Introducción
Las enfermedades renales se ubican entre las principales causas de mortalidad y deterioro de la salud en la región durante el 2019, figuran como la octava causa de mortalidad y la décima por años de vida perdidos por muerte y alterados por discapacidad, teniendo en la actualidad una de las mayores tasas de crecimiento (1). Asimismo, la insuficiencia renal es una enfermedad de naturaleza crónica que afecta la vida del paciente que la padece, generando alteraciones en el ámbito físico, emocional, social y, por consiguiente, en la calidad de vida. Se han intentado encontrar desde distintos campos, como la psicología de la salud, herramientas adecuadas para la adaptación frente a las nuevas exigencias enfrentadas por los pacientes que padecen esta enfermedad.
En la investigación se explora a los pacientes dializados que reciben un tratamiento alternativo cuando el riñón deja de funcionar, en el cual se utiliza una máquina para purificar su sangre a través de un riñón artificial que funciona como un filtro formado por miles de fibras de celofán, las cuales tienen pequeños orificios microscópicos que permiten que el exceso de agua e impurezas salga de la sangre y pase a la solución dializante cuando la sangre del usuario pasa a través de ellos. Es importante comprender la dificultad del tratamiento para los pacientes que experimentan una importante cantidad de síntomas y requieren su manejo, a los cuales se suma la comorbilidad y los nuevos retos diarios (2). Paralelamente, existe la necesidad de evaluar las condiciones del tratamiento, sabiendo que los factores externos, como equipamiento en centros de atención e involucramiento de profesionales calificados, se deben trabajar conjuntamente, pues son primordiales (3), pero en muchos casos son inadecuados.
A pesar de los distintos avances en terapia de reemplazo renal, la hemodiálisis se mantiene como un tratamiento causante de restricciones en las actividades diarias de los pacientes por del dolor propio de la enfermedad y las complicaciones colaterales (4). Dentro de estas se encuentran distintos efectos, entre los que destacan aquellos de carácter psicológico, como depresión, estrés y desesperación, los cuales pueden ser detonantes del abandono del proceso de tratamiento (5); por lo que es importante la capacidad del paciente para identificar y controlar emociones e impulsos que serían perjudiciales para el tratamiento e incluso podrían llegar a alterarlo (6). Tendiendo en cuenta la importancia de la esperanza como elemento eficaz para enfrentar enfermedades crónicas (7), se hace necesario fortalecer la mayor cantidad de estrategias de afrontamiento a la enfermedad, siendo importante la inteligencia emocional para la adecuada gestión de emociones.
La falta de control emocional se vincula con la presentación de una serie de reacciones no adaptativas, generando la progresiva disminución de bienestar en los pacientes. En esta dinámica se identifica como elemento importante la calidad de vida, que incorpora lo individual y colectivo, lo que implica elementos psicológicos y fisiológicos, así como sociales y medio ambientales (8, 9), los que, bajo perspectivas objetivas y subjetivas, se articulan con la satisfacción hacia la vida (10). Entre los cuales se encuentra fuertemente relacionada la presencia de morbilidad (11), así como los tratamientos de pacientes con enfermedades crónicas.
Por lo mencionado anteriormente, después de analizar la compleja condición de pacientes con insuficiencia renal crónica que están inmersos en terapias sustitutivas de un hospital de la ciudad del Cusco, se encuentra la necesidad de identificar diagnósticos que puedan aportar mayor información para enfrentar su tratamiento y, desde una perspectiva psicológica, conocer la relación de variables que garanticen acciones de mejora y bienestar íntegros de los pacientes y su círculo de vinculación social. Por cuanto se establece como objetivo del estudio determinar la asociación entre los niveles de inteligencia emocional y los niveles de la calidad de vida en pacientes con insuficiencia renal crónica en hemodiálisis de un hospital de la ciudad del Cusco.
Método
La investigación es de nivel básico, sigue un alcance correlacional y un diseño no experimental-transversal (12), se trabajó con la totalidad de pacientes diagnosticados con insuficiencia renal crónica que asistían a hemodiálisis en el Hospital Adolfo Guevara Velasco de la ciudad del Cusco, durante los meses de enero a junio de 2018. Se agrupó a la población en un total de 96 pacientes: 45 varones y 51 mujeres con insuficiencia renal crónica terminal, la cual es una población finita, por lo tanto los datos fueron tomados censalmente.
Los instrumentos utilizados fueron la adaptación peruana del inventario emocional BarOn, que refleja una consistencia interna adecuada, con la presencia de un coeficiente de alfa de Cronbach de 0.91 a nivel nacional y a nivel local .094; en tal sentido, la aplicación del instrumento es confiable y válida. En cuanto al cuestionario KDQOL SF-36 para la calidad de vida, se presenta un alfa de Cronbach de 0.92, que lo ubica con una validez y confiabilidad por encima del estándar aceptado, teniendo una adecuada consistencia interna. Como se puede evidenciar, ambos instrumentos psicométricos cuentan con cualidades de validez y confiabilidad que los hacen aplicables en la evaluación de la población de estudio.
Los datos de identificación de los pacientes fueron obtenidos de las fichas de registro utilizadas, previo consentimiento informado de los evaluados, junto a los datos recolectados en las pruebas empleadas, los cuales fueron trabajados en Microsoft Excel. Posteriormente, para el análisis de datos descriptivos e inferenciales se empleó el IBM SPSS Statistics 25,a para analizar las variables en frecuencias y porcentajes, además de asociaciones tau-b de Kendall, chi cuadrado y d de Somers.
Resultados
Los resultados de la investigación permiten aceptar la hipótesis general planteada y afriman que existe una asociación directa entre la inteligencia emocional y la calidad de vida en pacientes con insuficiencia renal crónica en hemodiálisis del hospital evaluado, hallándose, mediante la prueba de chi cuadrado, un valor de p < 0,05. El estadístico tau-b de Kendall explica la dirección positiva de la relación e intensidad moderada de la asociación. Mientras que el estadístico d de Somers ratifica que la inteligencia emocional en general mejora la calidad de vida de los pacientes en una intensidad media (tabla 1).
Los resultados permiten paralelamente afirmar las hipótesis específicas de relación entre la calidad de vida y los componentes de la inteligencia emocional, que son los siguientes: intrapersonal, interpersonal, adaptabilidad, manejo de estrés y estado de ánimo en general. Sin embargo, dicha asociación varía en intensidad de acuerdo a las medidas estadísticas tau-b de Kendall y d de Somers, siendo las más fuertes aquellas halladas para los componentes intrapersonal e interpersonal, permitiendo que dicho procedimiento dé una mayor consistencia a la investigación, como se puede evidenciar en las tablas 2 a la 6.
Finalmente, se muestran, en las tablas 7 y 8, los resultados descriptivos para las variables inteligencia emocional y calidad de vida, respectivamente. En estas podemos observar que los niveles de inteligencia emocional se presentan en tres categorías: promedio, bajo y muy bajo; en la categoría bajo se agrupa el mayor número de pacientes; mientras la calidad de vida se encuentra en las categorías media y alta, encontrándose en la categoría alta una mayor cantidad de evaluados.
Discusión y conclusiones
Los resultados encontrados en el estudio coinciden con los hallados por Martínez y Ruiz (13), quienes encontraron un importante grupo de personas con percepción moderada de la calidad de vida al evaluar pacientes con hemodiálisis. Es interesante considerar que la calidad de vida en el estudio mencionado se relaciona de manera estrecha y lineal con el bienestar psicológico. Este resultado es semejante a la relación con la inteligencia emocional identificada, lo que permite entender la complejidad en el estudio de la calidad de vida al ser un concepto multidimensional que afecta a la salud física y al estado psicológico de la persona (14), lo cual evidencia la importancia de la psicología de la salud y, específicamente, de las emociones en el proceso de adaptación de los pacientes crónicos al tratamiento. Por otro lado, la fuerza de asociación entre las variables en el estudio se evidencia en la relación significativa entre los niveles de la calidad de vida y los componentes intrapersonal, interpersonal, adaptabilidad, manejo del estrés y estado de ánimo en general de la inteligencia emocional (p < 0,05).
Los niveles de inteligencia emocional de los pacientes con insuficiencia renal crónica en hemodiálisis se ven reflejados en promedios bajo y muy bajo, siendo predominante el nivel bajo; dichos resultados muestran el impacto negativo de la condición crónica sobre el factor emocional de los pacientes. Distintos estudios, como el de Macías, Gutiérrez, Carmona y Crespillo (15) exponen la relación entre la inteligencia emocional y la calidad de vida o bienestar; sin embargo, dichos estudios toman aún mayor importancia en condiciones clínicas particulares, como la estudiada, pues debe atenderse la relación entre dichas variables y otras de orden emocional a fin de garantizar el bienestar integral de pacientes con insuficiencia renal crónica en hemodiálisis.
Se pudo identificar que los niveles de calidad de vida de los pacientes estudiados se presenta en dos niveles: media calidad de vida y alta calidad. De acuerdo al concepto entregado por la OMS, se encontraría una percepción tendiente a la satisfactoria del paciente sobre su posición en la vida dentro de su contexto cultural, conformidad con su sistema de valores y metas planteadas, expectativas, normas y preocupaciones.