El estudio de una vida transcurrida con movilidad social y geográfica hacia finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII, como la del cacique ladino Vicente Mora Chimo, constituye un aporte singular a la historia del desarrollo cultural, social y económico de la América colonial y de España, así como para observar de cerca los enrevesados caminos del sistema jurídico del virreinato peruano y su correspondiente en la península ibérica. Imprescindible es, por ello, presentar una reseña del libro Una figura de la primera globalización de la América española: Vicente Mora Chimo. El itinerario original de un cacique ladino. De la costa norte del Perú a la Corte de España a principios del siglo XVIII, cuyo tema central es la reconstrucción de los quehaceres y la vida de un noble peruano de antepasados prehispánicos. Del original personaje se ha sabido poco hasta el momento; sus labores como litigante a favor de sus contemporáneos indios quedaron plasmadas en papeles y documentos en los que se refleja una personalidad extraordinaria y singular, y el trasfondo de un contexto histórico, que la investigadora Sophie Mathis ha sabido desentrañar con destreza.
El libro reseñado aquí es una versión preparada para un público más amplio que el especialista, a partir de la tesis doctoral de su autora. Al estudio central lo preceden tres textos: una "presentación" a cargo del editor, en la que se halaga y da fe del exhaustivo trabajo de investigación de Mathis; un "prólogo" del asesor de la tesis, Jean-Philippe Husson, en el que se reivindica el género biografía como instrumento esencial del análisis de redes, cuestión clave para dar cuenta de la sociedad de ese tiempo y de sus fundamentos económicos; y una "introducción" de la propia autora, quien subraya la relevancia de no concentrarse en el Manifiesto de los agravios, bexaciones y molestias que padecen los indios del reyno del Perú (1732) de Vicente Mora Chimo, donde se denuncia al gobierno del virrey Castelfuerte, sino en el itinerario mismo del cacique ladino en su lucha a favor de la nación india. El estudio central consta en sí de tres partes, la primera con cuatro capítulos y las siguientes con tres, con sus respectivas conclusiones, seguidas además por unas conclusiones generales. Complementa el estudio un valiosísimo anexo documental y gráfico, en blanco y negro, con esquemas, fotografías y reproducciones de ilustraciones y pinturas, así como un glosario bibliográfico novedoso.
La primera parte, "Vicente Mora Chimo y su contexto sociohistórico", ofrece pistas del marco en el que se desarrollan los primeros treinta años de la vida del personaje estudiado, nacido hacia 1670: herencias, riñas familiares, alianzas político-económicas y matrimoniales; todo ello para comprender y visualizar el terreno social en el que los indios se atrevieron a mejorar sus condiciones y asumir la defensa legal de sus propios intereses. En el capítulo uno se muestran los antepasados de doble ascendencia cultural de Vicente Mora Chimo: una raigambre familiar de la costa norte del Perú, sede del viejo reino de Chimú, con cuya cultura Mora Chimo no guardaba lazos directos, pues procedía en concreto de parientes del valle de Chicama, de ascendencia inca, donde se asentara, hacia 1534, el encomendero don Diego de Mora. Es a comienzos del siglo XVII cuando los caciques descendientes de chimús y de incas establecen alianzas entre sí, uniendo las noblezas prehispánicas con la ascendencia española. Hacia finales de J aquel siglo los asentamientos de indios del valle de Chicama ya se habían transformado, según las variaciones de los cauces de los ríos, en reducciones coloniales que, a su vez, formaron cacicazgos, uno de los cuales asumirá Mora Chimo ya entrado el siglo XVIII. En aquel nuevo orden administrativo los repartimientos de indios generaron conflictos entre nobles indígenas, al tiempo que el valle de Chicama iba cambiando según los nuevos mercados y centros urbanos, como Trujillo (diócesis a partir de 1609). Más tarde, se dio también el declive comercial de esas áreas cuando Lima se convirtió en principal zona mercantil. En los dos capítulos siguientes la metodología del análisis reticular es esencial para mostrar la efectividad de los estudios microhistóricos. Basta dar una mirada en detalle a las relaciones entre los hermanos de sangre y hermanastros de Vicente Mora Chimo, así como a los escribanos, procuradores y otros actores jurídicos, para darse cuenta de la compleja red de relaciones que no han de pasar desapercibidas si se quiere entender la composición de las comunidades y las haciendas de Chicama. Del mismo modo, a la luz de la observación minuciosa de testamentos de indios nobles y de españoles piadosos se puede seguir el devenir de las demarcaciones políticas y privadas de los territorios; y bien mirado el juego de relaciones familiares posibles entre abogados limeños y su parentesco trujillano se pone en tela de juicio la parcialidad en las acciones judiciales del pleito de los Mora Chimo en Trujillo, así como se comprende su necesidad de apelar a la Audiencia de Lima. Por otro lado, documentos como visitas de tierras, memoriales y escrituras de compra y venta dejarán ver cómo poco a poco se imponía una influencia más fuerte de las reglas del mayorazgo español favorables al primogénito legítimo, en detrimento de la costumbre de origen prehispánico en cuanto a la sucesión de los cacicazgos, y cómo evolucionaron los intereses de los hacendados para con las autoridades políticas y viceversa. Todo ello, como se muestra en el cuarto y último capítulo, llevaría finalmente al letrado Vicente Mora Chimo a dirigirse al virrey, e incluso al mismo rey de España, pasando de ser un cacique principal a ejercer de procurador general del valle de Chicama por doble legitimidad: de los indios y del virrey, cuestiones ambas que en esta parte del estudio, mediante citas de documentos, cédulas y leyes, la autora logra demostrar como innovadoras dentro de la jurisprudencia americana.
En la segunda parte del libro, "Un hombre de redes", se analizan los itinerarios de Vicente Mora Chimo entre Trujillo, Lima y Madrid, mostrando a lo largo de tres capítulos las relaciones del cacique ladino con instancias políticas y jurídicas de su época, a saber: los magistrados y la Audiencia de Lima, algunos caciques del Norte (Trujillo, Cajamarca, Lambayeque), de Lima y del Sur (Cuzco, Chucuito) y ciertas autoridades eclesiásticas, así como su devenir en las cortes de Madrid. En el primer capítulo se revisa la estadía de Vicente Mora Chimo en Lima, sobre la cual poco se sabe de fuentes directas en documentos. No obstante, ciertos memoriales y algunas cartas logran ofrecer indicios de sus relaciones con dos hombres de leyes: don Pedro de Vargas (abogado de la Audiencia de Lima) y don Melchor de Carvajal (procurador general de indios, sobre todo en cuestiones eclesiásticas). En esta parte se demuestra nuevamente la efectividad del estudio de las vidas de los magistrados mencionados, a través de sus escritos en forma de documentos jurídico-administrativos así como cartas privadas entre 1690 y 1722. Del primero de ambos, Vicente Mora Chimo obtuvo la asesoría necesaria para aplicar las estrategias retóricas y los sustentos teóricos para la defensa de los indios en sus pleitos por tierras; del segundo recibió ayuda en su defensa hacia 1700 en cuestiones contra un sacerdote y, más tarde, al representar a indios de las regiones del centro y norte en Lima. Con la ayuda de ambos, sin embargo, no tuvo éxito ante la Audiencia por hallarse esta, al parecer, atestada de criollos y peninsulares en rivalidad constante, siendo todos aristócratas terratenientes en la capital con relativo poder e influencias entre políticos, magistrados y militares. La toma de conciencia de esa situación llevará finalmente a Mora Chimo a probar fortuna directamente ante el rey de España, alegando que en la Audiencia de Lima reinaba el alejamiento de las leyes de la Corona. Por otra parte, se deja constancia de la ayuda que recibió Mora Chimo de sus deudos y parientes en Lima, de indios de Chicama, de caciques de Cajamarca, e incluso de Loja, quienes teniendo contactos en Madrid confiarán en él debido a su grado de instrucción, que proyectaba una imagen de defensor competente. En el segundo capítulo se explica con pormenores en qué consistía esa capacidad y confianza que inspiraba Mora Chimo, acaso apoyada en su experiencia, registrada en algunos documentos (1723-1725). En el tercer y último capítulo de esta parte se detalla el advenimiento de Mora Chimo como procurador, confirmado en su representación de los Naturales del Perú (1726-1739). La investigadora Sophie Mathis plantea la posibilidad de asignarle al personaje estudiado un cierto protagonismo en la construcción de una nación india pues favoreció los intercambios entre caciques de diferentes provincias en pro de intereses comunes.
En la tercera parte, "Vicente Mora Chimo y la autoridad colonial", la autora presenta las posibles relaciones directas entre el personaje, ciertas medidas legales y documentos, y sus consecuentes levantamientos y revueltas de oposición; esto con el objetivo de rastrear el seguimiento de tradiciones jurídicas y J la creación de posibles marcos ideológicos. En el primer capítulo se expone el proceso que llevó a alcanzar a los indios el estatus de mayoría jurídica a mediados del siglo XVIII, a través de normas como la Cédula de los Honores (1725), g con aplicaciones en el campo religioso y civil, que antes no habían llegado a cumplirse por resistencia de las autoridades, quienes recurrían a argumentos despreciativos sobre los indios (embriaguez, idolatría, pereza, etc.), hasta que estos sellaron alianzas con criollos y mestizos. Así nacieron los primeros movimientos de insurgencia, de los que se ocupa el segundo capítulo, que detalla el reformismo fundacional de Vicente Mora Chimo y sus posibles vinculaciones con las revueltas y rebeliones de aquel siglo, con influencias de las habidas en Paraguay. Rol primordial tendrán en ello los escritos de Mora Chimo, entre los que destaca el Manifiesto de los agravios[...], presentado al rey ante el Consejo de Indias en 1732, documento que se analiza en el tercer y último capítulo, donde se lo vincula con las tradiciones de los memoriales que defendían las causas de indios ante el Consejo de Indias en Madrid, con lo cual se deja ver hasta qué punto llegaban los conocimientos de Mora Chimo en torno a la teoría y la práctica jurídica de la época. De otro lado, con referencia al análisis de otro autores de la época en textos similares y de lo que al respecto ha aportado la crítica histórico-jurídica, se pueden observar, a su vez, las transformaciones de las diferentes categorías morales, teológicas y culturales, que harán del personaje central de este estudio un indio hispanizado en busca de la reivindicación de los derechos de su pueblo, a sabiendas de la irreversible evolución cultural hacia paradigmas modernos. En ese sentido, Mathis concluye considerando a Mora Chimo ejemplo de una primera mundialización de la cultura ibérica.
Finalmente, no puede dejar de señalarse aquí la enorme contribución de los anexos documentales, tanto facsímiles como transcripción de manuscritos, con información en torno a descendientes de las culturas costeñas de origen prehispánico del norte peruano, a cuyas fuentes de conocimiento se sigue experimentando dificultades de acceso, como la misma investigadora lo ha revelado. Queda decir, por ello, que uno de los mayores aportes del libro aquí reseñado es el de afianzar la valoración positiva de la microhistoria y sus métodos en las investigaciones sobre las interrelaciones entre sistemas culturales y sus consecuentes influencias, como fue el caso personificado en Vicente Mora Chimo.