Tradicionalmente los discursos poéticos escritos desde el compromiso se han definido como aquellos discursos donde se hace explícita la presencia de contenido sociopolítico, siendo catalogados como poemas impuros o antipoéticos y ocupando un espacio periférico en el canon literario. Esta marginación ha sido sustentada por un entramado teórico hegemónico, determinado por unas condiciones históricas. Es tal vez la necesidad de una ruptura con la crítica burguesa y conservadora lo que motiva la aparición de títulos tan incisivos y contundentes como el que comentamos.
El compromiso en el canon. Antologías poéticas españolas del último siglo propone una reflexión colectiva sobre las diversas teorías en torno al compromiso poético y su papel en la producción antológica española del último siglo. Componen este volumen siete ensayos que nos aportan una visión crítica e histórica de la materia en cuestión, atendiendo a las voces centrales y periféricas que dialogan en el campo literario de la España contemporánea.
El primer ensayo se titula “Historiografía, canon, compromiso: los poetas del 27 en las antologías” y ha sido redactado por el editor del volumen, Miguel Ángel García, profesor en la Universidad de Granada. En la primera toma de contacto se aprecia una definición comprometedora de la noción de antologías y de canon. El autor asegura que la confección antológica supone un posicionamiento dentro del campo de batalla literario, ya que esboza “un proyecto estético-ideológico” (24). Por consiguiente, deducimos que cada antología “debe ser leída en diálogo con el discurso ausente, con lo no seleccionado” (24), por cuanto traza una dialéctica centro-periferia. El canon se revela como un producto histórico incapaz de ser explicado fuera de su contexto político-cultural (25), dado que esconde en su seno ciertos intereses asimismo políticos e ideológicos. A su vez, encontramos una resignificación de la concepción tradicional de compromiso entendida “como una implicación urgente, coyuntural y obligada por las circunstancias históricas” (45). García culmina su trabajo analizando la política literaria empleada en la confección de cuerpos antológicos relacionados con el compromiso del grupo poético del 27 desde 1932 hasta 1965, para lo cual agrupa las antologías estudiadas en tres bloques cronológicos: 1932-1934, 1946-1959 y 1960-1965.
Del periodo inmediatamente posterior se ocupa la profesora Encarna Alonso Valero en “Compromiso para una guerra y bajo una dictadura: antologías y canon”. La profesora Alonso señala la radicalización de las producciones poéticas durante la guerra civil española debido a las circunstancias históricas, lo que suspende en buena medida la lógica habitual que se utiliza para confeccionar una antología (79). El subcampo poético “sufre la sobredeterminación del campo político” (79). No obstante, se advierte que la política literaria de ambos bandos presenta peculiaridades, así como tensiones internas. Como broche, la autora analiza las antologías de posguerra señalando el papel fundamental que desempeñaron la situación de radical heteronomía y el control exhaustivo de la censura en el devenir poético (95), no sin dejar de hacer hincapié en la desconexión que se produjo entre el campo poético y el aparato institucional del franquismo (99).
El profesor Torres Salinas recorre las principales antologías de la llamada poesía social en su ensayo “Algunas notas sobre el compromiso en las antologías del grupo poético de los años 50 (1960-1968)”. Las muestras analizadas por el profesor son Veinte años de poesía española (1960) y Un cuarto de siglo de poesía española (1965), de José María Castellet, y Poesía última (1963), de Francisco Ribes. Por lo demás, en Antología de la nueva poesía española (1968), de José Batlló, descubre la caída como grupo hegemónico de los poetas sociales y la inauguración de un nuevo horizonte poético donde conviven estéticas radicalmente dispares (136).
Llegamos al ecuador teórico y cronológico del volumen que comentamos de la mano de Sergio Arlandis y su ensayo “Los novísimos y su examen de conciencia: bajo el compromiso de la ruptura”, donde el autor elabora una teorización abierta y renovada de la poesía novísima, encasillada tradicionalmente por la crítica como un producto netamente lingüístico y elitista, ajeno a cualquier compromiso ideológico o político. El profesor Arlandis aboga por una revisión de la concepción del compromiso en la poesía, ampliando sus límites discursivos más allá de la mera presencia de contenido socio-político. Los novísimos meditaron y estudiaron la realidad de su tiempo mediante otros postulados estéticos que anhelaban “una renovación de la función poética y de su compromiso más allá de lo eventualmente histórico” (179), inaugurando así la llegada de la posmodernidad al escenario poético español.
El artículo de Araceli Iravedra, “Au dessus de la mêlée? Compromiso, canon y antologías poéticas en la escena del postfranquismo”, aborda los cuerpos antológicos que delimitan los márgenes del canon poético desde la llamada Transición hasta la actualidad. El nuevo paradigma poético produjo la canalización de los presupuestos del compromiso a través de una estética realista, marginándose toda propuesta experimentalista (204). Estas circunstancias desembocaron en la confección de cuerpos antológicos alternativos cuya intencionalidad residía en “deslegitimar sin salvedades la naturaleza crítica de la poesía de la experiencia” (207), produciéndose una pugna por lo que podría llamarse la “hegemonía estética” que se extiende hasta nuestros días.
En “Tomando la palabra: el género como compromiso en antologías femeninas españolas recientes”, María Paz Moreno analiza varias antologías femeninas publicadas en España a lo largo de los últimos treinta años. La autora incide en la capacidad de las antologías para sugerir una propuesta canónica, y afirma que “todo proyecto de escritura poética está de alguna manera, directa o indirectamente, comprometido con algo” (227). Por otro lado, denuncia que el vacío histórico sufrido por las mujeres en el canon poético español supuso un compromiso de la producción poética femenina consigo misma y un posicionamiento subversivo ante tópicos sociales y de género (255).
Concluiremos esta reseña con el análisis de “El realismo… ¿solo o con leche? Los ‘otros’ realistas en las antologías recientes”, del profesor Luis Bagué Quílez. El autor muestra cómo las antologías no permanecieron inmunes ante el resquebrajamiento del realismo hegemónico propugnado por los poetas de la experiencia, dando lugar a los llamados “otros realismos” en la última década del siglo XX (262). De este modo, toma como referencia las antologías realistas que ahondan en dicha problemática ya en el siglo XXI, teniendo como telón de fondo la crisis económica y el movimiento 15-M, que buscaba “abanderar una voz común ante la crisis política, civil e institucional que ha cundido en todos los estratos de la sociedad” (265). Ante este caldo de cultivo poético, el autor acaba reflexionando sobre si los nuevos límites discursivos de los otros realismos son compatibles con una formulación realista o requieren “una redefinición de lo que entendemos por realismo en poesía” (265).
Si hay algo que debemos subrayar acerca de los colaboradores de El compromiso en el canon. Antologías poéticas españolas del último siglo es su distanciamiento crítico y teórico con respecto al objeto de estudio, su capacidad para revelar las fisuras del discurso ideológico- poético dominante y para mostrar que las nociones de compromiso, canon y antología no dejan de ser lo que son: productos de la historia. En definitiva, nos encontramos ante una lectura políticamente incorrecta, sensata y sosegada, que no dejará indiferente a ningún lector inquieto que se aventure a leer la literatura con otros ojos.