del nivel de funcionamiento de la unidad familiar. Y el apoyo social se evaluó por medio del Cuestionario de apoyo social (MOS), el cual determina los recursos sociales del adulto mayor, entendido esto como los medios humanos, materiales y técnicos con los que cuenta para dar respuesta a sus necesidades (Arredondo et al., 2012).
El análisis univariado se realizó para mostrar las principales características de los adultos mayores de la ciudad. Para analizar las asociaciones entre el maltrato en el adulto mayor y los factores sociodemográficos, sociales y familiares. se realizó análisis bivariado y multivariado; para identificar los factores que mejor explican el maltrato a personas mayores en la ciudad de Pasto, se realizó análisis multivariado por medio de regresión logística binaria utilizando el método Introducir, ajustando por las variables con valores de p<0.25 de acuerdo con el criterio Hosmer-Lemeshow. Se estimaron razones de prevalencia crudas y ajustadas. Aunque la variable grupo de edad mostró no ser significativa, fue ingresada al modelo por criterio de los investigadores, dado que la literatura ha mostrado la edad como un factor fuertemente asociado al maltrato. El procesamiento de los datos se realizó por medio del paquete SPSS®, versión 21 (licencia de la Universidad CES).
Resultados
Características de los adultos mayores
Los resultados de la presente investigación permitieron identificar las principales características de los adultos mayores participantes de la ciudad Pasto en el año 2016: La edad promedio fue de 71 años (DE 7,7), 70,6% tenían entre 60 y 74 años (adulto mayor joven), 27,7% entre 75 y 89 años (adulto mayor viejo) y 1,8% entre 90 y 99 años (adulto mayor longevo); las mujeres representaron el 62,8% y los hombres el 37,2%. 51,4% tenían pareja (casado, unión libre), a diferencia del 48,6% restante (soltero, separado, divorciado, viudo). 63,4% vivía en viviendas de estrato socioeconómico bajo, 32,2% de estrato medio y 2,4% de estrato alto; y 57,5% manifestó haber recibido algún ingreso económico durante el mes anterior. Se encontró 1,6% de adultos mayores con dependencia alta para realizar actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y 5,3% con dependencia moderada. 9,3% de los adultos mayores convivían en familias con disfuncionalidad severa y 47,2% en familias con disfuncionalidad moderada; 9,3% manifestaron percibir malos tratos entre los miembros de la familia y 16,0% manifestaron tener cuidador o una persona que está pendiente de su cuidado la mayor parte del tiempo. En cuanto al apoyo social de los adultos mayores participantes, se halló que 14,6% contaban con escasos recursos sociales.
Prevalencia de maltrato en adultos mayores
La prevalencia de maltrato encontrada en los adultos mayores encuestados en la ciudad de Pasto fue de 14,6%; el tipo de maltrato más frecuente fue psicológico con 4,7%, seguido de negligencia con 1,2%, económico con 0,8% y físico con 0,8%; no se identificó ningún caso de maltrato de tipo sexual. La prevalencia de maltrato en los hombres fue de 10,4% y en las mujeres de 17,1%. En los hombres se presentó maltrato psicológico en 4,3%, negligencia en 1,1% y económico en 0,5%; no se registraron casos de maltrato físico ni sexual. En las mujeres, se presentó maltrato físico en 1,3%, psicológico en 4,9%, negligencia en 1,3% y económico en 1,0%; tampoco se presentaron casos de maltrato sexual en las mujeres.
En cuanto al grupo de edad, se encontró que 15,8% de los adultos mayores jóvenes habían sido maltratados, en los adultos mayores viejos este porcentaje correspondió a 12,3% y en los longevos no se encontró ningún maltratado. En los mayores jóvenes el maltrato físico se presentó en 0,6%, psicológico en 4,9%, negligencia en 0,9% y no se presentaron casos de maltrato económico ni sexual. En los adultos mayores viejos, la prevalencia de maltrato físico fue de 1,5%, psicológico 4,4%, negligencia 2,2% y económico 2,2%.
En los adultos mayores jóvenes se registró mayor proporción de maltrato (78,2%) en comparación con los otros grupos de edad; se observó mayor prevalencia en las mujeres (67,8%) que los hombres (32,2%), siendo significativa la diferencia (p=0,043); y se encontró mayor porcentaje de maltrato en los adultos mayores jóvenes sin pareja (54,3%) que en quienes estaban casados o en unión libre (45,7%).
Del total de adultos mayores maltratados, 77,6% pertenecían a estratos socioeconómicos bajos, 21,7% a estratos medios y 0,8% a estratos altos; 59,1% manifestaron haber recibido algún ingreso económico el mes anterior, mientras que 40,9% no recibieron ningún ingreso. En cuanto a la capacidad funcional, se observó que 1,9% de los adultos maltratados tenían dependencia para realizar actividades de la vida diaria. 40,1% de los adultos maltratados pertenecía a familias con disfuncionalidad severa, 30,9% con disfuncionalidad moderada y 28,9% a familias funcionales; 30,2% manifestaron haber percibido malos tratos entre los miembros de su familia y el 51,0% manifestó no tener cuidador. Con respecto al apoyo social, de los adultos mayores maltratados, 48,7% manifestaron percibir sus recursos sociales como escasos.
De los adultos mayores que sufrieron maltrato, quienes convivían con familias con disfuncionalidad severa (40,1%) tuvieron trece veces más la probabilidad de ser maltratados que los adultos mayores que convivían con familias funcionales; quienes manifestaron haber percibido malos tratos entre los miembros de su familia (30,2%) tuvieron siete veces más la probabilidad que los adultos mayores que no percibieron este tipo de comportamientos entre sus familiares; y quienes percibieron escasez de recursos sociales (48,7%) tuvieron nueve veces más la probabilidad de ser maltratados que quienes tuvieron adecuado apoyo social (Ver Tabla 1).
Maltrato | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Variable | Si | No | valor p | RP (crudo) | IC 95% | ||
N | % | N | % | ||||
Grupo de edad | |||||||
Joven | 4.073 | 78,2 | 25.072 | 72,0 | 1,00 | - | |
Viejo | 1.135 | 21,8 | 9.206 | 26,4 | 0,343 | 0,75 | 0,41-1,36 |
Longevo | 0 | 0,0 | 566 | 1,6 | 0,999 | ||
Sexo | |||||||
Hombre | 1.675 | 32,2 | 15.500 | 44,5 | 0,043 | 1,00 | - |
Mujer | 3.533 | 67,8 | 19.344 | 55,5 | 1,78 | 1,02-3,16 | |
Estado civil | |||||||
Casado/unión libre | 2.380 | 45,7 | 19.474 | 55,9 | 0,097 | 1,00 | - |
Soltero/separado/divorciado/viudo | 2.828 | 54,3 | 15.370 | 44,1 | 1,53 | 0,93-2,54 | |
Estrato socioeconómico | |||||||
Bajo | 4.039 | 77,6 | 23.916 | 68,6 | 0,455 | 2,2 | 0,28-17,40 |
Medio | 1.129 | 21,7 | 10.246 | 29,4 | 0,772 | 1,37 | 0,17-11,21 |
Alto | 40 | 0,8 | 681 | 2,0 | 1,00 | - | |
Ingreso económico | |||||||
Si | 3.079 | 59,1 | 20.528 | 58,9 | 0,64 | 1,00 | - |
No | 2.128 | 40,9 | 14.316 | 41,1 | 0,89 | 0,53-1,47 | |
Capacidad funcional para ABVD | |||||||
Dependiente | 97 | 1,9 | 431 | 1,2 | 0,367 | 2,11 | 0,42-10,70 |
Medio dependiente | 833 | 16,0 | 2.394 | 6,9 | 0,123 | 1,81 | 0,85-3,84 |
Independiente | 4.277 | 82,1 | 32.019 | 91,9 | 1,00 | - | |
Malos tratos en la familia | |||||||
Si | 1.575 | 30,2 | 1.972 | 5,7 | <0,001 | 8,12 | 4,24-15,55 |
No | 3.633 | 69,8 | 32.872 | 94,3 | 1,00 | - | |
Funcionalidad familiar | |||||||
Disfuncionalidad severa | 2.091 | 40,1 | 1.256 | 3,6 | <0,001 | 13,62 | 6,53-28,43 |
Disfuncionalidad moderada | 1.610 | 30,9 | 20.087 | 57,7 | 0,532 | 0,82 | 0,44-1,53 |
Familia sin disfuncionalidad | 1.507 | 28,9 | 13.500 | 38,7 | 1,00 | - | |
Apoyo social | |||||||
Escaso | 2.538 | 48,7 | 3.604 | 10,3 | <0,001 | 9,53 | 5,39-16,86 |
Adecuado | 2.669 | 51,3 | 31.240 | 89,7 | 1,00 | - | |
Tiene cuidador | |||||||
Si | 731 | 14,0 | 4.866 | 14,0 | 0,627 | 0,84 | 0,41-1,71 |
No | 4.477 | 86,0 | 29.978 | 86,0 | 1,00 | - |
Factores asociados al maltrato
Al realizar el ajuste de las razones de prevalencia (RP) se encontró que las variables fuertemente asociadas al maltrato fueron la ABVD y las características sociales y familiares, así: los adultos mayores con dependencia tienen siete veces más probabilidad de maltrato que los adultos mayores independientes (RP=7,19; IC95%:1,19-43,26); los adultos de familias con disfuncionalidad severa tienen cinco veces más probabilidad de maltrato que los de familias funcionales (RP=5,17; IC95%:1,83-14,61); los adultos mayores con escasez de apoyo social tienen cuatro veces más probabilidad de maltrato que quienes contaban con adecuado apoyo (RP=3,84; IC95% 1,64-8,97); finalmente, se encontró que los adultos mayores que manifestaron haber percibido malos tratos entre los miembros de su familia tienen cuatro veces más probabilidad de maltrato de los que no tuvieron esta percepción (RP=3,73; IC95% 1,66-8,36) (Ver Figura 1).
Discusión
El maltrato de la población adulta mayor es un problema aún oculto y altamente subestimado, considerado en muchas culturas como un tabú o una situación netamente privada; generalmente, ocurre bajo relaciones de confianza e involucra aspectos físicos, psicológicos, económicos, sociales y familiares (Muñoz, 2004). En Colombia, el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2012)encontró entre los años 2004 y 2011, alrededor de 10 mil adultos mayores víctimas de alguna agresión. De acuerdo con lo hallado en la presente investigación, la prevalencia de maltrato al adulto mayor en la ciudad de Pasto (Colombia) para el año 2016 fue del 13,0%; muy similar a la reportada por el estudio SABE Colombia en el año 2015 que fue de 12,3% (Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, 2016) y a en Antioquia en 2012 que fue de 8,8% (Arango, Segura, Garzón, Segura, & Cano, 2016).
En México, la Encuesta sobre Maltrato a Personas Mayores (EMPAM-DF) reportó una prevalencia de maltrato al adulto mayor del 16,2% para el año 2006 (Giraldo, 2006); en el 2012, en este mismo país se presentó una prevalencia de 10,3% (Giraldo & Rosas, 2013). Entre las prevalencias más altas encontradas en la literatura científica, resalta la hallada en un estudio realizado en área rural de Egipto en el año 2011, correspondiente a 43,7% (Abdel-Rahman & Gaafary, 2012).
El tipo de maltrato al adulto mayor más frecuente en la ciudad de Pasto fue el psicológico con una prevalencia de 5,4%, con mayor número de casos en mujeres y en adultos mayores jóvenes. En Colombia, el estudio SABE reportó que este mismo tipo de maltrato fue el más frecuente en los adultos mayores con una prevalencia aproximada de 12,3% y de 14,0% en adultos de 65 a 69 años (Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, 2016); en el departamento de Antioquia (Colombia) en 2012 la frecuencia de este tipo de maltrato fue de 5,0%, siendo mayor en mujeres (5,4%) que en hombres (4,0%) (Cardona, Segura, & Garzón, 2013); y en la ciudad de Medellín se ha encontrado hasta 6,3% (Cano, Garzón, Segura, & Cardona, 2014). Una revisión sistemática realizada con el fin de explorar el maltrato en América Latina señaló que hay una alta prevalencia de maltrato psicológico hacia las mujeres de mayor edad, proveniente principalmente de hijos y esposos dentro del hogar (Poches & Meza, 2017). Otros estudios han reportado este tipo de maltrato como el más frecuente; según la OMS (2016), en el mundo su prevalencia oscila entre 0,7% y 6,3% y en México desde 6,2% (Giraldo & Rosas, 2013) a 12,2% (Giraldo, 2006).
El segundo tipo de maltrato a los adultos mayores más reportado en la ciudad de Pasto, de acuerdo con la presente investigación, fue negligencia con una prevalencia de 1,2%; en el departamento de Antioquia (Colombia) para el 2012 este tipo de maltrato representó el 2,5% (Cardona et al., 2013), y en México, un estudio realizado en 2012 encontró para este tipo de maltrato una prevalencia del 0,98% (Giraldo & Rosas, 2013). En cuanto al denominado maltrato económico, la OMS (2016) informó que las prevalencias a nivel mundial se encuentran entre 1,0% y 9,2%; en México, este tipo de maltrato se ha reportado en segundo lugar después del psicológico, con una prevalencia del 3,9% (Giraldo, 2006); en el departamento de Antioquia (Colombia) ha presentado frecuencias de aproximadamente 1,3% (Cardona et al., 2013) y en la ciudad de Medellín (Colombia) de 1,7% (Cano et al., 2014). El presente estudio, encontró que 1,1% de los adultos mayores de la ciudad de Pasto han sido víctimas de maltrato económico por lo menos una vez en su vida.
Datos de la OMS señalan que, en los países de medianos ingresos, el maltrato físico a personas mayores ha presentado prevalencias de 0,2% a 4,9% (2016); en México, desde un 3,2% (Giraldo & Rosas, 2013) a un 3,7% (Giraldo, 2006); en el departamento de Antioquia (Colombia) la proporción de personas con este tipo de maltrato es de aproximadamente 1,7% (Cardona et al., 2013). Y en el presente estudio, se encontró una prevalencia del 0,6% de maltrato físico a los adultos mayores de la ciudad de Pasto (Colombia). Tal como ha sido reportado en otros estudios, las mujeres adultas mayores, presentan mayor frecuencia de maltrato, principalmente físico (Iborra, 2008; Dolan, 1999; Philips, 2000; Marks, 1998); el presente estudio encontró una prevalencia de mujeres maltratadas del 15,4%, similar a lo encontrado en países como México (18,4%) (Giraldo, 2006).
En los países de medianos o altos ingresos, las prevalencias estimadas de maltrato sexual van de 0,04% a 0,82% (OMS, 2016); en México la prevalencia de este tipo de maltrato ha mostrado estar en 0,82% (Giraldo & Rosas, 2013) y en el departamento de Antioquia (Colombia) en 0,4% (Cardona et al., 2013). Sin embargo, el presente estudio no captó adultos mayores maltratados sexualmente en la ciudad de Pasto, lo cual puede obedecer al subregistro que existe alrededor del tema (OMS, 2016; Cohen, 2011).
La dependencia para desarrollar actividades de la vida diaria se manifestó en la presente investigación como una variable asociada al maltrato en la población mayor de la ciudad de Pasto; otros estudios han encontrado resultados similares (Iborra, 2008; Bover et al., 2003; Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia, 2012), principalmente en adultos mayores de 60 años. También se pudo observar que, por cada adulto mayor independiente para realizar sus actividades diarias, hay 7,2 maltratados con dependencia (RP= 7,19, IC95% 1,19-43,26). Por su parte, en los hallazgos del presente estudio, resalta la fuerte asociación entre las características sociales (escasez de apoyo social, RP=3,84) y familiares (percepción de malos tratos entre los miembros de la familia, RP=3,73 y disfuncionalidad familiar RP= 5,17), con el maltrato al adulto mayor; de modo que, la percepción de malos tratos entre los miembros de la familia, la disfuncionalidad familiar severa y el escaso apoyo social, son las variables con mayor presencia en los casos de maltrato. Las deficiencias en las redes sociales del adulto mayor, han sido identificadas en otros estudios como un factor que incrementa el maltrato a esta población (Iborra, 2008; Bover et al., 2003; Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia, 2012).
En el Departamento de Nariño, donde se encuentra la ciudad de Pasto, el Comité Departamental de Envejecimiento y Vejez ha realizado actividades como la conmemoración del día mundial de la toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez, con el fin de sensibilizar y concientizar la población sobre el buen trato a las personas de mayor edad. En este Departamento hay un alto porcentaje de víctimas de maltrato que corresponden a personas mayores, sin embargo, no se cuenta con cifras exactas (Gobierno de Colombia, 2017); en este sentido, los resultados del presente estudio se constituyen en una importante evidencia científica y precisa sobre la magnitud del problema en la ciudad de Pasto y en un soporte para futuras actividades que propicien la disminución y eliminación de este evento en la población, y promuevan el goce efectivo de los derechos de las personas mayores
Conclusiones
La prevalencia de maltrato al adulto mayor identificada en la ciudad de Pasto se considera alta y debe mover acciones en pro del control y reducción de este fenómeno. Es necesario fortalecer las relaciones sociales y familiares que rodean al adulto mayor, dado que se comportan como factores que facilitan que sea víctima de maltrato por parte de sus familiares o personas cercanas. Así mismo, estos resultados resaltan la necesidad de estrategias de vigilancia y seguimiento para lograr un mejor registro e identificación de casos de adultos mayores maltratados. Se espera que los resultados de la presente investigación promuevan y guíen planes para poner un alto a los malos tratos en la población de los adultos mayores, considerando principalmente que la escasez de recursos sociales puede influenciar el desarrollo de estas conductas violentas.