Introducción
Este artículo está organizado en tres ejes. En el primero contextualizamos el ambiente político y de renovación pedagógica que se vivió en México y en el estado de Jalisco entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX, esto con el propósito de ubicar las dinámicas que incidieron en la vida profesional del profesor José Vicente Negrete. En el segundo eje analizamos su trayectoria laboral y en el tercero nos adentramos en el conocimiento de sus ideas y aportaciones pedagógicas en el marco de la difusión de la enseñanza objetiva. Para conocer a este maestro recurrimos a fuentes de información localizadas en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco (BPEJ), en el Archivo Histórico de la Universidad de Guadalajara (AHUDG) y en el Archivo Histórico del Estado de Jalisco (AHEJ). Los artículos y libros escolares que publicó el maestro biografiado nos proporcionaron elementos para conocer su pensamiento pedagógico y para analizar su propuesta de enseñanza.
La perspectiva a la que recurrimos se fundamenta en dos principios, la con-textualización y la circulación -apropiación y producción de conocimientos-. La contextualización nos permite ubicar al personaje en el conjunto de condiciones espacio/temporales que limitan y posibilitan su trayectoria (Bazant 2013). En este punto, coincidimos con otras estudiosas de la biografía, como Vaughan (2016; 2019) y Valero-Pie (2016), pues asumimos que el contexto es un nivel de la realidad importante para entender desde dónde y cómo los individuos logran desarrollar proyectos personales que los llevan a sobresalir dentro de un ámbito social determinado. En ese sentido, estimamos que el contexto es un campo estructurado que provee no solo de condiciones materiales, sino también de elementos socioculturales que sirven de referente a los individuos para recrear su forma de ver y pensar en torno a diversos aspectos de la vida social (Thompson 1990). Por ello asumimos el contexto como un tejido relacional con cruces entre escalas espacio temporales. Estas relaciones, sin embargo, no la vemos como un proceso unidireccional donde el contexto funge como el delineador decisivo que preforma a los individuos, sino como una dinámica donde estos adquieren capacidades para generar innovaciones que muestran tanto el influjo de dicho contexto, como la creatividad que el sujeto produce a lo largo de su trayectoria. Por ello, la configuración de una cultura pedagógica se entiende como un proceso de construcción sociocultural, en la que lo individual y lo colectivo se entrecruzan.
Con respecto a las dinámicas de circulación, apropiación de ideas pedagógicas y generación de productos educativos, tomamos distancia de las explicaciones centralizadoras y de aquellas interesadas en los grandes personajes, para concentrar nuestra atención en individuos comunes, en sus ideas y experiencias. Siguiendo a Chartier (2000), lo que buscamos es analizar qué ideas pedagógicas circularon, a través de qué medios, cómo fueron recibidas por Negrete y cómo fue que él se apropió de ciertos conocimientos para generar productos culturales como ensayos, artículos y libros escolares, los cuales eran parte de la prensa pedagógica. Sobre esos principios teórico-metodológicos discutimos la circulación de conocimientos desde lo local, asumiendo que este espacio no está cerrado, sino que los procesos que ahí ocurren se conectan y tensan con los núcleos intelectuales que concentran y controlan la producción de saberes.
El contexto sociocultural
Como ya lo señalamos, concebimos la relación entre contexto e individuo no de forma unidireccional, sino dinámica. Por ello, planteamos el contexto como un flujo que provee a las personas de capacidades, las cuales pueden ser usadas para crear o recrear productos culturales a lo largo de su trayectoria. De ahí la necesidad de ubicar los procesos y acontecimientos socioculturales que enmarcaron la vida de Negrete, discernir sobre las huellas que dichos acontecimientos imprimieron en su trayectoria de vida y entender su biografía como un devenir situado en un conjunto de oberturas y fronteras.
Este profesor nació el 6 de septiembre de 1869 en la localidad de Tizapán el Alto, Jalisco, un poblado ubicado en la rivera del Lago de Chapala, dedicado a la producción agropecuaria y a la pesca. Ahí José Vicente realizó los estudios primarios y después se trasladó a Guadalajara donde ingresó al Liceo de Varones en 1885, lugar en el que concluyó la enseñanza secundaria en 1889 gracias a una beca que le otorgó el gobierno del estado (Ibarra 1994).
En ese tiempo el Liceo era una institución pública, laica y liberal que buscaba formar a los estudiantes en disciplinas científicas que les permitieran tener una visión racional del mundo y contar con los conocimientos necesarios para ingresar luego a los estudios profesionales o bien colocarse en algún puesto de la administración pública. Para ello, desde finales de los años sesenta, se había eliminado la enseñanza de la religión y, con el paso del tiempo, el número de materias se incrementó, de tal modo que cuando Negrete estudió eran: gramática general y castellana, principios de literatura, matemáticas, teneduría de libros, geografía, elementos de cronología, historia general y particular de México, física, elementos de química y cosmografía, historia natural, psicología, lógica, moral, teoría e historia de la filosofía, francés, inglés, latín, música y canto, dibujo natural y perspectiva, gimnasia y esgrima (Núñez 1994, 52).
Un año antes de que Negrete ingresará al Liceo, en 1884, el gobernador Francisco Tolentino ordenó la creación de una cátedra de pedagogía en tanto se creaban dos escuelas normales, una para cada sexo.1 De forma inicial, esto solo fue posible en el Liceo de Niñas pues, además de la escasez de recursos, ahí había más demanda y se consideró que el magisterio era una carrera apropiada para las mujeres, por lo que no se vio urgente la apertura de dicha cátedra en el Liceo de Varones (Muriá 1982, 191-198).
Justo el año en que Negrete egresó de esta institución, en 1889, se habilitaron dos cursos de pedagogía, una clase de higiene escolar, otra de música vocal y una más de gimnasia pedagógica. Para ello se contrató a cuatro profesores que se sumaron al resto de la planta docente. Sin embargo, había muy pocos jóvenes interesados en convertirse en profesores, lo que dio pie a que el gobierno del Estado creara una Escuela Normal Mixta más tarde, en 1904 (Peregrina 1992).
A pesar de estos esfuerzos, en Jalisco lo más usual era que la formación de maestros/as se diera mediante la transmisión de los "secretos del oficio". Los profesores y profesoras con mayor experiencia y prestigio capacitaban a jóvenes en sus propias escuelas. En ocasiones estos "ayudantes" solicitaban el examen para obtener el título, pero como tenía costo no todos estaban en posibilidades de pagar el trámite. El gobierno del estado también podía condonar el pago a los egresados/ as de los Liceos y de las escuelas del Hospicio, como un modo de premiar su buen desempeño (García 2007, 128-137).
Si consideramos estas circunstancias, más el hecho de que la creación de la Escuela Normal con un plan de estudios mejor estructurado y orientado exclusivamente a la formación de profesores se dio hasta 1892, podemos inferir que José Vicente Negrete recibió una instrucción en el Liceo que le suministró conocimientos en diversas disciplinas, pero escasos saberes en el arte de la enseñanza -no encontramos información referente a que se haya titulado-. Un año después de egresar del Liceo, en 1890, se incorporó al magisterio, ámbito donde vivirá experiencias, que juntamente con la lectura de textos sobre pedagogía y psicología, acrecentarán sus conocimientos sobre educación.
A nivel nacional las críticas a la escuela tradicional, y las nuevas propuestas en torno a la importancia de considerar la actividad de los niños como medio para la enseñanza, comenzaron a circular mediante libros especializados en temas de pedagogía y educación desde mediados del siglo XIX. En Guadalajara, por ejemplo, el gobierno municipal costeó la impresión del libro de A. Rendú, Curso de pedagogía, en 1859. Pero fue a partir de los congresos higiénicos y pedagógicos -en los años 1882, 1889-1890 y 1890-1891- que se intensificó la divulgación de estas nuevas ideas, mismas que fueron tomando forma en las disposiciones en torno a la higiene escolar, mediante directrices para uniformar la enseñanza a través de planes de estudio únicos y sancionando el uso de textos autorizados por el gobierno. Además de los libros, hubo maestros extranjeros radicados en México, como Enrique Laubscher y Enrique C. Rébsamen quienes, junto con destacados maestros mexicanos como José Manuel Gillé o Carlos A. Carrillo, se encargaron de crear escuelas para formar a profesores en consonancia con los postulados de la enseñanza objetiva (Carpy 2015; Espinoza 2015).
¿Cómo se dio este proceso de renovación pedagógica en Jalisco? A finales de 1888 y principios de 1889, justo cuando Negrete estaba por finalizar sus estudios, Laubscher estuvo en Guadalajara.2 Asesoró a funcionarios y miembros del magisterio en torno a la necesidad de transformar la formación de profesores y el plan de estudios de las escuelas primarias, dictó una conferencia en el Liceo de Varones sobre el método simultáneo para la enseñanza de la lectura y la escritura y, en una visita realizada a la escuela del Hospicio, regaló varios libros de enseñanza primaria.3 Poco después, el inspector Agustín Bancalari, junto con los profesores Aurelio Ortega y Francisco Ramírez, viajaron a Veracruz. En una estancia de medio año conocieron de cerca los fundamentos de la enseñanza objetiva y como se llevaba a la práctica. A su regreso, ofrecieron conferencias pedagógicas a los maestros de educación primaria.4 En 1892, llegó Enrique C. Rébsamen a Guadalajara. A lo largo de cinco meses visitó escuelas y observó el trabajo de los maestros, hizo sugerencias, dictó conferencias y trabajó en el Proyecto de Ley para la creación de una Escuela Normal del Estado de Jalisco, así como en su Reglamento. Documentos que él mismo presentó al Congreso del Estado para su aprobación. En su discurso Rébsamen expuso la necesidad de "convertir al magisterio en una verdadera profesión y sustituir el empirismo en la enseñanza por una dirección racional en consonancia con la ciencia pedagógica" (García 1963, 600). Además, criticó la legislación de 1889, que regía a Jalisco en materia educativa, por considerarla "falta de unidad científica y pedagógica". Para él, "[...] el maestro requería una sólida formación, lo cual no se alcanzaría con la vaguedad de los estudios de tipo preparatorio del Liceo" (García 1963, 601). Como resultado de estos años de trabajo entre pedagogos, maestros y autoridades educativas, la Escuela Normal del Estado fue fundada en noviembre de 1892, con un plan de estudios diferente al del Liceo.
En paralelo a esta labor, arribaron a Guadalajara profesores formados en Veracruz, como fue el caso de Emilio Bravo y Cayetano A. Sanabria. El maestro Emilio llegó en 1890 recomendado directamente por Rébsamen. La Junta Directiva de Estudios del Estado de Jalisco lo nombró director de la Escuela Práctica Anexa a la Normal con un sueldo de 1.200 pesos anuales, más 100 para gastos de viaje.5 Por su parte, Sanabria fundó, en diciembre de 1893, la escuela modelo "Enrique Laubscher", ofreciendo a los infantes de las familias acomodadas de la ciudad una instrucción primaria elemental y superior de acuerdo con los nuevos modelos pedagógicos.6
La escuela moderna buscaba promover el desarrollo del pensamiento racional de los niños, por lo que requería como soporte una educación laica que dejara fuera de los establecimientos escolares cualquier fanatismo o creencia religiosa, para poder así abocarse a la enseñanza de conocimientos científicos y exactos, promoviendo la actividad de los niños. En Jalisco desde 1868 en la legislación se había dispuesto que en ninguna escuela primaria pública tendría cabida la enseñanza religiosa. Sin embargo, en la práctica fue difícil concretar este postulado. Aún en los años que van de 1880-1885 hubo profesores que conducían a los niños a recibir instrucción religiosa a la parroquia más cercana, a pesar de que tal conducta estaba prohibida. En esa década, tanto el gobierno del estado como el federal habían suavizado las tensiones con la Iglesia católica, situación que fue aprovechada por ésta para buscar la reconquista de los espacios minados por el Estado a partir de las Leyes de Reforma, dentro de ellos la educación, para lo cual fundó numerosas escuelas parroquiales y colegios en todo el estado y aprovechó la prensa y el púlpito para atacar a la "escuela laica" (García 2007, 87). A pesar de las presiones, la educación pública -laica, gratuita y obligatoria- fue ratificada por el gobernador de Jalisco, Ramón Corona, en la Ley de 1889. Para finales de ese siglo, la institucionalización de un sistema educativo público en el estado de Jalisco avanzaba: la educación laica quedó instituida y las escuelas municipales pasaron a depender del gobierno estatal en cuanto a la selección de profesores, pago de salarios, dotación de libros, materiales y mobiliarios, mientras que los gobiernos locales participaron en la vigilancia.
En este ambiente de novedades pedagógicas -que circulaban a través de viajeros, conferencias, congresos y prensa-, de cambios normativos, de ampliación de la escuela pública y laica, sumado a la gestación de un sistema educativo mejor reestructurado, Negrete ingresa al servicio educativo.
Trayectoria laboral
José Vicente Negrete inició su trabajo como profesor en una escuela rural en 1890, pero desconocemos en qué localidad. Sabemos que para 1894 ya se desempeñaba como director de la Escuela Oficial de Unión de San Antonio, de ahí pasó a la Escuela Oficial de Ahualulco.7 En este lugar duró poco tiempo, pues el 11 de febrero del siguiente año se dispuso su traslado a Guadalajara, como profesor ayudante en la Primera Escuela Completa para niños.8 Al poco tiempo, en junio, fue nombrado director de la escuela elemental y superior para niños establecida en Lagos de Moreno.9
En unos cuantos meses, Negrete transita por cuatro poblados y otras tantas escuelas, al respecto pensamos que estos constantes cambios de adscripción, así como el cambio de profesor a director, se debieron a la intervención del profesor Emilio Bravo, egresado de la Normal de Orizaba, Veracruz. Este mentor se desempeñó como visitador general de las escuelas del Estado de Jalisco desde finales de 1892 hasta marzo de 1895, actividad que seguramente lo puso en contacto con Negrete. Un elemento más a favor de esta idea es que dentro de los cambios que se derivaron de la Ley de Instrucción Pública 1889 estuvo la reorganización de la inspección escolar, función que tuvieron que desempeñar los directores de las escuelas de las cabeceras cantonales. Negrete cumplió tareas de director e inspector y trataba con Emilio Bravo los asuntos relativos a la organización, problemas y desarrollo del trabajo educativo (Alatorre 1910).
Como director en la escuela de Lagos de Moreno, Negrete supervisaba los establecimientos aledaños a esa población. En mayo de 1897 remitió a la Junta Directiva de Estudios dos actas de su visita a varias escuelas. Allí describe su estado material, las condiciones en que se impartía la enseñanza, e incluye las instrucciones que dio a los maestros sobre la distribución de tiempos, materias y temas.10 Debido a su buen desempeño, Negrete fue removido de Lagos en abril de 1898, para ser designado director de la Escuela Elemental y Superior para niños de Mascota, sitio donde trabajó hasta finales de 1899.11
En estos primeros diez años de actividad docente, Negrete fue un trashumante, ya que trabajó en varias poblaciones del interior del estado, pero también tuvo la oportunidad de conocer escuelas y las formas de trabajo de los profesores, se dio tiempo de revisar textos de personajes sobresalientes en el campo de la pedagogía y la psicología y puso en práctica los principios de la enseñanza objetiva. Su inquietud por la lectura se vio estimulada por el fuerte impulso editorial que desarrollaron las autoridades educativas de Jalisco, así como por la creciente circulación de libros e impresos pedagógicos. Por ejemplo, en el bienio 1894-1895 las escuelas de Guadalajara recibieron 7622 textos y, entre los años 1896-1898, el gobierno de Jalisco compró 75 000 libros para todas las escuelas oficiales, mismos que fueron distribuidos a través de las comisiones municipales de escuelas (García 2007, 125). En ese apremio editorial también circularon escritos de profesores reconocidos en el escenario nacional, como sucedió con algunos materiales de Carlos A. Carrillo.12 Esta campaña de difusión atrapará a Negrete, quien emprenderá la lectura de libros y folletos que circularon en Guadalajara desde finales del siglo XIX. A través de las referencias que incluye en sus producciones escritas, podemos saber que también tuvo acceso a autores como Carderera (1883), Fitch (1887), Compayré (1897,1901,1905), Pestalozzi (1889) y Gréard (1889), a quienes citó en un artículo que publicó en abril de 1904.13 Estos textos aparecen en los inventarios de las librerías que existían en Guadalajara y se conservan en los fondos que resguarda la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco.
Desconocemos qué actividades desarrolló entre 1900 y 1901, pero para 1902 ya está en Guadalajara, condición que le permitirá expandir su actividad educativa combinando el trabajo escolar, con la producción escrita y la actividad política. El 22 de marzo es nombrado director de la 6a escuela elemental de niños de Guadalajara.14 Al poco tiempo sus inquietudes por mejorar los saberes y habilidades de los profesores adscritos a esa escuela lo impulsan a participar en la creación de la "Sociedad de Estudios Pedagógicos".
Esta Sociedad publicó El Escolar, un periódico destinado a dar a conocer a maestros de Jalisco y del país información pedagógica, orientaciones didácticas y actividades. En los primeros doce números, Negrete publicó nueve artículos con temas sobre la enseñanza de la geografía, las lecciones de cosas, la disciplina en la escuela y acerca de los problemas que enfrentaba la educación normal y lo que había que hacer para mejorarla.15 Negrete alternará su rol de director con otras actividades de enseñanza. En 1906 ya es profesor de la clase de pedagogía, tercer curso, en la Escuela Normal Mixta.16 En esta misma institución impartió, entre 1911 y 1913, Moral, instrucción cívica y derecho usual, además de geografía y cosmografía.17
En los años previos al movimiento armado de 1910, que sacudió a la mayor parte del país, los profesores sufrieron los estragos causados por el incremento en el precio de los alimentos y en los alquileres de las viviendas, por lo que hicieron un frente común y solicitaron al Gobernador del Estado, Miguel Ahumada, un aumento salarial, petición a la que se sumó Negrete.18 Participó también en la Unión liberal, un agrupación política que pugnará por la democracia, y en la fundación de organismos gremiales, lo que se correlaciona con la ampliación de sus actividades sociales y políticas. En septiembre de 1910, fue partícipe de los festejos del centenario de la Independencia. El acto conmemorativo que se verificó en el Teatro Degollado incluyó una representación de su autoría, titulada "Independencia", en la que participaron los alumnos de su centro escolar. También apoyó la organización del Primer Congreso Pedagógico de Instrucción Primaria, celebrado en Guadalajara del 26 al 30 de septiembre de 1910, fungiendo en la mesa directiva como primer secretario. Ese rol lo llevó a participar en la organización de las sesiones, levantar las actas de los trabajos expuestos y reseñar los comentarios vertidos por los asistentes.19 Actividades que requerían no solo de habilidades de escritura bien desarrolladas, sino de conocimientos pedagógicos y educativos para comprender la lógica de las aportaciones y debates y hacer los registros pertinentes.
A pesar de lo convulso de esos años, debido a las movilizaciones sociales y a las confrontaciones bélicas en el marco de la Revolución iniciada en 1910, Negrete sigue como director ya que los profesores estaban exentos de la leva. En 1913 lo ubicamos a cargo de la Escuela de Primera Clase para Niños de Guadalajara.20 Hacia 1915, se integra como profesor de cosmografía y geografía general de México y de Jalisco en la Escuela Preparatoria del Estado, esto en el marco de las reformas promovidas por el primer gobernador emanado de las huestes revolucionarios, el General Manuel M. Diéguez. Según un periódico local, los alumnos recibieron con beneplácito al profesor "pues posee vastos conocimientos en la materia que va a enseñar".21
Para 1916 la Unión Liberal, organismo político que apoyó el movimiento revolucionario, designa a Negrete candidato a munícipe,22 convirtiéndose en regidor de Hacienda, Instrucción Pública y Estadística de finales de 1917 hasta los primeros días de 1920.23 Desde ese lugar fomentó una campaña contra el analfabetismo, por medio de las escuelas nocturnas para adultos y reorganizó la Inspección Escolar Municipal.24 En las siguientes elecciones buscó una candidatura como diputado, pero su escaso peso dentro de los organismos políticos lo dejó fuera.25 Sin embargo, las relaciones que tejió por su participación dentro del ayuntamiento y en la Unión Liberal lo llevaron a formar parte de comisiones especiales. Por ejemplo, el gobernador Manuel Bouquet lo integró a la Junta de Vigilancia de la Penitenciaría del Estado y participó en la Comisión Agraria del Estado de Jalisco, la cual, en 1919 entregó tierras a campesinos de Tala, Ameca y Tizapán.26 Al término de su gestión como munícipe retoma sus actividades docentes de forma intensiva. Continúa trabajando como catedrático en la Escuela Normal y en la Escuela Preparatoria, a la vez es director de la Escuela Primaria anexa a la Normal, puesto en el que permaneció hasta principios de 1926, cuando fue designado director de la Escuela Tipo Federal.
En los años de 1920 se involucró en la creación de organismos gremiales. Por ejemplo, el 19 de agosto de 1920 asistió a la sesión de la Sociedad Mutualista de Maestros, evento donde formó parte del jurado calificador de los trabajos que presentaron los socios. Este grupo dirigió escritos al gobernador, donde plantearon algunos problemas educativos cuya resolución repercutiría en el avance intelectual de la niñez y en el mejoramiento de los maestros. En el verano, durante el período vacacional, promovió pláticas pedagógicas para profesores foráneos en el local de esta Sociedad Mutualista, ubicado en el centro de la ciudad.27
La necesidad de contar con un organismo que defendiera las condiciones de trabajo del magisterio no era nueva, pero se vio incentivada por el contexto de lucha social que se vivía en Guadalajara y en todo el país. Las décadas de 1920 y 1930 fueron escenario de una fuerte movilización obrera y de creación de sindicatos para exigir al gobierno y a los patrones el respeto a sus derechos laborales. El auge se vivió también entre el magisterio, como sucedió en el Tercer Congreso Nacional de Maestros que se efectuó en Guadalajara, capital de Jalisco, entre finales de 1921 y los primeros días de 1922. Ahí los mentores promovieron la Unión de Educadores Jaliscienses, la cual quedó formalmente instituida hasta el 17 de diciembre de 1926, pero ante la existencia de varias organizaciones, se avanzó en una confederación nacional seis años después.28
A la par de la creación de organismos gremiales, Negrete fue propuesto para dirigir la Escuela Tipo Federal.29 Este establecimiento se echó a andar en los primeros días de septiembre de 1925, en consonancia con acciones similares en otros estados y como parte de las estrategias para difundir un modelo de escuela urbana por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP), creada en 1921 por el gobierno nacional. En Guadalajara el plantel inició con un cuerpo de profesores que desarrollaba el trabajo de enseñanza con algunas irregularidades, debido a que algunos de ellos tenían otras actividades por lo que faltaban a sus obligaciones. Esta situación fue detectada por el profesor Marcelino Rentería, Inspector General de Enseñanza, quien arribó a Guadalajara en los primeros días de enero de 1926 con la misión expresa de revisar el funcionamiento de esta Escuela. Al concluir su labor de supervisión, Rentería regresó a la Ciudad de México, rindió un informe a las autoridades y propuso renovar al personal docente. Así, para el 29 de enero, el profesor Hilarión Ruvalcaba, Director de Educación Federal en Jalisco, recibió un mensaje del Secretario de Educación, Manuel Puig Casauranc, en el que ratificaba la renovación del personal docente en la Escuela Tipo establecida en Guadalajara (Ibarra y García 2000, 112).
En estas circunstancias, tanto Rentería como Ruvalcaba, influidos por las exigencias prescritas para el funcionamiento de las escuelas tipo, eligieron a personas con experiencia y conocimientos en torno a los principios de la escuela activa y de la enseñanza racional. Propusieron al profesor José Vicente Negrete, personaje reconocido en el magisterio local por el uso y difusión que hacía de los principios pedagógicos que sustentaba esta corriente educativa. Así, para el 30 de enero de 1926, Negrete fue designado director de la Escuela Tipo Federal, "Ramón Corona", cargo en el que permanecerá hasta los últimos días de 1932 (Ibarra y García 2000, 113-114).
El establecimiento destacaba en la entidad, no solo por la solidez de su planta docente, sino por las diversas actividades que desarrollaba a lo largo del año escolar. En el establecimiento hubo sociedades de alumnos, celebraciones cívicas y conmemoraciones como el día de la madre, el día del maestro y un festival de cierre de cursos; se montaron exposiciones donde los alumnos, junto con los de la Escuela Industrial, mostraban sus aprendizajes a través de la exhibición de productos técnicos y artesanales; además se realizaron excursiones y prácticas deportivas, e incluso kermeses en las que se recababan fondos para llevar ropa y útiles a niños de zonas marginadas.30 En ese lapso de gestión escolar, Negrete no dejó de lado las labores de difusión y promoción de la cultura pedagógica: participó en dos Congresos Pedagógicos, uno que se llevó a cabo en la ciudad de México y el otro en Guadalajara. También compartió sus experiencias en torno a la enseñanza de la geografía con maestros rurales y participó en los cursos de perfeccionamiento organizados por la Dirección General de Educación Federal y por la Dirección Estatal.31
El interés de Negrete por difundir los conocimientos pedagógicos incluyó los espacios de la educación privada. Por ejemplo, a principios de 1931 realizó una conferencia en el Instituto Colón, sobre la evolución de los métodos educativos, donde expresó que:
Previamente a la guerra se consideraba al niño como un hombre pequeño con todas las facultades del adulto, pero desarrolladas muy ligeramente en una forma proporcional [...] ahora se considera (como un ser) con necesidades propias y con facultades especiales [...] por lo que los nuevos métodos buscan el desenvolvimiento de esas facultades [...] y el desarrollo de aquellas que requiere el medio social y las ciencias.32
Idea que evidencia como Negrete había internalizado la infancia como una etapa de la vida diferenciada y propicia para generar procesos de desarrollo a través de intervenciones adecuadas basadas en conocimientos científicos.
La Escuela Tipo "Ramón Corona" fue clausurada en diciembre de 1932, por el profesor Ernesto Valle, en ese entonces director de Educación Federal en el estado de Jalisco. Esta escuela reanudará labores el 9 de enero del año siguiente, con el mismo personal, con la excepción de Negrete (Ibarra y García 2000, 115). Este hecho tuvo varias causas. Una de ellas fue que la SEP solicitó que todos los directores de escuela, inspectores y profesores presentarían su renuncia al final de cada año y, una vez valorado su trabajo, podían ser recontratados; en segundo lugar, se echó a andar el escalafón, por lo que los mentores deberían mostrar un certificado o título que avalará su formación.33
Es probable que Negrete no haya podido cumplir con esta última condición en tanto no encontramos vestigios de que se hubiese titulado. Además, en los meses previos, tuvo roces con un grupo de profesores que hicieron causa común en torno a una educación racionalista que definían como sinónimo de socialista y proletaria. Este grupo se sumaría, más tarde, a la modificación del artículo 3° Constitucional, relativo a la educación. En este marco, Negrete fue firme defensor del laicismo educativo y de la idea de que "los postulados de la escuela racionalista están de acuerdo con los de la escuela de la acción y del trabajo, que justamente convive con las necesidades educativas del proletariado". Para él, el racionalismo no puede sustituir al laicismo, pues "a la sombra de este se han despertado y multiplicado ideas libertarias de progreso, de libre examen y de libre pensamiento que desvanecen, lenta pero segura y necesariamente, los errores creados por lo dogmas, misterios y revelaciones que sostienen los dogmatismos".34 En suma, si bien abogaba por una educación cercana al pueblo y a la clase trabajadora, adjetivar a la escuela como socialista era desplazarla hacia el dogmatismo.
Esta experiencia se inscribe en los fuertes debates y movilizaciones que se dieron a lo largo y ancho del país en torno a la educación socialista, misma que se concretó en una reforma constitucional que entró en vigor a partir de 1936. Esta política pública provocó algunos levantamientos armados en regiones del país con fuerte tradición católica. Este episodio se cerró en 1941, cuando de nuevo se modifica el Artículo Tercero Constitucional y la educación primaria vuelve a definirse como laica, gratuita y obligatoria.
Tras su despido como director de la escuela federal, Negrete quedó sin trabajo y recibió una propuesta para laborar de maestro rural en una localidad ubicada en el estado de Tabasco, prácticamente en el lado opuesto del país, escuelas en las que la SEP no solicitaba título de profesor. Este mentor no aceptó ese ofrecimiento, porque lo alejaba de su espacio familiar y de los amigos que había creado. Fue entonces que apeló a las relaciones establecidas con el magisterio federal y al reconocimiento que existía sobre sus capacidades pedagógicas para conseguir otro empleo más favorable. Así, al poco tiempo fue nombrado secretario de la Dirección General de Educación Federal en el estado de San Luis Potosí.35
Desconocemos cuanto tiempo labora en ese estado, pero sabemos que, para los primeros meses de 1935, José Vicente Negrete ya está de regreso en Guadalajara. En abril ya lo encontramos como profesor de geografía física y secretario en la Escuela Secundaria para Varones, dependiente de la Dirección de Estudios Superiores del gobierno del estado. En enero de 1936, debido a que el director de la secundaria mencionada presentó su renuncia a las autoridades educativas, Negrete hizo lo mismo para "dejar en libertad al nuevo director [para que] designe un secretario que mejor le convenga".36
Ante estos hechos, con 67 años a cuestas y cansado de bregar con un sistema educativo cada vez más complejo y burocrático y en un ambiente de polarización política en el estado, Negrete buscó la manera de jubilarse. En un primer intento su solicitud fue rechazada por el gobernador del estado con el argumento de que "el ejecutivo no está en condiciones de aumentar sus egresos".37 Sin embargo a finales de ese año logró su cometido, pero a través del Ayuntamiento de Guadalajara, quien le asignó un salario mensual de $6o.oo.38 Murió el 6 de abril de 1944 en esa ciudad.39
La producción pedagógica de José Vicente Negrete
Como señalamos, para 19o3 José Vicente Negrete ya estaba en Guadalajara. Las mejores condiciones de las escuelas para desarrollar el trabajo de enseñanza, así como el ambiente intelectual que privaba entre el magisterio citadino, le permitieron participar en el intercambio de experiencias, producir textos y actuar como promotor de innovaciones didácticas. Negrete desplegó sus inquietudes sobre la enseñanza a través de la creación de organizaciones culturales y mediante conferencias y publicaciones que incluyeron ensayos especializados y la escritura de libros sobre geografía e instrucción cívica.
En esta lógica, en septiembre de ese año, Negrete participa en la creación de la "Sociedad de Estudios Pedagógicos", agrupación que contó con la autorización del gobierno de la entidad y que celebró sus sesiones en el salón de actos de la Escuela Práctica Anexa a la Normal de Profesores. Su programa fue "exclusivamente pedagógico" y sus aspiraciones eran "la unión y dignificación del magisterio primario de Jalisco". Lo primero que hicieron sus integrantes fue editar una revista que llamaron El Escolar con el propósito de difundir experiencias y saberes para coadyuvar al mejoramiento de la enseñanza primaria.40
En esta revista, que circuló de septiembre de 1903 a septiembre de 1905, José Vicente Negrete emprendió sus primeras incursiones en el campo del periodismo pedagógico. En consonancia con estas actividades, inició la elaboración de sus primeros libros: en 1905 publica la obra "Elementos de Geografía de México", en dos partes; la primera destinada al estudio de la geografía física y la segunda a la política. El libro fue adoptado como texto oficial para las escuelas primarias del estado de Jalisco y como obra de consulta en el Colegio Militar. Para 1908 escribe dos libros más, ahora sobre Instrucción Cívica, los cuales también fueron aceptados como textos oficiales en otras entidades del país como Oaxaca y San Luis Potosí. Para 1915, con el apoyo de la Dirección de Instrucción Pública, elabora el libro "Método graduado de escritura-lectura para el primer año", del cual se hace un tiraje amplio a cuenta del gobierno del estado. Para 1926, la Librería Franco-Americana publica "Geografía Ilustrada del Estado de Jalisco", obra premiada en la Exposición de Sevilla. Este libro tendrá sucesivas ediciones en los años cuarenta con el sello de Editorial Patria. En sus últimos años de vida redacta también un libro de ciencias sociales.
Su producción escrita se ve acompañada de conferencias encaminadas a difundir las bases de la enseñanza objetiva entre el magisterio. Desde 1903 hasta principios de los años treinta, imparte conferencias a directores y profesores de las escuelas de Guadalajara, a profesores de zonas rurales y a maestros de escuelas privadas. Varias de estas conferencias se convierten en los artículos que aparecen en las revistas pedagógicas o en los periódicos locales. Esta labor de difusión, junto con la producción de libros de texto, conforma la principal aportación de este profesor al desarrollo de los saberes pedagógicos en Jalisco.
José Vicente Negrete es un intelectual orgánico de su tiempo y comparte con otros mentores intereses y prácticas relacionados con la circulación y producción de saberes pedagógicos. Este grupo se preocupó por estudiar, proponer y practicar en las escuelas los nuevos métodos de instrucción. Pero ¿cuáles fueron los núcleos de producción de conocimiento que alimentaron el trabajo educativo de Negrete? Identificamos tres vertientes: la lectura de textos escritos por autores extranjeros (Carderera 1883; Compayré 1897,1901,1905; Fitch 1887; Gréard 1889; Pestalozzi 1889); la lectura de publicaciones pedagógicas de autores mexicanos, en especial de la obra "La Reforma de la Escuela Primaria" de Carlos A. Carrillo, y, por último, el aprendizaje que adquiere a partir de las conferencias pedagógicas impartidas en Guadalajara por Laubscher y Rébsamen.
En la revisión de la producción escrita por Negrete, encontramos las huellas de cómo este profesor se apropió de las ideas de la enseñanza objetiva. Dicha apropiación estuvo inspirada en una preocupación práctica y motivada por su experiencia. Así, en sus artículos formula ejemplos de cómo dar las clases y en sus libros despliega los contenidos agregando sugerencias didácticas. Para la creación de estos impresos, Negrete parte de un núcleo problematizador: los profesores atiborraban a los niños de exceso de información o la presentan de forma vaga e imprecisa, en ambos casos, afirmaba, la retención es efímera. De ahí que, los textos que utilice un profesor deberán ser precisos y adecuados a las mentes de los pequeños.
Es en esta misma lógica, que Negrete piensa la conveniencia de la graduación en sus productos pedagógicos dirigidos al uso en el aula. Para él, por ejemplo, la enseñanza de la lectura y la escritura, así como las lecciones de cosas son fundamentales en los primeros dos grados de la instrucción primaria. A partir del tercer grado, es posible avanzar en conocimientos más complejos como la geografía y la instrucción cívica, por ello, sus libros para estas materias están graduados en dos niveles, uno para tercero y cuarto, y otro para quinto y sexto.
José Vicente Negrete hace uso de los principios de la enseñanza objetiva para sustentar sus propuestas. Una de las premisas fundamentales de esta perspectiva es que el conocimiento del mundo material se adquiere por los sentidos. En ese tenor, la percepción es el primer acto de la inteligencia y los conocimientos se fijan en la mente al percibir semejanzas y diferencias, al clasificar y asociar. La escuela primaria debe entonces cultivar las facultades perceptivas y fijar los conocimientos en la inteligencia por medio de representaciones, para lo cual es necesario mantener la atención del niño, practicar ejercicios adecuados y hacer uso de procedimientos que vayan de lo simple a lo complejo, de lo concreto a lo abstracto. Con base en lo anterior, Negrete dispuso de un método con dos adaptaciones, dependiendo si el contenido era de civismo, historia y geografía o si se refería al mundo físico y natural.
Este método comprendía tres momentos: marcha, forma y fin. En el primero, se capta la atención del niño mediante una ilustración, representación, narración o experiencias alusiva al tema a tratar, para lo cual el profesor podría recurrir a mapas, planos, esquemas en el pizarrón o en la caja de arena, visitas a diversos puntos de la ciudad o de la comunidad y, en consonancia con esta actividad, el mentor interroga al niño sobre lo que sabe, recuerda o ve. En el segundo momento, el maestro expone el tema, hace comentarios y formula preguntas para mantener la atención; esta parte del método se podía hacer también mediante la "lectura comentada", actividad que consistía en leer en voz alta y hacer pausas para preguntar, ampliar la información, ejemplificar o constatar que los niños entendían lo que leían. Finalmente, el profesor incita a los niños a expresar lo aprendido a través de medios orales y escritos. En caso de que mostraran inconsistentes o errores, el mentor incitaría a comparar ideas con el propósito de hacerles pensar e inducirlos a formular nociones más precisas. Las ideas más claras y coherentes se anotaban en el pizarrón y luego todos copiaban el resumen.41
Para tratar los temas del mundo físico, la propuesta de Negrete conserva el formato de "marcha" -para atraer la atención de los niños-, la "forma" -que implica la exposición del contenido, la realización de experimentos y el planteamiento de preguntas- y, el "fin" que ocurría cuando los niños lograban nombrar científicamente el fenómeno, daban ejemplos y escribían un resumen del tema.42
Según Negrete con el uso constante de este método se lograría el desarrollo integral de las facultades del niño. En consonancia con lo expresado por Compayré (1897), Negrete afirmaba que las facultades anímicas o de orden intelectual estaban ligadas al raciocinio y al juicio; las de memoria y significado tenían que ver con la capacidad de retener información y conceptos y, finalmente, las facultades morales implicaban fijar en "el alma infantil" valores como la honestidad, la rectitud, el orden y el amor a la patria.43
Esta lógica, en dos artículos incluidos en El Escolar, "Las descripciones de estampas en los primeros años de enseñanza" y "Las lecciones de cosas", Negrete brindó sugerencias específicas a los maestros sobre cómo trabajar el interés de los niños y cómo manejar la percepción, "primer acto de la inteligencia". Así, para potencializar el uso de las estampas, de tal modo que resultasen atractivas para los niños, estas deberían tener detalles bien marcados, pero no muchos. La vía para promover la actividad intelectual, en este caso a través de la vista, era formular preguntas claras y precisas con el objeto de que "el niño se forme juicios o conceptos, primero parciales y después de conjunto, de acuerdo con su lenguaje". Este tipo de ejercicios servían para tratar el contenido de materias como la historia, la geografía o las ciencias naturales, pero también estimulaban el desarrollo del lenguaje oral y escrito, ya que los niños, además de contestar las preguntas del maestro, al final escribían una breve composición. Siguiendo el principio de ir de lo simple a lo complejo y de lo concreto al abstracto, Negrete indicaba que poco a poco, el niño pasaría de describir e identificar los objetos, a ubicar sus cualidades y más tarde su significado.44
En todas sus propuestas didácticas Negrete daba suma importancia a las preguntas que debía formular el maestro, pues a través ellas se lograría fijar la atención, mantener la motivación, y conseguir que los niños ubiquen las partes centrales del contenido y, poco a poco, retengan la información necesaria para elaborar sus propios textos. Sin embargo, insistía, los cuestionarios y los resúmenes no eran un fin en sí mismos, sino el medio para lograr que los alumnos expongan y formulen sus ideas, pues solo así se lograría una comprensión clara y consistente de los conocimientos, así como destreza y corrección en el lenguaje.45
Para orientar en el uso de los libros y los modos en que el maestro debería conducir la clase, Negrete redactaba textos narrativos-descriptivos que publicaba en El Escolar. Estos escritos simulan a un maestro dirigiendo la clase, explicando, indicando en la ilustración, preguntando a los niños, por ejemplo:
¿Recuerdan ustedes niños de qué nos ocupamos en nuestra lección pasada? - Sí, Señor; Usted nos habló de algunos ríos de desagüe interior que existen en nuestro país. - ¿Y por qué les hemos llamado así? Se llaman así porque no van a terminar en un mar u océano, como los de la vertiente del Pacífico, por ejemplo, sino que corren a alguno de los lagos y lagunas que se hallan en el interior de la República. - ¿De cuáles de dichos ríos nos ocupamos? - Nos habló usted del río Casas Grandes, del Santa María, y del Carmen que fertilizan el Noreste de Chihuahua. - ¿Dónde terminan estos ríos? - El Casas Grandes, en cuyas riberas se detuvieron en su peregrinación hacia nuestro suelo los antiguos aztecas levantando varios edificios conocidos con el nombre que lleva dicho río, corre hacia la laguna de Guzmán.46
En este tipo de textos Negrete presenta un tipo ideal de trabajo en el aula, en donde los niños no presentan expresiones "defectuosas", sino que sus respuestas son correctas y con información compleja, precisa y exacta. Estos planteamientos de Negrete reflejan muy bien la tirantez entre realidad y deseo, ya que, si bien él reconoce la persistencia en las aulas de prácticas de memorización e incluso profesores con escaso bagaje y formación, su propuesta de cambio se despliega en descripciones casi perfectas de cómo debería ser la enseñanza. De este modo, en la propuesta de Negrete se mantiene, al igual que en el campo de la pedagogía, la persistente tensión entre los modelos y la realidad, entre las propuestas de mejora y las prácticas centradas en el discurso del docente y en la inamovilidad de los infantes; sin embargo, la introducción de la enseñanza activa y del racionalismo pedagógico en las escuelas de Guadalajara y de Jalisco ganó terreno erosionando las viejas prácticas.
Conclusiones
En México la historia regional de la educación ha sido un importante contrapeso al centralismo político y educativo. Las investigaciones, como la que aquí presentamos, develan los matices y variaciones de las realidades educativas, así como las tensas relaciones entre las tradiciones socioculturales locales y regionales y las tendencias homogeneizadoras del gobierno federal. Estas nuevas lecturas se inscriben en las críticas a los grandes relatos nacionales que exaltan las dotes de los grandes personajes y develan las falacias del progreso e implican trabajar por una historia que dé cuenta de matices y polifonías, para lo cual se coloca en el centro a los sujetos con el propósito de trazar historias insertas en la trama de lo individual y lo social y situadas en el rejuego de mediaciones, apropiaciones, reinterpretaciones y conflictos.
Es desde ese lugar teórico y metodológico, que analizamos la circulación y producción de conocimientos pedagógicos desde lo local y centrados en el caso el profesor Negrete. Al montar el análisis entre la historia cultural y la biografía social ubicamos ciertas particularidades locales y regionales solo observables al colocarlas en perspectiva con las políticas nacionales. Desde finales del siglo XIX, Jalisco desarrolló un sistema educativo propio, de tal modo que, al introducirse las escuelas de sostenimiento federal con la creación de la SEP, hubo disputas y tensiones entre grupos magisteriales que se aliaron a una u otra propuesta.
En paralelo, la circulación de conocimientos pedagógicos se desplegó sobre un entramado que involucró agentes, objetos y estrategias. En dicho entramado se entrecruzaron las disposiciones de las autoridades estatales y nacionales, las tareas de difusión de los intelectuales con reconocimiento nacional y las de maestros con cierto prestigio en el ámbito regional y local, como fue el caso de Negrete. En la época se aceleraron los procesos que hicieron del libro un objeto comercial que transita en circuitos de producción y comercialización transnacional y nacional y sus contenidos alimentan ideas y propuestas. Como maestro, director e inspector Negrete leía las literatura científico-pedagógica y traducía sus contenidos a normas prácticas de trabajo en el aula; también se hizo de una experiencia que lo convirtió en un escritor que proyectaba deseos y realidades. Se convirtió en un divulgador de la enseñanza objetiva, del racionalismo pedagógico y de la escuela activa, para lo cual hizo uso de la prensa pedagógica, de libros de texto y de conferencias. Estas últimas se inscriben en la tradición oral de un país donde el que lee lo hace para sí y para otros, mediante un ejercicio intelectual y práctico en el que reelaboraba conocimientos y discursos para el público menos hábil en la cultura escrita.
La vida de Negrete corrió en paralelo a procesos profundos de la historia del país que lo marcaron y confrontaron. Una dictadura que profundizó las diferencias sociales y restringió las libertades individuales, pero que también contribuyó a la modernización del país. Una revolución armada que dio paso a promesas de cambio y de justicia. En este lapso Negrete participó de forma importante en la concreción de una escuela laica, pública, gratuita, a la que se sumó una nueva noción de la infancia, moldeable a través de la educación y proyectada como esperanza hacia el futuro.
La experiencia docente es el tamiz, Negrete hace prácticas las ideas y vuelve idea lo aprendido en la práctica. Las bases de la psicología de la percepción, el afán por lograr el desarrollo de las facultades del individuo, la consideración de la infancia como etapa diferenciada del desarrollo y la sustitución de la instrucción religiosa por un pensamiento racional y científico se conectan en los procesos de enseñanza, toman forma en los materiales y sugerencias educativas. Este profesor contribuye desde el ámbito local a difundir las nuevas ideas educativas, que él mismo ensayaba en los salones de clase. En este sentido Negrete es un profesor/autor bisagra que conecta las ideas con la práctica y en ese proceso rehace ambas. Negrete encarna las convicciones de un México próspero, moderno y con orden, ampliamente difundidas en las últimas décadas del siglo XIX, pero también aspira a una nueva generación de ciudadanos racionales, libres de fanatismo, que ejerzan sus derechos y obligaciones, ideas que son parte de los postulados emanados de la Revolución y en cierta continuidad con el liberalismo decimonónico. En ese entonces, la esperanza de un país mejor estaba en la educación, en la escuela, en los niños y niñas del país; se apostaba porque la escuela sirviera como un núcleo de irradiación para transformar también a las familias y con ello hacer de México y de cada región y localidad un lugar próspero y moderno.