La violencia de pareja puede definirse como aquellos actos violentos que se realizan de manera física, sexual y psicológica por la pareja (Longobardi & Badenes-Ribera, 2017). Se trata de un área temática dentro de las relaciones interpersonales, cuyo estudio inicia en los años setenta (González et al., 2016; Santos & Caridade, 2017) orientando su análisis, principalmente, en las parejas heterosexuales (Whitehead et al., 2020). Es así como la investigación de este fenómeno centrada en parejas del mismo sexo surge a finales de los años ochenta y principios de los noventa (Badenes-Ribera et al., 2016) como resultado de haberse considerado un problema de salud (Kubicek, 2018; Pagliaro et al., 2019; Santos & Caridade, 2017). Es probable que por ser un área joven de estudio no exista un consenso con respecto a la definición y tipología para esta población (Badenes-Ribera et al., 2016; Kubicek, 2018), por lo que el análisis de este problema se ha descrito a partir de definiciones utilizadas, principalmente, en mujeres víctimas de violencia o en parejas heterosexuales (Finneran & Stephenson, 2013; Guadalupe-Díaz & Barredo, 2013). En ese sentido, la evidencia empírica acumulada sugiere tasas comparables a las de parejas heterosexuales (Cannon, 2019; Gabbay & Lafontaine, 2017; Graham et al., 2016; Mason et al., 2014). Sin embargo, parece existir un acuerdo en que la violencia contempla conductas que buscan dominar, controlar, coaccionar o aislar a la víctima (Rodríguez et al., 2017).
En este contexto, es importante resaltar que el estudio de esta población presenta algunas dificultades para su análisis, siendo una de las principales el heterocentrismo (De Jesus, 2013), que puede manifestarse en diversas cuestiones como el prejuicio sexual; esta conducta puede evidenciarse por medio de un rechazo verbal, discriminación y ataques físicos, los cuales también pueden tener un impacto negativo en la salud mental (Gómez & Barrientos, 2012). A estas complicaciones se añaden estigmas y mitos derivados de la heteronormatividad y el heterosexismo (Kay & Jeffries, 2010; Pantoja et al., 2020) que giran en torno a la orientación sexual, la homofobia, el sexismo, entre otros fenómenos adyacentes (Romero-Méndez et al., 2020; Toro-Alfonso & Rodríguez-Madera, 2003).
Asimismo, existen diferencias en cuanto a la proporción de la violencia debido a los obstáculos conceptuales y metodológicos (Gómez et al., 2017), lo que ha ralentizado su progreso. Con respecto a aspectos terminológicos, la población estudiada se ha denominado como gays y bisexuales, pero también es importante resaltar otros términos como el de hombres que tienen sexo con hombres (HSH), el cual integra tanto a hombres gay y bisexuales como a personas que no se identifican con alguna orientación sexual específica, pero que han presentado conductas sexuales con otros hombres (Estrada-Montoya, 2014; Finneran & Stephenson, 2013). Además, en aspectos metodológicos destaca la ausencia de herramientas de detección que permitan acceder a hombres gay y bisexuales víctimas de violencia, puesto que estas se han desarrollado sobre todo en mujeres heterosexuales (Stephenson et al., 2013), lo cual puede relacionarse con las dificultades existentes para obtener muestras representativas, técnicas de muestreo y de recolección de datos adecuados que permitan la generalización de los resultados obtenidos (Murray & Mobley, 2009); lo que a su vez se ha reflejado en la heterogeneidad de la prevalencia presentada en parejas del mismo sexo (Correia et al., 2019). Además, algunos comités de ética han enunciado su preocupación sobre el impacto de este tipo de investigación en el bienestar de la población LGB (lesbianas, gays, bisexuales) participante, por lo que se ha sugerido la existencia de consideraciones éticas únicas, puesto que las relaciones entre personas del mismo sexo aún son estigmatizadas (Edwards & Sylaska, 2016).
Sumado a ello, las investigaciones sobre el fenómeno parecen seguir una tendencia de incluir instrumentos utilizados, principalmente, para evaluar la violencia en muestras heterosexuales o mediciones creadas por los propios autores (Buller et al., 2014), aunque generalmente resalta el uso del Revised Conflict Tactics Scale (CTS-R) (Barrientos et al., 2016) o su versión corta, el CTS2S, que se utiliza más frecuentemente para medir la prevalencia de este problema (Pantalone et al., 2012); en Estados Unidos, hace algunos años se creó la escala The IPV-GBM, la cual tiene mayor precisión para medir la violencia entre hombres gay y bisexuales (Stephenson & Finneran, 2013).
Teniendo en cuenta el anterior contexto, aunque existen revisiones sistemáticas y meta-analíticas que abordan el fenómeno en parejas del mismo sexo (Kimmes et al., 2017; Longobardi & Badenes-Ribera, 2017; Rodríguez et al., 2017; Rollè et al., 2018), aún parece incipiente la investigación focalizada en el análisis de las características metodológicas e instrumentales sobre la evidencia acumulada; en ese sentido, destaca el trabajo de Murray y Mobley (2009), que evidencia las fortalezas y limitaciones de la metodología empleada por las investigaciones sobre este problema; así como el trabajo de Correia et al. (2019), donde se contempla el diseño, las muestras, el muestreo, el tipo de reclutamiento y los instrumentos utilizados; el de Buller et al. (2014), que asocia la violencia con la salud, o el de Barrientos et al. (2016), que es de los pocos estudios existentes en español que recoge información metodológica.
Por consecuencia, el objetivo de esta revisión sistemática exploratoria es analizar las investigaciones realizadas sobre violencia de pareja en hombres gay, bisexuales y HSH, entre el 2000 y 2019, para conocer los principales aspectos metodológicos, éticos e instrumentales. En particular, se pretende contestar las siguientes preguntas: ¿cuáles son los principales aspectos metodológicos de las investigaciones?, ¿cómo fue el procedimiento de obtención de muestra utilizado por los estudios?, ¿qué peculiaridades poseen las muestras de los trabajos incluidos?, ¿cómo fue el proceso de recolección y análisis de datos?, ¿cuáles son los aspectos éticos considerados por las pesquisas? y ¿qué instrumentos han sido utilizados para evaluar la violencia de pareja en población de hombres gay, bisexuales y HSH?
Metodología
Se trata de una revisión sistemática exploratoria (Manchado et al., 2009) con un diseño de investigación observacional y retrospectivo, cuyo objetivo es analizar y sintetizar los datos y resultados derivados de diversos estudios primarios (Beltrán, 2005); para ello, se basó en el modelo PRISMA, puesto que aporta un marco de referencia robusto y comprensivo en la evaluación de indicadores y sesgos de los estudios incluidos (Moher et al., 2009).
Fuentes de información y estrategia de búsqueda
El procedimiento de búsqueda se hizo utilizando el término "gay" -y no "bisexual" u "hombres que tienen sexo con hombres"-, dado que arrojó mayor cantidad de resultados en seis bases de datos: Scopus, Clarivate, EBSCO, Science Direct, Scielo y LA Referencia; con las siguientes cadenas de búsqueda: "intimate partner violence" AND "gay" y "violencia de pareja" AND "gay".
Se recolectaron los artículos a partir de la búsqueda avanzada con los criterios de año del 2000 al 2019 para todas las bases de datos y acceso abierto o texto completo. En el caso de Scopus, se realizó la búsqueda solo comprendiendo los campos del título del artículo, resumen y palabras clave. Se ingresó a Clarivate, EBSCO, Scopus y Science Direct por medio de Bibliotecas BUAP.
Criterios de elegibilidad de los estudios
Se establecieron los siguientes criterios generales de inclusión: (a) publicaciones realizadas entre el 2000 y 2019, (b) con acceso abierto y (c) texto completo. Como criterios de exclusión, se dejaron fuera aquellas investigaciones: (a) publicadas antes del 2000 y (b) que fueran con acceso cerrado.
Selección de estudios
La búsqueda y recolección de estudios se llevó a cabo desde abril hasta julio de 2019, se obtuvo un total de 292 resultados, los cuales, siguiendo una metodología PRISMA, se codificaron en una base de datos para efectuar el proceso de selección (figura 1).
Proceso de recopilación
Se digitó la información en una base de datos en Excel para extraer la información concerniente al cumplimiento del objetivo, este proceso se hizo en las siguientes fases:
Fase 1. Se incluyeron todos los resultados que arrojaron las bases de datos.
Fase 2. Se obtuvieron 204 resultados, excluyendo los artículos duplicados de la fase anterior y se seleccionaron como candidatos de lectura del título y abstract para la siguiente fase, los que cumplieran con las siguientes características: (a) tipo de investigación empírica, (b) enfocada en violencia de pareja, (c) con muestra integrada por hombres gay, bisexuales u hombres que tienen sexo con hombres, (d) en idioma inglés o español.
Fase 3. Abarcó 70 resultados que se evaluaron bajo los siguientes criterios para la delimitación del análisis final: (a) estudios enfocados en hombres gay, bisexuales u hombres que tienen sexo con hombres, (b) contemplando la violencia de pareja como objetivo principal, (c) evaluación de la prevalencia o manifestación de la problemática, (d) mención de los instrumentos utilizados para evaluar la violencia, (e) con muestra mayor a 18 años y (f) especificando la orientación sexual y la cantidad de la muestra.
Fase 4. Comprendió 17 resultados de los artículos que cumplieron mínimamente con los criterios (a), (b) y (f); se hizo un análisis de estos y se extrajo información de la parte metodológica.
Evaluación de calidad
Dada la heterogeneidad presentada por el diseño y la naturaleza de los estudios seleccionados, no fue posible realizar el análisis a partir de la escala estructurada sugerida en el modelo PRISMA (Beneitez et al., 2020). No obstante, se utilizó como base la propuesta de Jarde et al. (2012) para la construcción de la base de datos.
Selección y extracción de datos
Se analizaron los datos metodológicos de interés para el propósito de la revisión sistemática, los cuales se concentraron en el enfoque, diseño y corte que dirigieron los estudios; además de las características muestrales de recolección y análisis de datos, aspectos éticos e instrumentos de violencia.
Plan de análisis
Se utilizó el programa Microsoft© Excel 2018 para elaborar la base de datos que incluyó las características metodológicas y descriptivas del fenómeno encontradas en los estudios, las cuales se organizaron mediante cuatro distintas fases.
Declaración sobre aspectos éticos
Este estudio está sustentado en la Declaración de Helsinki (AMM, 2000), ya que consistió en un trabajo de investigación sin riesgo centrado en el análisis de artículos empíricos. Aunado a ello se tuvo en consideración los derechos de autor de los estudios revisados al citar las fuentes consultadas.
Resultados
En la fase inicial se obtuvieron 292 artículos con las dos cadenas de búsqueda en las seis bases de datos; sin embargo, solo 17 cumplieron los criterios de inclusión y, por tanto, se eligieron para su análisis por medio del proceso de selección. En la tabla 1, se muestra un resumen de los resultados con relación a los datos de identificación y las características de enfoque y diseño encontradas. En este sentido, las investigaciones incluidas se publicaron entre el 2002 y 2018. Cabe resaltar que los autores con mayor presencia son Finneran y Stephenson, con un total de diez aportaciones; todos los estudios se publicaron en el idioma inglés, y de estos, doce se desarrollaron con un enfoque cuantitativo, dos cualitativos y dos mixtos. Todos los artículos presentaron un diseño no experimental; algunos tuvieron más de un alcance, dando como resultado seis descriptivos, cinco exploratorios y doce asociativos; y el único corte que se presentó fue transversal.
Nota: I = inglés, Cn = cuantitativo, Cl = cualitativo, M = mixto, No Exp = no experimental, D = descriptivo, E = exploratorio, A = asociativo, T = transversal.
Muestra
En cuanto a las características muestrales, en la tabla 2 se observa que en la mayoría de los estudios se realizó un muestreo no probabilístico, de los cuales cuatro presentaron un muestreo a propósito; once, incidental y uno, mixto; por otra parte, dos artículos llevaron a cabo muestreo probabilístico. La población estudiada estaba compuesta en su mayoría por hombres gay, siguiendo con bisexuales y finalizando con HSH; dentro de los tamaños de muestra, estos variaron desde 14 hasta 2881 participantes. Asimismo, se encontraron variaciones significativas en cuanto a la franja etaria, siempre mayor a los 18 años.
Recolección y análisis de datos
En la tabla 3 se resume las características del proceso de recolección de datos, de los cuales nueve son de tipo Off-line; ocho, On-line y uno, mixto. En el soporte, es decir, los recursos para recoger o plasmar los datos, en lo Off-line se utilizaron sets de instrumentos, encuestas, entrevistas y grupos focales de discusión; para la recolección de datos On-line se hizo uso de grupos de discusión y encuestas en línea. El lugar donde se realizó la recolección se especificó en quince estudios y el periodo, en catorce. Por su parte, el tipo de datos usados fue primario.
Nota: S/D = sin datos, √ = presente, - = no realizado, x 2 = Chi cuadrada, α = alfa de Cronbach, ANOVA = análisis de varianza, MANOVA = análisis de varianza multivariante.
Los análisis de datos cuantitativos que se realizaron fueron descriptivos e inferenciales de diversa índole, desde correlacionales hasta explicativos; para lo cual, se utilizaron programas como SPSS, en sus versiones 10, 22, 22 y 23; STATA, en sus versiones 11, 12 y 14.1, y SAS versiones 9.3 y 9.4. En el caso de los análisis cualitativos se optó por la codificación y comparación entre transcripciones, la codificación abierta y axial, así como el análisis temático; para estos efectos, se utilizaron los programas NVivo 8 y MAXQDA versión 10.
Aspectos éticos
Los aspectos éticos se encuentran resumidos en la tabla 4. Al respecto, se tomaron en cuenta seis rubros: anonimato, presente en seis artículos; voluntariedad, en nueve artículos; confidencialidad, en dos artículos; consentimiento informado, en diez artículos; comité de ética, en doce artículos y gratificación, presentado por ocho. Cabe resaltar que en su mayoría estos elementos no fueron especificados por los autores.
Instrumentos
Con respecto a las características instrumentales, la violencia se evaluó con instrumentos como The Conflict Tactics Scale (CTS) y The Revised Conflicts Tactics Scale (R-CTS2); también se utilizó el IPV among Gay and Bisexual Men Scale (IPV-GBM) y se usaron bastante los instrumentos ad hoc basados en entrevistas, encuestas, cuestionarios y grupos de discusión adaptados (véase tabla 5).
Discusión y conclusiones
El presente artículo de revisión tuvo como objetivo analizar los principales aspectos descriptivos, metodológicos (tipo, obtención y peculiaridades de la muestra, así como los instrumentos) y procedimentales (aspectos éticos, proceso de selección y análisis de datos) utilizados por las investigaciones internacionales sobre violencia de pareja en hombres gay, bisexuales y HSH realizadas entre el 2000 y 2019.
Dentro de los aspectos descriptivos, la cantidad de investigaciones enfocadas en este problema reflejó un aumento, siendo el pico de publicación el año 2014; asimismo, es preciso señalar que el inglés es el idioma predominante de publicación. Con respecto al enfoque, diseño, alcance y corte de los estudios, pueden observarse dos estudios cualitativos y dos mixtos. De acuerdo con los primeros, sus principales aportaciones fueron exploratorias mediante la descripción del fenómeno y su relación con variables contextuales, sus fortalezas radicaron en su carácter pionero sobre la materia; mientras que en el caso de los estudios mixtos, su principal aportación fue descriptiva sobre factores asociados a la aparición de la violencia; en ambos casos se dio una gran prioridad al análisis cualitativo de los datos. En estas cuatro investigaciones, el diseño fue no experimental, el corte transversal y los alcances en su mayoría descriptivos Sin embargo, el resto de los estudios (trece) optó por el enfoque cuantitativo, no experimental, asociativo y transversal, lo cual implica ciertos beneficios como la posibilidad de obtener un diagnóstico localizado en la muestra y que, a mayores, facilita la reproducibilidad (Cadena-Iñiguez et al., 2017). Además, es conveniente señalar que estas características metodológicas no permiten, por ejemplo, la contextualización y significado de las conductas evaluadas, del mismo modo que no es factible inferir relaciones causales entre las variables ni conocer la evolución del fenómeno a través del tiempo. Es probable que la elección de estas facetas en las investigaciones se debió, precisamente, a la naturaleza del objeto de estudio, ya que no facilita planteamientos experimentales sin considerar numerosas cuestiones éticas; lo que también explicaría la presencia de los alcances exploratorios y descriptivos. Ahora bien la naturaleza transversal de las pesquisas pudo haberse debido a la dificultad de acceso a esta población; entre otras razones, por la estigmatización del fenómeno dentro de la propia comunidad LGBT (Barrientos et al., 2016). Por otra parte, se observó un incremento en el estudio de los aspectos asociados a la violencia, especialmente en el análisis de los factores que contribuyen a su presencia; en ese sentido, destacaron el abuso de sustancias, la discriminación homofóbica, la homofobia internalizada y el diagnóstico de VIH (Craft & Serovich, 2005; Davis et al., 2016; Duncan et al., 2018; Finneran et al., 2012; Finneran & Stephenson, 2014a, 2014b; Greenwood et al., 2002; Oliffe et al., 2014; Semple et al., 2017; Stephenson & Finneran, 2017a; Suárez et al., 2018; Téllez & Walters, 2011; Woodyatt & Stephenson, 2016).
Con respecto a los métodos de recolección de muestra, los artículos analizados utilizaron muestreos no probabilísticos, siendo la mayoría a propósito e incidental desde centros clínicos, eventos públicos y redes sociales. Lo anterior es esperable, pues, aunque la evidencia empírica sugiere que el uso de muestras de conveniencia perpetúa y amplifica el sesgo en las investigaciones (Barrientos et al., 2016), las dificultades han sido numerosas y evidentes en la obtención de muestras representativas en la población LGBT (Murray & Mobley, 2009). En ese sentido, al considerar a este tipo de muestra como una minoría estigmatizada, se carece de un marco muestral que denote su magnitud real (Cárdenas & Yáñez, 2012); además, resalta la presencia de tabús y conductas discriminatorias basadas en estereotipos heteronormativos que disminuyen las posibilidades de accesibilidad a muestras de mayor tamaño (Romero-Méndez et al., 2020). Asimismo, resalta la falta de inclusión de díadas en el estudio de la manifestación de la violencia, quizá por la dificultad de acceso mencionada o por el alto costo para obtener muestras representativas tan solo individuales (Greenwood et al., 2002).
Además, se pudo observar que la gran totalidad de los artículos no hacen alguna diferenciación por edad, identidad sexual y género; lo que sería importante tomar en cuenta tanto en jóvenes HSH como en otras minorías sexuales (Kubicek, 2018), para facilitar la comparación entre características sociales y personales por edad. Esta matización se ha visto reflejada en el desarrollo de investigaciones enfocadas en población de adolescentes, jóvenes o estudiantes LGBT (Edwards & Sylaska, 2013; Kubicek, 2018; Langerderfer-Magruder et al., 2016; Martin-Storey, 2015; Reuter et al., 2017; Stults et al., 2015).
Concerniente a la recolección de datos en las investigaciones, resalta un incremento en el uso de instrumentos on-line en los últimos años; se trata de una tendencia ya pronosticada con anterioridad, pues se ha sugerido que es una forma de muestreo menos invasiva (Barrientos et al., 2016). Si bien se ha señalado que el reclutamiento de HSH por redes sociales ha sido factible para algunos entornos, este también puede ser desfavorable para población que vive en comunidades donde la homosexualidad aún está estigmatizada (Finneran et al., 2012). No obstante, tanto el reclutamiento como la encuesta en línea permiten un mayor alcance de los estudios, la reducción de tiempo y costos, así como el aumento de la posibilidad de una muestra representativa (Baltar & Gorjup, 2012), todo ello sin omitir los retos metodológicos propios de la investigación psicológica on-line (Baena et al., 2010; Emery, 2014; Whitehead, 2007).
Los análisis cuantitativos realizados fueron, principalmente, descriptivos y entre los inferenciales destacaron los de tipo explicativo, como los diversos análisis de regresión implementados; además, desde el enfoque cualitativo, se efectúan, sobre todo, análisis temáticos, codificación y comparación entre transcripciones.
De acuerdo con los aspectos éticos presentados por los artículos, se observó un incremento en la inclusión de consideraciones que podrían tenerse en cuenta como mínimas e imprescindibles, por ejemplo, el anonimato. Sin embargo, es pertinente mencionar que hicieron falta otras cuestiones como la especificación de la voluntariedad de los participantes; tal vez esto se debió a que se dio por sentada dentro del consentimiento informado, un documento que si bien es cierto permite exponer los riesgos de intervención, no refleja necesariamente la toma de decisión razonada y libre de los participantes, lo que debería ser un requerimiento necesario dentro de la voluntariedad (Chávez et al., 2014). Además, a la luz de los artículos revisados, otro elemento que sería conveniente integrar en subsecuentes pesquisas es la confidencialidad, ya que su uso ofrecería mayor seguridad y protección a los participantes, sobre todo a partir del incremento de la investigación on-line, ya que esta modalidad puede interferir en aspectos personales muchas veces no considerados en el consentimiento informado (Richaud, 2007).
Con respecto a la revisión y aprobación ética de la investigación por medio de comités especializados en la materia, es importante resaltar que en los artículos incluidos se observó que durante los primeros años hubo una gran ausencia; sin embargo, se incluyeron en los estudios realizados posteriormente. Se trata de un tópico muchas veces infravalorado, pues sería muy conveniente que los comités de ética valoren las características únicas presentadas por las minorías sexuales, pues se ha señalado que los estereotipos o prejuicios de los miembros del comité pueden llegar a afectar el proceso de revisión de las investigaciones (Tufford et al., 2012), lo que, a juicio de Mustanski y Fisher (2016), podría dificultar su objetivo principal basado en proteger los derechos y el bienestar de los participantes. En ese sentido, al percibirse como una población minoritaria, los aspectos éticos como la validez de la investigación, el consentimiento informado y la confidencialidad deberían considerar los posibles riesgos y beneficios pertenecientes a características propias de esta muestra (Richaud, 2007); la falta de dichas consideraciones específicas posiblemente se deba al reciente reconocimiento de este sesgo en investigaciones con muestra LGB (Tufford et al., 2012).
Por otro lado, la mayoría de las investigaciones no ofrecieron apoyo o acompañamiento en caso de alguna repercusión emocional a excepción de los trabajos de Craft y Serovich (2005), quienes informaron a los participantes sobre los servicios de intervención en crisis disponibles en el área, o el de Oliffe et al. (2014), quienes ofrecieron un servicio de acompañamiento gratuito en caso de ser necesario. Por ello, es de vital importancia que al realizar investigaciones con personas se pueda asegurar la atención inmediata a los posibles riesgos que puedan generarse en los participantes (Miranda-Novales & Villasís-Keever, 2019).
Ahora bien, con respecto a los instrumentos implementados, resaltaron el CTS y el RCTS-2 en sus versiones originales, algo que es consistente con la literatura disponible, pues diversos estudios han resaltado el uso de estos instrumentos para evaluar la prevalencia de la violencia
(Hellmuth et al., 2008; Pantalone et al., 2012). Sin embargo, dada la heterogeneidad conceptual del problema, se presentan algunas complicaciones en los instrumentos empleados, dos de las principales se ven reflejadas en la construcción de instrumentos ad hoc o en la escasez de instrumentos psicométricos validados para población no heterosexual (Murray & Mobley, 2009), ya que hasta la fecha existen escasos instrumentos enfocados en hombres gay y bisexuales, como el IPV-GBM que evalúa la violencia de pareja en cinco dominios: físico y sexual, monitoreo, control, relacionado al VIH y emocional (Stephenson & Finneran, 2013); mientras que, para población hispanohablante, la Escala de Abuso Psicológico Aplicado en la Pareja (EAPA-P) se erigiría como un instrumento válido para evaluar el abuso psicológico en parejas del mismo sexo (Longares et al., 2018).
Asimismo, la mayoría de los instrumentos utilizados están centrados en evaluar solo los tipos de violencia en gran medida estudiados por investigaciones previas en parejas del mismo sexo, como lo son la física, psicológica y sexual (Buller et al., 2014; Longobardi & Badenes-Ribera, 2017), cuando las condiciones actuales requieren la inclusión de otros tipos de violencia como el control o monitoreo, entre otros. En ese orden de ideas, se destaca que no todos los instrumentos tomaron en cuenta la victimización y la perpetración al mismo tiempo, por lo cual solo se conoce una parte del fenómeno a partir de una visión unidireccional de la violencia o de la visión de un miembro de la díada; en ese tenor, sería conveniente explorar otras dinámicas de la violencia -como la bidireccionalidad, reciprocidad o simetría-, así como incluir ambos miembros de la díada.
Dentro de las limitaciones de los estudios revisados, es preciso señalar que en algunos artículos el uso del término HSH incluyó únicamente a hombres gays o bisexuales (Suárez et al., 2018), aunque también se utilizó como referente de hombres que no se identifican con ninguna de estas orientaciones (Duncan et al., 2018); esto es importante, pues puede inducir a confusiones en el uso de los términos, pero también en las interpretaciones derivadas de los datos obtenidos.
Limitaciones
Es sustancial señalar algunas de las principales limitaciones de la presente revisión; en primer lugar, es importante destacar que la elección de las seis bases de datos consultadas, a pesar de ser de calidad, pudo haber reducido la cantidad de estudios obtenidos. Asimismo, la rigurosidad de los criterios de inclusión de los artículos pudo haber sesgado los resultados, puesto que solo se incluyeron estudios publicados en español e inglés y dentro de un periodo de publicación específico, sin olvidar la exclusión de artículos que no especificaron la cantidad de participantes o que el enfoque estuvo tangencialmente en el estudio de la violencia en favor del conjunto de problemas asociados. Aunado a ello, la variabilidad de palabras clave utilizadas por las investigaciones para referirse al fenómeno, tal vez incidió en la exclusión de otros artículos que cumplieran con lo planteado en el objetivo de investigación. Pese a ello, es preciso señalar que esta revisión también cuenta con algunas fortalezas, por ejemplo: ser de las pocas investigaciones en español que hacen un análisis sistemático de investigaciones en población de hombres gay, bisexuales y HSH, así como el desarrollo de una pesquisa que abre la puerta al reconocimiento de la necesidad e importancia del estudio de la problemática de la violencia de pareja en esta población, en un contexto latinoamericano con las implicaciones metodológicas y éticas en aras de aumentar la rigurosidad del proceso de investigación. Es importante recalcar que el presente estudio solo se enfocó en parejas conformadas por hombres, por lo que los resultados no son generalizables en toda la población LGBT+ sumado a las limitaciones propias de las revisiones sistemáticas exploratorias (Fernández-Sánchez et al., 2020).
Implicaciones
En lo que respecta a las implicaciones empíricas, es preciso desarrollar estudios sobre violencia de pareja con muestra conformada por jóvenes, con el fin de comprender la aparición de factores asociados de manera temprana (Kubicek, 2018), como fundamento para investigaciones y acciones sobre prevención e intervención.
En cuanto a las implicaciones metodológicas, se resalta la necesidad de estudios con un enfoque cualitativo que permitan la integración de los contextos en donde se manifiesta el fenómeno (Longobardi & Badenes-Ribera, 2017); además de investigaciones de corte longitudinal para favorecer la posibilidad de detección de la violencia a partir del entendimiento de la interacción de factores de riesgo con el fenómeno (Buller et al., 2014; Finneran & Stephenson, 2013). Asimismo, se sugiere el desarrollo de instrumentación apropiada, confiable y válida para evaluar la violencia en la población LGBT (Murray & Mobley, 2009), que consideren el fenómeno en manifestaciones más allá de la física, sexual y psicológica y que estén validados en contextos distintos al anglohablante.
Por otro lado, se considera conveniente la realización de muestreos y estrategias que favorezcan a la obtención de muestras representativas para garantizar la validez externa en las investigaciones (Murray & Mobley, 2009); así como la mayor integración de muestras conformadas por parejas para favorecer el entendimiento de las interacciones, teniendo una perspectiva más holística del fenómeno (Barrientos et al., 2016).
Dentro de las implicaciones éticas, es importante destacar la necesidad de que los comités de ética centren su atención en las características únicas de la población LGBT+ y en los diversos dominios de riesgo: lo físico, psicológico, social y legal (Tufford et al., 2012). Asimismo, es imprescindible elevar los estándares en el cumplimiento de requerimientos éticos durante el proceso de recolección de datos, cumpliendo así con aspectos mínimos, pero imprescindibles como el consentimiento informado (Chávez et al., 2014), de acuerdo con los principios generales sugeridos por los códigos de ética más aceptados (Asociación Médica Mundial, 2000; American Psychological Association, 2017).
Por último, concerniente a las futuras líneas de investigación, resalta la necesidad de realizar revisiones sistemáticas de estudios hechos con muestra latinoamericana, así como investigaciones que tomen en cuenta otras orientaciones o identidades de género, sobre todo con personas transexuales. Asimismo, es importante la generación de trabajos realizados en violencia de pareja en población joven para entender cómo funciona la violencia a largo plazo y así favorecer la prevención eficaz del fenómeno.